domingo, 27 de febrero de 2022

MI PADRE (4)

 

- Papá, explícame una cosa
Pedro acababa de salir de la alcoba con Neftalí después de dos horas de holgar con morosidad.
Salían del cuarto desnudos con sus genitales aún de buen tamaño aunque detumescentes. Neftalí apoyaba su cabeza en el hombro de Pedro. Era innegable que al menos el chico judío estaba perdidamente enamorado de Pedro.
- Qué
- Si eres gay, ¿como es que vi a esa Cris mamarte la polla?
Alejandro comenzó a reírse nerviosamente, sin poder hablar, atragantandose, tosiendo sin poder contestar a su hijo. Finalmente se serenó.
- Hijo. ¿No te dije que aquel amigo de tu madre en el comedor universitario se llamaba Cristobal? Pues Cris es la feminización del nombre, porque aquel chaval quiso transformarse. Ahora Cristóbal es trans, aunque aún no se ha decidido a operarse, solo se ha hormonado y por eso tiene tetas y caderas, pero el mandao es el mismo. Y la boca desde luego también. No he visto nadie que la chupe como él. Por cierto, hijo, ¿fue bien con el lubricante?
Neftalí levantó la cabeza del hombro de Pedro y contestó él.
- Nunca lo hubiera imaginado. Yo iba dispuesto a soportar la tortura de dolor como fuese, pero mi sorpresa es que con esa cosa, la primera vez...
- ¿La primera vez? pues cuántas veces han sido.
- Papá, por favor, que lubricante, que gustazo, han sido tres veces.
- Si, tres. La primera me dilató Pedro primero con los dedos con mucha paciencia y cuánto me la metió lo que sentí fue tensión, no dolor. Él fue despacio y cuando me di cuenta me toqué a ver si iba entrando y le toqué los huevos a Pedro que chocaban con mi culo. ¡La tenía entera dentro! Pedro empezó a bombear y me sorprendí porque empezaba a correrme. Me invadió una sensación intensísima de placer y deseo de entrega que me hizo saber lo que era la felicidad total. El paraíso. No quería que Pedro la sacase nunca. Pedro se corrió enseguida y me sentí un dios. Tenía necesidad de gritar que era posesión de tu hijo. No quería que aquello acabase. Después de eso, a tu hijo no se le bajaba y le rogué que me la sacase que quería chuparsela.
- ¿Y si llega a salir manchada de mierda?
- Lo pensé. Me daba igual. Estaba dispuesto a todo, todo. Habría muerto en ese momento y me habría dado igual. Antes de metermela en la boca, la oli. Aún destilaba semen y si, olía a mi mierda. Y me encantó porque era su polla la que olía. Me la metí en la boca con delectación. Lo disfruté, dios, si que lo disfruté. Me gustaba atragantarme con ella, babear y llorar sin tener pena por lo que hacerlo, solo la alegría de saber que su capullo me golpeaba la garganta. Porque su hijo la tiene de buen tamaño. Si por el culo disfruté por la boca fue el colmo y más cuando Pedro se contorsiónó hasta que formamos el perfecto 69. Yo con su polla en la boca y el con su boca en mi culo. Perfecto. Mi ano dilatado permitía ser explorado por su lengua. Los dos degustabamos al tiempo el mismo manjar, el sabor a mi y yo el sabor a mi en él. Hubo un momento que Pedro se la metió en la boca y no pude aguantarme y tal como yo me corría en su boca el empezó a hacerlo en la mía. Me agradó el sabor de su semen y me lo tragué, me satisfizo hacerlo y cuando creí que todo había terminado, Pedro que no había rechazado mi eyaculación de su boca se vino sobre mí y con un beso muy pasional me hizo compartir mi propio licor. Así lo consumimos. Quedamos abrazados besandonos sin parar hasta que sentí como nos revivía el sexo. Su hijo me susurró al oído que quería follarme otra vez. Levanté las piernas y le dije que me follase eternamente. Ya no hizo falta lubricante. Entró como un mechero encendido en un bloque de mantequilla. Creí desmayarme de placer. Este duró más. Pedro entraba y salía de mi mientras me besaba solo rozando sus labios con los míos. Todo se desarrolló muy lento. Y llegó un momento en que me dijo al oído que se iba a correr, que me quería y que querría que no nos separaremos jamás, dijo "Allá va" y tan lento como se había desarrollado todo dio seis embates más fuertes vaciandose dentro de mi. Yo me sacudí tres o cuatro veces y salió un surtidor de semen en cuatro veces y nos quedamos así, desfallecidos los dos un maravilloso rato en que cada centímetro de mi piel sentía a tu hijo en contacto conmigo. Será irrepetible. ¿Verdad, Pedro?
- Increíble, papá. Yo no sabía que el placer sexual pudiera tener estos matices. No sé cómo será con una chica, lo probaré, pero desde luego con Neftalí sería algo que repetiría una y otra vida.
- Si así os expresais con quince, cuando tengáis treinta, el Nóbel. Y poneros algo que Cris está a punto de llegar y no quiero que se crea que ha sido algo a tres, en plan pedófilo. Si Neftalí va a quedarse aquí una temporada, quedaros mi cuarto, tiene la cama grande y yo me voy a la otra, porque, por lo que veo, Pedro no va a volver a dormir con su padre. Déjale algo de ropa y mañana iré yo a su casa a decirle a su padre que se queda aquí hasta que él recapacite.
