jueves, 16 de diciembre de 2021

RODAJE V

 

- Leo, por favor - Leo se dirigía a la puerta sin vestirse siquiera - espera - le siguió y le cogió del brazo - por favor, hablemos.
- Déjame Gary - acababan de salir del privado - ¿ya no nos oyen? - preguntó en voz baja.
- No, ya no nos oyen.
- Vamos al set de mazmorra, es más discreto - siguió susurrando Leo - y gracias. Me has guardado el secreto.
- Siempre Leo. Me lo tendrían que sacar con tenazas, tus más inconfesables secretos son mis más maravillosas experiencias. Después de tantos años, nunca lo hubiera sospechado.
- ¿Cuando fue la primera vez? - se preguntó cómo haciendo memoria, Leo.
- Yo tenía catorce y tú cumpliste ese día los once justos - Gary se quedó, la mirada perdida con una sonrisa dulce en los labios - estábamos con Marcos y Rita en el parque de abajo de tu casa. Marcos se fue porque tenía que salir con sus padres y nos quedamos Rita y yo, y tú claro. Rita se te sentó en las rodillas y te rodeó el cuello con sus brazos. Me mirabas con apuro y me hacias gestos de que estabas muy duro y yo veía que Rita no hacia más que restregarse contigo. Yo estaba más palote que tú solo de pensar lo cachondo que tú estabas. Y de repente, como si intuyese que ir más allá le iba a provocar problemas Rita descabalgó de tus piernas y se largó.
- Es verdad, ya me acuerdo, estaba fuera de mí, y no me atrevía, aún, a pajearme delante de ti, menos mal que me echaste un cable de los buenos. Cuando preguntaste si me había corrido me limité a resaltarme la polla a traves del pantalón y fue un alivio, de verdad, que me ofrecieses ayuda.
- Aún recuerdo el corazón palpitante en el pecho dejándome sin aliento al sentir tu carné dura a través de los pantalones. Yo mismo empecé a correrme y me mareé. Todavía no se cómo pude abrirme paso hasta tu polla, pero fueron segundos. Me daba igual que estuviéramos en el parque o que tuviéramos claqué, como que nos abucheasen o nos apedrearan. Aún me estaba corriendo cuando me calcé tu capullo en la boca y me sentí realizado.
- Yo mismo me sorprendí - dijo sonriendo Leo - cuando te eché mano a ti y comprobé que estabas húmedo.
- Si - Gary rompió en una carcajada que llegó a oídos de los gemelos - ¡te creías que me había meado y yo te pregunté si aún no echabas nada.
- De verdad que no entendía que por el rabo pudiera salir algo más que orina. Tu te llevaste la  mano, te la pringaste y me la llevaste a la nariz para que oliese. No me disgustó, era un olor raro y me picó la curiosidad a qué sabría. Te cogí la mano y te chupe los dedos. Entonces no te lo dije, me dió vergüenza, pero hubiera querido bajar hasta tu entrepierna y lamer lo que quedase aún de leche.
- Y yo me tuve que reprimir para no empujarte la cabeza hasta mi bragueta y que te metieses la polla en la boca, pero tú ya habías tenido tu orgasmo y pensé que no te haría gracia. 
- Jajaja, nos quedamos los dos con las ganas por cortados. Yo tenía once, era disculpable, pero tú con quince casi, Gary, eras ya un hombre de mundo - la sonora carcajada de Leo, resonó en todo el local.
- Bueno, Castor, al menos están contentos
- ¿Donde han ido? Polux - preguntó Castor, extrañado a su hermano.
- Seguramente en la mazmorra. Es lo más, digamos, discreto - levantó Polux su dedo índice e hizo una pausa dramática - peeeero..., si vamos al control y conectamos las cámaras y micros espías, nos vamos a enterar de todo y podremos intervenir si la cosa pasa a mayores.
- ¿Tu cómo sabes eso de cámaras espías?
- La mazmorra es de los sitios que produce más material que se vende caro, pero me dijo papá que la gente que filma BDSM duro es porque le gusta, aficionados y les gusta tener control sobre las tomas. Papá montó cámaras ocultas para filmar planos que ellos no quieren que salgan.
- Pero eso es ilegal Polux - se detuvo un momento, frunció el ceño y continuó - ¿porqué no me lo habías dicho, cabronazo.
- Porque sabía que eres muy tiquismiquis y lo mismo la lías. Pero ves - estaban entrando a la cabina de control - ahora nos va a servir.
- Siempre me ha gustado esta misericordia - dijo Leo mientras se penetraba con el dildo adosado al asiento de forma triangular e inclinado con respecto a la pared treinta grados - llega exactamente a la próstata y la comprime haciéndome chorrear el semen prostático con un placer..., es grueso, pero eso es un plus, sentirse tan dilatado el ano. 
- Joder, Leo, ¿ya no te gusta mi rabo?
- Me gusta más la manera en que me pellizcas los pezones y como me golpeas los huevos. Aunque follas de puta madre.
Los gemelos tenían los ojos muy abiertos no dando crédito a lo que veían y escuchaban. Eran incapaces de cerrar la boca impresionados.
- Polux, vamos a la mazmorra a pedirles, a los dos, explicaciones.
- No, espera, Castor, vamos a empaparnos bien y a grabarlo todo y luego con ventaja y cuando nos convenga tiramos el misil.
- ¡Que placer, Gary! - Leo culeaba con el dildo dentro para aumentar la estimulación prostática - aún recuerdo la primera vez que me follaste.
- Justo una semana después de lo de tu cumple. Siempre fuiste muy precoz. Pero que polvo, Leo. No sabes lo que disfrute viéndote gozar a ti de aquel desvirgue.
- Y tú por aquel entonces la tenías casi tan grande como ahora.
- Por eso gozaste, tenías poca edad y eras muy elástico aún y yo me reprimí mucho porque mi deseo era dar un golpe de cadera y ensartarte levantándote como un insecto clavado en un alfiler, pero no, fui lento para dilatarte despacio y que gozases.
- Y gocé. Yo creo que en ese momento me hice adicto al ano, sobre todo cuando con trece años, ¿te acuerdas? estaba follandome a Clarita, aquella niña que decía que quería ser monja y tú te lanzaste a mi culo metiéndome la lengua. Me corrí instantáneamente y después de eso no quería que dejases de meterme la lengua.
- Y terminé metiéndote el rabo. No se me olvidará nunca la cara de vicio de Clarita restregándose el clítoris con furia, gozando de como te follaba.
Los gemelos estaban hipnotizados mirando los monitores y escuchando por los auriculares las espontáneas conversaciones de los dos amigos.
- ¿Porqué dijo entonces papá que se ve ridículo follandose a un tipo? - se preguntaba retóricamente Polux.
- Muy sencillo hermanito, porque como se siente bien es con un rabo bien dentro de su culo, pero, calla, espera, espera, escucha que dice - Castor urgía a su hermano a prestar atención.
- Pero aquello se completó cuando cumplí los dieciocho. ¡Que tiempos! Mi primer puño. Y no fuiste tú. Te enteras ahora mismo.
- ¡Papá fisteado como un Axel cualquiera! Cástor
- Nunca me lo hubiera imaginado, Polux. Escucha, escucha, a Gary le va a dar algo.
- ¡Serás mariconazo! no me lo ibas a contar nunca. Y yo creyendo que fui yo el que te desvirgó el ojete con mi mano. ¿Quién fue? Ramón, Domingo, ¿Quién?
- Ni te lo vas a creer, ¡Clarita! la monja.
- ¡Esa niña! y parecía una mosquita muerta.
- Pero no es tan fácil. Verás - Leo jugaba con su pene que iba tomando consistencia a medida que se iba explicando.
- ¡Hostia, Polux, papá se está empalmando! Estos acaban follando.
- Recuerdas que por aquellos años estaban de moda las salas poligoneras. Había una que se llamaba "Eneagono" donde solía ir gente rara y a mi me excitaba eso, mucho punki, tías góticas y trans. Nada más entrar un tío con cresta rosa y perforaciones por todos lados me cogió el culo y me dijo que quería perforarme a mi acercándome la lengua con dos piercings a la oreja. He de confesarte que me cagué de miedo pero deseaba que aquella amenaza se materializase. Le aparté la cara y me pellizcó un pezón con fuerza y me derretí. Si no llega a ser porque un chaval, así macarrilla, típico chacal mejicano, se le enfrentó y le dió un empujón diciéndole que yo era su novio, seguro que acabo en un callejón follado por media peña.
- ¿Quién era? - preguntó intrigado Gary - ¿le conozco yo?
- Si. Espera.
- Coño con nuestro padre, Castor, !ojalá le hubiéramos conocido a esa edad!
- Me cogió el chico por el brazo con fuerza y me empujó a la barra. Tenía un aire que me resultaba familiar. Pidió dos calimochos y se me quedó mirando muy fijamente, "que, ¿aún no me conoces?" no tenía ni idea, aunque me resultaba conocido, hasta que me preguntó por ti y entonces se me encendió la bombilla. ¡Era Clarita, vestida de macarrilla poligonero! La pregunté por las tetas, lo primero que me sorprendió. Se levantó la camiseta negra de asas de canalé que se le ajustaba al cuerpo y pude ver las dos cicatrices por donde le habían hecho la mastectomia. "Hace un año de esto y al mes que viene el plástico me quita las cicatrices, y ya no soy Clarita, soy Lenny"
- Pero, Leo, ¿Se había puesto polla o seguía con coño? - Gary estaba muy intrigado.
- Tenía coño. Y no creía que se metiese en cirugías, que conocía gente que se había tirado por un puente porque al final ni coño ni polla, solo el culo. ¿Tu sabes la gozada que es follarte un tío con coño. Tu estás follando, sintiendo el placer de una vagina pero lo que ves es la cara de un tío con su barba, su pecho musculado y su mirada dura, nada almibarada que ponen habitualmente las mujeres cuando te saben pillado por la polla. Y no dejó que me corriera.
- ¿Y donde estabais, allí en los vateres de la sala?
- No, que va. Me llevó a casa de unos amigos que vivían cómo en comuna. Estabamos follando delante de todos, unos fumandoselo todo, otros pinchandose y otros deseando. Yo me estaba follando a Lenny cuando una tía me pasó la mano por la raja del culo, se detuvo en el ano y me lo masajeó. Me gustó tanto que sólo dije "si" y la tía le dijo a Lenny que si quería hacerme gozar, el puño. Me gustó la forma de decirlo, el desorden general de vicio que había y dije que habría que probar. Y a base de lubricante que tenían en cantidades industriales y algo de paciencia, a las dos horas estaba en un sling probando el puño, no solo de Lenny, sino de todo el que pasaba por allí y le apetecía.
- ¡Claro! Así cuando te lo propuse aceptaste con tanta facilidad y fue tan sencillo dilatarte. Te habías comido ya una docena de puños.
- Una docena, no. Varias docenas. Yo tenía entonces dieciocho y tú me lo insinuante con veintitrés. Siempre que podía me dejaba caer por aquel piso y siempre había alguien dispuesto a taladrarme. Por eso disfruté como lo hice cuando me lo metiste tú.
- Lo que no termino de entender es porqué me lo ocultaste - Gary estaba realmente dolido.
- Hermano, ¿tendría algo que ver el que mamá se largase así de repente con todo esto que ahora nos estamos enterando?
- ¡Joder, Castor! no sería de extrañar que se relaja se y mamá lo pillase. Tu sabes lo que engancha el ano. Nosotros no podemos pasar una semana sin currarnos la puerta de servicio. 
- No me hables, Polux, que me empalmo y solo quiero puño y pinzas de pezón. Joder, Polux, por favor castigame un poco los pezones, que me deshago, con todo los que estamos escuchando. De verdad, no se tú, pero yo le metía el puño a papá ahora mismo y me iba a correr solo de escucharle gemir. Si te parece cuando acabe esto nos despistamos y nos montamos en casa una de SCAT. ¿Quieres?
- Estaba deseando que me lo pidieras. A mí también me ha puesto cachondo pensar en cómo un FTM le follaba a saco el culo a papá todavía virgen por ahí. Pero mira, Polux, Gary está acariciando a papá.
- Y papá se deja y le acaricia a él. ¡Gary le va a atar al bastidor! menudo empalme tienen los dos y Gary ha cogido el zurriago - Polux estaba excitado y entusiasmado - ¡le va a azotar!
- Dame fuerte Gary y castigame bien los pezones con las pinzas fuertes. Nada me excitaría más que los chicos pudieran ver esto.
- Y a mi Leo. He gozado follandolos y con su leche. Su afición al SCAT nunca me ha hecho gracia, pero ellos lo disfrutan. Me gustaría también que estuvieran aquí.
- Estamos aquí, y nos hemos enterado de todo - Castor había pulsado el botón del speaker y su voz resonó en la mazmorra - ahora mismo nos sumamos a la fiesta.
- Solo lamentamos - Polux se acercó al micro - que no te pongan nuestras cerdadas, Gary. Algún día, ya verás.



martes, 7 de diciembre de 2021

RODAJE IV

 

