miércoles, 13 de febrero de 2013

ROBERTO VI



- Cbt, ¿sabías, no? – le dijo Lucas de la forma mas natural.
- Lo sabía, a mi también me molan esas locuras.
De la manera más natural ajustó una de las correillas claveteada entorno a la base de los testículos de Roberto y apretó con fuerza la presa de forma que los testículos de Roberto quedaron igualmente confinados sin posibilidad de deslizamiento dentro de las bolsas y entonces sucedió lo inimaginable. Lucas tomó los testículos de Roberto por el pediculo que los unía al pene y con la otra mano comenzó a golpearlos al principio de forma suave pero acelerando la intensidad del castigo a medida que pasaba el tiempo.
- Te duele, ¿verdad? Le preguntaba en voz baja Lucas
- Si, me duele un poco, pero me gusta, es una sensación distinta – Roberto estaba en un estado de lujuria total – golpea un poco más fuerte, me da más placer que dolor, o es más dolor, no lo sé pero deseo que me des más fuerte.
Lucas golpeó más fuerte y Roberto empezó a gemir de dolor pero animando a no dejarlo a su amigo y llego un punto en que Lucas cesó en su faena.
- ¿Porqué has parado?
- Porque ibas a correrte ya, y no me interesa aún que lo hagas.
El pene de Roberto destilaba esmegma que Lucas recogía con los dedos y se lo daba en la boca a su dueño, para luego compartirlo en beso.
- Siento dolor ahora en los testículos, pero es placentero.
- Ese dolor te va a ayudar ahora mismo, ya lo verás – le contestó Lucas – levanta las piernas.
Roberto dudó en hacerlo o no, porque sabía que venía a continuación. Le habían sodomizado con dildos grandes, pero una lata de cerveza, le parecía excesivo. Lucas de un golpe certero en los testículos le hizo saber que no iba a admitir negativas. Roberto levantó las piernas y Lucas depositó vaselina con sus dedos dentro y fuera luego sin avisarle de lo que iba a hacer le apuntó su pene al ano y de la misma manera que él por la tarde había hecho con su hermana lo hizo Lucas con él. Sintió como irrumpía el pene con argolla y todo en su ano y sintió dolor que se confundió con el que sentía en los testículos que ya Lucas volvía a golpear con fuerza. Roberto cerró los ojos y supo que era disfrutar y mientras se deleitaba con los embates en su culo creyó oír que la puerta de la casa se abría pero no quiso romper el hechizo del momento. Abrió los ojos cuando sintió como algo cálido y húmedo le rozaba los labios. No pudo ni oponerse ni sorprenderse. Corina le tenía puesto su sexo sobre la boca. El sonido de la puerta había sido real, el de Corina entrando en la casa subrepticiamente y con toda seguridad compinchada con su hermano. Aquello fue el cielo, Lucas haciéndole gozar el ano y Corina haciéndole gozar la boca, mientras los dos hermanitos se besaban. Roberto notó que Corina empezaba a correrse porque se restregaba contra su boca con una cadencia más rápida y que Lucas iba a hacer lo mismo por la misma razón. Cuando Corina empezó a jadear por el orgasmo, Lucas se dejó llevar del suyo y lo tuvieron al tiempo, pero mientras Lucas terminó con su abundante eyaculación Corina no cesaba, más y más hasta que Lucas se salió de Roberto y como una posesa Corina se lanzó al ano de Roberto mientras su hermano la sodomizaba ahora a ella con su pene anillado. La chica chupaba y chupaba, el semen que destilaba el ano de Roberto mientras su hermano le arremetía con las fuerzas que le quedaban. Cuando ya no pudo más Corina se incorporó e intercambió el semen de su hermano mas los restos de heces de Roberto que salían con el semen con el mismo y luego los dos con Roberto que aún sin haber alcanzado su orgasmo necesitaba cualquier cosa, por muy depravada que fuese que le ofertase placer.
Cuando terminaron Lucas miró divertido a Corina.
- ¿Has gozado viendo como me lo follaba?
- Ha gozado más él me da la impresión. ¿Le hacemos gozar aún más?
Lucas tomo de entre las cosas que había bajado del cuarto una especie de varilla de acero de unos tres milímetros de diámetro y unos quince centímetros de largo. Roberto vio con espanto como Lucas le embadurnaba la punta del pene con la vaselina casi liquida sosteniéndole el pene durísimo erguido, luego Corina comenzaba a introducirle la sonda por el pene. Roberto sintió un calambre desagradable al principio pero Lucas volvió a golpear los testículos lo que provocó una erección más severa mientras sentía como la chica con movimientos rotatorios introducía más y más la sonda dentro de su pene, hasta que se sintió la varilla metálica cerca del ano y se echó la mano al culo, se metió el dedo y notó algo duro por dentro, mientras Corina seguía hundiendo la varilla más y más hasta que desapareció dentro de su glande. En ese momento los dos hermanos se dedicaron a lamer el capullo de su amigo y novio haciendo de la lamida un beso entre ellos, mientras Lucas no cesaba de golpear rítmicamente los testículos, hasta que Roberto sintió que no podía más y chilló de placer, la sonda apareció por el meato urinario y Corina la sacó rápidamente y el semen empezó a emerger; entre los dos hermanos no dejaron que se perdiese ni una gota que una vez más compartieron con Roberto en un beso a tres prolongado y sensual.
