jueves, 30 de abril de 2020

CHANO - III -


Chano, según pasaban los meses se iba afianzando en su puesto. Los jefes le tenían en la mejor estima, pero su vida sentimental, emocional y sexual no tenía el mismo exito. Con Leonard quería mantener distancia, su presencia, siempre tan lúdica y desenfadafa le producía ansiedad. Sentía que su actitud era como si le obligase a tomar postura de acuerdo a aquella maldita conversación preñada de alcohol y equivoco. Le ponía nervioso pero le agradaba su presencia, era todo contradictorio con Leonard. Algun día tendría que cerrar aquel capitulo abierto sin su consentimiento.
Luisa era otra cosa. Los fines de semana en su casa menudeaban. El sexo con ella era cada vez más satisfactorio. Habia hecho ya natural aquella actividad de pasearle a Luisa su lengua del sexo al ano, y de hecho, demorarse en el ano era lo más gratificante de todo, y sobre todo que ese sitio de la anatomía no le parecia en absoluto repulsivo; le gustaba olerlo y restregar su cara por él, demorar la lengua y succionar besando con sus labios los labios que conformaban aquel orificio, que en Luisa, por mor de las muchas sodomizaciones muy repetitivas se veian como unos pliegues gruesos y carnosos. En ocasiones, Chano se aventuraba con dos o tres dedos dentro y especulaba con la idea de poder llegar a meter la mano. Para Luisa era tambien muy placentero porque la lengua de Chano se volvía cada vez más experta. Cerraba los ojos y se imaginaba que el ano de Luisa se abría y no solo metia el puño como un pene gigante, también le cabía la cabeza y eso le mareaba de placer. Cuando llegaba a semejante ensoñación sucedía necesitaba sodomizar a Luisa que cuando sabía que eso iba a pasar le animaba a follarla por el culo y a que la penetrase con dolor. Lo peor es que las ultimas veces, cuando Luisa le instaba a ser penetrada, tenía un plus de placer si ella chillaba de dolor. Pero el ano cada vez más relajado impedía que los gritos de dolor fuesen muy estimulantes. Y ultimamente cuando podia penetrar en el culo de Luisa con tanta facilidad solo podia pensar en un ano nuevo que fuese tan estrecho como el de Luisa al principio.
Todo cambió un día. Fue un día que parecía que iba a transcurrir rutinario y fue esclarecedor.
Había quedado en casa de Luisa el viernes por la tarde para pasar todo el fin de semana. Eso equivalía a pasar todo el finde en la cama. Luisa cada vez estaba mas quedada con Chano y no veía el momento de vestirse si tenía a Chano a su lado pidiendo protagonismo con el pene que le iba ha estallar de excitación.
Ese día estaban calentandose los dos. Desnudos en el sofá, él dándole a Luisa pequeñas y rapidas palmaditas en las ninfas, color carmesi y esponjosas, que se mantenian muy separadas, de par en par, no solo por el castigo de la mano de Chano, sino por su creciente locura de placer, dejando ver su tono rosado fuerte señalando el camino hacia dentro de su cuerpo.
Ella pellizcaba sin miedo los pezones de Chano, que cuanto mas dolor percibia mas intenso tenía el deseo de penetrar a Luisa.
(Lo de los pezones fue otro descubrimiento que nunca podría agradecer del todo a Luisa. El nunca había reparado en ellos, los tenia planos como una marca en el centro de la areola. Nunca habría imaginado que cuando Luisa comenzó a acariciarselos, éstos empezasen a separarse, como un pequeño habón, de la areola y el roce se volvía lo mas excitante que había experimentado nunca. Con los roces, pequeños pellizcos al principio, y pellizcos rudos por último sus pezones habian tomado cuerpo y eran fuente inagotable de placer para él)
Empezaron un sesentaynueve y de pronto Chano sintió un estimulo diferente y dulce. Sentía la lengua de Luisa en su ano. Nada le había excitado tanto nunca, al punto de decir susurrando a Luisa que le metiese la lengua, que necesitaba más. Siguieron asi un rato estimulandose sus anos el uno al otro, hasta que Luisa se movió y le dijo que esperara un instante que enseguida volvía. Con los ojos cerrados y sus dedos lubricados Chano se aplicaba a estimularse el frenillo chorreandole precum el glande, con la piernas elevadas y bien separadas, dejando el ano bien expuesto.
Sintió otra vez que la lengua de Luisa, aunque con otra textura, volvia a estimularle y de pronto empezó a vibrarle la lengua. Se levantó a mirar que pasaba y Luisa tenía en la mano un dildo vibrador.
- ¿Que vas a hacer con eso? preguntaba angustiado
- Tranquilo cariño. No te lo voy a meter si tu no me lo pides - y siguió estimulando.
Chano se dejo hacer y no comprendió la razón ultima de aquel cambio.
Luisa lubricó el ano de Chano con una vaselina especial muy filante.
- Espera, espera, espera - dijo alarmado Chano - ¿que vas a hacer, tu te has creido que soy maricón?
- Yo se muy bien que no lo eres. Pero ¿Cuantas veces me has dado por el culo tu a mi? Cuarenta, cincuenta, no, más a buen seguro. Quiero que aprendas a gozar del punto P, y yo te lo voy a enseñar. Confía en mi - y con estas palabras le selló los labios con los suyos.
Despues de lubricar a conciencia comenzó a insinuar el dildo vibrando lentamente.
- ¿Sientes dolor, cariño?
- No, no, no duele, es raro, es una especie de placer-tensión que nunca había experimentado. No me disgusta. Sigue, a ver.
- Está todo el dildo dentro - Chano enarcó las cejas de sorpresa, porque no se había daso cuenta que le había penetrado -  voy a hacerlo vibrar a toda potencia a ver que sientes.
- Si pero vibración nada más,  no siento como entra y si empujases yo creo que me podrías meter el puño.
- ¿Quieres que lo intente?
- Nooo, joder, que tu eres capaz y me veo en el hospital.
- Pero ¿no notas una especie de placer como de que viene el orgasmo?
- No
- Entonces voy a cambiar el dildo. Voy a utilizar uno mas grande y rugoso. No te molestará y el placer te va a resultar adictivo. Verás.
- ¿De qué tienes tu tanto consolador?
- Chano, he pasaso muchos meses sola - le dijo como resignada.
Luisa desinsertó el vibrador y enseñó a Chano un consolador de silicona mas grueso que su propio pene.
- ¿Eso me vas a meter? Tía, me vas a matar.
- Que va. Este finde me lo vas a pedir de rodillas. Y mas gordo; pero descuida, este es el más gordo.
Luisa lubricó el consolador con la misma vaselina y comenzó a introducirlo.
- Mmmm, que sensación mas agradable.
- Tienes ya el ano domado y bien abierto. Ahora lo voy a meter del todo y me dirás.
La mujer terminó de meter el dildo completamente y empezó a girarlo a derecha e izquierda.
- ¡Ahí, ahí, que placer! Sigue manejandolo, mete y saca, mete y saca, que placer me sale semen pero no es orgasmo, no se acaba el placer, joder, me agota tanto placer, sigue, sigue.
Luisa dejó el consolador firmemente insertado y se inclinó sobre el pene de Chano y con su boca de seda terminó de provocar el orgasmo. Luego, como otras veces compartió el cum con su novio a traves de un torrido beso.
No fue la ultima vez que lo hicieron. Si, era adictivo. Chano deseaba que le volviese a insertar el dildo grande.
- ¿Y hay cacharros de esos, pero mas grandes? - preguntó en una de las pausas en la que no estaban sexualmente activos - es curioso, Luisa, tengo la sensación de que necesito tener el ano dilatado y la prostata excitada desde dentro.
- A vosotros los tios, os es mas placentera la sodomización que a nosotras, por la prostata. Yo no me explico como no lo habeis descubierto antes. Tenéis fijación con culearnos, perdiendoos la oportunidad de gozar mucho mas prolongadamente aunque de menor intensidad. El placer que gustáis por el culo es mas parecido al nuestro del clitoris. Prolongado y que deja sin aliento. Es un placer dulce y sereno, hasta que provocais el orgasmo con la puta impaciencia, en que todo se acaba.
- ¿Ahora, no se me caerá la mierda? A ver si se me sale.
- Tranquilo, a mi no se me sale y mira que me la clavas en el culo.
Chano se habia apuntado al club de la retaguardia. No quería pensar en eso, pero el sabía que a partir de entonces iba a tener que bregar con el deseo de ser penetrado, iba a echar de menos el placer de la estimulación prostatica.
El sabado transcurrió serenamemte tocadose el ano para comprobar su estado de dilatación. Cuando Luisa estaba en otra cosa se intentaba mirar con un espejo. Tenia narcisismo de ano, se dijo. Estaba feliz, gozaba del ano y no era maricón, algo que le preocupaba antes cuando tocandose en los momentos de molicie le agradaba sentirlo.
El domingo a la hora del aperitivo llamó Leonard.
- Claro, veniros a comer Gala y tu - dijo muy festiva Luisa.
- ¿Va a venir Leonard?
- Si, y así conocerás al fin a Gala.
- Pues yo no tengo ganas de conocer a nadie y menos con Leonard por medio.
- Ya verás, Gala es una chica muy competente, muy simpatica, Leonard está que se muere por ella. Y yo no se la manía que le tienes a Leonard. ¿Tu no habrás tenido algún asuntillo raro con él?
Chano negó muy lentamente con la cabeza, más como signo de incredulidad ante lo que estaba escuchando que como negación culposa de lo que ya habia sucedido. Tenia la sensación de encerrona. Por alguna razón Luisa le queria en el mismo sitio a Leonard y a él, no queria saber porqué, pero no le gustaba y después del sábado que habían tenido, temía que Luisa jugase a ver como le metían un dildo de carne y sangre.
- Me voy Luisa. No me apetece socializar ahora. Yo pensaba pasar un domingo en el paraíso los dos juntos, explorandonos y alumbrando posibilidades de hacernos cada vez más cercanos compartiendo hechos inconfesables para los demás, complices de nuestras parafilias que estrechas en nuestros vínculos. Me voy a casa. Además así adelanto algo de trabajo; mañana hay una modificación en la cadena de montaje.
- Tu no me irás a hacer esa pautada Chano, dejarme tirada.
- No es dejarte tirada, tu tienes tus compromisos y a mi no me apetecen esos compromisos. Nada más. Te lo pasarás bien con Leonard y Gala.
- Está bien. Vete. Como tú quieras, pero no esperes que nuestra relación se mantenga como hasta hoy. Trabajamos en el mismo sitio y esa será nuestra relación a partir de ahora.
Chano se vistió, recogió sus cosas y antes de salir quiso dar un beso a Luisa. Ella le retiró la cara.
- Estaba ilusionada. No pudo ser. Lo siento. Mañana nos veremos en la oficina.
Chano no quiso replicar, humilló la vista y cerró la puerta tras él.

