martes, 23 de enero de 2024

AMISTADES

 

- ¿Me acompañas a ver a un amigo? - José echó la mano al hombro de Jimmy, su nieto.
- Claro. Un compañero de trabajo o qué.
- Un chaval al que quiero mucho.
- ¿De qué le conoces?
- Es largo de contar. Venga, vamos.

Hacía ya dos largos meses que había fallecido Laura, la esposa de José. Toda la familia le había arropado aunque él, hierático, no paraba de repetir: "No pasa nada, joder, solo que no la veo, pero ella está aquí cuando hace falta y está tranquila porque por fin me ha entendido, algo que vosotros no terminábais de comprender. Decíais, 'abuelo, después de treinta y siete años tiene que estar al cabo de la calle' pues no señor.

- La abuela no parece que estuviese muy entusiasmada con tus amigos - y remató la frase con un codazo de complicidad Jimmy.
- Aquella vez que estuve fuera de casa cuatro días, porque ella me echó, que conste, lo pasé con otro buen amigo, Domingo, que ella finalmente conoció y no dejaba pasar la ocasión de juzgarlo. Pero, no, éste es Juan. Tú abuela nunca lo conoció porque yo nunca quise que le conociera. Yo quise a tu abuela mucho, Jimmy, pero ella nunca entendió mi forma de amar.
- ¿Te echó? ¡Abuelo! ¿que hiciste, le pusiste los cuernos?
- Ya te he dicho que ella nunca entendió mi forma de amarla. Siempre le fui fiel en mi corazón. Solo fue sexo. Siempre fui muy caliente. Mi abuelo no podía vivir sin ir de putas, mi padre tuvo amantes allá por donde iba, pero nunca renunciaron a sus mujeres. Sencillamente necesitaban más sexo del que sus mujeres les daban y entonces sexo constante era sinónimo de hijos abundantes. Mi abuela tuvo solo tres y diecisiete abortos, porque mi abuelo era sifilítico y la preñaba y la sífilis le hacía abortar. Mi padre tuvo amantes y no sé si hijos por ahí. Mi madre, tu abuela, no tuvo abortos, quizá...
- ¿Quizá, qué?
- Quizá mi padre tuvo amantes que no podían darle hijos.
- Que casualidad que todas las mujeres con las que follasen fuesen estériles. Y en su época no había métodos.
- Yo no he dicho en ningún momento que fuesen mujeres sus amantes. Eso lo has deducido tú, pero, vuelvo a repetir, quizá...
- Que tu padre era maricón, estás queriendo decir.
- Que estrechez de miras. Que necesidad de etiquetarlo todo. Mi padre tuvo diez hijos, que yo sepa. Si tuvo amantes masculinos, ¿era maricón cuando estaba con ellos únicamente o incluso cuando hacía hijos a tu abuela?
- Si se acostaba con tíos, abuelo, es que era maricón.
- Y, ¿entonces como se las apañaba para tener sexo con tu abuela? Porque comprendo que una vez, o dos estuviese tan salido que empalmase con su mujer, pero ¿tantas veces como para tener diez hijos?
- No sé, tomaría algo...
Jimmy seguía a José con la cabeza gacha, cariacontecido por como se había producido hablando del bisabuelo. Se le vino a la memoria la imagen de Carmen, su compañera de siempre enardecida con él y cómo cada vez que intentaba ponerse el condón se le bajaba y no podía penetrarla. Ella se le restregaba enfurecida pero su cuerpo no pasaba de una erección blanda, no cómo cuando Tomás, su hermano mayor, se peleaba en broma con él, los dos en calzoncillos y él en alguna ocasión se corrió sin querer con su contacto. Lo ocurrido con trece años en los váteres del instituto no contaba, estaban de fiesta y habían bebido y fumado y cuando Rubén le dijo que le acompañase no se imaginaba que fuese a suceder aquello, que dolió pero no fue para tanto. Se había planteado en alguna ocasión si el sería un raro de esos y lo había desechado diciendo: "¿Con mi hermano, o borracho? que va, con un hermano ni pensarlo y estando sobrio desde luego que no. Y no me ha pasado con nadie más" Por eso le daban rabia los maricones, de alguna forma temía ser uno de ellos.
- Venga, chaval, no te cabrees, ahora cuando conozcas a Juan, vamos a pasar un rato agradable. ¿Tú sabes que antes de casarme con tu abuela, me follé a la novia de un amigo y creo que la preñé?
- Vaya, muy amigo no sería, abuelo cuando te beneficiaste a su novia. Y, ¿la preñaste o no?
- Nunca lo supe, solo se que un día vinieron a buscarme a mi casa su novio y un hermano y mi madre los despachó con que me había ido a estudiar al extranjero. Después no supe nada más. Lo de la preñez fue un comentario que escuché a otra gente al mes o así: "Oye sabes que a la Emilia la han preñao y no ha sido el novio" por eso digo que creo.
- ¡No estás hecho tú un sinvergüenza!
- No lo sabes muy bien - señaló a mitad de calle un coche - mira, está su coche, lo que quiere decir que él está.
Llegaron a la cancela del número dieciocho de la calle. Una puerta de reja tupida que daba paso a un mínimo jardincillo de entrada. Muy pulcro, muy limpio. José abrió la puerta e invitó a su nieto a entrar. Volvió a cerrar y en ese momento se abrió la puerta de la casa y apareció Juan con un hombretón grande con barba negra con un casco de moto en la mano despidiendose de Juan.
- Ah, José, mira este es Ricardo - se tendieron la mano y Ricardo se despidió de Juan sin más con un "nos hablamos" ya se iba. Pasar, me iba a preparar para ir al gimnasio.
- Juan, mi nieto Jimmy. Jimmy, este es mi buen amigo Juan - y sin más José estampó un beso en los labios a Juan.
