martes, 8 de diciembre de 2020

TIO IGNACIO (3)

 

- !Eres gay, cabrón de Ignacio! por muy tío que seas mío - hizo una pausa con la respiración agitada, se sujetó su pene aún de buen tamaño y medio llorando continuó - y ahora yo también soy gay. Me he corrido en el culo de un tío, por muchas tetas que tenga, pero tiene más rabo que yo.
Tío Ignacio, parecía no dar importancia a lo que estaba sucediendo. Seguía en sus trece de que sexo es sexo y que daba igual, que todo estaba en la cabeza.
- Cuando viste a Violeta en el pub te la habrías follado allí mismo. La mamada que tanto disfrutaste la recuerdas ahora desagradable porque sabes que los labios y la lengua eran de un tío tuneado, o el placer sigue estando ahí.
A medida que hablaba se iba acercando a la posición de su sobrino. Los dos seguían desnudos y a los dos les goteaba aún su cola. Violeta observaba con curiosidad condescendiente y se disponía a preparar copas mientras susurraba para si, que les iban a hacer falta.
Ignacio quedó a escasos centímetros de su sobrino que aún tenía cara de angustia. El tío abrió los brazos para consolar a su sobrino y se fundieron en un abrazo. Ignacio, sabía perfectamente que más que consolar entraba en la segunda fase de la seducción. Aún estaban fundidos en el abrazo cuando llegó Violeta con dos vasos de tequila.
- Venga, tomar algo y tu nene, espabila que esto de hoy es de lo más inocente que te vas a encontrar
Se tomó el vaso de un trago y pidió a Violeta otro. El tío le ofreció el suyo que volvió a trasegar de un golpe.
Violeta entonces se agachó, cogió los penes de ambos hombres y se los metió con destreza de años en la boca. Ignacio no deshizo el abrazo a su sobrino y comenzó a besarle en la mejilla y desplazándose imperceptiblemente hacia la comisura de sus labios, mientras Violeta seguía con una felación profunda del sobrino nada más que recuperaba ya su juvenil brío. Poco a poco las tablas del tío en los menesteres del sexo fue pulsando el grado de excitación de su sobrino hasta dar el salto y rozar los labios. El sobrino cerca del orgasmo se entregó y se dejó besar por su tío que descaradamente ya utilizó su lengua. Tío y sobrino enzarzados en un tórrido beso aceleró el orgasmo provocado por la felación y Violeta, consumado éste tomó parte en el beso entre los hombres, empezando a fluir el semen entre las tres bocas. Y entonces el sobrino, vuelto a enardecer buscó el pene de su tío junto al suyo, lo palpó, sopesó y notó como crecía. Sin ningún reparo se dejó caer de rodillas.
- No tienes porque hacerlo Guillermo
- Quiero hacerlo, Ignacio. Si voy a ser maricón lo seré con todas las consecuencias.
El chico, se metió la verga del tío en la boca y comenzó a moverse como le habían hecho a él y a pasar la lengua por el frenillo. El tío avisó a su sobrino que se iba a correr para que se retirase, pero él continuó hasta recibir el semen del tío, luego se levantó, pidió a su tío que abrirse la boca y le escupió su corrida dentro. Luego, se dejó caer en el suelo todo lo largo que era.
Violeta, se quitó el body ajustado que llevaba y se tumbó a su lado, acariciándole. Le tomó su mano y la llevó a sus genitales.
- Si, es mi polla y mis huevos. Pero quería tener tetas y me gusta vestir de mujer. Después de tener mi hijo con la mujer con la que me casé, muy joven, para acallar el bicho que llevaba dentro que me decía que los hombres eran lo mío, decidí que para tener muchos hombres solo hace falta ser mujer, con polla. Todos los tíos somos bisexuales, pero tenemos que montarnos teatrillos para tragarlo. ¿Cuántas veces te has acariciado el ano mientras te masturbas? Todos deseamos meter y que nos metan. Pero todos están confabulados para decirte que que te metan es malo, meter es bueno - al tiempo Violeta estimulaba el ano de Guillermo con los dedos lubricados. Iba del ano a las bolsas, masajeando e insinuando los dedos en el ano - ésto te molesta o te produce placer, se sincero.
- La verdad es que me gusta - dijo a regañadientes.
- ¿Quieres ver cómo es mi ano? Me han metido cosas muy gordas, y no pasa nada.
Violeta le dijo a Guillermo que se lo mirase para que viese cómo queda un ano bien trabajado. Ignacio se agachó sobre la cabeza de su sobrino y le sorprendió lo que vio. El ano era alargado y los bordes eran como labios de una boca. Tendría unos cuatro centímetros de eje. Para sorpresa de Guillermo, Violeta alargó la cabeza y besó el ano de su amigo.
- ¿No te da asco? se escandalizó el chico.
Su tío Ignacio le explicó que el besado y lamido del ano previo a la penetración, es de las cosas más agradables.
- Ya metidos en este barullo, ¿quieres que te lo hagamos a ti? Nadie te va a penetrar después si tú no quieres.
Guillermo no hizo ningún comentario. Se quedó mirando fijamente a su tío y empezó a levantar las piernas para exponer el ano.
- Házmelo tu tío y luego pásame tu capullo por ahí a ver qué se siente. Si quieres puedes intentarlo, y si me duele, se acabó. Con saber que ya puedo hacer mamadas tengo suficiente por hoy para encima no poder sentarme en una temporada.
Ignacio comenzó a lamer el ano del sobrino insinuando la punta de la lengua en el ano. Guillermo preguntaba que iba haciendo y Violeta le decía que la lengua de su tío estaba entrando en su cuerpo.
- Tío, ¿puedes intentar metérmela muy despacio?
- Si tú quieres, lo haré y en el momento que quieras que lo deje, me retiraré.
Ignacio miró a Violeta y le hizo una imperceptible seña.
- Voy a lubricarte un poco para más facilidad.
Violeta entregó un tubo grande a Ignacio en cuya leyenda se leía CON ANESTESICO.
Ignacio después de lubricar con aquel lub anestésico sin prisas el ano de Guillermo hasta dejarlo inerte, comenzó a penetrarle. Cuando estaba completamente dentro le dijo a su sobrino que se llevase la mano para que comprobase hasta donde había llegado. Guillermo sonrió al comprobarlo y entonces Ignacio entre las piernas levantadas de su sobrino se le acercó a la cara, le besó en los labios y le pasó su mano por la nuca, y de inmediato Guillermo regreso a sus diez años y comprendió que ésta sodomización de su tío la deseaba desde entonces pero él no lo entendía. 
- Follame, tío - susurró al oído a su tío - lo he deseado siempre y no sabía que me pasaba. He gozado chupando tela. Ahora comprendo porque me empalmaba cuando me abrazabas. Sigue follandome, creo que me voy a correr otra vez. Quiero que Violeta me de su polla en la boca, lo deseo.
Pero no dio tiempo, Ignacio se corrió de inmediato y su sobrino casi al tiempo. Así, sin sacarla permanecieron un rato, abrazados y besándose.
De camino de vuelta a casa, Guillermo detuvo a su tío, le besó largamente y le dio las gracias.
- Ahora ya lo sabes, tío, cuando quieras, mi cuerpo es tuyo.

martes, 24 de noviembre de 2020

TIO IGNACIO (2)

 

El hombre que se apartaba para que pasasemos no traslucía ninguna emoción, serio, en su papel. Aspecto de acabar contigo con un solo gesto. Unicamente un "cuidado con los escalones". En efecto. La luz era mortecina y al fondo de la escalera que se perdía en las entrañas de la tierra se veian, se adivinaban mas bien destellos de color. A medida que descendiamos el ambiente se iba espesando. Humedad, tabaco y sudor agrio eran los olores predominantes. La impresión es que hacia niebla y la gente era ajena a la aglomeración. En una esquina nada más desembarcar de la escalera habia una pareja besandose de una manera feroz, pero lo sorprendente es que eran dos hombres y nadie parecía estar sorprendido. Se lo hice notar a mi tío y él con naturalidad me contestó aquello de Tiberio: "son precisos los dos para mantenerse sano" Luego me puso su mano sobre mi hombro y me llevó hasta un velador en una esquina, donde una mujer verdaderamente extraordinaria hacia señas a Ignacio para que fuesemos alli.
Nos sentamos y la mujer de hermosos pechos y caderas sugerentes me obsequió con un beso en la comisura de los labios dado con tanta sensualidad que hizo reaccionar a mi cuerpo como se podría esperar de mis dieciocho años. No fue ello ajeno a la mujer que casi acariciandome con sus pestañas me penetró los ojos con los suyos mientras con mucha suavidad me acariciaba la entrepierna. Luego levantó la vista hacia Ignacio y le preguntó quien era el petit choux de nata que le habia llevado.
- Es mi sobrino preferido Violeta y espero que le inicies en los misterios de Eros..., o Safo, tu verás.
- Muy bien, sinvergüenza. Despues de las presentaciones y de diez años sin dar señales de vida, quizá, un poquito de explicaciones...
- Violeta...
- ¿Violeta? Tu sabes el respingo que di cuando escuché tu voz al cabo de una vida y encima que estabas aquí.
- Te veo muy bien - mi tío se colgó esa media sonrisa que sabía que contra ella nadie tenía defensa - ¿te has puesto pecho. Te operaste?
- Si, me puse una 115 y no, no me operé. Me dió miedo, y al fin y al cabo los que me piden coño, lo tienen y los que no..., como siempre.
- Venga, vamos a sentarnos, Violeta, el chico tiene aún mucho que aprender..., y disfrutar de todo.
Me quedé mirando al tío interrogativo, confundido. Aquella mujer despampanante, enfada por lo que parece fue un abandono de novia. La conversación fue en si, rara.  Todo se estaba desarrollando de una forma inusual. Aquel local era un sotano, iluminado y decorado para lo que estaba pensado, pero no dejaba de ser un espacio muy irregular con muchos recovecos, y sin una barra donde poder consumir , por lo menos al alcance de mi vista no estaba. Después me dijo tío Ignacio que debajo del velador habia un pulsador para que una camarera se acercase a recoger la comanda. Efectivamente no habia barra donde poder apalancarse, habia que  sentarse para poder tomar algo y las mesas solian estar ocupadas por mujeres de quitar el aliento, a las que era preceptivo invitar.
Violeta me acariciaba mientras hablaba con Ignacio y éste me animaba a que comprobase la textura, lisura y firmeza de los pechos. Yo me estaba ya poniendo fuera de mi. Cuando  ella con una maestría digna de un prestidigitador consiguió sacar mi virilidad enhiesta y destilante de su guarida y perdí la cabeza, tanto que pregunté a mi tío si podríamos ir a otro sitio. Mi tío muy pausadamente me contestó que para los aperitivos en cualquier fiesta no hace falta moverse y esta era mi celebración de mayoria de edad.
- Anda Violeta dale un canapé a mi sobrino.
Violeta con gran agilidad se puso de rodillas bajo el velador y comenzó la felación. Intenté acceder a su sexo pero me sujetó la mano y mi tío me dijo que el plato principal después de los entrantes.
No tardó mucho en hacer que yo satisfaciese mis impulsos. En el momento culmen mi tío me cogió la mano, se acercó a mi oido y me susurro: "disfruta Ignacio, eres un hombre" y el orgasmo se precipitó en todo su esplendor. Cerré los ojos, me mareé pero la mano de mi tío me permitió mantener la calma. Ni una gota de semen se escapó de la boca de Violeta. Cuando se levantó y volvio a quedar sentada a mi lado se hizo lenguas del buen sabor que tenía mi esencia y me estampó un beso con el que además del sabor a carmín adiviné cual era ese otro sabor que con su lengua me trasmitia. Ni me repugnó ni me escandalizó, me excitó aún más. Intenté meter mi mano en su entrepierna y me la volvió a sujetar mirandome con una sonrisa que me pareció profesional. El tío Ignacio me instó a que fuera paciente y disfrutase de la lentitud del galanteo.
- Violeta, esta noche, es para ti. Y eso es toda la noche. Tenemos tiempo y tu por tu edad, aguante, ganas y fuerza. Queda lo mejor de la noche.
Salvo que no me dejaba acceder a su  clitoris, que yo ya soñaba con poder mordisquear, Violeta continuó dandonos placer a mi tío y a mi. A mi tío le hizo otra felación solo que finalmemte compartieron su semen en un beso final. Me quede sorprendidisimo y le pregunté al tío si había sucedido lo que yo creía que había sucedido y me contestó sacando la lengua y relamiendose como un gato.
- Disfruta, sobrino. De sexo, sabes, que se goza con él, pero hay diferentes maneras. Ya iremos enseñandotelas y tu irás aprendiendo a disfrutarlas. Violeta también te besó a ti después, que hubiese tragado, antes o después es algo que solo va en la necesidad un goce mas elaborado o mas intenso o mas cerebral. Yo supuse que ella habia tragado para que el choque de prejuicios no te sacudiese, pero ¿y si no hubiese tragado, te habría arruinado la noche y tu goce, o lo habia prolongado? Disfruta del sexo. Es solo sexo y es muy placentero, recuerdalo. 
Volvimos a pedir bebidas, ibamos por la cuarta consumición y yo empezaba a perder la verguenza. Sin ningún recato eché mano al sexo de Violeta, pero fue mi tío quien me sujetó con bastante violencia diciendome que era su turno, y ni corto ni perezoso se metió debajo de la mesa y sumergió la cabeza en la entrepierna de Violeta que inmediatamente empezó a navegar por el cosmos. De pronto tío Ignacio dejó de serlo. En mi mente se difuminó el ser entrañable, inmaculado, divertido e inocente como un angel en el que la vida era lúdica en si y nada tenía importancia suficiente para perder un minuto de vida gozando y emergió en su lugar un extraño de carne y hueso para el que disfrutar lo era a cualquier precio. Se me presentó a modo de un Jano diferente su cara egoista, individualista y diablesca. No era tan ángel desprovisto de defectos. Me escandalizó que se bajase al pilón de Violeta. 
Cuando ésta terminó de experimentar todo su placer, Ignacio salió de debajo de la mesa, limpiandose la boca y haciendose lenguas de las texturas del sexo de Violeta.
En ese momento Violeta le dijo a mi tio que bien podriamos acabar la fiesta en su casa, así, un poquito mas distendidos y ligeritos de ropa. Me preguntó que qué me parecía poder jugar sin tanto encorsetamiento y ya me vi penetrando profundamente a Violeta y curiosamente, no se como, en la imagen se coló tío Ignacio empalando por detrás a la chica. El tío se puso en pie y con un "Vamos" al tiempo que pulsaba el botón de la mesa nos dispusimos a salir.
El piso de Violeta no estaba lejos y no podía ser mas que el piso de alguien como Violeta, amiga de mi tío, pero puta de profesión.
Violeta se puso cómoda, o sea, se quedó medio desnuda, con un body escarlata que dejaba sus pechos artificiales fuera con unos pezones rematados por unos anillos de metal muy oscuro y luego se ajustaba a su cuerpo como una guante de latex, nalgas al aire; en suma, yo sentí  una erección explosiva que se que me puso cara de salido gilipollas y además babeando por la boca medio abierta. Estaría agradecido a mi tío de por vida por aquella celebración de mayoría de edad.
Yo estaba paralizado ante semejante exhibición miéntras tío Ignacio se desnudaba al tiempo que me invitaba a mi a hacerlo.
Violeta sirvió tres vasos generosos de vodka con hielo y mi tío se vino hasta mi para sacarme de mi impasse. El mismo, ya desnudo y exhibiendo unos genitales de los que sentirse orgulloso, comenzó a desnudarme a mi. Yo no podía apartar la vista de Violeta y el tío Ignacio estaba desabrochandome los pantalones hasta que cayeron al suelo dejando a la vista un orgulloso bulto que velaba mi slip.
- Mira Violeta, lo que tiene mi sobrino entre las piernas.
No sabía donde meterme y no podía inhibir la tremenda erección y en ese momento mi tío echó abajo los calzoncillos haciendo saltar mi verga furibunda buscando donde entrar. Intenté taparme de forma instintiva pero Violeta me apartó las manos y se hizo cargo de mi miembro. Estaba a punto de llegar al precipicio, cuando ella me soltó se colocó de espaldas y se introdujo en su cuerpo mi pene con la facilidad que un puño entra en un bloque de mantequilla.
Y luego, entre mi percepción distorsionada de la realidad por la extraña situación y el borde del abismo ante el que me encontraba no me dejó comprender porqué tío Ignacio se colocaba de espaldas a Violeta y le decía con voz desfallecida y al tiempo imperativa "Metemela".
En ese momento hizo acto de presencia mi orgasmo y me vacié dentro de Violeta y justo instantes después era ella la que decía "Me corro, cabrón, te voy a preñar" y en ese momento se hizo la luz y lo comprendí todo.
- ¡Pero  tío Ignacio, que es esto!

