miércoles, 24 de febrero de 2021

AMIGOS..., cont (bis)


El hostal estaba a las afueras. En su momento era de carretera hasta que la ciudad lo fagocitó. Fue tiempo suficiente de coche para que Sebastián se tranquilizarse y para que Isabel, con ese sexto sentido que tienen todas las mujeres supiese que tenía que dejarle que ordenase sus ideas, porque si de algo estaba convencida es que el día que ella pasó con la abuela a su novio le pasó por encima una apisonadora y lo desbarató. Si quería enterarse de todo tendría que ser muy prudente.

Entraban en el hostal y Sebastián le puso a Isabel la mano abierta en el culo y la deslizó a la entrepierna.

- ¡Para, calentorro! En nada estamos en la habitación y ya tengo ganas de tenerte dentro, bien duro y caliente. Ya estoy empapada - confesó en voz baja.

- Te la voy a tener metida toda la noche - le susurraba al oído mientras empujaba la puerta del hostal. Se acercaron a la recepción, un pequeño mostrador en el que un treintañero vestido informalmente les esperaba con una amplia sonrisa - tengo una reserva - y ya el recepcionista tenia la llave en la mano.

- Con un carnet tengo suficiente. Aquí esta la llave, la 102, como siempre ¿no? - y mantuvo una mirada intensa en los ojos de Sebastián, que tras un momento de indecisión sacó su carnet y lo depositó sobre el mostrador.

Sebastián estaba otra vez muy excitado y nada mas abrir la puerta de la 102 la abrazó haciéndola sentir su dureza. Como si les quedasen solo minutos antes de que el destino les separase, de forma torpe se desnudaban el uno al otro sin dejar de besarse y comerse y en ese momento, la memoria le puso la zancadilla a Sebastián y sin poder remediarlo se vio el día anterior desnudandose con desesperación junto a Mario sin querer dejarse de besar. Le atenazó el panico otra vez y su explosiva erección se transformó en temida detumescencia sin que fuera capaz de remediarlo. Se separó de Isabel como para desvestirse antes y poder recuperar su dureza. Al quitarse los calzoncillos pudo comprobar que no tenía más que un colgante de carne flaccida.

- Voy a orinar - estaba de espaldas a Isabel, para escamotearle el gatillazo y cuanto mas interés ponía en recuperarse mas a merced de los acontecimientos se sentía. La sensación de terror panico le hizo marearse; estaba hiperventilando. Y entró en el baño.

- Orina en la ducha, chico, en el vater, con ese empalme no vas a atinar ni con una gota.

Sebastián se sentó en la taza del vater y comenzó a llorar. No podía, el pene cada vez era mas pequeño y la imagen de Mario, aguantando sin rechistar sus embestidas lúbricas, se agigantaba. Iba a confesarselo a Isabel y en ese momento ella le llamó.

- Cariño, estoy en la cama como a ti te gusta, desnuda, en penumbra.

- Ya voy - y en su cabeza vio aún un rayo de luz. En penumbra entraría en la cama y  comenzaría  con un  cunnilinguis; sabía de otras ocasiones que lamer profundamente el sexo de Isabel centrandose en la lisura de las ninfas y la dureza del clitoris le provocaba erecciones intensas.
Efectivamente, salió del baño con la luz apagada ya, de manera que Isabel no le viera desnudo. Entró en la cama y rapidamente se  colocó entre sus piernas, alargó los brazos y comenzó a pinzar  con sus dedos los pezones de su novia, que gimió de placer. Al tiempo lamió y lamió el sexo hasta dar  con su botón duro. Notó que su  cuerpo reaccionaba positivamente y parte de su miedo atenazante se diluyó. Rapidamente pensó en aprovechar la erección para penetrarla y correrse en un par de bombeos y luego disculparse por su precocidad; estaba demasiado caliente, ella le ponía muy burro y no se podía aguantar; encima iba a quedar de lujo. Se aupó sobre Isabel, le buscó la boca para besarla al tiempo que su pene duro encontraba la humedad de ella.

Fue una décima de segundo; empezar a besarla y hacersele presente la cabeza excesivamente girada de Mario con sus ojos implorantes de beso miéntras él  se corría dentro de su  cuerpo, que su verga desfalleció, incluso perdió la turgencia necesaria para mantenerse dentro. Isabel al sentirse vacía echó mano al sexo de Sebastián para ayudar a la inmediata penetración y tocó los genitales de un niño.