Juan se separó de José con su franca sonrisa de siempre, miró con su azul intenso a José, luego a Jimmy y otra vez a José. Entonces sin perder la sonrisa nunca, pellizco un pezón de José, luego el otro e inmediatamente bajó con la mano libre a la bragueta para comprobar la solidez de su dotación. Jimmy tenía la boca abierta, la cara conmocionada de sorpresa, quería hablar pero no le salía nada. Los miraba alternativamente a uno y a otro en actitud interrogativa sin saber bien si caerse de culo o salir corriendo. Finalmente su abuelo muy coloquial y libre le habló.
- Te dije hijo que era MUY amigo.
- Nos conocemos y... - carraspeó y miró a José antes de continuar como pidiendo permiso, que José dió con un leve movimiento de cabeza - follamos de hace, ¿más de tres décadas?
- Veintiocho años para ser exactos Juan. Acuérdate que estuve rondandote tres veranos antes de que me trajeras aquí y me echases el polvo que me conquistó. Si computas esos tres años en los que nos comíamos, yo más que tú, con la mirada cada verano, si, serían treinta y uno.
- Entonces, abuelo, ¿a ti te han partido el culo?
- Como a tí, Jimmy, como a ti. A ti te lo partieron en los váteres del instituto con trece años, a mí en mi colegio con nueve.
- Pero, pero - el chico estaba en shock - ¿tú cómo lo sabes? Entonces, ¿eres maricón? Perdón, me estoy cagando, esto es todo muy raro ¿donde está el cuarto de baño?
- Si quieres llamarlo así - miró a Juan con gesto de inconveniencia - si, como tú, como nosotros. El váter, al fondo del pasillo a la izquierda, no tiene pérdida. ¡Ah! - soltó una carcajada - no te pajees.
Al poco, regresó abrochándose el jean, muy desconcertado.
- Pero tú ¿cómo sabes lo del váter?
- Fue Rubén, ¿no? Mira Jimmy, siempre me han gustado los twinks y a Rubén le va la gente más madura. Hemos follado con ese chaval muchas veces, ¿verdad Juan? lo hemos usado de todas formas posibles y él ha disfrutado como una perra 
- Como lo que es - apostilló Juan.
- Hace días, mientras le hacíamos una doble nos dijo que teníamos que follarnos a un chaval que fue al insti con él que se llamaba Jimmy. Yo le dije que sería Jaime y nos dijo que era Jimmy para todo el mundo, familia incluida. Supe que eras tú. ¿Porqué crees que te he traído? Además Rubén tiene que estar a punto de caer. Juan, ya había quedado con él.
- Pero..., ¿como le conocisteis? Rubén siempre estaba rodeado de chicas. Todos le envidiabamos por su desparpajo y jeta para abordar a cualquiera y llevársela al huerto, es imposible que sea maricón.
- Tú mismo lo vas a ver. En cuanto llegue, como es nuestro puppy le vamos a decir que te coma el culo y verás porqué eso de que se lleva a cualquiera al huerto no es verdad. Él hará el paripé y luego engañará pero de que se beneficia a toda la que quiere nada. Se lo benefician a él - tocó el timbre - ahí está - Juan abrió la puerta.
- Pasa Rubén, maricón - Juan le dió una bofetada no muy fuerte - has tardado mucho, que sea la ultima vez. Mira, aquí hay una perra que tú conoces muy bien.
Rubén en cuanto Juan le abofeteó al entrar adoptó una postura sumisa poniéndose a cuatro patas y lamiendole los pies. Alzó la cabeza y en cuanto reconoció a Jimmy de un salto se puso en pie.
- ¿Y este que hace aquí, Máster? - preguntó a Juan entre extrañado y alarmado.
- Venga, perra, desnudate ya y deja de preguntar. Es el nieto de mi amigo José. Creo que le conocías ya, ¿no es eso?
- Del instituto, si - hablaba mientras se desnudaba - un chaval muy calladito.
- Al que te follaste hace cinco años en los váteres del instituto - terció José - y hoy ya no podrías hacerlo - tomó del aparador unas manoplas rígidas a modo de zarpas sin uñas y las fijó a sus muñecas - como ya no podrás tocar ni acariciar nada.
Rubén se llevó la manopla a la jaula de castidad absoluta que le había reducido ya el pene al tamaño de un clítoris mediano. Luego se la llevó detrás para notarse el plug.
- Supongo que llevará un plug de profesional - preguntó José a Juan.
- El que yo le mando que lleve cuando viene a verme, con su rabito de perrita pequinesa - y diciéndolo Juan le hizo girarse y quitar la mano para enseñar el rabito escueto que llevaba puesto y que los vaqueros ocultaban a la vista - una auténtica perra.
Jimmy de acercó a Rubén que volvió a adoptar la postura a cuatro patas con la cabeza humillada. Jimmy palpó el rabo de plug, le dió un par de tirones lo que hizo que el chico gimiese. Luego le acarició los testículos dándole un par de palmadas suaves.
- No te cortes chaval - dijo festivo Juan - dale fuerte, le pone cachondisimo, y a mí también - Juan se alejó hasta el aparador del que sacó algo - y más cuando le ponga en los pezones estás pinzas de castigo de verdad. Ves - con una en cada mano y delante de los ojos de Jimmy las accionó para que viese como los dientes afilados de las pinzas engranaban perfectamente - cuando las coloque clavarán los dientes en la delicada piel de sus pezones y se correrá de gusto - clampó una pinza en cada pezón y Rubén se arqueó y gimió una vez más - en unos segundos verás como empieza a babearle lo que sea que le quede ahí dentro de su jaula. Ya está salido a tope. Necesita algo fuerte. Desnudate Jimmy.
Jimmy, desconcertado miro a su abuelo que estaba ya, de forma pausada desnudándose también, como pidiendo permiso.
- Adelante, chico, desnudate. ¿nunca te han comido el culo? pues está perrita de mi amigo Juan te lo va a comer.
- Pero, abuelo - muy cortado - acabo de cagar y no me he lavado y no había toallitas húmedas.