viernes, 20 de noviembre de 2020

TIO IGNACIO (1)

 

Cuando tío Ignacio se fue para hacer las Americas, yo tendría, no mas allá de ocho años y él no mas de veintidos o veintitres, o sea, un viejo para mi.
Pero tío Ignacio me gustaba. Mi madre decía que era un bala, que no tenia idea de lo que quería decir, pero algo no muy bueno, porque mi madre nunca tuvo a tío Ignacio en gran aprecio. Me gustaba, por su amplia sonrisa, cuando no franca carcajada. Sus abrazos eran intensos y calidos que parecia que quería meterme dentro de él y me comia a besos con unos labios humedos y carnosos. En suma, yo estaba deseando que tío Ignacio viniese porque me hacia feliz con sus  bromas, sus cosquillas, a las que temía tanto como deseaba.
Mi padre afeaba a su hermano pequeño que me estrujase tanto, pero no perdia su sonrisa mientras le reñia. Papa era como seis años mayor que tío Ignacio y como el abuelo hacia tiempo que no se hablaba con ningún hijo, pues mi padre ejercía de autoridad.
Siempre me intrigó que los dos después de la cena se retirasen a una salita donde papa escuchaba musica, leía o escribía. Cerraban la puerta y se les escuchaba reir y comentar, hasta que, suponía yo, el brandy hacia de las suyas y entonces solo se escuchaban murmullos y exclamaciones ahogadas.  Yo ya estaba acostado cuando salían intentando no hacer ruido y sentía como tio Ignacio se inclinaba sobre mi cama y me besaba en la frente. Podía entonces olerle, con los ojos cerrados, a tabaco y vainilla, a bergamota y canela, un perfume penetrante, que aún hoy me hace estremecer de un placer indefinido; sentía el roce de su barba contra mi mejilla me producia escalofrios y ese ultimo beso, pues al día siguiente se iba, fue acompañado de un abrazo en el que su mano pasó por detrás de mi nuca hasta estrecharme contra su pecho peludo, que iba con su camisa desgalichada, como casi siempre que bebía más de la cuenta.
Conservo en mi memoria aquella despedida y desearía haber podido permanecer contra su pecho eternamente, tal era el placer que me proporcionaba y que era incapaz de definir.

Pasaron años. Muchos. Celebrabamos mi mayoría de edad. Al fin era dueño de mi destino. Estabamos sentados a la mesa todos, incluido el abuelo que hacia ya un año que nos visitaba con regularidad, después de que mi padre y él solventasen algunos extremos de su relación. Sonó el telefono de mi padre. Se le mudó el semblante. Tío Ignacio estaba en el aeropuerto y preguntaba si podría ir a recogerlo. Mi padre le puso al corriente de los acontecimientos y le sugirió que cogiera un Uber, avisandole de paso que el abuelo, estaba con nosotros. Los nervios tomaron rehenes en mi estomago y ya no pude comer más. El color de mi cara debió esfumarse y empecé a transpirar al tiempo que los dedos de mis manos comenzaron un arcaico baile que no sabía como hacer que parase. Se dió cuenta mi abuelo, que deposito su mano confortable y caliente sobre mi pierna iniciando una caricia que muy suavemente recorría el muslo desde la rodilla a la ingle. Me susurraba muy bajito en medio del alboroto de la mesa que él estaba allí. Una de las caricias del muslo llegó mas lejos de lo que parecia correcto y se disculpó. Le contesté que me tranquilizaba y él retiró su mano. Suspiré yo entonces de relajación y consuelo y como si de un electroiman se tratara la acerada mirada gris de mi padre saltó de mis ojos a los de mi abuelo. Yo no pude sostener esa mirada pero mi abuelo con mucha tranquilidad respondió a su mirada con un "todo está correcto, hijo, ya pasó"

Tenía yo diez años y el calor del verano impedía coger el sueño. Sudaba en mi cama y el roce de la sabana con mi cuerpo, especialmente las nalgas, me producia una sensación de bienestar hasta entonces desconocida. Y sin poder explicarmelo rescaté de mi memoria aquel ultimo beso de tío Ignacio envuelto en aromas a tabaco y canela y mi cuerpo reaccionó haciendo que mi colita renunciase a su nombre y adoptase ya el nombre de verga, con todos sus pronunciamientos. ¡Dios mío, que grande era, y que dura! me agradaba tocarmela y las bolsas que tenía debajo. Y descubrí que se estaban cubriendo como de una pelusa. La cara del tío se me hizo tan real besandome que cerrando los ojos force a que aquel beso se desviase y fuese a dar en mi boca. Me estaba acariciando y esa imagen del tío Ignacio, besandome apasionadamente en los labios obró el milagro de que sintiese un calambre muy placentero que partiendo de mi ano, explotaba en la punta del miembro y me dejaba sin aliento. Después de eso caí en un sueño profundo a pesar del calor estival. 
Mas adelante, en la escuela de la calle aprendí todo lo que parecía necesitar saber para utilizar mi cuerpo en beneficio propio. Y siempre aquel postrer beso del tío presidía siempre en primera fila todos mis orgasmos. Cuando con mas edad y chicas con las que entretener los tediosos dias de la adolescencia teniamos sexo, la imagen del tío era la que me permitia alcanzar el climax. Por eso, cuando mi padre anunció que venía entré en barrena. Temía cual sería mi reacción ante sus besos y abrazos. ¿Y si me ponía duro y él lo notaba? La mano providencial del abuelo en el muslo, me salvó del aprieto. La dura mirada de mi padre era lo que no terminaba de entender.
Habían pasado diez años y el tío Ignacio no habia variado. Era el mismo torbellino que todo lo trastoca y todo lo espabila. Tenía la tez mas tostada y alguna arruga de expresión en torno a su boca y frente, pero por lo demás el brillo de sus ojos verdes y el cascabeleo de su sonrisa permanecían inperturbables. 
El abuelo se levantó de su silla con brazos que presidía la mesa y con las facciones congeladas se dirigió a su hijo y poco a poco fue abriendo los brazos en signo de acogimiento. Yo vi como le resbalaba una lagrima por la mejilla y algo de liquido claro destilaba su orificio de nariz derecha. Se abrazaron y no pude alcanzar a entender lo que le decía al oído a su hijo, pero el tío Ignacio si rompió a llorar sonoramente mientras pedía con la voz entrecortada, perdón. Mantuvieron el abrazo unos minutos durante los cuales cesaron los tintineos de la cuberteria contra la loza de la vajilla y pareciera que durante ese abrazo el tiempo de detuvo. Cuando al fin se separaron el abuelo volvió a ocupar su sitial y mi padre arrimó otra silla a la mesa. Mientras tío Ignacio se me acercó con su amplia sonrisa otra vez en su cara con los brazos abiertos proclamando al mundo lo feliz que era por reencontrarse con su sobrino favorito. Me puse en pie y me estrechó como solía. Ya no olía a bergamota y tabaco, olia a citricos y madreselva, a jazmin y dama de noche y me embriagó de tal manera que tuve que cerrar los ojos y rememorar aquel ultimo abrazo con su mano en mi nuca. Y como por ensalmo, su mano derecha se hacia dueña de mi nuca empujandome la cabeza a su hombro mientras me cubría de besos y sucedió lo que yo me temía. Mi cuerpo exultó de felicidad y toda mi dureza impactó en la entrepierna de tío Ignacio, que sin aflojar un apice el abrazo me susurró al oído que se alegraba que ya fuese un hombre y que esa noche saldría conmigo a festejar. Empecé a temblar justo en el momento que mi padre ponía orden diciéndonos que continuasemos  comiendo y dejasemos las efusiones para otro momento.
A los postres tío Ignacio anunció que ya que yo era un hombre y pronto sería llamado a filas, me llevaría a celebrarlo esa noche. El abuelo levantó despacio la vista interrogando a mi padre. Mi padre se limitó a adevertir a su hermano que a ver a que casa de tolerancia me llevaba. Tío Ignacio, sin perder la sonrisa anunció que para su sobrino y tocayo, lo mejor de lo mejor. Yo sentí como toda la sangre se agolpaba en mis mejillas. No se volvió a hablar de ese asunto.
Me estaba vistiendo para salir, cuando el tío entro en mi alcoba. Yo estaba en ropa interior y me sentí cohibido. Ignacio se acercó a mi y se interesó por mi deseo de poder estar con una mujer, y ademas experta. Me quedé mudo. Entoces se sentó en la descalzadera y me recordó la impresión que le produjo aquella despedida de hacía diez años. 
- Quiero que lo sepas, ahora ya que eres un hombre. Entonces eras un niño. Un niño al que yo ya quería mucho. No se si recordarás que deslicé mi mano por tu cuello sujetandote la nuca y besandote. Hubiese deseado hacer llegar mis manos mas lejos, pero..., anda vístete. Ya seguiremos hablando de ello.
Se levantó y sin darme opción a contestar se fue. No sabría decir si se percató  de que mi calzoncillo se abultó o que mi respiración se aceleraba, la boca se me llenaba de saliva y me veía obligado a tragar una y otra vez. Lo cierto es que habría dado mi mayoria de edad por haber vuelto a sentir su manaza contra mi nuca.
Cuando salimos, mi padre y mi abuelo le encomendaron, todo el cuidado del mundo. Un taxi nos llevó hasta el centro y después de transitar por callejuelas mal iluminadas entramos por un callejon en el que una sola y vacilante luz ambarina dejaba ver una puerta desconchada. El tío tocó con los nudillos y un ventanuco de la misma puerta se abrió. Una voz desde dentro después de unos poderosos instantes se alegró de que Don Ignacio volviera por allí y la puerta se franqueó.

viernes, 13 de noviembre de 2020

TÍMIDO

 La timidez es una remora a la hora de tener vida social, aunque en mi caso fue mal interpretada y me dio buen resultado.