lunes, 27 de abril de 2020

CHANO - II -


- Venga, tío, no seas rata. Cuentame como fue y no ahorres detalles.
Estuvo dudando si acercarse al bar donde había quedado con Leonard o no, para finalmente decidirse, no porque le hiciese mucha gracia sino por la palabra dada; no habia interés por relatar nada más, que tuvieron sexo placentero y punto final.
- Ya te lo he dicho. Fue un polvo de entrada que mas que nada fue una mamada muy bien hecha, porque eso hay que reconocerselo.., ¡que boca tiene Luisa, ni un arcada! En pleno sesenta y nueve con la excitación de tener entre los labios un clitoris de regular tamaño, que no sabía yo que los hubiese tan grandes, y duro como el pedernal supo hacerlo tan bien que no pude evitar correrme. Me dejó hecho polvo, nunca mejor dicho, y luego sucedió algo que nunca hubiera imaginado. Despues de correrme, di por hecho que escupiria el lefote por eso cuando me besó, en cuanto terminé de correrme y me di cuenta que me hacia compartir el semen. Pero, en serio, no me importó. Me preguntó que qué me habia parecido - se quedó mirando interrogante a Leonard, como si la respuesta fuese obvia.
- ¿Y?
- Pues la verdad, es un sabor raro, pero no desagradable y menos aún besando como besa Luisa, que no es por nada, pero la tía se lo curra muy bien.
- ¿Y ahí se acabó todo? Tragándote tu cum. Por cierto, ¿te has masturbado alguna vez, cabeza abajo para  correrte en tu propia boca?
- ¿Queeee? Tu estás loco. Nunca se me habría ocurrido, aunque, espera, a ver, a ver. Cabeza abajo..., ¡ah, claro! ya, ya, ya se cómo. No, pero la proxima vez pruebo.
- A ver si te partes el cuello - le dijo riendo Leonard - si tu quieres probar leche recién ordeñada, yo te puedo ayudar.
- Vete al carajo, Leonard, yo  no soy tan degenerado como tu.
- No soy degenerado, lo que no soy es prejuicioso. ¿Sabes que os pasa los heteros, bueno, supuestos heteros? Que estáis condicionados a relacionaros fisicamente con mujeres. Desnudos, delante de un tío como  no tiene donde acomodar el pene, no sabéis como comportaros y eso os agobia, os descoloca y en lugar de plantearse como podría ser ese tipo de relación, explorar, buscar, experimentar a ver, pues negais y execrais. Vaís a tener sexo y lo haceis como un automata, no cambiáis, y la mayoría "el misionero", para eso una buena paja con un aparatito de esos que simulan un coño.   Pero a los gays les pasa igual, no saben que hacer con su cuerpo ante un cuerpo diferente y lo repulsan, perdiendose una magnifica forma de disfrutar del cuerpo, la mente y de la diferencia. ¿Que diferencia hay entre una polla y un coño? Hay micropenes mas pequeños que algunos magnificos clitoris, de esos que te llenan la boca, de los que sientes en tu verga según vas metiendola. Sentir la lisura de las ninfas excitadas y esponjosas en tu lengua viene a ser como lamer el clitoris del hombre.
- ¿Clitoris de hombre, que es eso? Tu estas loco. Con tal de justiticarte...
- Se le llama a esa parte que va desde el agujero hasta el frenillo. Una zona muy pequeña pero terriblemente sensible, tanto, como el clitoris.
Tu acabas de decir que has tragado tu semen. ¿cual habría sido la diferencia si ese semen hubiese salido de otro pene?
- ¿Que no hay diferencia? La diferencia es que yo nunca voy a tener una polla delante de mi boca.
- Tu nunca te habrás planteado un beso negro ¿a que no?
- ¡Joder! Anda que no estoy yo aprendiendo hoy. ¿Que es eso?
- Pues besar o lamer el ano - y se le quedó mirando a Chano esperando la respuesta de asco o indignación - ¿no dices nada, no te sorprende. No me digas que tu...? Vaya, vaya..., ¿Con quien?
- Con Luisa - dijo bajando la voz, como disculpandose.
-¿También? Tu no me lo has contado todo. Te has dejado lo mas excitante.
Leonard pidió otra ronda al camarero pero no se le pasó por alto que Chano se acomodaba el pene que en virtud de rememorar como le lamía el ano a Luisa habia sufrido un cambio de volumen.
- Venga deja de darme envidia con tu paquete y dime como fue.
Chano explicaba como ocurrió y a medida que daba detalles el bulto del pantalón se hacia mas patente. De forma comsciente se daba cuenta de hasta que punto aquel descubtimiento suyo con Luisa le excitaba y le habría nuevos campos de placer a explorar. De pronto, sintió vertigo porque comprendio que nada le importaría que Leonard le acariciase su enorme bulto, a ver que pasaba, si todo lo que le habia dicho de la incapacidad para la relación era cierta. Y al mismo tiempo se percató de que se había producido un silencio espeso, incomodo entre los dos. Cada uno tenía su copa en la mano, Leonard mirando a los ojos a Chano con expresión divertida y él intentando desviar la mirada como si tuviese algo de lo que arrepentirse.
- ¿Que te pasa Chano, estás incomodo contandolo o es que estas empezando a comprender algo? Se cae de su peso. Una polla se diferencia de un coño, se acuerdo, pero ¿un culo, en las distancias cortas, se diferencia de otro culo? Si gozaste paseando tu lengua y tus carnosos labios por el ano de Luisa, que diferencia habría en hacerlo, por ejemplo con el mio, que además  te aseguro que está más entrenado en esas lides.
- ¡Bueno! déjate de pamplinas, que no es lo mismo - Chano se estaba irritando, se sentía cada vez mas acorralado.
- ¿Ah, no? Primero lo lubricas y luego entras a saco hasta correrte. Te aseguro que el orgasmo es el mismo y no vas a estar obligado a tocarme los huevos.
El alcohol de las copas comenzaba a cumplir su función y en la cabeza de Chano en medio de la bruma, empezaba a abrirse paso una malevola idea ¿porqué no?
- No estás obligado a nada, Chano - Leonard intuía que las defensas de Chano, ayudadas por los vapores del alcohol y las horas de la noche estaban empezando a ceder - si tu ves que no te centras o que estás muy incómodo, te vas y punto.
Chano iba a decir que si dejándose llevar de la situación pero de repente se le hizo una imagen de Leonard haciendo el sesenta y nueve con él y su boca acercándose al ano, y cambió radicalmente. Se despejó incluso.
- Mira, Leonard, deja las tonterías para otro día. Quédate con tu culo y déjame a mi con mi imposibilidad de relación porque la  unica que quiero es con una tía, y mira, con Luisa no me ha ido mal. Y yo ya me voy a mi casa.
Para Leonard tocó la corneta de retirada de forma contundente.
- Claro, claro, faltaría más. Eran todo hipótesis. Venga tío hasta el Lunes.
Para Chano el sábado  fue un ir y venir de una habitación a otra sin saber porqué con el martilleo en su memoria de la imagen del periné de Luisa yendo de ano a genitales, salvo que en lugar de lamer ninfas o clitoris en su imaginación el clitoris era enorme y él rehusaba meterselo en la boca, aunque Luisa gimiendo le impulsaba a hacerlo, sabiendo que era en realidad un pene, pero no por eso su erección disminuía. Cuanto mas quería quitarselo de la cabeza, mas nervioso se ponía.
Tomó la determinación de llamar a Luisa.
- ¿Quien es? - una voz familiar aunque desconcertante le preguntaba.
- Perdón, he debido equivocarme, - contestó muy corrido - preguntaba por Luisa, perdone, perdone.
- ¿Chano, no me has conocido? soy Leonard. ¡Que estuvimos tomando copas anoche!
- ¿Donde he llamado yo? Perdona Leonard.
- No, no cuelgues. Es que he venido con mi pareja a casa de Luisa. Espera, ahora se pone, que está con Gala. Bueno, Gala es mi pareja.
- ¡Pero...!
- Si una chica guapisima, no te sorprendas, recuerda, soy bi.
- ¿Chano? soy Luisa. Dime, que querias, comentar lo del otro día. Anda, vente a casa, está aqui Leonard y su novia Gala. Venga, vente.
- No se, demasiada gente. Bueno, ya veré, si llego llegaré. Hasta luego Luisa.
Colgó el telefono. Se sentía mal. Era como si una nube espesa le nublase el interior. Queria gritar, queria llorar. En otras ocasiones ante situaciones así el llorar amargamente sin consuelo obraba el milagro del perdón. No sabía de que era culpable, pero se sentía peor que si hubiese asesinado a un niño con sus propias manos. Necesitaba purgar esa pena que le devastaba el alma. Casi de forma automatica buscó en su ordenador Tchaikovsky intentando alcanzar ese tristisimo tercer movimiento de la sexta, pero se le vino al cursor el concierto numero 35 para violin y orquesta. Conectó los buffles y picó con el ratón la selección.  Fue empezar a escuchar los primeros compases del violin expresando en sonidos armonicos todo lo que a él se le amontonaba en el alma y sentirse reflejado como en un espejo en tres dimensiones. Empezó a llorar sin consuelo, tampoco quería ninguno. Sentia que estaba expiando una culpa, no sabia que culpa, pero las lagrimas manando sin fin de sus ojos y el dificultoso respirar debido a la compulsión del llanto le hacían ser el más feliz del mundo. Empezó a rememorar sin proponerselo los acontecimientos de las ultimas horas con Luisa, con Leonard y nada tenía ningún valor. El universo entero se concentraba en aquellas notas musicales que le infiltraban su cuerpo todo y le elevaban a categoria angelical. No necesitaría ni alas. Empezó a sentir como amaba a todos pero desprovistos de cuerpo. Sentía amor incluso por su padre que le negó el conservatorio, y era gratuito, con aquella frase que le desgarró el corazón: " Otra mariconada de las de tu madre " pues hasta eso era disculpable.  Tenia ganas de salir corriendo y decirles a todos lo feliz que era, lo que les quería, que nada debia hacernos apartar de nuestra felicidad. Con los ultimos acordes del violen la musica calló y el silencio como un velo tejido por angeles le cubrió. Chano sin proponerselo entró en un reparador sueño.

- Al final no viniste - dijo Luisa en cuanto entró en el despacho - Gala se quedó con las ganas de conocerte, y Leonard estaba ilusionado por que cenasemos juntos.
- Pues verás - contestó muy pausado - estaba muy flojo, me senté, puse música y me quedé frito. Me desperté cerca de las diez, pedí una pizza, me la comí como si me acabasen de rescatar de una isla desierta, estaba tan relajado y...
- ¿Cómo después de..?, tu ya sabes
- Después de qué decías - entro en ese momento Leonard - hombre, Chano, nos quedamos esperando.
- Ya le he dicho a Luisa.
- Pues nos lo pasamos muy bien, sin follar, no te creas..
- Leonard - levantó la voz Luisa - no seas más guarro
- Que manía tenéis los españoles con asociar sexo y porquería - dijo muy cargado de razón Leonard - cuando practicar sexo es la cosa más  limpia y bonita que hay. Está todo el mundo desnudo y no hay forma de engañar en las emociones. Es lo más inocente y bonito que hay. Yo lo siento así.
- Bueno, ya está  bien, a trabajar que tenemos una semana cargadita - zanjó la conversación Chano, que además de sentir que estaban perdiendo un tiempo que era de la empresa le planteaba demasiadas interrogantes que le ponía muy nervioso en ese momento resolver.

jueves, 23 de abril de 2020

CHANO - I


Siempre fue brillante.
Desde la escuela ya sobresalia. Chano, como se le conocía en la familia, hizo su ingenieria de forma meritoria y ya en cuarto una empresa aeroespacial trasnacional le captó. Su vida era estudiar, primero porque le gustaba y segundo porque quería sobresalir.
Y mas que sobresalir, salir de esa familia que no le entendía. Una familia muy trabajadora pero para la que todo lo que no supusiese esfuerzo físico, necesitar una limpieza a fondo al final del dia o tener las manos encallecidas eran mariconadas propias de señoritos que no servían mas que para vegetar a costa de ellos que eran los que de sol a sol se partian el lomo. Su madre, Rosario con mas sentido que todos ellos además de sus tareas domesticas echaba después horas por las casas para subvenir a los gastos que caían por fuera de la beca con la que su niño estudiaba.
Cuando de la compañia aerospacial le firmaron el precontrato el padre refunfuñando aceptó pero no sin rezongar que al final iba a ser un señoritingo que no iba a poder cargar un saco de cincuenta kilos. Rosario no cabía dentro de si, no tanto por el triunfo de su Chano, como por el mojicón sin manos en todos los morros que le acababan de dar a la acemila de su marido.
El primer dia que se incorporaba a la fabrica con su puesto de programador de robots de montaje, a sus veintitres años y cara aniñada, el guarda de la puerta de directivos le negó el paso y le remitió a la entrada general de obreros.
Pensó Chano en la cantidad de "padres" aquejados de estupidez aguda que existirian por el mundo. Chano insistía e insistía en que llamase a personal, explicando que sin él los robots ese día no se iban a mover. El guarda se cachondeaba de él y le seguía impidiendo el paso.
Se acercó entonces un Maseratti cuatro puertas que al acercarse a la valla se abrió al ser accionada por el guarda. Al pasar el coche se detuvo a la altura de Chano.
- ¿No entras, te da miedo? - echandose a reir
- No me deja el guarda, don Felipe. Dice que los aprendices no entran por aquí a la fabrica.
Don Felipe llamó al guarda.
- Este señor, Don Sebastian Marquez para usted, pertenece al equipo directivo. Hoy es su primer día, por eso no tiene identificación, pero su obligacion es pedirle carnet de identidad y llamar a personal. Y que sea la ultima vez que impide el paso franco a un ingeniero de esta empresa.
- Lo siento Don Felipe, no volverá a suceder.
- Montate, Chano, - le indicó su jefe - y comprate un coche para venir. Si no tienes dinero, vete a administración y que te adelanten lo que pidas con cargo a extraordinarios.
- ¿Extraordinarios?
- ¿No lo sabias? Cada tres meses y según el cumplimiento de contratos el equipo directivo recibe, en B, una cantidad. Habra de sobra para el coche que se te antoje.
- Gracias.
En su departamento trabajaban seis personas, una de ellas Luisa. No era muy alta, pero tenía buen cuerpo y además era simpatica, siempre de buen humor. Chano nunca tuvo tiempo para juegos de adolescente, le iba en ello su futuro como ingeniero, de manera que no tuvo muchas oportunidades de aprender estrategias de ligue. De haberlo aprendido se habría dado cuenta que Luisa con la sonrisa que le dispensaba y ese mohin graciosillo que le hizo, casi imperceptible le estaba diciendo que hiciese lo que quisiera con ella, pero claro, Chano lo interpretó como un cumplido de buena educación.
A las tres semanas de empezar a trabajar, Luisa tuvo que poner el turbo y presionar. Chano la volvía sencillamente loca. Y tan explicita fue en sus demandas que directamente le invitó a su casa a cenar.
- ¿Te vas a tirar a la gordita, eh canalla? - Leonard, otro ingeniero recién llegado de Belgica algo mas mayor le hacía la gracieta.
- ¿Que, que dices, hombre?, yooo, nooo
- Venga, ánimo, desde luego si fuese yo el que te invitase no te me escapabas. Tienes un polvo de antología  No hay más que verla. ¿Para que crees que te invita?
- ¡Leonard! tu, tu ¿eres gay?
- Bi, solo bisexual y ceeme que tienes un sex- appeal que te hace irresistible. Pero tranquilo yo ya tengo mi pareja. No me extraña que Luisa esté de los nervios.
La cena en casa de Luisa fue cualquier cosa menos una cena. Chano llegó a la casa y Luisa le esperaba en albornoz con una toalla a modo de turbante en la cabeza.
- Has llegado muy pronto, mira como me has pillado. No tengo ni puesta la mesa ni la cena preparada. Un desastre.
Chano tenía una botella de vino en una mano y un ramo de flores en la otra y estaba parado en el umbral de la puerta sin saber si entrar o salir corriendo. Solo balbuceaba sin sentido.
- Anda, pasa. Como todos los hombres, ni idea de nada.
Luisa cogió la botella y el ramo de flores, los dejó sobre una mesita al lado de la puerta y tiró sin contemplaciones de la mano de Chano hacia si. Al atraerlo soltó los brazos con los que se sujetaba el albornoz y Chano quedó abrazado a un cuerpo desnudo y caliente. Chano sintió enardecerse de súbito y se apretó contra ella intentando fundir los cuerpos como su instinto exigia.
- Soy virgen aún - le susurró al oído - y no nos conocemos bien. Tengo una boca de seda.
- Y hay mas orificios - se arriesgó él cumpliendo un deseo imposible que le martilleaba desde que se acercó al abismo de su sexo - que la humanidad ha utilizado desde que los hombres eramos primates.
- La boca es mas comoda y limpia. Y así yo descubriré tu maestría con la lengua.