- Mejor que mejor - Juan rascó la cabeza de Rubén como se hace con los perros - ¿verdad guarra? te gustan bien sucios.
Jimmy se desnudó frente a su abuelo que ya exhibía una soberbia erección y se quedó como hipnotizado mirando.
- ¿Te sorprende que empalme así, nieto?
- Me sorprende que parece que estoy viendo mi polla y me sorprende que parece que me va a estallar la mía con todo esto - terminó de desnudarse y se colocó a cuatro patas delante de Rubén que comenzó a chupar con ahínco el ano de Jimmy. Éste cerró los ojos para saborear todo el placer que Rubén le proporcionaba y los abrió de golpe cuando sintió que le estaban comiendo además su polla.
- ¡Abuelo, abuelo! Tú, tú, joder, abuelo me voy a correr.
José se había colocado bajo el cuerpo de su nieto y se había materialmente tragado su verga hasta poder besarle el escroto. Con su garganta masajeaba el capullo sin mostrar indicios de náuseas. Cuando el nieto avisó que se corría se retiró unos centímetros para que eyaculase en la boca y pudiera retener la corrida. Cuando entre gritos Jimmy se corrió José retuvo su leche en la boca.
- ¡Que gusto, joder, que gusto!, esto no está bien, ¡Que gustazo! joder esto es incesto, abuelo, sigue, sigue, tragatelo todo, tragatelo.
- No me lo tragó Jimmy - José se levantó y con un beso largo y tórrido compartió el semen de su nieto con su amigo Juan. Luego Juan se agachó detrás de Rubén le sacó el plug y con la boca le inyectó el semen de Jimmy.
- Ahora podemos hacerle la doble a mi perra José.
Jimmy estaba exhausto tirado en el suelo, pero ver cómo preparaban a Rubén para hacerle la doble le hizo volver a empalmar. No se explicaba cómo se había podido recuperar tan deprisa. Pero ver a los dos carrozas con dos twinks tan jóvenes y gozando además era inaudito. ¡Y con su abuelo! El abuelo era algo así como blandito, mullido, asexuado, existiendo para hacer la vida la cómoda a los nietos y liberarlos un poco de la disciplina paterna. Ver al abuelo, desnudo y comiéndole el rabo con tal maestría, importándole una mierda el incesto, es más con la impresión de que incestuando se añadía un plus de emoción y placer le acababa de abrir a Jimmy todo un mundo de posibilidades que no tenía idea de que pudieran existir. Para rematar Juan en el suelo cabalgandole Rubén que no paraba de decir "Si, follarme los dos" y el abuelo, por detrás del chico, metiéndola por donde ya estaba entrando y saliendo Juan le hizo verlo claro a Jimmy. Se acercó abriendo las piernas y dejando a Juan debajo, hasta donde su abuelo embatía el culo de Rubén y le ofreció, una vez más su rabo, que el abuelo aceptó con placer y obsequió con la segunda colosal corrida a su nieto mientras él mismo se corría dentro del otro chaval. Lo que sucedió después no lo previó. El abuelo enganchó el cuello de su nieto, le atrajo hacia él y le besó profundamente devolviéndole el semen que antes le había sacado. Jimmy intentó rechazarlo pero la presa hecha era demasiado fuerte, y ante su sorpresa notó que volvía a empalmar y entoces en una especie de furia irracional fue él, el que no quiso deshacer el beso de su abuelo.
- Vaya, vaya - sostuvo Juan - que manera de entenderse abuelo y nietecito. ¿Quién entonces va a lamerme la porquería que ha echado la perra por su resto enjaulado mientras le follábamos.
- Yo. Yo lo voy a hacer. Necesito más - Jimmy estaba fuera de si. 
Mientras se afanaba en limpiar el semen escurrido de Rubén sobre la barriga de Juan, sintió que le volvían a comer el culo y se volvió loco del todo.
- ¡Quiero que me folle alguien!
- Yo mismo - Juan le apartó de un empujón - le tomó en brazos como si fuera un muñeco le colocó el ano apuntando a su capullo y lo insertó de golpe.
Jimmy dió un aullido de dolor e intentó desembarazarse, pero el abrazo de Juan era de acero. La tenía bien dentro y el dolor le mareaba. Recordó el dolor que le produjo Rubén la primera vez y esto no tenía comparación.
- Querías que te follase alguien - Juan hablaba en susurró al oído de Jimmy - y ese alguien te ha follado. En un par de minutos cesará el dolor y empezará el placer - lo decía sin parar de bombear despacio el culo del chico que ya lloraba de dolor. Pedía auxilio a su abuelo, pero éste susurraba al otro oído que era todo por su bien.
- Ya estás desvirgado, hijo, verás que bueno cuando yo te folle en casa. Vamos a disfrutar los dos. Tú mi perrita cómo Rubén lo es de Juan. El placer será total cuando lleves castidad siempre y te preste a otros amigos para que te follen. Vas a tener un culo glorioso.
El dolor fue cediendo y Jimmy entregándose a lo inevitable. Notaba que el entrar y salir de Juan en su cuerpo se reflejaba en su capullo y le hacía gozar. De rogar que aquello acabase pasó a pedir que le follase de forma más violenta. Y de repente sintió que se corría por tercera vez pero de una forma lenta, prolongada y muy, muy placentera. Lo dijo y Juan le contestó.
- Y ahora, yo me corro contigo - tal como se lo decía al oído con la voz ronca de lujuria dió dos golpes fuertes de cadera y se vació dentro del chico.
Se quedaron unos segundos los dos unidos, abrazados hasta que la verga de Juan se salió y el culo de Jimmy comenzó a gotear semen teñido, algo oscuro. Rubén que lo observaba todo a cuatro patas acercó su boca al año de Jimmy y consumió con delectación lo que destilaba.
- Buena perra - dijo Juan mientras acariciaba la cabeza de Rubén.

