jueves, 27 de mayo de 2021

MI HERMANA (2)

 

No quería ir. Sencillamente me negaba a ir a ese aquelarre de fiestorro falto de todo gusto y categoría. Me negaba y mi hermana y mi madre (mi padre parecía estar por encima del bien y del mal) me rogaban, me suplicaban, lloraban a veces, suspiraban a otras, hasta que llegó el día y se presentó en casa Jorge. Estaba en mi cuarto viendo el porno que más me gustaba, CBT. Entró como un vendaval en la habitación. Me dio el tiempo justo para bajar la tapa del portátil.
- ¡Y un carajo no vas a venir tú a mí despedida de soltero! Con las ganas que le tengo yo a tu culo y tú a mí polla; me consta, maricón, que se con los ojos que me miras el bulto.
Se sacó su polla medio tiesa y me la restregó por los labios. Esa forma de polla, sin llegar a estar dura del todo, pero gorda y consistente y destilando como ésta me perdía. Abrí tímidamente los labios y aquel capullo reluciente encontró rápidamente el camino. La sensación de tener la boca llena, el olor a polla limpia pero ya sudada y los susurros de Jorge al oído para que le ordeñase consiguió derribar todas mis defensas y rebatir mis argumentos. Mientras sentía con mi lengua como el trozo de carne consistente mutaba a hierro candente y su mordisqueó de mi oreja me derretía saqué la polla de la boca y le dije que me iba con él.
- Anda que no tiene ascendente sobre ti tu cuñado, hijo - me dijo mi madre mientras bajaba la escalera con Jorge cogiéndome del hombro.
- Es muy razonable, señora - contestó Jorge - solo que hay que saber que botón apretar.
Con un "serás cabrón" mascullado sin perder la sonrisa terminamos de bajar las escaleras y salimos por la puerta.
- Todos mis amigos - me dijo mientras arrancaba el coche - salvo algún hetero, que espero se suavice en esta orgia - son bisexuales, como nosotros, porque yo sé que tu no eres maricón, maricón, solo que te quitaron la oportunidad de crecer por ese lado. Intentaremos arreglarlo en este fiestorro.
Le dije que no tenía ganas ni de follar, ni de beber ni de fiesta alguna y me respondió que me entrarían las ganas cuando viese a algunos de sus amigos
- Que te conocen de la sauna Centro, donde sueles y suelen ir.
Me dejó sin palabras. Me defendí alegando que como mucho habría ido un par de veces a ese local.
- Por semana, cuñado y ha habido semanas que todos los días. Te han follado hasta los trabajadores. Sixto, el que suele estar en la barra y que hizo una doble con Germán el de mantenimiento hace dos semanas. Pitu, el encargado te la ha metido por todos lados. Y fue épico el día que te ataron al lado de la piscina para ser usado. ¿Cuantos fueron ese día? Veinte, treinta. ¿Te queda algo parecido a un ano o es ya un coño en toda regla? Por favor, vamos a ser sinceros, no te agobies, lo sé todo de ti, en la Dehesilla, el Campo rosa, la rosaleda de madrugada. Eres muy conocido y yo conozco a mucha gente. Vas a hacer furor. Mucha gente de esta despedida de soltero tiene muchas ganas de ti. Un buen amigo, al que conocerás hoy, Chaba, dice que follar contigo es lo más excitante que ha hecho en su vida, y mira que Natalia, su mujer es una tía superexperta y no le hace ascos a nada.
Me dejó helado. Se sabía mi vida, vicios y devaneos mejor que yo.
Llegamos a un local al que nunca había entrado, "Shy" era pequeño, oscuro y con camareras de tetas al aire y una faldita tableada de la anchura de un cinturón, con unas medias de red negras y zapatos de aguja. Llevaban el pelo en un recogido a la altura de la nuca y un maquillaje espectacular. Jorge había cerrado el local para celebrar su despedida de soltero, barra libre. Temí por lo que pudiera pasar. A medida que mi cuñado me iba presentando a sus amigos iba haciendo memoria. Asociaba cada cara con una polla y en algún caso la asociación era con un culo. Alguno me saludaban con cara de asco de los que después Jorge me soplaba que eran heteros a los que solamente había que salvaguardarles su honor de machotes y lo primero que hacían era darte la espalda. Son de esos que con tal de que haya un coño y dos tetas le puedes meter hasta el código civil por el culo, que ellos estaban comiéndose un coño y es de lo único que se acuerdan con la cantidad de margaritas que tomaron.
- ¿Me vas a dejar que te folle, cuñadito? - me había echado el brazo sobre los hombros y nos dirigíamos a un velador de esos que tienen un asiento corrido en media luna junto a la pared.
Le mandé al carajo directamente, él se rió a carcajadas hasta llegar a la mesa. 
- Dos socios del despacho. Podías ser complaciente con tu cuñado y dejar que te hiciéramos aquí mismo unas dobles. Mira este es Raúl y este Sebastián. 
Les tendí la mano y Raúl me cogió por la muñeca me atrajo hacia él y me besó en los labios.
- ¡Joder tío! con mariconadas de manitas te vas a descolgar conmigo. Soy el que tiene que dejar de fumar para que no me sepa mal la lefa. ¿No te acuerdas? Venga ya. La última mamada me la hiciste en el asador argentino de la Gran Vía la semana pasada que dejé a mi novia en la mesa para ir a mear y me llevé el servicio completo.
¡Era verdad! Ya ni me acordaba. Había un tío de muerte haciéndose carantoñas con su lo que fuera y yo estaba con mi madre y mi hermana comiendo un churrasco. Le cacé al tío una clavada de ojos y con un gesto le dije que al servicio. El me siguió y era un speedy González, no me dejó disfrutar del rabo, se corrió enseguida y me recordó a un tipo al que muchas noches de cruising le mamaba el rabo cerca de un polígono en las afueras. Le dije que le sabía la leche como a otro y me contestó "Claro, maricón, soy yo"
Sebastián me dio la mano y me preguntó si ya no recordaba la paja del ascensor de edificio ALTURA.
- Mira Sebastián, ¿Sebastián, verdad? si tuviera que acordarme de cada polla que tocó necesitaría la memoria del Blue Deep.
- Y ¿Qué cuñadito  nos lo vamos a montar aquí mismo? Estamos casi en familia.
En eso llegó una de las camareras despampanantes.
- ¿Que les traigo?
Les pregunté, que ya que el único maricón allí era yo, porque no se follaba a la camarera y me dejaban a mi en paz.
Estallaron en una carcajada que parecía ensayada. Me dejó la cara fría, por la rictus de vergüenza. ¿Que era lo que había dicho tan gracioso? 
- Tocale el coño a esta. Ven para acá cariño, que mi amigo te palpe.
Me entró el habitual ataque de pánico. Una mujer cerca de mi con intención sexual y ya estaba Ale hiperventilando, transpirando y al borde del llanto. Jorge se dió cuenta de mi estado, Sebastián y Raúl empezaron a burlarse y mi cuñado despidió a la chica. Le cambió la cara, se puso serio, más que serio, grave y me dijo que me levantase.
- Ahora venimos, es solo un momento - les dijo a sus amigos - y tú vente conmigo.
Fuimos a los servicios y allí me sentó en una silla.
- Quédate aquí sentado y respira despacio, ahora vengo.
Estaba harto de esa fobia mía con las mujeres en un entorno de sexo. Vale que no me atrajeran pero que mi cuerpo tomase el mando sin mi concurso se me hacía ya insoportable.
Al poco llegó Jorge con otra camarera y me desesperé, no me iba a curar y era absurdo que Jorge intentase lo imposible. Me puse en pie para marcharme y Jorge llego justo a tiempo para empujarme por los hombros y volverme a sentar.
- ¿Te das cuenta que ésta es otra? He querido que fuese ella porque es la mejor preparada.
- Pero yo...
- Cállate, coñazo. Y tú - dirigiéndose a la camarera  - a ver que tenemos.
La chica se levantó la falda, se deshizo el nudo de un cordón que llevaba atado al muslo y saltó de entre las piernas un PA en el extremo de la polla más grande que había visto nunca. Gorda, lacia y larga. Jorge la cogió para sopesar su tamaño y la chica le dió un manotazo.
- ¿Que quieres, gilipollas? Que me empalme y ya no pueda seguir trabajando. Empalmada son 26 centímetros y dura. A ver cómo me la sujetó yo entonces.
- Y el PA entonces - le pregunté ingenuo.
- Para podérmela sujetar y no dar el cante con este par de domingas que llevo. No voy a ir como una reina con un rabo que me lo piso. Ahora para trabajar de waitress, no, pero cuando voy a correr el tacón me pongo la jaula de castidad para no empalmar y ahuyentar a los clientes, que lo que van buscando es el coño.
- Muchas gracias corazón. Te voy a dar una buena propina al final.
- No te creas que no te lo voy a recordar, mariquita.
Le dió un azotillo a la chica que le guiñó un ojo.
- Mira Ale, tú y yo tenemos que encamarnos con un coño, que le pierdas el respeto. Una polla está rica, ya lo sabes, pero a veces un coñito es para desengrasar de pollazos. Además las tías tienen su punto. Las tías solo tienen un defecto: se enganchan y dependen, les encanta que seamos galantes y caballerosos donde reposar sus debilidades, aunque nunca te fíes, una sola de sus fortalezas compensa todas sus debilidades. ¿Has hablado de lo que pasó con tu hermana, con ella misma?
- Nunca. ¡Que vergüenza!
- Ni sabes lo que ocurrió cuando a ti te deportaron a aquella semiprisión dónde estuviste hasta los dieciséis. Que te lo cuente tu hermana. Cuando para destriparte el día que nos conocimos te pregunté si te habías follado por detroit a tu hermana, yo sabía que tú no.
- O sea, que a mi hermana la sodomizó alguien. ¿Quién, Jorge, quién?
Un fuego irreprimible de ira me recorrió el cuerpo y me estalló en la cabeza. Sentía el golpeteo de la sangre en las sienes. Tenía ganas de matar.
- Y no hace falta que me digas quién. Yo se quién. Aún tengo grabada en la memoria el audio de la paliza "¿A mi niña? Es mia, las mujeres de esta casa son mías, cabrón y te mato si las tocas. La niña es solo mía" y a cada MIA asestaba el golpe más fuerte en las costillas. Yo no había hecho nada, pero ahora comprendo que aquella fue una paliza por celos. El muy cabrón. Se va a enterar.
De manera que la paliza más que por querer tener un conato de sexo era porque le robe una hembra. Tuve mucho tiempo para meditar en como mi hermana se quitó la braguita y se abrió de piernas permitiendo que le viese el sexo, recuerdo perfectamente como se separaron las ninfas como dos cortinas que salen de un solo punto. Se podia apreciar el clítoris y eso me sacó de mis casillas. Verle el sexo así dispuesto y su sonrisa, aquella sonrisa de mi hermana niña inocente..., o quizá no era tan inocente.
- Mi hermana ¿te ha dicho especificamente que mi padre abusaba de ella?
- No, Ale, no, pero si te puedo decir que he partido muchos culos de tíos y tías y el culo de tu hermana estaba harto de que se lo paseasen. Si era tu padre o no, de verdad que nunca me lo dijo, aunque tampoco reconoció que la hubiera follado alguien. Pensé en los tapones, dildos, bolas chinas anales, lo que fuera que mantuviese el precinto intacto.
- Me voy a casa. Así no puedo seguir, lo tengo que aclarar con ese cabrón y con la hideputa de mi madre que tenía que saberlo y lo cubría. No los voy a matar, los voy a humillar.