Sonó el timbre y era el de la pizza.
Mientras reponian fuerzas tan desnudos como cuando estaban en la cama, Luisa excitada otra vez con la presencia de Chano le felicitó:
- Vaya, vaya, no imaginaba yo que pudieras tener ese conocimiento de las necesidades de una mujer.
- ¿A que te refieres?, Luisa
- El manejo glorioso que hacias de los pezones mientras me mordisqueabas el clitoris. Aún los tengo gozosamente doloridos - y mientras lo decía se los pellizcaba y separaba las piernas para que Chano observase su sexo enrojecido e ingurjitado babeando secreción.
- La verdad - respondió balbuceante Chano - es que ha sido puramente instintivo, era la primera vez...
- Pues quiero más instinto - y se despatarranaba de una forma grotesca pasando su mano por entre sus ninfas e introduciendo sus dedos progresando hacia el ano y masajeandolo.
Chano no pudo mas con su nueva erección y se lanzó entre las piernas de Luisa hundiendo la cabeza en el sexo y paseando la lengua arriba y abajo. En uno de los viajes su lengua topó con el ano y olvidando todo recelo cultural, guiado unicamente por su lujuria, a pesar de saber por donde se movia su lengua intentó horadar el orificio con la lengua. Luisa le animaba a que llegase mas profundo y la penetrase con la lengua. Chano estaba en un estado de locura transitoria y todo le daba igual, chupaba, mordia, succionaba, iba del sexo al ano y volvía con la cara envuelta en sus propias babas y las secreciones de Luisa. Llego un punto que sin poder aguantar más, Chano se levantó para cabalgar a la chica y entrar a saco en su cuerpo. Luisa comprendió lo que sucedía y levantó las caderas para exponer su ano.
- Por el culo, cabrón, que me vas a preñar - le vociferó
Chano solo tuvo que hacer una  pequeña maniobra y afrontó su pene al ano, ella, gritó un "Si" agudo y Chano de un golpe de cadera entró con rudeza en el cuerpo de ella. La excitación, el momento desarrollado, el deseo y la extrechez hicieron el resto. Con un rugido animal y levantandose como un cobra al atacar, descargo en el recto de la chica todo su jugo en medio de espasmos de placer. Luisa al tiempo manipulaba su clitoris con rapidez hasta que a la vez que su pareja entraba en espasmos de placer.
Quedaron los dos exhaustos sobre el sofá entre trozos de pizza. El pene detumescente se salió del ano de Luisa que solo alcanzó a murmurar:
- Me ha dolido, maricón, pero que bien das por el culo.
Cuando se recuperaron algo, estaban como avergonzados de lo sucedido y no se atrevían a mirarse a la cara. Al fin, fue Luisa la que rompió.
- Nunca me habian dado por detrás, y mira que lo han intentado. ¡que fijación teneis los tíos con meterla por detrás con lo confortable que es el coño!
- Bueno, tía, te la he metido porque tu me lo has dicho.
- ¿Que querías, preñarme? Cualquiera te quitaba a ti la idea de meter. En ese momento todo la vida se os concentra en la punta del nabo y la cabeza se os traslada a los huevos. Tu tenías que meter, bueno y yo queria que me entrase algo, necesitaba sentirme llena, no lo voy a negar, pero ibas a correrte dentro, si o si, así  que o era por el culo o espera de nueve meses, estaba a la mitad entre regla y regla, era fijo.
Pasado un rato, Luisa mandó a ducharse a Chano.
- Anda, Chanito, que como todas las primeras veces sean como ésta podiamos dedicarnos al porno. ¡Que polvazo, chaval!
El lunes, cuando llegaron a trabajar, ni se miraron francamente. Eran miradas huidizas del uno al otro, y claro no se le pasó por alto a Leonard. A mediodía, para la hora del almuerzo Leonard siguió a Chano hasta los servicios y se puso a su lado en el urinario. Miró al pene de Chano.
- Gastas buena talla, canalla, eso en condiciones..., ¡guau! La harías gozar, (y a mi, claro) - se sonrió esperando una respuesta positiva - bueno y ella a ti. ¿buena boca? Fue, ¿por delante o por detrás?
- Bueno, vale, ya está, que me cortas el chorro.
- ¿Quedamos esta noche a tomar algo y me cuentas? Puedo darte opinión de un lado y otro, ya sabes, bi. - y se sonrió con malicia.

domingo, 19 de abril de 2020

SEBASTIAN


- Mira Sebi, has tenido una hermanita.
- ¡Que fea! y que mal huele.
Sebastián a sus cuatro años no tenia muy claro que significaba tener una hermanita, él no habia pedido nada.
En las semanas y meses siguientes Sebastián se fue dando cuenta que el foco de atención estaba ahora en otro lugar, en otra persona:  Nuria. La odiaba, debería desaparecer de su mundo, y pasaba a otro aspecto de su vida como el colegio que llegó pronto y en el que su hermana dejaba de existir.
Los meses y los años fueron pasando y el niño cada vez iba cambiando sus intereses y salvo los típicos rifirafes de rabia entre hermanos por nimiedades la vida transcurría sin sobresaltos.
A quien no le transcurria la vida tan tranquila era a Nuria. ya tenia Sebastian diez años y su hermana con seis estaba intrigadisima por los manejos que su hermano y sus amigos tenian cuando se encerraban en su cuarto. No podia soportar quedarse detrás de la puerta de la habitacion de su hermano y corria a su madre a denunciar que Sebastian estaba encerrado en su dormitorio con sus amigos y que decir cuando salía su hermano con su amigo Ezequiel y con las bicicletas se iban.
Cuando Nuria tenia ya diez años y empezaba a tener otros intereses en cuanto a amigas, ropa y telenovelas rosas de television Sebastian empezaba a sentir algo menos de presion por parte de su hermana.
Con catorce años el coctel de hormonas que efervescian en el cuerpo del adolescente le hacian permanecer en una constante erección e interminable masturbación. Todo iba bien hasta que en una de esas maratonicas masturbaciones de donde habitualmente salía orina emergió con la potencia de un volcan una sustancia blanca opalina y pegajosa de olor caracteristico. No olia a nada que él hubiese olido antes. Una gota de esa efusión primera fue a parar a sus labios y su buquet le agradó. Cuando acabó aquel primer e interminable orgasmo con eyaculación y se alivió la presión sexual empezó a pensar que algo malo le acababa de pasar. Durante los siguientes dias mantuvo alejadas de su sexo las manos. No se quería tocar ni para mear, se sentaba como su hermana o lo hacia en la ducha sin mirarse siquiera. Pasaron así dos semanas y aunque el no lo supiera dentro de si crecia su deseo y sus sentidos se aguzaban y orientaban hacia  cualquier estimulo de caracteristicas sexuales.
Y fue aquella noche precisamente. En la cama era incapaz de dormir. La erección era su cuerpo, y el cuerpo solo una añadido incomodo a aquel pene que lo era todo en su vida. Sufría porque necesitaba aliviarse ya la vez temía que en aquella ocasión la efusión fuese de sangre y todo terminase de una forma dramatica.
Del fondo del pasillo su aguzado oído lubrico percibió una gemido que consiguió que su mano se dirigiera a su pene. Le estorbaba el calzoncillo y decidió engañandose, que con la camiseta era suficiente para dormir. Había iniciado la masturbación cuando otro gemido más agudo aún le llamó la atención. Saltó de la cama y descalzo y con sumo cuidado se acercó a la fuente de aquellos gemidos que le excitaban tan intensamente; sentía que sin tocarse el orgasmo se le acercaba. Llegó hasta la puerta del dormitorio de sus padres, la puerta estaba entornada y dejaban solo una rendija por la que atisbar lo que sucedía dentro. Con el corazón en la boca empujó con toda la delicadeza posible la puerta que cedió dócilmente hasta dejar suficiente apertura como para contemplar lo que sucedía. Sus padres desnudos sobre la cama con su madre a cuatro patas origen del gemido. Su padre desde detrás de forma casi inaudible le decía a su mujer que por el culo es por donde realmente les gusta a los hombres, le hipnotizaba la forma en que los testiculos en sus bolsas se balanceaban a cada embate de su padre golpeandole el sexo a su madre; ella gemía y reclamaba más empuje y dijo después algo que hizo que Sebastian alcanzase el orgasmo sin tocarse: "follame el culo, cabrón, clavamela entera"
Sebastian sintió que un calambre arrancaba  con una potencia inusitada entre su ano y los testiculos y progresando por el fuste de su pene estallaba en el glande. Supo que el fluido salía y puso su mano izquierda que se le llenó rapidamente mientras que de manera automatica la mano derecha empezó a agitar la verga, lo que prolongaba el placer. El semen le iba a rebosar la mano y se lo llevó a la boca. Dándose cuenta entonces lo que estaba haciendo volvió, lamiendose la mano para no dejar rastro de su trastada, a su dormitorio y se sumergió entre las sabanas. Ni cinco segundos después sintió como su madre entraba en el dormitorio le daba un beso en la frente y le susurraba : "duerme bien, cariño" la misma voz que antes urgía a que la follasen. Sintió inmediatamente el deseo de metersela él también. Su padre decía que por lo que suspiran los hombres es por el culo de una mujer. Deseaba poder correrse en el culo de una tía.
Los siguientes dias y semanas Sebastian  no podía dormir aguzando sus oidos por si escuchaba algun sonido salaz, pero no escuchaba nada. Incluso se acercaba a la habitación de sus padres, pero siempre estaba cerrada. Siempre acababa en su cama masturbandose y obteniendo el mayor placer imaginando que su padre le animaba a meter su pene en el culo de su madre.
El rendimiento en el instituto del chico empezó a decaer. Hasta su colega, Ezequiel se dio cuenta de que a Sebastian le pasaba algo. Insistió e insistió hasta que consiguió que su amigo se abriese.
- Venga, joder, Sebas, algo te tiene que pasar. A mi madre le dijo el medico que masturbarse no es que fuese malo, pero que como todo, si se pasa uno, debilita mucho. ¿tu te pajeas mucho? Yo suelo hacerlo dos o tres veces, tengo una vecina de veintitantos que me trae loco y estoy empalmado todo el día. ¿tu te pajeas tanto?
- Veras, es que lo mío es raro - dudó hasta el último segundo si confesarselo a Ezequiel o no - porque cuando cierro los ojos y veo lo que veo me masturbo dos veces seguidas sin parar, por cierto, ¿a ti te sale eso?
- Eso, que es - preguntó extrañado Ezequiel
- Lo que te sale cuando te entra el gusto, que sabe así raro.
- ¡Ah! Si, el semen, ¿lo has probado? Está como dulzón pero puaf, que asco
- A mi no me disgusta - le contestó Sebastian.
- Bueno, ¿pero que es eso que ves?
- Uf, me da no se que decirlo - estaba muy apurado - no vayas a decirselo a nadie. Ves, solo de pensarlo ya me empalmo. Veo lo que vi una noche desde la puerta del dormitorio de mis padres. Mi padre metiendosela por el culo a mi madre y ella diciendole que se la clavase con mas fuerza.
- Bah, te equivocarías y era que desde detrás la estaba follando y tu creíste que era por el culo.
- Era por el culo, porque le oí a mi madre que le gustaba por ahí. Y me dio tanto gusto, porque me imaginé haciendolo yo que me corrí sin tocarme y porque anduve listo y sali corriendo a mi cuarto si no me pillan. Vamos, es que no han vuelto a dejar entornada la puerta.
- Pues yo te digo la verdad. Te confieso que me he hecho mas de una paja soñando que se la metía a tu hermana, pero ahora que lo dices por el culo tiene que ser muy excitante.
- ¿A la gilipollas de mi hermana? Joder que asco de tía. Ni de coña. A lo mejor una mamada..., puaf, pero ni eso.
- ¿Pero tu madre no se quejaba de dolor? Ah, ¿cómo la tiene tu padre de grande?
- No se, no se la veía, estaba casi de espaldas, pero si veía como los huevos cuando arremetía le golpeaban en el coño a mi madre. Ella solo gemía de gusto y si le decía que lo hiciese más fuerte sería porque le gustaba.
- Pero tiene que doler - decía Ezequiel cargado de razón - eso es muy estrecho.
- Si, pero buenos zurullos que salen a veces por ahí. Si salen, ¿que razón hay para que no entre algo parecido. Algún dia tendriamos que probar.
- Joder Sebas, yo no soy maricón y hasta ahora creía que tu tampoco.
- Coño Eze, yo no soy eso, solo que un culo es un culo. Mi padre no es maricón y se la mete a mi madre por el culo teniendo coño. Y si ella puede disfrutar de su culo porqué no podemos disfrutar nosotros.
- Hombre, Sebas, por ahí tienes razón. Pero si probamos tiene que ser con alguna crema o algo, porque en seco..., aunque yo probaría con tu hermana.
- Tu que quieres, ¿preñarla?
- ¿Por el culo también se quedan embarazadas?
- No hombre.
- Te imaginas que nos la follamos los dos - y rompió a reir Ezequiel.

