domingo, 29 de agosto de 2021

TODO QUEDA EN FAMILIA (8)

 

Encerrado en aquella jaula con la castidad extrema puesta, el plug-rabo completando mi figura de perro sumiso y los guantes que inutilizaban las manos esperaba ansioso que mi amo, el Rubio, viniese a darme su orina como cada mañana, para desayunar. Ya no hacía falta el arnés de boca con el abridor, yo abría la boca desmesuradamente para que no se escapase una gota. Sentado sobre mi rabo recordé el día en que en la mazmorra mientras tragaba la orina sentí los arañazos profundos en la espalda de Canela que me montaba instigado por Marta, "ahora te vas a follar al perro del Rubio. Le voy a quitar su rabito y tendrás un auténtico coño de perra a tu disposición" sentí entonces como si me arrancaran las entrañas cuando Marta tiró del rabo y lo extrajo e inmediatamente Canela ocupaba su sitio y empezaba a arremeter. Entre una cosa y otra la orina del Rubio me atragantó y empecé a toser. El Rubio acabó con la tos con una soberana bofetada y terminando su meada. Y de repente sentí como mi polla que estaba a reventar recibía las atenciones de alguien. No sabía quién era pero iba a provocar mi segundo orgasmo en pocos minutos. Después de correrme, me quedé exhausto, necesitaba descansar, pero aquello no había hecho más que empezar. El Rubio empezó con la estimulación de los pezones mientras Canela hacia el nudo dentro de mi e intentaba salirse sin conseguirlo. La experiencia de creer que me iban a vaciar las tripas me hizo vomitar lo que solucionó el Rubio con otra bofetada que ahora sí, me hizo llorar de miedo a de lo que sería capaz él y lo que sería peor, de que sería capaz yo de desear. De los estantes Rubio tomo una disciplina y empezó a azotarme la espalda. Tal como me tenían trabado con el arnés de cabeza firmemente colgado del techo no había posibilidad de defensa. Me dolía pero lloraba mientras le animaba a pegar más fuerte porque yo era su perro y el podía hacerlo si le daba placer.
"Tienes una polla dulce y un semen más dulce aún" la voz de Marisa desde debajo de mi me extrañó, porque la mamada que me hizo me ocasionó un orgasmo tal, a pesar de ser el segundo en pocos minutos que ya estaba deseando otro a pesar de estar agotado. Y de repente, Canela deshizo el nudo y sentí el ano libre, notando el chorreo de semen por los muslos, lo que me estremeció y más aún cuando sentí como un golpe contundente sobre el periné me anunciaba que una boca se hacia cargo de mí ano, "Que gustazo comerte el culo tan abierto, hermanito, sobre todo sabiendo que te acaba de follar bien un puto perro. Ahora ya se porqué ese Rubio te llama perra" Andrés me comía el culo como si en ello me fuese la vida y yo volvía a estar duro como el mármol, pero caliente como el arrabio. Ramiro apartó a mi hermano y me metió la polla. Emití un gemido de placer, "Rubio, tú crees que está preparado para una doble" al principio no entendí que decía hasta que comprendí y berree como un rebeco en berrea. Me iban a rajar. Dos pollas por el culo, una de ellas del tamaño de la del Rubio, me iban a destrozar. Por entre las lágrimas del llanto pude reconocer a Carmelo que ocupaba la posición del Rubio y empezaba a mearme en la boca, "Joder, Alex, si hace tres días me dicen esto me habría peleado por reírse de mi" la orina de Carmelo dejó de llegarme a la garganta, y no sabía porqué. Ramiro me estaba desatando y quitándome los arneses de la cabeza. El Rubio estaba tumbado de espaldas en el suelo con su columna de carne apuntando al techo. Ramiro me condujo en un estado casi semiinconsciente hasta él y me dejó caer insertando la polla en mi cuerpo. Me inundó una sensación de bienestar increíble, era como flotar ingrávido y sin voluntad alguna por mi parte empecé a culear sintiendo la enorme verga del Rubio culebrear en mis entrañas. Y entonces Ramiro me empujó al pecho del Rubio unciendome a él mediante pinzas chinas de cadena corta entre sus pezones y los míos. Si intentaba incorporarme las pinzas me lo impedían y en esa posición, Ramiro obligó a mi ano a dilatarse brutalmente albergando las dos pollas. No era dolor, era tensión y deseo de fundirse con esas pollas a lo que se sumaba el dolor que tomaba protagonismo que las pinzas me despertaban en los pezones. Pero una parte de mi cerebro me decía que eso es lo que quería, esa debía de ser mi vida, quería ser inferior en manos de hombres como el Rubio. El que arremetía en mi culo era Ramiro y el Rubio se beneficiaba del roce de su polla contra la de Ramiro. Este empezó a gruñir y yo empecé a interpretar el dolor de los pezones como una dulzura que me estallaba en el capullo, cuando Ramiro rugió corriendose, su gruñido consiguió que alcanzase el tercer orgasmo en menos de una hora y cuando desperté estaba en mi cama. Mi hermano Andrés estaba con lo que parecía un médico que decía que con mi edad solo necesitaba descansar, que estaba exhausto, como si hubiese corrido la milla en sesenta segundos.

Mi amo apareció con un nuevo esclavo. Llevaba un arnés de boca y por la forma era de los portaban un dildo que al introducirlo en la boca provocaba una náusea constante y hacia totalmente imposible el habla. Tanto yo como el número 4 y el 5 en otras dos jaulas no teníamos permitido hablar. Los perros no hablan, solo gruñir y gemir, hablar conllevaba el castigo de la horca agonizante y el ordeño constante hasta conseguir las eyaculaciones secas acompañadas de calambres dolorosos. Habían otras dos jaulas vacías de otros perros la 1 y la 2 que un buen día dejaron de aparecer. 
Hacia ocho años que era el puto perro del Rubio, "escucha perra" a los tres días, después del maratón de la mazmorra sonó mi teléfono con número desconocido. No suelo contestar, pero, no sabía porqué, se me aceleró el corazón y con voz temblorosa, contesté. "No voy a volver a follarte hasta que seas mayor de edad. Ese día iré a recogerte, si deseas ser mío. Si no lo deseas, no tienes más que salir y decir que no y nunca más volverás a verme" las lágrimas al escucharlo tan seguro y serio se me agolparon en los ojos haciéndolos escocer, me cosquilleo la nariz y las lágrimas fueron un caudal. Le dije que le contestaba ya, "entonces, está tarde ve a casa de Marta, Ramiro te colocará una castidad y cada tres meses te la cambiará por otra más pequeña hasta que olvides que tú polla vale más que para mear. Dentro de dos años solo te quedará un botón despreciable y solo serás para mí un agujero para desahogarme, mi perra" me estremecí de un intenso placer interior. Me imaginé, desnudo, sin polla, a su merced y siendo follado incansablemente y lo deseé intensamente, deseaba ser un perro solo digno de ser pateado.

"Entonces, no te acuerdas de nada" Andrés sentado en mi cama se hacía cruces de mi absoluta falta de memoria. Y me lo contó él. "No recuerdas entonces el castigo de los huevos. El artilugio que te colocó Marta, para obligarte a estar siempre a cuatro patas y a tener los huevos siempre expuestos por detrás. La primera que te sacó el primer aullido fue Marta, de la patada que te dio, pero estábamos todos en trance, porque después de ella te pateamos todos; tu gritabas de dolor huyendo de nosotros a cuatro patas, intentabas levantarte pero no podías. Cuando puedas mirate los huevos, los tienes lleno de moratones" y entonces me expliqué el porqué de ese dolor de huevos, que sin embargo era muy agradable de experimentar, un dolor dulce, "¿tampoco recuerdas como te perforamos los pezones, ni como te follamos todos una y otra vez, ni cómo el Rubio finalmente te metió el puño" si, sentía una molestia al contraer el esfínter del ano, me lo tocaba y me notaba tener los labios abultados y el agujero muy fácilmente violable. Además deseaba ser follado, como si me faltase una droga y pensaba en ello y las erecciones eran tremendas y el ano me destilaba una secreción de un olor y sabor especial que me excitaba aún más. Andrés me miraba como si no me conociera y a mi me parecía que yo no era el mismo tampoco, "te corriste siete veces en menos de dos horas, Alex, estabas como en trance. Con la última corrida, sin leche te desmayaste y por eso te trajimos a casa. No eras tú, pedías más y más como si un espíritu te poseyese, ¿tanta punta les has sacado al ojete? me fui de aquí porque no habría podido resistirme y habría terminado por tocarte y ahora..., Alex, ¿que veneno tiene la polla de ese Rubio?"

martes, 24 de agosto de 2021

TODO QUEDA EN FAMILIA (7)

 