martes, 25 de mayo de 2021

MI HERMANA

 

Eran otros tiempos. La telefonía no se concebía sin cables y la televisión no se podía ver si no orientabas la antena. Ahora ponerle cable al teléfono sería una anacronía y la caja tonta sin cable no hay streaming que valga. Viene a cuento de qué un niño con trece años era un niño y no un preadolescente como lo es ahora que con su iPhone en ristre es capaz de ver entre clase y clase el porno más bizarro que cuando sus abuelos que lo más que tenían eran los almanaques de Michelin para ver unas tetas contrahechas, se tenían que confesar el haber sopesado la posibilidad de masturbarse.
A los trece años en el colegio, tercero de bachillerato se escuchaban cosas como que con tal niña o tal otra te metes en una cama y salen cuatro niños. Absolutamente ayuno de conocimiento, no entendía nada. Pudiera tener que ver con como se me ponía mi rabo cuando veía a mi hermana pequeña quedarse en braguitas para bañarse en la piscina.
Así que una tórrida tarde de agosto, cuando eso del aire acondicionado era cosa de las películas americanas, estábamos mi hermana y yo en la terraza que daba a la piscina, balanceandonos suavemente en el columpio aquel de colchonetas a rayas amarillas y blancas. Y aquí debo hacer la aclaración de que mi padre tenía pasta para que pudiéramos vivir en un casoplon con piscina y lujos que para la época no eran de disfrute común.
Pues estábamos empapados en sudor los dos, únicamente con el bañador cuando mi hermana de nueve años harta de sudor se quitó la braguita, que parte de arriba no llevaba, y de frente a mi en un lado del columpio se abrió de piernas y me encontré frente por frente a una niña con su sexo de par en par y sin saber cómo, dentro de mi bañador mi cuerpo dió en avisarme que allí estaba pasando algo más. Me dolía mi pene de tan tieso que lo tenía. Y de ahí en adelante ya no pensé nada de nada, me movía como un autómata. Me levanté del columpio cogí a mi hermana de la mano y le dije que me acompañara. Ella me miró y me dijo, guiñando los ojos por la claridad del sol a las cuatro de la tarde "tienes un bulto en el bañador"
Me la llevé a los vestuarios de la piscina. Ese espacio que evitaba que los agregados de siempre entrasen en la casa a ducharse, cambiarse o peinarse después del chapoteo de rigor en aquella agua cristalina.
En los vestuarios me bajé el bañador, que no llegué ni a quitármelo y el instinto me llevó a buscar por donde dar salida a mi ansia entrando en el cuerpo de mi hermana. Y estábamos en esas cuando entró en escena mi madre.
Que no entendía el porqué de aquellos gritos, lloros y demás tragedias, aunque comprendí lo malo que tenía que ser cuando al día siguiente mi padre me pegó tal paliza con un vergajo corto que me confinó en cama creo que cerca de una semana, porque perdí el conocimiento y cuando desperté era de noche y no sabía que noche. Hasta que pude salir de la cama solo entraba en mi habitación el servicio. Ni mi madre, ni mi padre, ni nadie apareció por allí. Nadie me explicó nunca nada ni la equivalencia entre lo que yo no llegué a hacer y el castigo
Creo que fue ese refuerzo conductual negativo el que consiguió que con algo más de edad cuando se me acercaba una chica mi cuerpo reaccionaba como aquella tarde pero a mí me entraban unos sudores de muerte y unos temblores irracionales que me hicieron desistir de volver a acercarme a una chica. Incluso como con esa edad está uno más caliente que los palos de un churrero, ni pajearme podía mirando una foto subidita de tono (ver algo de tetas, no había otra cosa) ni mucho menos evocando un sexo femenino como el que conocía de mi hermana, me entraban náuseas y ahora sé que eran ataques agudos de pánico, creyendo morir; total que se me bajaba y no había paja que valiera. 
Por eso, cuando con dieciséis, estando en el cine VOZ no se me puede olvidar el nombre, el espectador de al lado me puso la mano en el muslo y progresó hasta la bragueta y yo no reaccioné ni con temblores ni con sudores y cuando metió la mano me puse duro como el corindón y me agradó, me dije: ah, vaya. Esto es lo mío. Y cuando me masturbó con la boca me sentí confirmado. Con chicas NO, con chicos SI. Bueno, ese descubrimiento me hizo el avío y fui tirando hasta que mi hermana con diecinueve y yo con veintitrés dijo que se casaba.
Un día trajo al futuro marido a casa. Jorge era bien parecido, aparejador y más o menos de mi estatura aunque un par de años mayor.
Vino a casa a comer y después de la comida nos quedamos los dos solos en la biblioteca tomando un coñac, "y así os vais conociendo los futuros cuñados" Fue directo como un gancho de izquierda el cabrón: "Se sincero, finalmente te la follaste o no"
No entendía a que se refería y puse cara de carajote, auténtica cara de no saber a qué se refería.
"Si hombre, a tu hermana, ¿Por delante? seguro que no que eso nadie me lo puede negar, la he desprecintado yo, ¿pero por el culo?, Eso me lo tienes que decir tu. Ella lo niega y lo niega. Yo se lo he notado muy flojo. ¿Qué? Si o no"
Le expliqué bastante irritado que aquello que sucedió fue solo un juego erótico y yo nunca la había tocado por ningún lado.
"Entonces la paliza de tu padre?
Le expliqué que nunca nadie me dijo cual había sido mi pecado y me levanté para salir de allí. Él se levantó como un resorte y me cogió por el hombro con la mano derecha y con la izquierda sujeto mi mismo brazo. Le sentí muy cerca con su cuerpo rozando el mío.
"Venga tío, no te pongas así. Quería ser sincero, conocerte mejor y saber que terreno pisaba"
Con la mano que tenía sobre mi hombro me cogió por la cabeza y me la inclinó hacia sí mismo y al tiempo sentí su calor en mi culo. Y era algo duro. Giro en ese momento su cara y me besó en la comisura de los labios.
"Firmada la paz, cuñado. Venga, vamos a tomar otro"
Sentí deseo y necesidad de volver mi cara y darle un beso de tornillo. Estaba seguro que lo duro que apretaba sobre mi nalga era su polla, pero podía ser su cartera.
Cuando me soltó y se volvió a llenar las copas se colocó el paquete sin ningún empacho y por como lo hizo tuvo que hacerlo para que yo me diese cuenta y el cerciorarse de que yo recibía el mensaje. Me hice el loco, pero me había empalmado sin remedio. Jorge era el típico tío que me iba como nada. Feote pero simpático, buen cuerpo pero delgado y una mirada intensa y descarada. Y por el bulto que le pude observar bastante bien dotado. Sin querer empecé a mover el esfínter anal y la polla me la jugó. Al sentarme me pilló unos pelos y de forma instintiva me la coloqué y Jorge cómo era natural en él me dejó en evidencia "Vaya, vaya, te he puesto cachondo cuando te he puesto el rabo, porque te he puesto un rabo, te has tenido que dar cuenta"
Empecé a salivar, el muy cabrón de Jorge mi futuro cuñado me estaba ligando. No lo entendía.
Le pedí explicaciones de que como tenía la cara dura de venir a casa de su novia e intentar follarse al cuñado.
Me contestó muy suelto de cuerpo, sín achararse en absoluto "soy bisexual cuñado y tú al fin y al cabo tienes algo de tu hermana. No estaría mal clavartela"
En ese momento el ano me dió un respingo y la polla se puso a estallar. Intenté que la cara no trasluciera lo que esas palabras me habían producido. Le contesté en tono levemente indignado que porqué suponía que mi ano era transitable para el primer gilipollas que llegase. Pero me dolió más porque estalló en carcajadas. Apuró su copa de coñac se puso en pie se marcó con la mano el pedazo de carne que deseaba el aire libre y se sirvió otro copazo. Y en ese momento entró mi hermana.
- Bueno, ya te he oído reírte, Jorge, parece que vais congeniando, porque ¿no os conocíais?
- Que va cariño, no conocía a tu hermano, pero no sé porqué me parece que vamos a ser íntimos.
- ¿Nos vamos?, hemos quedado.
Se acercó a mí y le tendí la mano para despedirnos.
- Déjate de manos, cuñado, un abrazo fuerte, ya somos como hermanos.
Me estrechó sin dejar ni un milímetro entre los dos. Sentí su polla dura y me estremecí. Le abracé también y me susurró al oído "Como hermanos, así cuando follemos será incesto, más excitante aún" y me dio un beso en el cuello.
- Bueno, bueno - dijo medio en broma mi hermana - que parece que los que os vais a casar sois vosotros.
- ¡No me tientes, no me tientes! - se separó de mi me sujetó por los brazos y se zambulló en mis ojos - ¿Verdad? - y terminó con una carcajada soltándome y dándole un beso a mi hermana - nos vamos, niño. No te perdonaré que no vengas a la despedida de soltero.
Se marcharon y me quedé con sus últimas palabras. No quería ni imaginar que podía suceder en su despedida de soltero.