- Venga, cualquiera de los dos empezar - Gary empezaba a ponerse serio - tal como me lo explicasteis a mi.
- Vale - comenzó Castor - por favor Polux, deja de hacer el imbécil ahí con papá y vente a mi lado, esto es cosa de los dos.
Polux se levantó del regazo de su padre dejando a la vista un pene que sin estar completamente erecto se veía con buen cuerpo y muy aumentado de tamaño. Se dejó caer del sofá junto a su hermano apoyándole la cabeza en su hombro. Gary, ocupó el lugar en el sofá y con la mayor naturalidad empezó a acariciar el muslo de Leo.
- Eres mi hermano mayor - protestó Polux cuando Castor intentó sacudirse a su hermano del hombro - dame un poco de consuelo. Lo que le vamos a contar a papá no le va a hacer ninguna gracia.
- Bueno, ya está bien - estalló Leo - soltar lo que sea.
- Si, papá. Nos quedaban semanas para cumplir los nueve - comenzó Castor.
- Siete semanas - apostilló Polux.
- Tú te fuiste detrás de una chica muy morena, con una melena rizada que hacía top-less.
- Si, la recuerdo. Acabamos en su apartamento que tenía en primera línea. Aquello fue inolvidable. Tardé un poco, es cierto.
- ¿Un poco? - Gary dejó de acariciar a su amigo - estuviste ausente una eternidad.
- Bueno, la verdad, yo suponía que aquello sería una cosa rápida, disfrutar de aquel cuerpo glorioso y correrme antes de empezar. No le eché más de un cuarto de hora y al final era una mujer de cincuenta años con toda su experiencia en un cuerpo glorioso de dieciocho. 
- Bueno papá, sigo
- Espera Castor, que se me olvida. Aquella diosa no se tiró a por la carne como un famélico sobre un solomillo. Supo calentarme más de lo que yo ya estaba diciéndome que con catorce y un cuerpo casi como el que tenía en ese momento, su abuelo supo enseñarle cómo exprimir cada momento para extraerle la mayor y más exquisita cantidad de placer.
- ¿Su abuelo? - Castor y Polux gritaron al unísono
- Eso le pregunté yo y me contestó que porqué creía que se había venido conmigo. Le gustaban los hombres mayores. Su abuelo le enseñó a masturbarse y los placeres anales. Pero bueno no estamos aquí para hablar de mi. Estabamos en que me fui tras un polvo, ¿y vosotros?
- Nos fijamos en dos tíos ya mayores y una tía algo más joven.
- Un momento - dijo Gary - eran unos treintañeros con una muchacha que no llegaba a los veinticinco. Tus hijos con su edad les parecieron viejos.
- Bueno, vale, no eran tan viejos, a nosotros nos lo parecieron. Iban los tres metiéndose mano. La chica en el centro con los otros dos, uno metiéndole la mano por la braguita del bikini a ella y el otro haciendo lo mismo pero por dentro del bañador del amigo. Nos intrigó y los seguimos hasta las dunas y en cuanto se sintieron a cubierto de otras miradas empezaron a sobarse y besarse los tres. Nosotros estábamos detrás de una duna viéndolo todo y cada vez más cachondos. Cuando cada uno de ellos se la metió a la tía y el otro le dio por el culo al otro nos descuidamos y nos descubrieron. El que estaba follando y le estaban follando nos llamó, "eh, chavales, venir, nos vamos a divertir" y fuimos, como hipnotizados por los cuerpos de los tres. Se maravillaron de lo iguales que éramos y lo bien armados que estábamos. "Nunca os habréis comido un coño" y el otro dijo "y un culo menos" y Polux tan chulito dijo que comíamos culo y con mierda. No se lo creyeron y Polux fue hasta el culo de la chica y empezó a comérselo, luego le dijo que abriese las piernas y se pasó al coño indicándome con la mano que me ocupase yo del culo.
- Y así me los encontré yo - cortó Gary - cuando al despertarme del sueñecito me puse a buscarlos. A uno de los chicos le conocía yo y le dije que eran unos depredadores sexuales y me contestó que no parecía que nadie les estuviera obligando.
- Y tu - preguntó extrañado Leo - de que conocías a ese.
- ¿Tu de qué crees? pues de follar con él unos días antes, una de esas noches que salí solo para despejarme, como tú no quieres - dijo cargado de razón.
- Yo ya no se cómo decirte - Leo se levantó del sofá indignado - que no me gustan los tíos para follar, que me veo ridículo dando por culo a un tipo. Me la chupas de vez en cuando, porque nos conocemos de enanos y la mamas mejor que cualquier tía, yo cierro los ojos y es una delicia. Solo la mama mejor mi ex y porque la mama como un tío con el añadido que es una mujer. Su hermano bi la enseñó y lo hacía magistral.
- Vale, vale, Leonardo - dijo con impostada indignación - además que sepas que vas ganando edad para mis gustos. Que sigan tus niños con el relato y que te cuenten como los desvirgaron ese día a los dos.
- ¿Que os follaron con ocho años y os callasteis como putas? - Leonardo había empezado a dar pasos arriba y abajo por la habitación más nervioso que nunca - ¿y tú, mariconazo, que hiciste. Disfrutabas, verdad?
- Papá - Polux quiso ser conciliador - tranquilízate. No fue una violación ni nada obligado, estábamos encantados - y miró a su hermano Castor buscando su aprobación - sabes que Castor y yo no hemos estado comiendo el culo, y sucio desde pequeños y estamos pero bien pillados en ese vicio, de manera que como podrás comprender, por el culo, cuando ocurrió lo de las dunas, nos habíamos ya metido de todo. Me imagino que cuando mamá se largó no echó en falta un dildo, grandecito, rosa y negro, que guardaba entre sus bragas, ni tampoco unas bragas negras de cuando era más delgada, y si las echó en falta, no iba a pararse a preguntar.
- Joder, era grande aquel consolador de mamá - terció sonriendo Castor - y las braguitas le encantaba llevarlas puestas a Polux cuando le estaba trabajando el ojal.
- Guau, papá, que morbazo que te clave tu hermano un pedazo de rabo de silicona por el culo llevando puestas unas bragas de tu madre - Polux estaba emocionado rememorando aquellas hazañas - y acabábamos de cumplir los ocho, que un poco después fue cuando mamá se fue. Por eso, no sufras por la follada de las dunas, estábamos perfectamente preparados.
- Y además cuando vimos que iba a pasar, le guiñé un ojo a Polux. Desde que mamá se fue estábamos tramando a ver de qué manera podríamos conseguir un rabo de verdad para nuestro culo.
- Pero, ¿estáis locos? Sois un par de degenerados dignos de la corte de Heliogábalo. A esa edad y preparados para un puño.
- Eso fue a los quince, verdad Gary - Castor pidió la confirmación del amigo de la familia.
- Si, Leo, se pusieron tan pesados que les llevé a un BoyBerry donde se practicaba y cuyo dueño es amigo mío..., bueno, nuestro, joder, si es aquel pelirrojo del instituto, Jonás, el que vendía María en los servicios. A mí me la daba a cambio de mamadas. Bueno pues en su local se hacía, le puse en un compromiso, porque los chicos no tenían los dieciocho, pero como lo aparentaban, los llevé. Y allí fue su bautismo de fist, fue glorioso y ellos lo disfrutaron como nadie.
- ¿De verdad os gusta eso?
- Papá, ¿de verdad te gusta follarte un coño una y otra vez? Eso nosotros no lo concebimos, tenemos otros estándares de placer, nos gusta el cambio y la variedad de resortes de imaginación.
- Bueno. Venga. ¿Como os dejasteis follar? Tiene cojones que yo tenga que escuchar esto.
- Cuando del culo de la chica pasé al coño, Castor se fue al culo y en ese momento el que tío Gary conocía le dijo al otro: "lo intentamos, a ver qué tal" y el otro dijo que no creía que pudiéramos. Su sorpresa fue mayúscula cuando nos la metieron y ni rechistamos. Por lo menos a mí no me dolió, y a tí Castor, creo que tampoco.
- Yo tuve mala suerte, el mío la tenía más pequeña - y lo remató con una sonora risotada a la que se sumó Polux.
- Yo disfruté el polvo. Es más, muchas veces me acuerdo de aquella follada y ya no se echan polvos así.
- Y tú, traidor, que te dices amigo, te limitaste a mirar, ¿no?
- ¿Que querías que hiciese, que les cogiese por las orejas? - Gary estaba poniéndose serio y levantando la voz - y mientras tú follando con un ligue olvidándote de que son tus hijos, no los míos.
- Vale, vale. Calmados los dos. Ya está bien. Somos así de putos desde que nacimos. Hemos tenido desde pequeños fantasías con mucha gente y con Gary y contigo desde luego. Si, papá no pongas esa cara, tu tienes guiones de peli guarra del estilo y no se te levanta el estomago. A raíz de aquello cumplimos nuestro deseo de follar con Gary...
- ¿Queeee? lo sabía, esto no podía salir bien. Eres un corruptor de mis hijos, maricón - Leo estaba a un paso de hacer uso de los puños.
- Vale ya, joder, Leonardo - era Castor el que intentaba hacer reaccionar a su padre llamándole por su nombre - aquí si alguien ha corrompido a alguien hemos sido nosotros a él. Nos los queríamos tirar desde que le vimos mamarte la polla. Si, papá - a Leo se le escapó la sangre de las mejillas. Una cosa era decir que su amigo se la mamaba y otra distinta que sus niños lo hubiesen visto - si. Os creíais que éramos lactantes que no se enteran de nada y lo que éramos con siete años era un par de ninfulos deseando sexo con gente mayor. Os descuidasteis, mamá había salido y como siempre, pensasteis que estabamos hipnotizados con esos estúpidos dibujos de la tele. Hacía tiempo que veíamos tu porno y el de otros. Disfrutamos aquella mamada. Después nos hicimos un sesentaynueve memorable.
- Sois mis hijos, pero sois unos degenerados.
- Y tú eres un dechado de virtudes ¿no? - Castor se indignó - por eso estamos ahora aquí los cuatro en pelotas y tú no habrías tenido inconveniente en filmarnos montandonos un Scat. Que nosotros follemos con quién queramos no es, ya no es, de tu incumbencia, porque cuando fue, tú ibas también de flor en flor, al parecer te olvidabas que en tu casa había dos preadolescentes más calientes que Mercurio en verano y que sin valladar que los contuviese vivían para follar, ¿verdad, Gary?
Gary agachó la cabeza y no contestó al envido de Castor.
- Y ya puestos - dijo aburrido Polux - que sepas que tío Gary no tiene nada que ver con todo esto fuera de presentarnos en sociedad.
- Que es eso de presentaros en sociedad
- La primera orgía de verdad que fue la que nos dio a conocer en el mundillo. Teníamos once años. Acuérdate papá - insistió Castor - tu te empeñabas en que entrasemos en los scout. Y entramos, solo que los findes de acampada y fuego de campamento que tú nos animabas tanto a participar íbamos a algunos chalets de la zona sur, de esos con tanto terreno alrededor donde se montaban los circos. Nosotros éramos los protas, follabamos y follabamos sin descanso y nos daba igual, coño, polla y de que especie.
- ¿Especie? explicate, ¿que es eso de especie?
- En la segunda orgía a la que asistimos. Aquella en la que te llamó Gary que había habido una crecida de un río y nos habíamos quedado aislados y regresamos un miércoles. ¿No te acuerdas? Joder, papá, teníamos en aquella ocasión aún once y tú ¿no te acuerdas?
- Bueno - Leo tenía hundida la cabeza entre los hombros y la mirada de sus hijos le obligaban a tener la suya huidiza - yo estaba ocupado, demasiado ocupado, recuerdo que Gary dijo lo del aislamiento, pero aquellas dos gatas me hacían pensar con la polla y para cuándo acabaron conmigo vosotros llegabais ya.
- Pues aquella orgía fue en la que catamos perro. Tampoco estuvo tan mal - miró a su hermano - ¿verdad Polux?
- Chuparsela a lo primero me daba repelús, pero yo no sé qué vicio me entró cuando escuché gemir al bicho de angustia o placer o lo que fuese que se me olvidó todo, cerré los ojos y me entregué a la sensualidad del sexo más bizarro. Le acariciaba al perro los huevos y sentía crecer su picha en la boca. En ese momento, de verdad papá, deseé que me penetrase otro perro el ano, que me reventase, yo era sexo nada más. Escuchaba a los espectadores gemir de excitación y sentí la boca de mi hermano, verdad o no, Castor - dijo volviéndose a su hermano - en el ano y cuando le escuché decirme: "cagate, Polux" y saber que aquello que nos daba tanto placer en nuestra intimidad iba a ser observado por espectadores me corrí sin poder remediarlo. Pero Castor seguía en mi culo, apreté y sentí como me cagaba sabiendo que Castor recogía en la boca. Me había corrido pero sentí sin explicarlo que iba otra eyaculación en marcha. La gente aplaudía y en medio de nuestra orgía de Scat, abandoné al perro, me volví y busqué la boca de mi hermano al tiempo que se corría. Yo hice lo mismo y quedamos los dos exhaustos sin fuerzas para oponernos a las pollas que ya empujaban en los anos hasta traladrarnoslos. Nos follaron todos los que allí habían. Gary, no. Estaba sobrecogido. A partir de aquella performance éramos fijos en todas las orgías y nos felicitaban hasta por la calle. Y tú, papá, a tus ligues de polvo obrero y a la luna de Valencia.
- Me vais a perdonar - dijo con voz de ultratumba Leo - pero me tengo que ir. Yo no sé cómo voy a digerir este empacho - miró fijamente alternativamente a sus hijos compungido y finalmente a Gary - ¡Joder, Gary! Eran mis hijos, ¿eso no te decía nada?

miércoles, 1 de diciembre de 2021

RODAJE III

 