- No, de verdad, déjelo. Iré yo cuando no esté mi padre y mi madre me hará la maleta.
En ese momento se escuchó la llave en la puerta.
- Venga ir a vestiros.
- ¿Con quien hablabas, cariño?
- Con Pedro y un amigo, compañero, amante y no sé si algo más.
- Un amante, ¿Pedro?
- Un compañero de instituto
- ¡Menor! Tu te has vuelto loco
- Le ha echado su padre de casa por maricón. Judíos ultraortodoxos, un rabino de espada flamígera y un padre cólera de Dios.
Han estado follando con la inocencia de su edad durante dos largas horas en nuestro dormitorio, y no te puedo ocultar que estuve con la oreja escuchando en la puerta masturbándome lentamente. ¡Joder Cris!, era el primer polvo de mi hijo, con un amigo, no una amiga. Sentía una especie de íntima satisfacción porque había salido a mí, era maricón, como yo. Estaba pletórico y satisfecho por ello, por eso la paja fue tan satisfactoria. Y a ti no te puedo mentir. Deseé follar con ellos, enseñarles las zonas gatillo, los trucos, las precauciones. Enseñarles todo lo que yo he aprendido en toda la vida y verles disfrutar..., y yo con ellos.
Pedro y Neftalí acababan de entrar en la habitación cada uno con un pijama de pantalón corto.
- ¿Que es eso que nos ibas a enseñar, papá?
- Esto. Además aprovecho que está aquí Cris y todo resultará más aséptico.
Se desató el batin y lo dejó caer al suelo. Estaba espléndidamente desnudo. Neftalí se quedó impactado por el cuerpo del padre de su amigo.
- Vaya cuerpo de escándalo que tiene tu padre. Si tu vas a ser así no pienso perderte la pista.
- No se trata de que admires mi cuerpo. Me cuido es verdad, pero hubo un tiempo en el que no lo hacia. Me volvían loco los cuartos oscuros y que la imaginación diese forma a todo aquello que entraba en contacto conmigo. Hasta que sucedió esto.
Se levantó su pene fláccido y se retrajo el pellejo peneano. En la zona del frenillo había una área cicatricial realmente fea y repulsiva.
- A Cris ya le da igual, aunque al principio le costó unos meses de incomodidad.
- ¿Incomodidad porque tú te hieras el capullo? Papá no se en que le pudo afectar a él.
Cris se acercó a los chicos y sacó la lengua. Le faltaba un trocito de la punta.
- Espera, espera, Cris, ¿Le pegastes un muerdo a mi padre en el capullo, tan arrebatado estabas como para eso?
Alejandro miró a Cris condescendientemente para con los chicos.
- ¿Tú o yo?
- Cuéntaselo tu Ale, que al fin y al cabo tu lo pillaste y me lo pegaste.
- Ya os he dicho que yo era un rendido adicto a los cuartos oscuros y allí follaba cualquier culo que se me acercase. ¿Había boquete? allá la metía yo. Y como es lógico no me daba cuenta de los culos que tenían esas verrugas tan desagradables. Y así me pille las verrugas genitales que son relativamente lentas de crecimiento y cuando me di cuenta de que aquello crecía e incluso dolía al meterla era ya demasiado tarde, Cristóbal lo había pillado en la lengua, como lo pudo haber pillado en el culo. A mi me costó una dolorosa intervención para quemarme y erradicar las lesiones y a Cris le costó un trozo de lengua que le estuvo dando que hacer durante seis meses.
Pedro se acercó a ver de cerca el glande de su padre. Lo cogió con dos dedos de entomólogo y reclamó la presencia de Neftalí para que viese de cerca la cicatriz.
Neftalí miró a Alejandro, luego a Cris y después se acercó, se acuclilló para verlo bien y Pedro le acercó el capullo de su padre a la nariz del amigo.
- ¿Te gusta, como huele?
- Como la tuya más o menos
Pedro clavó la mirada con gesto pícaro a Neftalí y sonrió apretando los labios. El amigo comprendió las intenciones de Pedro y puso cara de sorpresa, a lo que Pedro guiñó un ojo y Neftalí sin pensárselo se metió el capullo de Alejandro en la boca.
- ¡Eh! Quita, ¿Que haces?
Neftalí se había hecho con el pene de Alejandro en su boca que ya crecía a ojos vistas. Para cuando consiguió con la intervención de Cris, que Neftalí se retirase la polla ya era muy grande. Cris se la metió entonces en la boca hasta dentro.
- Está polla tan preciosa es mía, niño.
Cris le echó una mirada maliciosa a Alejandro y otra a Pedro.
- Aunque, claro, no hay que ser avaricioso y las cosas se prestan.
Pedro y Neftalí se lanzaron sobre los genitales de Alejandro. Éste se quedó petrificado, sorprendido sin saber a qué atenerse durante un segundo hasta que reaccionó.
- ¡Fuera de aquí, par de ninfulos! Y tú también Cris, ¿Te has vuelto loco? Es mi hijo joder. ¡Coño, Pedro! no has tenido suficiente con tres polvos hace nada.
- ¿Que estos dos micurrias acaban de echar tres polvos? ¡Jooooder! Ustedes no han tenido suficiente que os queréis cepillar a mi novio también.
- Papá, lo siento. Estábamos jugando, nada más. No te mosquees, de verdad 
Pedro se abrazó a su padre poniendo su cara sobre el pecho de su padre.
- Perdona, papá, perdona.
- Vamos a preparar algo de comer y a ver cómo nos organizamos. Y ya mañana hablaremos de todo. ¿Cris, te vas a quedar o te vas?
- Me voy a ir, Ale. Tendréis que hablar de mil cosas. Mañana hablamos.