- ¿Que te pasa, cariño?

- No se - Sebastián se hizo a un lado mirando al techo.

- No pasa nada, verás como en  cuanto te haga una de mis mamadas todo se arregla - y diciéndolo se incorporó en la cama y se inclinó sobre el regazo de Sebastián,  comenzando la felación.

Pasaban los segundos y los minutos con Isabel aplicada a restablecer las fuerzas de su novio y en los oidos de él resonaba la frase con su capullo rozando los labios de Mario: "Te doy mi culo si tu me das tus labios" La frase martilleaba una y otra vez pero en su verga estaban los labios equivocados. Al cabo de unos interminables y humillantes minutos Isabel lo dio por perdido.

- ¿Quien es ella? - la dureza de la voz de su novia amenazaba tempestad. Sabía como era Isabel cuando perdía los estribos y lo ultimo que quería, además, era un escandalo.

- Me encuentro mal cariño. De verdad que no hay ninguna otra - y no mentía, había un otro, y él lo sabia, Mario se le había metido en su corazón - creo además que estoy destemplado. Prefiero que nos vayamos.

Isabel, supo en ese momento que no sacaría agua de ese pozo y comenzó una retirada estrategica, pero el fuego de  celos que la  consumia no se iba a sofocar tan facilmente.

- Vamos cariño. Vamos a vestirnos, me llevas a casa, vas a tu residencia, te tomas algo y mañana hablamos con  calma - se acercó a su cara y le dio un medido beso en la mejilla.

Mientras conducía de vuelta a la residencia iba aumentando su rabia y su culpa a la par. Iba a hostiar a ese mariconazo por haberle arruinado la vida. Y a medida que se acercaba a su destino las lágrimas se le agolpaban impidiéndole casi ver la calle. Aparcó y salió del coche deshecho. 

- No, - se dijo en voz alta - no Sebastián, el maricón eres tú - se detuvo antes de entrar al edificio apoyando una mano en la jamba de la puerta, agotado de tanta tensión acumulada durante el día. Esto no era ya como esas barrabasadas que hacia desde que era un zagalón y de las que se escabullía con medias verdades, excusas inverosimiles y apelando siempre a su encanto personal, esa sonrisa que era como la munición de un Magnum, no dejaba a nadie indiferente. Esto iba ya de realidades insoslayables, personas reales que sufrían, sentimientos desgarrados y corazones destrozados. Se le vino a la memoria el retrato de Isabel y se le partió el alma - hoy va a acabar toda esta farsa - y penetro en la residencia.
Abrió la puerta de la habitación, miró su reloj, la una pasadas. Cuando dejó a Isabel en su casa estuvieron un buen rato en el coche, ella intentando abrir la concha y él escabuyendose como mejor podía y al tiempo pensando en la manera de vengarse de Mario. 
Mario estaba en su cama durmiendo ya después de un dia de trabajo y no se imaginaba lo que iba a tener que manejar.

Sebastián se quedó de pie mirando a Mario mientras lloraba sin poderse contener, en silencio. Acercó una silla y se sentó y entonces sin ninguna  violencia despertó a su compañero de cuarto.

- Mario - pronunció su nombre varias veces como con sordina, no quería ni asustarle, ni molestarle, pero era imperativo sincerarse con él. Al tiempo con mucho cuidado le movía el  cuerpo sujetandolo por el hombro. Finalmente Mario despertó.

- ¿Son las siete? joder me he quedado dormido - al tiempo que se destapaba a Sebastián no se le escapó que su amigo tenía una erección monumental. 

- No Mario, es la una y tenemos que hablar

- Hostia, Sebastián ¿no puedes esperar a mañana? tengo sueño - y al tiempo enterraba la cabeza en la almohada y volvía a arroparse.

- Va a tener que ser ahora, Mario - y al tiempo deslizó su mano por debajo de la sabana y le acarició la entrepierna, apreciando la dureza de su sexo, y eso, si desperezó a Mario.

- ¿Que haces, loco? - y al tiempo de un salto se sentó en la cama - ¿que ha pasado con Isabel, nos estabas en ese hostal follando?