                                LEONARDO

Leonardo tuvo la fortuna, o no, de llamarse así por la fijación de su padre con el pintor renacentista en la vana ilusión de que su hijo llegase a ser un gran artista. Y aunque no un gran artista, a su manera terminó siendolo. Lo que sí fue toda la vida es un chaval muy despierto, con un olfato fino para saber dónde estaba el dinero y como ir a buscarlo sin entrar en colisión con leyes estrictas, si bien muchas veces rozaba las lindes de lo correcto, lo que le valía entre sus amigos más de un guiño de ojo y codazo de acompañamiento más un "que cabrón, el nota".
Siempre tuvo facilidad para socializar incluso cuando las chicas se quitaban las bragas, en que no perdía la mente fría aunque su cuerpo hirviera, con un defecto acompañante, que era empatico, quizá excesivamente lo que le hacía intentar una y otra vez que todo aquel que le rodeara fuera lo más feliz posible. 
Siempre aparentó tener más edad de la que en realidad tenía y eso con su don natural de gentes le franqueaba puertas que a otro en sus circunstancias se le habrían cerrado. Así con trece años se colaba en los tugurios para mayores sin ninguna dificultad, y ahí en compañía de Gary, un vecino americano ese sí mayor, si no se le ponía barrera que fuese. Y ahí conoció a Kitty, una azafata de vuelo de las líneas aéreas escandinavas de veintiocho años, divorciada, con la que se amancebó. Bueno la palabra sería, se amancebaron, porque en esos menesteres donde iba Leo, iba Gary; porque Gary, por si aún nadie se ha dado cuenta bebía los vientos por Leo, y a él una mamada de vez en cuando de Gary, le daba igual. Por eso cuándo Kitty le propuso ir a su apartamento cerca del aeropuerto a Leo, éste le soltó, que con Gary por delante.
- Hola preciosa - Kitty estaba de pie en la barra del Copa y Habana tomando un martini y Leonardo se le acercó como solo él sabía hacerlo - ¡uy, perdona! creí que eras mi madre, que suele venir por aquí, en realidad no sé bien a qué. Pero, que ya me voy, a ver si la encuentro.
- ¿Tu madre?
- Si, para que me lleve a casa y me de de cenar, a la edad que tengo, aún tomo teta. Fíjate que trauma
Kitty se le quedó muy seria mirándole a la cara y en ese momento Leo estalló en risas que fueron acompañadas por las de Gary, que estaba al lado y las suyas.
- Tu eres muy guasón.
- No lo sabe usted muy bien - contestó Gary haciéndosele notar su acento de Nebraska.
- ¿Y este quién es, ahora?
- Un amigo del alma, que siempre me acompaña por si necesito una mamada. La chupa como nadie.
- ¿Siempre estás de broma? Contigo no hay aburrimiento. Bueno, ahora que ya somos viejos amigos me presento. Soy Kitty, azafata de SAS y salgo mañana a las ocho para Trømpso.
- Hola, yo soy Gary, de Nebraska, EUA y vivo aquí desde que a mi padre le trasladó la empresa. Conozco a Leo desde que tenía quince años, que él tenía diez y casi tanto cuerpo como ahora.
- Entonces - se volvió Kitty hacia Leo con cara de asombro - tienes trece años. Un niño.
- Pero con la polla de un camionero, cariño, y si no que te lo cuente Gary, que me la chupa de vez en cuando.
- ¡Oh, dios! sois unos degenerados.
- No más que tú - respondió Leo con todo el cinismo y encanto del que era capaz - que ahora mismo escurres las bragas y llenas un barreño - se le acercó a la oreja y le susurró - ¿y que nos impide irnos a tu hotel ahora mismo a estrechar lazos, los tres.
- ¿Los tres? - Kitty iba de un sobresalto en otro - pero vosotros sois gays.
- Ese es Gary, no gay. Me la chupa porque le gusta esa vena gorda que me surca el rabo, y a mi me gusta como mueve esa lengua suya por el frenillo, pero si tú le enseñas el coño mientras yo te la meto por el culo, te morirás de gusto.
- Definitivamente estáis locos o unos bromistas de tomo y lomo. Mañana trabajo temprano. Me voy chicos. Otra vez será.
Kitty terminó su martini de un trago, sonrió sarcástica a los dos y salió del local.
- Doble o nada a que no pasan ni cinco minutos y vuelve - dijo muy seguro Leo a Gary.
- Creo que ésta noche la pasamos en blanco, Leo.
- ¿Hace el doble o nada? - sacó un billete grande y lo agitó al aire.
Y en ese momento desde detrás le quitaron el billete de la mano. Sin volver la cabeza, al tiempo que Gary se moría de risa, Leo contestó.
- Devuélveme el verderón, Kitty, que contigo no iba, y además no le has dado lugar a éste para tomar la apuesta - se volvió y continuó - entonces, ¿ya te chorrea solo de pensar que este te come? - hizo una pausa pintando su hipnótica sonrisa - y yo te preño sin problemas.
- No sé que eres más, si un cabrón sin escrúpulos o un maricón escondido. Pero, venga, vamos.
- ¡Papá! Nos estás tomando el pelo. Ni nunca nos has hablado de tío Gary en esos términos - se cargaba de razón Polux y Castor asentía - ni nadie se traga que con trece años ya eras un ligón de barra. ¡El tío Gary mamandotela! Y no quieras hacernos tragar que nunca pasasteis de ahí.
- !Que cuentista, dios mío¡ - remachó Castor en voz baja; que cabronazo el puto tío - ¡Tío Gary! Claro, Polux; te acuerdas que alguna vez comentamos la manera tan rara que tenía de mirarnos cuando íbamos a la playa.
- No os amontoneis chavales, no os amontoneis que os equivocais. Con Gary nunca hubo más que lo que ocurrió la primera vez. No puedo ocultaros que me rogó una y otra vez algo más y que siempre me negué porque sencillamente me veo ridículo besando eróticamente a un tío y menos follandole. A una mujer no me importa, pero a un hombre, me veo estúpido echándole el aliento en la nuca y eso no es bueno ni malo, es así y nunca me lo he planteado. ¿Y a cuento de que viene ese entre dientes de puto tío, Castor?
Castor se encendió como una bombilla Edison y no supo que contestar. Polux se le quedó mirando con la mandíbula descolgada.
- Entonces, pedazo de maricón, ¿era verdad? y mira que te lo pregunté veces y me lo negaste en plena cara.
- ¿Que te negó, Polux? - preguntó a medias irritado y a medias curioso.
- El año pasado, estábamos aquí viendo una serie y Gary nos preguntó si queríamos algo de comer, chino, tailandés o qué. Yo dije que me estaba cagando y Castor acompañó a tío Gary. Tardaron me pareció, mucho y pregunté medio en broma a Castor si habían estado echando un polvo. Me respondió con cajas destempladas, lo que me extrañó, le pedí perdón y se quedó ahí. En ese momento debí haberle contado que a mí me la mamaba desde hacía dos años.
- ¿Queeee? Este Gary es un hijoputa. Al final ha follado con todos.
- Menos conmigo - dijo festivo Chano.
- Ni conmigo - apostilló Jeni.
- Un momento, un momento - Leo quiso poner orden - vamos a jugar todos con la misma baraja y las cartas boca arriba. Y vosotros dos - dirigiéndose a Chano y Jesi - podéis iros si queréis. Ahora mismo llamó a Gary y que salga ya toda la mierda.
- ¿Irnos? - dijo festiva Jeni - ahora que esto se pone interesante.
- Llamemos a Gary y pongámoslo todo en claro de una vez.
- Para qué, papá - Castor jugueteaba con sus genitales, ahora detumescidos, visiblemente nervioso - solo va a complicar las cosas. Además, Bastian está aquí con su novia y estas cosas no les hace falta enterarse de extremos que no les van ni les vienen.
- Tiene razón mi hermano - Polux se puso en pie temblandole la voz - no veo...
- Prefiero que esté aquí la parejita, son ya casi de la familia - y se echó a reír - además, seguro que Bastian tiene oportunidad de aprender algo. Algo me está empezando a escamar. Perdonarme, pero conociendo a Gary..., este cabrón ha sido capaz de cualquier cosa - Leo se puso en pie con los brazos en jarras y cara de poder asumir con resignación lo que tuviera que venir - venga, pareja de repetidos. Castor, Polux, hijos por favor; ¿no tendréis algo que decirme antes de que llegue Gary?
E inmediatamente Leo supo que aquello lo trascendía todo. Conocía perfectamente a sus hijos. Desde que eran muy pequeños cada vez que cometían una barrabasada se quedaban como estatuas inestables balanceándose de lado a lado cogidos el uno al otro de una forma extrañísima por los dedos pulgares y con la mano libre se masajeaban los testículos exhibiendo una sonrisa bobalicona.
- Papá - Castor miraba alternativamente a su padre y a su hermano, abriendo y cerrando la boca sin terminar de articular palabra - yo, yo, no sé si mi hermano, no se, pero la verdad, la verdad...
- Espera, Castor - y dirigiéndose a Chano y Jeni - chicos, lo siento, pero creo que deberíais marcharnos. Lo que viene ahora ya no es ningún juego y debería quedarse en familia.
- Venga Jeni, vámonos - Chano se levantó y fue a buscar su ropa.
- Vente mañana sobre esta hora Sebastián y continuaremos con lo nuestro. Y perdona.
Chano y Jeni terminaron de vestirse y salieron Leo se sentó en el sofá y dando unas palmadas en el asiento animó a sus hijos a que se le acercasen. Polux se sentó al lado de su padre, apoyó la cabeza en su pecho y empezó a hacer pucheros.
- Venga ya tío - le reconvino Castor - déjate de mariconadas de lagrimitas ahora. Lo que hicimos lo hicimos y fue porque quisimos.
- Si no te hubieses ido con aquella tía - Polux levantó la cabeza mirando a su padre con los ojos empañados - que tú también eres muy salido.
Y en eso, que Chano y Jeni ya abrían la puerta para irse un hombre pelirrojo con faz empatica y ojos rabiosamente azules tocaba el timbre.
- Ah, hola. No nos conocemos. ¿Que sois, nuevas estrellas del sinvergüenza de Leo? Yo soy Gary, amigo de la familia.
- Pasa Gary, están en el privadisimo, así que te vas despelotado y preparándote para el chaparrón.
- ¿Cómo?
- Ya te enterarás - y con esta frase cerró la puerta del loft de Leo.
Gary se dirigió a la zona privada desnudándose mientras llegaba. Cuando llegó a la puerta terminaba de sacarse los calzoncillos y sin poderlo remediar siempre que se desnudaba y sabía que alguien iba a observarle experimentó una erección soberbia.
- Perdón, Leo, ya sabes lo que me pasa cuando me desnudo delante de alguien. Ya estoy aquí - ocultaba su pene duro sujetándosele con la mano y obligándole a contactar contra su muslo - ya me dirás a qué se debe - se fijó entonces en Polux con su cabeza reposando en el regazo de su padre que le acariciaba la cabeza y Castor sentado en el suelo acariciándole las nalgas y el pliegue entre ellas - pero, ¿que le sucede a Polux?
- Gracias por venir Gary. Siéntate aquí cerca de nosotros y aclaremos algo.
- Castor - dijo Polux a su hermano - me estás poniendo cachondo pasándome los dedos por el ano y con la polla de papá tan cerca y su olor tan característico no sé qué va a pasar.
- Por eso lo hago Polux siempre te ha gustado que te acaricie el ano e insinúe el dedo dentro y a mi siempre, también, me ha gustado tu olor y tú sabor, porque es como si fuera yo mismo y me excita tanto como a mí. Me gusta esa memoria olfativa de tu mierda y tú ano.
- Bueno, chicos - Leonardo ponía orden - ya está bien. A lo que íbamos. Y tu Castor deja de pasarle los dedos por el culo o acabaré corriéndome en la boca de tu hermano.
- Eso no lo consentiría - protestó Gary - sabes que tu leche, desde hace mucho, el que se la bebé soy yo.
- Pero es la polla de mi padre - le contestó muy orgulloso Polux - y si alguien tiene derecho a mamarsela es su hijo.
- Sus hijos - puntualizó Castor - ¿o yo me iba a quedar mirando?
- ¡Bueno! ya está bien. Gary, ¿que clase de relación has tenido o tienes con mis hijos? y por favor la verdad.
- El verano que tu mujer decidió largarse fuimos con los chicos a San Juan de Luz, ¿recuerdas?
- Si, perfectamente. Los chicos estaban a un paso de cumplir los nueve años.
- ¿Te acuerdas de aquella morenaza del pelo ensortijado y cuerpo color bronce?
- Como no, ¡si me la llevé al huerto!
- Y te olvidaste de tus hijos.
- ¡Hombre, Gary! yo confiaba que tú estuvieses al cuidado.
- Y lo estaba. Pero tú te largaste con un "ahora vuelvo" y yo cerré los ojos un momento tumbado al sol hasta que los abrí sobresaltado y los niños no estaban. No te puedes imaginar donde se me puso la boca del estómago. Y ahora, les preguntas a tus hijos donde estaban y yo los encontré y por poco no me caigo de espaldas. Tus hijos, debilidad mía de siempre, me suplicaron que no dijese nada y desde entonces me convertí en su cómplice y confidente. De lo que sucedió aquel día derivó todo lo demás hasta hoy. Venga, vosotros dos a cantarle la traviata a tu padre. Ya está bien de secretos.

martes, 12 de octubre de 2021

RODAJE II

 