Me distraigo con facilidad y por eso tengo que estar en primera fila en clase. Me levantaba temprano para poder estar en la facultad el primero para coger sitio. Era mi ventaja y de paso veía cada día el desfile de compañeros camino de su sitio.
Desde el primer día me fijé en una compañera de porte altivo, perfectamente vestida, maquillada y sin asomo de fastidio o contrariedad por tener que iniciar la jornada tan temprano.
En una de esas mañanas de frialdad extrema como corresponde a la meseta aquella mujer imponente se sentó a mi lado. Su olor suave a maquillaje caro y perfume mas caro aún me empujó como una tía incordiante y puntillosa a dirigirle la palabra. Me respondió con una amplia sonrisa, pero no me contestó, el profesor acababa de hacer acto de presencia. Lilha, así se llamaba - y las evocaciones de su nombre ya me derretían por unos lados y me consolidaban por otros - sacó sus folios, sus boligrafos de colores y se dispuso a producir los apuntes mas pulcros, ordenados y esteticos que hubiese visto nunca. Cuando acabo la clase, como si no hubiese pasado tiempo me contestó. Esa puesta en escena costaba levantarse dos horas antes para poder prepararse. Me sorprendió y me intrigó esa voluntad ferrea.
Marco era el figura del curso. Tipazo, rubiasco siempre despeinado con la melena recogida con una gomilla cuando nadie se hubiera atrevido a semejante salida de cauce, y una perpetua sonrisa pintada en sus veintidós años. Todas las chicas de la clase se lo comian a dentelladas de vista en cuanto entraba en el aula. Lilha ese día solo se volvió hacia mi un instante, el tiempo suficiente para decirme con rabia lo presuntuoso que era. Ahí supe lo mucho que le llamaba la atención. Marco tenía una personalidad desbordante, nadie podia negarselo y cuando pasaba por delante de nuestra primera fila para después acabar en el gallinero y nos restregaba su magnifica alegria de vivir, guiñandonos un ojo, eso si, Lilha enrojecía, nunca adiviné si de rabia o de ganas de que se tirase sobre ella atornillanle un beso de esos en los que se suponía era un maestro.

Salimos del ultimo parcial de aquel primer trimestre y para celebrarlo lo ritualizamos con unas cañas, unas tapas, cenando comida basura y acabando como si de un sumidero se tratara, en el "Dickhead", en el que supuestamente a la entrada había un perchero donde dejar los principios morales después de empaparlos en tequila.
Estabamos Lilha y yo, junto a otros compañeros en la barra, intentando hacernos entender a voces entre aquella estridencia y ahogandonos en alcohol cuando la vejiga dijo que a desbeber. Al oido y desgañitado le dije a Lilha donde iba, y ella contestó que lo mismo.
Ninguno de los dos nos dimos cuenta que Marco iba tambaleandose tres pasos detrás de nosotros. Supongo que con al menos los mismos tequilas que llevábamos nosotros.
Llegamos a un punto en que los lavabos de chicas estaban al final de una escalera que ascendía y el de chicos bajaba hasta un descansillo con dos puertas, una, la de los lavabos y la otra de un almacén. Lilha con un ahora nos vemos enfiló la escalera y yo consciente de mi estado comencé a descender apoyándome en la pared.
Y comenzó el terremoto. Quizá de haber sido más proactivo ahí habría acabado todo, pero se me vino a la cabeza lo que me decía mi amigo Norman: Shy. Y era verdad me atormentaba esa timidez, aunque en esta ocasión, esa timidez fue mi ventaja.
Sentí una mano grande y firme rodearme la cintura, sujetándome al tiempo que me aseguraba que no me caería y todo ello tan cerca de mi cara que supe que no era tequila de lo que iba Marco, era maría. Al sentirle tan cerca, como por ensalmo se me disiparon los vapores del alcohol. Llegamos al descansillo; pensé que me soltaría, pero en lugar de ello, se colocó detrás de mí y en lugar de sentir una mano en mi cintura, sentí las dos y su tórax colisionando con mi espalda. Me acompañó dentro, sin soltarme, susurrándome al oído lo buena que estaba Lilha. Luego me preguntó si quería que me la sacase, si yo no podía. En ese momento de una cabina, salió una pareja arreglandose la ropa. Ella me dijo que si no quería que me la sacase Marco, ella estaría encantada de hacerlo. El que salía con la chica de la cabina le dijo que si ella quería seguir follando el prefería irse con sus colegas. Marco me empujó con cierta violencia dentro de la cabina e invito a la chica a acompañarnos. Y me vi con aquellos dos en aquel estrecho espacio sin saber que hacer y antes de darme cuenta tenía a los dos de rodillas hurgandome la bragueta y sacándome todo lo que se podía sacar. Protesté porque me estaba meando y fue Marco el que mirándome con ese encantador descaro que esgrimía con tanta maestría, me dijo que para que creía yo que valía su boca y ante mi sorpresa abrió sus fauces. La chica protestó entonces y Marco la atrajo a él para que recibiese ella la orina. Me estaba reventando y los otros dos con la boca abierta, así que me abandoné. Parecía gustarles, se peleaban por el chorro y en esa batalla se duchaba con mi orina a conciencia. Aquello me excitó. Fue todo rápido. Con bastante destreza Marco se deshizo de su pantalón, no llevaba ropa interior, y se ensartó materialmente en su culo usando mi rabo. La chica se afanó en marearme y besarme mientras yo alcanzaba el clímax dentro de Marco. Salí de repente como de un sueño y me di cuenta de lo ocurrido. Como pude me recompuse y salí. Debía tener la cara descompuesta porque Lilha al verme llegar me dijo que si me había desmayado, le contesté que algo parecido.

Pasadas las vacaciones y el primer día de curso, al pasar Marco por delante de nuestra banca, se detuvo y me recordó al oído que aquella chica se quedó impresionada del sabor de mi semen, que a ver cuándo repetimos. Me citó para el finde y le dije que vale. Se me aceleró el corazón. Y se fue con su sempiterna y cautivadora sonrisa.
Lilha me preguntó que qué me había dicho y le dije que una cochinada.
Me tenía enganchado.



sábado, 3 de octubre de 2020

VECINOS

 HISTORIA REAL DEBIDAMENTE CAMUFLADA.

En escasas ocasiones compartimos ascensor - antes de esta inoportuna apuesta por la mala salud de la gente - en mutismo total, salpimentado, eso si, por huidizas miradas de reojo, cuando se suponía que ningún otro ocupante debía darse cuenta.

Lo voy a contar para ilustrar eso de que no sabemos con quien convivimos.

Pues bien, este vecino al que voy a llamar Mario, felizmente, supongo, casado con tres niños, no alcanzaba la cuarentena, pero lo rozaba. Alguna vez lo vi bien aviado de culote, licra y bici cara volviendo de su deporte. Cuando nos dabamos de narices en el portal o en el garaje un sordo saludo era lo común. 

Yo solía bajar a mi trastero para, con cualquier achaque, poder practicar unos manejos de corte sado - masoca, sería mas adecuado decir - dado que la sexualidad marital me resultaba mortalmente aburrida, eramos yo conmigo mismo, provocandome determinadas molestias que me procuraban unos placeres exquisitos. No conseguí que mi mujer abjurará de su convencimiento, de que todo lo que no fuese misionero era una practica desviada, una parafilia inasumible. En cierta ocasión me sorprendió con el esbozo de una felación que duraría no más allá de cinco segundos y que terminó con mi gozo en la taza del vater donde ella acudió rauda a vomitar. Al parecer, fue un pelo que se le coló. Como fuera, todo desembocó en un sexo insipido, en el que solo aceptaba que le practicase cunilinguis. Ya se sabe que hacerlo sin el marco de un sesenta y nueve se convierte en una practica monotona y que acaba con tu pene llorando su aburrimiento.

Después de tantos años de vecindad, fue casi un milagro que en una semana coincidieramos dos veces en el sotano de los trasteros. La primera vez, un martes, yo llegaba a los trasteros y Mario estaba moviendo sus bultos. No nos dijimos ni mu, como era habitual, aunque cruzamos las miradas una milesima de segundo. La segunda vez fue el jueves. Yo estaba entregado dentro de ese armario grande, a mis practicas, tan placenteras, cuando oí como él abría el suyo. Se me cayó una pinza al suelo y pareció en medio del silencio del sotano que medio edificio acababa de desplomarse.

- ¿Hay alguien ahí?

Mario, ¿quien podría ser? queria saber si habia alguien en mi trastero.

- Lo he escuchado. ¿le sucede algo?

Antes de pasar a mayores, decidí que debería salir y desactivar habladurias y suspicacias. Volví a ponerme la camiseta, que era la única prenda que me había dado tiempo a quitar y abrí.

- Hola vecino. ¿que pasa Mario, has oido el golpe de la pinza al caer?

- No se lo que sería, pero pensaba que estaban robando.

Y se me quedó mirando, con esa mirada interrogativa y acusadora de haber estado haciendo algo incorrecto. No se movió del sitio.

- Que te pasa, ¿que no te haces idea de lo que hacia ahí  dentro? 

Me dio la impresión de que se sintió incomodo. Como si acabase de perder su posición ventajosa.

- Si quieres te digo lo que hacia, no tienes mas que preguntarmelo directamente. Y si te da igual saberlo te apartas y me dejas pasar o te vas y yo vuelvo a retomar mi recreo en mi trastero sin vecinos cotillos.

Se creería que iba de farol así que adoptó un rictus de suficiencia, levantó levemente la barbilla y esbozó una sonrisilla cinica. Mario es mas alto que yo, delgado, mas agraciado de lo que era su padre, y estaba en buena forma fisica. De manera que cuando levantó la cabeza para expresar superioridad me hizo dudar de si había elejido la opción adecuada. Pero habia que mantener el tipo. Me volví al trastero me puse en la puerta y con un gesto de cortesía le ofreci entrar.

- Pero, ¿entrar, para qué? 

- Sería muy dificil explicarlo con palabras. Entra, vete al fondo del trastero, y quédate allí sin abrir la boca, hasta que termine. Será como un obra de teatro corta. Pero, hay un pero. No puedes salir, por mucho que te conmocione, hasta que yo acabe. Anímate, Mario, va a ser divertido. Nunca he tenido publico.

Se quedó allí parado, dejo caer los hombros, agachó la cabeza y dudó, tanto tiempo estuvo así que inicie el gesto de volver a entrar.

- De acuerdo. Voy a entrar.

Me aparté y le dejé entrar. Mi trastero tendrá como cuatro metros de largo por uno y medio de ancho. Tengo en las paredes ganchos recibidos para colgar enseres y estantes. Mario se dirigió al fondo y sin reparar en él cerré la puerta con llave y comencé a desnudarme. Mario hizo intención de hablar y le corté.

- Te dije que ni una palabra, así que ¡cállate!

Continué hasta quedar desnudo. Abrí una de las cajas de los estantes y saqué dos pares de pinzas para la ropa, bandas elasticas rematadas por ganchos, de diferentes grosores. Luego de una caja mas pequeña saque cuatro pinzas dentadas de las que usan los electricistas, cocodrilos se llaman. Mario no lo pudo remediar y en tono incredulo preguntó.

- ¿Y eso? 

Me quedé parado, mirando al suelo, para expresar mi irritación por incumplir mis normas y con mucha suavidad contesté.

- Para castigar los pezones. Y haz el favor a partir de ahora de no molestar. Déjame gozar. Tu has querido saberlo.

Tenia los ojos muy abiertos e hiperventilaba. En el momento que los dientes de las pinzas de cocodrilo hicieron presa en la sensible piel del pezón se me escapó un gemido de lujuria al sentir el agudo dolor al tiempo que el pene cobraba vida y adquiria dureza de la piedra. La misma punta destilaba ya liquido pegajoso. Cuando terminé de colocar dos pinzas en cada pezón y enganché una de las gomas a las pinzas Mario soltó un quejido como si las pinzas las llevase él mismo. Miré guiado por su exhalación y le observé frotandose su entrepierna hipnotizado por mis doloridos pezones. Tomé entonces otro de los cordones elasticos mas fuertes y lo pasé como con un lazo en torno al escroto que luego eché hacia atras y pasandolo por el plieque intergluteo lo llevé hasta uno de los ganchos de la pared con lo que los testiculos se vieron estirados hacia atrás de manera que era mi salacidad y placer tirar para sufrir el dolor-placer al sentir el castigo testicular. El glande destilaba liquido filante que caía al piso. Hice fuerza para alcanzar la pared contraria y así poder enganchar la goma sujeta a los pezones. Cuando lo conseguí miré a mi derecha, al fondo del cuarto y Mario estaba espantado con su verga dura entre sus dedos y los pantalones ya quitados.

- Vaya, Mario, veo que no os resulta desagradable del todo el castigo. ¿desearíais probar algo menos severo pero igualmente gozoso?

- Pero ¿voy a sangrar como tú?

De los pezones, mordidos por los cocodrilos salia un hilillo de sangre aguada que resbalaba lentamente hacia mi pubis.

- No. Lo tuyo serian pinzas sin dientes. Probad. Si no os gusta. Se quita.

Se acercó donde yo estaba, temblando y sin dejar de mirar mi escroto, ya morado oscuro por la congestión de la presa atenazante a tensión. Acercó la mano con mas curiosidad que lascivia.