viernes, 25 de febrero de 2022

MI PADRE (3)

 

Cuando me deslumbró Neftalí al conocerlo en el insti y me erotizaron tanto esos maravillosos bucles, busqué en Google. Resulta que su ley al parecer en su día dictó que para distinguir los hijos de Jacob de los infieles que se afeitaban los laterales de la cabeza, los fieles deberían dejarse crecer el pelo de las patillas. De manera que entre los ultraortodoxos judíos llevar esos tirabuzones, los peyes, son una muestra de cumplimiento de la Torá, de judío observante.

Mi padre se detuvo en el caminar.
- Creo que deberías escuchar a este chico, Pedro, tú le abordaste en la ducha sin mediar palabra y ahora deberías dejar que él te diga lo que tenga que decirte.
- Está bien, papá, vete tú para casa, yo voy después.
Mi padre me dió un beso y me dijo al oído que fuese flexible y pensase que hay gente con otras creencias.
- Te parece que demos un paseo mientras hablamos.
- Venga, vamos.
Neftalí comenzó a caminar y de la forma más natural le rozó los dedos de la mano con los suyos en una especie de intento de cogerle la mano.
- ¿Sabes porqué no tengo ya los peyes?
- Ni idea. Si te digo la verdad no sé ni para que valen.
Le mentía. Yo ya lo había buscado, pero quería que él me lo explicase.
- Me los cortó mi padre, casi me los arrancó instigado por el rabino.
Cuando salimos del instituto el rabino me dijo que fuese a la sinagoga con él y mi padre. Con la mano sobre el rollo de la ley me pidió que jurará que yo no había consentido en lo que me hiciste.
- Llámale mamazo o mamada o felación si quieres pero no andes con circunloquios que me atacan los nervios.
- Vale, que si disfruté de la mamada. Tenía puesta las manos sobre la Torá y no pude mentir. Goce muchísimo.
Verás Pedro, cuando entré aquel día en el aula yo ya sabía que podía haber, y hubo pitorreo por los peyes y por el solideo y para eso iba preparado. Para que un chico guapo hasta rabiar con el pelo casi blanco rapado y dos esmeraldas claras por ojos, para eso no había defensa alguna. Me quedé enganchado. Me enteré tu afición al atletismo y allí fui yo, por estar cerca de ti, y me maté a correr para medio estar a tu altura y tenerte cerca. Me gustaste desde el primer día. Y hasta ese día yo no había sentido nada parecido por nadie. La verdad que estaba sorprendido y asustado pero esperaba que con el tiempo se pasase. Cuando ya me la mamaste, que quieres que te diga. 
- Yo, Neftalí, el día de la milla me hice el remolón pero me dio la impresión que me seguiste el juego.
- Estaba deseando verte desnudo a solas y solo me preocupaba que al verte me empalmase y eso me delatase.
- Entonces, pedazo de cabeza de chorlito para que túviste que ir con el cuento al rabino.
- Gocé tanto, lo deseaba tanto y vi como se realizaba que cuando todo acabo sentí un fuerte sentimiento de culpa, remordimiento y tuve necesidad de aliviar la culpa. Cuando fui con mi padre al rabino, necesitaba soltar esa pesada carga y le dije lo sucedido. Se echó las manos a la cabeza y me preguntó si yo había consentido, que ya era abyecto haberme dejado, pero si encima yo lo había consentido, e incluso más, gozado, todo el peso de la ira de Yavhé caería sobre mí y que me viese ya ardiendo en la gehena. Y me cogió del brazo y me llevó a casa para que me pusiese a los pies de mi padre y mi madre y les pudiese perdón. Mi padre me llamó sodomita, que merecía que cayese sobre mí el fuego que asoló a Sodoma y Gomorra y el rabino dijo que no merecía llevar los peyes ya que me había entregado al peor pecado. Se sacó una navaja y de verdad creí que me iba a matar allí mismo. Me mee encima. Le dio la navaja a mi padre y me cortó los tirabuzones, me quitó el solideo diciendo que yo no tenía derecho a llevarlo porque era un filisteo, luego, si no llega a ser por mi madre, estaría en la calle, que se enfrentó a su marido. Mi padre transigió pero me avisó que no quería bajo su techo un sodomita. Y así estoy. Voy a mi casa por la noche a dormir y cuando voy a clase mi madre me echa comida. Me paso el día por la calle. Mi padre no se apea de su posición, yo ya no soy su hijo y tengo que irme. Hoy te he visto con tu padre y he dado gracias a Dios. 
- ¿Y estás yendo a clase, cómo tienes ánimo? además eres menor, no puede echarte de tu casa.
- Si, pero yo casi no duermo. Mi padre es muy radical en cuanto a la Ley y temo que una noche mientras duermo me corté el cuello. Mi madre está viendo a ver con quién me puedo quedar. Lo que pasa es que no llevamos mucho tiempo aquí, y solo conocemos a la comunidad judía ultraortodoxos y esta noticia ha corrido como un guepardo y nadie me habla.
- Venga, vámonos a mi casa. Verás como mi padre sabe qué hacer.
- Espera, Pedro. No puedo vivir entre una cosa y otra. Creo que si no fuese porque no se me cae de la cabeza la imagen tuya agachado delante de mí y yo experimentado la mayor felicidad que pueda existir, me habría tirado por la pasarela de la autopista.
Neftalí se detuvo y se giró hacia Pedro cogiéndole por los antebrazos y apretando con fuerza.