Los hermanos estuvieron esperando inquietos a que Ismael llegara, pero el chico se retrasaba.
- Venga Polux, vamos a empezar, estoy nerviosisimo perdido por tener mi cabeza entre tus muslos. ¿Tienes ganas de cagar?
- Uff, Castor, esta mañana no quise hacerlo para reservarme para ahora.
- ¡Como yo, entonces! - y soltó una carcajada de confirmación de hasta que punto estaban conectados ambos hermanos - bueno, y como lo hacemos; lo vamos a poner todo perdido de mierda.
- ¡Si, joder, si! todo lleno. Mira Castor, cogemos bolsas de basura de las grandes, las abrimos...
En ese momento, sonó el timbre. Los hermanos estaban desnudos preparados para lo que fuese a pasar. Se miraron el uno al otro y el timbre volvió a sonar.
- ¿Y si no es Isma? - Polux le metió la duda a Castor.
- Si, si es. Vamos, que me juego lo que tú quieras - se dirigió a la puerta y sin preguntar abrió. 
Y allí estaba Ismael. Pero no estaba sólo.
- Hostias tío, ¡Estás loco! ¿En pelotas abres? Podía haber sido un repartidor o un vecino - estaba alucinando.
- Sabía que eras tú. No podía ser nadie más. Estábamos a punto de empezar, joder, nos estamos cagando. Venga, pasa Ismael. Tenías que habernos avisado que venías con alguien, no se yo...
- Mi primo Ricky, es como mi hermano. Le dije a lo que venía y me ha dicho que le gustan esas pelis de cerdos como vosotros pero nunca lo había visto en vivo. Y menos con dos chinorris como vosotros. Menos mal que somos todos menores
- Hola - tendió la mano a Castor, y en ese momento apareció Polux - hola, soy Ricky, el primo de Ismael. Yo soy un cerdako como vosotros pero de vista, nunca he estado en una performance. Me gustaría ver cómo os lo montáis, y..., no se, si me animo, a lo mejor...
- Ricky, tiene quince años y muchos pelos en los huevos - dijo entre risas Ismael - y la polla más grande que la mía.
Ricky era un larguirucho adolescente muy delgado, de cara angulosa, pómulos hundidos y unos ojos grandes negros enmarcados por unas ojeras violáceas. El pelo rapado con una cresta mohicana y varios piercings en las orejas y uno atravesando en entrecejo en la raíz de la nariz.
- Joder con tu primo - se asombraba Castor - parece una ferretería - ante lo que Ricky sacó la lengua y enseñó el que le perforaba la boca.
- Para las mamadas hace milagros chavalín - dijo sentando cátedra Ricky.
- Pues esperar a ver el premio gordo - soltó riendo Ismael.
- Bueno, venga, Castor, vamos, que me estoy cagando - Polux tiraba del brazo de su hermano.
- Entonces podemos mirar - Ismael estaba un poco cortado.
- ¿No ves cómo están, que se les sale la mierda y están deseando comer? - Ricky mostraba mucha seguridad - además hay que ir desnudándose, ¿verdad, chavales? - y mientras lo decía ya se estaba desabrochando el pantalón y dejando saltar una rotunda polla erecta coronada por un Príncipe Alberto reluciente
Castor y Polux se volvieron para dar su visto bueno a quedarse todos desnudos y quedaron como congelados al ver el miembro tremendo del primo de Ismael con su adorno
- ¿Puedo? - Polux se acercó al quinceañero extendiendo la mano.
- Estás en tu casa, claro que puedes y si te acompaña tu fotocopia y metéis lengua, ya para qué. Si encima tironeais del anillo me puedo morir de gusto.
Castor no dejó prácticamente que Polux palpara el anillo del pene de Ricky.
- Venga, joder, que me cago.
- Guau, que pedazo de rabo. Ni en las pelis de papá.
Entraron al cuarto de los trastos que habían despejado con un par de colchonetas de scout en el suelo cubiertas por plásticos de basura. Se echaron encima y Polux, siempre más descarado se dió la vuelta ofreciendo el culo a su hermano al tiempo que se inclinaba sobre el de Castor. Ricky tomó protagonismo y como si lo hubiera hecho siempre separando los dos cachetes de Polux.
- No aprietes chaval, que si no, sale todo de golpe. Deja que el cuerpo lo haga a su manera y el zurullo saldrá a cámara lenta para que tu hermanito tenga tiempo de verlo venir y tome conciencia de que es un cerdo que va a comer mierda y lo mismo vale para él. No apliques la boca al ojete, verlo salir y abrir la boca da mucho más morbo y el corazón se acelera hasta que deseas comerte todo lo que salga. Que entre la mierda caliente en la boca y cuando os llegue a la garganta masticar, sentir el amargor de la mierda, como la polla se encabrita y entonces si, aplicar la boca al ano para embadurnarse bien la cara y luego ya dejarse llevar y buscar la polla y los huevos y lo que deseeis. Además estaré yo aquí para meter baza con mi boca y mi polla, si me mola lo que veo, que puede que alguno se eche para atrás en el último momento. Si todo va bien follarse un culo recién cagado es un placer suave y exquisito.
- ¿A ti te han follado el culo nada más cagar, Ricky? - preguntó extrañado Ismael.
- Claro, pringao, si no de qué crees que se yo tanto de estas cochinadas tan ricas.
Castor tenía la vista fijada en el ano de Polux como el láser de un F35 en su objetivo. Vio como lentamente el ano entero se levantaba abombandose el ano que empezó a dilatarse lentamente dejando ver el bolo de mierda de Polux. Al tiempo sentía como su pene se endurecía y en ese momento Ricky cogió una presa con violencia en los pezones de Castor que se dolió y al hacerlo operó la prensa abdominal y soltó sobre la boca de Polux sus heces. Al sentir la textura pringosa y caliente en la boca, Polux hizo fuerza y la boca de su hermano Castor se llenó de mierda. Entonces, Ismael que hasta ese momento se había mantenido como observador hipnotizado, imitó a su primo y pellizcó con fuerza los pezones de Polux que reaccionó llevando su boca al ano de su hermano hundiendo la lengua entre mierda profundamente en el ano de Castor y fue cuando como por un impulso irrefrenable Ismael se hizo sitio violentamente en el ano de Castor desplazando a Polux y rebozandose en la mierda desplazándose primero a los huevos queriendo como tragarlos y luego tragándose la polla lampiña y dura del chico, jadeante de lujuria, más como un cerdo gozando entre basura que un chico intentando estimularse. Mientras Ricky, dejó la presa de los pezones de Castor y se dirigió a poseer el culo de su primo que con la cara llena de mierda iba de la polla de Castor a la boca de Polux. Ricky lubricó de la mierda de Polux la polla y se la insertó profundamente a su primo que gritaba que le metiese hasta los huevos. Ricky follaba duro y en un momento anunció que se corría. Polux al escucharlo se zafó de la piernas de su hermano y se lanzó avido por la polla de Ricky que terminó de correrse dentro de su primo.
- Cagame el polvo de tu primo en la boca - fuera de sí Polux rogaba a Ismael que le diese el semen de su culo.
Ismael hizo fuerza y salió un chorro de semen mezclado con heces que fueron a parar a la boca de Polux, que finalmente aplicó la boca al ano de Ismael para hartarse de semen y mierda.
Castor por su parte a cuatro patas arqueaba la espalda haciendo esfuerzo de vómito, había tragado mucha mierda de su hermano y la vomitaba, situación que aprovechó Ismael para penetrarle sin miramientos. No encontró oposición y su pene se hundió profundamente en el cuerpo del chico vomitando. Polux, completamente enloquecido de lujuria se colocó debajo de su hermano a recibir en su boca su vomitó de heces mientras se masturbaba lo que aprovechó Ricky para apropiarse del pene y terminar con una felación del muchacho. Nada más correrse Polux comenzó a vomitar como su hermano mientras Ricky compartía la corrida con su primo que se derramaba dentro de Castor.
Exhaustos los cuatro se limpiaron como pudieron y se fueron al baño a ducharse. 
- Joder, con los chavalines - dijo Ricky - ¿que edad tenéis, ocho, nueve.
- Cumplimos ocho la semana que viene.
- Hostias, cuando tengáis mi edad...
- Llevabamos comiendonos la mierda desde casi los dos años, aunque lo de ahora ha sido bestial. Esto hay que repetirlo. Esa sensación de la arcada para vomitar con el culo follado a lo bestia, no creo que se pueda superar.
- Os voy a presentar a unos amigos. Veréis como todo puede superarse.
- Vale, pero primero ayudarnos a recoger toda esa mierda.