- Si tu intención es tocar, no lo hagas. Golpea con tu mano con fuerza y asi lo consentiré y si los golpes son repetidos, me haréis un gran favor. No tengas miedo Mario. Acercate que pueda pinzar tus pezones, así luego podrás vengarte golpeandome en los huevos. Te aviso, no sería extraño que golpeandome hicieses que me corriese. El dolor y el placer no son mas que cabeza y cola de una serpiente venenosa. En el momento que se muerde y cierra el circulo el veneno se extiende y no te mata, te esclaviza en un eterno girar de dolor y placer. Hace falta mucho dolor para alcanzar el placer.

Mario estaba hipnotizado, los rasgos de su cara se habian desdibujado y tenia la mirada vidriosa. De forma automatica hacia resbalar su mano por su pene muy despacio. Cuando llegó a mi altura, le pellizqué con suavidad los pezones hasta que estos crecieron y entonces les coloque las pinzas de tender. Se le contrajo la faz pero le impedí que se los arrancara y al poco me pedia mas dolor. Le puse otras dos, pero esta vez mas al extremo, provocando mucho más  dolor, tanto que empezó a golpearme los huevos de rabia. Sentí que alcanzaba la plenitud y le estimulé a que diese mas duro. Finalmente eyaculé y todo acabó.

- Bueno Mario, ahora ya sabes que hago aquí. Por supuesto el final ha sido el que ha sido porque tu me has golpeado. Gracias por eso, ha sido un detalle por tu parte. Pero ahora - le miré a la cara de como asustado - coge tu ropa, vístete y nos vamos. 

Empecé a desengancharme de las ataduras, actividad algo dolorosa y amarga si se llegó a la cima, como me ocurrió en esta ocasión. Mario, viendo el dolor que yo manifestaba, comenzó a sacudirse violentamente su sexo hasta que eyaculó en unos segundos. Y como si hubiese salido de un encantamiento, o entrase en una pesadilla, cayó de rodillas se arrancó con mucho dolor las pinzas que le habia puesto y con la cara escondida en sus manos lloró compulsivamente.

- Venga, Mario, dejate de niñerias y se un hombre. Porque te has hecho un paja. ¿habrá sido la primera paja en tu vida? No intentes convencerme que en tus doce o trece años no te has masturbado en grupo a ver quien se corría antes. Pues esto ha sido igual. Ahora ademas tienes recursos, digamos de mayor calidad, para avanzar por tu historia sexual con tu mujer. Ahora ya sabes el juego que puede dar un pezón, pues las mujeres los tienen mucho mas sensibles. Hazle ese regalo a tu mujer, y no te tortures con estupideces de homosexualidad reprimida y armarios empotrados, que te diría un enterao. Se trata de vivir, saborear, perseguir placer. Hala, deja de llorar que hay que largarse. Yo salgo primero y si no hay nadie, vuelvo a abrir, que hay mucho maledicente.

Salimos al fin, Mario, tomo su camino y yo el mío. Por lo menos en un mes no volví a verlo. Al fin coincidimos un dia al llegar a casa. El vivía en el decimoseptimo, yo en el vigesimo de la torre A. El trayecto duraba lo suyo. 

- Perdona..., ¿habría posibilidad de repetir lo del trastero?

- ¿Que trastero, Mario? No se de que me hablas

- Si, lo que pasó en tu trastero hace cosa de un mes, con las pinzas de los pezones y eso. ¿podriamos? Por favor.

Me le quedé mirando fijamente, me humedecí los labios deliberadamente lento con la lengua y me recoloque el paquete. Noté su nerviosismo.

- No tengo memoria de nada parecido, Mario. A ver si no es más que resultado de una ensoñación calenturienta. Desfoga con tu mujer, que es linda.

En ese momento se abrieron las puertas y la voz mecanica anunció la planta decimoseptima. Mario se me quedó mirando como avergonzado y salió. Se cerraban ya las puertas cuándo le grité.

- Mario, planteaté lo del armario.

Se volvió como impulsado por un resorte con la cara crispada de panico.

viernes, 25 de septiembre de 2020

DIFICIL, PERO CIERTO

 

Te amo, mujer, pero tú no puedes,
Lo intentas, te mueres por hacerlo bien,
Y bien lo haces,  no es hacerlo, es quien.
Te amo, mujer; es una mano de hombre,
Una mano que me invita a volar
Son espacios sin volumen, infinitos,
La muerte y la vida se dan la mano
Una mano de hombre codifica el dolor
El dolor se hace placer y entrega
Y el mundo, del revés, me hace volver.
Te amo, mujer, te entregas en ara
Y yo quiero ser el cordero, sacrificio
En manos del salvador que mata, y da vida,
Hace sentirte vivo en eternidad,
Poseído de todo placer, siendo llanto,
Bebida de un dios qué te reclama,
Bien poseído, entregado como prenda
Placer que se da y se recibe; se desea.
Te amo, mujer. Mis pezones son suyos
Como los tuyos son míos y enloquecen,
Tu cuerpo es mi predio, el mío su campo
Estéril campo donde él siembra vida
Donde siento más que vida, su amor.
Como el que yo te dedico, mujer.
Tu quieres, amor, conducirme al Eliseo,
Él me lleva en volandas mientras humilla
Me hace tocar el cielo, como yo a ti.
Tocamos el mismo cielo
Yo te lo enseño, él me lo da.
Pero te quiero mujer
Como le quiero a él.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

DIME HERMANA

 

Dime, pues, hermana quien era.
Semejante efebo te flanqueaba
Que al quitar los ojos de ti
Mi lasciva mirada le acarició 
Con su piel oscura tostada,
Cabellos de enmarañados hilos de oro,
Exultantes ojos de un hijo de Freia,
Glaucos como un inocente cielo,
Turbios cual deseo corrupto,
Y su grácil caminar apoyando tus caderas
Con una inocente mano de caid.

Dime hermana que clase de brujo es
El que me borró mi mundo,
Hizo a mis ojos repugnar de tu figura
Dejandome el alma abandonada
Y el corazón galopando al infinito,
La desesperación hecha llanto,
El deseo de morir única plegaria.

Dime si pertenece al Olimpo,
Quiza surgido del Averno confundiendo
O es solo un niño, capricho de dioses,
Dotado de sus virtudes,
Regalado de sus felices vicios
Para recrear la vista de todos.

Dime hermana si ya te ha amado,
Si su arte para llevarte al Eliseo
Compite con su belleza y sonrisa.
Sus manos, ¿son de seda en tu flor?
Sus besos ¿perfumados de sexo y amor?
Su fuerza la de un huracán de Eolo,
Tu éxtasis el de haber visto a tu Dios.

Dime hermana si es tan libre como yo,
Respira el aire espeso de la lujuria,
Desea poseer y ser poseído,
Es severidad y dulzura
Y tanto desea una caricia, como un desprecio,
Se humilla ante otra fuerza menor,
O calienta tu nuca con sus besos.

Dime, por caridad, hermana
¿Quién es ese dios?

martes, 22 de septiembre de 2020

HERMANOS

 Fue en aquella playa vacía
Tu pelo negro gitano al viento
Ensortijado de raza,
Generoso pecado en tus caderas
Muslos de lava en ebullición,
Cuerpo desnudo culpable,
Y mi carne vibrando, encegueciendo
Toda cordura y razón.

Miraste descarada mi verga,
Quejidos de placer contenido
Pellizcandome un pezón,
Dándome a ver tu lengua,
Labios de sangre y deseo
Prometiéndome la entrega,
El capullo incandescente, suplica
Tu orquídea roja, promete
Y destilo suplicante,
Para besar tus entrañas,
Mi deseo más filante.

Fue en aquella playa vacía,
En la que olvide mi deseo
Descubriendo en tu sonrisa,
La hermandad de nuestros cuerpos.


domingo, 20 de septiembre de 2020

SWALLOW

 

I would like your swallow
Thick and silky bird
Flying happily to its nest
All whiteness of snow
All darkness of its nidus
Warm and wet
Cradling your fowl with lust
Caressing her with love
Savoring it sweetly
You keep giving it to me
Because it's you 
Your life, your love
And my love is your pleasure
Your pleasure is my pleasure.
Nobody understands it
Nobody wants to understand
That language is not understood,
Without having love. Love.

sábado, 11 de julio de 2020

ROLDAN - 7 -


- Y esto, ¿como ha sido? Don José - preguntó escamado el médico. 
- Parece que cayó en mala postura, de culo, sobre una jara vieja, de ahí ese desgarro en lugar tan poco común.
- En fin, como haya sido, usted mismo, Don José puede hacer las curas con iodo y cambios frecuentes de ropa interior. Es una zona sucia y mantener la limpieza es fundamental.

- Don José, su hijo es un degenerado y un demonio - Arsenio estaba muy nervioso - nada más llegar para su catequesis se perdió y le encontró el sacristán dentro de un confesionario intentandose meter por el ano un velón de los que se usan para iluminar el santísimo. Cuando Don Roque se lo sacó ya tenía el culo estallado y sangraba.
Roldán presente en las explicaciones no abrió la boca, se mantuvo distante y frío. Su padre tampoco pidió más explicaciones, sabía que no era cierto, cuando miró a su hijo recién llegado no había restos de cera y si de semen caballar; por su profesión sabía distinguir los espermas.
- Cuéntame Roldán, que ha pasado de verdad - pidió su padre cuando Don Arsenio, huyó, más que marchar.
- Me folló un caballito pequeño con una verga grande. Entre Don Roque y Don Arsenio me ataron con las piernas muy abiertas. Primero se la chupe y luego me la metió. Me gustó aunque doliera. Cuando la sacó me salía sangre, pero no me importó.
Don Arsenio es un mentiroso. 
Quiero tener un perro de amigo. Me quitaste a Sandalio, ahora quiero un perro grande, un mastín. ¿Me puedo ir ya?

Las siguientes semanas hasta que un día le llevaron a la Ermita y comulgó transcurrieron, entre juegos, caza de lagartijas para cortarles el rabo y ver como seguía moviéndose, cazando ranas por las charcas que dejaba el río en torno a altísimos juncales y masturbandose mientras imaginaba que era Celestino follandosele un perro grande. Cuando llegó Setiembre había crecido una cuarta y se veía ya muy mayor.  En todo ese tiempo su padre no le llamó a su despacho más que un par de veces y siempre para utilizar su boca, lo cual a él le excitaba y hacía recordar con nostalgia la verga del caballito. 
Un día que ya refrescaba su padre le llamó al despacho y cuando ya se preparaba para saborear el semen paterno, se encontró con un cachorro canela de gran cabeza y garras enormes. 
- Aquí tienes tu mastín. Tiene tres semanas y fíjate que grande es. ¿Cómo le vas a llamar?
- Amo - ni lo dudó, y en ese momento se vio ya penetrado por el animal y su pene se endureció.
Echó rodilla a tierra y se abrazó al cuello del animal que le lamío la cara a conciencia.
- Es tu perro. Tu te ocuparás de su comida y cuidado y vigilaras que no ensucie la casa, si la ensuciase, tu la limpiarás.
Desde ese momento Amo fue ya como las uñas de sus dedos, inseparable. Le educó lo mejor que pudo y sobre todo desde el primer dia le dejo claro que era su compañero sexual. Cuando Amo orinaba, Roldán ponía sus manos para mojarselas y luego las pasaba por su cara. Siempre que podía estimulaba sus genitales, y con seis meses que el perro era ya un ejemplar de mas de cincuenta kilos no pasaba noche que no le hiciese una felación al perro. Amo vivia, comía y dormía con Roldán. Cuando cumplió ocho años, Amo y Roldán salieron al campo de paseo. A media legua de la casa habia una finca abandonada pero aún robusta. Allá encaminaron sus pasos. Al llegar, Roldán se desnudó y comenzó a estimular a Amo como lo hacia cada día, desde que se lo llevaron. Tumbó de lado al animal y se colocó de forma que mientras  chupaba el pene a Amo amo lamía el suyo. Cuando notó que el perro estaba ya muy excitado le puso su ano al alcance de su verga y se fue acercando para que fuese entrando en su ano que desde que se lo desgarró el pony estaba muy permeable. Cuando Amo supo de que se trataba se puso en pie y Roldán se coloco de rodillas debajo. El animal encontró el acomodo a su deseo y hundió su puñal de carne y hueso en el cuerpo de Roldán que sintió el aguijonazo de un miembro enorme. El perro de pronto emitió un gemido y Roldán sintió que se llenaba por dentro. Hacia intento de retirarse pero no lo conseguia. Roldán se echó mano al culo y comprobó que la verga del perro estaba dentro de él pero no podía salir. Sintió en ese momento excitacion de verse asi poseido por su perro y empezó una masturbación lenta y muy placentera. Cuando Amo emitió una especie de grito de dolor y dejo de sentir la presion interna y resbalarle por las piernas el semen del perro, él alcanzó el orgasmo y con el orgasmo su primera eyaculación lo que convirtió el placer en algo aún mayor. Se volvió entonces y con delicadeza lamío la punta del pene de su perro. Amo le lamío la cara a él.