Fueron pasando las semanas y los meses, los cursos se fueron sucediendo. Sebastián salió con unas cuantas chicas, tonteos adolescentes tanteando sexo sin poder llegar a consumarlo. Lo mismo pasaba con Ezequiel aunque Sebastian el año que cumplió los quince notó cierta complicidad entre su hermana a punto de cumplir los doce y Ezequiel. Risitas cohibidas, evasivas y sonrojos a destiempo.
Cuando cumplió los dieciseis la madre de Sebastian le cazó en un renuncio a su padre. Su padre, que no era maricón tenía una aventura con un compañero de trabajo mas joven que él. Para Sebastian aquello fue un terremoto emocional. Todo estaba claro, le daba por culo a su madre porque quería un culo. Por eso le gustaba tanto. Hubo separación amistosa y Sebastian pasó una racha de indefinición en la que ya no sabía a que atenerse. Quizá le impactó aquella escena que presenció con catorce años porque su naturaleza era ser maricón. A pesar de todo sus devaneos con compañeras del instituto eran constantes, si bien no pasaba de la tipica paja en zona oscura.
Lo habló con Ezequiel, incluso se hicieron mutuamente pajas para ver si les gustaba mas que las que les hacian las amigas llegando a la conclusión que daba igual pero un tío no tenia tetas.
Fueron pasando los meses y las cosas se fueron normalizando. Sebastián perdió la aprensión a no ser heterosexual y la relación con su padre se normalizó cuando le dijo que su opción es que a veces le gustaba el sexo de un hombre y a veces el de una mujer. El lo sentía así y en ese momento Leonard, su compañero belga del trabajo era el que le llenaba. Sebastian pensó que quizá eso le pasase a él aunque de momento el no estaba encaprichado de ningún tío. Y lo olvidó

Acababa de cumplir Sebastian los diecisiete y como en años anteriores seguia con sus hormonas revolucionadas. Estaba casi mas tiempo masturbandose que estudiando, con la imagen del cuerpo de la ultima novieta en su imaginación. Aquella tarde de Setiembre, pegajosa de calor y cerca ya de comenzar el curso, Sebastian con los ojos cerrados ensoñando con Natalia y su ya enorme pene en la mano se masturbaba morosamente. No se percató que Nuria entraba como un gato en su habitación. Su madre estaba trabajando.
Sebastian abrió los ojos sobresaltado dando un respingo al notar otros dedos sobre su capullo.
- ¿Tanto te molesta o es que ninguna chica te ha hecho una paja?
- ¡Nuria! sal inmediatamente de mi habitacion ¿estás loca?
- ¿Loca? Loco tu de tanta paja. ¿No te has follado a ninguna tía? Con ese pedazo de rabo que tienes me extraña que no hayas follado aunque sea con un tío.
- Nuria, joder que tienes catorce años. Es más ¡somos menores los dos!
- Y eso ¿te quita las ganas? Le dijo mientras empezaba a acaricarle el pene y las bolsas. La tienes grande, hermanito, para dar placer a cualquier mujer, o a cualquier niña como yo, bueno o a Ezequiel. Porque no me vayas a negar que con Eze no has tenido tu algo. ¿te la ha metido?
- ¡No!
- Y a mi, ¿te apetece probarme?
- ¿Desvirgarte, yo? Ahora si que estás loca, de remate.
- Por el culo, tonto, por el culo. ¿tu que quieres, preñarme?
Sebastian se le quedó mirando a su hermana mientras las manos se le iban a los pezones. Se los empezó a pellizcar. Los tenia gruesos, sobre unos pechos pequeños pero duros. Empezó a gemir lo que le trajo a la memoria aquellos gemidos de su madre e inmediatamente su pene alcanzó su maxima dureza y magnitud.
- Vaya parece que lo del culete te ha enardecido - y tal como lo decía se levantaba su faldita e iniciaba el movimiento para sentarse sobre la verga del hermano.
- Espera, espera. ¿que vas a hacer? Sin vaselina ni lubricante ni nada.
- Sin nada - le dijo Nuria con una sonrisa maliciosa - no me hace falta, ya verás - y con una mano se pasó sus dedos por el sexo, recogió líquido que destilaba en abundancia y se lubricó el ano, luego dirigió el pene de su hermano su orto y se dejó resbalar. Entró como un punzón en un bloque de madera de balsa. Luego con suaves y bien modulados movimientos de caderas consiguió que Sebastián se corriese entre espasmos de placer.
Cuando recuperó el aliento solo pudo preguntar:
- ¿Ha sido tu primera vez? No, ¿verdad, desde cuando gozas por el culo?
- Preguntale a tu amigo Ezequiel - esbozó una sonrisa depravada - y ahora me perdonas, tengo que ir a descargar.
- ¡Ezequiel, cabrón, te vas a enterar!

martes, 14 de abril de 2020

NURIA


Mientras frenaba su marcha para dar lugar a que Alex se hubiese marchado, hacia apuestas contra si misma a que Rubén no se habia podido resistir.
Cuando le dijo que habia tenido relaciones con tíos  ("bah, nada serio, bromas pesadas de vestuario o de hermandad americana universitaria, como fumarse dos canutos, eso no te hace drogadicto, pues lo mismo comerte un nabo o follarte un culo no te hace maricón. Cosas de tíos, ya sabes") ya sabía ella que por ahí iba a tener una brega titanica, y para colmo, ahora con un crio, que, joder, le iba a hacer la prueba del ADN en cuanto fuese un poco mas mayor, necesitaba saber cual de los dos degenerados - "Cómo yo, de que me voy a escandalizar" - levantó la voz para escucharse, era el padre. Ahora ella era madre e iba a proteger a su niño con todo lo que tuviera a su alcance.
Se acercaba a su casa y temía meter la llave y encontrarse a su marido y a su ex enganchados como dos perras. "Yo si que soy perra" dijo en voz alta.
Faltaba ya poco para llegar y vio un banco con un hombre de mediana edad leyendo en uno de los extremos. Nuria se sentó en el otro extremo y le miró durante un instante sopesando el tamaño de su pene. " Siempre igual, no me soporto. Desde pequeñita" Intentó pensar en otra cosa pero al final todo confluia en lo mismo; se sentía el ano, tan cerca de su coño que se mojaba sin poderlo remediar e imaginaba que el hombre del libro la sodomizaba alli mismo mientras ella gemia de placer. Finalmente decidió que daba igual, si los pillaba, haría valer la promesa que le hizo Rubén y lo echaría de su vida.
- No te hacía aquí tan tarde Alex, ¿como es eso?
- ¿Un beso, que menos, no? - le reprochó medio en broma Alex.
Después de besarse y darse los parabienes Nuria, continuó.
- No me has contestado, ¿me he perdido algo? La pregunta es también para mi maridito.
- Alex se estaba preguntando - le dijo muy sonriente - si no podriamos dejar de perdernoslo todos. Te desnudas, como siempre en casa, me desnudo yo del todo y le suplicamos a nuestro invitado que nos muestre su desnudez, y así le permitimos sacarse la espina de cuando salisteis juntos y no encontrasteis el encaje adecuado - e hizo un gesto señalandose el culo.
- Ya veo entonces que no habeis follado, me lo habia jurado Ruben, que no te iba a dar su culo, que yo estaba primero - dijo muy sensual mientras empezaba a desnudarse - siempre empeñado en mi coño y tu sin saber que mi coño lo tengo donde cualquier tío se lo busca a otro tío.
- Me voy a tener que aligerar de ropa Nuria - lo dijo desabrochandose los pantalones - para que vayas haciendote a la idea. Pero antes de nada, me intriga, ¿quien te partió el culo? Yo se quien me lo hizo a mi y recordandolo aun me dan escalofrios.
- ¿Que tú, que tú también? Que calladito lo tenias cabrón. - Rubén estaba entusiasmado - cuenta, cuenta.
- Primero Nuria - dijo Alex - pero te anticipo que fue un negro y dos años mas joven que yo. Y no te voy a decir mas. Connor, se llamaba. Fue en Londres.
- Y con un negro nada menos - dijo entonando una voz susurante Nuria terminando de sacarse la falda. Llevaba debajo un tanga minimo. Rubén - ordenó - lleva al niño a su cuarto. Nosotros al cuarto oscuro.
- ¿Que es el cuarto oscuro, donde revelais fotos? - pregunto ingenuamente Alex.
Alex no tenia ni idea de donde se iba a meter. Si al menos hubiese visto el guiño complice que se hizo el matrimonio mientras sonreian con un punto malvado.
- Vamos al cuarto Alex, ahora verás.
Una puerta al fondo del pasillo indistinguible del resto salvo por la cerradura daba paso a una habitación enteramente pintada de negro humo. En la pared de enfrente una especie de bastidor de madera formando un cuadro lleno cada poco de argollas y sujecciones, con un plinto pequeño en el centro anclado a la pared en un dispositivo para ponerlo mas alto o bajo. Estaba horadado en el centro donde deberia ir el culo y forma de silla de montar.
- Eso, ¿que es? - preguntó con intriga Alex - ¿es para lo que imagino?
- Mira - entró en la habitación Rubén que ya estaba desnudo - para esto vale.
De un salto se encabalgó en la especie de plinto. El orificio dejaba caer las bolsas y el ano a la vista. Con destreza, Nuria cogió una brazada de cordon de algodon, de las que estaban colgadas de la pared, hizo un nudo corredizo que pasó por la base del escroto, lo ciñó con fuerza, le dió tres vueltas y paso el otro extremo por una polea que habia en el suelo. Luego volvio a anclar el cordon a un pie de Rubén al que previamente le habia solicitado Nuria que doblase la rodilla. Estirar la pierna era someter a los testiculos a una tracción dolorosisima.
- Esta es una de las opciones - dijo Nuria mientras entregaba un dildo de buen tamaño a Alex - Ahora clavalé sin miedo el consolador.  Rubén de forma refleja intentará estirar la pierna. Le hará padecer un goce que yo le enseñé, y si ahora le pongo en los pezones unas pinzas chinas sujetas al plinto cuando quiera echarse hacia atras por el dolor-placer de los huevos le harán sufrir los pezones. Venga, prueba Alex.
Alex miró a la pared de la izquierda con un panel como de los de los talleres para las herramientas pero con arneses, latigos de diferentes tipos, grilletes, varas rigidas y diferentes tipos, de dildos en largura y grosor. En el techo habia un polipasto con un pequeño motor electrico. Por todos lados anclados a las paredes argollas con muñequeras o no y otra serie de artilugios que Alex no sabia a que tipo de practica podían responder. Y se asustó.
- Yo, la verdad. Con esto no contaba yo. Nunca había estado, yo..., en realidad creo que me voy a marchar.
- Joder, Alex, me parecía que tu, ahahah - se quejaba porque habia estirado la pierna, Nuria, fue a desengancharle pero Rubén la hizo parar, y no  contento dirigiendose a Alex le dijo - esto te lo dedico a ti, para que veas el tipo de placer que vas a perder.
Rubén comenzó a dar primero pequeños tirones con piernas, el escroto completamente congestionado parecia a punto de arrancarse. Además empezó a echarse hacia atras y los pezones empezaron a estirarse y a medida que iba castigandose, más, más brutal era la erección. Entonces Nuria le ató las muñecas al bastidor de la pared y encendió a continuación candelas de parafina. Mientras la parafina se licuaba por efecto del calor cogió un latigo y empezó a azotar el vientre bajo de Rubén y luego los testiculos, cada vez mas fuerte y Rubén lo pedía cada vez mas fuerte.
- Viene mi hermano - le dijo a Alex sin dejar de azotar - ¿no te pica la curiosidad? Tu si quieres, limitate a mirar y aprende, ya otro día si te decides.
- Para cariño - rogó Rubén - que me corro.
- Aguanta maricón - viene la cera, mi hermano y me tienes que limpiar el culo de la leche de tu cuñado.
Empezó a verter el liquido ardiente por pecho, vientre, pubis, muslos y la ereccion no cedía. Cuando cayeron las primeras gotas en el capullo, Rubén gritó angustiado.
- Me voy a correr - gritó.
- Alex ayudame. Coge la vara de avellano, aquella fina y azotale los huevos, es el unico dolor que se lo baja. Pero dale fuerte de primera o se corre en un instante.
- Rubén, tío, lo siento - decía mientras cogía la flexible vara.
- Dame ya, cabrón que me corro - gritó.
Alex dio un golpe fuerte, luego otro y otro y el pene de Rubén se vino abajo destilando liquido.
Y en eso apareció Sebastián.
- Hermanita, que dura me la pones, aún más que el mariconazo ese de la silla cuando se destroza los pezones. Y disfruta, pero más con los alicates.
Sebastián se fue para Rubén, le arrancó sin cuidado las pinzas chinas que se acompañó de un grito agudo de dolor de Rubén. Con un sonrisa en los labios fue al panel y cogió dos alicates.
- No, no - suplicó Rubén - no lo soportaré, me correré.
- Mejor asi le comerás el culo a tu mujer después de mi follada sin el impulso del orgasmo. Disfrutaré viendo tu cara de asco.
Rubén tenia los pezones irritados y muy sensibles. Sebastian agarró cada pezón con cada uno de los alicates y apretó y retorció sin borrar la sonrisa. Rubén gritaba de dolor al tiempo que empezaron a salir chorros de semen. Sebastián animó a Alex a que terminase su agonía. Alex se acercó a la silla y acarició el capullo de Rubén hasta que terminó.
- Gracias Alex - dijo aliviado Rubén miéntras Sebastian soltaba su presa. ¿Nunca has probado? Pruebalo. Anda Sebastian introduce a mi amigo en el placer verdadero.
- No, no, de verdad, otro día..., además eso tiene que doler y no se...
Nuria se le acercó y desnuda como estaba le cogió su mano y se la llevo a su sexo.
- Anda, date un atracón que tanta ganas tenias. Mientras me comes el coño, mi hermano sabe como hacerme gozar.
Del techo hizo descender con el motor y las poleas unos ganchos donde colgó un sling de red. Nuria se tumbó encima y mientras Sebastian le daba placer sodomita, Alex ya estaba desnudo para deleitarse chupando y mordisqueando clitoris y ninfas de Nuria. Ni se dio cuenta que Rubén le colocaba las pinzas chinas, solo sintió una superior excitación de manera que cuando Sebastián la saco del culo de Nuria y entró en la boca de Alex, éste solo supo hacer que llegase lo mas profundo. La tenía en la boca una de las veces que repitió la operación cuando empezó Sebastian a eyacular. La sacó de inmediato para vaciarse en el culo de la hermana. Con el sabor del semen en la boca, Alex sintió el orgasmo de Nuria. Su hermano se retiró y su marido pasó a comerle el culo para recoger el semen del cuñado. Alex vio la postura de su amigo, rápidamente se puso detrás de él y le penetró profundamente. Nuria agarró la cadena de las pinzas chinas y empezó a halar lo que hizo que Alex se corriera de inmediato.
- ¿Ves como al final siempre te lo acabas follando? - le dijo con una carcajada Nuria - Tengo un marido que vale su peso en oro. Y tu, ya tienes un nuevo virus, ya sabes lo que es placer de pezón, ya sin él cualquier polvo te parecerá soso.