- Entonces, par de sinvergüenzas, vamos a ver. Decirme la verdad, vuestro SCAT particular, ¿tuvo o no tuvo, digamos, ayuda externa? Porque la verdad, yo diría que después de tantos años de esa práctica me extrañaría mucho que no se os hubiera ocurrido dar entrada a otro, u otros. No olvidéis que de esto se un montón y el SCAT acaba convirtiéndose en una práctica multitudinaria en la que generalmente uno o dos son la diana de los culos, la mierda y regocijos de los demás. Así que creo que merezco, merecemos la verdad. Esta casa es trasparente, estamos desnudos, no hay porqué ocultar nada.
Castor y Polux se miraron muy serios el uno al otro y lo decidieron como lo que eran, una sola alma en dos cuerpos idénticos.
- ¿Te acuerdas cuando a punto de cumplir ocho años nos dejaste solos en casa por primera vez después que mamá nos entregara? Pues eso. Ese día invitamos a un compañero mayor que nosotros a que viese lo que hacíamos.
- Que arriesgado hacer una de esas invitaciones - dijo sorprendida Laura - la gente tiene mala leche.
- Bueno, nos escuchó en el váter hablar y se invitó él solito so pena de sacar la humeda de paseo - aclaró Polux.
- Si - siguió Castor - pero se trajo un amigo mayor que él y entre los cuatro se montó una buena, porque el que trajo, Ricky, no era la primera vez y sabía lo que se hacia.
- Así que aquel día al regresar del trabajo recuerdo que había un olor muy extraño como al de mi colonia pero mezclado con otro olor tenue pero penetrante. ¡Claro! olor a mierda que es un olor que impregna las cosas y de lo más difícil de eliminar.
- Pusimos plásticos sobre las colchonetas del camping pero así y todo después de tirar los plásticos y limpiarlo todo tuvimos que echar colonia y creo que fue peor. Contábamos con hacérnoslo los dos de una forma más civilizada pero nuestro compañero, Ismael, es como si se hubiera vuelto loco y todo se descontroló.
- Y supongo que desde entonces...
- Ricky nos presentó a unos tíos y tías. Hicimos algo pero llegó otro algo más mayor y se volvió loco. Y yo ahora lo entiendo. Teníamos ocho años, unos mierdas, depravados, pero unos chichirivainas que podían procurarles más de un dolor de cabeza. Total que nos echó con cajas destempladas no sin antes trastearnos el ojete a ver qué nivel de desenfreno teníamos, y nos dijo
"Os quiero ver aquí en vuestro dieciocho"
- A mi me metió tres dedos del tirón, nunca lo hablamos, Castor, e hizo que soltara lefa con un placer intenso y raro.
- A mi me metió tres igual y me dijo que me largará cuanto antes o le iban a meter en la cárcel.
- La verdad, chicos - acotó Leo - es que con ocho años medíais cerca de uno cuarenta y estabais cuadrados a cuenta del karate.
- Después de aquello - continuó Polux - seguimos nosotros solos disfrutando de nuestro secreto. Ismael parece que después de aquel desaforo se cortó y se mostraba con nosotros huidizo. Con Ricky alguna vez en un descampado detrás de la estación, ¿te acuerdas que morbazo, Castor? nos desnudabamos, teníamos como diez u once ya ¿no?.
- Íbamos a cumplir once, pero aparentabamos con las pecas y los pelos coloraos quince o dieciséis, ya casi tan altos como ahora. Pero continua tú, Polux, lo relatas mejor. A mi me da un poco de corte.
- Bueno - continuó Polux - nosotros desnudos a cuatro patas a los pies de Ricky ya con más de diez y ocho, él meandonos y nosotros con la lengua fuera peleandonos por el chorro. Luego él se agachaba, bajándose los pantalones, sin quitárselos y cagaba en el suelo y nosotros nos acercábamos a lamer su mierda y cogíamos trozos y nos los pasábamos de boca morreandonos. Ricky después ponía el culo para que se lo limpiasemos a lametones que terminábamos por prolongar a sus huevos y a la polla. Al final como nos peleábamos por la orina lo hacíamos por el semen que salía del pajote que se hacía y después nos impedía corrernos a nosotros que era lo más excitante. Nos vestiamos y la mierda nos la quitabamos en los vateres de la estación.
- Os gustaba entonces el rollo de la sumisión, como a mí me gustaba la que hacía con Ramiro. Me gustaba especialmente cuando íbamos a una zona de cruising, Ramiro me ponía el collar con la cadena y me paseaba ofreciéndome a quien quisiera follarme. Mientras me follaban, a pelo, yo se la mamaba a Ramiro. Aquello sí que me gustaba, ser presa de alguien que me ordenaba.
- Tu también tienes tú historia - Leo se admiraba de la naturalidad de Chano - habrás pasado malos ratos, pero también has gozado lo tuyo.
- Si, éste es una perra buena - Laura sonreía al decirlo - nada le gusta más que comerme el coño mientras meo y luego que me calce el strap-on y le folle a lo bestia. Luego me folla el a mi pero por el culo. Por el coño se le baja. Yo sé que es muy maricón, aunque él diga que es bi, pero me mola como me folla el culo y luego me lo come. Me corro enseguida. Y además me quiere, se lo noto.
- Y vosotros, ¿cuál fue vuestra última cochinada? tengo que ir tomando nota, porque me hacéis un largo los cuatro que va a ser un pelotazo. Vamos a ganar dinero todos. ¡Eulalia! acercate que tenemos trabajo - le gritó a la guionista.
Los hermanos se miraron y explotaron en risas, con los brazos echados por el cuello.
- Bueno, ¿qué? - se impacientó Leo.
- ¿Te acuerdas del tío que nos trasteó el culo y nos emplazó para la mayoría de edad? - dijo Castor - pues lo encontramos en Grindr. Y quedamos. Faltaban días para cumplir pero le dijimos que ya los teníamos. 
- ¿El qué teníais?
- Los dieciocho, joder. Quedamos. En su casa. Un chalé a las afueras. Era exclusivamente para orgias de sexo y drogas. Seríamos doce o trece entre tíos y tías y dos perrazos bien entrenados. Eso es saber lo que se hace papáos. Yo no paraba de pensar lo que tú habrías disfrutado con unas cuantas cámaras.
- ¿Como era? - preguntó Laura intrigada sin parar de masajearse el coño. Chano se le acercó y le ayudó en su paja - me estoy poniendo cachondísima.
- El paraíso. De la forma más natural practicaban sexo en cualesquiera de las formas y nadie se asombraba de nada. Nadie se negaba a nada y todos disfrutaban. Cuando llegamos todos interrumpieron sus actividades para saludarnos, hasta los perros. Previamente nos tuvimos que desnudar en la esclusa de entrada, y como neófitos nos dotaron de castidad, y aplicación uretral. Dolió al colocarlo pero luego el estado de excitacion era tal que las eyaculaciones eran continuas y el placer mareante. En ese estado uno deseaba todo lo que a los otros se les ocurriese porque un simple pellizco o un golpe regular en los huevos se interpretaba en clave de placer y había desear ser un juguete en manos de todos. En esta fiesta fue donde probamos coño por primera vez. Polux se volvió loco, quería arrancarse la castidad y follar pero tuvo que conformarse con prestar el culo, ¿verdad hermano?
- Es que yo lo recuerdo ahora, y en realidad, no se qué me pasó. Una chica muy morena de vientre plano, con un anillo en la parte superior de su sexo (ahí fue donde yo me enteré en vivo lo que era un clítoris) me mordió al punto inmediatamente anterior al dolor los pezones y creí morir. Luego me fue empujando la cabeza hacia abajo, bien es cierto que alguien me penetraba muy lentamente, hasta dar con su sexo. Su suavidad, la dureza y engrosamiento del clítoris con su anillo, los labios sedosos, carnosos y rosas enmarcados por un bigotillo negro ensortijado, me volvieron tarumba. Sentí que el capullo se me rajaba contra las rejas de la jaula de castidad y me lo quise arrancar. Si no me llegan a sujetar me emasculo allí mismo a tirones. Cuando me serené un treintañero de aspecto rudo con una lengua bífida, si, si, bífida, hay quien se la perfora con un piercing para perfeccionar el sexo oral y hay quien se corta la lengua por la mitad y después de unos meses de cicatrización y curas muy dolorosas, alimentándose de comida semiliquida se termina con una lengua que puede moverse en dos direcciones. Bueno, pues manejando esa prodigiosa lengua y a través de la reja de la castidad me consiguió un orgasmo de tal intensidad que me desmayó, orgasmo logarítmico le llamé yo; muy lento pero irresistiblemente ascendente hasta que la pendiente de la curva se dispara y lo que creías que todavía le quedaba una eternidad para explotar se resuelve en un segundo, un subidón. Increíble.
- Supongo, entonces, que esa fiestecita duró unas horas - dijo sarcástico su padre.
- ¿Horas? perdimos la noción del tiempo - Castor perdió la mirada en el horizonte - cuando aquel loco del Grindr nos dijo que se había terminado era dos días después. Acuérdate que te dijimos que nos íbamos a esquiar a Suiza con unos compañeros que tenían un refugio de alta montaña. Pues te mentimos. Aunque estuvimos a punto de confesar, asustados - miró a Polux buscando su apoyo - ¿verdad?
- Estábamos cagados - continuó Polux - en sentido literal y figurado. Cuando el loco de Grindr nos desperezó al tercer día para que nos fueramos nos alcanzó dos pañales.
- ¿Pañales? - preguntó extrañado Chano - ¿que hubo, mucho fisteo?
- Ni lo sabemos, yo lo último que recuerdo - miró a su hermano buscando su aprobación - es la picha de uno de los perros, escarlata y brillante goteando muy cerca de mi boca y yo muerto de deseo por metermela en la boca. Lo que pasó después en las 48 horas posteriores no sé si Castor se acordará de algo más.
- Yo me acuerdo del loco aquel haciendo de mamporrero de uno de los perros para follarme y sus garras arañandome la espalda intentando agarrarse para empujar. Las marcas me duraron una semana hasta que se me cayeron las costras de las heridas. Me dejaron señales. Mirad - y se volteó para enseñar la espalda mientras su hermano hacía de cicerone indicando las trayectorias de las cicatrices.
Chano se levantó del sofá acercándose a Castor para tocar con sus propias manos el testigo del evento. Solo de imaginar que un perrazo, puesto él a cuatro patas, le montaba le hizo empalmarse instantáneamente y al llegar a la altura de Polux para ver las cicatrices le quedó su pene a la altura de su cabeza. Polux al girar la cabeza se encontró a pocos centímetros con el capullo restallante de brillo de Chano. Polux miró a su padre pidiendo permiso tácito.
- Su novia está aquí - le respondió Leo - pregúntale a ella.
Miró a Laura con gesto implorante.
- Anda, si - le contestó condescendiente - que sois todos una panda de maricones. Además, él lo está deseando desde hace rato. Si le conoceré yo.
Chano por su parte estaba espectante y en cuanto Laura dio su visto bueno sujeto el pene acercándolo a los labios de Polux que tardó un milisegundo en hacérselo llegar a la garganta.
Chano avisó que si seguía Polux seguía con esa maestría se correría ante lo que Laura de un bote llegó hasta su novio y de un tirón le retiró de Polux.
- Una cosa es un capricho y otra que le regales tu leche a un extraño. Esa leche es mía. Recuerda nuestro trato.
Finalmente los dos volvieron a sentarse en el sofá. Leo inquirió finalmente por lo que sucedió con los pañales.
- ¡Que rabazo más rico, Castor! - le estaba susurrando Polux a su hermano cuando Leonardo preguntó por los pañales.
- Si - reaccionó Castor - el tío aquel en la esclusa donde nos vestiamos nos los dio y nos dijo que los pusiéramos porque no sería extraño que se nos cayera la mierda. Que en un par de días volveríamos a controlar el esfínter interno y que el externo, era ya incompetente para siempre. Cuando llegamos a casa estábamos cagados los dos y no nos habíamos enterado. Fuimos al súper por más pañales y al tercer día de estarlos manchando nos planteamos confesarlo todo porque estábamos muy asustados. Pero por la noche ya no habíamos manchado y aunque conservamos el pañal para dormir a la mañana siguiente, cagamos, con cierta insensibilidad pero con continencia. 
- Parece ser - continuó Polux - porque yo lo hablé con el tío de Grindr que fue una orgía de fisting, poper y pezones principalmente. A mi los pezones me estuvieron doliendo una semana y puedo asegurar que los tengo más grandes.
- Papá, veo que a ti a pesar de la edad, el empalmé no te ha cesado - Castor hablaba con cierto sarcasmo - Aquí, hemos hablado todos menos tu. Yo creo que...
- Es cierto - continuó Chano - ¿como llegaste a tener este negocio de porno? porque para esto hay que tener ciertos contactos y algo de dinero para los principios.
- Vale, vale, vale - se puso Leo en pie sin dejar de acariciarse su sexo.
Fue, como son todas estas cosas. Carambola. Un cúmulo de casualidades y circunstancias que se dan juntas en un corto espacio de tiempo. Os lo contaré, pero no interrumpais.

miércoles, 6 de octubre de 2021

RODAJE I

 
Me gusta sentir en la cara el frescor del amanecer, me despeja la mente, mi meta y me recoloca en el mundo. Y además es cuando más libre de ataduras me encuentro y se me ocurren las mejores ideas. Me obligó a levantarme temprano, porque la pereza me atornilla a la cama y la mejor forma es recordar siempre que como el pan recién hecho para desayunar, nada. Así que cada mañana a las siete, como tarde, estoy en planta. Bueno perdón, me presento, me llamo Leonardo, Leo para casi todos, estoy divorciado del amor de mi vida con la que tengo dos hijos, Castor y Polux, gemelos. Este fue nuestro primer desencuentro, ella quería algo como Juan Jesús o parecido y yo me negué, me puse muy burro. Soy productor y director de cine, hasta ahí sabía ella, el apellido del cine, porno, no lo supo hasta que los críos tenían siete años. No lo soportó y me pidió el divorcio. No sirvieron explicaciones de que no era más que un trabajo y daba buenos beneficios y una vida acomodada, pero ella, médico intensivista adujo que con lo que ella ganaba, etc, etc y me puso los impresos rojos por delante.
Ahora vivo en un loft de la zona industrial de mil quinientos metros, que me dan para vivienda y set de rodaje, vestuarios y zona muy privada. Tiene la ventaja de que no hay vecinos cotillas ni incómodos, de esos que se quejan de los bostezos del perro. Si, tengo un pastor tibetano, un bicho enorme pero muy dócil y cariñoso. Mi loft es totalmente exento. Fui muy estricto en eso con el arquitecto que me lo arregló. Paramentos en bruto, servicios como agua, gas, electricidad etc a la vista y ni un tabique. Desde cualquier punto se ve el resto hasta una pared con una gran puerta, color blanco y una leyenda en diagonal que abarca toda la pared en tipo enorme que pone "PRIVADO". Lo único cerrado por cristal de suelo a techo por razones obvias es la zona de baño y el inodoro, pero los cristales trasparentes. En mi casa todo es trasparente. Al set de rodaje, la mitad del loft prácticamente se entra por una calle adyacente y desde mi zona privada. Como en mi vida real, el trabajo y mi vida se dan la mano en mi zona privada.
Y a lo que íbamos. Me tiro de la cama y caigo en la ducha, me visto y me zambullo en la mañana, me pone siempre optimista. Y un día como otro cualquiera, camino del horno donde te conducía el aroma a pan recién hecho, al pasar por delante del escaparate de una tienda vi un muchacho, pantalón de faena rojo, polito inmaculado bordado en rojo y ribeteado en rojo afanado en limpiar los cristales. Supongo que alertado por mis pisadas volvió la cabeza y me impresionó, por sus ojos, su mirada, los labios, pómulos y el corte de cara. Una mandíbula suavemente poderosa sobre un cuello digno de un Praxisteles. No tendría arriba de los veinte y me lo imaginé fornicando en un set de rodaje. Un éxito. No me lo pensé y me dirigí a él.
- Perdona chico, ¿te importa que te haga una pregunta?
- Adelante - el muchacho con gesto relajado e interrogativo se prestó.
- ¿Te interesaría intentar hacer cine?
Se sonrió nerviosamente, me dió las gracias por el ofrecimiento y dijo que con su trabajo actual tenía suficiente.
- Podrías seguir. Sería algunos días sueltos y te pagaría doscientos por hora, y un rodaje medio son entre dos y cuatro horas.
- De todas formas no tengo buena memoria para aprender unas frases.
- No habría que memorizar nada.
- ¿Cine mudo? - y se rió de su ocurrencia dejando ver una hilera perfecta de dientes blancos.
- Solo hay que saber gemir
Y la cara se le mudó a rasgos duros.
- Es cine porno. Un cine como otro cualquiera, solo que se actúa con todo el cuerpo y habitualmente desnudo. En el set de grabación hay un técnico de iluminación, otro de sonido, personal de tramoya, maquillador, en fin que además de los actores y yo hay seis o siete personas más, y vestidas. Te repito que es solo un trabajo. Te aseguro que detrás de lo que tú ves en las pelis guarras lo que hay es trabajo y rutina.
- No, gracias. No podría, además no sé si podría ponerme desnudo delante de otra mujer.
- O de otro hombre. El porno no tiene sexo. Es solo un intento de excitar al que mira. En todo trabajo hay rasgos que gustan más que otros. Aquí lo mismo.
- Peor aún. Con un tío, ni pensarlo. Déjelo.
- Toma mi tarjeta por si cambias de opinión.
Le entregué la tarjeta y seguí mi camino. No habría recorrido ni diez metros, cuando sentí mi nombre.
- Leonardo. Un momento.
Me di la vuelta mirándolo de lejos pero sin moverme. Soltó lo trastos de limpiar cristales en el cubo de agua y en tres zancadas estaba a mi altura.
- ¿Me tendría que hacer una prueba?
- De timidez, aunque ésta se aprende, otra de erección y otra de eyaculación. ¿Qué medidas tienes?
- Siete y medio
- ¿Pulgadas?
- Si, unos veinte centímetros, ligeramente curvada arriba.
- Esas son muy apreciadas por el público. ¿Cuando puedes venir?, tengo el estudio a dos calles.
- Acabo a las diez. ¿Importa que vaya así vestido?
- Lo que importa es como te ves desnudo. A las diez.

Acabó de limpiar el escaparate y se sentó en el bordillo y sacó el teléfono. Nerviosamente pulsó un par de teclas.
- Jesi, creo que la suerte nos da la cara. Me ha salido un trabajo. Ahora a las diez voy a la prueba. Es en el cine.
- ¿Mantenimiento?
- De actor..., espera, deja que te explique qué es un poco raro, porque es para actuar, como te diría sin que te suene mal.
- No me digas más. Es para porno. ¿Tu me tomas por tonta? - se hizo un silencio en la línea - ¿también tíos? - otra vez silencio - ¡No me jodas Chano, no me jodas! ¿otra vez?
- No es eso Jesi, no es eso. Me ha dicho el tío que es un trabajo, y hay mucha gente en, en.. , no me acuerdo cómo ha dicho, bueno, en el sitio donde se hace, y nada de morbo. Yo voy a hacer la prueba y como vea lo más mínimo me largo, pero son 200 la hora, lo que gano en una semana y levantándome a las cinco.
- No me gusta, Chanete, pero..., no se. Ah, y se llama casting, lo que vas a hacer. ¿te pagan algo del casting?
- No me ha dicho nada. Yo creo que no
- ¿Y en que consiste el casting?
- Una prueba de timidez, no sé qué será - estuvo a punto de decirle las otras dos pruebas - ya te diré.
- ¿Y cómo has conocido a ese tío? No habrás entrado en una página de esas...
- Que no cariño, que estaba limpiando un escaparate y el hombre me lo ha ofrecido. Y eso que al principio he dicho que no, pero ya se iba el hombre y he pensado que con la facilidad que tengo yo y lo que calzo a lo mejor podría, Jesi. Yo voy a probar, que para decir que no siempre se está a tiempo. 
- No me gusta, mi amor, pero bueno, a ver si reúnes los veinte mil que necesitamos y empezamos juntos.
Apagó el teléfono y miró la hora. Aún quedaba una hora, para las diez. Daba tiempo para un par de escaparates más y luego a tentar la suerte.