Comenzó el colegio y su rutina. El primer día que dejó a Amo en la casa los lamentos y lloros por la separación eran de tal calibre que Don José tuvo que abrir la cancela y soltar al mastín que como alma que lleva el diablo se plantó a la vera de Roldán en cuatro zancadas. Al llegar a su altura le dio un cabezazo que hizo trastabillar al crío y ronroneo como un cachorro. Al llegar a la puerta del colegio, Roldán ordenó al perro tumbarse y allí quedó hasta que el maestro les dejó francos para ir a su casa. Amo acompañó al muchacho como a la ida, a su lado, rozandole de vez en cuando con su cabeza en gesto de cariño. Y así fue durante todo el curso. Notó Roldán que su padre ya no le llamaba al despacho y respiró tranquilo, prefería el sexo con Amo.
En el colegio hizo migas con un muchacho un año mayor, hijo del mayoral del alcalde. Iba al colegio por esa razón y como la mayoría de los alumnos eran de posibles el chico se encontraba un poco acobardado. Roldán entraba en la categoría de huraño, muy serio y distante con todos hasta que Marcial se le acercó en el recreo, miéntras los compañeros corrían, se peleaban, jugaban a pídola o a dar patadas a una pelota. 
- Hola, me llamo Marcial
- Ya lo sé - contestó Roldán.
- El perro ese grande que siempre está en la puerta es tuyo.
- Se llama Amo y es mi hermano.
- Parece tranquilo.
- No te fíes. Si a alguien me levanta la mano, se lo come.
- ¿Cuando salgamos del colegio, le puedo acariciar?
- Si es conmigo, si. A la salida te espero. Ahora me tengo que ir.
Marcial se quedó mirando a Roldán mientras se alejaba y se prometió que se haría amigo suyo. Era tan hermético, tan intrigante que le producía escalofríos pensar que podría ocultar tras aquella inexpresion, adorable, por otra parte. 
A la salida del colegio Marcial que se había adelantado, estaba en cuclillas al lado de Amo. En cuanto Roldán salió a la calle el perrazo de un agil salto se puso en pie y lamío la mano de su amo. Roldán le acarició la cabezota y arrodillandose delante de él le informó.
- Mira Amo, este muchacho se llama Marcial y es amigo mío.
Inmediatamente el perro se volvió y metió su hocico en la cruz de los pantalones de Marcial. Estuvo ahi un rato hasta que Roldán le tuvo que decir que se levantase.
- Quiere olerte el culo. Sabe si una persona es recomendable segun le huela el culo y los huevos.
Después de olerle levantó la cabeza y le lamío la cara.
- Ya es amigo tuyo.
Amo a continuación se fue con la cabeza gacha al lado de Roldán y no habia forma de moverlo. Cuando su amo le empezo a acariciar los hijares la verga roja del perro empezó a aparecer goteante por entre el pelo de su funda.
- ¡Está cachondo! - dijo alarmado Marcial - verás como vea una perra
- Yo soy su perra, Marcial, y si quieres ser amigo mío tienes que saberlo.
- Pero..., Roldán, ¿cómo que eres su perra?
- Si quieres entenderlo y ser amigo de verdad y nos quieres acompañar, siguenos. Hay una aceña abandonada a poco de aquí. Alli lo entenderás todo.
Por el camino, Amo no paraba de dar cabezazos suaves en el culo de Roldán y alguna vez en el de Marcial.
- Le gustas Marcial, le gustaría montarte, mira como se le ha puesto la polla - al tiempo que se agachaba y le acariciaba su verga.
- ¿Tu le tocas eso? - puso cara de asco Marcial
- ¿Y porqué no? y se lo chupo que le gusta igual que él me lo chupa a mi.
- Pero eso ¿no es malo?
- ¿Malo dar gusto a un amigo? Si tu eres mi amigo te lo haré a ti también y tu a mi. Mira ya llegamos.
- ¿No te importa que entre? le dijo cohibido Marcial.
- Quiero que entres y veas todo lo que Amo y yo nos queremos. Dentro tienes que desnudarte. Yo me voy a desnudar y Amo ya lo está. Si te da vergüenza enseñar tu cuerpo entero, entonces, vete, así, no te quiero de amigo.
- Si,si, no hace frío y además me gusta estar en pelotas.
En cuanto entraron en el edificio medio derruido, los dos chicos se desnudaron y enseguida Amo se mostró nervioso hasta que consiguió que los dos muchachos se juntaran empezando a lamerles los genitales. Román ya estaba muy duro cuando se desnudó, a Marcial le costó algo más pero en cuanto el perro le dedicó sus atenciones desarrollo un pene que parecía mas bien de un adulto, tenía unas pelotas grandes y adornadas ya de pelo. A Roldán no se le pasó por alto y quiso comprobar su dureza. Marcial hizo intención de retirarse pero el gruñido de Amo le hizo detenerse. Roldán acarició el pene de Marcial y sus bolsas a la par que Amo le lamía lo suyo.
- ¿Puedo chupartelo?
Amo, como si supiese lo que el chico quería se detuvo en su lamer y se quedó mirando fijamente a Marcial.
- Claro, claro, si tu quieres...
Roldán tenía  ya mucha experiencia en chupar y Marcial toco el cielo con la lengua y la boca de su nuevo amigo. Le cogió la cabeza y le dijo que no parase. En ese momento Amo gimió, Roldan dejó de mamar y se agachó para hacer la felación al perro colocandose debajo. Mientras el perro tomó el relevo de Roldán y siguió lamiendo a Marcial. Hasta que el perro, gimiendo se retiró de la boca de Roldán y dejó de lamer al otro chico.
- Me quiere follar ya, Marcial.
- ¿Que te va a follar. Y el nudo?
- El disfruta y no intenta retirarse y yo disfruto sintiendome follado. Estamos asi unos minutos en los que yo me corro, ya con leche. ¿Tu te corres con leche?
- Si, soy muy lechero. Me sale mucha
- Me la quieres dar mientras me folla Amo.
- Claro, si a ti te gusta. Luego la escupes, ¿no?
- ¡No! Me la trago, me gusta
- ¿Tu ya te has tragado mas leche? - preguntó sorprendidisimo Marcial
- Bastante, si. Ya te iré diciendo de quien cuando nos vayamos conociendo.
Roldán se puso a cuatro patas y Amo como siempre le clavó su verga. Marcial fue a verlo, porque no se lo podía creer.
- Chupale los huevos - le dijo Roldán - se correrá antes.
- Pero...
- Marcial, hazlo, luego yo te lo hago a ti.
Marcial empezó acariciando los huevos al perro. El contacto suave, el calor que desprendian y la excitación de la anterior felación hizo el resto. Cerró los ojos y comenzó a lamer y lamer y cuando quiso darse cuenta los tenía en la boca y estaba a punto de correrse de gusto. Y en ese momento el perro gimió y Roldán avisó que ya tenía el nudo.
- Vente ahora por aquí y dame tu leche, Marcial.
Marcial se plantó delante de Roldán se la metió en la boca y casi sin solución de continuidad se corrió.  Mientras tragaba semen, Roldán comenzó su masturbación que dado el nuevo estimulo no tardó en llegar. A los pocos segundos Amo dio un gemido largo y el ano de Roldán rezumaba el semen del perro. Al poco la verga de Amo se desinfló y se salió. Roldán daba los ultimos estertores y se desfallecía. Marcial se agachó para auxiliar a su nuevo amigo, le levantó la cabeza con sus manos y lo cobijó en en regazo. Cuando Roldán abrió los ojos Marcial se encontraba muy cerca de su amigo. Muy despacio, a camara lenta Marcial acercó sus labios a los de Roldan besandose durante unos segundos. 
Como si de pronto hubiese despertado de un letargo hipnotico Marcial se retiró sorprendido con cara de horror por lo que acababa de hacer.
- Has hecho lo que tu corazón te ha pedido, Marcial. Ahora, somos amigos. Venga, vamos vestirnos y a correr, que nos van a echar en falta.
En cuatro carreras, seguidos por un alegre Amo llegaron al pueblo.
- Hasta mañana Marcial - se despidió Roldán.
- ¿Vamos a volver mañana, Roldan? - y en su palabra se leía cierta vacilación.
- Naturalmente. Amo siempre está dispuesto. Y si quieres él podría...
- Bueno, eso, no se...
- En cuanto lo pruebes, no querrás otra cosa. 

martes, 7 de julio de 2020

ROLDAN - 6 -


- Aligera muchacho, que he venido a matacaballo para poder estar a la cena en casa. Espero que hayas tenido tiempo de despedirte de todos. Estoy enterado por Don Bernardo de tus andanzas por ambos seminarios. Ya me ha dicho que un poco más mayor te llevaremos a las celebraciones del canónigo presidente de la catedral. Pero antes tengo yo que comprobar hasta que punto has crecido en sabiduría y obediencia.
- Si, padre. Yo ya estoy dispuesto.
- Espero que a todo. Esta noche cenarémos y la pasaremos en la rectoría de la Ermita. Mañana ya te llevaré a tu casa.
Roldán no podía quitarse de la cabeza la noche pasada con Arturo. La delicadeza en el asalto a su cuerpo, el roce de seda de los labios de Arturo en su cuello que le hacían sentir lo que nunca habría adivinado que sentía. Y la lentitud en la posesión como si su culo tuviera ojos y manos para apreciar la belleza, la perfección de su polla coronada por un capullo de ala de ángel y su dureza elástica que le hacía sentir que estaba a merced de la voluntad del que le penetraba. El deseo de que ese palo precioso de carne ardiente llegase más y más profundo para poder sentirse más y más sirviente de su señor. Cuando finalmente Arturo fecundó el cuerpo de Roldán al tiempo que él se desvanecía de placer. Con la verga aún dentro de su cuerpo y Roldán recuperado del orgasmo le susurró a su amigo:
- Quiero limpiarte tu carne, Arturo. Dámelo.
Arturo se salió del cuerpo de Roldán al tiempo que el chico se retorcía como una anguila para alcanzar el pene ya algo flaccido de Arturo. Primero se impregnó del olor del semen entreverado del de su cuerpo para a continuación con veneración casi religiosa abarcarlo con su boca y lamerla entera retirando los restos de semen y las pocas heces que había sacado. Con la verga en la boca empezó a notar que volvía a tomar consistencia y eso le animó a continuar muy suavemente. Arturo le tomó la cara entre sus manos al tiempo que animaba a no dejar de hacerlo. Arturo sintió que volvía a correrse y se lo aviso al chico que en lugar de retirarse hundió aún más profundamente el pene de Arturo en su garganta, cohibiendo como podía las nauseas hasta sentir que un líquido caliente y dulzón proyectado del pene le inundaba la boca. Tragó y tragó hasta que Arturo se salió de su boca y le buscó con la suya. El beso con el que compartieron el semen sería ya un recuerdo indeleble en la memoria de Roldán cuando en trance de profunda tristeza no le quedaba razón alguna para vivir.
- Arturo, ¿porqué a mí no me sale de eso, como a ti y los otros?
- A mi me empezó a salir hace unos meses. Me asusté, y al confesarme con el padre Bernardo y decírselo me hizo ir donde los teólogos y allí varios de ellos me lo dieron a probar. Cuando te sale, ya eres mayor y ya puedes dejar embarazada a una mujer. Ten cuidado cuando te salga y si estás con una mujer házselo por el culo, como si fuera un hombre. Porque el coño es solo para tener niños.