sábado, 11 de abril de 2020

RUBÉN


- ¿Rubén?
- Si, ¿quien eres?
- Alex, ¿te acuerdasde mi?
- ¡Alex! Joder tío, que alegría. ¿Cómo me has localizado? Que alegría de verdad tío, he sido padre, tengo un crío precioso.
- Tiene que serlo, teniendo como padre a un pedazo de tío  como tú.
- Y como su madre, ¿no?
- Lo siento Rubén no conozco a tu mujer.
- Si la conoces. ¿Te acuerdas de Nuria? Tu estuviste tonteando con ella.
- ¿Nuria?, ¡Joder! no sabes como me alegro, es muy buena chiquilla.
- Bueno, Alex, ¿como has conseguido este telefono? Joder que alegria - y en voz baja - hasta me he empalmado. ¡que polvos, chiquillo!
- Abel. Me encontré con Abel en una bar de ambiente, que por cierto, está hecho una loca, y me contó lo de tu niño.
- Oye Alex, tengo cosas que hacer, vente esta noche a casa a cenar y hablamos de los tiempos del insti, de cuando eramos inocentes.
- Espera que piense que tengo esta noche - pensó a toda velocidad. Volver a ver a Nuria, después de aquella bronca, y luego rescatar de la memoria emocional tanto sentimiento encontrado, aunque en realidad, quería volver a ver a Rubén, ¡que coño! si no no le habría llamado, tenía que ser sincero consigo mismo y reconocer que es que queria volver a verle - vale, ¿a que hora?
- Vente a la hora que te de la gana. Nuria volverá de casa de su madre a eso de las ocho, así que, tu verás.
En aquel   "tu verás", había un ruego y lo reconocí.
- Nuria ¿sabe algo de lo que tuvimos nosotros?
- Lo sabe, Alex. Cuando se quedó preñada no me pareció honesto ocultarselo.
- ¿Y cómo le sentó?
- Se limitó a decir que todos los tíos éramos unos cabrones, y maricones para rematar. Me preguntó si seguiamos teniendo algo y le contesté que hacía años que no te veía. Me dijo que yo era el padre de su hijo y que no la defraudará.
- De acuerdo Rubén, a eso de las cinco y media estaré en tu casa.
- Muchas gracias Alex - se escuchó una voz temblorosa y quebrada a través del auricular.

- Tu tienes algo con Rubén, no me lo puedes negar, por dios Alex que soy yo Abel, que es como si tuviese una antena y me doy cuenta de todo. Desde que volvimos de vacaciones de navidad, tenéis los dos un rollo "enemigo que te comería el nabo" que no se como no sale en el telediario. Los demás creerán que todo sigue igual, pero a tu hermana no la puedes engañar.
Abel era gay, pero gay y además listo como el hambre. Rubén y sus acolitos, que no sabría yo decir si pajilleros también, los veía demasiado bobos y de electroencefalograma plano. Si Rubén meaba miraban el chorro de meada absortos en lugar de admirar su rabo, que es en lo que a esas edades nos fijamos los tíos, mas que nada para saber si uno está homologado en tamaño al resto de los mortales, que tenerla pequeña siempre ha sido un desdoro.
Abel me cogió por los hombros y me hizo mirarle a la cara. Se sonrió con esa media sonrisa que tenia y moviendo la cabeza de arriba a abajo dijo: si, mentirosillo, si. Y ¿sabes porqué si? Pues porque yo me lo vengo haciendo con Rubén desde que salí del armario en clase. Ese mismo día me busco las vueltas y me pillo en los servicios, me dijo que ya que me gustaban las colitas, la suya estaba muy bien, y no me negué, solo que llego un momento que como buen macho se me dio la vuelta. No hay nada que le guste más que un rabo en el culo. Me preguntó, después del hostiazo que le diste si estabamos liados, le dije  que no, pero que seguro que te iba el rollo. Cuando volvimos de vacaciones le pregunté si habíais tenido algo y me contestó que te lo preguntase a ti. Por eso te lo pregunto y si como casi que estoy seguro que habéis tenido algo y yo me he quedado fuera me vas a tener que dar rabo para compensar.

Llegué a casa de Rubén a las cinco y media en punto. Me recibió con el niño en brazos, enseñandomelo orgulloso. Era un niño muy bonito, rollizo de piel blanca y ojos muy azules.
- Acabo de terminar de darle la toma, le voy a cambiar y se dormirá enseguida, entonces podremos hablar. Tranquilos, hasta que llegue Nuria.
Hacia calor en casa de Rubén. Supongo que por eso estaba en calzoncillos, un suspensorio más  bien y una camiseta cortada que dejaba al aire el ombligo y la zona lumbar. Verle cuidar con tanta solicitud a su hijo me produjo ternura. Yo tenía una imagen, un concepto suyo y esa estampa me lo echaba por tierra. O nunca fue como quería que lo vieramos o mucho le habia cambiado Nuria.
- Estas muy sexy, ¿sabes? Siempre andas por casa así o es porque vengo yo.
- Estoy muy vestido. Tanto a Nuria como a mi nos encanta estar desnudos por casa.
- ¿A Nuria? Joder, si para una vez que conseguí que se quitase la blusa y el sujetador después tuve que estar consolandola para convencerla de que no era una cualquiera.
- Se cambia Alex, se cambia. ¿No te has preguntado que hago casado con Nuria?
- La verdad que ha sido un impacto. Lo más que conseguí yo fue alguna paja y a oscuras y una vomitona cuando se metió la polla en la boca.
- Pues empezamos a salir de la forma más rara del mundo. En la fiesta que dimos de fin de bachillerato en la Aguja de Marear tu no estabas.
- No pude ir, tuve que acompañar a mis padres, bien que lo sentí.
- Abel me ofreció un canuto y fuimos a los servicios a fumarnoslo. Tu sabes cómo es Abel, me llevó con el engrío del canuto pero lo que quería es que me lo follase. Entre el colocón de la María, unas copitas que ya llevaba encima y éste Abel que está pirao, en lugar de meternos en una cabina me puso el culo allí en medio y allí me lo follé. Entraron mientras estuve, Blas, el empollón dando tumbos y me pidió la vez para follarse a Abel. Entraron también otros dos tíos que se quedaron mirando y sonrieron.  Cuando acabé Blas no esperó a que soltase mi carga se la metió sin pensarselo. Yo me vestí y sali.
Me encontré a Nuria al llegar a la mesa. Le dije que que hacía en mi mesa y me dijo que esperandome, a ver si la llevaba a su casa. Le dije que vale pero dentro de un ratito. Y en eso llegó Blasito con el ciegazo que tenia y me suelta: "Ya tenía yo ganas de follarme al maricón ese de Abel, tiene un ojal divino y lo disfruta además"
Nuria se quedó sin habla. Me dijo entre aspavientos pero de excitación parecía  que si solo me gustaba el culo. Yo con sonrisa boba de tajarina le dije que el culo de Abel es generoso y me reí. Entonces pasó algo que me despejó la cabeza por completo. Me puso la mano en el paquete y me dijo: "Solo te gustan los culos de los tíos, ¿verdad?" me dejó sin palabras. Le dije que de las tías me gusta el coño y me contestó que a ella le llamaba más la atención el culo y que tú cuando estabas con ella nunca se lo propusiste porque estabas obsesionado con su coño. Que por eso cortó contigo en realidad. Y remató: "¿tu serías capaz de follarme el culo ahora mismo aquí?" le dije que si estaba loca, que había poca luz, pero que, ¿cómo? Y se levantó la minifalda, sin bragas la mosquita muerta, "ábrete la bragueta, sacate el rabo y me siento encima. Dame ese gustazo" Alex, de verdad, me entró un morbazo que se me disparo el rabo, más tieso que hacía un rato con Abel. Que habilidad, Alex, se me sentó encima de espaldas a mi y le entró por el culo mejor que por un coño. ¡Que manera de moverse!
¡Y yo creía que Abel sabía hacerlo! Lo que te perdiste.
- Joder, Rubén, me he puesto a mil, mira - y me marqué la polla a través del pantalón.
- No voy a follar contigo Alex. ¿Sabes que me dijo Nuria cuando le dije que ibas a venir? Me dijo que si íbamos a follar. Le dije que no, que mi polla era para su culo.
- Y si solo la follas el culo ¿como la preñaste, maricón?
- En una de nuestras fiestas con otros amigos, solo amigos, en el que la follan el culo y luego yo se lo como, creampi total (y que cada vez me tiene más enganchado) a uno de los otros tres se le escapó y se la clavó en el coño y se corrió y aunque después al alarmarse ella se la metí y me corrí yo, ahora no sabría decir quien es el padre, ni me importa, yo soy el padre y punto. Por eso le he dicho que no iba a follar contigo que solo ella.
- Si antes estaba salido, ahora estoy loco perdido. Que te parece si la esperamos, le follo el culo y veo como relames mi leche de su culo. ¿No te pica la curiosidad?
- Eres un mariconazo, ¿cómo me conoces tan bien?
- Bueno, cuenta. ¿Como son esas orgias, es gente que yo conozca?
- Pues mira de los tres, uno es mi cuñado, su hermano, que se la folla el culo desde los catorce, cuando el tenia diecisiete. Pero no te creas que su hermano se la trasteó. Ella se lo trasteó a él. Le pilló pajeandose y la paja se la hizo ella. A la siguiente el quiso follarsela y ella le ofreció el trasero y así aprendio a correrse por el culo. Por eso le tiene tan enganchada, es que se corre una vez y otra, por eso necesita mas  de un rabo.
- ¿Y los otros dos?
- Amigos de mi cuñado. Muy salidos. En alguna ocasión con el pedazo de rabo de uno de ellos, Ezequiel se llama, no me he podido resistir y me lo he clavado.
En ese momento se escuchó la llave en la puerta.
- Hola Alex - saludó festiva Nuria - pensaba que ya te habías ido.
- Aún no - le dije mientras le daba un par de besos - tenemos que hablar.

jueves, 9 de abril de 2020

BUKKAKE


- Oye, Alex, ah, si vale, creía que no escuchabas. ¿te has despertado ya?, venga vale. Que vamos a comer en casa de Sergio. Vamos a pedir un indio, por si te apetece y luego ya largas y eso y empalmamos, ja,ja,ja, empalmamos, eso, hay que empalmar con tu historia.
Alex, se había acostado tarde. Rememorar otra vez esos episodios, los besos increiblemente sensuales de Abel y el sexo con Ruben, tan enérgico, tan belico, como si el muchacho quisiera purgar mediante esa violencia el hecho de tener sexo con otro hombre; no consentía una caricia, ni un beso que no fuese como el ataque de un caiman, todo era salvaje y doloroso aunque terminase en efusión. Y Alex, pasó buena parte de la madrugada valorando si lo contaba o no. Ruben ya se habia casado, hacia unos meses con su novia a la que había preñado y estaba a punto de ser padre. Si llegase a sus oídos no sabía Alex hasta donde podía llegar su reacción.
- Vale, voy a comer, me gusta la comida india con esas tortas de pan tan ricas.
- A eso de las dos te esperamos.
Alex se levantó se fue a la ducha y saliendo fue a la cocina.
- Mama, no como aquí. Voy a comer con Raúl y una gente. Si llama Lucía le dices que voy a comer con Raúl y que nos vemos esta noche donde Sergio.
- ¿Vaís a comer porquerias de esas que no son mas que piltrafas con mucho picante. Recuerda que luego te da mucho dolor de estomago.
- Que si, mamá que no te preocupes, que ya soy mayorcito.