- Escúchame Mario, por favor, escúchame  y no me interrumpas - hizo un silencio para dar oportunidad a Mario de replicar y continuó - Aquel dia de hace casi nueve meses que abriste la puerta de la habitación y me tendiste la mano, me embrujaste, cabrón. En ese momento me quedé enganchado, ni se cómo fue, ni ya me importa. Tu fuiste el primer tío con el que he follado, y hoy no me arrepiento, ya no me arrepiento. Estos meses me has tenido loco. Muchas noches me levantaba de madrugada y me quedaba de pie al lado de tu cama contemplandote y luego lloraba cuando me acostaba porque "yo no soy así" me decía y luchaba contra mis sentimientos. Y te repito que nunca en mis veinticinco años había llegado a plantearme acostarme con un tio. Si, veía porno de tíos que diciéndose heteros follaban con otros heteros, el secreto estaba en no besarse ni declarar sentimientos. Eso me ponía a salvo porque luego, desde los quince años que me la chupó Susana, una vecina, no he parado de satisfacer mi apetito sexual con mujeres, y siempre con éxito.
Lo de la shemale es mentira, Mario. Estaba desesperado, de verdad. Hasta el olor de tus sabanas me consolaba. Muchos dias me demoraba mas de la cuenta, esperaba a que te fueses, me desnudaba y me metía en tu cama. Allí con la cara aspirando tu aroma en la almohada derramaba lágrimas. Supe lo que era estar enamorado. Me excitaba estar donde tu habías estado y tenía que tirarme de la cama porque no quería masturbarme sin tu consentimiento. 
Ayer, estaba bebiendo en la bar mientras Isabel estaba con su abuela, debía tener tal cara que se me acercó una chica y me dijo: "En el amor y la guerra no hay reglas si se trata de ganar. Mira tío se te nota a la legua que estas enamorado y necesitas a esa chica" y yo, no me preguntes porqué, sin preocuparme quien escuchaba le corté  y le dije "chica, no. Chico" me miró sonriente y me dijo "se te ha cambiado la cara cuando lo has dicho, porque lo has dicho TU, no el personaje que vas representando por este puto mundo. A por él, si es para ti, será y si no, al menos sabrás donde te encuentras. Como no se puede vivir, es permanentemente sobre un escenario" 
Y me inventé lo de la trans sin operar. No tenía cojones para ir por derecho. Te he llamado maricón y resulta que el maricón en el peor sentido de la palabra, era yo. Y por eso te pido perdón. 
Has provocado tal conmoción en mi, que he sido incapaz de tener sexo con Isabel. Quería matarte, pero me di cuenta que a quien tengo que matar es a ese Sebastián falso que no conozco. Mañana voy a pedir perdón a Isabel y a explicarme, como me he explicado contigo y como te pido perdón ahora.

- Tu también me has conmocionado - las lágrimas le resbalaban mansas por las mejillas, echó los pies fuera de la cama y se abrazó a Sebastián - lo que me pide el cuerpo es tener sexo contigo eternamente, estar contigo toda la vida, pero eso va a ser mañana, cuando tenga sexo con mi novio, no con el novio de una chica. Mañana si quieres te acompaño a sincerarte, a apoyarte, que lo que tengas que oír lo oiga yo, que tus lágrimas sean mis lágrimas y tu bochorno el mio. Yo también te amo y tengo que dar la cara contigo ante Isabel.

martes, 23 de febrero de 2021

AMIGOS..., cont.

 

Empezaba a colarse la primera luz del alba por la ventana y Sebastian abrió primero un ojo y luego el otro. Se hizo cargo de donde estaba, miró a Mario durmiendo a su lado y de un salto, desnudo como estaba salió de la cama. Mario se desperezó en ese momento y miró a Sebastian con cara de extrañeza.

- Ni se te ocurra abrir la boca, ni ahora ni nunca - se detuvo mirando a Mario que tenía cara de absoluta sorpresa, con el dedo indice levantado muy tieso en actitud tanto admonitoria como intimidatoria - el maricón eres tú, no yo, estás advertido.

- Bien, no tenía yo intención de nada, pero vamos - Mario contestaba muy relajado - que el que ha pasado por la piedra de dos tios en un solo día has sido tú, no yo, que eres el unico, y creo que el ultimo, que se ha encamado conmigo. Ah, y te recuerdo que hemos dormido juntos. Quizá algún día te des cuenta de todo lo hombre que eres y le digas a Isabel que pasó aquí anoche.