domingo, 23 de mayo de 2021

UNA FAMILIA AVENIDA (3)

 

Mientras dejaba que abuelo me fuese desnudando con morosidad recordaba la cantidad de cosas que había experimentado en pocas horas, desde que llegué a casa de los abuelos. Si el día anterior me llegan a decir ni la décima parte de lo que iba a sucederme habría tachado de loco al que me lo dijese. 
Y ahora me veía con mi abuelo a punto de meterme la mano en el culo, sin dolor alguno, mucha excitación, eso sí, y un negro inmensamente musculado, de ébano barnizado mate, sonriente, amigable, en calzoncillos con un bulto desmesurado y asomandole la cabeza por el elástico de color rosa oscuro contrastando con la piel sobre la que reposaba.
Cuando le vi a mi lado haciendo la pregunta retórica de si hablábamos de él alargué la mano, halé de su calzoncillo permitiendo que su inmensa verga saltase como una jabalina en unos juegos Olímpicos. Giré la cabeza para intentar acoger en mi boca su rabo y Nelson me ayudó. Tenía un sabor salado pero extraño obligándome a abrir desmesuradamente la boca. Creía que me corría de la excitación y sin pensarlo acerqué mi mano derecha a la muñeca de mi abuelo indicándole apretando que quería que me fistease completamente. Y lo hizo. Me sentí morir como si estallase por dentro y a la vez mi pene empezó a destilar precum en gran cantidad. A la vez Nelson muy despacio apretó y su verga entró hasta la garganta. Sentí una náusea pero Nelson me sujetó por el cuello levantándome un poco la cabeza sin dejar de presionar. Me asfixiaba, se me saltan las lágrimas y por las comisuras de la boca se me desbordaban unas babas densas y abundantes. Ello me distrajo de como el abuelo ya entraba y salía de mi cuerpo con su mano sin que me explicase como eso era posible. Mi polla muy tiesa seguía destilando abundante líquido pegajoso que yo perdí todo orientación. Yo era solamente boca y ano y deseaba que Nelson siguiera penetrando mi garganta hasta meterse entero y que el abuelo llegase hasta el hombro. Estaba mareado de lujuria y en ese momento Nelson se salió de mi, se agachó hasta mi cara y con mucha suavidad empezó a besarme metiendo la lengua hasta donde antes estaba su miembro duro.
- Abre la boca mariconcito - me susurró,
obedecí y me escupió dentro y siguió hablando muy quedo - eres ya mío por eso tienes que saborear mi saliva, como saborearas mi leche y mi orina, como ya hace tu abuelo. Eres mío, y míos son tus pezones y mío tu culo, y mía tu polla. Solo te vas a poder correr con mi permiso. Hoy vas a salir de aquí con tu castidad.
- ¿Sabes que es lo que te está diciendo Nelson? - mi abuelo me había sacado la mano y estaba tumbado a mi lado hablándome al oído derecho - tu pene ya no vale nada, tu sexo es a partir de ahora tu ano y tu boca. Ahora Nelson te va a follar y vas a disfrutar del ano. Olvídate de tu sexo hijo, no vale para nada. Si te corres mientras te folla él Alfa disfrútalo, pero será sin tocarte tu. Y ahora dime: ¿Quieres ser junto a mi, propiedad sexual de nuestro amo, Nelson?
Yo miré extasiado al abuelo. Estaba viviendo un sueño. Me cogió la mano y me la llevo a su pezón derecho. Tenía una perforación y un anillo. Luego me llevó la mano a su polla. Tenía el Príncipe Alberto, que no había reparado en él cuando le toqué a través del pantalón.
- Estos anillados muestran mi pertenencia sexual a Nelson. Tu te tendrás que anillar y enjaular tu polla para que pierda protagonismo. El protagonismo será para tu coño de muchacho. Ahora vas a gozar del pene de Nelson.
Nelson volvió a escupirme en la boca y me dio una bofetada fuerte.
- Mando yo, sissy. Conmigo follando eres mi mariconcito y no tienes polla, solo coño, eres mi sissy, disfruta.
Me puso boca arriba, me separó exageradamente las piernas y apuntó su barra enorme a mi ano. Empezó a empujar sin probar a ver si entraba o no. Mi abuelo me había preparado, empujó y empujó. Llevé la mano y toqué el tallo brutal que me tenía ensartado y que seguía entrando, hasta que tocó un tope. No iba a entrar más, o eso creía yo. Sin dejar de empujar me cogió por las caderas y me retorció el cuerpo a un lado y otro hasta que sentí que desaparecía el tope y note por dentro que me desollaban.
- Tranquilo Víctor - me sopló bajito al oído el abuelo - ya ha entrado a colon, ese camino está abierto. Ahora entrarán los treinta centímetros, disfrútalos.
El sudor frío que me invadió al sentir rajarme el cuerpo por dentro fue cediendo y comencé a desear que Nelson entrase entero que me inundase. Sentí necesidad de experimentar un orgasmo que acompañase ese extraño placer que me arrasó después de que Nelson me hiciese llegar a otro nivel de sexo. Esto ya no tenía que ver con nada de lo que yo deseaba o conocía. Pero el negro no me dejó llegar a tocar mi pene que estaba a estallar. Con esas tenazas que tenía por manos me cogió las muñecas y las juntó a cada tobillo y así me inmovilizó. Sentí en ese momento una paz y una entrega extraña. Sentí que era su juguete y que Nelson tenía derecho de uso. Con él me sentía una cosa inanimada, solo algo que existe para agradar a Nelson y eso me inundaba de un placer, no físico, emocional, inedescriptible. Mi polla destilaba abundante líquido transparente y pegajoso.
- Abuelo - era una súplica, una queja y un agradecimiento por todo lo que estaba experimentando y aprendiendo.
- Ten paciencia, Víctor. Ahora eres de su propiedad y te va a usar como quiera y a consentir lo que él quiera. Cuando te llene de su leche, que yo también espero podremos culminar. No quiere que te corras aún.
En ese momento mi abuelo me pinzó los pezones, sentí dolor y más placer si eso podía ser posible en mi capullo. Necesitaba solo el suave roce de una pluma para desencadenar el orgasmo, pero ni eso me concedían. Y de pronto Nelson echó la cabeza hacia atrás y emitió un gemido ronco a la vez que se detenía en su lucha contra mi cuerpo y se detenía haciendo la penetración aún más profunda. A intervalos de pocos segundos aflojaba para volver a empujar aún más fuerte. Así varias veces hasta que se retiró de mi cuerpo. Pensé que al fin podría dar culminación a mi ansia por saborear un orgasmo que presumía sería el del siglo. Pero no. Nelson no me soltó, solo se apartó y dejó espacio a mi abuelo. Supuse inmediatamente que ahora le tocaba a él follarme lo que me encantó, pero era más retorcido. Se agachó delante de mí ano o lo que fuese en que se hubiera convertido.
- Entregame el jugo de Nelson, Víctor. Aprieta.
Aplicó su boca a mi culo y lamió y lamió hasta que recogió en su boca todo el semen que Nelson había dejado dentro de mi. Era extraño saber lo que hacía mi abuelo en mi ano y sentir que me satisfacía. Cuando hubo terminado y recogido hasta la última gota se puso a mi cabecera y se acercó a mi cara con esa sonrisa cínica que el tenía cuando iba a cometer una travesura. Me estaba pidiendo con esa mirada perversa que abriese la boca.
Y lo hice. Cerré los ojos y sentí como el abuelo escupía en mi boca el semen que acababa de recoger de mí ano. Y en ese preciso instante Nelson me soltó, pero antes de que pudiera cogerme mi rabo para agitarlo furiosamente, ya estaba en la boca de Nelson, que únicamente con el sabio movimiento de la lengua, sin más, consiguió que el orgasmo se me precipitase y con él que levantase la cabeza y ayudado ya de mis brazos libres besase al abuelo compartiendo el semen de Nelson que a su vez recogía el mío en el polvo más largo, placentero y relajante que nunca hubiese tenido. Ni el primero con Cayetano. Pero aún no había terminado.
- Tienes que saber disfrutar del sexo más humano - me dijo el abuelo - sin el impulso del deseo, el placer de hacer algo que sabes que es deleitoso pero para el que no tienes la motivación del deseo. Me voy a correr en tu boca y esa corrida la compartiremos después los tres.
Me acercó la polla a la boca, que aun me sabía al semen de Nelson y me la hundió hasta la garganta. Nelson mientras tanto lamía el ano del abuelo.
- Quieres que te la meta para correrte mejor - Nelson siempre atento.
El abuelo le dijo que por favor lo hiciera él comenzó un bombeo lento en mi boca que cada poco llegaba demasiado lejos y me provocaba náuseas y hacía que las lágrimas corrieran hacia las orejas. Pasado un rato, el abuelo dijo "ya" se detuvo en su bombeo y sentí impactar un par de chorros en el paladar.
- No tragues - me avisó Nelson.
Y en cuanto mi abuelo terminó, Nelson me succionó el contenido de la boca y lo compartió en un largo beso con el abuelo.
- ¿Has disfrutado?
- Si abuelo. No creo que mucha gente de mi edad tenga acceso a estas experiencias. Lo que no se es si Cayetano... Abuelo, yo no quiero dejar a Cayetano. Lo del esclavo y eso es fantástico y lo de las perforaciones, pero la jaula de castidad..., yo quiero tener sexo con mi novio cuando me apetezca.
- Venga, vamos a ducharnos, relajarnos y otro día te vienes con tu novio y a ver que opina él y a que conclusión llegamos. ¿Vas a contarle esto a tu padre?
- En cuanto llegue, abuelo. ¿Nelson tambien se ha follado a papa?
- No. Tu padre no es partidario de que Nelson se ocupe de su madre. Pasa porque la masturbe porque ha visto los resultados, pero dice que cualquier dia la sodomiza y no le hace gracia. Dice que el que me sodomice a mi tiene un pase, pero a su madre no le hace gracia. Espera un momento que te voy a dar algo para tu nuevo coño de chaval - estábamos ya en la puerta de la calle - toma - me dio un envoltorio de terciopelo gris - es un tapón anal, póntelo siempre que puedas. Sentir que llevas eso puesto te pondrá muy cachondo y sobre todo muy guarro.
Salí de casa del abuelo con el tapón insertado, era muy agradable esa sensación  de estar permanentemente follado y me empalmé. Me fui dando un largo paseo hasta casa. La sensación de tener el ano tan dilatado hacia que fuese como un coño cuyos labios van resbalando y dandose placer mientras se camina. En seguida pensé en comprar un dildo en forma de mano de comadrón. No quería perder esa dilatación tan estupenda y fomentarla cada vez mas ¡Lo que iba a disfrutar Caye, cuando viese el coño que me había regalado mi abuelo. Pensé en esas sensaciones de querer dar placer a mi polla y no poder que tuve cuando Nelson me follaba impidiéndome tocarme. Imaginé llevar una cárcel en la polla que me impidiese empalmarse y me tuve que pellizcar los pezones de la lujuria que recorrió mi cuerpo. Me daba igual la polla, necesitaba una polla como la de Nelson en el culo y la boca, a la vez si podía conseguirlo.
Llegué a casa y encontré a mi padre en la sala viendo la tele con sus pantalones cortos nada más. En cuanto entré oí como la apagaba.
- ¿Viendo porno, papi?
- Te ha follado Nelson. Lo sabía, tenía que haber ido contigo.
- ¿Hablamos, papá?