- Ole, ya está aquí el cuentacuentos - Sergio saludaba a Alex - espero que no nos decepciones, cabrito.
- Que hay, Alex - Raúl entrechocaba hombro con hombro, y en plan mas confidente, sujetándolo por los hombros - ¿como estas tú?
- Bien, Raúl, he dormido mal. Ya os contaré. Es muy complicado explicarlo todo, y quiero ser sincero con vosotros sin intentar buscar disculpa. Si tengo que ser gay pues lo soy pero si no lo soy no quiero dar esa sensación. Bueno, a ver si contandolo y respondiendo a vuestras dudas me aclaro yo también. Te adelanté ayer lo de Rubén y es algo que ni yo me explico y no sabría decir si se lo explica él.
Llegó la comida y picaba como si hubiesen consumido todo el picante del mundo. Alex se atiborró del pan indio, el Naan para aliviar el ardiente de las salsas, la carne de pollo, del cerdo, todo picante y de alguna forma, todo con el mismo sabor, pero el Naan venía en abundancia e incluso sobró. Luego Sandra preguntó quien queria un te gris de Fortnum. Alex le pidió a Sandra un café bien cargado.
- He dormido fatal, y después de la comilona me voy a quedar frito
- Tampoco has comido tanto Alex - le dijo Ainoa - bueno, de pan de ese te has atiborrado.
- Te hago un café fuertecito - y lo acompañó Sandra de un pellizco cariñoso en la nuca.
- Sandra, por favor - le dijo Alex con un escalofrío - no me hagas mas eso que me pongo malisimo.
- Anda, no seas salido - Sandra le dio un besito en los labios.
- Bueno - dijo Raúl muy festivo - después del calentamiento de Alex, todo el mumdo bien preparado para el bukkake.
- De boca y de culo - dijo muy serio Sergio - que conste, que luego no quiero malos rollos.
- Y de coño, querrás decir - sentenció cargada de razón Ainoa.
- De eso nada, cariño mío - Raúl le dio un beso en una oreja a su novia - el coño para otra ocasión que luego nos entra el cariñoso y al final éste - señalando a Alex - se queda de mirón, así que iros limpiando bien el culete, porque va a ser boca y culo. Luego ya nosotros dos hacemos de las nuestras pero a Alex hay que acogerlo.
Cada uno se tomó su bebedizo y Sandra rompió.
- Vamos, Alex, ¿por donde empiezas?
- Os acordais que os dije lo del hostión que le di a Ruben sacando la cara por Abel.
- Tambien, que cojones tuviste, llegas de Maverick y tumbas al chulito de la tribu - le palmeó la espalda Raúl.
- Bueno, pues resulta que Rubén era alto, como yo y jugaba al voley, como yo. En la primera clase de educación fisica el profe nos probó a todos y enseguida se dio cuenta. Yo ya jugaba donde viviamos al voley y se me daba bien. Ruben y yo mediamos mas o menos lo mismo y empezó una relación de encontronazo. Él siempre buscando revancha. El entrenador nos llamó a capítulo y nos dijo que le importaba un carajo si nos llevabamos mal o bien, como si éramos novios. "A este no le importaría, es maricón" dijo Rubén y el profe rapidamente le cortó. "Al primer encontronazo, insulto o desprecio por parte de quien sea estáis los dos fuera, como si quedamos los ultimos de la liga". No nos quedó mas remedio que soportarnos a distancia, los dos queríamos jugar.
- Ni un insulto por la bajini, ni una zancadilla, ¿nada? - se extrañó Sergio.
- Que va. Yo me hice muy amigo de Abel. Iba a estudiar a su casa, el a la mía, me presentó a su novio, un chaval saladisimo con algo de pluma, pero enseguida lo olvidabas. Empecé a salir con una cría que jugaba al tenis, Nuria, ya sabéis, tonteando. Me dejaba siempre muy caliente, pero no pasamos de alguna paja de esas de ultima fila de cine de barrio y besos de tornillo de esquina oscura. No me dejaba pasar de las tetas; yo queria llegar a su sexo, me obsesionaba hacerselo con la boca y deseandolo me pájeaba mas de lo recomendable. Con Rubén y entorno, todo estaba en calma.
- ¿No llegaste a nada con Nuria? - preguntó Ainoa.
- Conseguí metersela en la boca una vez pero se puso a vomitar y nunca mas.
- Venga, sigue - le empujó Raúl.
Alex dudó de como endulzar lo que venia a continuación y al final decidió contarlo con total crudeza, sin maquillarlo.
- Lo que viene ahora lo voy a contar del tirón y no quiero que me interrumpais. No es facil para mi, pero sucedió como sucedió.
Tanto Rubén como yo smachabamos bien y colocado y el entrenador nos solia convocar a entreno de mates.
Aquella tarde, cerca de las vacaciones de navidad, el entrenador nos citó en el gimnasio para entrenar, justo el dia que tomabamos las vacaciones teniamos un partido importante. Empezamos ya anochecido. El portero entró y le dijo al entrenador que cerrase él, que era tarde y se iba.
Seguimos con el entrenamiento hasta que llamaron al profe; tenía que marcharse ya.
- Venga chavales, nos vamos, me acaban de llamar - nos reclamó.
- Joder, estoy empapado - protestó Rubén - profe, me tengo que duchar. Además con el frio que hace fuera, si salgo así me voy a coger una pulmonía.
El entrenador dudó un instante.
- Venga, vale, creo que seréis responsables. Os dejo las llaves, mañana me las devolvéis.
- Con el mariquita éste me va usted a dejar solo - dijo Rubén con afectación.
- Llevaros bien, que no jugáis ninguno - levantó la voz el profesor.
- La verdad es que no me hacia ninguna gracia quedarme a solas con Rubén. Pero con la mayor naturalidad encaminé mis pasos a los vestuarios con Rubén siguiendome.
- ¿Sabes, Alex? - me dijo con la mayor naturalidad y sin rastro de insulto - tienes un cuerpazo, nunca me había fijado.
Continuó acercandose por detrás  y cuando lo tenia muy cerca, ya llegando a las duchas, me cogió el culo y me dijo que lo tenía muy duro.
Me di la vuelta y me quede a escasos centimetros de su cara.
- Mas duro lo tengo por delante, anda prueba, a ver quien es mas maricón.
Pero me rebasó al tiempo que decia "Paso de mariconadas" Me mordi la lengua, me desnudé y me fui al recinto de duchas. Eran seis alcachofas separadas por menos de un metro en un espacio común.
Ya desnudo se puso dejando una alcachofa de ducha por medio. Yo a lo mío empecé a enjabonarme y al poco escucho: "Vaya pedazo de mandao que tiene el niño"
Me enjuague la cabeza para poder encararle. Me volví y allí estaba plantado, con la polla a punto de ponerse dura del todo. Me sorprendió y al verme el gesto dijo: "Te gusta el rabo que tengo. Lo estas deseando, venga, de rodillas como una buena tragona" y no me pude reprimir, me tiré a él pero, estaba enjabonado y me resbalé. El se aprovechó de ello, me hizo una llave, me derribó y quedé a su merced, boca arriba con Rubén a horcajas sobre mis caderas y sujetandome las muñecas con sus manos contra el suelo. Entonces pude ver bien su sexo, estaba a punto de reventar, descapullado y destilando lubricante; estaba excitado y tenía que ser por mi presencia. Eso hizo que yo me empalmase y el lo notó en su cuerpo. Empezó a sonreir y dijo: "Vaya, vaya, resulta que al final los maricones vamos a ser dos" Me le quedé mirando a los ojos intentando averiguar que pretendía y lo descubrí enseguida.
Se inclinó sobre mí y me besó de una forma salvaje, me hizo sangrar el labio. El agua de las duchas nos caía encima y se mezclaba con nuestra saliva y mi sangre. Entonces ocurrió algo que me dejó pasmado. Echó su mano derecha hacia atrás para agarrar mi pene y apuntarlo a su culo. Con un movimiento que se notaba largamente practicado hizo un movimiento de caderas y me encontré con mi polla metida en su culo.
- Por eso te dije, Raúl, que tu culo no habia sido el primero.
- Pero sigue, sigue - le animó Ainoa - vaya con el machito.
Empezó a moverse con autentica destreza y al poco le avise que me iba a correr. Me dijo "Entonces, cogeme la polla y hazmelo tu a mí, tío, que tu polla da mucho gusto"
Le agarré la polla y en ese momento empecé a correrme y le tuve que soltar. Se la cogió él y se la sacudió corriendose casi al tiempo. Su leche me llegaba a la boca y se diluía con el agua de la ducha lo que no me impidió el saborear su leche y como estaba terminando con el orgasmo, me encantó. Si, me encantó, por eso cuando me dijisteis lo del bukkake, no puse pegas.
- Bueno, y que pasó
- Nos terminamos de duchar en silencio mirándonos a hurtadillas. Hasta que pasado un rato me dirigí a Rubén.
Le pregunté que cuántas veces lo había hecho antes y se rió a carcajadas. Me dijo que lo que estaba claro era que para mí sí lo había sido. Me contó que tenía un primo mayor que le inició en esas prácticas y seguían practicando por eso le entraba con tanta facilidad. Y a continuación me advirtió que para todos seguíamos siendo tan enemigos como el día que le crucé la cara. Me preguntó luego si Abel ya me la había comido, le dije que no y se sorprendió, diciendome: "en el colegio me la comió a mi la primera vez que le vi en los vateres, teníamos once años. Lo de Abel es afición.
- Pero te hiciste al fin con Abel - le preguntó intrigado Raúl.
- Bueno, gente, yo he venido a un bukkake y rememorar todo aquello me ha puesto cachondo. Ya habrá tiempo para Abel.

miércoles, 8 de abril de 2020

INSTITUTO


La vida vista como la interrelación entre individuos es una maestra antigua de las de puntero e impertinentes. Ella enseña y de ti depende aprender. No suele repetir las cosas. Si asimilas lo que enseña y no consientes escandalizarte cuando sabes ya que y quien eres, la felicidad como aceite abriendose paso entre aguas aflora en tu vida y te permite sonreir.
Volver a rememorar lo que sucedió en aquel Instituto G. Marcel entre los quince y los casi dieciocho años en los que terminé mi secundaria, por mucho que intentara enterrarlos en cotidaneidad e impostura terminarían por hacer aflorar aquella semilla que se sembró una tarde de Agosto junto a la playa por la mano de un personaje para el que la unica norma de vida era obtener placer, daba igual de donde manase. Podia ser una agua clara de roca de un manantial milagroso o agua sucia de un albañal infecto. A mi siete años yo no fui para tío Leo más que un trozo de carne caliente con el que satisfacer su lujuria, esperando carne mas palpitante y entregada, como la de Sarita.
Quizá era pequeño para sacar enseñanza aprovechable de aquel mal trago, pero lo que dejó de recuerdo fue una forma distopica de relacionarme con el placer. El enunciado de aquel tema era: El placer se encuentra en el arrojo, el dolor en la cortedad. Aprendí solamente a identificar señales de acceso al placer en el descaro y la valentía. La reflexion y la prudencia no me harían gozar más que de mi contención.
- Bueno Alex - le urgió Raúl dandole una palmada en el muslo - la pizza se ha terminado y la birra también y falta lo del instituto. ¿A que esperas? Estoy en ascuas. ¡Anda que no guardabas tu nada! Y que cabrón, te las diste de estrecho y te has tragado mas pollas que La Faraona.
- No, no, más pollas que esa seguro que no - miró su reloj y se levantó - y se hace tarde. Me estan esperando en casa.
- Niño, mañana en casa de Sergio, que va a estar Sandra y Ainoa, que ibamos ha montarnos un bukkake. ¿Te animas?
- Contar lo del instituto delante de las tías...
- Si, que a lo mejor se asustan. Si lo saben todo, Alex, y además que vergüenza ni que leche, si has follado con ellas.
- Venga, vale - transigio Alex - pero yo solo. Con mi novia, no.
- Va. Por la tarde y de paso cenamos allí, veras que morbazo cenar entre corrida y corrida.
Alex se despide de Raúl y decide que va a ir andando, cruzando el Jardin del Mediodia, para llegar a su casa. Estaba declinando el sol y las sombras se alargaban sobre el albero de los caminos del Jardin. Era agradable el paseo otoñal, sin prisa, pensando en cómo presentar al día siguiente lo que ocurrió aquellos tres cursos de instituto. Los olores de humedad, hojarasca y naturaleza preparandose para el descanso daban tranquilidad y reposo para pensar. Alex se sentó en un banco de piedra a ver caer la sinfonia de colores tierras, ocres y rojos oscuros con forma de hoja de arce, castaño de indias o sauce.
Aquel mismo ambiente que había cuando con quince muy recien cumplidos y el corazón pegando brincos en el pecho, Alex enfiló falsamente resuelto la entrada del Instituto Gabriel Marcel. Sus padres, por destino de su padre, se habian trasladado a aquella ciudad de la meseta, fría, reseca, sería y misteriosa, con sus callejuelas y fama de estudiantil y alegre. No conocía a nadie y por tanto todos eran potenciales enemigos. La maxima que su padre había intentado grabarle a fuego fue que fuese gris, que se confundiera con el paisaje y que no permitiese sobresalir hasta que se fuesen formando las pequeñas tribus que delimitasen sus respectivos territorios.
Alex era alto para su edad y aunque no era muy musculado estaba bien formado y tenia un aspecto masculino muy acusado.
Aquel primer día.
Estaba absorto en el caer de las hojas y con cada una de ellas un gesto, una mirada, una sonrisa. Aquella sonrisa le desbarató. Fue entrando en su primera clase; biología, el profesor entrado en años les iba diciendo que fuesen tomando asiento. De pronto la clase entera desapareció y solamente relumbró una debil sonrisa, menos que un esbozo que con un ligero gesto de enarcamiento de cejas le señalo el pupitre al lado del suyo. Fue como si le hubiesen dado una orden, se dirigió al pupitre y dijo: hola tío, yo soy Alex. El otro amplió la sonrisa enseñó una perfecta hilera de dientes blanquisimos y sin abandonar el gesto cordial: hola, yo soy Abel.
- Que tal - dijo Abel - ¿eres nuevo por aqui? bueno, nuevos somos todos, pero mas o menos venimos del mismo colegio y las caras suenan, y la tuya no me suena de nada.
- A mi padre le trasladaron a principios de otoño y me dieron plaza en este instituto - contestó Alex.
Enseguida el profesor, con un atiendan "Vamos a presentarnos" comenzó la ronda. Cada uno se ponia en pie y decía su nombre.  Cuando le tocó hacerlo a Abel, se levantó un murmullo y risas cohibidas que el profesor perro viejo cortó de raiz.
- Y esos murmullos cuando te has presentado Abel, ¿que pasaba?
El muchacho se quedo mirando con una sonrisa enigmatica a Alex y agachó la cabeza
- Tranquilo Abel, no tienes porque decir nada. Es solo que es al unico al que han hecho murmullo.
- Soy gay - dijo sin ambages Abel - Cuando acabó el curso pasado el tutor creyó que era una buena idea que en la clase uno por uno nos fuesemos despidiendo del resto. Cuando me toco a mi, decidí que era buen momento para salir del armario. En clase hay antiguos compañeros del colegio y les debe hacer mucha gracia. Ya sabes que si te ven conmigo lo que van a pensar.
Fue un terremoto. Habian pasado mas de siete años. Lo tenia olvidado. Con trece años en Tenerife estuve flotando los quince dias que estuvimos allí enamorado perdidamente de una niña sueca de doce años. Recordaba que quería morirse antes que dejarla para irse a dormir y cada mañana era la ansiedad personificada por llegar a la piscina del hotel. Tan escandalosa era la situación que mi madre en una ocasión tuve que sacarme del recinto porque el bulto que ofrecía a la vista de los bañistas en cuanto estaba delante de la niña era un escándalo. 
De repente una declaración absolutamente cruda, sin excusas, sin disimulos sin culpa obró el ensalmo de hacerme retroceder casi ocho años y recordar no el sexo de tío Leo, no, sino el sentimiento que me provocó. Esa intensa felicidad compuesta de temperatura, presencia, olores, tersura y estimulación visual. Una voz susurante y el milagro estaba hecho. Nada, al parecer, que ver con el sexo. Lo que sentía por la niña rubia de largas trenzas era algo mas carnal, no tan profundamente animico como lo que Abel acababa de resucitar en mi corazón.
Me preguntaba como podía yo explicar algo tan complejo. Si me pusiesen al lado de tío Leo, seguramente lo rechazaría con asco, pero como podía yo conciliar eso con el deseo de poder volver a ser aquel niño con aquellas sensaciones. Pues Abel con aquel sencillo sintagma, habia conseguido hacerme volver a ese momento. No sabría como explicarlo sin caer en lo burdo, lo torpe, la sal gorda del sexo exento de todo lo demás.
Ahí sentado, frente a la naturaleza tan cruda y tan delicada recordaba con total trasparencia y crudeza como sintió cada palabra que le contestó a Abel.
- Me da igual que piensen que soy gay. ¿Sabes? Quizá lo sea, un familiar, hace muchos años, abusó de mi, un abuso mas emocional que fisico. Creía que aquello estaba sepultado en el infierno de mi alma por los siglos y tu confesión tan sincera y natural me ha hecho pensar si no habría yo reprimido aquella tendencia que mi tío Leo me despertó abrumado por el rechazo que podia producir.
- No te agobies. Si aparece en ti esa tendencia dejate llevar, no luches, no sufras. Cabe la posibilidad de que seas bisexual y tambien entonces lo notarás. Solo que cuando formalices una relación no puedes obviar decir a tu pareja cual es tu estado sexual. El heterosexual sabe que tiene que ser fiel a su mujer u hombre con otra mujer u hombre. Si eres bisexual es mas difícil tienes el doble de oportunidades de ser infiel - le hizo gracia su ocurrencia - Pero, vamos, ni lo pienses mas.
- Si, pero como alguien intente meterse  contigo, se las verá conmigo...
- Que va, Alex. Yo me se defender. Podré ser gay, pero soy un tío con su dignidad y su amor propio. Estoy saliendo con un chico. Cuando nos conozcamos mejor te lo presentaré.
- Por cierto, Abel, porque al entrar en clase me sonreiste y me indicaste donde sentarme, a tu lado.
- No se, te vi una luz especial. Tu mirada, tu habito fisico, todo tú, me gustaste. No para acostarme contigo..., de momento
Y se echó a reir con ganas.
Se cruzó con ellos un grupito de chicos con aspecto de echados para adelante
- ¿Que gracia os hacéis las dos? - dijo el que parecia llevar la voz cantante.
Alex no lo pasó por la parte de cerebro dedicada al raciocinio. Sencillamente se volvió tal como Ruben (asi se llamaba el chulito) dijo la patochada y de una sola bofetada a mano abierta le tumbó.
- Abel es gay, si, ¿y qué, cabrón? Y yo, Alex, quizá, te voy a dejar con la incognita, pero somos dos tios, masculino, no tías, y nos hacemos gracias LOS dos. Y la proxima vez no voy a ser tan indulgente, la proxima vez te desfiguro.
El grupo de Ruben se quedo helado ante la determinación de Alex. Nadie volvió a atreverse a meterse con ninguno de los dos.
Se iba haciendo tarde y empezaba a refrescar. Alex se levantó y con los ojos aún humedos por recordar aquel lance, Alex dirigió sus pasos a casa.