- Yo quiero estar contigo, Pedro y volver a sentir lo que sentí en los vestuarios y sentirte a ti. Anoche mismo me di cuenta que deseaba que te metieras dentro de mi. Me entró una gran ternura saber que podías estar dentro. Sabía que eso debe ser por el culo y que eso debe doler muchísimo y me di cuenta que me daba igual, que estoy dispuesto a pasar el dolor que sea, pero quiero que me metas tu pene dentro y me eches la leche dentro como si me preñases. Lo pienso y me estremezco.
- ¡Joder, Neftalí! has conseguido empalmarme. Vamos a mi casa. Allí mi padre nos va a ayudar con todo. Y verás como él tiene alguna crema especial para dilatar el culo.
- ¿Te estás riendo de mí?
Neftalí tenía cara de espanto. Comenzó a llorar. Pedro comprendió lo que acababa de pasar y abrazó a Neftalí acariciándole la espalda y el cuello mientras el chico lloraba amargamente sobre su hombro.
- ¡No! Perdona, es que tú no lo sabes, pero es que mi padre es gay y debe saber de estas cosas.
Neftalí dejó de llorar instantáneamente, se separó de Pedro y mirándole con cara de desconfianza le preguntó si estaba loco.
- Que no, Neftalí. Yo me enteré hace nada. En realidad no sé nada. Se lo que me confesó mi padre hace unos días, a causa precisamente de todo esto. Vamos a mi casa y veremos. De verdad Neftalí he sido muy frívolo. Vamos a hablarlo en casa. Otra cosa, mi padre suele estar en casa con un batin sin nada debajo, si se sienta y cruza las piernas y se le ve ese trozo de carne, no te preocupes, él suele tener cuidado, pero a veces se le ve.
- Tu..., tu...,
- ¡Qué! arranca, yo, qué
- Que si tú con tu padre...
- No. Y duermo con el en la misma cama desde que tenía siete meses que mi madre se fue con su novia a Tel Aviv.
- ¿Novia?
- Si, novia, es una larga historia, algún día te la contaré.
Mientras caminaban uno al lado del otro Neftalí miraba de vez en cuando a Pedro hasta que en un momento pegó un salto y se le abrazó.
- ¡Joder, tío! que feliz soy. Ahora agradezco todo lo que me ha pasado. Que le den a mi padre y a los peyes y al rabino, voy a estar contigo siempre.
Llegaron a casa de Pedro. Alejandro estaba como dijo su hijo en batin azul oscuro con unos puntitos blancos. Neftalí se fijó a ver si se le veía bulto y Pedro se dió cuenta.
- Papá, Neftalí quiere verte el rabo.
- No, no..., Yo, no
Alejandro se desabrochó un instante el batin cuyos pechos asedados se retiraron a cada lado dejando al descubierto el tórax, abdomen, sin tableta pero bastante plano, una hilera de vello buscando desde el ombligo el pubis y con vello púbico muy controlado por depilación se enmarcaba unas bolsas que colgaban y un pene en reposo entre ambos testículos sin descapullar y buen grosor y largo.
- No creas Neftalí que la tengo muy grande, esto pasa a todo aquel que va desnudo. Cuando empalmo me crece algo pero no al doble como pudieras creer.
Se volvió a cerrar el batin.
Neftalí miró a su amigo y se sonrió al tiempo que se tocaba su bragueta y hacia el gesto como de acomodar su pene que acababa de cambiar de tamaño. Pedro esbozó una amplia sonrisa y se acercó al oído de Neftalí.
- No te acojones, yo es también la primera vez que se la veo así, por vérsela y se me ha antojado. Que a nadie le amarga un dulce. Con todo el tiempo que yo lo he tenido desnudo a mi lado.
Los dos amigos se partieron de risa y Alejandro sin abandonar su actitud lúdica les retó.
- ¿Que pasa? Se os ha antojado a los dos ¿no?
Los dos críos continuaron riéndose cogidos por el cuello.
- Bueno, venga, contarme. Qué.
- Papá. Neftalí puede quedarse unos días aquí en casa. Su padre le ha echado de la suya diciendo no sé qué del infierno. No has visto que ya no tiene los ricitos. Se los han quitado y el gorrito ese que llevaba de crochet porque ha ofendido gravemente a su Dios.
- ¡Madre mía! Neftalí hijo ven aquí, pues claro que puedes quedarte.
Y diciendo esto acogió en su regazo al chico dándole un fuerte abrazo.
- Oye, oye, oye. ¡Pedro! tu amigo me ha puesto rabo. Y no lo tiene pequeño.
Neftalí se separó de Alejandro cubriéndose la bragueta con las manos para ocultar el bulto.
- No, pequeño, no, no te cortes. Me ha gustado sentir su pene duro contra mi pierna. No te cortes, ven aquí.
Pedro miró maravillado como su padre atraía a Neftalí hacía él rodeándole la cabeza con un brazo y apoyándola en su pecho mientras con la otra apartaba las manos del chico y acariciaba por fuera el paquete. Luego pasó al culo con esa misma mano le dio un par de azotes ligeros y luego metió los cuatro dedos por la cinturilla del pantalón.
- Tienes el culete tan duro como el de Pedro.
Le separó la cabeza de su pecho mirándole muy emotivo a los ojos y le susurró al oído.
- Quieres follar con Pedro ahora ¿verdad?
Neftalí asintió con un débil movimiento de cabeza.
- Porque hacerlo conmigo estaría feo. Aunque no por falta de ganas. Pedro, llévate a tu amigo a nuestro cuarto y disfrutar.
- Papá, ¿Tienes lubricante o algo? Neftalí quiere que se la meta y va a ser la primera.
- Mira en el último cajón de mi armario. Hay un bote que es el que uso para el fisteo, irá genial.
Cuando vio a su hijo y su amigo ir cogidos de la cintura camino del dormitorio se sonrió con nostalgia recordando la primera vez con un chico mayor que le ligó en un cine. El tenía catorce, el otro chico veintitrés y fue detrás de una valla de un solar entre cascotes y basura usando saliva. 
- Joder, ¡que dolió! 
Dijo en voz alta para el cuello de su camisa.
- Pero no pude dejar de repetir. 