- Estás muy pensativo, muchacho, ¿ya echas de menos ese sitio? 
- No, no echo de menos cosas, echo de menos personas. A Sandalio, que era mi hermano y me lo quitaron por nada. Echo de menos a Arturo. He estado en ese sitio un par de dias y me han convertido el culo en un coño de mujer. Me han dado por el culo muchas veces y no  voy a decir que no me ha gustado, pero solo Arturo lo ha hecho con tanto cariño. Me he sentido querido y he sentido que no era esa mierda a los que todos desprecian y solo quieren para follar. Ahora, ya se que al llegar al pueblo, usted va a volver a follarme y no se cuantos más. No me va a importar. Siempre tendré en mi cabeza a Sandalio y a Arturo y  cuando sea mayor los recuperaré. Estar estos dos dias, muerto de miedo allí me ha servido para no creer a nadie. Ni estoy muy convencido de que no me vaya a follar mi padre cuando me vea, porque ahora se que cuando me dijo que me metiese su rabo en la boca a él le gustó, y a mi también. ¿y sabe una cosa Padre Arsenio? voy a intentar por todos los medios que me folle o que me lo haga por la boca. Yo se que lo voy a disfrutar. 
A quien voy a dejar en paz va a ser a Gasparillo, como le dice mi madre, es muy chico y ya tendrá ocasión de que alguien le folle. Quizá con mas edad, y cuando tengamos novia para casarnos, nos aliviaremos como lo hacen los hermanos, no se.
- Bueno, bueno, el hombrecito. Cuanto has madurado en pocas horas. Eso está bien. Nos queda aún trecho por este aburrido camino y yo que soy debil de carne me he excitado con tu perorata - y al tiempo que lo decía se desabrochaba la sotana y dejaba al aire su bastón duro como el pedernal - anda, se buen pecador arrepentido y dejate caer en mi regazo y aliviame de mi apuro. Sigue hasta el final, no se vaya a manchar la sotana que es nueva.
- No se apure, cura. Ya he probado esa especie de leche que sale después de los temblores, y me gusta, me la trago con deseo y mi aparato también se pone duro, luego yo me lo froto y encuentro mucho alivio también. Ojalá le hubiese salido a Sandalio eso para poder beberselo, que a Arturo ya lo hice con gusto. Pero, ¿apesar de que le saque la leche, me va a follar al llegar a la Ermita? Me he aficionado a ser para cualquiera como una mujer por el culo.
- ¿Tu vas a querer que yo te folle al llegar, eh, pequeño?
- Si, y si hay más,  pues más - en el tono de Roldán había rabia y desafio.
Llegaron a la Ermita, de noche. 
A Roldán le estuvieron follando entre el sacristan y Don Arsenio toda la noche.
A la mañana siguiente Don Arsenio se presentó en casa de Don José con el niño.
- Lo traje ayer a ultima hora, que me llamaron del seminario. Después de ser examinado en profundidad el padre Bernardino ha concluido que la inocencia de Roldán es digna de elogio y que está preparadisimo para tomar su comunión. Nada hay que temer. De ahora en adelante vendrá a diario a la Ermita como monaguillo para que vaya preparandose. Bueno, Don José, yo ya me tengo que ir.
Cuando el padre Arsenio se alejó. Don José habló con su hijo.
- Bien, cuentame, Roldán, cuentame.
Roldan dejo escapar toda la presión que habia acumulado en esos dos dias, llorando mansamente abrazado a las piernas de su padre. Lloraba sin poder articular palabra pero con su cara apretada contra la bragueta de Don José, notó como algo se movía. El padre abrazó la cabeza del niño y la estrechó contra su entrepierna. Roldán no pudo evitar oler a excitación y sentir la dureza tan caracteristica contra su mejilla. El mismo, sintió que su verga crecía.
- Vamos a mi gabinete, alli me lo contarás todo - y levantando la voz para que le escuchase todo el mundo - que nadie nos moleste en el despacho.
Al entrar en el despacho, Don José se dejó caer en una silla recordando la charla que tuvo con Don Arsenio " la concupiscencia aborda al buen cristiano de multiples formas y los renglones torcidos de dios nos son inexcrutables. Quizá dios permite esto para que tu hijo, que es responsabilidad tuya no se pierda definitivamente en otras manos y es mejor que tú te sacrifiques pecando de esa manera a que tu hijo se descarríe sin remedio. Si el chico te tienta encomiendate a todos los santos e intenta sujetarle y que el daño sea controlado, y si a consecuencia de ello tienes que experimentar algun tipo de placer, se lo encomiendas a la santisima virgen y procura disfrutar lo menos posible"
Roldán se echó una vez mas sobre el regazo de su padre en el que la erección era ya ingobernable. Roldán abrió la boca y a traves del paño del pantalón sentía el pene de su padre dentro. Como en un acto reflejo empezó a desabrochar la bragueta de su padre hasta que el pene orgulloso salto fuera goteando secreción por la punta. El niño, como ya había aprendido a hacer lamío ese goteo y luego hizo que el capullo golpease su garganta. La nausea le obligaba a retirarse una y otra vez. Sin dejar de chupar verga, Roldan se quitó los pantalones y la ropa interior y con agilidad felina cabalgó la polla de su padre que dada la experiencia de los dias precedentes no tuvo ninguna dificultad en entrar. Ya bien sodomizado Roldán empezó la danza del orgasmo, moviendose con un compas de caderas que hizo que su padre alcanzase el orgasmo enseguida. Sin haberla sacado del culo del hijo Roldán con una frialdad que a su padre dejó consternado le habló.
- Esto, esto es lo que he estado haciendo desde que me dejaste en casa del guarro de Arsenio hasta esta mañana que me ha traído despues de estarme follando él y el sacristan, toda la noche. Y en el seminario, lo mismo, y mas cosas que ni te atreverías a imaginar. Ahora, padre, si no te importa tengo sueño, quiero mi cama..., y quiero a Sandalio.
- Roldán. Espera. Sandalio ya no está aqui. Busqué a su madre trabajo en una buena casa de un Magistrado, en la capital. Sandalio marchó con su madre. Sin saberlo has estado en la misma ciudad que él.
- Me has quitado a mi hermano, y te odiaré por eso. Podrás follarme, pero te odiaré.
- Tu hermano es Gaspar, y Fidel, en pocas semanas, que yo cumplo mis obligaciones y preño a tu madre.
- Tengo sueño, padre.
Roldán salió del gabinete de su padre y mientras se dirigía a su alcoba se metió la mano por el pantalón buscando con sus dedos el ano. Lo palpó y se congratuló de que estuviera abierto. Apretaba para cerrarlo y relajaba, se metía un par de dedos, los sacaba y se los olía. Le olian los dedos a la polla de su padre, volvió a meterse, esta vez tres dedos, los sacó y se los llevó a la boca, donde chupó y chupó saboreando el sabor entremezclado de semen paterno, heces y el propio olor a su propio ano. Sintió que su pene resucitaba.
Llegó a su alcoba, se desnudó por completo y se encamó. Volvio a explorarse y siguió metiendose los dedos. Ahora el semen derramado del padre fluia ya hacia fuera. A dos manos recogia el flujo de heces y semen y lo consumía con devoción al tiempo que su pene reclamaba atención. Cuando termino de consumir lo que su cuerpo le ofrecia se acaricio su capullo hasta que sobrevino el estremecimiento pero no  le aconteció el desmayo, solo gozó en un interminable orgasmo. Después de esa experiencia se quedo profundamente dormido, en un sueño en el que Sandalio le llamaba.
Le despertó una doncella que no conocía que le urgió a bajar a comer con la familia
Cuando se vistió y bajo al comedor, la familia ya habia empezado a comer.
- Tú, maleducado - dijo muy severo su padre - a comer a la cocina, con el servicio, así aprenderás que esta casa tiene sus leyes, y tú, precisamente tu, ya eres mayor para entenderlo, ya que entiendes tanto de la vida, al parecer.
En la cocina, la cocinera le puso un plato de comida.
- Esta, es Isabel, la nueva costurera, que hasta que venga una doncella nueva  hará sus labores. Y tú, ¿que tal en el Seminario?
- Interesante. No creo que vuelva.
- Está aquí el sacristan del padre Arsenio - Prado, la madre de Roldán avisaba - que viene a llevarte para la catequesis. Acaba de comer y no le hagas esperar.
- No tengo mas ganas de comer. Ya voy.
El camino desde su casa a la Ermita fue lento. Roldán dejó bien claro que sabía de que iba aquello.
- ¿Te hago una mamada mientras llegamos o esperas y me follas?
- Bueno, chico, te precipitas un poco. Ahora no me parece bien...
- Bien. Esperaré a la polla de Arsenio
Ya no volvió a abrir la boca hasta llegar a la Ermita.
Llegando, el padre Arsenio esperaba en la puerta.
- ¿Que tal muchacho, empezamos?
- Si. Me gusta el confesionario. ¿Que va a ser primero, la mamada o la follada?
- Eres muy impertinente, Roldán. Aún hay aspectos del sexo que desconoces. Ni mamada, ni follada. Ven conmigo a la cripta.
Llegados a la cripta, flanqueados por los enterramientos, entre el sacristan y Arsenio desnudaron a Roldán. El sacristán con un azote de muchos cabos comenzó a azotar las nalgas, y obligandole a abrir la piernas que unió con una vara gruesa y unas abrazaderas acolchadas, le condenó a dejar expuesto el ano y las bolsas testiculares. Al continuar azotando, algunas veces las tiras de cuero lamian los huevos de Roldán que se dolia pero le excitaba.
El padre Arsenio se habia ausentado a traves de un pasadizo estrecho que abrió tirando de un hachón de la pared. Al poco se sintieron otros pasos, como de cascos, por el mismo pasadizo. El padre Arsenio traia cogido por el bocado un caballito pony de corta talla. En cuanto entró en la sala se fue directo a los genitales de Roldán y comenzó a lamerlos, luego dio la vuelta y le hizo lo mismo en el ano, al tiempo que su verga crecía hasta casi arrastrar por el suelo. Cogido del collar que le habían puesto con una cadena fue arrastrado hasta quedar a la altura de la verga del caballito.
- ¿No querias hacer una mamada, Roldan, no te sentías tan seguro? Te queda mucho que aprender. Te diré como es la verga de un burrito como este. Desproporcionada en relacion a su alzada y no muchos han tenido el privilegio de disfrutarla. El capullo es plano, no como los nuestros tan redondeados, pero se le puede abarcar si se abre bien la boca. Ah, y suele ser bicolor, a trozos rosados y morenos. Cuando el animal la pone dura, se pone muy dura. Ahora lo podrás comprobar. Quizá aún no te la pueda meter, pero el capullo, señorito arrogante te lo vas a tragar por la boca y por el culo.
Atado como estaba con las piernas muy separadas Arsenio le obligó con la cadena a doblarse por la cintura hasta ponerlo a la altura de la verga del caballo. Roldán vio el capullo del pony y algo se le movió por dentro. Deseó lamer y lamer, chupar y que aquel gran trozo de carne entrase en su boca y se imaginó como sería intentar que ese baston enorme le sodomizase. Sin hacer ningún asco agarró  con sus manos el vergón y se lo llevó a la boca. En cuanto la bestia sintió la lisura humeda en su capullo endureció su miembro. Roldán abrió todo lo que pudo la boca y se metió dentro la verga del pony hasta donde pudo y con la lengua estimulaba a la bestia que se mostraba nervioso.
- Eres valiente, eh, niño estupido - le dijo arrancandole la verga de la boca - a ver que tal se te da por el culo.
Cambió de posición al caballo colocandolo al lado de Roldán y lateralizando su largo miembro lo apuntó al ano del chico haciendole tomar contacto.
- Metemelo ahora, Arsenio, clavame esa polla y hazme feliz - y diciendolo el chico empujó hacia atrás. 
Tenia ya el ano bastante dilatado de los tres dias que llevaba pasados y aunque con dificultad la punta del pony entró en el cuerpo de Roldán, no sin dolor. El animal al sentir la estrechez en torno a su capullo empezó a eyacular y el semen a rebosar del culo del chico. Después el pene se relajó y se salió del cuerpo del muchacho.
- ¡Se la ha metido el burro! - dijo sorprendido el sacristan - y al chico le resbala la sangre por los muslos.
- Llevatelo arriba, lavalo, limpialo, curale el culo rajado y devuelvele a su casa. Ya hablaré yo con su padre.