martes, 7 de abril de 2020

ALEX


- Pasaste como de puntillas por el episodio de tu tio abuelo, y eso Alex es muy morboso. ¿que edad tenía?
- Uf, hace siglos de eso - se quedó entrecerrando los ojos, con la vista perdida en el vacío. ¿decía toda la verdad o se ajustaba al relato oficial que les contó a Sergio y a él? - el caso es que, ¡joder! Raúl, esto es muy embarazoso.
- Entre tu y yo Alex, nada puede ser embarazoso. Me la has metido por el culo, me has chupado el nabo y hemos cometido toda clase de cosas que socialmente son reprobables. ¿Que te podría avergonzar?
- Que te mentí Raúl, de verdad, bueno, disfracé, tuneé la realidad
- ¿Pedimos pizza o no es muy largo?
- Bueno, tío, lo siento, lo siento. En realidad no fuiste mi primer culo - se ruborizó.
- Jooooder, Alex, esto se pone bueno. Pido pizza. Y tranquilo, me encanta saber estos chismes. No empieces, voy por unas cervezas.
Mientras Raúl traía las cervezas Alex, voló con la imaginación a aquella tarde en la casa del tío Leo. Tio Leo era el hermano pequeño de mi abuelo paterno, para mi en aquel momento, para tener siete años un carroza, aunque luego calculando debía tener entre cuarenta y cinco y cincuenta años. Siempre me llamaba la atención, soltero, con dinero - tuvo suerte en bolsa - pasaba por guapetón y siempre rodeado de  chicas guapisimas. Un triunfador, vamos. Yo le admiraba, me encantaba el roadster descapotable que conducía y me encantaba la forma que tenía de darme un beso muy cerca de la comisura de los labios, junto al pellizquito suave que me daba en el culito. Aquel verano, tío Leo se acababa de comprar un chalet en primera linea de playa y nos invitó a pasar unos dias.
Rememorando como el tío Leo, tumbados los dos en la cama puso su mano sobre mi muslo y deslizaba su dedo meñique por la pernera del bañador que llevaba puesto me empalmé y perdida la noción de donde me encontraba empecé a acariciarme. En ese momento llegó Raúl.
- Vaya, vaya. ¿Que quieres, que lo hagamos otra vez?
- Hostias Raúl, no iba por ahí. Estaba ordenando recuerdos, hace muchos años, bueno, no tanto, en realidad. Ya llegaremos a eso.
- Venga, toma la birra y empieza, la pizza llegará en quince minutos.
- El tío Leo les dijo a mis padres que se había acostado tarde y que no tenia ganas de ir a bañarse, que se iba a echar una siesta. Yo, no se porqué lo hice, el tío Leo me fascinaba y me gustaba estar a su lado, sentir su calor y se me vino a la boca decir que me dolía la barriga.
El tío Leo se crío en Cuba con mi bisabuelo que enviudó y se casó con una criolla y le tuvo a él. Toda su infancia y adolescencia la pasó en la isla caribeña. Tenía un acento meloso con esa permanente sonrisa y la frescura que da el tener dinero, tanto el que heredó de mi bisabuelo como el que él gano en la bolsa de Nueva York. Mi padre decía que de aquel paso y crianza en la isla así como el dinero que todo lo consigue  le quedó una relajación de costumbres que no era muy bien vista en nuestra sociedad. Yo, la verdad, no entendí lo que significaba aquello, hasta esa tarde.
Tío Leo me cogió por la espalda cruzó sus brazos por delante de mi pecho atrayendome hacia su cuerpo al tiempo que decía "Este muchachote se queda con su tío" inclinandose hacia mi y dandome un beso en la mejilla que yo, de verdad, intenté moviendo la cabeza a un lado que el beso fuese en los labios. Ese olor a colonia cara y a masaje de aroma a menta no sabía porqué me atraía tanto. Deseaba tocar la piel áspera de su cara. Me gustaba.
Por eso, cuando mis padres se bajaron a la playa y el tío me dijo que me fuese a su cama que su dormitorio era mas fresquito, el estomago se me encogió y sentí nauseas y me agarré fuerte a su pierna, diciendole que no me encontraba bien. Al abrazar su pierna, meti la cabeza en su entrepierna y sentí cómo su cuerpo crecía, se endurecía y me improntaba en la cara. Y Raúl, amigo, me gustó mucho. Por eso te decía que no dije toda verdad.
- ¿Y se saco la polla tu tío?
- No hombre, al contrario, me apartó de su pierna, me cogió de la mano y me llevó a su cama.
- Estarías en vilo.
- No, no tenía idea de lo que era sexo. Solo sabía que queria estar con él, sentir su calor, su olor, su seguridad, tocar esos musculos robustos recorridos por venas gruesas. Me fascinaba.
- Pero, ¿te hizo algo?
- Espera, todo a su tiempo. El dormitorio del tío Leo era fresco, lo que no quitaba para que hiciese calor. Mi tío me invitó a echarme a su lado. Él se quitó el polito de Fred Perry y se quedó solo con los pantalones de tenis. Yo llevaba puesto un meyba sin huevera, porque decía mi madre que yo aún no tenía nada que guardar y encima retrasaba el secado del bañador.
Se tumbo mi tío y yo a su lado. Él no paraba de protestar por el calor hasta que en un arranque se deshizo del pantalón quedandose en calzoncillos nada más. Me dijo que si yo quería hiciese lo mismo, le dije que no llevaba ropa interior y le quitó importancia "da igual, tu no tienes pelos en los huevos" y al tiempo que lo decía me echaba mano a la braqueta dandome un achuchón. Me encantó que me tocase, pero se que la sangre me subió a las mejillas, y no se si el se daría cuenta Pero no me quité el pantalón. Mi tío, entonces, me puso la mano en el muslo e hizo un poco de presión.
- Joder, tío, que emocionante, me habría encantado que me pasase a mi. Pero sigue.
- Con la mano en el muslo metió su dedo menique por la pernera del pantalón y me rozó los huevos. Me puse muy nervioso, le miré a la cara y tenia los ojos cerrados, pero respiraba muy deprisa. Le miré entonces al calzoncillo y vi como le asomaba por el elastico un trozo de polla, tenía que ser, porque además el bulto que hacia, era considerable. Me quedé muy quieto y él seguia acariciandome los huevos con su dedo. Transcurrido un rato, quitó la mano de mi pierna y recuerdo que me apené, pero inmediatamente con un gesto brusco se quitó su calzoncillo y quedó desnudo sobre la cama. Se acercó a mi oido rozandome con su verga muy dura y me dijo de la forma mas sensual que escuchado jamás, no podia negarme, " déjame que te quite tu pantaloncito, mariconcito mío" y me dió un mordisquito en la oreja.
De repente, se me acabo la inocencia y desee que me abrazase y se hiciese dueño de mi cuerpo. Nunca he vuelto a sentir un paraiso igual. Me importaba un carajo mis padres, mis amigos, mi vida, solo queria sentir su dureza de la entrepierna y quedarme a su lado siempre.
Efectivamente me quitó el meyba y apareció un pene pequeño  pero orgullosamente erecto. Se me quedó mirando a los ojos y me preguntó si quería acariciar su sexo mientras él acariciaba mi pene con mucha suavidad, una dulzura en sus manos que me producia placer y ternura a la vez. Me fijé entonces en su enorme pene y sus grandes bolsas peludas. Con veneración casi le acaricié sus bolas y su pene, que no podía parar de moverse intentando quizá ser mas largo o mas duro. No le abarcaba en toda su circunferencia con una mano así que me dijo que utilizara las dos. De forma totalmente instintiva empecé a subir y bajar  con las manos lo que me proporcionaba una satisfacción rara, muy placentera; le miraba a él a la cara y veía su rictus de placer y eso me estimulaba a seguir. Estaba haciendo algo que complacia al tío Leo, y eso ya era mucho. Al poco rato empezó a destilar muy mansamente su pene un liquido trasparente y como el aceite de la maquina de coser de mi madre, pringoso. "Anda, mariconcito, tomalo con la punta de la lengua y saborealo" negué con la cabeza, en modo alguno lo iba a hacer, y entonces él lo recogió con la punta de su dedo y se lo llevó a la boca, me observó, a ver mi reacción y repitió la operación solo que dirigió su dedo a mi boca. Yo la cerré todo lo que pude pero me embadurnó los labios con la secreción y tuve que tomarle sabor: no sabía a nada, pero me excito y me hizo acelerar los movimientos de la mano. El miéntras tanto hacia resbalar dentro de la palma de su mano mis huevos uno contra el otro y de vez en cuando retraía el pellejo, asomaba el capullo pero me dolía, entonces se mojaba los de dedos de saliva y me lubricaba, así estuvimos un rato hasta que de pronto me retiró las manos y empezó el a sacudirse el rabo hasta que surgió una fuente blanca que nos salpicó a los dos. El tío Leo quedó como desfallecido un ratito, hasta que de un salto se levantó fue por una toalla para limpiarse y limpiarme a mi. Estaba poniendose sus pantalones y me dijo que lo que habia sucedido no era para contarlo. Yo asentí con la cabeza y le dije rotundamente 'Nunca' Pensaba que quizá la tarde del día siguiente se repetiría y la esperaría con ansia. "Venga Alex, vistete que tus padres estaran a punto de subir de la playa y no me gustaría que te viesen en este dormitorio. Me acerqué, me agarré otra vez a su pierna y dije que me habia gustado mucho, que queria más. "Bueno, bueno, pequeño, ya se verá, ahora termina ligero y vete para la terraza a esperar a tus padres. Me desilusionó.
Mis padres llegaron al poco.
- ¿Que tal, Alex, se te ha pasado ya el dolor de barriga? - me preguntó mi padre mientras me daba un beso.
En ese momento, salía el tío con un guisqui en la mano.
- ¿Hace uno? - dijo a mi padre - mientras viene Sarita.
- Perfecto, pero el mio con agua.
- ¿Quien es Sarita? - pregunté intrigado.
- La prometida de tu tío - me respondió mi madre, y me pareció interpretar en su forma de decirlo, algo de desprecio.
- Es una zorra cazafortunas - comentó en  voz baja mi madre a mi padre cuando el tío salió por el guisqui de mi padre.
Y en ese momento llamaron a la verja del jardin. Era Sarita.
Sarita, no tendría arriba de los veinticinco, de curvas pronunciadas y enseñando mas piel de la que pareciera que se puede tener. Mi tío se acercó a ella con los brazos abiertos y la estrechó de tal forma que hizo comentar a mi madre por lo bajini que aquello era una vergüenza.
- Bueno, nosotros vamos a entrar, que se instale Sarita, y a comentar el viaje y tal - y con esto le guiñó un ojo a mi padre que asintió con la cabeza.
- Sin problemas, Leo, tendreis que hablar de multitud de cosas. Por la cena no os preocupeis, ya salimos nosotros a comer algo - dijo mi padre en voz alta - supongo que mucha hambre de comida no vaís a tener.
- Que poca verguenza, con el niño delante, el sinverguenza ese - mi madre estaba indignada - mañana sin falta nos vamos. Este es capaz de pervertirnos al niño. Encima de ser un degenerado esa lagarta le va a sacar los tuetanos. Pues le estará bien empleado.
Al oir que nos íbamos protesté pensando que me chafaban otra tarde en el cielo, pero mi padre cortó.
- Tu te callas que eres un mocoso. Si tu madre dice que nos vamos, nos vamos. Venga, a hacer las maletas.
- ¿Y eso fue todo? - reprochó desilusionado Raúl.
- Peor, Raúl. A la mañana siguiente cuando nos despedimos, la novia de mi tío, dirigiendose a mi dijo algo que me hizo temblar las rodillas.
- Este es Alex entonces del que me hablaste anoche. Tienes muchas habilidades por lo que se ve. Me encantaría que nos visitases para disfrutar de tu compañia.
- ¿Que habilidades, Leo, que ha querido decir tu novia? - preguntó muy seria mi madre
- La habilidad para contestar a la capital del pais que le digas, por ejemplo.
- Es cierto, - terció mi padre - desde pequeñito se las sabe.
- Fuera de eso - se dirigió cambiando el tono de voz - no se que puedas haberte imaginado. El chico no es mas que un crío que cuando tenga diez años más podrá hacer lo que más le guste hacer.
- De eso no nos cabe duda - remató Sarita.
Nos ibamos ya y llegó la hora de los besos. Sarita, me dió uno muy apretado y me susurró al oido: "la proxima vez tengo que ver como se la mamas, mariconcito". No se si mi madre se dio cuenta, pero me puse como un tomate.
- Vale, tu tío es un cabrón con pintas que se lo rajó todo a su novia, etc, etc. Pero me dijiste que mi culo no fue el primero.
- Eso fue mas tarde al entrar al instituto.
- Pues venga, suelta - sonó el timbre - bueno, espera, la pizza.