- A mi novia ni la nombres - dio un paso hacia la cama de Mario de forma amenazante - esto no ha pasado.

Mario no perdió la compostura. Dibujo una sonrisa sarcastica y muy intencionadamente clavo su mirada en los genitales de su compañero, enarcando las cejas y haciendo un mohin de agrado con los labios.

- Asi, no tan tiesa, esta también muy bonita. ¿Sabes? me duele el culo, que no se como voy a poder cagar hoy, pero me da igual, es un dolor que ojala sientas algun día, es de lo mas estimulante. Hago intención de  contraer el esfinter y la sensación es  como si aun la tuviese dentro, realmente adictivo. Aunque ya sabes que te dije anoche que si me dabas tus labios, mi culo sería tuyo. Y no sufras, nadie va a saber nada si tu no se lo dices.

Y sonó el movil de Sebastian. Se quedó como una imagen congelada, sin saber que hacer. Instintivamente se llevó las manos a sus partes mirando el telefono.

- ¡Hostias! es Isabel - estaba bloqueado. La mala conciencia no le dejaba decidir como hablar con su novia.

- Pero, tío, reacciona - le increpó Mario - ¿es un videochat? no, ¿verdad? pues descuelga joder que pareces tonto.

- Hola cariño - puso una voz absurdamente almibarada, tanto que su novia se dio cuenta - no, no, nada, es que me acababa de levantar y me ha pillado en el baño, ¿eh?  Nooo, ¿que dices, aqui, quien va a haber? que no joder, Isabel, mira, habla con Mario, el te lo dirá - Mario puso cara de incredulidad señalandose a si mismo con el dedo - de verdad, luego si quieres se lo preguntas - claro, claro, en diez minutos estoy abajo y desayunamos juntos. Hasta ahora. Espera que Mario quiere hablar contigo - miró a Mario frunciendo la cejas como preguntandole.

- Isabel, tu novio ha estado aqui toda la noche, como tu estabas con tu abuela, el se quedó aquí, estuvimos hablando hasta tarde - Mario guiñaba un ojo y hacia el signo del ok a su amigo - si, tu sabes hablando de cosas de tios. Si se está vistiendo, ya baja. Venga Isabel un beso, hasta otro día.

- ¿Se lo vas a decir? - Mario estaba envalentonado, hasta él mismo se sorprendía de su atrevimiento y de la sonrisa de satisfacción que se daba cuenta que tenía en su cara.

- Callate, maricón. No tengo tiempo de zurrarte, pero verás luego. Muchas gracias por el cable, eh tío.

Mario no pudo por menos que soltar una carcajada siendole imposible cohibir la risa  contagiosa que le invadió - ¿Me das un besito? - Sebastian lo intentó pero no pudo deshacer la sonrisa franca que le apareció mientras daba media vuelta y salía. Si, esta versión de Mario era nueva y le hacía gracia, pero no quería que se la hiciese.

Mario se tumbó todo lo largo que era en su cama sin dejar de sonreir. Se llevo la mano a sus huevos, que estaban relajados y se los acaricio y luego avanzó hasta tocarse el ano. Suponía que se lo encontraría abierto pero se llevó la decepción al encontrarselo cerrado hermeticamente, como siempre.

- ¿Y para esto he pasado yo el quinario? - se escuchó a si mismo decir en voz alta e inmediatamente intentó contraer el ano y el dolor se restableció, entrecerró los ojos y emitió una onomatopeya de satisfacción - veremos si hay una segunda o una tercera vez - volvió a decir en voz baja al tiempo que se dirigía al baño por una ducha fría. 

- ¡Espabila! Sebastian, estas ido. ¿Estás aqui? - le dijo mientras le chascaba los dedos delante de las narices - se te va a enfriar el café y el pan no has hecho mas que mosdisquearlo. De verdad, ¿donde estuviste ayer por la noche? 

- Llegan los finales, estoy agobiado, si apruebo tengo el proyecto por delante y todo se me amontona. Perdona de verdad. A ver si me centro. Precisamente de eso estuvimos hablando anoche con Mario. El tio con eso de que está con la filosofia lo templa todo y tranquiliza. ¿Lo de tu abuela va a ser para largo?

- No, yo no puedo siempre y mis padres con el trabajo. Ya hay contratada una residencia, creo que a primero de mes ingresa. ¿Quedamos esta noche, verdad? Necesito sentirte cerca, tu calor, tu fuerza.