- Roberto – le dijo Corina – no pensarás, ni por lo más remoto, que esto se ha terminado, ahora empieza.
- Corina tiene razón – afirmó con su amplia sonrisa Lucas – las cervezas esperan y la noche va a ser eterna.
- Estoy muerto – contestó jadeante Roberto.
- A mi me gustan las pollas de los muertos, sobre todo si son tan duras como la suya – le dijo Lucas a su hermana – ¿y a ti? Y antes de que Roberto pudiera negarse ya estaban los dos hermanos aplicados con sus lenguas a acariciar su pene que a pesar de haber donado a los hermanos su semen en abundancia no podía dejar de estar duro como el corindón.
De repente Roberto emitió un grito agudo; un calambre desagradable y doloroso le recorrió el pene desde el ano hasta la misma punta del glande, pero sin que eso rebajase un ápice su dureza. El pene se resistía a seguir tieso pero la estimulación era de tal calibre que no podía dejar de estarlo y se le quejaba provocándole calambres donde deberían existir eyaculaciones, porque ya no quedaba semen que eyacular y hacerlo en seco era doloroso y nada placentero, aunque si excitante.
- Necesita algo de estimulación – le comentó con una sonrisa malévola Corina a su hermano.
- Sin problemas – aseveró el muchacho, que de un salto ágil se puso de pie y empezó a rebuscar en su caja que bajo de su habitación hasta dar con un artilugio compuesto de una sonda metálica larga, que Roberto ya sabía cual iba a ser su ubicación, conectada por unos cables a una caja con dos ruedas a modo de reóstatos y otra sonda, también conectada a la caja, esta vez muy gruesa y corta que no hacia falta ser muy despierto para saber que era para aplicarla en el mismo ano.
Roberto vio como Corina se aplicaba a introducirle la sonda por el pene temiéndose lo peor mientras Lucas le lubricaba con saliva el ano y le introducía el dildo conectado al cable por el ano. El tamaño del dildo y la forma estaban pensados para reposar y comprimir la próstata del usuario, mientras que desde la uretra la sonda llegaba al mismo sitio pero desde el pene.
- Ahora se te van a acabar todos tus problemas, precioso – le dijo al oído Corina luego de mordisquearle la oreja y hacer enloquecer de deseo de placer a Roberto.
Entonces Lucas empezó a girar los mandos de la caja, muy despacio y Roberto a sentir un cosquilleo que le surgía de dentro del ano y le ascendía por el pene estallándole en la misma punta provocándole la sensación agridulce del que es perforado por infinitas agujas finísimas. A medida que Lucas aumentaba la potencia de la electricidad y que Corina sentía en su lengua el cosquilleo del calambre al estar lamiendo el pene de Roberto, éste fue notando como un orgasmo brutal se abría paso entre sus entrañas. No podía dominar aquel placer brutal y doloroso que se le venía y sintió como el semen empezaba a surgir de sus adentros sin importarle que estuviese con la sonda puesta y a resbalarle por el fuste del pene. Rápidamente los dos hermanos se aplicaron a lamerle el fluido opalino sin dejar que se perdiese ni una gota y Roberto a respirar cada vez con más celeridad pidiendo a gritos que cesase aquel placer que le estaba matando y fue entonces cuando Lucas llevó hasta el máximo las ruedas de la caja y Roberto sintió que se deshacía en mil pedazos, porque desde dentro de su recto hasta la punta de su pene el calambre era tan poderoso que le hizo arquearse como si estuviese en la fase terminal de un tétanos, pero el semen no cesaba de fluir de su pene de pedernal y los hermanos de beber el fluido, hasta que de repente Roberto se desplomó desmayado en medio de un grito de dolor inexplicable.
Corina y Lucas se levantaron algo desilusionados de que la fiesta se hubiese terminado y fue Corina la que sujetando con fuerza los testículos de su hermano como solo ella sabía que era capaz de darle placer y obligarle a hacer lo que ella quisiera le miró con expresión de contrariedad.
- ¡Por favor hermanito!, míralo bien, es el momento oportuno.
- ¡Que mala eres!, sabes que cogiéndome los huevos de esa manera no soy capaz de negarte nada – se la quedo mirando con una sonrisilla de complacencia – lo haré por ti.
Sin quitarle la sonda del pene, dieron la vuelta al cuerpo desmadejado de Roberto y Corina le sacó el dildo del culo, detrás del cual salió una buena cantidad de heces.
- Mmmmm – exclamo Corina – va a ser tremendo. Anda – animó a su hermano - que se que a ti también te pone.
Efectivamente el pene de Lucas estaba a reventar y sin  mediar más palabras le apuntó el pene al ano lleno de mierda y se lo hundió hasta dentro, quedándose muy quieto.
- Muévete dentro de él, pero no le regales tu semen, ese es mío – le urgía Corina lamiéndole desde la nuca hasta las nalgas.