- ¿Que te ha parecido?
Caminaban despacio disfrutando de la temperatura primaveral predictora de un cálido verano. Jimmy paseaba con la cabeza baja y las manos en los bolsillos. Su abuelo le llevaba por donde siempre le gustó, por la nuca abarcandole el cuello con su manaza, dándole un calor agradable. De vez en cuando le soltaba la presa y con la flexura del brazo le abrazaba el cuello, le atraía hacia él y le besaba la cabeza.
- Abuelo.
- Dime nieto.
- ¿De verdad me vas a colocar una jaula en el rabo como la que llevaba Rubén?
- Te he preguntado por tu opinión por lo sucedido en casa de Juan.
- Alucinante abuelo. Nunca se me hubiera ocurrido que pudieras mamarmela y que lo hicieras tan bien. Pero, ¿no te entran arcadas cuando te entra tan profundo?
- Ya no. Al principio, vomitaba mucho, babas sobre todo. Me salían hasta por la nariz, pero un tipo me dijo que cuando me lavara los dientes me llegará hasta dentro hasta que me acostumbrara y anulará ese reflejo del vómito. Todos los días, durante casi dos meses hasta que desapareció. Ahora me entra lo que sea y solo hay disfrute. Tienes que empezar a hacerlo. Te tengo que meter por esa boquita, la polla hasta los huevos. Vamos a disfrutar mucho los dos. Y ahora, dime, ¿que te ha parecido la pequeña orgía? Otro día si te sientes con fuerza podemos organizarla con más gente.
- Ya te he dicho, Alucinante. He visto porno, no te voy a engañar, pero esto juega en otra liga.
- La patraña esa del incesto, ¿que tal con el tabú?
- Parece mentira que haya estado reprimiendome todo estos años.
- ¿Ya habías deseado algo sexual con alguien de la familia? conmigo, no creo.
- Con Tomás, abuelo. Cada vez que nos peleamos, en broma o en serio, si hay contacto piel a piel durante un rato, me empalmo. A veces provocó yo la pelea solo por estar tan cerca y sentir la tirantez en la entrepierna. Alguna vez, con mucha culpa me he pajeado después pensando en el lance y el placer experimentado era parecido al que he sentido con Juan cuando me la ha metido por el culo. Un gustazo. Una vez  también me  corri solo con su contacto, me dió la impresión de que él se daba cuenta. Me dijo que si me había meado de miedo cuando notó la humedad del calzoncillo. Es tres años mayor que yo y sabrá distinguir una meada de una corrida. Además me dijo sin cabreó ni nada que me quitase el calzoncillo y lo echara a lavar disimulado con otra ropa para que la muchacha  no lo viera. Le pregunté que porqué y se limitó a decirme, a ordenarme que lo hiciera. La verdad es que desde aquel día procuraba evitar las peleas y si teníamos alguna intentaba que fuesen escaramuzas muy cortas.
- Mmm, voy a tener que echarle un tiento a tu hermano. Si se da cuenta que te corres al contactar cuerpo a cuerpo lo lógico es que se encrespe.
- ¿Que edad tenías cuando te corriste con él?
- Quince. Hacía dos años de lo de Rubén y cuando me corrí pensé que Rubén me debió meter algo más que el rabo.
- Él dieciocho, edad más que suficiente para darse cuenta perfecta de qué te gustaba su roce. ¿Tomás tiene novia, no? Ahora tiene que tener de veintiuno a veintidós.
- Ya ha cumplido los veintidós. Está en tercero de carrera.
- Rubén te metió el rabo, nada más y te abrió un mundo entero de posibilidades que solo tenías que explorar, si tenías arrojo. Por lo que ha sucedido en casa de Juan, veo que lo tenías. Ya no tienes que tener miedo al dolor. Tienes el culo preparado para lo que quieras, por ejemplo para que te folle Tomás - le echó mano a la bragueta sin disimulo - y pensar en ello te pone duro, maricón. En lo que respecta a eso  enseguida vamos a saber algo más de tu hermano. Déjamelo a mi. O mucho me equivoco o en menos de una semana Tomás te ha preñado y yo le he comido el rabo. Al tiempo.
- Uff, abuelo, quien quiera que sea que te oiga, ya se me hace el culo agua. Aunque de momento lo aprieto y me duele, pero es un dolor muy excitante.
Abuelo y nieto rieron con ganas. Jimmy ya quería a su abuelo, por serlo, ahora lo quería con conocimiento de causa. José quería mucho a su nieto Jimmy y ahora además les respetaba por su coraje en aceptar y manejar lo que la vida le deparaba.