- No sigas que se me sale de la bragueta.

- Vamos al hostal de siempre, ¿no? - le preguntó ansiosa Isabel.

- Donde si no, ya nos conocen. Ahora llamo.

Mario no podía quitarse de la cabeza el sexo con Sebastian. De vez en cuando tenía que apretar el culo para provocarse el dolor y convencerse de que no fue un sueño. El no se habia propuesto nada, ni tan siquiera estaba muy seguro de que le gustasen los hombres y no las mujeres y de pronto se rodean las cosas y la primera experiencia homoerotica que tiene es con un straight, un hetero. Porque Sebastian tenía novia, follaba con ella y cuando no la tenía a mano buscaba otra mujer rapidamente donde calzarla. Si no hubiese tocado carne donde el pensaba que tendría que haber humedad habría acabado sodomizando a la shemale que le encandiló, él se habría follado a un tío aunque en su cabeza sería mujer y nada de esto hubiera sucedido. Todo esta en la cabeza y en la negociación. ¡Joder! Sebastian se había metido su polla en la boca y no tuvo ningún acceso de asco o locura, y con su culo disfrutó como parecía que nunca había disfrutado, y anda que no metió lengua intentando anudar una y otra. ¡Hostia! disfrutó por lo menos lo mismo que él y sin embargo le insultaba llamadole Maricón. ¿Porque no se lo aplicaba a él, que disculpa se adjudicaría? Se lo tendría que preguntar.

En estas meditaciones estaba y se sorprendió con los ojos cerrados rememorando los abrazos y los besos con los que se premiaron los dos y al tiempo se acariciaba su pene duro como el pedernal

- ¡Ay, dios! Quiero repetirlo.

Sebastian miraba a Isabel con esa mirada interrogativa del culpable que se pregunta ¿dejo que me descubran o acabo con la incertidumbre y confieso? No podía tomar nada, si acaso algún sorbo de café, pero el vacio que tenía en la boca del estomago no le dejaba tragar nada solido. A pesar de todo intentaba mantener el tipo y lo fiaba todo a que un buen polvo esa noche en el hostal, como él sabía hacerlo lo solucionaría todo, Isabel se quedaría satisfecha como cada vez y él se olvidaría del incidente de Mario. Él creía que lo olvidaría, mientras que no le confesase que aquel primer apretón de manos electrico fue en realidad el origen de sus problemas. ¿Que mierdas tenía ese crio, cuatro o cinco años menor que él para haberle provocado tal seismo?
Con Isabel habia dejado de visitar, de vez en cuando, paginas de "heteros curiosos" y después de dos años aquello suponía que estaba mas que olvidado, pero desde que Mario llegó a su cuarto había hecho dos o tres incursiones  y alguna no para ver paginas ftm sino páginas de heteros curiosos sodomizando otros supuestos heteros curiosos. Con las paginas ftm se sentia a salvo, si, cara de tío, cuerpo de tio, sin tetas, una objeción soslayable, pero con coño y eso desactivaba cualquier espoleta de comportamiento gay, él veía y deseaba meterla en un coño como aquellos, no era un culo, que su aspecto fuera de tío era problema de ellas. Metersela en el culo a Mario le destrozó todos los esquemas, era un tío, era además la primera vez y era un culo. Aquel polvo tan increible seguro que le iba a dar dolores de cabeza.

- Voy a salir Marco, con Isabel. No vendré a dormir, he reservado habitación en un hostal. Esta noche voy a echar un polvo de verdad.

- Ah, es que lo de anoche fue de mentira. Yo me imaginé que me la chupabas y que luego me desvirgabas y después nos quedabamos dormidos los dos abrazados en mi cama. Todo eso es de mentira. Despierta, Sebastian, ¿que fuese ocasional y fruto de una serie de consecuencias? Vale, pero no te confundas. Sucedió. Quieras o no te olerá la polla a culo de tío decadas.

- Quiero decir... - intentó contemporizar

- Se lo que quieres decir, aprobé lógica - cortó muy serio Mario, al que ya le estaba molestando que le ningunease - y díselo a Isabel cuanto antes si no quieres que te explote el petardo en la cara cuando menos lo necesites.

- Bueno, venga, hasta mañana, coñazo.