Marta me llamó ya tarde el día 25. Me decía que procurasemos llegar pronto con un desayuno ligero, por si las náuseas, "y venir limpios por dentro. Ha dicho mi padre que un par de lavativas cada uno con una hora de intervalo. Supongo que los tres tenéis abierta la puerta de atrás, pues la manguera de la ducha con el agua templada y a poca presión puede ser la solución ideal, que para mierda, con la de mis abuelos vamos a tener de sobra. Un beso Alex" Nunca me había puesto una lavativa y suponía que ni Carmelo ni mi hermano tampoco. Llamé a Carmelo a su casa y le pregunté, no sabía lo que era así que le dije que a las seis y media en casa, o no venía. A mi madre le dije que nos íbamos de excursión, pero que dormíamos en una cabaña, y no hacia falta llevar nada, mi hermano y yo debíamos pasar tiempo juntos; muchas cosas que contar. A mi madre le pareció perfecto. 
A las seis y cuarto estaba Carmelo en la puerta, mi colega de atletismo, mamá, y ella lo comprendió. Andrés ya sabía lo que era, "a mi me lo han hecho una vez, que tenía curiosidad por el puño en el culo. Aunque a mí me metieron un cacharro de esos que les meten a las tías por el coño para mirar por dentro y cuando ya estaba abierto me vertieron agua templada, como un litro o más con un sobre que le echaron y al nada, me estaba vaciando por el culo. Muy agradable no es, la verdad" le dije que con la manguera de la ducha nos íbamos a apañar. A Carmelo se lo hice yo y me puso de mierda como para ir de cocktail, no se pudo aguantar y a la siguiente ya tenía más control y salió algo manchada el agua pero poco, "¿pero es que nos va a follar un regimiento en esa cueva?" Le expliqué la diferencia con mazmorra y se quedó más conforme. Andrés se lo puso él y también soltó lo suyo, "ya me puede comer el culo sin peligro el que quiera en casa de tu Marta" Yo me lo puse el último y la verdad que sí uno se preocupa por sentir las sensaciones de tu cuerpo llenándose de líquido es excitante. Yo mientras el agua me inundaba por dentro imaginé que el Rubio (que lástima que el Rubio no fuese a estar ese día en la mazmorra, me había hecho mella su polla, no solo en el culo, también en mi alma) me llenaba de semen caliente y me vibró todo el cuerpo. Cada vez mi pensamiento se iba más a territorios fálicos y Marta perdía peso en mi memoría. Sin querer cada minuto ponía más el foco en el ano y no en mi polla. ¿Sería motivo de preocupación? No lo sabía, pero de qué otra manera podría volver a estar empalado sin que alguien con 25 centímetros de dotación me brindase sus favores. Saberse a merced de la voluntad de alguien que te tortura los pezones sin posibilidad de evitarlo porque te tiene ensartado por el culo en lugar de provocar rechazo aumentaba las ganas de ser siervo y cumplir los caprichos de quién era tu dueño porque te poseía, eras suyo. Más que tener conciencia de eso, hacer carne eso me hacía temblar de un miedo placentero que me resultaba desconocido pero más deseable que tres orgasmos seguidos.
"Nos vamos ya, Alex. Y tu Carmelo acábate tu leche y no te preocupes que me parece que leche es lo que nos va a sobrar hoy"
"Ahora venís, muy bien, muy buena hora" Marisa nos abría la puerta. "Os gusta mi kimono" y preguntándolo se lo abría enseñando su cuerpo desnudo y dando una vuelta sobre sí misma para enseñarlo bien, "sabéis que a la mazmorra se entra desnudo. Allí no hay tabúes ni vergüenzas, todos nos producimos como nos dice nuestro deseo. Y lo primero que ocultamos, por la culpa que arrastramos es nuestro cuerpo. Por eso, fuera ropa" Carmelo intentó quitarse la sudadera, "¡No, aquí no! Cuando bajéis a la mazmorra. Por cierto recordar que no hay luz eléctrica, tendréis que encender velas que hay al entrar, para alumbrar la escalera. Calzado lo mismo. Desnudez absoluta. Abajo están ya Martita y su padre. Marisa nos llevó hasta la puerta y abrió, Ir bajando" Detrás de nosotros se cerró la puerta, el tiempo suficiente para ver las velas y las cerillas. Encendimos cada uno, una y empezamos el descenso, "esto es un poquito tétrico" Carmelo reflejaba en el temblor de su voz no tanto el frío que hacía, sino el temor a lo que podía encontrarse allí. Andrés iba en cabeza y cerraba la marcha yo. Enseguida llegamos a la sala de las perchas. Había ropa colgada ya y dos pares de zapatos. Se escuchaban gemidos apagados y olía a cerrado y a humedad. De un rincón de la estancia parecía que salía algo de resplandor. Nos desnudamos en silencio. No era lo mismo desnudarse así, en frío, que hacerlo para tener sexo. La prueba es que Carmelo se tapaba sus genitales con las manos y mi hermano Andrés procuraba no ponerse de frente. Estábamos cortados los tres, porque ninguno estaba excitado. Y de pronto sonó la puerta de la escalera y oímos unos pasos apresurados descendiendo la escalera. Canela, a quien Marisa hacia entrar en acción aparecía en el cuarto. Se vino hacia mí y me puse en cuclillas para acariciarle. Me metió el hocico entre las piernas para olerme y yo me dejé caer sobre mis rodillas, separando bien las piernas para dejarle libertad de acción. Carmelo se me acercó y alumbró con su vela, "¡Te has empalmado, tío!" Me había puesto duro como nunca y Canela me lamía el capullo, "guau, hermanito, eso tiene que doler, con esa lengua tan larga" miré a mi hermano que se acariciaba su sexo y ya había tomado dimensiones considerables, Carmelo, totalmente empalmado se sorprendió, "nunca se me habría ocurrido que con un bicho podía entrar tanto morbo" y poniéndose de rodillas a mi lado puso al alcance de Canela su miembro. Canela se puso nervioso y empezó a gemir por no saber a qué polla atender, y en eso desde el rincón del que parecía salir claridad salió Marta, "Canela, ¿tu que haces aquí. Y vosotros, ¿porqué no habéis entrado ya? Venga, entremos"
Con el corazón en la boca entramos a la mazmorra. Me sorprendió que estuviese tan iluminada pero enseguida me fijé en la cantidad de velas que había encendidas lo que producía un efecto fantasmagórico haciendo danzar las sombras sobre las paredes. Medio ocultos entre las sombras me atrajeron dos figuras pegadas a la pared. Me acerqué más y vi dos personas encadenadas, una mujer y un hombre, "mi abuelo y mi abuela. De vez en cuando se encadenan, más bien se entregan a mis padres, que son los que en función de su lujuria los encadenan con mayor o menor crueldad durante unos días, en los que les azotan, les pinzan, por ejemplo a mi abuela las pinzas con dientes en el clítoris le hacen ir de orgasmo en orgasmo, mi padre que es su hijo entonces la sodomiza y ella pierde la conciencia de puro placer" Sin poderlo remediar la mano se me fue al sexo de la vieja. Estaba muy mojada, lubricada y los dedos se me perdieron dentro e inmediatamente mi pene cambió de estado y se me disparó. Con el dedo gordo en el clítoris, largo y grueso como una polla pequeña y los restantes dedos metidos en la vagina la mujer empezó a gemir, "métele la polla, la abuela te lo agradecerá, lo tiene que estar deseando" le dije a Marta que me apetecía lamerle el clítoris tan grande, tomarle la consistencia, que me parecía dura, "hazlo, agáchate un poco y hazlo, se volverá loca y se correrá enseguida" El viejo que observaba lo que sucedía, se quejaba y lloraba. Ramiro al escucharlo, se acercó a ver qué pasaba, se dio cuenta de mi erección y sonrió, "follate a mamá si te apetece, se desmayará de gusto" me sorprendí a mi mismo respondiendo que le iba a comer el clítoris primero, que me morboseaba, "si, si Alex, comelé el coño y mientras te voy follando el culo yo a tí, que desde antesdeayer que te folló el Rubio me quedé con las ganas" me recorrió un escalofrío todo el cuerpo, primero porque me daba cuenta que desnudo me encontraba comodísimo y sentía mi ano pidiendo  algo y segundo que solo nombrar al Rubio se me levantó la boca del estómago y deseé fervientemente que me follase una vez más y eternamente, "y por cierto, Alex, llamé al Rubio por si le apetecía venir, ya que venía tu hermano y el amigo" no pude evitar emitir un gemido y me agaché para morderle el clítoris a la vieja e inmediatamente sentí en el ano la urgencia de la polla de Ramiro. Me entregué. Hacia horas que me habían partido el culo y ya no habría sabido vivir sin que me follasen a diario. ¿Si era gay o no? Y a mi que más me daba, de acuerdo, había entregado el culo, y gozaba, pero tenía un coño de vieja en la boca y me daba gusto también. Se acercó mi hermano Andrés con Carmelo, "Alex, hay un potro de tortura, lo tenemos que probar, tiene que ser emocionante", y a renglón seguido Marta se acercó con una vela en cada mano, "aparta Alex si no quieres que te queme" la miré de forma interrogativa y se rió, "voy a regalar a la abuela una delicatessen, está cera hirviente sobre el clítoris" la vieja emitió un gemido de emoción y basculó todo lo que pudo las caderas para que la cera pudiese impactar más directamente en sus genitales. Marta me aconsejó que le pellizcase y retorciese los pezones, "el placer así, será máximo. Verás los gritos agudos que emite y como busca la misericordia para meterse el dildo por el culo y que el placer sea total" Antes de que la nieta empezase a verter cera líquida sobre la abuela le retorcí con saña los pezones tan largos que tenía y ella gritó con fuerza y entre sus gritos pedía la cera a chorros en su sexo. Su marido mientras al lado se quejaba de que a él no le dispensasen el mismo trato.  Andrés no sé lo pensó, cogió dos velones grandes de un estante y se dirigió al viejo y le chorreó uno de los velones en el abdomen y el otro en los genitales que aún no habían vuelto a colocar la castidad. Bramaba de dolor, pero al tiempo el botón en que se había convertido por mor del aparato de tortura para impedir la erección, se empezó a alargar hasta alcanzar casi los diez centímetros. Ramiro aplaudió, "ahora deberías quitar la cera una vez que haya enfriado y chuparle bien, a ver si eyacula aún mi suegro" miré a mi hermano que cruzó sus pupilas con las mías y supe que le excitaba chupar al viejo. Ramiro se salió abruptamente de mi culo, "Muchacho, ¿que tienes tú en ese culo? hacía años que yo no me podía resistir a una follada. No me extraña que el Rubio me dijese que si venías tú, él de cabeza" Me sentí el ano grueso y moví las caderas para que resbalasen los labios y sentí la sensación que me enamoró después de la primera follada del Rubio. El ano me había conquistado. Y de pronto moviendo con la lengua el clítoris de la vieja sentí que Ramiro volvía a metermela, pero miré hacia atrás, era diferente. Era el Rubio el que me la metía y creí correrme de gusto. Al tiempo metió las manos por debajo de los brazos y alcanzó los pezones y me los pellizcó sin contemplaciones y no pude por menos que chillar: "Me corro" Carmelo al escucharlo se lanzó materialmente a mi polla y no dejó que se desperdiciase ni una gota de semen, luego mientras el Rubio arremetía cada vez con una cadencia más acelerada, Carmelo compartió mi leche en un beso largo y tórrido. Me volví al Rubio y le dije que hiciera el favor de follar a mi amigo, para que supiera lo que es un lujo. Me dió un beso, "Sabes muy bien Alex. Yo me folló a tu amigo y mientras Ramiro te ata al potro de tortura. Vamos a dar a estos carcamales y a tus amigos una lección. Sé que eres muy vicioso y lo vas a gozar" Me estremecí de miedo y deseo ardiente de ser un perro sumiso para el Rubio. No quería más que me llevase de una cadena y me humillase. Lo deseaba ardientemente. Vi venir a Ramiro con un plug que me pareció enorme que se remataba en forma de rabo de perro, "ahora estás perfectamente dilatado y te va a entrar muy bien, no te asustes. Agachaté un poco" Me pasó con su brazo por la nuca y me obligó a inclinarme inmovilizado. Luego sentí algo que hacía presión en el ano pero no terminaba de entrar. Protesté y él me apretó la presa del cuello, "Calla perro" Me sorprendió ese cambio de actitud pero al mismo tiempo me halagó, me gustó y deseé que siguiera de esa forma. Volvió a intentar metérmelo y esta vez me aguanté, abrí las piernas y me relaje bien. Sentí que me rompía de tensión pero de repente cedió y noté perfectamente como se colocaba el artefacto dentro de mi cuerpo. Me llevé la mano y toqué el rabito de silicona. Me dio mucho gusto y así se lo hice saber a Ramiro, "a cuatro patas, perro" y me asestó una bofetada que me escoció, sentí la cara arderme y me puse a cuatro patas. Me colocó un collar de perro con cadena y tiró de mi. Llegamos al potro y me ordenó que me pusiera en posición. Me ajustó un arnés de apertura de boca y otro de cabeza que se fijó al techo. Unas cinchas me sujetaban la cintura y otras las piernas y los brazos que se cruzaban por la espalda. La posición era la de la cobra en actitud de ataque dejando expuesto el tórax. Vi que en la pared de delante había unos enganches enfrentados al pecho. Sospeché su utilidad y empecé a temblar de miedo y excitación. Oí como Carmelo gritaba de placer y el Rubio le decía, "Ya veo que has gozado, yo me reservo para tu amigo" Sentí como el Rubio me palmoteaba el culo y acababa dándome un azote con la mano muy violento. No me quejé, "te quería tener aquí, que gozemos juntos, perro y amo" Se vino delante de mí, se subió en un banco y quedó a la altura de mi cabeza, apuntó su descomunal polla a mi boca y empezó a orinar. No podía hacer nada para evitarlo y me entregué. 


viernes, 13 de agosto de 2021

TODO QUEDA EN FAMILIA (6)

 
Marta seguía a su padre, Ramiro, por la especie de chicane entre paredes para obviar una puerta y que olor a inmundicia y humanidad pérdida embargase al visitante que desnudándose entraba en situación. Luego los gemidos de los encadenados estimulaban otro sentido. Todo estaba pensado para saturar los cinco sentidos de sensaciones adormeciendo el sexto; el sentido común y poder entregarse a lo que se le antojase a cada uno. Con la vela en alto para iluminar más espacio irrumpieron en la sala. Ramiro le indicó a Marta que tuviese cuidado de pisar mierda, "aunque una vez pisada comprendes en qué consiste resistir al común borregueo que estipula que la mierda es intocable. Si prefieres, ve alumbrando, porque seguro que estos dos cabrones han lanzado mierda por este lado" Marta seguía de cerca a su padre que empezó a encender velones que había en unas hornacinas húmedas y cogió la manguera para lavar a los viejos. "¿Quieres darles el manguerazo tú? Marta estaba aún descolocada y prefirió que fuese su padre quien los duchase. Con la manguera a presión y el agua fría Ramiro empezó a baldear el suelo empujando con el chorro fuerte hasta el husillo que había en el centro de la habitación, y entonces Marta se fijó que al fondo de la mazmorra había un artefacto bien anclado al suelo con aspecto de pupitre antiguo. La chica se acercó con la vela y vio un especie de banca interrumpida a la mitad y lo que haría en un pupitre las funciones de escritorio era una tabla estrecha con múltiples argollas firmemente fijadas al conjunto. De la parte central colgaba una polea con una especie de muñequera y otra argolla fijada al suelo. Justo encima colgando del techo en forma de bóveda de cañón un arnés uncido también a otra polea como para sujetar la cabeza y que no se moviera. En la pared más ganchos y argollas a diferentes alturas y a la izquierda, perfectamente camufladas de negro unas estanterías llenas de instrumentos que ese momento Marta no sé molestó en dilucidar, que eran o para que servían. Mientras Ramiro enchufaba la manguera hacia los dos viejos para lavarlos y lavar el suelo en donde llevaban ya tres días vio como Marta examinaba esa zona de la mazmorra, "Es un potro de tortura, lo diseñe yo mismo, tiene todo lo preciso para tener inmovilizado a alguien para azotarle, cubrirle de cera hirviente o pinzarle la carne y los genitales hasta que se desmaye de dolor. El arnés de cabeza es para que no se debata y no pueda ni dolerse del castigo. Fíjate que lleva aparejado un lazo de horca, ya verás que utilidad se le da. Con la polea de abajo se le ajustan los huevos al suelo con la argolla para que no culee si es que no quiere arrancarse los huevos y las correas sujetan la piernas y el torso. Además si el torturado es muy bravo se utilizan las argollas de la pared para pasar unos anzuelos por los pezones y tensarlos. Si se sigue debatiendo intentando huir del castigo acabará por rasgarse los pezones, y él sabrá si eso le conviene. Ahí en los estantes está el resto de instrumentos necesarios para hacer entrar en un mundo de sensaciónes siempre inexplorado al que tenga curiosidad por conocerlo. Son precisas grandes dosis de arrojo y lujuria, sobre todo de esta última cariño. Y mientras le explicaba esto le tenía pasado el brazo por los hombres dejando caer la mano para como distraídamente pellizcar uno de los pezones. Marta gimió y buscó en un delirio de placer el pene de su padre "Ven, Martita, delante de los abuelos, vamos a darles de comer vista" Se pusieron delante de los ancianos empapados y Marta se agachó para chupármela a su padre, "vamos a acercarnos al alcance de tu abuela que pueda tocarte el coño, siempre me decía que lo que más deseaba era comerle el coño pelón a su nietecita" Marta se estremeció al escuchar esto y se puso al alcance de la abuela que con sus dedos huesudos exploró la entrepierna de su nieta hasta dar con su clítoris y entonces le cogió un pellizco y lo retorció hasta que Marta soltó la polla de su padre se puso en pie y le soltó un bofetón a la vieja, "Uff, para qué, Marta, lo que más guarra le pone, que la hostien, ahora voy a tener que follarla, porque se pone a llorar y no lo soporto" la vieja entonces se acomodó en una misericordia insertandose el dildo que tenía y abrió bien las piernas, miró a su hijo con ojos centelleantes y Ramiro se acercó y le insertó su polla, la abuela dio un grito y Ramiro se quejó de lo duro que era el dildo de la misericordia. En cuanto Ramiro arremetió dos veces contra su madre, la vieja dio un grito espasmódico y se desmayó. Ramiro se salió, "anda Marta, cariño, acaba tu con la boca, tu abuela si está muy salida, en cuanto se corre se desmaya" Marta se arrodilló delante de su padre y consiguió en poco tiempo que Ramiro se vacíase en la boca, "escúpeselo a tu abuelo en la cara, el pobre no sé el tiempo que no se lleva una polla a la boca y le gustará volver a gustarlo" Marta se acercó a su abuelo y le escupió el semen de su yerno a la cara. Al viejo se le iluminó la cara y abrió desmesuradamente la boca, "escupele un poco más en la boca, está el muy cabrón deseándolo y enseguida verás que empieza a mover las caderas sobre el asiento para que el dildo le estimule su punto dulce, tendrá como un estremecimiento y pondrá cara de haber llegado al cielo; es que se ha corrido, sin leche ni nada ya. Espera que le quito la castidad que lo veas, alumbra aquí, no te preocupes porque le caiga cera líquida, lo agradecerá" Ramiro cogió de una caja del estante inferior una cajita y de dentro extrajo una llave. Abrió el candado y retiró la tapa prácticamente sin espacio para acoger nada dentro. El pene del viejo hacia tiempo que había quedado reducido al capullo muy pequeño que parecía salir directamente del monte de venus sin tallo. Los huevos, grandes, colgaban en su sacó directamente del periné, ya no había cuerpo de pene del que colgar, "Acariciarle eso que es, o era, el capullo, verás como aún responde" Marta lo tocó, lo pellizcó y el abuelo lo acusó, "y si se lo chupo" "prueba hija, no se, puede que se mee, pero no creo que un lametón ahí le vaya a producir ningún efecto" Marta acercó su boca al botón de su abuelo y aplicando los labios a la piel hizo succión. De momento el viejo dio un grito de entre miedo y placer, y luego empezó a gemir y llorar. A Marta se le llenó la boca de una especie de pezón grande y se aplicó a prestarle las mismas atenciones que a la polla de su padre. De pronto el viejo dio un grito agudo, que tuvo la virtud de despertar a la vieja y Marta sin querer retirarse emitió un sonido como de sorpresa, pasado un rato, se retiró del abuelo, "¡Se ha corrido papi, el abuelo se ha corrido" Ramiro acercó su vela y comprobó con asombro que como por arte de magia a su suegro le había salido una polla pequeñita del cuerpo y goteaba aún algo.