jueves, 20 de mayo de 2021

UNA FAMILIA AVENIDA (2)

 

- Estábamos en que como os pilló
- ¿Que te ha contado mi padre? que llegó de la calle y nos pilló en la ducha juntos, ¿A que sí?
- Más o menos. Pero ya, ya sé que tu padre es muy mentiroso. Es un juego para él, no intenta llevar mala intención. A ver, como fue.
- Cayetano me lo contó todo después. Fui yo el que los pillé a ellos en la ducha. Que no me explico que labia tiene mi padre. Caye es activo y yo pasivo, bueno, versátil según, aunque lo de pasivo habría que discutirlo que a veces todo el trabajo lo hago yo, pero bueno, que fue llegar a casa meandome y sin decir ya estoy aquí fui al baño y allí estaban en la ducha mi padre follandose a Caye.
Resulta que yo me entretuve con papeleo en secretaría del insti. Había quedado con Caye en casa, que íbamos a ir al cine. Caye, llamó a la puerta y le abrió mi padre con solo el albornoz, que se iba a duchar le dijo a mi amigo. Le invitó a pasar y le dijo que le acompañaba mientras llegaba yo. Caye se sentó en el sofá y papá en el sillón que hay enfrente y, según me dijo Caye se aflojó el cinturón del albornoz con disimulo. Luego al sentarse se abrió de piernas y puso un pie encima de su rodilla, el albornoz resbaló y se quedó con todo el paquete al aire. Caye me dijo que se levantó y dijo que se iba que ya volvería y que papá le cogió por el brazo, tiró de él hasta sentarlo en su regazo mientras decía que si nos creíamos que él era tonto estábamos equivocados. Le cogió una mano y se la llevó a su polla, y ahí me dijo Cayetano que se derrumbó. Le clavó la mirada en los ojos, como el cabrón sabe hacer y le besó. Cómo papá se iba a duchar le propuso ducharse juntos y ahí es donde les pillé. Caye con cara de susto contra los azulejos de la ducha y papá empujando. Claro, fue ver esa escena y como soy como soy.
- Si hijo, como tu padre y como tu abuelo, muy salidos siempre.
- Me faltó tiempo para desnudarme y meterme en la ducha. Lo cierto abuelo, que llevaba yo desde los doce, fantaseando que papá se metía por la noche en mi cama. ¡Menudos pajotes me he hecho yo con esa imagen! Y ahora lo tenía a huevo.
- ¡Estás empalmado, Víctor! Bueno, como yo - y se marcó con las dos manos el bulto - mira, trae la mano, toca, verás que dura se me ha puesto.
La sensación de tener entre las manos un pene duro y palpitante que sabes que es de tu abuelo te obliga a replantearte algunos tabús además de con los que estaba lidiando desde que me metí la polla de mi padre en la boca. No era lo mismo calentarse pensando en el rabo de tu padre que tenerlo en presencia física provocandote náuseas y queriendo saborear el mismo semen del que yo salí. Pero te entregas y escuchas los gemidos que provocas en tu padre. Son sonidos que nunca te habías ni siquiera planteado que tu padre pudiera hacer. Luego, cuando tu padre le está taladrando el culo a tu novio con la lengua todo tu esquema del mundo que ibas tejiendo poco a poco se te cae encima y solo te queda dejarte llevar por el instinto, tocarte el capullo babeante y escucharte diciendo "Papá, levanta el culo, quiero follarte" y aún más rompedor y escalofriante es escuchar que él te confiesa que quería tu polla en su culo desde hacía años "si hijo mío, follame y preñame. Te quiero como hijo y como hombre"
Primero pisoteas un ramillete de tabúes sociales; incesto, pedofilia, fidelidad y como eso resulta liviano ahora tienes entre tus manos la polla del abuelo, al que respetabas y admirabas, y eso no es lo peor, es que estás luchando con unas ganas intensas de asaltarle al abuelo la bragueta y comerte la polla entera con unos huevos seguramente grandes y colgones que ya no estás dispuesto a desperdiciar. Pero desleir todos estos prejuicios en el hirviente caldo de hormonas es tarea fácil. Se deja uno llevar. Solo se puede uno dejar llevar si no tiene una mochila cargada de compromisos que pesan y no dejan avanzar, al contrario, te hunden. No eres más que un carro vacío tirado de un caballo desbocado llamado testosterona. Si cometes el error de tirar de las riendas porque al borde del camino hay gente llamada prejuicio que quiere que la lleves, estarás perdido, porque habrás perdido lo más importante, la libertad de dejar correr el caballo o detenerlo porque te apetece a ti, no porque desde el borde del camino te griten que vas haciendo el loco y vas a matarte.
- Abuelo - le miré a los ojos con descaro - ¿se la has metido a mi padre tu tambien?
Esbozó una sonrisa inteligente, una que yo ya había visto en alguna ocasión, una sonrisa que te envuelve, te acuna y te susurra a tu cerebro "eres mío" y sin contestarme aún y sujetandome la mano para que no la retirara de su paquete se me acercó muy despacio hasta hacer contactar sus labios con los míos. Sentí el roce tosco de su bigote contra mi labio superior y el olor imperceptible casi de su sempiterno Old. Luego abrió un poco la boca y sentí como su saliva humedecía la mía. La tuve que abrir y sentir mi propia humedad mezclarse con la suya. La polla me iba a estallar en el pantalón. Yo tenía los ojos cerrados flotando en el éter de la experiencia. Yo quería mucho a mi abuelo y poder besarle con intención lubrica iba a conseguir que me corriera sin tocarme y en ese momento una suave caricia a través del pantalón sobre mi polla consiguió lo que deseaba intensamente. Abrí los ojos y Nelson estaba de rodillas a mi lado besándome a través del pantalón y en ese momento se me desencadenó un orgasmo insoportable. Tuve que tirarme hacia atrás en el sillón y Nelson con mucha destreza en milisegundos consiguió desabrocharme. La polla saltó fuera con fuerza, qué Nelson cogió al vuelo y empezó la eyaculación que el muchacho acogió en su boca tragando a medida que yo lo disparaba. El instante fue eterno, casi acabando, noté que abuelo me tenía sujeta la mano que acariciaba su polla y la cubría de besos. Cuando terminó todo y Nelson me secó los restos de semen y su saliva, me dio un beso cariñoso en el capullo y se levantó.
- Venía a avisar que ya está la comida en la mesa, pero al ver el espectáculo no podía pasar la ocasión de dar la bienvenida a su nieto como se merece.
- ¿La comida? - la abuela parecía estar al corriente de todo lo que sucedía sin perder su sempiterna sonrisa congelada en su gesto - ponga cubierto para estos señores.
- Si señora, como usted mandé - le pasó la mano por el pañal - pero antes hay que lavarse un poco.
- Vamos al cuarto de baño Víctor - dijo el abuelo - verás a tu abuela disfrutar más que cuando me conocía.
Con auténtica destreza Nelson colocó a la abuela en la grúa, le quitó el pañal y sobre la bañera procedió a lavarla. Luego la secó con delicadeza y se desnudó de cintura para abajo. Conservaba parte de la turgencia que le produjo chupar la polla de Victor. Se embarró las manos de  lubricante intimo y se puso al alcance de la anciana. Comenzó a estimular su sexo y la sonrisa acartonada de la abuela pasó a ser cara de éxtasis. Entonces ella buscó sin mirar el pene de Nelson que arrimandose le facilitaba la labor. Ella acariciaba el sexo de Nelson y Nelson estimulaba con maestría el clítoris y las ninfas de las mujer, hasta que al cabo de unos tres minutos la abuela cerró los ojos y empezó a gemir.
- ¿Quieres terminar de masturbarla tu? - Nelson hablaba con toda naturalidad - es una experiencia enriquecedora dar placer a tu abuela. Desde que lo venimos haciendo tu abuelo y yo parece que está más viva, más persona.
- Venga Víctor, anímate - le empujaba su abuelo.
Desde luego, no era lo mío ver sexo hetero, pero encima pajear a mi abuela era ya rizar el rizo.
- Bueno - apartó a su nieto el marido - ya veo que tienes algo de recelo. Lo haré yo, me encanta verla gozar.
Nelson se puso en pie a mi lado y el abuelo se inclinó delante del sling que es lo que era en lo que terminaba la grúa. Noté que al rozarse conmigo la verga de Nelson tomaba cuerpo, en largo y grosor y no pude resistirme. Mientras el abuelo se aplicaba a masturbar a su mujer yo me arrodille y comencé a chupar a Nelson. Solo el capullo ya me llenaba la boca. Estaba muy atareado disfrutando de Nelson cuando el abuelo se levantó
- Venga, dejar eso para luego que se enfría la comida. Vamos, Victor y tú Nelson termina con la abuela y dale de comer. Cuando se haya dormido, come tú y vente para el dormitorio, tenemos que poner el coño del niño a punto para cualquier disfrute. ¿Te habrá parecido - se dirigió a su nieto - que esa barra de carne es imposible que te entre. Pues te va a entrar, sin dolor y pedirás más. Y ahora a comer, sin haber comido se folla fatal.
Cómo siempre, la comida estaba buenísima. Los fetuchini Alfredo para descubrirse. Estábamos terminando el flan de manzana cuando llegó Nelson a comer.
- Ya se ha dormido. Ha comido bien, con apetito, como siempre que se le masturba antes. Se le ve feliz.
- Pues venga - Nelson - come que nosotros nos vamos para el dormitorio y vamos empezando.
- Enseguida voy.
La verdad que hablarlo así, con esa naturalidad me dejaba un poco cortado. Imaginaba que Nelson me sodomizaba y se me encogía el culo y le exprese mis dudas al abuelo.
- Abuelo, a mi me la ha metido Cayetano que la tiene como yo más o menos, y porque le quiero, pero me duele muchísimo, por no decir - se detuvo y se sonrojó.
- Que tu amigo sacó la polla llena de mierda. Nos ha pasado a todos. Por eso, mientras llega Nelson nosotros vamos a prepararnos. Lo suyo es un enema. Hay que sacarse toda la mierda Víctor, para evitar situaciones embarazosas. Si no tienes pera de estas, con la manguera de la ducha y un poco de cuidado vale también. ¿Ves? Aquí cabe como un litro de agua templada y antes te lavas las manos dentro de ese agua con una pastilla de jabón; agua jabososa. Te tumbas del lado izquierdo y te metes el pitorro lo más profundo que puedas y vas vaciando, como yo te estoy haciendo yo ahora dentro de ti.
- Abuelo, que me cago.
- Aguanta todo lo que puedas, que ha entrado casi todo.
- Que me cago, joder. Que no me aguanto más.
- Pues venga de un salto al váter.
Solté todo lo que llevaba dentro. Me dió náuseas y muchos retortijones que se fueron calmando poco a poco. Y cuando creía que había terminado, salió otro chorro de líquido, y cuando acabé, ya estaba el abuelo con otro enema.
- El segundo termina de dejarte el intestino que nos interesa como una patena para tres o cuatro horas.
El segundo enema, salió limpio y ya casi sin molestias. Luego me duché a instancias de mi abuelo y me sorprendió cuando me puso boca abajo y empezó a lamerme y meterme la lengua. Era muy agradable y sabía hacerlo.
- Abuelo.
- ¿Que?
- ¿Voy a poder venir con Cayetano a que nos enseñéis?
- Pues claro, hijo. Esto es lo mejor de todo. Tener la mente abierta y no desdeñar el disfrute sano nunca. Y mírame a mi el culo, lo que hago.
Vi que el esfínter del abuelo se contraía y luego como que se salía. 
- Este ejercicio es fundamental. Aprietas el ano como cuando no quieres cagar y luego haces fuerza como para cagar. Y eso lo repites sin descanso hasta que llegue un momento en que aunque quieras el músculo está agotado y no responde y en ese momento te entra lo que sea. Venga hazlo. Yo estaré mirando y cuando vea que el esfínter se te relajó meteré los dedos y ni te enterarás.
Después de hacerlo muy seguido unas diez o doce veces, por mucho que quería el culo no me respondía. Entonces el abuelo se embadurnó bien de lubricante y sin darme cuenta me había metido todos los dedos menos el pulgar.
- Ahora voy a intentar meter el dedo gordo. Sentirás tirantez, presión, pero no es dolor. Solo relájate y déjate llevar.
No sentía ningún dolor, solo que me tocaban por el ano y a veces eso coincidía con una especie de calambre o gusto que partía como de dentro hasta la punta del rabo y me salía como semen muy claro. Era placentero.
- Mira Víctor, tócate el ano para que sepas cómo va esto.
Me llevé la mano detrás y toque la mano de mi abuelo que estaba con los nudillos a punto de entrar en mi cuerpo. Tenía dentro de mi todos los dedos y la mano entera a punto de entrar.
- ¡Esto es fist, abuelo!
- Quieres que entre del todo o lo dejamos para después de Nelson.
- ¿Alguien hablaba de mi? - Nelson acababa de entrar en el dormitorio únicamente con el bóxer puesto.