- Si me muevo le echo el polvo dentro hermanita, espera que se me baje el ímpetu un poco…
Y diciendo esto se salió de Roberto, que en ese instante despertaba como el que lo hace de una pesadilla a punto de ver como Lucas le introducía el pene lleno de sus propias heces en la boca de Corina que de forma glotona y avariciosa se aplicaba a chupar hasta extraer la ultima gota de semen de su hermano y de su propia mierda.
- ¿Qué ha pasado? Preguntó Roberto sujetándose la cabeza del dolor que se le acababa de levantar.
- Que seguimos gozando - le contestó entre espasmos de placer Lucas. Aquí la cerda de Corina comiéndome la polla con tu mierda que le enloquece y tu con la sonda aún puesta en el pene después de haberte corrido sin parar durante minutos y minutos hasta desmayarte.
En ese instante se percató Roberto de la sonda y se la retiró, lo que produjo un placer muy fino he hizo que el pene volviese a obtener cierta consistencia.
- Bueno, esto no me lo puedo creer – dijo Roberto - ¿Cómo es posible que esté otra vez de esta manera?
Y antes de darse cuenta tenía a Corina a horcajadas sobre él enfrentando su ano a su capullo que al contacto caliente del orificio termino de ponerse duro y se clavó con evidente placer por parte de Corina. Entonces fue Corina la que acercó su boca aun con restos de las heces suyas y el semen de Lucas y le estampó un beso profundo a Roberto que lejos de disgustarse le sirvió para volver a eyacular dentro del culo de la chica.
- El sabor a mierda de tu boca mezclado con el del semen de Lucas me hace perder la cabeza del todo, nunca me había puesto tan fuera de mi tanto, el sabor a mierda.
 Cuando quedó completamente derrengado fue Lucas el que reclamó su parte, la chica se salio de Roberto y le aplicó el ano a la boca de su hermano que terminó de consumir el semen de Roberto. Finalmente de forma dulce y suave llevó sus labios hasta los de Roberto y le besó largamente. Luego los tres quedaron tendidos y se sumieron en un reparador sueño.
A Roberto le despertó de un respingo una sensación que no supo definir si era fría o caliente en los testículos. Resultó ser el contacto de un vaso de coca-cola helado buscando refugio en su entrepierna por obra y sobre todo gracia de Lucas.
- No follas mal, no señor – estaba desnudo, con su cuerpo magníficamente bronceado y definido por el ejercicio, con su pene colgando largo pero sin consistencia entre dos bolas perfectamente afeitadas.
Roberto pensó que era perfecto y sintió la punzada de la erección, pero se pudo controlar, ya había tenido suficiente con la maratón que experimentó hacia pocas horas.
- Aún falta algo – le susurro al oído Lucas.
- ¿Algo?, que más podemos hacer ya que no hayamos hecho
- Por lo que se ve – le dijo a Roberto mirando traviesamente a Corina – se te ha olvidado la lata de cerveza, y esa te va a entrar a ti por el culo esta misma noche.
Al tiempo Lucas exhibía una lata de medio litro de Bud.
Roberto se quedó mirando a la lata, se sintió el culo lleno de mierda seca ya y el pene fláccido y sobreexcitado. ¡No, más no! – pensó hastiado ya de sexo - pero sin embargo no iba a consentir que se pensasen que era un estrecho y recogió el guante.
- Por supuesto, adelante – y se colocó de espaldas con las piernas bien abiertas exponiendo el culo.
Primero fue Corina la que se lanzó a intentar penetrar con su lengua el ojete de Roberto y a limpiarle los restos de heces y luego Lucas acompañó a su hermana en el trabajo. Posteriormente embadurnó con la vaselina el ano de Roberto y comenzó a trabajar el esfínter hasta que no sin dificultad consiguió hacer entrar el bote dentro. El pene de Roberto volvía a destilar esmegma y Corina que había subido a la habitación de su hermano bajaba con una cámara de video.
- Esto hay que inmortalizarlo – y se dedico a filmar como su hermano hacia entrar y salir, ya sin dificultad alguna la lata en el culo de Roberto.
Entonces fue cuando a Roberto se le escapó.
- Y pensar que lo mío con mi padre creía yo que era una degeneración.
- ¿Qué? – soltaron a dúo los hermanos, sin dar crédito.
El resto de la noche Roberto lo dedicó a referir la historia de los devaneos de su padre con la famosa Brunilda que resulto ser famoso en lugar de famosa y finalmente y como sus amigos con él entablaron la complicada relación sexual que mantenían y la forma en que con ellos y él mismo se lo montaron con su padre aquellos días en Cádiz. Ni que decir tiene que el relato de aquellos acontecimientos supuso efusiones sexuales entre los tres haciéndose cargo e imaginando las escabrosidades que Roberto relataba.
Despuntaba el alba cuando Corina para no escandalizar al Campus se escabulló de la fraternidad camino de su residencia y Lucas y Roberto subieron a su habitación a descansar algo antes de emprender su jornada rutinaria de alumnos de Universidad.




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