sábado, 4 de julio de 2020

ROLDAN - 5 -


Según ascendía por la humeda escalera de caracol detrás de Celestino, Roldan, sentía como le resbalaban los margenes del ano debido al prolongado castigo a que habia sido sometido. Hacia intención de contraer el musculo y notaba dificultad para llevarlo a cabo, a la par que un dolor con un componente dulce le permitían encontrar disfrute del dolorimiento, tanto, que se sorprendió a si mismo deseando que esa noche Arturo le visitase en su cama.
- ¿Que te ha parecido Roldan? - preguntó en voz baja Arturo que subía inmediatamente detrás.
- Al final, no ha estado tan mal. Porque el que se subió a mi silla, no me hizo nada de daño y me gustó, se me puso dura. ¿A ti que tal te lo hizo el otro?
- Bien, ya conocia su rabo, ya me lo habia hecho mas veces. Algunos teologos vienen de noche al dormitorio para cogernos. Pero me refería a la comunión. 
- Me entraron muchas ganas de vomitar, menos mal que no se notó, que Santiago me ayudó mucho. Si el perro me la llega a meter, yo no se...
Llegaron al dormitorio del padre Bernardino que yendo en cabeza movió una piedra de la pared y el fondo del armario se abrió.
- Vistanse y - mirando su reloj de bolsillo - vayan para el refectorio, ya es la hora. 
Se dirigieron al refectorio y consumieron lo que les sirvieron.
- Arturo, me noto el culo raro.
- Has perdido el virgo, Roldan, ya tienes coño, como yo y como casi todos los que con cara de angel inocente comen aquí esta noche. Ya no te debe asustar ningún rabo, por grande que sea.
Camino de la capilla en procesión todos los seminaristas para rezar Completas Arturo le indicó que ocupase en el banco la parte de afuera para poder hablar.
- Esta noche, cuando ordenen silencio, me deslizaré a tu cama, para que nadie pueda meterse.
- ¿Me vas a follar esta noche, Arturo?
- Si tu no quieres, no, pero de ésta forma evitaré que otro se meta en tu cama y lo haga por cojones.
Salieron del rezo de la ultima hora y en procesión se dirigieron al dormitorio. Unos escasos minutos para ponerse el camisón de noche y las tristes y polvorientas luces de los globos del techo se apagaron.
Inmediatamente alguien entró en la cama de Roldan.
- ¿Arturo? dijo casi inaudible Roldan.
- Que Arturo ni niñerias. Soy Vicente, la picha mas grande del seminario, vas a disfrutar - cogió la mano a Roldan y se la llevó a su entrepierna -
- ¡Vete de mi cama o, o,
- ¿O qué, señorita?
Y en ese momento una robusta mano haló por los pelos a Vicente sacandole de la cama, luego le agarró con fuerza por los huevos estrujandoselos.
- Si no quieres que te los corten no vuelvas ni a mirar esta cama. Este niño es de mi propiedad, solo mío - y soltó a Vicente que ahogando un quejido de dolor se volvió a su cama.
- ¿Arturo? menos mal que has venido
- Calla chico, soy Santiago y he venido a llevarte al teologado, con unos amigos. Alli sabrás lo que es disfrutar de tu sexo y el de los demás. Todo lo que te cuenten por fuera no te lo creas. Sal de la cama y sigueme.
Por una escalera lateral y estrecha que llevaba a las cocinas descendieron hasta una puerta que se abría al callejón que separaba el filosofado del Teologado. Atravesaron en dos zancadas el  callejon y empujando una desvencijada puerta que parecia no haber sido abierta nunca entraron al edificio de los teologos. Santiago cogió a Roldan de la mano y a buen paso llegaron a la capilla, donde seis teologos les esperaban en torno al altar. Estaban absolutamente desnudos y solo llevaban una estola al cuello y un amito a la cabeza anudado al cuello.
- Hermamos, este es Roldan. Un heroe que ya a su edad ha participado en una ceremonia de comunion de Bernardino. Y ha salido con bien. Le he traido por ser un cordero inocente que ahora participará de una ceremonia eyaculatio.
Querido Roldan, todos estos hermanos han defecado antes de venir aqui y ahora tu situación por nuestro deseo hace que tengas que limpiarnos uno a uno con tu lengua. Todos adoptaran una posicion de oracion musulmana y tu irás de uno en uno limpiandoles. Despues de cada limpieza besarás al hermano que has limpiado en la boca para que él sepa cual ha sido tu servicio. Cada uno que este ya limpio eyaculará en el caliz y mientras yo inundo tu cuerpo con mi savia sobre el altar tu beberas el contenido del caliz. Que el semen del amor entre por todos los orificios de tu cuerpo y te santifique.
Los teologos se arrodillaron con el culo mirando al altar en forma de semicirculo y Santiago lo desnudó como si de un Adan se tratase le impuso sus manos y pronunció una oración.
- Quiera nuestro dios omnipotente que comulgando de nuestros cuerpos y alimentado del jugo de la vida de cada uno de los que generosamente te la dan puedas llegar a alcanzar el cielo del placer del cuerpo que inunde tu alma de paz. Roldan, ya puedes empezar.
Roldan acercó al primero que con la cabeza en el suelo utilizaba sus manos para separar bien las nalgas y que el ano sucio quedara bien expuesto. Roldan se arrodilló entre las piernas del oferente y sin una sola vacilación, como el que sabe a ciencia cierta cual es su destino, zambulló su cara entre ambas nalgas y sacando la lengua para lamer el ano. Se dedicó con paciencia franciscana a dejar el culo del teologo limpio y pasó al siguiente. Mientras Roldan se dedicaba a saborear y diferenciar los multiples sabores fecales el seminarista mayor que iba dejando atrás se masturbaba y Santiago con un caliz de oro iba recogiendo los productos del placer conseguido. Cuando Roldan dio por terminada la limpieza de todos los anos a su disposición, Santiago ofreció su verga una vez más al cuerpo del chico que se limitó a agacharse y recibir sin reparo alguno a Santiago que consumó su coito anal con Roldan.
Luego Santiago ordenó al muchacho que descargase el semen que llevaba en su cuerpo en su propia boca. Santiago en lugar de tragarlo lo dejó caer en el caliz, mezclandolo así con los de los demás.
Mandó arrodillar a Roldan a su lado en el altar y pronunció estas palabras.
- Por el sagrado ministerio que nuestro Amo y Señor me tiene confiado ruego que este semen fruto del gozo del cuerpo de todos los presentes sea el camino para que Roldan no pierda jamas el camino de la verdad de la vida. Te lo pedimos tus siervos.
Alzó el caliz y comenzó a repartirlo entre el resto de presentes. Después de beber cada uno y con los labios humedos del liquido seminal se acercaba a Roldan y le besaba en la boca. Por ultimo Santiago ofreció el caliz a Roldan.
- Bebe y comparte en intima comunión el liquido santo que lleva vida, que es la vida y te la dará y lo compartes y lo regalas - y después de darlo a beber, besó tambien en los labios al chico.
De inmediato, todos los teologos vistieron su sotana y desaparecieron. Santiago urgió a vestirse también a Roldan metiendo prisa lo devolvió a su dormitorio atravesando en la oscuridad de la noche el callejón.
Nada mas meterse en la cama, Roldan sintió que alguien más entraba.
- Calla, Roldan, soy Arturo. ¿donde te has metido? He echado de menos follarte. Deseaba hacerlo y creía que ya no iba a poder ser.
- Pues follame Arturo. Yo también quiero. Además me han follado otra vez y me podría montar un caballo, de abierto que me han dejado.
Arturo palpó el ojete a Roldan y abrazó con ternura al niño.
- ¿No te ha dolido? parece que tuvieras un coño, Roldan. ¿No te importa que yo te lo haga otra vez?
- No, Arturo, ya estaba deseando que me lo hicieras tu.
Arturo apuntó su verga al ano del chaval y en cuanto notó el capullo, él mismo echó el culo atrás y el pene de Arturo se acomodó en el cuerpo de Roldan.
- ¡Que contento estoy de que me lo hagas tu, Arturo!
Arturo inició una danza suave y delicada acariciando a Roldan desde dentro con su cuerpo al tiempo que le besaba con delicadeza el cuello. Roldan decía muy bajito que le gustaba lo que le hacia no como lo hacian los otros que eran muy brutos. Cuando Arturo sintió que tocaba el cielo con su impulso quiso que su amigo le acompañará y comenzó a acariciar el sexo de Roldan que enseguida sintió otra vez aquella sensación que ya le habia deleitado. Arturo se vaciaba al tiempo que Roldan supo que perdía el conocimiento. Sonrió feliz. Deseó que el tiempo se detuviese. Y se detuvo. Se quedó profundamente dormido y enteramente feliz.

Bernardino, tocó la campana para llamar a su asistente. Celestino llegó al punto.
- De usted recado al teologado que Santiago venga de inmediato a verme.
Celestino salió todo lo rápido que el decoro y la humildad requerida le permitia.
- ¿Da su permiso, padre Bernardino?
- Pase.
- Hermano Santiago, tiene un futuro prometedor, pero la carne a su edad es el peor enemigo de una  carrera prometedora. Usted no lo sabe, pero altos estrados tienen puesta la vista en usted. Y eso se puede venir abajo por un mal paso, por dejar que los afectos nos dominen - levantó la mano para hacer que Santiago callase hasta que él, que era su superior,  le diera permiso - anoche usted organizó, sin mi permiso, y otros seis teologos una ceremonia de comunión de vida. No tendría mayor importancia si no fuera porque me consta que usted lo hizo, porque está enamorado de ese niño. En su disculpa tengo que decir que es para enamorarse. Es guapo, lo acepta todo, llora lo justo, pero no le asusta nada y además de todo simpatico. Pero..., querido Santiago usted ha perdido la cabeza y a eso hay que ponerle remedio. No se preocupe  solo quiero que cuando alcance su capelo se acuerde de mi, esto no habrá sucedido y el objeto de su locura desaparecerá. Ya he mandado recado al padre Arsenio para que venga a recoger a Roldan, él podrá acabar su preparación en manos de Arsenio, que duda cabe, es lo suficientemente degenerado, y le conozco bien. Usted, no podrá volver a verle, ni siquIera a despedirle. ¿Todo entendido?
- A la perfección. Nada que añadir padre.
- Retirese.
- Celestino, entre usted.
- A su servicio, padre.
- Traigame a ese diablillo cuanto antes.
Celestino encontró a Roldan en la explanada trasera del seminario paseando con Arturo.
- Roldan, el padre Bernardino quiere que te lleve ahora mismo a su presencia.
Arturo se levantó para acompañar a Roldan y Celestino fue tajante.
- Roldan solo, Arturo. Tu no.

- Don Bernardino, aquí esta Roldan.
- Que pase, y cierre usted la puerta por fuera.
Roldan se quedó como petrificado dentro de la sala tras las puerta, como si huviese echado raices.
- Pasa, hijo, pasa. No te asustes, pasa y toma asiento - señalandole una de las dos incomodas y altisimas sillas que flanqueaban la mesa. Roldan, se encaramó a una de las sillas y el padre Bernardino se sentó en la otra.
- Hijo mío, en las pocas horas que has estado aquí has demostrado que estás perfectamente preparado para recibir tu comunion. Has participado de una ceremonia muy intima conmigo y otros que esta reservada a unos pocos privilegiados y en la que has demostrado tu madurez, a pesar de tu edad y tu lealtad. Además esta noche has participado en  otra ceremonia muy importante reservada practicamente a teologos razón por la cual considero que las dudas de Don Arsenio no estaban justificadas. Ya está avisado Don Arsenio, y ésta tarde vendrá a recogerte. El podrá terminar tu formacion.
- E, e, entonces, ¿ya me voy a mi casa?
- Así es. Anda, ve a recoger tus cosas y baja a portería a esperar.

Arturo, llegó corriendo al dormitorio mientras Roldán recogía sus cosas.
- ¿Te vas? - el corazón se le salía del pecho.
- Si, Arturo. Me da rabia. Yo quería hacer mas veces lo que hicimos anoche.
- Yo también quiero estarlo haciendo siempre - empezó a llorar - y no voy a poder hacerlo mas.
Roldán abrazó a Arturo y le prometió que sería mas tarde que pronto pero que le aseguraba que le volvería a ver. Seguro, seguro, seguro.
- No te olvides de mi, Roldán - dijo al tiempo que le daba un beso.
El portero subía para anunciar a Roldán que el cura Arsenio estaba en porteria.
- Adios, Arturo, me tengo que ir. Te prometo que volveremos a vernos.
Arturo se quedó sentado en la cama con los ojos acuosos mientras Roldán sin volver la vista atrás se alejaba.