jueves, 24 de febrero de 2022

MI PADRE (2)

 

- Vamos a dar un paseo, Pedro. Prefiero ir caminando mientras te saco de todos tus errores que estar frente a frente. Hay revelaciones que me va a dar hasta vergüenza contarte. Lo tuyo con Neftalí me parece una pequeña travesura y si te tengo que decir la verdad, me alegro que disfrutases con ese chico.
- Papá, se que me puse muy farruco con la directora pero no podía ponerme a explicar lo que me pasa con ese niño. Es que veo esos tirabuzones de las patillas y esos ojos grises clavándome como a una mariposa y me pongo a temblar. No sé cómo es pero tengo necesidad de tenerlo a mi lado, tomarle la mano, apretarsela y ser feliz.
- Estás enamorado, Pedro, es así, un flechazo, hijo. Pero espera que yo te cuente. Vamos a la calle.
Pedro sintió una sensación de ternura por su padre que no conocía. Era feliz por ser su hijo y se lo tenía que decir. 
- Papá, te quiero mucho.
Alejandro notó agolpalserle las lágrimas en los ojos y dió un fuerte abrazo a su Pedro.
- Yo estudié fuera de mi casa. Tu abuelo tenía posibles y quería que hiciese económicas, que era lo que me gustaba, un híbrido entre ciencias y letras, tiene mates, pero tiene historia y filosofía era como si una cosa desintoxicase de la otra. Total que vivía en un piso con otros tres tíos, fiesteros y gamberretes y si querías vomitar no tenías más que pasarte por aquella habitación que en su día fue una cocina. Total que yo comía en el comedor universitario que no era una experiencia gourmet, pero no estaba mal y abundante por muy poco dinero. Los festivos algo de comida basura, unas tapas y a esperar el lunes. 
Había una chica, tu madre.
- ¡Ah! la conociste en la Uni
- Si. Siempre iba con otro chico de muy buen ver, atlético, siempre alegre y parecía estar a gusto con tu madre. Todos por alguna razón ocupábamos la misma mesa o cercana si la tuya estaba ocupada. A mi se me iba la vista de vez en cuando a la mesa de tu madre hasta que un día vi que se levantaban los dos antes de que lo hiciese yo. Vi que el chico se iba y tu madre se dirigía a mi mesa con cara de pocos amigos. Me eché a temblar.
- Ya te gustaba, ¿No?
- Espera, que es algo más complicado. Se me acerca y con los labios apretados me apoya una mano hecha un puño bien cerrado en la mesa y la otra también en puño apoyada en la cadera, y me dice: "¿Se te ha perdido una como yo? porque es que hace semanas que cada vez que vienes no me quitas ojo. Y estás muy equivocado" 
- ¿Era brava mi madre, eh?
- Déjame seguir que la historia toma un giro inesperado. Le dije, que se estaba equivocando y ella no aflojaba sus rasgos acerados hasta que se lo dije y se desinfló.
- ¿Que querías casarte con ella?
- Ja,ja,ja, ¡nooo! Le dije que a quien miraba era a su acompañante, que era el que me gustaba y que hiciese el favor de no decírselo.
- Papá, que imaginativa tu respuesta para salir del paso, que bueno 
- No, hijo, no. Me gustaba el chico. Hijo, soy gay.
Pedro se quedó impactado, de pronto comprendió la repercusión que tuvieron que tener las palabras que le dijo y en una milésima de segundo repasó cada abrazo cada beso cada caricia que le había hecho a su padre en la cama desde que recordaba y cómo debería él haberlo manejado todo. Siempre le pareció que, dormido, su padre le arrimaba su miembro duro, pero lo desechaba por malpensado y se reconvenía para sus adentros. Su padre en ese momento, tras su declaración tenía la cabeza hundida entre los hombros mirando el camino por el que el paseo se iba haciendo cada vez más moroso. En un momento Pedro revivió la felación a Neftalí pero no era el judío, era su padre y un escalofrío le recorrió toda la columna hasta estallar en el ano y provocarle una intensa erección. Se asustó.
- Papá, vale, eres gay, y no me importa. Te quiero. Entonces ¿quién es mi padre?
- Pedro, hijo, aunque te parezca mentira, yo y solo yo. Voy a seguir, porque hay más, mucho más.
Tu madre no se creyó lo que le dije y me dijo amenazadora que no siguiese avisándole y que a Cristóbal, su amigo le dejase en paz, que no admitía bromas con los sentimientos de su amigo. "Y en cuanto a mi, enterao, yo si soy lesbiana, de verdad, y tengo novia" y se le quedó la vista perdida en la nada sin de ir nada. Relajó la dureza de su gesto y apretó las mandíbulas. Y empezó a llorar. Le pedí perdón si la había ofendido pero le reiteré que era gay y que no bromeaba, que sentía mucho haberla hecho llorar. "No pasa nada. Ya se pasó. Pero por favor no te rías de mí amigo, es una muy buena persona y además, le gustas. Le he repetido hasta la saciedad que se te acercase, pero es incapaz. Te repito, no te rías de él seas o no seas gay" 
- ¿Y te acercaste?
- ¡Vaya si me acerque!
- Aquello fue un viernes y no volví al comedor hasta el lunes. Nunca se me olvidará, había potaje de garbanzos y tortilla de patata. Cogí la comida, me senté donde siempre y por el rabillo del ojo vi a tu madre y a Cristóbal en su mesa. No me atrevía a mirar sin decidirme a hincarle el diente al potaje cuando se plantaron en mi mesa.
- Hola. Vamos a empezar las cosas bien. Yo soy Clara, este es Cristóbal y tu ¿tendrás nombre?