Miéntras iba a recoger a Isabel y pensaba en otros encuentros similares se empalmó y le entraron ganas de aliviarse en ese momento. Sabía que no lo iba a hacer y se frotaba las manos con el polvo que iba a echar con su novia.

Recogió a Isabel y lo primero que hizo fue cogerle la mano y llevarsela a la bragueta.

- Dura como el diamante. Vamos a estar follando sin parar toda la noche y si quieres por el culo también.

- Ah, ¿ya la has metido por ahí alguna vez? Hasta ahora nunca me lo habias propuesto y mira que a mi se me ha ocurrido, pero me daba apuro pedirtelo. Repito, ¿tu has dado por el culo a alguien?

- No, no, era solo una ocurrencia fruto de lo caliente que estoy - y automaticamente sintió con terror que perdía la erección. Se le coló la imagen en su memoria de él corriendose dentro de Mario y él casi descoyuntandose el cuello para hacer coincidir orgasmo con beso pasional. Se le instaló el vertigo en la boca del estomago como por la mañana en el desayuno y constató que el pene se le perdia entre los pliegues del escroto.

- ¿Que te ha pasado, que he dicho? Te has puesto palido y has perdido el habla.

- A mi nada - intentaba aparentar aplomo pero a Isabel no se le pasó el apenas perceptible temblor que no podía contener en su aparente tranquilidad. No quiso hurgar mas la herida, que la había, a una mujer no se le pasa una cosa así por lo alto, y al fin llegaron al hostal.

sábado, 20 de febrero de 2021

AMIGOS

 

- Hola, soy Mario, me han asignado esta habitación - abrió la puerta timidamente con su mochila medio colgada del hombro - he dejado la maleta abajo, dejo aquí la mochila y voy por ella. Tu serás Sebastian, me han dicho abajo - dijo atropelladamente mientras tendía la mano.

Sebastian estaba tendido en la cama con el movil puesto en la oreja y practicamente no reparó en Mario.

- ¿Cómo? Ah, si, perdona, ¿Cómo  has dicho, Mario, si? Es mi novia - se levantó de un salto mientras se despedía de ella - perdona, me dijeron que llegabas mañana.

- Disculpa si te he incomodado, perdona.

- No, no, tranquilo. Hablaba con ella, Isabel, mi novia para hacer tiempo hasta la hora de comer. Mira, te enseño esto, bueno, tiene poco que enseñar, esta puerta es el baño. Si quieres agua caliente en la ducha tienes que ir a las del fondo del pasillo. A las de las habitaciones le cortaron en agua caliente porque al parecer éramos unos inconscientes y se gastaba mucha energia, ya sabes el planeta y eso. Esa es tu cama y bueno, te dejan colgar una estantería encima de tu mesa, y claro, joder, que te he dejado con la mano colgando - se dieron la mano y se la soltaron como si quemara. 

- Voy a bajar por la maleta, que va a echar raices en coserjeria

- Si quieres te ayudo - Sebastian intentaba ser agradable.

- No, tío, que va. Ahora subo.

Volvió a sonar el telefono de Sebastian.

- Isabel, perdona, era mi nuevo compañero de cuarto que acaba de llegar. Bien, educadito el chaval, normal, ya sabes, tiene cara de ser de letras. No se, por la forma de comportarse, los ingenieros somos como mas directos. Éste, Mario se llama, no se, da aspecto de leer a Sartre - y soltó una carcajada por su propia ocurrencia.

- Ya estoy aquí. Voy a dejar la maleta y me voy a comer con un primo mayor que me ha traido en su coche. Hasta luego.