sábado, 15 de mayo de 2021

UNA FAMILIA AVENIDA (1)

 

Cumplo 18 en noviembre y hecha la selectividad, pues si, he sacado plaza en Medicina, de milagro, es verdad, pero estoy dentro. Mi padre se ha empeñado en que el primer año lo pasé en una residencia, lo que, aquí entre nosotros, no me viene nada mal; lo prefiero, ya me explicaré. 
Mi padre me venía diciendo desde hacía una semana que fuese a decírselo a mi abuelo, su padre, en persona, antes de que me fuese a casa de mi madre. Mi madre se separó de mi padre cuando yo tenía los quince. Mi madre, profesora de inglés, se enrolló con la de Lengua y se largó a vivir con ella. Cómo yo era mayorcito pactaron custodia compartida y la verdad es que no eran ninguno de los dos muy estrictos. No se llevan mal. A mi madre y a la de lengua que es algo más joven les ha entrado la tontuna y han comprado semen por internet a un banco de Finlandia con todos los avíos para inyectarselo la de Lengua y quedarse preñada. Supongo que mi madre le comerá el coño primero y luego le pegará el jeringazo como si ella la hubiese preñado. Cuando me lo dijo puse cara de logaritmo y pregunté que si podría llamarle hermano/a, según y me dijo la de lengua que como a mí me pareciese. Total que cuando eso naciera yo ya estaría prácticamente en el quinto coño y poco me importaría. Pero a lo que iba. Que tenía que ir a casa del abuelo Víctor a darle la noticia (y si había suerte a embolsillarme algo para abrir boca en Granada cuando empezase el curso).
- Abuelo, soy Víctor José. ¿Puedo ir a comer con vosotros?
- Claro, hijo. Que alegría me das. A tu abuela, aunque no se entere de nada, seguro que también le da alegría.
Mi abuela, cuando se enteró que a su niño le había dejado la lagartona, como ella la llamaba a mi madre, por otra mujer, le dió una congestión que la dejó como un geranio. Mi abuelo y el cuidador, un nigeriano muy responsable y simpático se ocupaban de que estuviese siempre aseada y en situación de revista. ¿Que porqué un hombre? Mi abuela era entradita en carnes y las tres mujeres que hubo antes que Nelson se despidieron con ciática. Nelson la manejaba como una pluma y tanto mi abuelo como ella (parecía) estaban muy contentos.
- ¿Que quieres que te ponga?
- Abuelo, tus fetuchini Alfredo no los voy a comer hasta que vuelva en vacaciones y luego tu empanada de chouvas.
- Si hay en la plaza, hecho, si no una de carne.
- Venga vale. ¿Para mañana?
- Si Víctor, hoy ya no me da tiempo.
- Pues hasta mañana.
Llegué a casa del abuelo a las doce o así. Olía a empanada de sardinas que daba regalo.
Me abrió la puerta Nelson. Un negro de Nigeria, cristiano que tuvo que salir por patas de su país que los musulmanes radicales se lo querían merendar. Sonriente, grandote y sin una gota de grasa. La piel ébano brillante daban ganas de tocarla para cerciorarse que no era una escultura.
- Tu abuelo está guisando, Víctor.
- Gracias Nelson.
El abuelo salió de la cocina con los brazos abiertos y su delantal. Abuelo Víctor siempre hizo deporte, esquí sobre todo, y se mantenía, solo renqueaba de las rodillas como todos los esquiadores. Era fuerte. Me estrechó contra él, haciendo que nuestras cabezas se cruzasen de forma que pudiésemos quedar más cerca. Y de pronto me di cuenta que sus caderas se basculaban hacia adelante, con lo que el contacto de nuestras pelvis era muy estrecho y noté claro como el amanecer que el abuelo me ponía el rabo. Intenté separarme pero su mano izquierda como si fuera de acero me impedía el balanceo de mis  caderas hacia atrás y estaba a punto ya de protestar cuando me susurró al oído.
- Ya me he enterado que tienes novio. Que calladito te lo tenías.
Y se me cayeron todos los palos del sombrajo. Me aflojé y me di cuenta que me encendía como una bombilla de cien watios.
- Abuelo..., yo, deja...
- A callar, sinvergonzon - y tal como lo decía me daba un chupetón en el cuello que me pusieron los pelos como escarpias y disparó mi polla a reventar.
- Abuelo, abuelo, que - mi polla, pantalones mediante chocó con la del abuelo y me morí - que yo, ¡joder abuelo, que yo no.
- Vaya, creía que eras impotente. Con que la tengas dura al menos como la de tu padre
- ¡Queeeee! 
- Tranquilízate. Tenemos mucho de lo que hablar.
- ¿Entonces ha sido mi padre quien te lo ha dicho?
- Claro cariño - deshizo el abrazo y sopesó con su mano mi paquete, me dejó paralizado - y pasamos un buen rato. Cómo se reía, porqué fue más o menos como yo le pillé a él con sus novios.
- Abuelo, que me va a dar un infarto. Joder esto es demasiado para un solo día.
- Ven, vamos a sentarnos a tomarnos una cerveza con tu abuela. Ella no se entera de nada, pero le gusta que estemos con ella.
Nos sentamos en una salita con una mesa camilla cada uno en un sillón. La abuela en su silla de ruedas sonreía de una forma ausente. Le di un beso y de la forma más natural con un pañuelito se limpió la mejilla del beso sin dejar de sonreír.
- Abuelo, has dicho "novios" dos al menos
- Bueno, en realidad, estaba tu padre con un amigo y su novia. La pareja follaba y el chico se la chupaba a tu padre. La verdad es que se dejaron la puerta entreabierta. Tu abuela había ido a casa de su hermana, una semana, que estaba mala, a echarla una mano, tu padre se confió en que yo solía cenar en el casino cuando tu abuela no estaba y los pillé. Me puso a diez mil verlos y llego un momento que con los pantalones en los tobillos y la polla en la mano debí empujar un poco la puerta para tener mejor angulo de visión  y tu padre que estaba mirando hacia donde yo estaba, me vio, me di cuenta que ya no había  más que enseñar las cartas y abrí la puerta del todo. Me corrí enseguida y tu padre al verme no se acojonó sino que le metió la polla a su amigo hasta la garganta y le atragantó de tal manera que tuvo que dejar el polvo y entonces me vio que daba los últimos golpes de leche. Me miró a mi, miró luego a tu padre que ya se estaba corriendo y en dos golpes se corrió él. La chica se incorporó, porque no entendía que había sucedido. Era una rubita, delgadita de ojos azul cielo grandísimos. Me enamoró y no me lo pensé, me fui para ella hundí la cabeza entre las piernas y le comí con toda el ansia del mundo. Se corrió enseguida. Acabamos los cuatro tomándonos una cerveza y riéndonos del sucedido.
- Si, ¿pero cómo llego mi padre a esa situación? Quien estaba enrollado con quien y quien fue el tercero.
- Esto querido Victor, va de sorpresas. El chico que tenía su novia, Raul, creo que era. Y la  chiquilla, Paloma, salian juntos. Además tu padre y Raul, pues lo propio de la adolescencia, por lo menos en aquellos días, quien la tiene mas grande, tengo una revista porno, en ingles naturalmente, nos hacemos un pajote "si pero cada uno con la suya" sin quitar ojo de la polla del amigo. Y asi hasta una fiesta del insti, donde por supuesto no se consumia alcohol, pero todo el mundo acababa pedo. Y esto me lo dijo después tu padre. Raul acompañó a casa a tu padre