- Me puse nervioso, me levanté atropelladamente, empujé el plato, lo medio derrame, me puse rojo escarlata y solo alcancé a decir que se sentasen. Sequé con servilletas de papel lo mejor que pude, me disculpé y dije que era Alejandro. Cristóbal me tendió la mano y le dije que se dejase de bobadas, me levanté un poco y le plante dos besos y a tu madre lo mismo. Luego fui serenandome y miré bien a Cristóbal y se azoró mucho y para aliviarle le dije que si venía al cine conmigo esa tarde. Tu madre saltó: "A la fila los mancos" yo sonreí y ya haciendome con la situación contesté que por mi, sin quitar mis ojos de los de Cristóbal, cambiaba la puta fila por la cama de mi cuarto en el piso.
- ¿Vives solo en un piso?
- Con tres estudiantes de Medicina y para tu información no me he acostado con ninguno, ni lo he intentado. Cuando no están histéricos estudiando están borrachos o de juerga por ahí. Así que seguramente ni se enteran que me he llevado un ligue a mi cuarto.
- Así que era verdad, eres gay..., Alejandro.
- Te lo dije, Clarita
- No por Dios, no me llames así, la serie esa Heidi, la odio, así que te ruego que no vuelvas a llamarme de semejante manera.
- Perdón, Clara, perdón. Y tengo que suponer que tú eres lesbiana, también.
- Total, que queda claro. Somos dos reinas y la bollera. Yo me tengo que ir Ale. quedamos ¿o qué?
Tu madre se despidió, nosotros quedamos y aquella tarde noche fue memorable. Yo no sé la de veces que lo hicimos. Era feliz. Nos fuimos a vivir a un estudio los dos. Allí iba tu madre. Cristóbal y yo a veces nos íbamos unas horas al cine y a cenar y le dejábamos el estudio a tu madre y Nerea, su novia, precisamente con la que se fue cuando cumpliste siete meses y te desteto. Nerea se hizo arqueóloga y consiguió trabajo en la Universidad de Tel Aviv. Le dieron alojamiento en Jaffa, a once minutos de la Uni y tú madre, filóloga de lenguas semíticas no tardó en encontrar acomodo. Allí siguen, creo, hace dos años que no tengo noticias. A Nerea le concedieron una beca de la Universidad de Glasgow para excavar en Armenia hace dos años y desde entonces nada.
- Si, pero cómo se quedó embarazada, ¿fue un in vitro? Tu gay, mama lesbiana, ¡Joder! papá, ¿que clase de milagro es ese? No me extraña que yo sea como soy, lo que no se es como no me salió antes.
- Espera, hombre. Déjame que te lo explique. Mientras estábamos en el estudio, tu madre venía frecuentemente. Se sinceró conmigo. Tus abuelos eran muy estrictos y nunca habrían aceptado la condición de su hija, y menos aún que tuviese una pareja femenina. La presionaban cada vez más para que formará una familia y ella ya no sabía que decir.
Un día estaba yo con Cristóbal a brazo partido muy excitados los dos con mucho deseo pero reteniendonos para prolongar el momento y sonó el teléfono. A la madre de Cristóbal le había dado un ictus y reclamaban su presencia. Te puedes imaginar, salió el pobre a escape y yo me quedé con los pies fríos y la cabeza caliente. Y en eso, que llegó tu madre hecha un mar de lágrimas, les había dicho a sus padres en medio de una bronca cataclismica que era lesbiana y quería a una mujer. Sus padres la echaron de su corazón repudiandola, y de su casa. Estaba desecha y yo muy caliente. La abracé, yo seguía en pelotas, Cristóbal acababa de irse y la verdad es que no se cómo fue. Después lo hablamos muchas veces tu madre y yo y ella tampoco supo que nos pasó. Como ella dice siempre "Pasó porque Pedro hacía falta en la tierra, no se de qué manera explicarlo mejor"
- Bueno, y que pasó cuando se enteró que estaba embarazada.
- Tu madre, cuando naciste, se seguía preguntando que porqué había mantenido el embarazo en lugar de abortar y acabar la historia. Al fin y al cabo ya no se hablaba con sus padres. Debió ser cosas de las hormonas, no se.
El caso es que cuando vino toda histérica a decirme que estaba preñada de dos faltas a mi se me encendió la bombilla en la cabeza. La verdad, me hacía mucha ilusión tener un hijo y tú madre me confesó que también. Ya está le dije. Vamos a tu casa de la manita y les decimos a tus padres que nos vamos a casar que estás embarazada. A ellos que son tan capillitas preferirán una hija preñada soltera, pero que tiene un novio que se responsabiliza y que se va a casar a una hija bollera con novia. "Que hijo de puta eres, aunque tengas razón" me dijo no sin un deje de alivio por haber encontrado la solución. "Y en cuanto el niño sepa andar, divorcio que te crió, y aquí paz y después gloria, porque yo no voy a renunciar a Nerea", ni yo a Cristóbal, le contesté. Estuvimos de acuerdo y así lo hicimos.
Y en eso que me vi quien venía. Apreté la mano de mi padre y frené el paso.
- ¿Que te pasa, Pedro?
- Viene Neftalí hacía nosotros.
- Tu tranquilo. Que se cruce y no le digas ni hola
Fijé la mirada en el suelo esperando que Neftalí hiciera lo mismo. Pero no pude sustraerme a atisbarle de reojo y algo me llamó la atención, no sabía bien que era, pero me llamaba tanto la atención que levanté la cabeza y miré a Neftalí a la cara. Eso era, no tenía los peyes, esos maravillosos tirabuzones laterales que tanto me atraían. Al cruzarnos, se detuvo y me sujetó por el antebrazo. Tenía cara de angustia y me pareció que lloraba.
- Pedro, tengo que hablar contigo. Por favor, tengo que hablar.