En realidad no se porqué tome esta determinación, pero después de varios meses, y con un  comportamiento hacia mi tan leal y considerado me parecía lo mas justo, para con él y para conmigo también; no me sentía nada bien compartir tantas cosas sabiendo que él tenia un concepto de mi tan alejado de la realidad. No pesó nada el calvario que tuve que pasar con mi primo, el que me trajo a la residencia aquel primer dia, cuando decidí que alguien cercano debería estar al tanto de quien era yo en realidad, aunque para decir verdad, ni yo mismo sabía quien era, aunque no pudiera negar que cuando veia una peli porno los ojos se me iban no detrás de las tetas de la tía si no de los abdominales del tío, porque había algo en mi que bloqueaba el que me fijase en los genitales de unas y otros, quiza para no tener que elegir y certificar ante mi que era gay. Nunca habia tenido sexo con nadie y lo mas cerca que estuve de tenerlo fue una vez que en el autobus, que iba de bote en bote, un tío al que no pude ver ni la cara me puso un rabo de categoria y sintiendolo mucho, me gustó y yo estallé en una erección soberana que terminó por confirmarme que si, que era gay, que yo nunca había hecho nada por confirmarlo, pero ¿para qué quería confirmaciones? estaba clarisima mi inclinación. Como por otra parte la masturbación nunca fue mi fuerte, salvo con doce o trece años que me dijeron como se hacía pero a mi no me llamó especialmente la atencion. Asi que tampoco sabía que tipo de imagenes evocaría en caso de ser un pajillero redomado. En cuanto llegase Sebastián aquella noche a la residencia tenia pensado explayarme, era, para mi, un buen amigo y no quería dejar pasar ya la ocasión. 

Y de repente, como si de un vendaval se tratase se abrió la puerta de la habitación y no se que fue primero si el portazo que retumbó en toda la planta o el toro de Miura que irrumpió en la habitacion bufando como un energumeno. Se que no debí elegir aquella noche para sincerarme, pero..., yo ya lo había decidido.

- ¡Será hija de puta! - gritaba sin importarle si escandalizaba o no - pues no que va la tía y después de dos horas, dos, de calentón en el coche..., ¡si hasta me la mamó! que yo fui gilipollas y se la saqué para no correrme en su boca, después de  no dejarme tocarle el chocho venga morderle los pezones, y que pezones Mario, hostias, estaba loco ya, conseguí llegar al chocho ¡y no era un  chocho, ¡joder! no lo era, tenía la tía un rabo mas grande que el mio.

- ¿Isabel? - pregunté todo extrañado

- Que no, hostia. Si me pasa por cabronazo. Isabel se tuvo que quedar con su abuela y yo caliente,  como siempre, me ligué un pivonazo en un bar. Yo no me lo creia, Mario, de verdad, que pedazo de tetas, de cuerpo y de morbo tenía la tía..., y me encoñé. Ya en el bar me mordisqueó la oreja y me tocó el culo de una forma que, de verdad, yo no sabia que yo tuviese esas zonas erogenas. Mario, me metía la mano por dentro del pantalón y llegaba con el dedo por la raja hasta el ano lo acariciaba y seguía hasta los huevos y me volvió loco. Una tía nunca me había  hecho eso y, ¡claro! es que no era una tía era un tio con pintaza de tía. Y lo peor, lo peor, es que me ha dejado un dolor de huevos de la hostia. Me la voy a tener que menear. Tu tapate los oidos o vete, pero.

- Espera, espera, porque el karma todo lo descoloca para volver a colocarlo. Te tengo que decir algo, y quizá cuando te lo diga tomes otra determinación.

- Venga, dispara - en su cara se pintaba la angustia mientras no hacia mas que sobarse su polla a traves del pantalon, que hacia un bulto considerable.

- Sebastian, después de conocernos de tantos meses no puedo seguir sin confesarte que debo ser gay.

Se le cambió la expresión de la cara, dejó de sobarse y tras un interminable espeso silencio, puso cara de no entender nada y empezó a abrir y cerrar la boca intentando articular palabra, para al final preguntar gritando 

- ¿Que coño es eso de que debo ser gay? Es una obligación, una promesa, o ¿que coño estás diciendo? O eres maricón o no lo eres, o te han follado el culo o no te lo han follado. No me toques los cojones con la que tengo yo encima. Y si eres maricón de verdad, ¡mamamela ya de una puta vez! 

- Espera, espera. Nunca he estado con un tío, bueno, ni con una tía tampoco. Lo mas cerca que he estado de un tío - bajé la cabeza y clavé la vista en el suelo, de alguna manera me avergonzaba de decirle eso - es que uno me puso un rabo gordo en el autobus y lejos de molestarme, me empalmé. Después de eso nada. Como las tías no me llaman la atención he deducido que me deben gustar los tios, por eso. - y levanté la cabeza.

Sebastian se había sacado el pene por la bragueta, enhiesto y segregando un fluido por la punta. Me miraba con descaro y esbozaba una imperceptible sonrisa en su boca. La crispación que tenía se le habia borrado. Ahora aparentaba aplomo y seguridad en su mirada.