"Que no tío, que vergüenza, no nos han invitado, te han invitado a ti, y además que no es a tomar el té. Es un sitio muy secreto para ellos y yo no voy" Andrés estaba decidido a no presentarse en casa de Marta a curiosear en secretos de familia a los que habían dado acceso a mi nada más. Yo quería que ellos vieran, como yo intuía ya que el sexo era multifacetario, que no sólo tenía un abordaje por la cara o por el culo, que era algo más interesante y con más registros que los meramente de pareja. En el sexo que me iban a mostrar en casa de Marta, me daba la impresión que el sexo no era lo que se veía en el cuadro, era lo que sostenía la pintura del cuadro. El sexo es omnipresente pero se manifiesta de maneras diversas y al final si no hay sexo no hay nada. Decidí que llamaría a Marta para exponerle la situación y si ella estaba de acuerdo iríamos los tres. 
"Marta está ahora mismo con su padre preparando creo para tu visita de mañana. Si quieres ahora cuando termine que te llame" Marisa tan amable como siempre, dejaba las cosas en suspenso, "Ya sabes, en la mazmorra, limpiando y eso. No traigas ropa muy complicada, en la mazmorra se entra desnudo y se desnuda uno allí mismo, pero como la única luz será la de la vela que lleves cuando te la quites que sepas dónde la dejas y no te confundas al salir. Bueno, Alex, ya le digo a Marta que te llame, hasta mañana, cariño"
Andrés y Carmelo quedaron expectantes ante la cara de misterio que se me puso. "¿Que hay que entrar desnudo? que vergüenza joder Alex, pero que vais a hacer, para tener que estar desnudo" A Carmelo se le iluminó la cara "¡Desnudos, que guay! seguro que es para follar a lo bestia, porque quienes seríamos, a ver, Marta, tu, sus abuelos y sus padres y si vamos nosotros nueve, guay, ¡que orgia, dios! Por favor dile a Marta por favor, yo quiero" Carmelo estaba algo más que ilusionado, "mira Alex, me he empalmado y todo, el culo quiere jugar" Andrés no estaba mucho por la labor, "Se te ha olvidado el perro, porque si se folla a la niña, como te pille el culo te lo revienta" Carmelo estaba dispuesto a todo, "con tal de no perdermelo soy capaz de comerle el culo al perro, jajaja y la polla, claro, jajaja", Andrés le puso la mano en el paquete a Carmelo, "joder, Carmelo, es verdad, estás como un rucho" A mi, imaginar a Carmelo levantándole el rabo a Canela y comiéndole el culo hizo que me empalmase aún más de lo que estaba él. No hacía cuarenta y ocho horas yo era un imberbe inexperto, que cuando se hacía una paja sopesaba la posibilidad de irse a confesar y ahora me ponía burro pensar en follar con un animal. ¿Que me estaba pasando?
"Alex, por lo que he podido ver hace nada, esto no es para gente con el estómago débil. Mantengo tu invitación porque te he visto clavarte el mastil del Rubio por dos veces y has disfrutado y has visto a Canela conmigo y te pajeabas. Creo que tú vas a disfrutar. Tu hermano, no se y Carmelo..., de verdad..." Carmelo estaba con los pantalones desabrochados, con la polla fuera, arrodillado y no paraba de santiguarse y juntar las manos en actitud orante, suplicante. Le prometí a Marta que Carmelo era el más degenerado de todos y de mi hermano respondía yo personalmente, "voy a hablar con mi padre y te llamo" Carmelo se acariciaba su capullo con la cara desencajada preguntando por la sentencia, "¿Qué?" Les estaba explicando que Marta me tenía que llamar y en ese momento sonó el teléfono. Carmelo daba saltos de alegría con el rabo dando latigazos arriba y abajo con cada salto celebrando que Marta había dicho que si. Andrés por contra tenía cara de preocupación, "no se Alex. Veremos"
Me acerqué a él, le rocé sus labios con los míos y le dije que sabía que disfrutaría.

jueves, 12 de agosto de 2021

Y AHORA ESTO ¿PORQUÉ?