- Perdona abuelo. Ese Raul es ese gordo, calvo, con su mujer bajita, pelirroja del bote con los que sale alguna vez mi padre.
- Ese. Pero que también tuvo sus catorce años. Bueno, sigo. Raul llegó a casa pero ya no podía mas y se quedó a dormir. Hasta que de madrugada, se marcaron un 69 de libro, y tal como se corrieron se volvieron a quedar fritos. Por la mañana, Raul se levantó, se vistió y se fue. Yo escuché a tu padre por telefono decir " joder, Raul, ¿y que? no me vengas con que no te acuerdas, yo estaba igual de pedo que tu y si me acuerdo, ¿Raúl, Raúl? será maricón, me ha colgado. Esa tarde tu padre fue a casa de Raul a pedir explicaciones. Tu padre al parecer le hizo entrar en razones y en plan reconciliación y eso terminaron dandose un beso de tornillo preparando la oficializacion de su enrolle y entró Paloma en la habitación, que había ido a ver a Raúl, aún no eran novios, y se los encontró de esa guisa. A ella al parecer le gustaban los dos y acabaron haciendo un trio, que acabó en noviazgo de Raúl con Paloma. Luego en la facultad tu padre conoció a tu madre y creo que dejaron eso que hoy se llama poliamor. Cuando tu madre dejó a tu padre retomaron la relación. Y ahora cuéntame tú de primera mano como te ha pillado mi hijo.
- Abuelo, yo conozco a Cayetano desde primaria. Con siete años ya nos la chupabamos en los aseos del colegio, y me parece que la primera paja no me la hice yo, se la hice a él. Nos sentabamos juntos en el pupitre y un dia, tendriamos nueve años, me dijo que le metiese la mano en el bolsillo del pantalon. Se lo había descosido y le cogí el rabo y por instinto empece, abajo, arriba, abajo, arriba hasta que se encogió y empezó a quejarse. Estaba en  clase Emilio un maestro mayor que nos dijo "eh, vosotros, los de atrás lo que tengais que hacer fuera de mi clase" no se si alguien lo entendió pero nosotros si.
Caye viene a casa a estudiar o yo voy a la suya y siempre acabamos viendo porno, casi siempre gay y a veces ftm
- ¿ftm? Que es eso.
- Sexo trans sin operar. Suelen ser chicas que se hormonan y se quitan los pechos, pero conservan el coño, o chicos con unos mandaos tremendos y cuerpo y tetas de chica.
- ¡Ah! Pues mira follarse un coño en un cuerpo de tío tiene que estar bien
- O que te parta el culo una tia de impresión con una polla de competición, Abuelo.
- Para polla de escandalo la de Nelson. Jesus, Victor, desde que lo tengo en casa no tengo problemas de dolores sodomiticos. Me ha ahormado a su tamaño. Y lo hace de bien.
- Abuelo, pero Nelson..., tú...,
- Si te llama la atención luego vamos al cuarto los tres. Si te atreves con seis centimetros de diametro y veinticinco de largo, Nelson no va a tener inconveniente. Nelson tuvo que salir de su tierra tanto por la religión como por su sexualidad, lo iban a matar. Es muy buena persona. Bueno, pero termina de contarme como os pilló tu padre.

lunes, 10 de mayo de 2021

TIME OFF, SAD TIME (4)

 

- ¿Germán? - en mi pregunta había todo un tratado de petición de explicaciones - ha dicho tu novio. ¿Has roto...? - y no me dejó seguir.
- Vete Yago, vete - estaba dándome la espalda.
- ¿No eras un tío?, cabrón Mírame a la cara por lo menos y dime que todo era una farsa, que no me quieres, que era un intento de reírte de mí - me acerqué a él y le encaré dándole un tirón violento del brazo - dímelo ahora - me miraba con los ojos acuosos sin articular palabra hasta que se lanzó me dio un beso de dos segundos apasionado, se retiró, se dio la vuelta otra vez.
- ¡Vete de una puta vez maricón, Vete!
Permanecí como la estatua de la esposa de Lot, sin creerme lo que acababa de escuchar. Me habría gustado poder llorar y contratacar darle una paliza y que reaccionase, pero en lugar de eso, me di la vuelta y me marché de allí.
Caminé como si me hubiese tomado diez tripis a la vez. Creía alucinar. Al salir del portal vi a Beatriz, pero era como si sabiendo quién era no la conociese de nada. Llegué a mi casa, me metí en mi habitación y no sé si pasó tiempo o solo se congeló. No podía llorar aunque deseaba no poder respirar y que todo acabase. Ya digo, no sé si pasaron horas o días hasta que sentí tocar a mi puerta.
- Yago - Noelia hablaba como con respeto - está aquí Cole. Quiere verte.
El nombre me rebotó en los oídos. Lo había olvidado. Lo había olvidado todo y escuchándome como si no fuera yo el que hablaba, me sorprendí.
- Si, pasa, pasa.
Se abrió la puerta y entró Cole como una ráfaga de aire fresco. Me habló en su idioma.
- All right. We are going. You are a exam. It's last course. Are you idiot?
Me levanté de la cama y después de no haber podido derramar una lágrima, rompí a llorar, desmadejado. Cole me abrazó estrechándome con mucho cariño.
- I love you, Yago, I love you, you're my baby. Relax.
- No seas cabrón Cole, habla en cristiano que está aquí Noelia.
- Hablo inglés Yago.
Cole me besaba en la cabeza, era más alto que yo, y consiguió arrancarme una sonrisa.
- Está tarde tienes examen final. Lo sacarás con la gorra, pero te tienes que presentar.
Cole me rescató del marasmo. Salí a la calle y resucité.

Cole fue también quién me dijo que la Universidad de Edimburgo convocaba una plaza de Lector de español. Él me daría una carta de presentación. Sin demasiadas esperanzas rellené los impresos y al poco recibí una llamada en la que se me comunicaba que en virtud del respaldo del Dr. Cole H. Barrows se me concedía la estancia. Esta llamada consiguió sacarme de la cabeza el recuerdo de Germán. Alguna vez recibía una llamada vacía, que al principio me irritaba y contestaba con exabruptos pero después me callaba y oía al otro lado de la línea un respirar agitado y angustioso. Jugaba con la idea de que era Germán arrepentido sin honor ni redaños para pedirme perdón y otras veces llamadas anónimas para fastidiar.
La llamada de Edimburgo, me abrió otro horizonte. 
A la semana recibí una carta en la que se me daban fechas, horarios e instrucciones. Después recibí las tarjetas de embarque en el móvil y me di cuenta que me iba, que era verdad y me quedaban horas para abandonar mi vida tan absurda.
La noche anterior al viaje fui al club donde solíamos ir después de un partido, me engañaba diciéndome que no quería reencontrarme, pero yo sabía que si lo veía y me chascaba los dedos lo abandonaría todo por él.
Y lo vi. Estaba allí con Lautaro, Palmira y Beatriz. Me senté al otro lado de la barra. Se me acercó Palmira, como ella era, altiva. 
- Vete, no tienes nada que hacer aquí
- Me iré cuando me salga del alma. Estoy aquí solo y no quiero nada de nadie. Pero ya que hemos coincidido. Despideme. Ya va a ser difícil que volvamos a vernos. Por cierto, hazte el test del VIH tu capricho solo quiere bareback. Que seáis felices, no tengo ganas ahora de vomitar. Me voy.
Salí del local con ganas de algo más, pero me contuve y pensé en el fiordo de Edimburgo y me calmé.