lunes, 21 de febrero de 2022

MI PADRE (1)

 

Al poco de nacer - vaya madre - la que me parió se largó de casa, creo que con una amiga, mi padre nunca me quiso decir nada, ni razones, ni causas, "mira Pedro, hijo, cuando una relación se va a pique, la culpa se reparte al cincuenta. No sé cuál pudo ser mi participación en aquel desastre, pero seguro que tuve algo que ver"
Mi padre es muy ecuánime y cuando me dijo eso es que honestamente está convencido de su participación. El caso es que me crió mi padre. Pudo por su trabajo de consultor de marketing que le dejaba mucho tiempo libre y mucho rendimiento; sus opiniones e indicaciones de mercado valían su peso en oro. Si alguna vez tenía que ausentarse, una tía mía, hermana de mi padre, soltera, se hacía cargo.
Desde el principio mi padre me metió en su cama. Cuando yo era ya más mayorcito escuchaba llorar de noche a mi padre, entonces yo me acurrucaba con él y le daba besos.
Creo que se decidió sacarme de la cuna y llevarme a su cama sentir la ausencia de mi madre. Esos sollozos nocturnos pasados los años, eran, para mí, la demostración. Y habían pasado años, yo acababa de cumplir los catorce y seguía durmiendo con mi padre y me gustaba sentir su roce nocturno los besos con los que me cubría la cara cada noche antes de dormirse. Nunca se me ocurrió que pudieran existir otras posibilidades a ese reposar cada día junto a otro tío, aunque fuese mi padre.
Bien es cierto que él, mi padre, me preguntaba muy a menudo si en el instituto había alguna chica que me la pusiese dura. A mi la verdad se me ponía dura solo con que me sentase a ver un partido de fútbol de mi equipo. La mayor parte del día, sin que yo supiese a cuento de qué, sufría esa incomodidad de no saber cómo acomodarse ese trozo de carne dentro de los vaqueros. Luego comenzaban las clases e iba y venía la erección. Y tuvo que llegar al instituto Neftalí un chico sefardí que acababa de llegar de Turquía a España. El padre trabajaba en el campo de la electrónica aplicada al campo militar y al parecer era un figura; se trajo a toda la familia y el tal Neftalí, que tiene narices el nombrecito, de mi edad, no me pregunten porqué o porque no pero fue verle sus ricitos en las patillas y embobarme. No sé. Me embobé y me empalmé y entonces sí que desee fervientemente arrimar mi rabo a su culo y descubrí que frotándome el trozo de carne mientras pensaba en Neftalí el placer que sentía además del correspondiente chorreón de lefa era para volver loco a cualquiera, bueno, a cualquiera que le gustasen los chicos aplicados y silenciosos como Neftalí (por dios, ese solideo de ganchillo de colores no podía ser más sexy)
Me las apañé para que estuviéramos los dos en el mismo grupo de trabajo. Me sentaba a su lado solo rozarle me erizaba todos los vellos y el capullo creía que iba a estallarme. En alguna ocasión en que él me tomó por el brazo para enfatizar algo que quería decir me corrí sin poderlo remediar. 
Acababa el curso y en las pruebas de fondo para los finales de educación física me las ingenié para que Neftalí me hiciese de liebre y poder batir el récord de la clase en la especialidad de la milla. Luego me fui haciendo el remolón para que al llegar a vestuarios pudiéramos encontrarnos a solas.
Y así fue. En las duchas corridas fue verle su pene circuncidado y cogerselo con la excusa de no haber visto ninguno. El chaval se quedó paralizado, era muy corto de genio, y ya del todo descolocado cuando me vio la erección explosiva cuando comprobé que no se movía ni protestaba porque le tocase su pene. Me dio alas. Me faltó tiempo para arrodillarme y metermela en la boca que con el roce y la temperatura de la lengua creció sin límite, al fin y al cabo eran catorce años también, y tras tres o cuatro chupetones eyaculó en mi boca al tiempo que yo me daba tres sacudidas y me corría también. Escupí su semen, se me quedó mirando muy colorado y terminó de ducharse sin decir ni pío.
Cuando ya vestidos salimos del instituto me dijo que no le había gustado eso que le había hecho, que había pecado gravemente contra su Torá y no sabía si su Dios, rabino mediante, le perdonaría.