 Tú sabes eso de que te acuestas una noche con tu mujer y te despiertas con una abuela. Pues lo que me sucedió a mi. De la noche a la mañana mi mujer dimitió y se fue a trabajar al negociado de abuelas esclavas. Primero la emoción del primer nieto, luego la rememoración de glorias pasadas como madre entregada y finalmente el ingreso en el cuerpo de abuelas a tiempo completo. Y tú con cara de alucinado resulta que te quedas solo, rodeado de gente y con únicamente una obligación: "ahora que yo estoy más ocupada podías buscarte unas guardias o algo para la tarde" trabajar para traer dinero a casa. El mundo poco a poco va perdiendo el color, todo se torna gris sucio y la vida deja de tener atractivo. Preguntas una vez más si vamos a la playa, que el día está de playa y no se cuanto tiempo hace..., y no terminas de argumentar porque: "Anda, vete tú. Estoy molida, tu nieta me ha dado una mañana que para mí se queda, y así me echó yo un rato" Coges tu toalla y te vas a una playa donde nadie te conozca y te bombardeen a preguntas de porqué, porque no ha venido, está mala o peor aún, miradas de reojo, cuchicheos sin pudor por señalar y risitas cohibidas.
Otra playa, otra gente y casi te tropiezas con una toalla caminando con la mirada perdida, pides perdón y el chico casi adolescente desde su guiñó por el sol en los ojos "de nada, de nada" Unos metros más allá te hartas de caminar sobre arena hirviendo y plantas la toalla y ni te tumbas. Te sientas, te abrazas a tus rodillas y hecho un ovillo se te amontonan las lágrimas, porque te has quedado viudo sin que tú mujer haya tenido que morirse.
Y cuando más perdido, olvidado y cansado de vivir te encuentras un "¿le pasa a usted algo?" Desde un metro ochenta y cinco el pelo rapado al uno y una cara que no veía por el contraluz de la posición. Te restriegas la nariz que gotea por las lágrimas inhibidas y sin poder disimular dices que no te pasa nada, que el sol te hace llorar. Y sin poder reprimirlo, sintiendo la solidaridad del prójimo con tu pena, se te escapa un gemido de dolor, al recrear en tu memoria lo que era tu vida hace un año y lo que es ahora.
Notas que se sientan a tu lado sin decir nada, sin inmiscuirse en tu dolor, limitándose a estar, no por nada, ni para ayudar a nada, solo para que sin palabras poder escuchar el dolor que el otro ni sabe cómo expresar. Tu llanto, ya con cuajo y pucheros sonoros no es solo por tu pena está entreverado de agradecimiento a quien no te quiere dejar solo. Y de pronto sientes piel sobre tu piel. A pesar de sentir el calor del sol sobre los hombros otro tipo de calor sientes sobre los hombros, un calor tenso un calor amigo, consolador y que de pronto quiere llevarte a su verá para acogerte y liberarte de esa carga pesada que ya no sabes cómo llevar. Ese calor humano sobre la piel desata toda una tormenta de sensaciones y sentimientos; las imágenes de ese estado se amontonan en la memoria y te inunda una vaharada de descanso y eso te pone en guardia. 
Das un "Gracias" escueto y corto y bruscamente te levantas recoges la toalla y sin sacudirla ni mirar atrás, te vas. Algo ha pasado y no sé qué ha sido. Pero se que tengo que irme ya. Cuando voy conduciendo me doy cuenta que no me he bañado, pero me da igual. Al llegar a casa "tu has llorado" y tú sin pararte a dar más explicaciones le echas la culpa al viento de levante que ha hecho que te entre arena en los ojos.
Por la noche ya no puedes dormir, pero no sabes que ocurre. Tú mujer, ya abuela, ronca feliz de volver a tener un niño al que cuidar, porque la educaron para sentir que la razón de su existencia es doblar el lomo entregándoselo a un niño pequeño. Algo desasosegante impide que duerma, pero no se identifica. Al final, suena el despertador y se encuentra uno molido. A que hora me habré dormido, ni idea, pero ha sido poco. Pasa la mañana con la misma inquietud que la de la noche y no se. Se acerca la hora de la comida y me entran unas ganas irrefrenables de desaparecer, quizá en la playa: "Eso, vete a la playa y te despejas. Ayer yo me eché una siesta muy buenecita"
Con la toalla en la mano me doy cuenta que voy camino de la playa de ayer y llegando busco pero no encuentro, sigo buscando y no sé qué pasa pero se me quitan las ganas de estar allí y me vuelvo. Esta durmiendo y la acaricio, recuerdo otros tiempos y me excito, se despierta y me dice que qué pronto, que está hecha polvo, que tiene sueño y me derrumbo. Vuelvo a la playa. Allí se llora bien, es un sitio remunerador del dolor que me hace arder el pecho por dentro. Quisiera tener valor y acabar. Me voy quemando los pies por la arena seca y veo la imagen de mi consuelo anterior y empiezo a llorar, pero no de pena, de consuelo. Tiendo la toalla a su lado y deseo fervientemente sentir su brazo reposar sobre mi hombro. Estoy sentado allí sin hablar al menos un cuarto de hora: "ayer te fuiste enfadado. ¿fue porque te intenté consolar de tu pena? No era mi intención ofender" no se ha movido, solo ha hablado, no sé si ni siquiera ha abierto los ojos y por vez primera le miro. Es un chico de no más de veinte años, guapo para los cánones que yo tengo interiorizados de lo que tiene que ser un hombre que guste a las mujeres. Tiene un cuerpo de Fidias o Praxisteles y el speedo que lleva no permite adivinar mucho más. Es una figura agradable de ver y ahora ya sin mirarle le aclaro que no estoy enfadado con él. Pasan los minutos y permanecemos en silencio. Al final se levanta, queda sentado a mi altura y le miró. Entonces el vuelve su cara y me clava su mirada en mi alma. Está muy serio y no sé porqué notó que tiene las mandíbulas muy apretadas como si tuviera coraje por algo. Y sin tener relación alguna con mi desamparo empiezo a llorar sin dejar de mirarle. Entonces sonríe me echa el brazo sobre los hombros y me atrae a su pecho. Cada vez lloro más pero siento alivio llorando y mi cabeza va resbalando hasta quedar yo reposando en su regazo tumbado de lado. Me consuela el que me vaya acariciando el pelo y a veces la cara. Estaba muy a gusto en esa posición. La misma en la que con cinco o seis años mi madre me acogía cuando volvía de la calle o del colegio con alguna disputa sin resolver y necesitaba consuelo. Era tan esperanzador estar así. Hasta que sentí como mi mejilla sobre su regazo se asentaba cada vez sobre una base más dura. Empecé a oler a algo que no era capaz de identificar pero me excitaba. No entendía que estaba pasando hasta que la incógnita se despejó como en un sistema de ecuaciones. Y todo sucedió en pocos segundos. Mi pene empezó a despertar con alegría y un calambre muy placentero partía de mi entrepierna y me explotaba en la boca del estómago haciendo que una náusea suave me empujase a girar mi cabeza buscando la causa de aquella dureza elástica. Y todo, todo lo que me estaba sucediendo de forma natural llegó a mi yo consciente y eso me hizo respingar la cabeza hasta enfrentar su cara. Él no movió un músculo, yo no hice ni un gesto, solamente me levanté de un salto cogí en el lance la toalla y me di la vuelta camino de mi coche.
"Que te ha pasado? parece que has tenido una aparición"
Yo creí que lo sucedido en la playa y sobre lo que no quería ni siquiera ni dejar existir, no me había hecho mella. Parecía que si. Le dije que que me pasaba en la cara y me dijo que parecía otro, como si tuviera una preocupación sobre la que fuera imposible encontrar solución. Con un "no se" me fui al baño y me miré al espejo intentando adivinar que se me pintaba que producía tanto remordimiento. Miraba al espejo y me veía pero tendido en el regazo del desconocido y me daba la vuelta para no verme. Un duchazo, un libro, cenar y a la cama. El día siguiente todo habría acabado, no volvería a la playa y punto. Muerto el perro se acabó la rabia.
El día siguiente, monótono como cada día. Por la tarde, después de comer, siesta y a volver a hacerme la composición de lugar de que mi matrimonio, tal y como yo lo conocía había terminado. Empezaba otra etapa en la que tendría que buscar como satisfacer mis necesidades corporales y hasta emocionales. 
Me obligué a sentarme después de comer, me ataría al sillón si fuera preciso, pero no volvería a la playa. "¿Te vas a quedar? Pues la playa te sienta muy bien" empecé a temblar. De acuerdo iría, pero a otra playa. ¿Pero porqué el coche hacia eso? tomaba la dirección que no quería tomar yo. El estómago se me levantó, sentía un vacío en la boca del estómago y empecé a respirar aceleradamente. Me faltaba el aire y tuve que parar en el arcén. Salí del coche y me senté al borde sobre el guardacarril. Hasta que no empecé a llorar no pude volver a respirar. Me tranquilicé, me metí en el coche llegué hasta el siguiente cambio de sentido y me volví a casa.
Aduje una jaqueca fuerte y dormí algo. Me desperté de golpe, con el corazón desbocado y hasta que pasados unos segundos no tomé conciencia conciencia de estar en casa no me tranquilicé. Esa noche me mostré cariñoso con mi mujer y empezamos el galanteo, empecé besándola, el cuerpo me respondió y tuve el reflejo de la penetración. Y sucedió mi tragedia. Fue tocar el sexo de mi mujer con mi sexo y entró como un vendaval en mi memoria el tacto duro y elástico del regazo del muchacho tan empatico y entraba a continuación su imagen sonriente. El pene perdió su turgencia sin que pudiera hacer nada por remediarlo y el pánico que me invadió en el coche entró aún con más fuerza como si me hubiesen golpeado con contundencia en el estómago. Me tumbé en la cama hiperventilando intentando explicarme y mi mujer se portó como amante esposa. Me acarició, le quitó importancia y me cubrió de besos. Pensé en decirselo, pero volvió a inundarme el pánico y llegué a la conclusión: tenía culpa, aunque no tenía conciencia de haber pecado. Sin intentar rechazar el recuerdo, me obligué a repasar cada instante de mi roce en la playa.
Efectivamente, a qué negarlo, aquella dureza contra mi cara era el pene del chico y sentirlo crecer y traspasar su calor tibio pero abrasador fue el que mi deseo sexual se disparase. ¿Deseo sexual a instancias de un tío? No. Debía tener una explicación lógica que yo respondiese así ante ese estímulo, que debería haberme provocado un rechazo de violencia atávica. Tenía que volver y aclararlo todo, porque el muchacho tampoco parecía que fuese el maricón de playa a la caza de un tío; ¡él no hizo nada! Me dio su apoyo estando, nada más y en el colmo de mi soledad y mi indigencia me ofreció su hombro para consolarme, nada más. Pero que mi cuerpo reaccionase positivamente al contacto con el cuerpo del chico me tatuó el alma con la culpa, pero culpa ¿de qué?
Después de comer le dije a mi mujer que me iba a la playa a despejarme "lo mejor que puedes hacer, espavorizate, verás como todo se te pasa" Llegué a la playa ilusionado con terminar con la pesadilla. La recorrí de punta a cabo sin ver ni reconocer ni de lejos a alguien que se pareciera; ¿habría sido todo un mal sueño provocado por el sol? Y con ese convencimiento me marché de allí me monté en el coche y saliendo un coche, rojo, sucio, pequeño y destartalado estaba esperando que yo acabase mi maniobra para ocupar el sitio que yo dejaba. Y al mirar le vi a él. No me lo pensé, detuve el coche a media maniobra, me bajé y me dirigí a él con una disculpa y un tenemos que hablar. Solamente sonrió con mucha calma "Pues vuelve a aparcar tu coche, yo a ver dónde dejo este trasto y nos vemos donde otros días" Me traspasó el pecho una sensación de felicidad absoluta. Suponía que pedir explicaciones, sin saber exactamente cuáles acabaría en bronca o parecido. Yo necesitaría una satisfacción a mis demandas, pero no encontraba demandas y sin embargo estaba ilusionadisimo con poder hablar con él. La sensación era parecida a la de aquel día en que con más nervios que otra cosa le pedí matrimonio a mi mujer; parecida, no igual, en esta ocasión yo no iba a pedir nada, sin saber qué esperaba recibir algo. El corazón me latía aceleradamente mientras caminaba a aquella zona de la playa. Extendí mi toalla y me senté a esperar. Al poco llegó él hizo lo propio, pero se quitó el bañador, "nada que ocultar. Esta es una playa mixta, no te has debido dar cuenta, por eso vengo, me gusta la desnudez, de cuerpo y alma" Me dejó hipnotizado ver su sexo relajado y perfecto a mi entender. "Deberías hacer lo mismo. Vergüenza, ¿de qué? deja que tu cuerpo hablé de vez en cuando, seguro que es más elocuente que tú y no necesita de explicaciones" y sin saber porqué empecé a empalmarme. Pero aquí no cabían medias tintas ni disimulos, yo había ido a encontrar explicaciones y le dije sin más aunque sin mirarle a la cara, que no me desnudaba porque me había empalmado, "y yo, no lo ves porque no te atreves a mirar, como el otro día que empezaste a sentir mi sexo en tu cara y te escandalizaste de sentir que te agradaba. Luego vienen los malos entendidos, si huyes no reparas que no hay enemigo, que los demonios los llevas tú dentro y que ese cuerpo que te lleva no se equivoca nunca" entonces le miré y dios mío, me quedé pegado a su pene enhiesto, no podía apartar la vista y empecé a llorar amargamente, pero al tiempo sentía una especie de liberación, "lloras de pena por la muerte de esa vida que llevabas y de alegría porque acabas de descubrir la nueva. Puedes tocarme, lo deseas pero no te lo consientes, porque intentas ser la imagen que tienes de ti, y ese no eres tú" No sé lo que me pasó, pero volví a caer sobre su pecho llorando ruidosamente. Él me abrazó la cabeza y esta vez sí, sentí como me empujaba suavemente la cabeza hacía su regazo. No sólo no me opuse, sino que me alegró que me ayudase en mi duda. Antes de que mi cara contactase con su sexo, lo olí y me enardeció; recordé el olor del sexo de mi mujer y no tarde ni una milésima en decidir que prefería éste. Acabé tocando con mi mejilla su pene duro y caliente y fue un bálsamo. Dejé de llorar y comencé a mover la cara para rozarnos y una de las veces mi comisura de la boca rozó con su orificio uretral que destilaba. Me sorprendí sacando la lengua y saboreandolo, pero me volvió loco de lujuria, abrí la boca tímidamente y parte de su capullo de terciopelo acarició mis labios y mi lengua le devolvió el favor, hasta que tuve todo su miembro dentro de mi. Estuve disfrutando de aquel regalo un rato hasta que me avisó, "si sigues, eyaculo en tu boca" en otras circunstancias habría vomitado de asco, pero me pareció lo más lógico que se vacíase en mi. Me tomó de la cabeza e impuso él el ritmo hasta que sentí llenarse mi boca de un líquido caliente que si seguía derramándose al mismo ritmo terminaría por salirse y de la forma más normal me lo tragué y en ese momento sentí que mi capullo recibía sus atenciones, lo suficiente para que yo también tuviera el orgasmo más intenso de mi vida. El recogió todo el semen que pudo en su mano y se lo llevó a la boca. El acabó de correrse y sin importarme quien había o no alrededor me fundí en un beso con él.
"Y qué, ¿ha sido tan horrible?" Me miraba con una sonrisa amplia y descarada. "Hemos dejado a nuestros vecinos flipando" miré alrededor y la gente reuia mi mirada. "Es envidia, no hagas caso" Le rogué que me hablara de él. "Soy sargento, bueno, la semana que viene cuando me den despacho y destino. Estaba aquí haciendo el curso de capacitación. La semana que viene me voy ya, donde me manden. Tengo veintitrés años y no soy de tener relaciones. Te vi el otro día y me partiste el corazón, porque me gustaste, me gustan hombres en la cincuentena, quizá porque un profesor al que tenía mucho cariño me inició en este tipo de relación. Supongo que habrás tenido un problema de pareja, llevas anillo de casado y con tu edad un hombre llorando desconsoladamente o se ha quedado viudo o ha tenido una bronca cósmica con su mujer. Me moviste el corazón, y ya cuando caíste sobre mi polla no pude aguantarme, lo siento, de verdad" Había dado en el clavo. Quise que me diese una forma de contacto pero no quiso "las cosas suceden por algo, y esto ha sucedido así, no hay que forzar. He sido abrumadoramente feliz contigo, y no me digas tu nombre, yo no te voy a decir el mío, no podemos restar ni un gramo de magia al momento. Para ti solo voy a ser el chico de la playa" Me volvió a dar un cálido beso en la boca, recogió su toalla y se fue.
Solo pude gritar "Y AHORA ESTO, ¿PORQUÉ?"

lunes, 9 de agosto de 2021

ONG

 

A ver cómo me explicó. Me acaba de suceder, como a mucha gente de la que pasa por ese sitio del centro de cualquier ciudad, y no voy a decir dónde, ni para que nadie identifique al chaval ni él, si improbablemente lee esto se vea desvelado.