Me adapté muy bien. Edimburgo es una ciudad perfecta gay friendly y de gente muy amable. Mi labor en la Universidad era considerada y habían pasado seis meses y me propusieron un contrato de Consultant, una especie de profesor para prácticas, como la función que tenía Cole en Madrid. No había olvidado a Germán, pero su recuerdo no desencadenaba en mi una cascada de deterioro emocional como cuando llegué. No quería más compromisos. Así que buscaba encuentros ocasionales o en el puente Viewforth, conocida zona de cruising o los jardines de Princesa St. Si hacía mucho frío el Planet no estaba mal porque cerraba tarde y si no el Street, que cerraba temprano y se podía comer algo. Me encantaba ir al Costa a tomar un café cortado, que en mi ciudad sería un café con leche larguito. El Costa al que me gustaba ir es al de la calle Hanover una bocacalle de Princesa St cerca del monumento a Scott y además cerca está la estación Central, donde se liga también muy bien.
Tenía una semana ligerita, vivía en Charlotte St y
la calle Hanover la tenía a un paso. Me fui a tomar un café. Pedí un cortado y me fui a una mesa a mirar el móvil. Alguien se sentó a mi mesa, no exactamente delante de mí pero cerca.
- ¿Ya no saludas Yago?
Se me resbaló la taza de café y me lo tiré encima, pero no sentí la quemazón. Delante de mí estaba Germán.
Estaba muy delgado, se había dejado una barba rala y llevaba el pelo cortado al uno.
- ¿Que haces tú aquí?
- Hay una convención de urbanismo en el palacio de Congresos. Te juro que ha sido una puta casualidad. Venía buscando un Starbucks, pero un colega me dijo que el café del Costa es mejor, que estaba un poco más abajo. Mira, ni he pedido, te he visto y no he podido hacer honor a mis propias promesas. Me juré que nunca más te haría daño. Y ya ves, aquí estoy. ¿Y que podía hacer? Yo no sabía que estabas aquí, te lo juro. En el culo del mundo precisamente tú tenías que estar tú - se le cayó una lágrima y adelantó una mano para coger la de Yago, que la retiró.
- No Germán. Ahora estoy muy tranquilo.
Sentí que una especie de nerviosismo me subía desde el pecho y me estallaba en los ojos. No pude contener las lágrimas y fui yo el que le cogí la mano.
- Cabronazo - tuve que bajar la cabeza para esconder el llanto tan evidente - porqué me trataste así. Ahora que todo estaba bien entibado en la sentina de mi alma, donde no pudiera ya hacerme daño vienes tú y me vuelves a hacer naufragar. ¿Porqué no te has ido nada más verme? Con tu mujer Bea.
- No es mi mujer
El corazón me dió un salto. Me sequé con una servilleta y perdí la vista a través de los cristales en la calle Princes que se veía al fondo.
- No te casaste entonces.
- Faltaba una semana para la boda. Fui con el que iba a ser mi suegro a la última prueba del chaqué. Me probé el mío y se metió en el probador. Me dijo que si las mujeres lo hacían, porqué no los hombres y me cogió el paquete, diciéndome que de la semana en adelante nos íbamos a conocer mejor. Me vi como una puta y no me gustó el panorama y lo primero que pensé es lo que tú opinarías. Tu reacción sería la misma que yo tuve, le dije que mi polla y mi culo no valían nada, pero no sé compraban con dinero. Me quité el chaqué, llamé a Bea y le dije que se había acabado, me preguntó que qué había pasado y le dije que preguntara a su padre.
- Entonces, la famosa empresa de Bea, el trabajo asegurado, todo eso.. 
- Lo mandé al carajo, firmé mi proyecto que era sobre urbanismo inclusivo y me llamaron de un estudio de urbanismo, fue todo rodado. Es mi primera salida al exterior presentando un póster. Ya se han interesado por él. Tengo un par de horas, ¿podemos ir a un sitio más reservado?
- Vivo aquí cerca a un par de calles. Podemos ir si quieres. Vamos a estar más tranquilos pero no tengo intención de ir más allá - y al decirlo sintió en medio de una gran frustración la tirantez en su entrepierna, pero ya había ofrecido su casa.
- Te lo prometo Yago, solo quiero hablar desde el corazón, pero llorar aquí sería muy escandaloso.
Nos levantamos y de paso se me levantó el estómago y alguna cosa más. No sentía esa sensación desde mi primera adolescencia. Era como si acompañase a mi primer ligue y no tuviese ni idea que hacer cuando estuviésemos solos. Caminamos por Princes uno junto al otro en silencio.
- ¡Un Zara!
- Edimburgo no es distinta al resto del mundo, Germán, Zara hay por todo el mundo.
Llegamos a Charlotte y subimos por la calle hasta Rose St. En la esquina subimos hasta casa. Le ofrecí algo de beber y me pidió agua. Le di una cerveza.
- Yago - se tuvo que detener para llorar - Yago cuando te marchaste tuve un ataque de pánico y cuando subió Beatriz me estaba asfixiando de la angustia. Me llevó al hospital y allí me trataron y me recuperé. Le dije a Bea que tú me amenazaste con sacarme del armario en el vestuario, cuando la realidad es que una vez que te fuiste tome conciencia de que no volvería a tocarte, ni besarte ni nada. Te quiero Yago - y volvió a deshacerse en lágrimas.
- Tranquilízate Germán. No pasa nada por demostrarte como siempre fuiste, solo que de repente te diste cuenta que no era un juego y cuando te miraste y te viste sangrar de verdad supiste a que estabas jugando. Quisiste mantener un status que no era el tuyo. Vales mucho Germán, y la prueba es que alguien ajeno ha valorado tu trabajo, pero desde que nos conocimos siempre ha habido alguien ahí para sostenerte y animarte. Ese he sido yo hasta que llegamos al instituto. Esto es ya la vida real, ya no es descubrir un tamaño, una forma o un pliegue nuevo y disfrutarlo, ahora hablamos de que somos adultos.
- Pero, ¿Tu me quieres, Yago?
- Te he querido siempre, gilipollas, pero nunca te percataste o el miedo al rechazo te hacía mirar hacia otro lado. Es en este momento, laminado, deshecho, cuando - comencé a llorar sin consuelo - tendrías que estar dentro de mi, preñandome con tu vida, con tu semen, haciéndome sentir que te pertenezco, que me perteneces, que somos uno solo y sin embargo, mirate, como una nenaza, sin vigor, llorando porque no supiste darte cuenta. He pasado muchas noches en vela empapando las sábanas de lágrimas, cuando deberían haber hedido a semen seco. Cómo un zombie me he emborrachado para olvidarte y convencerme de que solo eras un capricho pasajero. Has sido un maricón sin alma, me has arrasado la mía y ahora vienes buscando perdón, un trozo de carne caliente que te redima.
Que te den Germán, vete ya, para siempre. Para mi es tiempo de tristeza y para ti el partido, éste partido terminó, no hay más meles, ni más ensayos ni más jugadas estudiadas. Te deseo que seas muy feliz. Mi tristeza es que no lo voy a saber porqué no quiero saber nada más de ti. ¿Sabes? una vez más fuiste tonto; haberte liado con tu suegro, habría sido la caña, las risas con tu Lautaro y los demás maricones del vestuario. No quiero un beso. Largate ya.
Le vi por la ventana de la cocina pararse a fumar compulsivamente en el punto smoke 
de la calle Rosa. Se fumó dos seguidos, miró el reloj, puso un mensaje en el móvil y se me perdió de vista camino del Palacio de Congresos, supuse. Yo no pude contener el caudal de lágrimas que surgían directamente de mi corazón roto.

lunes, 3 de mayo de 2021

ARMARIO (3)

 

Estaba estudiando la poesía de Huidobro cuando sonó el teléfonillo de la calle. Noelia debía estar en la cocina y preguntó. Yo puse el oído.