Tocó el timbre y esperó.
- Ah! eres tú. Eres puntual. Empezamos con buen pie. Sube, te dejo la puerta abierta, estoy desayunando con mi guionista.
Subió la escalera con el corazón en la boca. Era todo oscuro y gris. Había algo en aquel ambiente que le atraía y a la vez le amedrentaba pero el aguijón de la curiosidad le impulsaba a seguir subiendo. Sin saber porqué sintió que se empalmada y disfrutaba a cada centímetro que le crecía el miembro. Deseó que nada más entrar donde fuese se tuviera que desnudar, deseaba entregarse. De alguna forma la sentina donde guardaba sus recuerdos más innombrables se acababa de abrir y ya se estaba arrepintiendo de acceder a aquella prueba, pero no tenía voluntad.
La puerta al final de la escalera estaba entornada. Tocó con prevención  y se escuchó desde dentro la invitación a pasar y en ese momento escuchó a su espalda
- ¿Vas a pasar o nos dejas?
Dos buenos mozos estaban detrás de él con cara de cachondeo, exactamente iguales, guapos los dos y buen tipo los dos.
- Hola. Vengo a hacer una prueba. Soy Sebastián, ¿Vosotros también venís?
- No. Yo soy Castor y este es mi hermano pequeño, tres minutos más joven, Polux.
- ¿También venís por esto de las pelis?
- Somos hijos de Leonardo, el Boss, ¿te ha citado a ti? espero que seas serio, mi padre paga bien, yo creo que el que más de este mundillo, pero también es el más exigente, ¿una polla fláccida en una película suya? Imposible. ¿Un gesto de dolor cuando te la clavan? si no está en guión y no lo corriges en segunda toma, ese día no lo cobras. Por eso sus pelis gays son las más cotizadas. En fin chico, que tengas suerte. ¡Papá! somos Castor y Polux y un chico algo acojonado que se llama Sebastián.
- Acompañarle hasta aquí, estoy desayunando con Eulalia.
El chico vacilante, miraba a un lado y otro la grandiosidad del loft. Techo pintado en ignífugo negro y las paredes en diferentes tonos de gris para identificar ambientes. Todas las conducciones posadas pintadas en azul, rojo, amarillo, verde y naranja. Las conducciones de aire acondicionado en su color aluminio original. Leonardo charlaba con Eulalia, la guionista que además tenía un olfato especial.
- ¿Me vas a acompañar al casting de el pardillo que he pillado por la calle? Tiene presencia, no se cómo dará desnudo, y si empalma. A ver si mis hijos me ayudan en identificación de tendencia, él dice que hetero, como todos, pero a ver si le pongo con un modelazo hace gatillazo y perdemos una hora de rodaje. Ojalá sea la mitad de lo que yo desearía.
- Claro, Leo, además verlo al natural, como los berberechos, me ayuda a la hora de construir una historia medio creíble.
- La del marido con el amante de la mujer fue un pelotazo
- Contábamos con aquel brasileño, que acabó en Italia, que le daba igual lo que le pusiéramos al lado.
- Y lo encontré en la puta calle inhalando pegamento. ¡Que ligero le tomó la medida al negocio.
- Me he enterado que le va bien y habla muy bien de nosotros.
En ese momento llegaron los hijos de Leo y Chano.
- Ya has conocido a mis hijos gemelos. Chicos por cierto, ¿Vaís a querer ayudarme en prueba de despistaje?
- Claro, papá, ¿Verdad, Polux?
- Naturalmente, Castor. Ya sabes Papá, que a los dos nos gusta, aunque más a mi.
Sebastián miraba alternativamente a todos intentando entender algo y con cara de circunstancias.
- No es nada..., por cierto, no se cómo te llamas
- Sebastián, soy Chano para los allegados.
Leo se le quedó mirando con la mano en la boca como meditando.
- Ni Sebastián, ni Chano, por supuesto, que es vulgar. Serás para nosotros Bastian, sin acento al final. Suena bien, ¿verdad Eulalia?
- Si, suena refinado, incluso algo pervertido. Me gusta.
- Un café, algo de comer, ¿no? pues a trabajar. Sigue a mis chicos hasta el set de foto.
En el set un lienzo grande cubría una pared y enfrente el trípode con una Leica y un par de Pentax libres, varios paraguas y focos por todos lados. Detrás del trípode un sofá en piel roja sangre. Y en ese sofá se sentaron Castor y Polux. 
- Tú, Bastian te pones ahí y vas poniéndote de un lado del otro de frente de espaldas y te vas quitando la ropa según te vaya diciendo - según le iba indicando Leo le tomaba por los brazos y le iba colocando de una forma u otra y al tiempo, como de pasada le hacía preguntas - ¿te masturbas mucho, alguna relación con más hombres, sexo en grupo, animales?
Sebastián un color se le iba y otro se le venía sin responder a ninguna y Leo empezó con las fotos. Al tiempo, Castor y Polux empezaron a acariciarse y besarse entre ellos, desnudándose poco a poco sin cesar en su lujuria. Sebastián iba posando sin quitar un ojo del sofá y cada vez más nervioso. Cuando sólo quedaba con el bóxer el pene abultada exageradamente y en el momento que Castor empezaba una felación a su hermano, Leo le urgió a quitarse el calzoncillo. Sebastián quedó paralizado y cuanto más quería que desapareciese la erección más loca se ponía.
- Venga chicos, ya podéis dejarlo, ya se lo que quería saber.
- Vale, papá. Nos vemos esta tarde. Llámanos para el montaje de la peli del SEAL.
- Yo os llamo. Hasta luego. Y tú, Bastian, vamos a mi privado. Tenemos pendiente una charla, si quieres que sigamos con el casting.
- Si, si, claro que quiero - sintió un escalofrío cuando reconoció, escuchándoselo, de su propia boca, que quería seguir adelante con lo del porno con el lastre de su reconocimiento tácito y abultado de su homosexualidad, quizá fuese bisexualidad, o pansexualidad o que más daba el nombre, el caso es que una polla le estimulaba y lo acababa de reconocer en público.
- El casting, sigue, como te he dicho, pero desnudo, así que quítate el calzoncillo y sígueme.
El privado de Leo era una anchurosa habitación absolutamente oscura. Únicamente unos focos LED con concentrador en cada esquina de la habitación aportaban luminosidad. Un sofá de tres plazas contra un pared y el resto penumbra. Leo se sentó en un extremo sobre una pierna mirando al otro lado invitando a Chano a sentarse. Chano, desnudo, estaba completamente encorsetado, sin saber cómo moverse. Leo alcanzó de una mesa auxiliar algo y apuntando a la pared de enfrente, sonó un beep y del techo empezó a descender una pantalla. Inmediatamente comenzó una proyección.
- Eliges tú o elijo yo. Mientras charlamos puedo poner lo que más te guste, gay, straight, bi, trany, beast, family. Me tienes que contar algo de tu pasado. Si quieres, naturalmente. Puedes vestirte cuando quieras y marcharte. ¿Cómo es que viendo a mis hijos entrar en materia te has excitado tanto? tienes novia y no tienes aspecto de..., ¿que te pasó?
En la pantalla empezaban a proyectarse imágenes de una discusión entre padre e hijo y la abrupta salida del adolescente de su casa. Chano comenzó a llorar.
- Cuando tenía ocho años mi madre murió de una sobredosis. Mi abuela paterna no quiso saber nada de mí y la materna estaba enferma y escurrió el bulto. Caí en manos de la administración y comenzó mi peregrinaje por casas de acogida. En la primera, tenían una hija de catorce que se metió en cama el primer día y empezó a sobarme. La empuje, la tiré de la cama y su madre me acusó de querer violarla. Al día siguiente me devolvieron a acogida. En la siguiente no me trataban ni bien ni mal, pero después de desayunar me entraba mucho sueño y siempre me despertaba en la calle tumbado a los pies de un hombre, que sentado pedía limosna. Al cabo de los días empecé a relacionar el sopor con el desayuno, porque los domingos no me entraba ese sueño. Un día decidí probar y en un descuido tiré a la pila la leche. Ese día no me entró el sueño, me lo hice para escuchar y comprendí. Me alquilaban para dar pena y recaudar más. El hombre conmigo desmayado a sus pies decía que estaba enfermo y le daban más limosnas. Al día siguiente hice lo mismo y en cuanto el mendigo se despistó, salí corriendo y al primer policía que vi le dije lo que me pasaba. La tercera casa fue mejor o eso creía yo.
En la pantalla se veía al adolescente con su mochila haciendo autostop en una carretera y como un coche le paraba.
- Y en esa casa, ¿Que paso?
- Cuando llegué a esta última tenía ya diez para once. Era una casa buena, el matrimonio muy amable y un hijo de quince años, en cuya habitación dormíamos en una litera. El chico no era malo. Me miraba raro, era muy callado, pero no me hacía daño. Íbamos juntos al colegio y no se relacionaba mucho con los compañeros, como yo. Un día en los urinarios, habían escrito "Ramiro maricón"
Ya en la casa le pregunté y se le anegaron los ojos. Me dio pena de él, pero no metí más los dedos. Me adapté bien a la familia y estaba contento. Una noche de Agosto de esas que es imposible dormir me preguntó que si estaba dormido. Yo ya tenía trece años, y hacia meses que le escuchaba masturbarse muchas noches. Eso, es verdad me excitaba, pero nunca llegué a masturbarme, me tocaba y me gustaba, pero jamás me había masturbado a mis trece años. Aquella noche abrasadora, después de preguntarme si me habían chupado el rabo alguna vez le pregunté yo extrañado si eso se hacía y bajó a mi cama y sin mediar más palabra me sacó el calzoncillo y me acarició la entrepierna mientras hablando bajito me decía que me lo iba a hacer para que lo comprobase. Luego se tumbó a mi lado con sus piernas cerca de mi cabeza y metió la suya entre la mias y se metió mi cola entera en la boca. Me gustaba era verdad y el olor de su entrepierna que tenía al lado de mi cara también me excitaba. En unos instantes noté lo duro que estaba y como Ramiro usaba la boca con sabiduría para hacerme gozar, que gozaba. En uno de los movimientos sentí su dureza cerca de mi boca y no se cómo la abrí y dejé que su capullo entrara. Al principio con prevención y luego con fruición lamí su capullo hasta sentir la necesidad de que entrara más polla en mi boca. En ese momento sentí que algo pasaba y Ramiro me cogió el culo con sus manos y apretó hacia su boca y en ese momento sentí vibrar todo mi cuerpo, apliqué más intensidad a mi mamada y el pene de Ramiro empezó a eyacular en mi boca. Y no me disgustó. Cuando mi orgasmo finalizó aún tenía su polla en mi boca y tragaba las últimas gotas de semen. Se salió de mi boca, se dio la vuelta y muy cerca me dijo que le diese a probar su sabor. Se colgó sobre mi cara y tocó mis labios con los suyos. Yo deseaba experimentar y apreté mi labios a los suyos y entonces abrió la boca y con su lengua hurgó en la mía. Fue un placer añadido, me gustó.
En la pantalla, el chico se había montado en el pick up de un granjero de mediana edad que preguntaba por sus circunstancias mientras le daba palmadas cariñosas en el muslo. Leo en ese momento sin empacho le echó mano a su paquete y comprobó que estaba duro como el pedernal.
- No sé que te la ha puesto dura si la peli, por cierto, que es mía, o revivir tu relato.
Leo apretó otro botón del mando y en un lado del local un foco iluminó un potro con correas. 
- Aún no has terminado el relato así que no sé si tienes la retaguardia visitada. Vamos a ver. Ponte en ese potro boca arriba y levanta las piernas. No pasa nada, solo voy a ver cómo estás de dilatado.
- Me han dilatado alguna vez, pero hace tiempo..., 
- Pero..., dilatado con paciencia o con una polla porque si.
- De las dos formas - en la voz vacilante se le notaba que estaba abochornado.
- Veamos.
De un envase grande extrajo una especie de gel y empezó a masajear el ano introduciendo paulatinamente un dedo más a cada paso de masaje y así hasta que con cuatro dedos dentro, Leo le preguntó al verle su verga, si bien no dura del todo si de buen tamaño.
- ¿Que tal?
- Bien, es agradable incluso
- Pero no es la primera vez. No me mientas. El esfínter externo hace tiempo que no tiene función y una de dos o tu novia usa contigo un strap-on o a ti te ha follado algo gordo hace menos de una semana. Y bueno, eso a mí no es que me dé igual, es que me vendría de maravilla. Las sesiones de fist se pagan doble, además. Me falta el dedo gordo, ¿lo meto también y rematamos?
- Si, por favor - Chano lo dijo en un hilo de voz, como luchando con su voz misma por decir lo contrario.
La mano de Leo entró con facilidad hasta medio antebrazo en que Chano empezó a jadear y a pedir más y Leo dio por terminada la prueba. En la pantalla el chico del autostop estaba siendo follado en los servicios de un bar de carretera por cuatro camioneros mientras el lloraba y jadeaba a un tiempo llamando a su padre.
- Está bien Bastian, levántate, limpiate, por ahí hay papel y vente al sofá otra vez. Tenemos que seguir hablando.
Una vez Chano se limpió el lubricante utilizado con generosidad fue al sofá otra vez, al tiempo que Leo interrumpía la proyección y ponía otra. En ésta una monja confesando era sodomizada por un monaguillo mientras felaba al cura. Chano se quedó hipnotizado y volvió a ponerse duro.
- ¡Perfecto! Bastian, valdrás como coño y para follar coños. Venga, y ahora cuéntame quién te folla a ti habitualmente. ¡Ah! y por cierto, ¿quieres un plug para sentirte más cómodo después de la exploración?
- ¿Podría ser?
- Mira, en el mueble de al lado de la camilla hay varios cajones, busca uno que te vaya bien y colocatelo, en el tarro ese hay lub.
Chano tomó un plug mediano lo lubricó y se lo insertó. La cara se le relajó y el pene le volvió a tomar consistencia.
- Después de aquella vez, seguimos teniendo relaciones, cada vez más satisfactorias, hasta que un día Ramiro se desplazó de mi polla a mi ano. Aquello me estremeció más que nada de lo que  había hecho antes. Me dejé llevar de la sensualidad del acto, cerré los ojos y dejé volar la imaginación junto a cada lametón, a cada mordisco suave. Sin verlo notaba que mi pene se hacía inmenso hasta convertirme solo en pene y ano. Ramiro se dedicaba al ano sin olvidarse de mi verga que destilaba precum en grandes cantidades y con ese fino lubricante me acariciaba el capullo y las bolsas añadiendo placer al infinito placer que ya experimentaba. Deseaba que el tiempo se detuviese ahí y que lo que experimentaba fuera eterno hasta que de esa ensoñación me sacó un leve golpe en los testículos, que dolía, pero inexplicablemente me excitaba todavía más. Deseé volver a sentirlo y lo sentí. Ramiro sin dejar de lamerme el ano golpeaba mi escroto muy suavemente pero de forma continuada. 
- Los golpes seguidos te harían desistir. Eso tiene que doler - y al decirlo, Leo echó mano a las bolsas de Chano y apretó suavemente. Chano emitió un gemido de excitación - y por lo que veo te gustó aquello y te sigue gustando.
Chano no podía continuar hablando sin que le temblara la voz mientras Leo continuaba con la mano en sus bolas y empezó a susurrar algo mientras echaba la cabeza hacia atrás y entornada los ojos. Leo le instó a que repitiese lo que decía mientras aplicaba más presión a la presa. 
- Siii - la exclamación de Chano iba acompañada de su entrega total, relajándose absolutamente y exponiendo a más castigo sus partes más delicadas.
- Vaya, te gusta más de lo que imaginaba. Un momento - Leo se levantó y fue a la caja de donde Chano había cogido el plug. Revolvió un poco y extrajo un mazo de madera revestido de fieltro grueso en las zonas de golpeó - veamos hasta donde llega esta parafilia tuya - tomó las bolsas de Chano y las apretó por el pedículo que las unía al pene confinando en un extremo los testículos.
- Si, por favor, eso si, con fuerza por favor lo necesito - Chano abrió los ojos y comprendió lo que Leo iba a hacer.