Las ONG necesitan dineros y aparte del que reciben de fondos públicos dedican a sus más rendidos colaboradores a captar socios a pie de calle. 
Y de lejos vi al trío con su  chaleco de trabajo parando viandantes con la mejor de sus sonrisas. Dos chicas y un crío de no más de veintidós o veintitres años. Uno ochenta y cinco, delgado, y pelo casual de chico bueno. Con este tipo de abordajes callejeros tengo una estrategia: mirar al frente, no desviar la mirada del frente y nunca detenerse; no entablar conversación ni para decir "no". Pero, siempre hay un pero. A medida que me acercaba el niño se volvió y me dio la cara. Me entró por los ojos y sin ninguna razón, porque podría sacarle cerca de cincuenta años, comprendí que yo le entré a él. Se me acercó sin prisas, como el que se acerca a un amigo y la seguridad de que yo me iba a detener si o si. Estábamos enlazados por las pupilas, ni sonrisa, ni ojitos, ni tiro hecho, se detuvo a mi altura y me detuve.
- Buenos días. Conoce usted ...
Yo era colaborador de la susodicha ONG desde hacia ocho años, precisamente porque en la calle mayor (esa calle se llama de otra forma aquí) un chaval me cazó con su sonrisa de tal manera el cabrón que hubiese firmado mi condena de muerte. Me embobó y firmé el contrato. Aún me emboba aquella sonrisa cuando la recobro del backup de mi memoria.
- No, no la conocía - y me sumergí a pique de ahogarme, en sus ojos - a ver, cuenta.
Y dibujó una sonrisa que hizo de mi un polichinela. Perdí mi voluntad. No me mee encima porque no tenía la vejiga llena. 
- ¿Me estás escuchando? por cierto, tu nombre es...
- El mío Pedro, y el del dueño de esos labios es...
- Sergio - y la amplia sonrisa que me dedicó enseñándome una perfecta hilera de blancura terminó de derribar todos los lienzos de mi muralla - ¿te apuntamos?
- Ya te diría yo a ti adónde deberías apuntar el qué. Pero me tengo que marchar - saqué mi cartera y le enseñé el carnet - hace ocho años que tú en el instituto no tenías ni idea de que esto existía.
- Te importaría darme tu WhatsApp o si prefieres tu nick de Telegram - se le mudó el color de la cara y el gesto se endureció - si no quieres darme tu número.
- No me importaría - le cogí por el antebrazo que sostenía su carpeta - pagaría por dártelo, pero es mucho mejor, créeme, que esta relación que ya es eterna, se quede aquí. Soñaré con tus labios, pintaré tu cuerpo desnudo en mi imaginación y gozaré cada centímetro de mi piel sintiendo que tú la besas. Sergio, eres un amor.
A Sergio se le ha caído una lágrima y no ha podido remediar sorber por la nariz y llamar a una de las chicas y decirle de lejos que se encontraba mal y que se tenía que ir.
Me he venido para casa sin entender que había sucedido, pero con el corazón roto por haber tenido que nacer en el siglo equivocado.

domingo, 8 de agosto de 2021

TODO QUEDA EN FAMILIA (5)

 

Carmelo abrió la puerta de su casa y se quedó de una pieza. Me miraba a mí y luego a Andrés, como interrogandome. Y de repente se le iluminó la cara "yo era muy chico, pero ahora te reconozco" luego me miró a mi sonriendo "este es, es, claro, Andrés, tu hermano mayor" miraba a Andrés de arriba abajo sin dejar de sonreír, le chispeaban los ojos, "hace..., por lo menos diez o doce años, estás algo más gordo, bueno sigues teniendo buen tipo, yo era muy pequeño y me gustaba mirarte" Andrés, le tendió la mano para saludar pero Carmelo de la misma estatura o más le dio un abrazo, "Vaya Carmelo, no sabía yo que me recordabas tanto. Yo si me acordaba mucho de tu pelo como en llamas, tus pecas, esa cara de enredador, pero también yo tenia dieciséis y me creía muy mayor y no lo era mucho más que vosotros" Carmelo se tocó instintivamente su paquete y enrojeció y luego algo cortado dijo que era Navidad y estaban sus padres y unos familiares, que podíamos ir a dar una vuelta por el parque natural que había detrás del instituto. A Andrés le pareció perfecto, así recordaría sus años de instituto y en ese momento recordó la primera mamada que hizo a un chico, Jorge, que le invitó a dar una vuelta por el bosque detrás del instituto a fumarse un canuto, cuando en realidad el tal Jorge lo que quería era que mi hermano se la mamase, "pero yo recuerdo que lo que había detrás del instituto era un bosque que llegaba hasta el río" y me adelanté a Carmelo y le expliqué que al año de irse él el ayuntamiento lo convirtió en parque semisalvaje, con veredas y cartelería explicando las especies arbóreas, pero había zonas todavía completamente sin urbanizar donde se daba el cruising. Carmelo me miró abriendo mucho los ojos como si hubiera metido la pata, pero Andrés salió al quité, "En Edimburgo hay mucho gay, de hecho está declarada ciudad gayfriendly y no te preocupes, Carmelo, se que es el cruising. Es más, estaría curioso pillar a un par de tíos follando" y soltó una carcajada. Carmelo se fue para adentro para pillar un chaquetón que el día, como correspondía estaba frío y salimos para el parque.

"Me gustaría conocer la puta mazmorra y ver a mis abuelos antes de que lo haga Alex, vamos es lo menos" Ramiro miró a Marisa cómo pidiendo permiso, "También tiene razón Martita", "Papá, ¿quieres dejar de llamarme Martita? me folla un perro al que tú acostumbrarte a follarme, tú me follas el culo cada vez que quieres y le he comido el coño a mi madre, mientras ella te la mamaba, me parece que no hay quien de más y aunque no sea mayor de edad, creo que me lo he ganado" Ramiro observó sonriente a su hija y le dijo que se le acercase, "tienes razón Marta", "si Ramiro, si que la tiene, es ya mayor y es mi niña, pero se comporta como una adulta" Marta se acercó a su padre que se sacó la polla bien dura, "anda, preciosa, siéntate aquí y dale un capricho a tu padre", "¿por el coño? ni hablar, solo faltaba que me preñases. Por el culo que a mí me da mucho gusto, y a ti también, no lo niegues", "venga una follada por el culo y vamos a bajar a la mazmorra" Marta se levantó la falda y se apuntó la polla de su padre al ano, dejándose caer y produciendo un quejido al tiempo que miraba a su madre, "si, cariño, yo te castigo los pezones", "eres la única que sabe hacerlo, mamá. Tienes que enseñar a Álex cómo lo haces, que me da tanto gusto", "Cabálgame bien la polla cariño" Marisa desde detrás del sillón de su marido cogió presa en los pezones de Marta y sin cuidado pellizcaba, retorcía y tironeaba con lo que Marta no paraba de gemir de placer, hasta que Ramiro anunció que se corría y Marta hacía lo mismo. Marisa puso cara de satisfacción, "ahora cariño cuando te salgas no sueltes la corrida de papá, dámela a mi en la boca, que ese beso blanco le encanta a tu padre.
Con todo terminado, Ramiro cogió de la mano a su hija, "vamos a ver a los abuelos. Deben estar ansiosos por recibir una visita, desde el día veintitrés por la tarde, cuando tú follabas con Canela ellos llegaron y los encadené en la mazmorra. Llegaron a la puerta en la que se equivocó Alex y Ramiro extrajo una llave de su llavero. Le dio dos vueltas y la puerta cedió, "Ten cuidado es una escalera de caracol". En una especie de hornacina al entrar había velas y cerillas. Ramiro encendió una y se la dio a Marta, luego él encendió otra. "No hay luz eléctrica a propósito, cuando hacemos alguna fiesta encendemos muchos velones, lo que además de ambiente, produce calor que invita a desnudarse, y las velas tienen un valor añadido, la cera fundida da mucho juego en sexo. Ah, y otra cosa, en la mazmorra se entra desnudo, pero no solo de ropa, de tabúes, de prejuicios ni de normas de urbanidad. En la mazmorra es donde tienes que dejar salir todos tus instintos más primitivos y al verlos en ti aprendes quién eres. Nunca vuelves a dormir mal después de mirarte a los ojos y ver el monstruo que llevas dentro" habían llegado a una habitación pequeña que no llegaría a los tres por tres y en la que las paredes estaban repletas en todo su perímetro de perchas y en la parte baja unos bancos bastos de madera, "aquí nos desnudamos y colgamos la ropa y en esos banquitos si quieres te descalzas y dejas los zapatos. En el lugar olía a humedad a cerrado y a pocilga, un olor penetrante y acre; desde algún sitio se escuchaban unos gemidos débiles, "Al otro lado de esa pared, si te acercas con la vela verás que por la esquina está abierto, están encadenados. Ahora cuando entremos, lo primero que haremos será lavarlos y lavar el suelo. Cagan y mean ahí mismo y no tienen como limpiarse. Llegan a la menesterosidad total a través de la degradación de la suciedad. Una vez que has descendido a lo más bajo extraes placer de cualquier cosa. Verás como agradecen el manguerazo. La manguera y el grifo no están a su alcance, están encadenados, cerca por si quieren follar o masturbarse o chuparse, ella mediante unas argollas que le traspasan los labios mayores y menores, con lo que solo le queda el culo para gozar y tu abuelo lleva desde hace años una castidad que le ha reducido su pene a un mero vestigio. Solo le permite mear, aunque si se dejó los testículos para poder obtener placer mediante la tortura. Ahora lo verás. Los dos tienen perforados los pezones y la lengua. Y por esas argollas están sujetos a la pared. Lo único que pueden hacer cuando están cansados es sentarse en las misericordias que hay en todas las paredes" Marta le acercó la vela a su padre que ya estaba desnudo y le preguntó por las misericordias, "son una especie de ménsulas con una inclinación de unos 45 grados que se ponían en los bancos de los coros de los templos, para que los canónigos o los monjes pareciese que estaban de pie aunque en realidad dejaban descansar sus cuerpos en esos asientos disimulados. En este caso, en cada misericordia hay atornillado un dildo de buenas proporciones, si te quieres dejar caer tiene que ser dejando entrar el dildo en tu culo. Está todo pensado para el dolor y el placer. No hay gozo en esta vida sin llanto. Pero vamos dentro, que ya tienen que estar nerviosos y nosotros ya estamos desnudos.

"Parece que no ha pasado el tiempo, es como cuando fui por última vez al instituto, solo que aquel día hacia calor y hoy hace algo menos" Andrés estaba nostálgico de aquellos días en los que yo a mis seis años veía embobado salir a mi hermano mayor, muy mayor para mí entonces, con su mochila llena de libros camino del instituto. Yo empezaba a ir al colegio, donde conocí por cierto a Carmelo. La verdad es que siempre nos llevamos bien hasta que entramos en el instituto. Empezamos el atletismo en el último curso del colegio y los dos corríamos los mil quinientos en unos segundos menos que los que se atrevían a correrlos y por eso, durante ese verano antes de empezar el instituto estuvimos entrenando y siempre que acabábamos, me cogía del cuello e intentaba hacerme cosquillas y luego en las duchas siempre tenía un comentario para mis genitales en plan gracioso y luego la enemistad, no lo entendía y lo entendí cuando me declaró sus sentimientos y entonces muchas actitudes tuvieron explicación. "Os quiero mucho a los dos. Joder, que casi me empalmo" y Andrés se echó a reír de su misma ocurrencia. Nos llevaba cogido a cada uno echándonos sus brazos por los hombros y de vez en cuando echaba la cabeza a derecha e izquierda para rozarnos las cabezas en señal de afecto. "Buff, que deteriorado está, chicos" pasamos por delante del instituto y se apreciaba en su fachada las heridas del tiempo que nunca se reparaban. Entramos en el parque y Andrés se detuvo mirando en todas direcciones. "Que recuerdos me trae este bosque, bueno, ahora parque, estas veredas tan coquetas nada tienen que ver con aquellas sendas entre los arbustos abiertas a fuerza de un paseo y otro, muchas veces tapizado de condones usados de los polvos que echabamos cada vez que podíamos encontrar a alguien", "espera, espera, Andrés, ¿Por aquí venían chicas a ver si encontraban un chaval de catorce o quince años? Carmelo, no sabía nada de la confesión que me hizo Andrés, de ahí su pregunta. Andrés, me miró a mi, ladeó la cabeza un poco, chascó la lengua, sonrió y abrazó a Carmelo, "No has debido darte aún cuenta. ¿No has venido a este parque nunca a ver si encontrabas una polla que llevarte a la boca?" Carmelo me miró horrorizado, como si lo hubiesen dejado desnudo en medio de la plaza, luego miró implorante a Andrés intentando dar una respuesta, pero Andrés continuó, "Carmelo, cariño, yo soy tanto o más maricón que tú. Ya me ha dicho Alex todo lo que ha pasado. Al parecer él acaba de descubrir que es bisexual y no se ha escandalizado, lo ha disfrutado. Yo os veía a los dos de críos y me escandalizaba de desearos, comeros, por eso me fui, pero ahora he vuelto y a ti Carmelo te quiero comer entero" mi hermano empezó a acariciarle el paquete y a sentir como crecía bajo su mano. Luego se acercó a su cara y le besó en los labios. Carmelo, se embaló y directamente desabrochó la bragueta de Andrés cuya polla saltó del vaquero al no llevar ropa interior. Carmelo se agachó de inmediato y se metió la polla en la boca. Tuve que ser yo el que les dijera que dejasen de hacerlo tan a la vista, que nos dirigieramos más a la espesura cerca del río. Andrés cogió por la cintura a Carmelo le estrechó contra él y nos internamos hasta llegar a un claro rodeado de arbustos. No se apreciaban pisadas de nadie ni condones usados. Nada más llegar como dos dementes se empezaron a desnudar hasta quedar como dos animales salvajes entregándose el uno al otro. "Alex, únete a nosotros" Carmelo quería el premio gordo y el bote también. Le dije que así en seco sin la presencia de un coño como el de Marta no me apetecía del todo. Si disfrutaba viéndoles gozar a ellos, pero no terminaba de morbosearme. Andrés hubiera deseado sodomizar a Carmelo hacia diez años y su mismo deseo le asustaba. Ahora, lo tenía a su alcance y con todos los pronunciamientos del chico. Fue él, quién se dio la vuelta y pidió a Andrés que le preñase, Andrés fue a buscar un condón al pantalón y Carmelo le pidió que a pelo, "Cuando nos conozcamos mejor, Carmelo. Vengo de Edimburgo y he follado con un vecino a veces sin condón, no se, creo que..." Carmelo insistió gimiendo de deseo y a Andrés no hizo falta llorarle mucho más. Se ensalivó el capullo y se agachó para hacer lo mismo con el ano de Carmelo pero con la lengua directamente. Luego apuntó el capullo y de un solo golpe de caderas le hundió la verga. A Carmelo le dolió la penetración tan violenta y se quejó para dar un "Siii" de conformidad inmediatamente, "si Andrés, si, dámelo todo, follame duro, quiero sentir que te tengo dentro" y en unos segundos mi hermano se vaciaba dentro de Carmelo, que casi de manera concomitante se corría igualmente, mientras gritaba que le quería. 
Cuando regresábamos a casa, Andrés llevaba del cuello a Carmelo que rodeaba la cintura de mi hermano, "solo espero que no vuelvas a irte. He estado diez años, si, desde que era un mico, deseando este momento. Quiero que me folles cada día Andrés" Mi hermano no contestó, se limitó a volver a besar en los labios a mi ya  amigo.