sábado, 13 de enero de 2024

FANTASÍA

 
Poco a poco entreabriendo los ojos percibió una luz blanca y fría que le bañaba. Recordó aquellas noches de plata en la playa con nueve años en las que desnudos con su hermano mayor se dedicaban a dejar que la espuma del mar les acariciase con mil dedos las ingles y sus partes íntimas.
- ¿Te gusta, pequeñajo, cómo te acaricia el agua los huevos?
- Si Miguel, pero la cola se me pone dura.
- Y a mi también pequeñajo. Mira - y enseñaba orgulloso su aparato enhiesto.
- Miguel, ¿a mí también se me va a poner así de grande?
- Claro, si haces esto que te voy a enseñar muchas veces - y comenzaba a agitarse su miembro hasta que le empezaba a salir una cosa blanca que al caer al agua terminaba por confundirse con la espuma de las olas al romper.
La luz era tenue y a la vez áspera, no era nada acariciadora. Cerró los ojos para irse acostumbrando e intentó moverse pero un dolor agudo en el bajo vientre le detuvo en su intención. Intentó averiguar la razón de la punzada apartando la sabana que le cubría pero el brazo izquierdo le pesaba y dolía de una forma sorda, roma, constante.
- No, no, no puede moverse aún por si solo. Espere que venga un auxiliar para ayudarle. Tiene el antebrazo izquierdo roto y escayolado. Ahora vendrá el médico a informarle.
En aquel lugar olía a salud enfermiza, quizá fuese enfermedad saludable, no sabría decir, desagradable era. Poco a poco se fueron delatando pasos ligeros, entrechocar sordo de utensilios y ruedas deslizándose por el suelo. Murmullos ahogados y voces lejanas. No sabía que hacía allí ni como llegó. Hizo memoria intentando moverse pero el brazo derecho estaba uncido a un macarrón por el que se colaba en su cuerpo un liquido amarillo pálido.
De repente le vino un flash. Alguien de cuya cara resaltaba una dentadura blanquísima le sonreía e inmediatamente sintió tirantez en la entrepierna; encogió la musculatura pélvica y no pudo evitar lanzar un grito de dolor mientras la cara que sonreía se volvía sería y decía "jodete maricón" quiso tocarse, pero no se alcanzaba. Enseguida vino una chica.
- No se mueva usted. Aún no está fuera de peligro del todo.
- ¿Que ha pasado? No soy capaz de recordar nada, solo cosas inconexas y me duele todo.
- Están todos detenidos. Al parecer su último aliento le permitió marcar el 112 y le localizaron entre unos arbustos en el parque del Sur. No daban un penique por usted. Pero de eso hace ya diez días y al parecer se recupera.
- ¿A quien han detenido, y porqué?
- Los que le medio mataron y le provocaron tantos destrozos. Pero yo no le voy a decir nada. La cirujana se lo contará.
- Vengo ha cambiar la posición del paciente - un auxiliar de aspecto enclenque con unos ojos vivarachos e insultantemente turquesas llegaba a la habitación.
- ¿Te ayudo? - preguntó la enfermera.
- No, no, tú vete a lo tuyo, ya lo he hecho otras veces y estaba inconsciente. Gracias - la enfermera salió y el auxiliar destapó a Matías - ¡Vaya, vaya! - susurró cerca del paciente el auxiliar - debió ser una juerga épica. Nada menos que cinco, con las medidas que se gasta esa gente. Gozaste ¿eh, maricón?
- ¡Que dice! Ah, no puedo hablar, me duele la garganta, cómo que si gocé, si no se ni que hago aquí. ¿Que sabe usted que no se yo?
- Llámame Joaquín, o si prefiere me llaman Quinito, mi amigos. Al parecer, estuviste con cinco ghaneses, marineros de un portacontenedores, ya están detenidos, que se las gastan por los puntos que te han dado en el ojete muy serias.
Matías empezó a recordar más cosas y sin poder evitarlo su sexo aumento su volumen extraordinariamente. El auxiliar que se percató pasó la mano por encima y emitió un sonido de complacencia
- Aún tienes ganas, después de todo. Si quieres, cuando te den el alta podríamos quedar, yo soy más civilizado, aunque sin esos rabos.
- Tío, ¿Que tengo por ahí abajo, que me duele tanto? - preguntó muy bajito cuando entraba la cirujana.
- Salga, por favor - indicó educada y fríamente al auxiliar - Joaquín. Bueno, Matías, me alegro verle ya despierto. Le bajaremos a planta después de la analítica que le van a hacer ahora. Bien. Tiene el brazo escayolado porque cuando le trajeron presentaba una fractura de Colles. Tendrá que llevar la escayola cuarenta días y luego un poco de rehabilitación. Lo otro es un poco más peliagudo. Yo no voy a entrar en dilemas morales y menos aún que la policía sigue dilucidando si fue forzado o voluntario. Entró en coma por la sangre que perdió. A los Ghaneses se les conoce por sus tamaños macrosomicos y le destrozaron el ano. Costó reconstruirlo y no sé si se habrá dado cuenta que tiene una colostomía de descarga. Tendrá que tenerla unos seis meses hasta que recto y aparato esfinteriano anal esté restablecido y perfectamente funcional.
- Perdón doctora, pero diga usted a la policía que fue todo buscado y consentido.
- Acaba de salir del coma y la policía tiene pendiente tomarle declaración. Ahora les vamos a avisar.
- Aún no lo recuerdo todo bien, pero si, voy encajando las piezas. Creo que cuando venga la poli podré hacer un relato correcto. Los chicos que me "ayudaron" ¿estarán bien?
- Su barco zarpó ya. Ellos están en libertad con cargos en espera de su declaración.
- Los chicos no tienen ninguna culpa, fui yo...
- Las explicaciones mejor a la policía, Matías. Mañana pasaré otra vez a verle. Y ya sabe si necesita algo, habla con enfermería y ellos me localizarán.
Matías sintió como si de repente se aclarará el día. Se le despejó la mente. Los nubarrones que entorpecían la iluminación de su memoria se diluyeron y lo vio todo claro.
Estaba salido, como era su costumbre. Así rellenito sin caer en la gordura, las gafitas y cara de seminarista reprimido no le hacían blanco de demasiadas solicitudes. Para colmo no es que fuese pasivo es que le producía aburrimiento solo pensar que tendría que trabajarse un culo moviéndose hasta el clímax, cuando él lo alcanzaba poniendo el culete en posición y reposo absoluto y que trabajaste el otro que él ya sentía el gustito después de pasar unos pocos segundos de incomodidad penetrante. Soñaba que una verga de algún africano occidental le visitase, había leído que estadísticamente eran las más grandes y gordas. Pero eso era un albur. Paseaba por los muelles del puerto a veces con la ensoñación de que algún marinero le cazase como aquel cubano que le llevó a su carguero fondeado en el muelle Santa María y le folló con tanto arte que ni le dolió mientras le susurraba al oído "eres mi mariconcito español, mi amol" y no paraba de bombear muy despacio hasta que le preñó. Se corrió casi sin tocarse prácticamente al tiempo que el marinero y aquello fue el cielo.
Cerca del puerto existían unas defensas antiguas, de cuando aquel puerto de mar era estratégico punto de acceso a la región, Defensas de San Sebastián. Tenían justo por detrás un parque bastante frondoso que un prócer muy rico del S.XVII procuró a la ciudad portuaria con especies traídas de todo el mundo por su naviera y que mal que bien fueron aclimatandose. Matías solía ir a las murallas de San Sebastián para fabular con que de uno de aquellos barcos salía su cubano otra vez y le hacía tocar el cielo.
En aquella ocasión, salido como estaba no se le ocurrió otra cosa más que desnudarse, haciendo un hatillo con la ropa y pasear por el matacán de la muralla mirando al muelle. Vio, abajo cinco imponentes sombras hablando un idioma raro y se estremeció suponiendo que le violaban entre espasmos de placer.