martes, 30 de junio de 2020

ROLDAN - 4 -

A medida que a Roldan se le fue haciendo la vista a la penumbra de la mazmorra pudo ir definiendo los detalles. Los oficiantes estaban descalzos con las piernas desnudas y los brazos desde donde les cubría la especie de túnica que les vestía y llegaba hasta las rodillas. Era de un color blanco inmaculado. Daba la impresión de que no llevaban nada debajo.
Las dos plataformas con argollas que había delante del altar no eran planas más bien tenían una convexidad, como si fuera una silla de montar y en su mismo centro había algo que no acertaba a identificar. 
- Yo ya he estado sentado ahí - dijo Arturo - con preocupación.
- ¿Es como una silla de las de caballo? , pero tienen en el centro algo, que no veo bien, Arturo.
- Enseguida te enterarás. Al principio molesta un poco, aunque luego..., si lo piensas hasta puede ser divertido. 
- Pero, ¿que es, Arturo? 
- Aún te duele el culo por lo que hizo el animal de Celestino ¿a qué si? 
- Un poco, ya no me duele tanto, aunque a ver qué pasa cuando vaya a cagar mañana. 
- Pues cuando vayas a sentarte a horcajadas ahí procura apuntar y que te entre por el culo, porque de una forma u otra tiene que entrar y es mejor que lo vayas haciendo tú poco a poco a que Celestino lo haga otra vez a lo bruto. Y además ya sabes para que son estas cadenas, para atarnos a la silla y que no nos podamos escapar. 
- ¿Duele mucho, Arturo? 
- Que va, ya lo verás. Lo que me preocupa es lo que nos van a obligar a hacer con esos tres desnudos tapados por esa sabana. 
Mientras hablaban Bernardino, había estado trajínando en el sitial donde se había sentado después de remangarse la sotana. Celestino vestido con su sotana a una indicación del padre Bernardino se subió a la tarima del sitial y por uno de los laterales se tumbó en el suelo y reptó de espaldas hasta situar la cabeza debajo del asiento, entre las patas, los brazos colocados a ambos lados del cuerpo. Celestino abrió lo ojos y sonrió. El padre Bernardino le había elegido para una función extremadamente importante. Había escuchado rumores que el no había creído. Ahora sabía que eran algo más que rumores. El culo blanco del cura gravitaba desnudo sobre su cabeza, el asiento tenia un gran orificio para que el culo estuviese al aire. Hizo entonces una leve corrección de la posición de la cabeza para que su boca y el ano del padre Bernardino quedasen bien alineados. Sólo tenía que tener paciencia, esperar y en el momento justo abrir la boca todo lo posible. Volvió a sonreír, estaba orgulloso de haber sido el elegido. Ni pensó en lo que podía entrarle en la boca, estaba firmemente decidido a hacerlo, es más deseaba ya que se abriese el ano y le inundase la boca la mierda del padre Bernardino.
Agustín, el más alto de los teólogos se dirigió a los chicos. 
- Para empezar esta ceremonia tenéis que colocarlos en el centro. Ya sabéis como va. 
Eduardo y Santiago se pusieron delante de cada uno de los muchachos y entonces fue cuando Roldan vio con Asombro, que la túnica blanca que llevaban, estaba abierta por detrás, aunque por el vuelo de la tela parecía no existir apertura. Arturo y Roldan, completamente entregados dieron unos pasos tras los oficiantes hasta sus sitiales. Unos escalones facilitaban subir. Ya cerca, Roldan pudo comprobar que la estalagmita que surgía del asiento era de buen grosor y no excesivamente largo. 
- Arturo - gimoteo Roldan, un grito ahogado de ayuda. 
- Hazlo, por favor Roldan, date saliva en el culo y clavatelo despacio, pero no te niegues, no tengo idea de lo que podrían hacerte. 
A Roldan le sorprendió que Santiago que le precedía cuando subía a su potro de tortura, le agarró por las caderas, le separó bien los cachetes del culo y hundiendo la cabeza en su raja del culo le ensalivó a conciencia, metiendo hasta donde podía la lengua, luego le ayudó a insertarse el dildo, lo que ahorró a Roldan pasar un mal trago. 
- Yo pasé por esto a tu edad más o menos - le susurró Santiago, miéntras le ayudaba a empalarse - ¿que tienes siete años? Me ha gustado meterte un poco de lengua. Cuando salgamos de aquí, puedes preguntar por Santiago en el teologado.
- Al mes que viene los cumplo. A mi tambien me ha gustado que me lo hicieras
- Cómo yo. ¿Te duele mucho al entrar? 
- No mucho, antes el que está debajo de la silla del padre, me metió su rabo de golpe y me abrió, por eso no me dolerá. 
- Celestino es muy bruto, y mala persona, procura no acercarte a él. Y una última cosa, no digas a nada que no. Si el padre Bernardino se enfada, es terrible. Ahora te tengo que encadenar a la silla. Es para quitarte la tentación de saltar en algún momento de la ceremonia. Yo te daré de comulgar. Cierra los ojos y comulga de las dos especies y después solo quedará... prácticamente nada y Bernardino os dejará en paz. 
- Santiago, ¡ya está bien! - le dijo Eduardo urgiendole, Agustín ya estaba nervioso. 
Los tres celebrantes se colocaron de espaldas a los chicos y comenzó el acto. Cada vez que hacían una reverencia las dos partes de la tunica por detrás resbalaban a los lados dejando todo su culo al descubierto.
Por la posición que estaba Roldan pudo ver por delante de su sitial una especie de escalones que llegaban casi hasta donde el reposaba empalado. Miró a su lado y en el sitio de Arturo había el mismo escalón.
Y empezó la celebración 
Agustin, el mas alto elevó los brazos a lo alto y pidio a alguien eterno las bondades de un acto sincero, que estuviese cargado de signos de lo mas alto. 
- Te rogamos, oh altisimo señor que nos concedas los frutos de la santidad de nuestro director y padre para que podamos participar de la santidad que de su cuerpo emana. Permitenos señor que los frutos de nuestros pobres cuerpos se incorporen a esta liturgia para que participen de los frutos de la santidad del padre Bernardino - Agustin continuó con un cantico y Santiago tomó de una mesa auxiliar una especie de fuente dorada, luego fue Eduardo el que recogió de la misma mesa una copa grande, dorada así mismo y con mucha unción.
- Arturo - chistó muy bajito Roldán a su amigo
- Que quieres. Calla y no llames mas la atención.
- ¿Que es ese bulto que hay en aquella esquina? Parece que se mueve.
- No lo se Roldan. Calla y atiende ahora. ¿Cómo vas con lo del culo, te molesta?
- No, no. Estoy comodo, me gusta, a ver mas adelante - Roldan estaba ya metido en su papel.
Y en ese momento los tres celebrantes se bajaron del altar y en procesión se dirigieron a la tarima, donde Don Bernardino estaba sentado. Los tres a la vez iniciaron una oración de tono monotono implorando al cura que les diese el fruto de su amor.
- Oh, padre Bernardino por la misericordia con la que nos iluminas a diario te rogamos que en tu magnanimidad nos des el fruto de tu  vida, para que comulgando con ellos estos pecadores puedan eludir su entrada al infierno y alimentarse de la santidad que en ti rebosa por cada uno de tus poros. 
- Por la confianza y la fe con la que venis a mi os entrego parte de mi bondad en la esperanza de que podáis algún día trasmitir a otros hermanos discolos la felicidad de la comunión hasta en el mas minimo detalle - decía esto con sus ojos entornados y las manos con las palmas abiertas hacia sus oficiantes.
Los tres al oir estas palabras se inclinaron pudiendo enseñar así sus nalgas. Entonces el padre Bernardino empezó a congestionarse.
- Déjame padre que recoja el fruto santo de tu generosidad en mi boca y pueda ofrecerlo a estos hermanos para beneficios y salvación de estos pecadores.
Un zurullo largo y humeante avanzaba hacia la boca de Celestino que con la boca abierta lo esperaba ilusionado de haber sido el elegido para portar semejante ofrenda hasta el altar. A medida que el cilindro de mierda semisolida entraba en la boca del seminarista y éste intentaba contener las nauseas, Santiago y Eduardo no levantaban los ojos de la cara de Celestino que hacia improbos esfuerzos por no vomitar.
- No escupas la mierda sagrada, hermano Celestino, sabes cual es el castigo - le decía Santiago - hermano Eduardo - se dirigía ahora a su compañero oficiante - ayudalé a sobrellevar ese inmenso honor. 
Eduardo se sentó al lado de Celestino al que la mierda le cubría ya la cara una vez rebosada la boca. Le levantó la sotana le agarró la raiz de los huevos con fuerza de manera que éstos se vieron confinados a presión en las bolsas, entonces empezó a darle suaves golpes con la palma de la mano incrementando la fuerza del golpeo cada poco. Su verga fue adquiriendo tamaño y consistencia y el dolor placentero causado hizo que olvidase sus nauseas. Eduardo siguió golpeando y golpeando hasta que Celestino comenzó a eyacular de una forma mansa, como por rebosamiento. 
- Celestino, ya puedes llevar el presente de nuestro santo padre Bernardino al altar. Y no olvides que tienes que regresar a lavar con tu lengua el ano del padre - recordó Santiago.
Celestino se levantó, recogiendo en sus manos las heces de Bernardino y tragando la que llevaba en la boca. Al llegar al altar depositó su carga en la bandeja dorada y uno a uno de los oficiantes lamío la cara de Celestino hasta limpiarsela. Celestino hizo lo mismo con sus manos hasta dejarlas limpias.
- Damos gracias por la generosidad del santo padre que nos permite la comunión con el fruto de su sagrado cuerpo - elevó los brazos a lo alto Agustín como principal oficiante.
A continuación tomó el cáliz dorado y lo llevó en procesión flanqueado a derecha e izquierda por Santiago y Eduardo. Al llegar donde el padre Bernardino los tres se arrodillaron ante él y Agustín recitó la oración.
- Amadísimo padre, después de regalarnos en su inmensa caridad el fruto de su cuerpo para alimento de nuestra vida, le rogamos nos de, en un extremo rasgo de generosidad, el beneficio del liquido ardiente como anticipo de lo que será una eterna vida sin sed.
Agustín tendió la copa dorada al padre Bernardino que levantándose la sotana y rebuscando un mínimo trozo de miserable carne consiguió rellenar con su orina la mitad del cáliz. Ya otra vez en el altar Agustín ofreció al altísimo los presentes entregados por Bernandino pidiendo que los bendijese para beneficio de sus hijos. 
- Arturo, ¿que está pasando?
- Preparate, Roldan, ahora van a darnos la comunión y luego nos van a dar la paz.
Efectivamente Santiago tomó la bandeja con la mierda y se acercó a Roldan.
- Come Roldan y te prometo que al darte la paz no seré muy duro. Come.
- No, por favor, no - lloraba implorante Roldan.
- Cierra los ojos y abre la boca, yo te ayudaré.
Cogió con los tres dedos centrales de la mano una cantidad de heces y lo llevó a la boca del niño, que a duras penas abrió algo la boca. Santiago metió los dedos con la mierda.
- Traga, hijo, traga rápido sin cogerle el gusto. 
Intentando  cohibir las arcadas, Roldan tragó y cuando estaba hecho, Santiago volvió a meter los dedos en la boca del niño para que consumiese los restos.
- Dame más - en el tono, el timbre y la determinación de Roldan en la petición se notaba que el niño ya no estaba, en su lugar había un hombre con aspecto de niño - y después ¿que? 
Santiago volvió a Arturo y le ofreció lo mismo que el chico aceptó sin rechistar mirando a su compañero y amigo.
A continuación Eduardo ofreció el cáliz a los chicos y esta vez no hubo incidentes ni repulsas, los dos bebieron.
- Alimentados del fruto de la santidad y en perfecta comunión por el banquete en el que hemos participado solo queda visibilizar la paz que produce esta ceremonia haciéndonos una sola carne. 
Santiago se dirigió al enclave de Roldan, le quitó las cadenas, le saco el dildo del culo y con un movimiento como de giro y contragiro lo sacó del asiento, luego se quitó su tunica y se sentó como estaba sentado Roldan, al que encaró he hizo sentar sobre su pene erecto ya sin molestia alguna. Roldan, sin duda en agradecimiento por los detalles que tuvo con él Santiago, le abrazó estrechamente y le besó en la boca como Don Arsenio habla hecho con él. Luego dejándose llevar, nada mas que de instinto empezó a mover las caderas para estimular a Santiago.
- Espera, precioso, espera - Santiago susurraba a Roldan al oido - No te muevas o me correré. Tenemos que esperar a Eduardo, luego cuando Agustin nos bendiga en el amor a la paz podremos hacerlo. 
Eduardo estaba también en posición, aunque Arturo, no demostraba cariño, ni Eduardo la ternura de Santiago con Roldan. Y entonces el padre Bernardino levantó su mano derecha y se puso en pie.
- Ha ocurrido un hecho desagrable que me obliga a imponer un castigo a uno de vosotros - Roldan estrechó a Santiago un poco más, Arturo comenzó a transpirar - el hermano Celestino no estuvo a la altura de la importancia de esta celebracion penitencial y por eso tendra que ser corregido. Celestino - se dirigió al filosofo - has tenido que ser engañado con el señuelo de los sentidos para no cometer sacrilegio, por eso has de ser corregido. ¡Liberen al Amo del Infierno!
Agustin, se despojó de su tunica y quedó desnudo como sus compañeros. Tomó una vela y se acercó a la esquina donde antes Roldan creyó ver algo. Poco a poco Agustin exhibiendo una portentosa erección iluminó  el rincón. Apareció una cabeza enorme enfrentada a la verga dura de Agustin, comenzando a lamerle hasta que Agustin efusionó una gran cantidad de semen que el perro, Amo, rebañó hasta consumirla toda lamiendo suelo y piernas de Agustin.
- No te muevas, por lo que mas quieras Roldanito, precioso - susurraba al oido Santiago - si me corro me tocará la misma suerte que a Celestino.
- ¿Y que le va a pasar a Celestino?
- Ahora lo veras y cuando lo veamos podremos ya cumplir con la liturgia de la paz y corrernos.
Agustin enganchó una correa al collar de Amo del Infierno y lo saco de la oscuridad. Era un mastin impresionante de no menos de ochenta kilos. A una indicacion del padre Bernardino, el filosofo Celestino se colgó de la parte delantera del plinto donde estuvo ensartado Roldan. Agustin de inmediato inmovilizó sus piernas muy abiertas y los brazos mediante cadenas que se enganchaban a argollas bien recibidas al suelo.
- Por favor santisimo Padre Bernardino libereme de este castigo, seré su albañal mientras viva, seré su esclavo para todo, pero no me haga pasar por el caliz de Amo.
- Disfruta de tu pecado. Y sufre el que de ahora en adelante tendrás que vigilar que no abones por donde pasas. ¡Hagase!
Agustin llevó al perrazo hasta las inmediaciones de donde estaba inmovilizado Celestino y le ordenó.
- Castiga al pecador, Amo del infierno.
Amo primero olisqueo el ano, luego lo lamío durante un buen rato hasta que de un pesado salto pudo colocar sus manos casi de león a ambos lados del torax de Celestino que ya gritaba por los arañazos que infringía el perro en sus costados. Agustin actuó de mamporrero y dirigio el vergon duro como el hueso con que estaba armado, hacia el ano del filosofo. En cuanto el goteante y puntiagudo glande de Amo notó la suavidad pacifica del ano, Celestino emitió un gemido ahogado y despues un desgarrador grito, cuando el animal empezó sus arremetidas, no muchas y se detuvo con su miembro dentro de Celestino, que rogaba que le sacasen ese rabo duro. Amo hizo en ese momento un movimiento de rotación dejando que su pene apuntase en direccion contraria a su cabeza. El culo de Celestino y el de Amo quedaron asi enfrentados. El perro gemia de placer y Celestino, su perra, gritaba de dolor mendigando perdón. Pasaron no más de cinco minutos y Amo soltó una especie de aullido y se salió del seminarista, al que le resbalaban por los muslos sangre mezclada con la semilla del perro.
Fue entonces cuando Agustin dio el permiso jerarquico para trasmitirse la paz.
Santiago estrechó aún mas al niño, hizo dos movimientos lentos de cadera para acariciar las entrañas del niño con su pene y finalmente se corrió. Eduardo hizo lo propio con Arturo, que sabiendo de lo que se trataba disfrutó mas que Roldan de esa ceremonia de la paz.
Tras unos minutos de impasse, el padre Bernardino se levantó de su sitial y ordenó a Celestino, Arturo y Roldan que le acompañasen de regreso a la estancia del cura.
Por las escalera de caracol volvieron al dormitorio, donde Bernardino volvió a girar sobre su eje la imagen de la virgen y la puerta excusada se clausuró.
- Después de la ceremonia santa de comunión con nosotros y vuestro comportamiento ejemplar, solo queda deciros que tapeis vuestras verguenzas y os incorporeis a la rutinaria vida de este seminario. A partir de hoy sois mis preferidos.
Celestino, Arturo y Roldan se vistieron aprisa.
- ¿Te ha dolido mucho lo de Amo? preguntó con prevención Arturo.
- Es el placer mas intenso que he sentido nunca. Intentare repetirlo.