A los tres días del partido del que Noelia me rescató con mucho sentido común, salía de clase de Cole y allí estaba Germán. Cole me dijo que le conocía del ambiente de heteros curiosos y algún bukake que otro. Cuando le vio me dijo que suponía (y suponía bien) que estaba allí por mí y se despidió.
- Yago, por favor, tenemos que hablar, no puedo seguir en esta incertidumbre.
No era el Germán sobrado, seguro, cínico y pasando de novia, amantes y hasta de sexo. Estaba como apaleado, suplicante, con el hábito corporal recogido. Humillado era la palabra.
- Por favor, Yago.
- Vamos caminando y me cuentas - y le di a mi discurso un tono frío, distante y duro a conciencia.
- Necesito algún sitio tranquilo, así andando, no se - se detuvo viendo como yo seguía - Yago, por favor.
- A tu casa a follar ¿no? No, tío, ya está bien. ¿Está allí tu argentinito? - como a dos metros me detuve y me volví, vi perfectamente como Germán empezaba a llorar y se me partió el corazón, me acerqué y le consolé abrazándole - venga, vamos a mi casa.
Ya no hablamos en todo el trayecto. De vez en cuando le pasaba el brazo por la cintura como señal de solidaridad, estaba muy abatido, no era el Germán que yo no conocía.
Cuando llegamos a mi casa le dije que, si a mí habitación o nos quedábamos en el salón, dijo que en mi habitación.
Entramos y le ofrecí mi silla de estudiar, yo me senté en mi cama.
- El día que viniste con Lautaro al vestuario y Noelia me echó una bronca, te quiere mucho ¿sabes? Cuando os fuisteis, se quedó Lau y me dijo lo de la grada
- ¡Yo no quería, joder!. Hombre, tiene un buen rabo y a nadie amarga un dulce, pero me sujetaba la muñeca y me obligaba. A mi me parecía que le daba morbo tener la polla fuera, allí delante de todo el mundo.
- Bueno, Yago, eso no tiene que ver. Estando allí me llamó Bea - se detuvo y se le hundió la cabeza entre los hombros - y antes debo decirte para que te llamé al vestuario, nada que ver con las intenciones de Lau. Iba a decirte..., perdona - y empezó a llorar con mansedumbre, lágrimas de arrepentimiento, se serenó y pudo continuar - quería decirte que ya no puedo aguantar más, que no me puedo engañar más sin hundirme. Te quiero Yago, te he querido siempre y nunca he tenido valor para decirte que estoy enamorado de ti,  porque me escandalizaba de mis sentimientos y estaba asustado. El sexo que tuvimos el otro día, con Lau y todo fui el hombre más feliz teniéndote piel a piel. Cuando no pude declararte mi amor el otro día, con la bronca de Noelia por medio, en la que me reprochaba que me aprovechase de ti, me llamó Beatriz y desgarrado el corazón quedé con ella a cenar y luego ir a mi casa. Quería follar con ella, olvidarte y no volver a saber nada de tí. Casarme cuanto antes y enterrar mi amor por ti bajo toneladas de cinismo.
- Yo siempre te he querido Germán, desde aquel día de la guardería, lo recuerdo como si hubiese sido ayer. Me dolía, me escocía tu dolor, te amé en ese instante y aún tengo rabia de haber podido bajarte el pantalón y consolarte acariciándote donde, no se porqué, sería el sitio perfecto para ofrecerte alivio a tu dolor - me levanté de la cama para abrazarle. Él se levantó también, me abrazó con mucha ternura pero me dijo que le dejase terminar, me frustró un poco, pero se le veía tan auténtico que no dije nada.
- Fui a cenar con Beatriz y Lautaro se pegó, dijo que llamaría a Palmira, pero Palmira le dijo que sus padres habían quedado con ellos y él lo había olvidado. Respiré, porque quería estar a solas con ella y pedirle que se casase cuanto antes, sin esperar a terminar.
Y sucedió. No se puede estar enamorado de alguien, no poder dejar de pensar en el sin parar y querer que el cuerpo reaccione teniendo la mente en otro lado. Yo con Beatriz siempre he sido si me apuras de eyaculación precoz y si de pronto, después de unos prolegomenos muy largos llega la hora de la verdad y hay gatillazo, antes de que tu novia se sobresalté te entra el pánico a ti. Temor a no dar la talla, temor a que te descubran tu doble juego, temor a perder un sistema cómodo de vida y todos esos temores se citan en tu boca del estómago y allí te desgarran la vida. Lo intenté de toda forma, me entregué a una comida de coño desesperada, pero cuanto más me afanaba más pequeña y encogida me sentía el sexo y más miedo me entraba a enfrentar la realidad. Beatriz me intentaba tranquilizar y me acariciaba y cuánto más lo intentaba más me acordaba de tu cuerpo unos días antes. Beatriz lo intentó todo hasta que detuvo la maquinaria, se sentó en la cama, me encaró, me taladró con sus pupilas y lo dijo: "Hay otra, verdad" pero en esa pregunta habia algo de artifiosidad que no entendía, pareciera que estuviera declamando algo largamente ensayado. Ella lo preguntaba pero ya estaba convencida de que no era eso.
Y me eché a llorar, la abracé, sin parar de llorar y le dije que no, que no había otra, iba a continuar diciéndole que otro, no otra, pero me cortó con sus exultaciones de alegría, cubriéndome de besos y estrechándome, diciéndome que iríamos a un médico que es al que va su padre y me curaría. Me dejó mudo, no supe derruirle su castillo de humo y fantasías. Pero voy a decírselo cuando me digas que estás conmigo. Saldré del armario, pero te necesito. Sin ti no podría, no tendría arrojo.
- Ahora, Germán me has dejado conmocionado. Piénsalo bien. Repiensa tu vida. Es lógico que después de nuestro encuentro tuvieras un terremoto emocional. Pero deja esa decisión en el armario antes de hacer tu salida triunfal y le influyas a la vida de mucha gente. Yo te diría ahora mismo ¡Adelante! vamos, porque te quiero, pero por eso precisamente, porque te quiero feliz te pido que esperes y lo medites - se levantó con lágrimas en los ojos y me levanté yo, nos abrazamos y sentí su virilidad, su empuje y me estremecí - no Germán, no. Vete ahora, piénsalo bien, tu vida, tu futuro y luego hablamos.
Le rocé sus labios con los míos y no saboreamos nuestras salivas.

Agucé el oído y escuché a Noelia hablar en un tono agresivo, aunque no entendía lo que decía. Salí de la habitación.
- ¿Quién es Noelia?
- Nadie. Ya se ha ido
- Germán, ¿verdad?
- Déjalo Yago
- No
Cogí el teléfonillo y grité su nombre. Espere una eternidad y volví a llamarle, pero no, ya se había ido.
- ¿Porqué? Germán me quiere, me lo ha dicho y yo no he querido escucharle. Eres, eres, si no fuera..., Noelia, ahora sí me has jodido.
Salí de la casa escaleras abajo tan rápidamente como pude y miré a derecha e izquierda al llegar a la calle. Nadie. Llamé a Germán y saltaba el contestador cada vez. No sabía que hacer. Volví a subir a casa sin meta ni objetivo.
- ¿Que has hecho, joder, Noelia? - no pude reprimir las lágrimas. Noelia intentó abrazarme pero la rechacé y le grité - ¡Es el amor de mi vida, lo comprendes! No eres tú ni nadie. Es Germán.
Me fui a mi habitación, cerré de un portazo, hundí la cabeza en la almohada y grité hasta hacerme daño en la garganta. No podía dejar de llorar, hasta que Noelia tocó la puerta.
- Yago, escúchame, ve a buscarle. Los hombres sois muy radicales, a ver si Germán hace una tontería.
Y de repente se me pintó la imagen de Germán arrojándose por la ventana u oscilando de un cable colgando por el cuello. Salí desesperado de la habitación, arrollé a Noelia y sin mirar atrás bajé no sé aún cómo, las escaleras.
Salí corriendo a su casa, me faltaba el resuello, pero no podía detenerme a coger fuerzas, prefería morirme allí, en medio de la calle. Llegué sin aliento. Llamé y me contestó una voz de mujer.
- ¿Beatriz?
- ¿Yago, no? Venga sube - y en sus palabras frías y cortantes había una amenaza, pero me daba igual. Iba a buscar lo que era mío. Y todo lo demás no me importaba.

Llegó a su casa Germán, con los ojos hinchados de llorar. Una vez más Noelia había sido el valladar que le separaba de Yago. Y allí había otra mujer, su novia, Bea con cara de circunstancias.
- Hace tres días de aquello del gatillazo Germán. ¿Donde te habías metido? Te he llamado, buscado, llorado, que se yo, he estado angustiada por si te hubiese pasado algo. ¿Que has hecho?
- Estoy enamorado, Beatriz
- Ya, de mi, espero.
- He estado estos días deambulando, estrujandome el alma, deshaciendolo por si encontraba el fallo que explicase esto y solo hay una explicación, y es que no la tiene. Estoy enamorado de Yago.
- Y tienes la poca vergüenza de salirme ahora con una broma de estas. Deja de decir estupideces y dime dónde has estado.
- Me he acostado con Yago y con Lautaro, pero me he enamorado de Yago. Creo que he estado enamorado siempre, solo que yo no quería verlo. No puedo seguir con esta pantomima, me tengo que humillar ante la realidad y ante ti. Soy maricón, si, lo soy y he tenido la revelación estos días.
- ¿Una revelación, verdad? Un Moisés, ¿Maricón, ahora me vienes con que maricón? Eres estúpido, como todos los hombres. Si fueras hijo de mi padre no serías más clavadito. Eres maricón, ahora que te has follado a tu amiguito de guardería, no cuando follabas con Lautaro...
- ¿Que? - los ojos se le salían de las órbitas - yo te juro...
- Ahora vas a jurar también. No sigas imbécil. Lo sé todo desde que me lo contó Palmira. Creí que me iba a morir, aunque a ella parecía no afectarle, serán los genes belgas, y lo supo porque su madre le avisó que a su padre se le iban los ojos detrás de su novio. Y Palmira decidió encargar un seguimiento. Si, se de esas fiestas en las que un montón de machos se corren en la cara de uno que se contrata para ese fin; esos machos que se dan por culo mientras esperan turno. El padre de Palmira y su exquisito y privadisimo club londinense, en el que no pueden entrar mujeres. A ese club llevó su padre a Lautaro y a mi padre tambien. Si, también me contó de las fiestas "culturales" del club en las que niñas que apuradamente alcanzan la mayoría de edad hacen realidad las más bizarras fantasías de esos señores tan estirados incluyendo strap-on y a veces de carne caliente y dura.
- ¿Y te has creído...? - Germán hacía esfuerzos por parecer indignado.
- Mira, pardillo - Beatriz esgrimió un archivo oculto de su móvil en el que había fotos del club, y de algunos bukakes a los que Germán había asistido - Mira, ésta es muy salada - en ella Lautaro sodomizaba a Germán que a su vez se la chupaba a otros dos.
Si, forma parte del seguimiento que solicitó y pagó Palmira 
Cuando completamente destrozada fui a mi madre a contarselo, su respuesta fue: "otro como tu padre" no le sorprendían las fotos del club de Londres en las que mi padre, hacia pocas semanas, estaba atado a un plinto en el que el que quería o bien azotaba o bien follaba. Le pregunté sorprendida y me dijo que desde días antes de casarse en que pilló a su novio, mi padre ahora, con un jardinero de mi abuelo en la caseta de aperos de la finca donde iba a celebrarse la boda.
Así que, Germán, nada nuevo bajo el sol. No sé si te habrás follado a mi padre ya o no, espero que tengas mejor gusto, lo que si te digo es que mi boda va a ser contigo. Eres brillante, popular, guapo y simpático y me vas a hacer un par de hijos. La empresa que mi padre heredó de su suegro, mi abuelo, tiene que seguir adelante y tú y yo tenemos que ser los que lo hagan realidad - en ese momento sonó el teléfonillo - tu novio - dijo con retintin - os voy a dejar solos, para que os despidais, para siempre. De ser una aventura me daría igual, has tenido muchas, pero esto es más grave, te ha hecho estar ausente tres días después de un clamoroso gatillazo. Si quieres te despides con un polvo, el último, ya lo sabes, imagina que la Escuela de Arquitectura y su flamante capitán del equipo de rugby se desayunan una mañana con que el admirado capitán es un moñas. En otros ambientes incluso sería un galardón, tu sabes que en este no lo es.
Ya está ahí tu niño. Cenas está noche en casa, no faltes. Tu vives en el armario, como la gente decente, ni se te ocurra asomar la cabeza porque te la cortan.

Beatriz abrió la puerta.
- Hola Yago, cariño, yo me iba ya. Ahí está tu novio, que os lo paséis bien.