- ¿Matías Martínez, es usted Matías Martínez Márquez? - el inspector de policía intentaba aparentar seriedad aunque se le notaba algo de animosidad - soy el inspector Sueiro y estoy a su disposición.
- Si. De momento sigo siéndolo. Le daría mi documentación pero no puedo moverme de aquí - ah, y muchas gracias por el ofrecimiento.
- Ya, ya. Tenemos su documentación. Le voy a hacer unas preguntas en el caso de presunta violación a la que fue usted sometido. Dígame, ¿que recuerda? Algo de los agresores o agresor, circunstancias, algo.
Matías se le quedó mirando como el que intenta hacer memoria. Apretó los labios, recordando y finalmente, mudó el gesto y estremecido por lo que acababa de recordar con una claridad aterradora,  contestó.
- Poco, la verdad. Estaba paseando por el matacán de la defensa de costa, observando el puerto con su nulo ajetreo a esas horas y sus luces rojas de señalización..., por cierto me llamó la atención un yate a vela que maniobraba para iniciar singladura y
- Por favor Matías, céntrese. No es eso lo que nos ha traído aquí.
- Perdón, estaba poniéndome en situación por si escuchándome a mí mismo se me hacía alguna luz. Pues estaba en lo del yate cuando alguien a mi espalda me hizo ver lo tranquilo de la noche y..., no sé, no recuerdo más que despertarme en esta cama

("Que tranquila la noche" - era un acento extraño con algún recuerdo caribeño - la frase era de una persona que al girarme, me sobresaltó, un joven de color muy negro, en el que lo único visible eran unos ojos grandes y blancos contrastando con su cara. Al sonreír una raya de blanquísima cal le iluminaba la boca. " Yo no conozco bien tu ciudad, pero a estas horas quizá estés buscando algo que yo podría darte" Ese acento que parece caribeño, - le dije -¿de donde ha salido? "Soy ghanés, estoy en un portacontenedores con destino a Dubai, mañana zarpamos. Salí de polizón en un carguero de bandera venezolana que atracó en La Habana, y en cuba me quedé dos años. Allí aprendí tú idioma" mientras hablaba se me acercaba con hábito despreocupado. Cuando estuvo cerca me tomó la mano y se la llevó a su bragueta. Fue impresionante lo que palpé "algo así estarás buscando" y mientras lo decía se echó abajo el pantalón de chándal. No llevaba más indumentaria debajo. Su rabo era para asustar, y entusiasmar. Me puso sus manazas en los hombros y empujó hasta hacerme arrodillar " Anda, mariconcito, disfruta de un hombre de verdad" Tildarme de 'mariconcito' como aquel marinero cubano, terminó de desarmarme. Que me hiciera lo que quisiera y de momento me atragantaba con sus buenas nueve pulgadas, gruesas, duras y calientes. Yo iba de náusea en náusea, babeando abundantemente y derramando las consiguiente lágrimas " yo me voy a beber esas lágrimas después de que tú te bebas mi leche" no paraba de empujar y empujar y yo de soltar moco por la nariz, me tenía completamente a sus pies. En ese momento, rendido como estaba quise que me follara, quería que me reventase el culo y en un descanso de dos segundos, le miré desde mi posición de entrega y le dije que me follara el culo. " Para eso mejor en ese parque que tenéis ahí detrás. Te desnudas como la puta maricona que eres y te ponemos el culo bien" ¿te ponemos, hay más gente? estaba desecho, solo sospechar que hubiese otro que me ocupase la boca mientras esté me tapaba el culo hizo que casi me corriese. Temblaba de excitación aunque la noche era templada.)