Leo empezó a golpear muy suave con el mazo los testículos de Chano, que gemía y suspiraba de placer animando a Leo que fuese más duro.
- Por favor, sigue, pero átame, no voy a controlar mi instinto de protección y quiero sentir la nausea que provoca el dolor cuando me golpees con rabia.
Leo volvió a levantarse, pero esta vez para desnudarse antes de seguir.
- Esto no se vive a diario, Bastian, yo también quiero disfrutar - se acercó a la caja y extrajo unas muñequeras y tobilleras afieltradas con mosquetones. Se los colocó a Chano y lo ancló a argollas recibidas a la pared y a los bajos del sofá, manteniéndole las piernas exageradamente separadas y los brazos en cruz.
- Ahora a disfrutar Bastian, estás indefenso y te va a doler.
- Si, por favor, castigame por maricón, dame duro.
- Que tal si me la mamases mientras te hago gozar - diciéndolo le acercó su pene a medio crecer a la boca.
Chano aceptó el regalo mientras Leo comenzaba el golpeo con cadencia lenta y suave. Esperaba que su Bastian fuese acatando el castigo para ir aumentando en intensidad. Llegó un momento que Chano sin perder ni un punto de erección empezó a debatirse porque el dolor era significativo, pero la excitación no le iba a la zaga y sin soltar el regalo de la boca. Gozaba Leo que a medida que se acercaba a su clímax incrementaba el golpeo cruel. Y llegó un momento que Chano de estar tenso intentando liberarse del castigo paso a relajarse por completo con alguna que otra convulsión, abandonó el pene de Leo cerró los ojos y la saliva le resbalaba de la boca. Dejó de golpear y Chano resucitó de su estado.
- No, no, cabrón, no, sigue, aplastame los huevos, cabrón, machacamelos, por favor - y empezó a sollozar - por favor, me voy a morir, estoy a punto, por favor sigue golpeando.
- Te ibas a correr, Bastian y eso es malo para el negocio si no lo captan un par de cámaras desde diferentes ángulos y hay un culo, coño o boca cerca. Ya te correrás. Ahora, sigue. Estábamos en que ese Ramiro te comía el culo mientras te golpeaba los testículos. Sigue. Te voy a soltar las presas de manos y pies, pero nada de correrse.
En la cara de Chano se pintaba la angustia del placer abortado, sudoroso y lloroso.
- Hace tiempo ya de aquello. Recuerdo la sensación de excitación extrema y un orgasmo inminente que no terminaba de aparecer. En un momento Ramiro dejó de golpearme y masajearme el capullo. Dejó de lamerme el ano y me dijo que a la vista de cómo se desarrollaba ese acto iba a poder disfrutar muchísimo más con sus amigos mayores.
Conocí a sus amigos una semana después. Al principio parecía amenazador. Fuimos a un bar country, Ramiro me presento a cuatro vaqueros, vestidos de vaquero de peli porno y una chica de tetas grandes y caderas estrechas. Cuando llevaban cuatro cervezas y otros tantos bourbon uno de ellos, de aspecto más feroz, Ron de nombre nos dijo que en la parte de atrás estaríamos más tranquilos, la chica palmoteó divertida. Ramiro me animó diciéndome que aprendería cosas que solo allí tendría...
- ¿Y?...
- Me follaron todos y la chica de tetas grandes con más polla que yo, fue la que me hizo alcanzar las estrellas al meterme el puño. Desde entonces, sin plug no termino de encontrarme bien.
- Pero esos vaqueros...,
- Osos, ninguno bajaba de los cincuenta y la tetas grandes que tendría unos cuarenta sabían lo que hacían. Yo estaba acojonado, con dieciséis años e incansable me entregué. Recibí por todos lados y gocé hasta límites inconcebibles. Estuve dos años, hasta los dieciocho, que acabó mi acogida, entregado a la lujuria más depravada. No creo que a muchos chavales de diecisiete les hayan follado muchos perros. Ramiro ya muy bregado con sus veintitrés años, me llevaba de orgia en orgia. Con tanto sexo de forma tan constante y eminentemente homo he aprendido a gozar con todas, TODAS las variantes de este tipo de sexo, y lo he disfrutado. Estaba enamorado de Ramiro hasta que la vaquera de las tetas me preguntó por mi porcentaje del negocio de Ramiro. Cobraba por mi cuerpo entregado a todo lo que a cualquiera se le ocurriese. Así que con veinte años he hecho de todo lo que se pueda imaginar. Por eso, cuando me ofreciste está mañana esto, me asusté y dije que no, pero inmediatamente pensé que si Ramiro me vendía engañandome, ¿porqué no iba yo a poder beneficiarme? Luego llamé a Laura, mi novia y se lo dije. Ella sabe toda mi vida y no iba yo a empezar a ocultarle algo. Bueno, sabe grosso modo, todo, las truculecias del detalle, como cuando supe en propia carne que cera derretida en escroto es mucho más dolorosa que en capullo, que prácticamente no se siente o que el lubricante teñido de sangre la primera vez que te calibran la elasticidad del ano no tiene porqué preocuparte. Esos detalles se omiten, porque también he aprendido que el demonio está en los detalles. No es lo mismo contar que te escupían en la boca mientras te pateaban los huevos que te lo hagan y experimentes la humillación y necesidad de pertenencia de quién te humilla y eso se convierte en tu cabeza en un placer inexplicable. En frío yo no le he podido decir a Laura que mientras otro le hacía una mamada a un perro, yo ciego de lujuria le comía el ano. Hay que estar allí, acceder a otro nivel de conciencia a base de alucinógenos y luego sentir que tu vida ya está completamente consumada, en ese momento te rajan el cuello y te corres de gusto un segundo antes de morir.
- ¿A tanto has llegado, Sebastián? - Leonardo estaba tan conmocionado por las confesiones de Sebastián, que dejaba de ser el Bastian que él creía haber creado y volvía a llamarle por su nombre.
- A tanto. Con diecinueve, antes de conocer a Laura estuve en una orgía extrema. Hombres, mujeres, niños, discapacitados, animales, drogas de todo tipo. Su lema era: "La moral es inmoral, el pecado es la deidad" En aquella fiesta un par de nonagenarios sufrieron infartos y una preñada tuvo allí un parto adelantado mientras la estaban enculando. Hasta que el tío que la follaba no se corrió no la dejó para que expulsará el feto. Lo que es la naturaleza, el niño sobrevivió y algún viejo fláccido se empeñó en darle a mamar de su rabo, pero la madre se convirtió en una loba defendiendo a su hijo. Al poco vino una ambulancia y se los llevó. Aquella orgía me dejó muy marcado, literalmente, de cuerpo, a base de cera, látigos, patadas, golpes y pinzas crueles con dientes y de espíritu consternado de la crueldad y animalidad de algunos hombres que ya no saben dónde buscar la fuente de placer.
- ¿Como conociste a Laura?
En ese momento entraron al privado Castor y su hermano Polux.
- ¡Hostias papá! ¿estás rompiendo tu primera regla? ¿En pelotas con éste y empalmado?
- Sentaros los dos aquí en el suelo que Bastian nos va a contar cómo conoció a su novia.
- ¿Novia? Antes en el set cuando Polux y yo empezamos por poco no le salta las costuras al calzoncillo. Es gay, ¿no? - y dirigiéndose a Chano continuó - no me digas que al menos no eres bi, porque no me lo creo.
- Creía ser gay, hasta que conocí a Laura. Ahora acepto ser, si hay que hacerlo, ser bisexual, pero lo que pienso es que por circunstancias aprendí el sexo homo y fue lo que a regañadientes o no lo que entendí en qué consistía el placer. Con Laura es diferente, no me importa que no tenga polla y disfruto del sexo con ella porque ella sabe cómo hacerme gozar. Hombre si alguna vez se hace acompañar de alguien lo agradezco, porque una polla de vez en cuando es como la mostaza en la hamburguesa, le da su punto agrio que contrasta con el dulzor de los otros vegetales y alegra la relación.
- Bien - insistió Polux - pero como la conociste.
- Me encontraría más cómodo si estuviésemos todos vestidos o todos desnudos. Así sin intención sexual me veo ridículo y me corto para contarlo.
- ¡Venga Polux!, aligera la ropa, que el señorito le da corte no vernos el mandao. Los dos tenemos siete pulgadas, cosas de ser gemelos.
Castor y Polux desnudos sentados en el suelo a los pies de su padre y Sebastián, reposados sobre los codos y las piernas bien separadas para exponer sin complejos sus atributos daban para quedarse absorto contemplando el cuadro.
- ¿Follais habitualmente? - la pregunta de Chano les pilló de sorpresa.
- Ya nos hemos despelotado, como querías. ¿Nos vas a contar lo de tu novia ahora? Y si, follamos desde los ocho años cuando nos apetece y cada uno tiene su novia. Follar entre nosotros es lo mismo que confesar que hemos hecho esto o lo otro, nos queremos, no sabemos estar el uno sin el otro y darnos mutuamente placer es lo más natural. Nos parece a nosotros.
- Ya, decía con vuestro padre
- Todavía no - contestaron al unísono los hermanos.
- Y mira que le hemos dicho veces que una peli de padre e hijos real vendería una fortuna, pero se niega.
- Claro que me niego. Mi sitio está detrás de las cámaras. Alguna vez en casa les he dicho si me hacían una gayola y me han contestado que tenían otras cosas que hacer, ¿es mentira?
- No papá, no es mentira, pero comprenderás que pajear a tu padre no es de las cosas más atrayentes del mundo.
- No sabeis - intervino Chano con dejé nostálgico - la cantidad de veces que he echado en falta que me hubiese podido follar mi padre. Cuando Ramiro me despertó el sexo, muchas veces lloraba de noche imaginando que mi padre se metía en mi cama, me besaba el cuello y me ensartaba por el culo. Muchas veces mientras los osos aquellos me dilataban gozaba pensando que era mi padre que me demostraba su cariño.
- ¡Joder! que plasta eres niño. ¿Vas a contarnos lo de tu novia o no? - Polux empezaba a estar impaciente.
- Allá va. Al salir de la casa de Ramiro. Si, pero poco, a veces hacia por verme pero la cosa se fue enfriando y lo agradecí. ¿Eso contesta tu pregunta, Castor? Ok, sigo. La administración al salir de aquella casa me llevó a un piso compartido con un plazo de seis meses, al cabo de los cuales tendría que irme, en ese tiempo me ayudarían a buscar trabajo. Efectivamente, al mes de estar allí, me salió este trabajo de limpia escaparates, no es gran cosa, pero trabajo solo, muy temprano, como me gusta a mí y no tengo porqué intimar con colegas de curro. Dos veces a la semana, nos reunimos al finalizar la jornada para informar al jefe de las incidencias. El día que cumplí diecinueve, viernes, el Boss dijo la edad que cumplía y pidió la felicitación. No me gustan esas efusiones multitudinarias pero tuve que poner buena cara.
- ¡Pero bueno! - Polux estaba cabreado - y lo de tu novia para cuando.
- Un momento, estoy poniendo en antecedentes. Sigo. Cuatro de los compañeros, con los que más conectaba, se empeñaron en ir a celebrar. ¿Y donde van a celebrar los tíos cuando no hay mujeres? A una casa de tratos. Me entró pánico. Nunca había estado con una mujer y no sabía cómo hacer. De un tío sabía dónde tocar, donde besar, chupar o golpear según sus preferencias que se me revelaban solo con ver con qué ojos me miraba, pero, ¿una mujer? Me contenté suponiendo que ellas eran profesionales, y así y todo, ¿reaccionaría mi cuerpo adecuadamente? y cuanto más lo pensaba más pequeña se me hacia. 
Esa tarde estuvimos tomando cañas y unas tapas y a las diez, estábamos en "La Cabaña" El establecimiento era, y es, la tipica casa de putas de pueblo con ínfulas de urbe cosmopolita. Una barra larga pobremente iluminada, como todo el local y reservados ocultos tras cortinas de terciopelo rojo. Me pareció todo un poco deprimente y ya deseaba que todo acabase. Sinceramente no creía yo que pudiera tener un encuentro de matiz sexual en esas circunstancias.
Empezaron a salir chicas, algunas pintadas como puertas, penosas por su incapacidad de ocultar sus edades y una era a ojos vistas mucho más joven. Laura.
- Al fin - exclamó Castor - ¡una puta, entonces!
- Si, claro - musitó claramente afectado Chano - no he intentado ocultarlo. Lo es, y lo sigue siendo. Tiene una deuda de veinte mil con su chulo. ¿Porqué creéis que estoy aquí? - visiblemente alterado.
- Venga, sigue - Leo, puso su mano sobre la rodilla de Chano y le hizo un pequeño apretón para apoyarle - y vosotros dejad de interrumpir.
- La chica, mi Laura, no lo dudó y se acercó a mí. Con la perspicacia de quién trata con mucha gente. Captó mi nerviosismo y descolocación rápidamente. Me dijo que la invitase y se me acercó al oído a decirme que si no había invitación no podía quedarse y ella quería quedarse. Me tranquilizó mucho y cuando con mucha delicadeza me colocó su mano en mi muslo muy cerca de la ingle mirándome a los ojos y sonriendo, sentí muy cuerpo revivir. No me podía creer que una mujer hiciera que me empalmase. Deseé inmediatamente ir a un reservado con ella. Quería poder tocarla, que me tocase y examinarme a mi mismo. Hasta ese momento, yo no tenía duda, era gay. Solo había tenido sexo con hombres y me gustaba. Aquel roce con Laura, solo aquel roce me hizo reaccionar de una manera intensísima, mi cuerpo entero quería estrecharse contra el de ella. ¡No era gay! Entonces, ¿Que pasaba ahora? Determinadas actividades con hombres seguían excitandome, como la atención a la zona del ano y los testículos o los pezones. ¿Tendrían el mismo efecto con una mujer? Esa noche iba a averiguarlo.
- Sebastián
- Por favor, Polux, Bastian - corrigió Leo - en este medio nuestro actor se llama Bastian, porque está claro que con las experiencias que este muchacho tiene va a actuar de una forma muy natural.
- Bastian - Polux sonrió y miró a su hermano que se acariciaba descuidadamente su sexo - nosotros tenemos sexo con nosotros, con amigos y amigas, solos y en grupo. Incluso con mi padre alguna vez, de refilón - miró a su padre y le guiñó un ojo de complicidad - y con mi madre no, porque es un poco rancia, pero respetamos su opinión, y nunca nos ha dado por etiquetarnos ni siquiera incluirnos en determinada subcultura del comportamiento sexual. Somos Polux y este que se soba, que siempre ha sido muy pajillero.
Cástor cogió un cojín y empezó a golpearle sin dejar de reír.
- Tu nunca te pajeas, ¿verdad? mariconazo - no dejaba de reír e intentar hacer cosquillas a su hermano, acabando abrazados riendo sin parar.
A Chano le hacía feliz ver con el desparpajo que los hermanos hablaban delante de su padre de sus relaciones sin ningún apuro. Hubiera querido poder haber sido así, pero la vida que tenía era la que era.
- Bueno, Bastian - Leo estaba intrigado - ¿como acabó esa noche?
- Laura tenía veinticuatro años, según me dijo y tocó su primera polla con ocho años.
- ¡Joder! tío - Castor estaba alucinando riendo dando codazos a su hermano - ocho años. ¿Y eso, la violaron?
- No. Su madre y su padre eran drogadictos. Su padre murió de una sobredosis cuando tenía dos años. Su madre al tener la responsabilidad de su hija, se desenganchó por las bravas. Ella no se acuerda, lo sabe por lo que su madre le contó que tuvo que hacer algún esfuerzo pero que la miraba y recuperaba fuerzas para aguantar los dolores y el insomnio de seis días, pero lo consiguió.
En ese momento sonó una especie de alarma de bomberos realmente fuerte y desagradable. Leo le dijo a Eulalia, levantando la voz que fuera a ver quién era. Al poco, regresó diciendo que una tal Laura preguntaba por Sebastián.
- ¿Que le digo?
- Que suba - dijo Leo frotándose las manos - esto empieza a animarse.
- A Laura, dejarla en paz - Chano se levantó como si le animara un resorte impriendo a su voz un tono amenazador.
- Tranquilo chaval. Nadie le va a hacer nada.