viernes, 6 de agosto de 2021

TODO QUEDA EN FAMILIA (4)

 

Mi madre me amonestó por las horas de llegar a comer; ¡es Nochebuena, Alex! me dijo. Iba a decirle que la fiesta era por la noche, lo dice la propia palabra, pero preferí dejarlo pasar. Tenía muchas cosas en la cabeza y la más enervante era la de que Canela acabaría por follarme, ¡un puto perro!, no sabía si podría llegar a eso. No lo sabía yo, pero mi cuerpo aplaudía groseramente provocandome una erección explosiva. "Uy, uy uy, ¿y eso pequeñajo?" No sabía de donde pero mi hermano Andrés estaba delante de mis narices mirándome la bragueta que sin poderlo remediar hacia un bulto exagerado. "Que menos que un beso y un abrazo a tu hermano mayor" Andrés tenía exactamente diez años más que yo y cuando se fue de casa a los veintiuno a trabajar en una start-up de Edimburgo relacionada con cosas de robótica. Dormíamos en la misma habitación, debajo de la cama había otra que yo sacaba cada noche y ahora no sé dónde dormiría él y su novia. Le pregunté por ella y puso cara de asco "hemos roto. La muy zorra me la encontré en mi cama con mi vecino. Me puse malo en el trabajo y llegué a casa antes del almuerzo y los pillé. Llevaba liada con él desde la semana siguiente a llevarla, aunque la culpa fue mía, accedí a un trío y a ella le gustó..., el vecino" Me extrañé de que él hiciese un trío y me contó que nada más mudarse el vecino un pelirrojo de Aberdeen le invitó a unas cervezas, luego unas pelis guarras y acabaron pajeandose juntos, "no, no te embales, a mi me extrañó que él me mirase tanto pero cada uno se hizo su propia paja. En una peli se veía a dos tíos follanse a una rubia a la vez por delante y por detrás, se lo conté a ella y fue ella la que me propuso invitar al vecino, que por lo visto sodomizaba de la hostia porque así es como me los encontré en plan doggy" entre risas le pregunté que para que querría el coño y me sorprendió "que va. Ella era la que follaba el culo al vecino con un strap-on" total, que estoy soltero y así estoy muy bien, ¿Y tú, que tal? le dije que me daba por culo todo el mundo, y no mentía, pero que bien en general. Que salía con una niña del instituto Martita que no estaba mal y que había hecho las paces con Carmelo el panocha de atletismo que siempre andaba con las mismas bromas. Resulta que me le encaré en los vestuarios y al final es que es gay y no sabía cómo acercarse a mi "¿Te lo has follado? y antes de dejar que articulase la respuesta, Andrés se confesó "El vecino que follaba con mi novia, un día que él intentaba disculparse que nos cruzamos en la escalera le dije que si quería que se lo follasen, que yo le podía haber jodido y bien, y se lo tomó al pie de la letra. Esa noche tocaron a la puerta y era él con doce latas de Ale. Me ofreció ir a su casa a ver una peli nueva y yo que estaba seco desde hacía semanas me dejé querer. La peli era de una trans que hasta casi el final no saca el rabo. La verdad es que la tía tenía un cuerpazo, era guapísima y un culo para perder el gusto. Estábamos los dos ya en pelotas y a punto y la tía que saca el tranco y me dice el vecino 'quien pudiera tener eso en el culo como ese tio' y yo que iba a reventar enseñándole la polla le dije, ¿Te vale este rabo? no pasó ni un milisegundo y ya tenía mi polla en su culo. Que pedazo de polvo Alex, de verdad, si puedes, follate a Carmelo, esa estrechez sin chorradas de esas de amorcito y te quiero, correrse y adiós muy buenas, que a veces las tías se ponen muy coñazo" Le dije que no sabía que haría, pero que estaba empalmado a todas horas, si. Y le dejé claro que yo dormía en mi cama y el sacaba la otra todas las noches y como de pasada le pregunté inocentemente que como estaba de polla el vecino. Le pillé desprevenido y contestó: "menos mal que no la tiene muy grande" y de pronto se dio cuenta de la metedura de pata. "Alex, por dios, ni una palabra" me sonreí y le pregunté que qué tal era que te lo hiciesen por detrás, "es una sensación extraña, pero toca algo por ahí dentro que desearías tener el ojete lleno siempre. Pero nada de mariconadas, que tu hermano de maricón nada. Eso es con el vecino, que quise probar a ver después de que a él pareciese que le había tocado la lotería" tranquilo Andrés, le dije, nada de nada. Si se la meto a Carmelo ya te cuento, como si quieres venir un día a casa de Carmelo a ver si él quiere ayudarte. "Tú tienes buen rabo, tu Marta estará contenta" mira, y me saqué la polla para enseñársela; estaba brillante y reluciente, me la cogió como para sopesarla, "¿Nunca te la ha mamado Marta?" eso lo dijo sin soltarla y le respondí que si pero que no lo hacía muy bien, que en el instituto decían algunos que como la mamá un tío nunca puede hacerlo una tía, y le dije si quería probar, aunque mejor que no que él tampoco tendría ninguna experiencia, y sin soltarla "Ninguna, ninguna, a lo mejor alguna vez con tres o cuatro cervezas, no se, puedo haber perdido la cabeza" pero como entonces no había cervezas por medio, mejor nos arreglábamos para la cena, Andrés, le di unas palmadas en la espalda y empezamos a arreglarnos. Saqué el estimulador de próstata y el lubricante disimuladamente y me lo inserté, pero no reparé que el mando a distancia estaba a la vista y Andrés lo vio, "¿Ahora tenemos mando a distancia para el garaje?" rezando para que no tocase el botón y como sin darle mayor trascendencia le dije que era el mando del garaje de la casa de Marta, que me lo habían dejado para dejar allí la bici y que no debería apretar el botón que gastaba muchas pilas. Y cumpliendo la ley de Murphy, apretó el botón. Sentí un estremecimiento placentero y no pude evitar poner cara de placer irrefrenable, me llevé la mano al paquete y me acaricié con los ojos cerrados, "Alex, que te pasa, parece que..., Espera, este mando es de un vibrador. Mariconazo, llevas un vibrador puesto" y le tuve que explicar algunas cosas. "Tienes dieciséis años y ¿como dices que la tiene ese Rubio? si es tan grande, te habrá destrozado, el pelirrojo de Aberdeen me destrozó el mío y me costó recuperarme, ¿cómo, como...?" Le expliqué a mi hermano la forma de dilatarme y la ayuda de mi amor propio viendo la sonrisa de suficiencia del Rubio dando por hecho que a un niñato como yo le sería imposible tragarse semejante monstruosidad. "¿Y vas a llevar eso toda la cena?" Andrés llevaba tiempo sin asistir a estas celebraciones familiares. Venian los tíos de fuera, sobre todo la tía Gladys que no consentía que ni una palabra hiciera referencia a nada ni remotamente relacionado con el sexo. Esta cena me iba a vengar corriéndome durante la cena una vez y otra "Pero para que sea más divertido yo llevo el mando y yo te controlo, Alex" Me pareció una idea excelente. Ya estaba yo al cabo de la calle que no es que Andrés dejará a la novia por follar con el vecino, más bien la novia le dejó a él por dispensar más atenciones al vecino que a ella, pero esta noche, después de la cena y con más de dos copas se lo sacaría.
La cena fue divertida y salvo un rato que Andrés dispensó demasiada atención a la hija mayor de la tía Gladys y olvidó el botón mágico, dejé los calzoncillos hechos un asco con las seguras tres corridas, que pudieron ser más, solo que los orgasmos se solapaban de lo largos que eran que yo contabilicé tres. A las doce y media Andrés alegó estar cansado de todo el día de viaje y yo le acompañé.
No le costó ningún trabajo sacar la cama nido y ponerla a la altura de la mía. Me pidió que le dejara probar el vibrador, le dije que me lo sacara y con cuidado lo extrajo, estaba limpio y le pedí que me dejara olerlo. Me gustaba ese rasgo narcisista mío de gustarme mis olores y recrearme en ellos. Antes de insertarselo a mi hermano me irrumpió en la cabeza la idea de que quizá dedido a la cercanía genética lo que jamás podría hacerme yo podría hacerlo con mi hermano y le anuncié que yo le lubricaría el ano con la lengua antes de meterle el vibrador. Se sorprendió "Eso me hizo el pelirrojo antes de metermela, ¿no te va a dar asco?" Le conté lo que hice la noche anterior probando el sabor de mi mierda mezclada con mi semen y sin decir ni pío se puso en genupectoral. Hundí la cabeza en su raja, y que placer; olía y sabía muy parecido a mi. Me demoré mucho tiempo intentando que la lengua llegase lo más profundo y a cada gemido de mi hermano para me empeñaba en llegar al lugar donde el sabor se acercase al que yo sentí mezclado con semen. Cuando me convencí de que no iba a poder profundizar más, chupé el vibrador en toda su extensión y se lo inserté. "Que sensación más agradable. Si mejora con el mando será un auténtico descubrimiento"
Le dije que se pusiera boca arriba antes de usar el botón, no quería que se perdiera ni una gota del semen de mi hermano. Empezó a dar pulsaciones y el pene que apuntaba al cielo empezó a destilar. Me lancé sobre él y lo introduje en la boca. A medida que eyaculaba yo tragaba y hacía con la cabeza movimientos de biela para que Andrés gozase aún más si fuese posible. Me tomó la cabeza con sus manos y acompañaba mis movimientos hasta que me pidió por favor que parase, que estaba sin aliento y necesitaba un respiro. Le pregunté que qué tal y en lugar de responderme se incorporó y me besó los labios. "Eres todo un experto, hermanito" y en ese ambiente distendido le hice la pregunta. "Y tu porqué crees que me fui tan lejos a trabajar. Si, tenía novia, quería convencerme que tú no eras mi obsesión. Cuando me fui tenía tu edad ahora y tú solamente seis años y así y todo me obsesionabas, no sabes la cantidad de pajas que me he hecho fantaseando que te metías en mi cama y me la mamabas cómo has hecho ahora, pero eras un crío y mi deseo una cabronada, preferí irme. Siempre te tenía en mente, sobre todo aquel verano que te dio por dormir desnudo lo pasé mal. Por eso cuando Duncan, el de Aberdeen me invitó a su casa a ver una porno y me dijo que eligiese si straight, gay o trans, me vi en tal aprieto que le dije que yo trans no había visto nada y me respondió con toda naturalidad 'Vale, eso es lo que dicen todos los que no se atreven a decir gay, eres gay, ¿verdad? pero bien dentro del armario, pues te voy a poner una de straight seducido, que te vas a correr. Ah, y por el sofá ni te preocupes tiene ya más corridas que la cama de una puta' me ayudó mucho y hemos follado mucho y me estoy reconciliando conmigo mismo, porque me odiaba por sentir así, gracias a Duncan. Ahora, eso sí, no quiere saber nada de formalidades ni votos. Me dice: 'tu folla a tu aire y yo al mío y si un día tercia, follamos los dos, esa es la única forma de seguir siendo amigos', y esa es toda la puta verdad. Ahora me queda el trago de decírselo a los viejos, a ver cómo se lo toman" Para cuando me dijo esto yo ya estaba llorando a lágrima viva, me abracé a él muy fuerte y no paraba de decirle que le quería. Acababa de encontrar un amigo y un hermano. Le dije que al día siguiente había quedado con Carmelo para contarle lo del Rubio y eso y que se venía conmigo y si hacíamos un trío, pues de puta madre y si no pues también. "Siempre me gustó ese pecoso pelirrojo y cabrón. Cuando conocí a Duncan, se me pintó enseguida ese niño. Lo que daría por follarle" Nos echamos a dormir y me prometí que haría lo posible para que Andrés se liase con Carmelo. Esa noche dormí como un bendito.

jueves, 5 de agosto de 2021

TODO QUEDA EN FAMILIA (3)

 