domingo, 5 de abril de 2020

UNA VIDA DE NOVELA


Mientras Ambrosio iba girando la base a la que me había encaramado pude irme fijando en quien me observaba, algunos con mas interes que otros.
Me llamaba la atención la pareja de jovenes desnudos. Estaban desnudos con la misma naturalidad que si estuviesen vestidos. Es como si fuese su vestimenta habitual. Ella era algo mas baja que él y eso que él no era muy alto, al uno setenta y cínco no llegaría. El la tenia agarrada con su brazo izquierdo por el hombro y reposaba su cabeza sobre la de ella. Con la mano derecha acariciaba el sexo de la chica sin torpeza, y ella con su mano en el pecho jugueteaba con el pezón izqdo. Los dos esbozaban una sonrisa suave y reposada que trasmitía paz. Lo que si me llamó la atención era el extraordinario parecido que tenían. Ambrosio me dijo que se llamaban Dafnis y Cloe. Unos años mas tarde tuve la oportunidad de leer la obra de Longo y comprendí el porque de ese aura de inocencia que les nimbaba a ambos.
Los cuatro caballeros charlaban animadamente aparentemente ajenos a mi exhibicion y las dos señoras hablaban en petit comité en voz baja mientras reían contenidamente. En un momento dado, que me sorprendió por lo distante, un caballero se acercó a mi, rebuscó a traves de la pernera del calzoncillo y me extrajo el sexo completo, pene y bolsas. El pene estaba ingurgitado, sin necesaria dureza, pero apreciable consistencia. Lo sopesó en la palma de la mano y deteniendo el girar de la mesilla lo mostró a los otros tres señores que mediante gestos y muecas de aceptación aprobaron lo que estaban viendo. Uno de ellos levantó la voz 'Carlos, y como está de acceso' El tal Carlos, marido de una de las mujeres, Paloma, con soltura me bajo la ropa interior, me indicó que me inclinase para exponer el ano. Introdujo un dedo, inmediatamente otro y un tercero sin dificultad. 'Listo para fist, muchachos, con la debida lubricacion'
Ambrosio, se dio cuenta que la temperatura se elevaba y cortó.
"De eso nada, que os conozco y en el dia de la presentación no. Una demo con Dafnis y Cloe a ver su sensibilidad y ya veremos otro día"
No sabia que significaba aquello, pero sin tener que decir palabra Fermin se acercó, me ayudó a bajar de la mesita, me recogió los calzoncillos que el tal Carlos me había dejado en los tobillos. No se si con intención o no al retirarlos me rozó el miembro y me pareció sentir un pequeño temblor. Me miró muy profundo a los ojos un instante y procedió a dejar espacio en el centro de la habitación.
Lo que sucedió después aún no he podido calificarlo.
Me vi como protagonista de una coreografia que era como un coro de Vivaldi; elegancia, mesura, continencia, determinación sin torpeza y decoro y todo perfectamente encajado en una escena de sexo sin trabas ni cortapisas. Todo era natural, evidente y consecuente. El sexo era arte y placer, dolor y renuncia, entrega e inocencia. Por vez primera en mi vida penetré a una mujer y lo hice con la naturalidad y alegría que el niño da sus primeros pasos; sabiamente auxiliado por Dafnis, sin querer tomar ningún protagonismo. La sonrisa angelical de Cloe aceptandome en su cuerpo y la delicadeza de Dafnis encauzandome y modulando el ímpetu y la urgencia que mi naturaleza exigía. El roce humedo de sus labios en los mios me reconciliaba con el sexo que yo conocía, el único que hasta ese momento habia degustado y que me pareció por comparacion, zafio, torpe y prescindible. Finalmente a instancias de Ambrosio: 'Dale ahora, Dafnis, del placer que conoce y que atisbe el mundo, que si quiere se abre ante él'
En tanto yo disfrutaba de la calidez profunda del sexo de Cloe y ella de la intensidad de mi cuerpo, casi como si fuese un ceremonial religioso, Dafnis comenzó a besarme desde la nuca, lamiendo con morosidad la espalda y provocandome un placer que se expresaba en la profundidad de la vagina de Cloe. Dije en un susurro que no iba a poder resistir tanto placer y fue cuando Dafnis, a mi oido me pidió perdón y a renglón seguido sentí un dolor urente en el ano como la primera vez que en el vater del colegio, aquel de ultimo curso me sodomizó sin ninguna preparación. Estuve sangrando un par de dias y el dolor al evacuar duró una semana. Dafnis habia entrado así para cortarme el orgasmo. Cuando paso el dolor, Ambrosio se acercó a nosotros y como un abuelo reconviene a su nieto me dijo: 'Se permite de todo, Raúl' miró a Sergio que asintió 'menos correrse. Con el orgasmo se acaba el juego. Se quema toda la polvora, se hace la oscuridad y los angeles dejan de cantar. El orgasmo es la trampa que pone la naturaleza para que dejemos de soñar, de volar y en ultima instancia de gozar. Lo entenderás cuando tengas nuestra edad y cada orgasmo sea un paso irrevocable hacia la desesperanza. Recuerdo cuando padre me llamaba al corral, y lo hacia dos veces al dia en muchas ocasiones, en el trayecto hasta el corral ya me corría de gusto esperando ese enorme tranco. Luego miéntras el acababa me corría otra vez y si le daba por hacermelo por la boca, al tragarme su polvo me corría dos veces seguidas, eso de tragarme la leche de mi padre me parecía el colmo del morbo. Después de salir del corral si me buscaba alguien más, y ese alguien solía ser Fermin, lo hacia otra vez, ¿eh, Fermin?' Fermin desde la puerta muy serio esbozaba una indefinida mueca, que podría ser una sonrisa y afirmaba con la cabeza.
Después de la perorata de Ambrosio, se deshizo la composición, Dafnis se salió de mí y yo de Cloe. Estaba tan a punto que el roce al sacar mi pene fue suficiente para que comenzase a eyacular. Ambrosio me gritó 'Niegate, no consientas que siga saliendo, controlate o vete' hice un esfuerzo como de cortar el chorro cuando ya se ha empezado a orinar. Sentí una especie de presion o dolor o tensión placentera tambien de alguna forma y el semen que salia mansamente por el meato resbalando por el fuste hasta llegar a los huevos dejó de manar lentamente. 'Dafnis' dijo Ambrosio, y el chico muy delicadamente recogió con la punta de la lengua el semen que había empezado a dejar de salir y se lo entregó en la boca a Ambrosio, que lo paladeó y haciendo un guiño a Raúl y levantando el dedo gordo le dio su aprobación 'Se nota que no fumas, chaval, eso es bueno' y ahí es donde yo comprendí porque la leche de mi padre tenía ese sabor acre a veces tan desagradable.
Poco a poco el pene se fue relajando y se alejó el peligro de eyaculación explosiva. Sergio a modo de recompensa me dio un cálido beso. Los espectadores aplaudieron.
'Bueno, ya conoces a los hermanos, ¿que te han parecido?, Raúl' ¿hermanos? 'Si, gemelos, los adopté con dos años y con nueve les encontre teniendo sexo, se asustaron muchisimo, pero les quité sus dudas, cuando me desnudé alli mismo y les dije que porque no me enseñaban como practicar sexo. Fue al principio dificil, pero cuando convenci a Dafnis de que probase a sodomizarme como lo hacia Fermin, la innata curiosidad de los adolescentes hizo el resto. El que estén desnudos en casa siempre es elección suya, y a mi encanta que tengan sexo donde se les ocurra y como se les antoje. Fermin a veces si ellos se lo pide participa'
Timidamente pregunté si podia vestirme, porque me sentía incomodo desnudo. Yo no estaba acostumbrado a estarlo sin razón sexual mediante y no sabía donde meterme.
Ambrosio le dijo a Fermin que trajese unos aperitivos y unos refrescos para los chicos mientras  me vestía.
Aprovechando la relajación del momento pregunte a Ambrosio que como acabó aquello de su padre. Me intrigaba saber hasta que edad estuvo de incesto.
Fermin pidió permiso a Ambrosio para contarlo porque él lo vivió en primera persona y segun dijo le supuso tener que dejar el pueblo.
"Vaya por delante Raúl - comenzó Fermin - que el Celedonio, padre de Ambrosio, era bruto, hasta dejarle de sobra. Segun me dijo mi padre a mi, desde chico el Celedonio fue un salido y allá donde hubiera un agujero allí la metía el Cele. Y lo mismo que me cogió a mi con nueve, lo hacia con las cabras y con lo que se le pusiera por delante. Cuando su mujer, la señora Carmen, que era de buena familia y la preñó con dieciseis, por eso la casó. Pues decía, cuando la señora Carmen vio que la hermana pequeña de Ambrosio, Carmencita, con doce años empezaba a crecerle la barriga se temió lo peor. Interrogó a la niña hasta hacerla confesar que desde que sorprendió a su padre haciendoselo con su hermano, decidió hacerselo a ella, por el culo también, para evitar lo que había sucedido, pero una de las veces, con la furia que le ponía se le escapó y la metió por delante. Con la extrechez virgen el Celedonio se corrió dentro sin voluntad para onanismo alguno y derramarse fuera. La señora Carmen con el jipío puesto por la pena de tener que ir a denunciar a su marido, cogió a su hija fue a denunciar y luego a casa de su madre, de la que ya no saldría.
La guardia fue en busca del Celedonio y lo encontró en la caseta de aperos de mi padre, dandome por el culo a mi, que ya con veinticuatro iba en su busca cuando estaba falto. Nos detuvieron a los dos. A mi, después de la manga de hostias de mi padre por maricón y usar su propiedad sin permiso el cabo de guardia le dijo a mi padre 'anda llevatelo, ya es mayorcito y bastante pena va a tener con que todo dios sepa de que pata cojea. Al fin y al cabo es mayor de edad, pero el hijoputa éste ya era hora que lo empapelen'
Al Cele lo llevaron a la Provincial y como las noticias corren como la polvora, allí por degenerado, le follaron el culo hasta desangrarlo. Nadie le echó en falta. Se enterró en terreno sin bendecir y la viuda pagó a regañadientes una caja de madera sin desbastar. No hubo lápida ni señal. Dificilmente sabría alguien donde reposan sus huesos"