- Don Matías - el policía hacía sonar sus dedos delante de la cara para sacarle de su ensimismamiento - ¿ha recordado algo? se ha quedado usted como alelado.
- Será la medicación. Me tienen puesto un auténtico bombazo de analgésicos y sedantes. Usted perdone.
- Ha dicho que alguien tras de usted le hizo una observación.
- Si, si. Era una pareja ya metidita en años que me dijeron que estaban paseando por el parque y quisieron asomarse al puerto. Eran forasteros de visita turística. Por cierto, no sé si será cierto, pero me han dicho al despertar que hay detenido alguien.
- Unos marineros de Ghana, estaban por allí cuando le recogieron a usted.
- ¿Alguien de raza negra? No, no. Yo no vi a nadie así. Vamos, que no recuerdo nada.

("Vamos mariconcito, vamos al parque. Mis cuatro compañeros quieren estrenarse en tu ciudad, vas a disfrutar. Pero quiero que te desnudes, como la guarra que eres y vengas conmigo así, desnudito. Por si te ve alguien y te llama por tu nombre" Eso terminó de excitarme a tal punto que noté que al empezar a desnudarme y solo rozarme comenzó el orgasmo. Le dije que me estaba corriendo y empezó a azotarme con fuertes nalgadas lo que intensificó el orgasmo. Fui regando de leche el trayecto, porque no dejaba que me detuviese a disfrutar de mi inmenso placer, lo que lo aumentaba. Todas mis fantasías atesoradas durante años se hacían realidad. Menos mal que llevaba el móvil con un cordón para llevarlo en bandolera y no tuve que dejarlo atrás. Desnudo como una perra seguí al ghanés hasta el parque)

- Será entonces un caso de amnesia grave. Vamos a ver don Matías. Nos ha dicho la medica que le ha reparado los daños que eran tan disparatados que con toda probabilidad le han provocado una fractura no solo en su brazo, sino en su conciencia y esa parte no la recuerde usted nunca. Pero es un hecho innegable, por eso hablo con tanta seguridad, que en sus lesiones anales se ha encontrado ADN de los cinco marineros. Es decir, le violaron los cinco. Y no sólo eso, las marcas de mordiscos en los pezones. En el frotis de su garganta apareció ADN de tres de ellos. Fue usted, sin ninguna duda agredido sexualmente por los cinco. Dudo que con esas atriciones tan severas hubiese consentimiento. Pero lo meridianamente claro don Matías es que usted estuvo ahí, se acuerde o no.

(" Vamos mariconcito. Así desnudo, como las perras te vamos a disfrutar. Vas a gozar. Prepara tu coño" Se sacó su cinturón y con él me fue azotando el culo sin preocuparle mis quejas y gemidos, que además tenían la virtud de excitarme cada vez más. Cruzamos la calle húmeda del relente de la noche, me resbalaba hasta llegar al parque. Allí tras unos arbustos de lentisco, estaban sus cuatro amigos. Hablaban entre ellos en una lengua desconocida y en cuanto nos vieron empezaron a reír y festejar sacándose sus genitales. Uno de ellos, el más bajo de todos, que era más alto que yo, se desnudo por completo y se acercó a mi con una amplia sonrisa. Me hizo tumbarme en el suelo boca arriba y se sentó sobre mi cara y a restregar su ojete sobre mi boca. " Comele bien el culo a mi amigo, mariconcito, es lo que más le gusta antes de follarte")