"Creo que ha llegado el momento. Hasta ahora yo era el padre de Marta y a partir de ahora, Alex, Ramiro; y mi mujer Marisa"
Una vez que el Rubio había consumado mi destroy asshole, que tampoco fue para tanto, yo estaba entusiasmado con mi ano enorme. Los bordes se habían evertido un poco hacia afuera y ahora en lugar de adivinar un agujerito circular que se cerraba frunciendo la piel, se veía una línea craneo-caudal de unos dos centímetros de largo orlada por el esfínter dilatado ya para siempre y que me sentía como ocupaba sitio entre los dos carrillos del culo, una sensación, por otra parte tan gratificante que ya deseaba saber cuándo sería la siguiente sodomización.
Pregunté intrigado por eso de la mazmorra y si tenía que ver con el famoso juego de dragones y mazmorras. Ramiro empezó la explicación.
"La familia de Marisa y la mía eran vecinas. Marisa llegó a la barriada con diez años, cuando yo tenía trece. La madre de Marisa parece que se quedó prendada de mi padre. Cuando mi madre salía a trabajar, era agente inmobiliaria, la madre de Marisa entraba en casa con cualquier excusa. Congeniaron muy bien mi padre y la que sería mi suegra. Cuando tenía catorce años entré en el dormitorio de mis padres y la madre de Marisa tenía puesto un strap-on y sodomizaba a mi padre. Me quedé paralizado e hipnotizado a la vez. Miraba pero no veía, no entendía el cuadro; mi padre debería estar detrás follando a la madre de Marisa, hasta que me fijé bien en las correas que llevaba la mujer y de pronto tome conciencia de que daban por el culo a mi padre y me empalmé como nunca; pero ellos lejos de cortarse me invitaron a unirme. Yo ya he dicho que me había empalmado de forma instantánea y la madre de Marisa me indicó que me pusiera delante de mi padre con la polla fuera para que me la mamase. Nunca antes había tenido una relación sexual con nadie y menos me habían hecho una mamada. Mi padre me la hizo y creí morir de placer y aún más excitado cuando vi que no escupia mi lefa, se la tragaba. La madre de Marisa se corrió follando a mi padre, supuse que porque el cacharro de follar debería tener alguna especie de protuberancia que le masajeaba el clítoris con cada arremetida, al verme a mí correrme, y rápidamente se colocó bajo mi padre que se la clavó para correrse él. Total que conocí este incesto con catorce años. Cuando Marisa cumplió los doce su madre me invitó a la fiesta de cumpleaños, en la que estábamos curiosamente, ellas dos y yo nada más. Su padre me dijeron que no podía venir. La madre de Marisa me invitó a que me sentara entre ella y la niña, y para mí criterio estábamos demasiado juntos. La madre de Marisa le dijo a la niña que pusiera algo en la televisión y lo que apareció en pantalla era un negro descomunal clavándosela por el culo a una rubia muy menuda. "Te acuerdas Marisa lo que me dijiste" Ramiro interrumpía su relato recabando la ayuda de la madre de Marta "Claro que me acuerdo, te dije: 'espera un momento' y al poco regresé con un dildo negro y vibrador que mi madre me estaba enseñando a utilizar. Y te dije, esté ya me entra por el culo, y mi madre dice que tú aparato también me entraría" Yo volvía a estar empalmado, eso era evidente, seguíamos desnudos. Yo miraba al Rubio que allí seguía con su rabo bien tieso y miraba a Ramiro, que sin las medidas del Rubio tampoco estaba mal. Continuó Ramiro "y la madre de Marisa sin ningún apuro me desabrochó el pantalón y me hizo quitármelo con el calzoncillo, me cogió la polla y miró a Marisa diciéndole que estaba bien dura, y Marisa..., espera Ramiro, lo voy a hacer como fue. Llevaba una faldita plisada sin bragas, me la levanté y me senté, ¿ves? así" y se metió la polla de su marido por el culo "aún me da escalofríos recordar lo dura que la tenía, mi madre entonces cuando me había entrado entera me masajeó el clítoris hasta que me corrí que con los espasmos del orgasmo debi hacerse correr también a Ramiro" y en ese momento no pude aguantar más y me levanté, les pedí disculpas y fui a sentarme sobre la columna dura del Rubio. Me entró como un lingote de plomo en un cubo de agua. Sentía que me mareaba de gusto al comprobar la dilatación tan perfecta del ano, hasta el tope, pero en esta ocasión sin esperar más yo hice los movimientos de contorsion necesarios y sentí que se salvaba el obstáculo y si hacia unos minutos había sentido que me evisceraban ahora sentía que el placer me hacia necesitar más. Me abracé al cuello del Rubio estrechando su cuerpo contra el mío y el me sujetó de las nalgas y se levantó de la silla llevándome ensartado como una brocheta, luego se arrodilló y sin sacármela me tumbó de espaldas en el suelo y allí, cara a cara y besándome me volvió a follar pero esta vez midiendo él los tiempos. No se cómo lo hizo pero al tiempo que él se corría alcanzaba yo el orgasmo. Creí volar, explotar, morir o vivir eternamente. Estaba agotado. Cuando el Rubio se retiró, Marta se arrodilló ante mi y hundió su boca en mi culo recogiendo el semen del Rubio, luego me dijo que abriera la boca y dejó caer el contenido de su boca en la mía. Después me besó ardientemente hasta que con un: "Esto no te va a suponer mucho esfuerzo" se puso a horcajadas sobre mi boca. Le estuve comiendo el coño muy relajadamente, mordisqueandole el clítoris y excitandome al pensar que Canela se la follaba por ahí también y estaba tan tranquilo cuando sentí que una boca me aprisionaba mi pene. La madre de Marta me hacía una felación que iba a provocarme otro orgasmo y que como sucedió la noche anterior se acompañó de un calambre doloroso, pero está vez excitante. Para algo tendrían que valer mis dieciséis años, pensé para mí. Una vez recuperé el aliento me dirigí a Ramiro para que rematase la faena y me dijese que era eso de la mazmorra.
"Es verdad, nos hemos desviado, además, Alex, hijo eres tan competente que nos tienes alucinados a todos. Estábamos en el cumple de Marisa, yo follandose el culo mientras su madre se frotaba su clítoris y apareció el padre de Marisa. Sospeché una tormenta nivel 5, pero no. El padre de Marisa le dijo a su mujer que ya veía que no era suficiente el vecino sino que también quería al chico, o sea yo, y le dijo '¿ya has vendido el virgo de la niña? Lo haces para joderme, te dije que ese virgo era mío, aunque quizá te lo perdone' y se sacó la polla bien dura se acerco a Marisa y le puso el capullo en los labios. Marisa miró a su madre, como pidiendo permiso y la madre le dijo que el chico podía ser una solución. El chico era yo. Me acercó el capullo a la boca y me dijo 'Chupa chaval, y chupa bien porque hoy vas a perder el virgo que debería haber perdido está zorrita' Intenté marcharme, empuje a Marisa para levantarme pero se me agarró al cuello y me dijo al oído 'por favor, haz lo que te dice, si no me va a meter a mi esa cosa' le chupé la polla a mi futuro suegro, el mismo que está ahora encadenado en la mazmorra, ya le conocerás. Fue mi primera polla, y me gustó. Tenía la polla metida en el culo de Marisa y la de su padre en mi boca. Mi futuro suegro me dijo que lo hacía bien y que eligiese o se corría en mi boca y me lo tragaba todo y luego meaba en mi boca o directamente me follaba el culo. Preferí la boca, y hombre, Alex, no era un gin tonic, ni la meada de después un caldo, pero bueno, me excitó mi morbo. Me encantó y mientras se meaba en mi boca Marisa metió la boca también y se corrió haciéndolo. La madre de Marisa tuvo que lavarme la ropa y secarla y el padre de Marisa se empeñó en acompañarme a casa. Abrió mi madre y le dijo así, de sopetón 'aqui está su niño, chupa pollas de maravilla y debería irle poniendo al día el culete, porque me lo follo seguro, vamos, que él va a venir a buscarme' mi madre en lugar de escandalizarse le invitó a pasar a tomar algo 'al fin y al cabo somos vecinos' y a mi me mandó a mi cuarto. Pero me sorprendió que invitase a pasar a ese tío y volví sobre mis pasos. El padre de Marisa estaba enculando a mi madre. Ver esa escena me puso a mil, me saqué la polla y empecé a masturbarme. Me espanté cuando el fulano me vio y me dijo que me acercase a que mi madre me la mamase. Yo estaba como hipnotizado, me quedé como una estatua, pero mi madre me gritó 'ven a que te la chupé maricón, que crees que no se lo de tu amiguito Dimas' me dejó más helado aún, me acerqué, me puse delante de ella y me cogió de la cintura y me atrajo a ella y se tragó mi polla, chupaba con ansia al tiempo que el otro daba embestidas. No sé si ahora se la podrá estar follando abajo en la mazmorra. Han venido para estas fiestas. Tú eres competente Alex, por eso vas a participar"
¿Y la madre de Marisa y tu padre, Ramiro?
"Al día siguiente desaparecieron. Se marcharon y no volvieron a aparecer. Yo me quedé con mi madre, que con su negocio de bienes raíces se ganaba bien la vida. Marisa se quedó con su padre. Con dieciséis me enteré una de las ocasiones que me estaba follando que follaba a Marisa desde los catorce. Entonces me dió permiso para que follase con ella. No sabía que yo follaba con ella casi a diario, por el culo naturalmente, desde aquel día que él se corrió en mi boca. A pesar de que mi futuro suegro follaba y algo más, con mi madre cada uno hacia vida en su casa. Nunca se casaron, pero fueron algo más, ya lo verás cuando bajemos a la mazmorra. Ahí es donde viven su fantasía hecha realidad y te va a gustar Alex"
Era tarde ya, casi la hora de comer, así que, a pesar de que habría vuelto a gozar de la verga del Rubio no podía más que marcharme. Marta se me acercó, me dio un abrazo y me dijo que no faltase, el día veintiséis para la fiesta de la mazmorra, y que fuese pensando que Canela no iba a probar solo su culo. "Vete pensándolo, te aseguro que el sabor de la verga de Canela no es tan distinto al tuyo, aunque la tuya me gusta más en el coño" Me escandalice y se lo hice saber y ella me besó los labios y me aseguró que esos labios apreciarían antes o después el sabor del pene de Canela y mi culo conocería el poderío de su nudo. "Si te ha entrado el pollón del Rubio, te entrará la pichita de Canela"

martes, 3 de agosto de 2021

TODO QUEDA EN FAMILIA (2)

 

Cuando toqué la puerta de la casa de Carmelo me preguntaba si no sería más sensato dar media vuelta, irme a casa y olvidarlo todo. Tirar el artilugio a un contenedor y seguir mi vida anodina de adolescente medio y con aspiraciones mediocres y en eso se abrió la puerta y el pelirrojo más feliz de la tierra me echó sus brazos y me dio un abrazo en el que podía contar todas sus costillas. Me cubrió de besos y babas, porque no paraba de llorar de alegría. Por un momento creía que le tenía que coger en brazos, porque se le doblaban las rodillas de emoción. Al fin entramos a la casa, él con su brazo izquierdo rodeándome el cuello, yo le rodeé la cintura con mi brazo derecho y con en el otro brazo me deshice del suyo y se lo llevé a mi cinturilla y le dije que metiera la mano y me tocase el ojete si podía. "¿Esto qué es, maricón, que calladito lo tenías, eres un mentiroso, cabronazo, es un plug" le expliqué lo que era y como lo tenía. Cómo había sucedido en menos de veinticuatro horas y me había enganchado de tal forma que lo llevaba puesto y me tenía encandilado. Entonces Carmelo sin sacar la mano del pantalón rodeo mi cuerpo hasta dar con la polla, que estaba muy gorda aunque no dura, pero destilando constantemente el líquido filante y pegajoso. Rápidamente, me desabrochó el pantalón y lo dejó caer, prácticamente me arrancó el calzoncillo y ya tenía la polla dentro de su boca. Yo lo estaba viviendo y no podía creerlo, se me puso muy dura y busqué inmediatamente el mando del artilugio, lo tomé y apreté el botón sin medida, solo alcancé a decir que me corría para avisar a Carmelo, pero en lugar de retirarse hizo gestos afirmativos con la cabeza y metió más profundamente el miembro en su boca y empecé a eyacular. Carmelo sin dejar salir ni una gota se lo fue tragando todo y cuando acabé, se levantó hasta quedar a mi altura "Hoy si, ahora sí" me dijo y me estampó un beso en la boca que yo abrí con la mayor de las naturalidades. Me encontré con su lengua y saboree mi semen y en lugar de encontrar rechazo me excité aún más, tanto que desconectado totalmente de mi voluntad y sin haber desconectado tampoco el estimulador vi como lo más lógico agacharme, bajar el bañador que llevaba Carmelo y dejar que entrara en mi boca su polla. No me planteé, si estaba mal o bien, mi propia polla volvía a resucitar a instancias de unos calambres deliciosos que desde mis entrañas estallaban justo en el punto por donde se abría el capullo y salía la lefa. Carmelo me avisó esta vez a mi que se corría y durante una milésima me planteé retirarme pero me agarré con más fuerzas a sus muslos esperando el disparo. Y sucedió, la boca se me empezó a llenar de líquido y tuve que decidir que hacer. No lo pensé, tragué, no me disgusto y seguí tragando hasta el final en que me levanté a la altura de sus labios y nos fundimos en un beso increíble. Estaba en una nube, hasta que Carmelo se separó unos centímetros de mi cara "¿Me vas a dejar probar ese aparato?"