Pensé para mí que era muy tiquis miquis, total una paja rápida con la boca tampoco era para ponerse así, ¡joder! ni que se la hubiese clavado en el culo, que ya me habría gustado. Y ahí lo dejé hasta que dos días después mi padre, muy grave, me dijo que teníamos que ir a ver a la directora del instituto por un asunto muy serio. Le pregunté que qué era eso y no supo decirme.
Cuando llegamos al despacho y nos dijo la directora la queja fuerte del padre de Neftalí por la corrupción a que le había sometido no podía dar crédito
- ¡Por una mamada de mierda! y además le encantó papá, de verdad, si no tuve la polla en la boca ni quince segundos, enseguida me la llenó de leche, ¡él quería! y ahora me viene con estas.
Mi padre me reprendió delante de la directora y ella determinó que estaba expulsado tres días y que debía pedirle perdón a Neftalí. Mi padre consintió por mí y entraron en el despacho Neftalí, su padre y otro más viejo con una especie de chal, luego supe que era el famoso rabino que tenía que hablar con su Dios para que le perdonase el que yo le hiciese el conato de mamada.
- Vale Neftalí, perdona por la mamada. Ni sueñes que la vuelva a repetir con el pollo que has montado.
Total que al final fueron cinco días en lugar de tres por decir aquello, que el padre de Neftalí quería pegarme que decía que su hijo no era PD y el sacerdote que puso los ojos en blanco echándose las manos a la cabeza como si yo hubiese dicho alguna inconveniencia.
Cuando íbamos para casa mi padre me preguntó que si me gustaban los chicos. Le dije que no tenía idea pero que con ese chaval lo que me daban ganas era de estar en pelotas con él a todas horas tocándole y chupándole por todos lados. Nunca me había pasado con nadie más que con Neftalí pero lo que si pude decirle a mi padre es que lamentaba que no pudiera volver a chuparle la polla.
- Papá, yo he visto como te la chupa tu compañera Cristi cuando viene a casa para hacer cosas del trabajo y os metéis en el despacho. Por cierto, gastas buen número, la chica se atragantaba. A mi no me parecía mal.
Se indignó de que les hubiese espiado pero la verdad es que fue una vez que la escuché a la pobre toser y toser y se habían dejado la puerta entreabierta fui a interesarme y la vi a ella con los ojos llorosos como se la metía en la boca dando arcadas, uno no quiso molestar, además parecían los dos muy felices.
Esa noche mi padre me preguntó si iba a dormir con él o me iba a ir a otra habitación. Le dije que iba a dormir en la cama con él, como siempre, y le vi como cortado.
- Espera, espera. Papá, de verdad, en serio. Me estoy cabreando. ¿Que temes? que te meta mano, que te de un bocado en el capullo. ¡Joder, tío!
Pedro no pudo contener el llanto. El hecho de pensar que su padre tenía reservas a que después de catorce años se acostase con él le desgarraba el alma. Nunca había fabulado ni deseado a su padre sexualmente, no se le había ocurrido con él como no se le había ocurrido con nadie hasta que apareció Neftalí en su vida. Estaba deshecho.
Alejandro abrazó a Pedro pidiéndole disculpas sin dejar de llorar también. Le besaba en la cabeza y el cuello sin soltar el abrazo sin cesar.
Pedro se alarmó porque ante los besos en el cuello detrás de su oreja sintió que su pene revivía y se separó.
- Venga, vale, papá, ya está, pero es que me ha dolido, pero si vas a estar más cómodo, me voy a otra habitación.
- No hijo, espera. Tienes que saber algo. Vamos a hacer algo de comer y más tranquilos te voy a poner en antecedentes de cosas que creo que después de lo sucedido ya puedes saber. ¿De acuerdo?
- Venga, papá - se volvió a abrazar a su padre y sintió un gran placer en sentir su calor cerca - vamos. Que te quiero. Que lo sepas.
- Y yo a ti hijo.

domingo, 20 de febrero de 2022

CRUISING

 

Tez de aguacate
Verdosa mirada de puma
Mandíbulas tensas
Y labios de fresa
Me fijas con tu pupila
Y revelas tu secreto
Dureza de acero
Soberbia de piel oscura
Cabeza brillante de trufa negra
Amenazante
Palpitante
Y amiga de mi deseo.
Entrega de dominante
Dominio del suplicante,
Me fija tu mirada incandescente
Helada expresión 
Me cuaja la sangre
Me calcina la piel,
Tus caricias ausentes,
El silencio complice
Enamorado de tu fuerza,
Dueño de tu poder
Sin conocernos, nos amamos,
Fue un instante, eterno
Somos uno, es la ley del amor
Al fin conozco la felicidad