- Bueno, Mario, ahora tienes oportunidad de confirmar o no tus sospechas. Mira que pedazo de rabo tengo. Esta noche ya me ha hecho una mamada un tio, no me va a pasar nada porque otro termine lo que la boca del primero inició. Aunque a lo peor prefieres que lo intente con tu culo, después de todo, yo ya estoy dispuesto. La tia esa solo tenia coño en el culo y podría haberme manchado de mierda la polla, prefiero que la mierda al menos sea de mi roommate.

Me quedé helado con la seguridad y el cinismo con las que hablaba Sebastian. Estaba hipnotizado con su polla tiesa y contemplaba ahora como empezaba a desabrocharse el pantalón. Comprendí que yo mismo estaba muy empalmado y me vi perdido. Algo muy dentro me impelía a lanzarme sobre su polla y tragarmela entera pero otra parte me avisaba que ese era un paso del que no podría regresar nunca.

- Pareces un poco cortado, y a lo mejor te tengo que dar un empujoncito - decía esto mientras se terminaba de sacar los pantalones y se acercaba a la cama donde estaba sentado Mario con la polla triunfante dejando un hilillo de secreción filante colgando - no puedes apartar la vista ¿eh? te gusta, no paras de tragar saliva. Acuerdate de Wilde; cae en la tentación y así la venceras. ¿Cuantos años hace que deseas que esto suceda? Al menos yo no soy un anonimo - se acercaba tanto que Mario podia oler su sexo - si quieres, sacate la polla que veamos si reacciona o no - y tal como lo decía acercó su mano a la bragueta de Mario y palpó - la tienes tan dura como la mía. Por favor, Mario, metetela en la boca - rogaba - sabes que vas a disfrutar y me vas a hacer disfrutar a mi, estoy ya desesperado.

- Sabía en lo mas profundo de mi, desde el dia que aparecí en esta habitacion que te deseaba, pero no era consciente - como un automata, sin decidirlo conscientemente, pasó de la posición de sentado en la cama a arrodillado delante de Sebastian. Tenía su polla a escasos centimetros de su cara y él miraba a su compañero a la cara desde su posicion de rodillas. Sebastian se acercó hasta rozar los labios de Mario con su capullo. Este sacó la punta de la lengua y contactó con el capullo y un hilo trasparente unió las dos partes. Mario volvió a mirar a su compañero - te la voy a chupar, hasta el final si quieres, pero antes te tengo que besar.

- De eso nada - Sebastián se apartó con brusquedad, le dio la espalda y se agachó a recoger los calzoncillos.

- Dame tus labios y yo te doy mi culo virgen. Quiero que seas tu el que me parta el culo, no otro. Echame el polvo dentro y mi culo ya será tuyo para siempre - se sorprendió del aplomo con el que hablaba y la seguridad que tenía de que Sebastian iba a aceptar. De alguna manera "sabía" que Sebastian le deseaba. Y entonces el calzonzillo se cayó de la mano de Sebastián y se dio la vuelta. Mario estaba ya de pie detrás de él.

Primero fue un roce minimo de labios en el que Sebastián tenía los ojos cerrados y Mario muy abiertos clavando su mirada en los ojos cerrados de su compañero. Mario se humedeció sus labios y al tiempo humedeció los de su amigo que fuese por reflejo o por deseo los separó e hizo aparecer la punta de su lengua. Tocarse las dos lenguas y comenzar un beso torrido chorreante de saliva y como por resorte los brazos de cada uno quiso poseer el cuerpo de otro. Sin dejar de besarse se fueron desnudando atropelladamente hasta caer sobre la cama de Mario disfrutando de cada centimetro de piel, se lamieron,se chuparon y perdieron todo prejuicio en lo que parecia el hecho ultimo de cada una de sus vidas. Hubo felación mutua sin empacho alguno hasta que Mario quiso ser penetrado. Sebastián tenia un buen calzo, Mario no emitió ni un quejido a pesar del dolor insoportable y cuando la respiración de Sebastian se aceleró, jadeó y emitió un quejido de intenso placer, Mario sintió que su cuerpo se veía atravesado por una especie de calambre y su pene empezó a despedir semen, volvió la cabeza todo lo que pudo buscando la boca de Sebastian, que la entregó en un ultimo estertor final. Luego fue silencio.