En un pis pas estábamos los dos desnudos en el sofá de su salón. Le dije para mayor morbo que me lo extrajese él y que no sabía si saldría manchado "Me gusta tanto todo lo que se refiere a ti que soy capaz de limpiarlo con la lengua si sale lleno de tu mierda" me coloqué en la misma posición que me puso la madre de Marta para insertarlo y me dejé hacer por Carmelo. Lo extrajo con mucho cuidado, primero liberando las bolas y luego haciendo tracción suave. El aparato fue saliendo mientras yo sentía como mi ano se iba amoldando a los diferentes calibres del inserto ya que no era uniforme. Al extraerlo del todo Carmelo quedó sorprendido "Se te ha quedado abierto el ano" y sin pensárselo más se inclinó sobre él y comenzó a lamerlo introduciendo la lengua dentro hasta que yo contraje la musculatura de forma instintiva y lo cerré "Se ha cerrado y me ha atrapado la lengua, ha sido una sensación imponente. No tenías mierda pero me quedo con tu sabor. Ya sé a qué sabes y que sepas que no voy a conformarme con que ésta sea la única vez" yo me sentí halagado y le dije que me lo acercara a la nariz, quería volver a olerlo y de forma absolutamente normal le pasé la lengua. Le dije que ahora ya sabíamos los dos el mismo sabor de mi culo. Me levanté y le indiqué que se colocase en la misma posición "Así me folló la primera vez el del campamento" busque un par de ampollas de lubricante y le unté bien el ano y el aparato, luego se lo inserté. Le pregunté que si notaba algo parecido a lo que sentía cuando le follaban con una polla "Muy parecido pero esto es como más confortable" le entregué el mando y le expliqué que hacer. La verdad es que no sé porqué volví a hacerlo pero me dejaba llevar por mi instinto. Estábamos los dos desnudos, Carmelo apretó varias veces el botón y empezó a derramar semen y yo como si estuviese acostumbrado me metí su rabo en la boca y consumí con placer lo que salía y seguí con mi lengua acariciando el frenillo y todo el capullo hasta que sintió que se corría otra vez y me avisó, pero yo ya estaba entregado, y si eso significaba ser maricón, encantado de serlo, debería haberme enterado antes. Cuando dejó de eyacular continúe lamiendolo las bolsas, el vientre hasta llegar a los pezones, en los que me entretuve aunque nunca se me hubiera ocurrido que eso pudiera ser fuente de placer para nadie, porque él gemía con mis mordisquitos. Finalmente llegué a su boca y el beso fue largo y húmedo intentando que la mayor cantidad de piel de mi cuerpo rozase con la suya. Sencillamente no quería que aquello acabase nunca. Hasta que nos quedamos dormidos abrazados sobre el sofá. Nos despertó del sueño más bonito el puto teléfono. Era la madre de Carmelo que preguntaba si yo me quedaba a cenar y que si llevaba pizza, ya que regresaba a su casa.

Alex caminando a su casa de vuelta recordaba las palabras de Carmelo "No pierdas la oportunidad, a ver qué tal folla él Rubio ese y si te parece podemos montarnos una orgia en casa de mi violador, ahora amante. Él me ha dicho, que aunque se case, nosotros no vamos a perder el contacto. Está muy pillado. Que te folle el Rubio y mañana me llamas y me cuentas y el día de Navidad quedamos" pensándolo con frialdad estábamos hablando de que hacía ni cuarenta y ocho horas que yo había tomado contacto con el mundo homo y ya estábamos hablando de orgias y chismes de folladas. No tenía yo muy claro si aparecería por casa de Marta al día siguiente, pero el recuerdo de Carmelo corriendose en mi boca por dos veces en unos minutos me quitaba todas las dudas. Entonces me metí la mano por el pantalón y me palpé el ano, hice un par de contracciones y el esfínter se quedó abierto. Pensé que por muy grande que la tuviese el Rubio a mi me iba a entrar sin problemas. Por si acaso me metería el estimulador y dormiría con él. 

Me levanté con un empalme como nunca. Me toqué el culo y ahí seguía el estimulador. Alcancé el mando y apreté el botón varias veces. La polla se me encabritó pidiendo algo más y dejándome llevar de mis instintos me llevé las manos a los pezones. Acariciarlos aumentaba el placer que provocaba el vibrador, entonces los pellizqué y empecé a correrme como si me estuviese masturbando. El primer chorro de semen me llegó a la cara y los tres siguientes me llenaron pecho y abdomen. Apagué el vibrador y me lo saqué. Esta vez sí estaba manchado, pero lejos de provocarme asco, excitó mi curiosidad, lo olí para desentrañar su aroma, que no me estaba siendo desagradable y con un dedo recogí un poco. Lo miré y remiré, volví a olerlo después de restregarlo entre dos dedos y estuve dudando si probarlo o no. Me conformé con seguir oliendo y de pronto ese olor me provocó una erección potente, pero no tan explosiva. Con los dedos manchados de mierda los hice resbalar por el frenillo y luego por todo el capullo. Imaginé a Carmelo chupándome la polla en esa situación y se me desencadenó un segundo orgasmo aunque ésta vez el semen salía manso por la uretra y resbalaba por el fuste hasta mojar el vello pubiano mezclado con la poca mierda que arrastraba. Y entonces si, no me pude substeaer a la tentación y con los dedos manchados de mierda recogí semen de mi pubis y me lo llevé a la boca. Era un sabor mezclado con el otro y no me resultaba repulsivo, pensé en el culo de Carmelo inmediatamente después de haberme corrido dentro de él y a Marta chupándole y luego besándome. Otro orgasmo se me precipitó pero está vez venía envenenado, porque en lugar de placer sentí como si una aguja se me clavase desde dentro del ano hasta el capullo similar a un calambre doloroso que no cesaba ni sabía cómo hacerlo terminar. De un salto me bajé de la cama y me senté en la taza del váter, hice fuerza y cagué gran cantidad que al salir extinguió el calambre dejándome por dentro una sensación dolorosa. Tenía la impresión de que estaba entrando en un laberinto peligroso del que no es que no supiera salir, es que no quería hacerlo. Quería saber y hacer más. Iría después de desayunar a casa de Marta, a ver qué era eso del Rubio.

Toqué el timbre del chalé de Marta y esa ocasión no estuve en la incertidumbre de salir corriendo o no. Sentía el ano presente entre mis glúteos y eso me encantaba y me daba poderío, me sentía fuerte, no el pardillo acobardado que el día anterior se masturbaba mirando por una rendija. Finalmente abrió Martita que llevaba puesto un pijama enterizo que se cerraba con una cremallera que iba desde el escote hasta la cintura, pero por detrás y como era cremallera doble podía abrirse tanto desde el escote como desde el cinturón trasero. Enseguida vi la razón de aquello. Me acerqué a darle un beso y le pregunté si llevaba ropa interior "Y tú tampoco" me contestó sonriente. El padre de Marta me llamó desde su despacho, entré y estaba desnudo como su mujer, "Te puedes desnudar aquí, el Rubio tiene que estar a punto de caer" Eso me pilló descolocado porque no esperaba esa ausencia de preámbulo, "¿Traes puesto el vibrador? no, no importa. Martita sube a mi cuarto y bájate un vibrador de los grandes. Ah, y una colita de mascota, para luego" pregunté que qué era eso de la colita y me contestó que ya vería qué cosa más divertida, "A ver, agáchate que te vea el ano, a ver cómo va. ¿Porque seguro que lo has llevado casi todo el tiempo? Claro, es muy difícil sustraerse. Es para ver cómo te va a ir lo de la colita" Empezaba a estar descolocado otra vez. "Lo que imaginaba, perfectamente dilatado. El Rubio te va a dar un placer al que te vas a aficionar" Llegó Marta con una especie de dildo con un extremo como de cola de zorro y el vibrador. La cola tenía el dildo demasiado grueso para mí criterio y así se lo hice saber y entonces fue Marta la que me contestó dandose la vuelta y enseñándome su cola que ya llevaba puesta "Ves, tonto, yo también soy una zorrita, como tú en cuanto te lo pongas" y entonces el padre preguntó intrigado "Te habrás puesto una irrigación, espero" y recordé como hacía deslizar la mierda entre mis dedos, como la olía y embadurnada con ella mi capullo. Le dije que había cagado mucha cantidad, pero me dijo que le acompañase al baño, que él me iba a poner un enema de limpieza y eso sería suficiente. Mientras subíamos los dos la escalera se confesó conmigo "Tienes un cuerpo precioso Alex y tú polla está bien proporcionada. Además eres muy templado para tu edad. No creas que todos los chavales a tu edad habrían soportado esto. Pero ya Martita nos había dicho que tú eras fuerte y tenías mucho recorrido. Y por cierto, te has fijado que tus pezones se merecen un piercing" llegamos al baño y de un armario sacó una botella de cómo medio litro, me dijo que me tumbase del lado izquierdo sobre una alfombrilla que había y me dijo que cerrase los ojos y respirase acompasadamente. Sentí como algo se abría paso dentro de mi "Mantén la calma que hasta unos diez minutos vas a aguantar. En cuanto veas que las ganas son extraordinarias te sientas en el vater y sin prisas dejas que salga todo. Luego te das un duchazo y cuando estés, bajas" No sé cuánto aguanté, lo que si es cierto es que estar tirado en el suelo de un cuarto de baño ajeno y desnudo me calentaba y en mis elucubraciones estaba cuando me dio un retortijon que hizo que tuviese que reunir todas las fuerzas que me quedaban para poder levantarme y llegar a la taza del váter. Yo creo que solté un hectómetro cúbico de líquido. Poco a poco los retortijones fueron cediendo hasta que a los quince minutos no sentía ningún dolor. Entonces me di una ducha y bajé. Escuchaba una voz nueva, debía ser el Rubio. Entré al despacho y allí estaba sentado en una silla, recostado sobre el respaldo haciendo gala de sus atributos. Me miraba con suficiencia y eso me enervó. Cómo diciendo a este niñato le voy a destrozar el culo y se va ir con el rabo entre las patas. Tenía un pene de por lo menos veinticinco centímetros y grosor en consonancia. Daba miedo ver esa polla enorme apuntando al cielo, pero me tocó la moral, sobre la mesa del sofá había una botella grande de lubricante, sin dejar de mirarle a los ojos esbozando una sonrisa cínica me fui a la mesa me llene las manos de lubricante y me fui para él. Me lubriqué el ano mientras me acercaba y con las dos manos le lubriqué su arma. Luego sin apartar la mirada de sus ojos le cabalgué apuntando su terrible arma a mi ano y me dejé caer. Al principio me dolió, aborté la caída, me levanté un poco y me dejé caer otra vez y en esta ocasión apretando los dientes y sin intención de abortar la operación. Sentí como me rajaba durante un instante y luego todo fue fácil hasta media polla que parecía que topaba con algo. El Rubio entonces, con sabiduría y sonriendo se removió en el asiento y me movió mi cuerpo al tiempo y sentí en ese momento que el obstáculo desaparecía y la sensacion de que me desollaban y me sacaban las entrañas. Sentí náuseas a la vez, pero no mudé el gesto y poco a poco la sensación fue desapareciendo hasta que noté sus muslos tocar mis nalgas. En ese punto le eché los brazos alrededor del cuello, me incliné sobre él y le di un beso como había aprendido con Carmelo. Estaba metido en faena con el Rubio cuando sentí que me tocaban el ano, miré hacia atrás y era el padre de Marta que se cercioraba de que toda estaba dentro. El Rubio se apartó de mi y mirando por encima de mi hombro sonrió al padre de Marta, "el chaval lo ha conseguido cosa que contigo nunca ha podido ser" y entonces empecé a moverme arriba y abajo arriba y abajo y comenzó la misma sensación que con el estimulador pero mucho más pleno, más recio, aunque de una intensidad menor, aunque las señales que mandaba el ano tan dilatado suplía la intensidad del vibrador. Estaba terriblemente empalmado y muy metido en el placer que me proporcionaba el Rubio pero pude ver de reojo como el padre de Marta le quitaba la cola de zorro y la sodomizaba y en ese momento sufrí el orgasmo más largo e intenso que haya podido volver a experimentar. Agotado del esfuerzo y chorreando semen por las piernas Marta se acercó con la cola de zorro y me dijo que me la pusiera, le pregunté que con que objeto y me dijo que sus padres habían decidido dejarle bajar. "Nunca te he hablado de el padre de mi madre ni de la madre de mi padre, mis abuelos, porque yo tampoco sabía que existían hasta hace horas. Cuando intentaste salir por aquella puerta y te dijeron que no, fui yo quien pregunté. No me lo querían decir, pero le di un argumento a mi padre imbatible: tu puedes sodomizarme cada vez que quieras, que me gusta, de acuerdo; pero si puedo tener tu polla en el culo porqué no puedo entrar en una habitación de mi casa. Mi padre me dijo que no era una habitación cualquiera. Era una mazmorra con todo lo que eso conlleva y tus abuelos viven allí encadenados por voluntad propia"