- Por favor, señores, terminen que tenemos trabajo - Quinito acababa de entrar en la habitación dispuesto a movilizar a Matías -
Hay que cambiarte de posición.
- Bueno don Matías volveremos el lunes a ver si recuerda algún detalle.
- A mi me lo puedes contar - el auxiliar aprovechó que se acercaba a Matías para preguntar - ¿tenían buen rabo los negros?, te hicieron gozar mucho, ¿verdad? A mí me hubiera dado algo malo. ¡Y nada menos que cinco pollas!
- Si tantas ganas tienes, acércate al muelle Santa María cualquier noche y verás.
- No, gracias, ya me han jodido bastantes veces por allí y no por el culo, precisamente. Me apalizaron tres niñatos que me engañifaron con sonrisitas. A mí, una maricona que se precía no era cuestión de despreciar ese caramelito. Pero le cogí el nabo a uno, nada especial. Luego me dieron la del tigre, me lo quitaron todo y me dejaron ahí tirado. No gracias, yo a esa muralla no vuelvo a ir.
- De todas formas, a mí fue en el parque. Y no fueron los pobres marineros que solo hicieron lo que yo estaba deseando, dándome bien fuerte por arriba y por abajo. Lo que pasa es que estaba yo tan ricamente tomando de uno y otro, que hay que ver qué aguante y que vitalidad tienen estos africanos, cuando apareció una pareja de tíos bien borrachos. Empezaron a incordiar y no dejaban a los chicos follarme (bueno, y follarse entre ellos, que me di cuenta) queriendo meter baza. Se sacaron sus rabos y querían. Uno de ellos lo consiguió pero se le bajaba, así que los marineros los echaron. Total que se cortó el rollo y los negros se largaron. Y nada más irse, los cabrones esos volvieron y ahí empezó mi agonía.
- Se lo has dicho a la poli ¿no?
- No, Quinito, no. Les conozco y no puedo decirlo.
- ¿Porque? Maricón.
- Porque son los dos primos y sobrinos míos. Los he visto nacer a los muy hijos..., de mis hermanos.
- ¿Pero, no te conocieron, no les dijiste nada?
- No podía. Para mi familia soy un soltero misógino. Estoy en el fondo del armario. Y allí, desnudo, con casi ninguna luz, no me conocieron.
- Y ahora van a cargar con la culpa los pobres marineros ghaneses. Pues no puedes consentirlo.
- No sé que voy a hacer.
- Pero bueno, venga, vale, cuenta, cuenta. Aparte de los cabrones de tus sobrinos. Los dioses de ébano. ¿Que te decían, como te entendías? y sobre todo, lo mejor, ¿Que tal follaban? con ese ritmazo que tienen en el body los negros.
- Hablan todos inglés y aparte, a veces, cuando más entusiasmados estaban hablaban otra lengua. Nelson, que era el de Cuba me traducía lo de su idioma. Lo que decían en inglés más o menos. Digamos que el inglés de follar es universal, a poco que hayas visto un poco de porno, ya sabes. De todas formas su idioma que creo que se llama Ewe, por lo menos eso dijo Nelson no debe tener palabros para picardías. No existe una palabra para maricón o polla y usan la del inglés. Verás, había uno que se llamaba Gedeon que se entusiasmaba mucho metiéndola y entonces hablaba en su idioma pero me parecía entender palabras como dick o faggot, y al preguntarle a Nelson pues me lo confirmaba. Pero tío que bien follan con esos rabos tan grandes, con que suavidad y a la vez con que contundencia. Uno, Amos, era, que se me corrió en la garganta un par de veces. Me ahogaba pero no entiendo cómo me cupo ese pedazo de carne tan dentro, sentí como me atravesaba el fondo de la garganta y entraba tan profundo. Me hacia tanto bulto que no me dejaba respirar, pero la sensacion era la de estar atragantado, menos mal que se corría rápido, pero me ha dejado un dolor de garganta tremendo. Quedé encantado, lástima de los cabrones de mis sobrinos que aparecieron por allí. Llevaban un bate de beisbol. Yo estaba muy abierto de tanta polla y cuando ahuyentaron a los negros amenazando con llamar a la pasma me dijeron de todo. ¡Que cabrones! y dándoselas de machitos heteros cazando maricones. Se la tuve que mamar a los dos y luego..., - Matías se quedó callado saltandosele las lágrimas.

(" Nos vamos, mariconcito" Nelson estaba contrariado " pero ese par de hijos de puta acabarán por alertar a la poli con sus voces" De pronto sentía frío, los marineros también daban calor en la madrugada fresca. Los dos gamberros se acercaban y sentí miedo de lo que pudieran hacerme, uno de ellos llevaba en la mano una especie de palo grueso. No tendrían más de veinte años. " Te han dejado sola eh maricona, ahora a ver quién te folla. Pero mira ese bate tiene buen tamaño. Con esto vas a gozar más que con esa basura con la que estabas liado" Vi que se acercaban y materialmente me cagué. Tenía el culo muy abierto de los negros y no pude contenerme. La mierda me corría por las piernas. Había visto el bate y supuse que querrían hacerme, pero lo que realmente me horrorizó fue reconocerlos. Bajé la cabeza en la idea de que la falta de luz y no abrir la boca no me darían a conocer. Yo siempre en el armario y me iban a sacar de él a empujones salvajes dos mierdas de sobrinos. Se sacaron sus miserables pollas y me las enseñaron con orgullo, como si me fuesen a entusiasmar. Luego me las ofrecieron, las mamé sin rechistar y se corrieron como conejos. " Ahora te toca disfrutar a ti" Sabía que iban a hacer, confiaba en que el ano tan dilatado facilitase la violación. Cuando me di la vuelta y olieron la mierda se cabrearon de tal forma que con saña me metieron el bate con mala leche. Sentí desgarrarse las tripas y eché mano y lo arranque, en ese momento, no sé cuál de los dos me dió en el brazo con el bate y me lo rompió. Y me desmayé, no sé si de la sangre que salía del culo o del dolor de la rotura del brazo. Me desperté y sentí aún colgado del cuello el cordón del móvil. Marqué el 112)

- Luego eso cabrones, bueno ya sabes lo que han tenido que reparar. Y no me extrañaría que un día de estos aparecieran por aquí. Ahora viene lo peor, dar explicaciones, salir del armario para exculpar a los pobres marineros y que sigan con su vida y no saber quienes fueron los agresores. Mis hermanos no soportarían una verdad como ésta.
- Pues yo cantaba la gallina. Que salgan del armario ellos también o que los enchironen por mierdas.
- Que va.  Con que la familia se lleve un palo, el mío, nunca mejor dicho, es suficiente. Cuando todo acabe y se calmen las aguas, ya me las tendré con ese par de julandrones.