                                 LAURA

- ¿Que hago Leo? - Eulalia en tono impersonal.
- Ya voy yo - Leo se levantó, tomó un albornoz y poniéndoselo salió del privado.
- ¿Laura? - Leonardo abrió la puerta con una sonrisa conciliadora - no te imaginaba así. Pareces una adolescente y pequeña. ¿Que tienes? Veintiuno, veintidós...
- Veinticinco, pero eso no viene al caso, ¿Donde está Sebastián, mi novio?
- Ahí dentro, en mi privado, con mis dos hijos, Castor y Polux y conmigo mismo. 
- ¿Y Climenestra y Helena? no han podido venir hoy.
- ¡Vaya! Veo que te gusta la mitología, lo de las hermanas de Castor y Polux no lo sabe mucha gente. No es broma, son mis dos gemelos. Pero hay un problema, Laura, ahí dentro estamos todos desnudos.
- ¿Follando?
- Si estuviéramos follando, estaríamos filmando, es mi negocio y ese no es el set de grabación. Estamos charlando. Bastian...
- ¿Bastian, ahora se llama asi?
- Su nombre artístico. Si accede a firmar con nosotros. Pues decía que tú novio precisamente ahora estaba contándonos tu historia. Nos ha dicho donde te conoció y nos ha intrigado. Y vuelvo a repetirte que hay que entrar desnudo si quieres entrar, y si para colmo tuvieses la amabilidad de contarnos de primera mano tu historia, sería genial y quizá la base de un guión que haría fortuna en este mundillo. Pero, claro, hay que desnudarse.
Sin mediar palabra Laura empezó a desprenderse de su ropa sin ningún tipo de vacilación.
- Enhorabuena chica, por tu aplomo - mientras lo decía dedaba palmas con mucha parsimonia.
- ¿Vamos? - completamente desnuda y sin ninguna postura de defensa inconsciente, le preguntó a Leo.
- Guau, que cuerpazo. Maricón vaya pedazo de novia tienes - Polux estaba asombrado.
- Siéntate al lado de tu novio, guapa y cuéntanos.
Al sentarse se volvió a Chano y abrazándole le dio un beso más destinado al público que había presente y que vitoreaba y aplaudía. Los hermanos estaban gozando con la situación. Laura se sentó entre su novio y Leo cogiendo la mano de Chano.
- Se que mi padre murió de sobredosis, vamos, le mataron porque al camello le debía una fortuna y sin visos de poder devolverlo. Me lo dijo a los ocho años que fue cuando mi madre me puso a trabajar después de enseñarme a hacer mamadas con una polla de plástico. El coño me lo vendió con diez a un eclesiástico por una pequeña fortuna, que nos permitió comprar el piso donde ahora vivo. Me dolió, joder, me dolió - dijo como para si con la mirada perdida - mientras me partía el virgo pensaba que quizás por el culo hubiera dolido menos. Tres años después pude comprobar que dolía lo mismo, al menos con aquel periodista de rumbo que era un salvaje.
- Entonces a tu padre le mataron o fue una sobredosis - Castor hacia la pregunta muy intrigado.
- Según mi madre le pasaron una papelinas de gratis, pero estaba sin cortar. El se metió lo de siempre que es como si hubiera triplicado su dosis habitual. Y dejó de respirar. Cuando mi madre regresó a este mundo de su viaje, mi padre estaba ya frío. Sus padres, mis abuelos, no quisieron saber nada de nosotros y mi madre para poder al menos vender el coño a gente de pasta y sacar dinero para llevarme a mi para adelante, tuvo que desengancharse y lo hizo en unos días sin ningún apoyo. Yo era un bebé, pero aún recuerdo sus lamentos en la chabola donde mal vivíamos. Luego, poco a poco fue saliendo. En la parroquia le buscaron un trabajo para limpiar y lo que sacaba con el coño y eso nos dió para alquilar algo más decente.
Mis recuerdos de aquella época son agradables. No sabía porqué mi padre no venía a casa pero tampoco es que me importase mucho. Mi madre me llevaba a la guardería por la mañana temprano y me recogía después de la comida. Cuando acabó la guardería, colegio para mí, pregunté a mi madre que porqué me cambiaba de colegio. Me sentí muy orgullosa cuando me dijo que era el colegio de los mayores.
Recuerdo que al año siguiente, esto no lo sabe nadie, lo voy a contar por primera vez, unos niños mayores me arrinconaron en los servicios del patio y me tocaron por todos lados y yo les toqué la polla dura, que no sabía que los niños tuvieran tal cosa tan dura. Llegó otra niña que al verlo avisó a la maestra que llamó a mi madre y se lo contó. Yo después se lo conté a mi manera y fue al director a quejarse. No se cómo acabó pero yo estuve una semana sin ir al colegio. Luego cuando volví me dijo la chica que avisó, que mi madre había pegado al director. Años más tarde mi madre me contó que el director le dijo que la culpa debió ser mía por provocar a los chicos y mi madre le partió la nariz de un puñetazo.
- Pero te gustó cuando aquellos niños te trastearon - Castor lo preguntó con inusitado interés.
- Tú, niñato de mierda, era una niña pequeña, que gusto ni que mierda - Chano estaba indignado con la pregunta a su novia.
- Haya paz - Leo levantó la voz - venga Laura, no hagas caso, continúa. Y tu Bastian, un respeto, es mi hijo.
- Si él no respeta, yo no respeto y esto se ha acabado. Vamos, Laura - Chano se levantó y Laura le tomó de la mano y obligó a sentarse otra vez.
- Chano, es un crío, ¿no lo ves? ha llevado una vida entre algodones en la que su máxima preocupación era si la sudadera sería Napapijri o Norht face. Lo ha dicho sin intención, como si se tratase de una serie de adolescentes de HBO. Venga tranquilízate - se inclinó sobre él, le abrazó y le besó en la mejilla.
Bien. Después de aquel incidente a nadie se le volvió a ocurrir molestarme en el colegio. Y nuestra vida transcurrió tranquila el siguiente lustro. Parecía que todo iba como la seda cuando llego a casa un tipo, tenía yo ocho años,  y si recuerdo que mi madre tenía un plato en las manos y al abrir la puerta y decirle que era un señor que se llamaba "el patas" el plato se hizo añicos al resbalarsele de las manos. Venía reclamando los veinticinco mil que mi padre le dejó a deber, acababa de salir de la cárcel y necesitaba la pasta. Le dió a mi madre una semana para reunir el dinero. Cuando se fue el hombre aquel, mi madre del color del mármol y con su misma expresión, congelada fue al dormitorio y trajo un consolador que a mí me pareció enorme y me dijo: "mira, así es como se hace" y me dió un tutorial acelerado de blowjob y deep throat, "aprende a hacerlo bien y no te quedarás huérfana; con tu edad, hay mucho degenerado que pagará trescientos, como poco, a ver que sacamos en una semana" luego se abrazó a mi y no conseguía dejar de llorar.
Me lo tomé como un juego, lo que no sabía es que hay hombres con tan mal corazón. Estoy segura que si mi madre no hubiese estado al tanto alguno de aquellos enfermos me habrían matado, o al menos violado, cuando tener sexo genital no era el trato. La tarifa por tragar el semen eyaculado doblaba lo pactado; mi madre me rogaba que lo comprendiese. A mi la primera vez me hizo vomitar y lo mismo cada vez que lo recordaba. Luego, al cabo de unas horas de hacerlo me acostumbré, como casi todo en la vida. El primer día, porque la voz se corrió como un reguero de pólvora, tuve ocho clientes, y al día siguiente, hacían cola; todo el mundo quería que se la mamase una niña cómo yo. Hubo un hombre que fue el que realmente nos sacó del apuro. Según dijo mi madre era un hombre muy importante. Cuando el llegaba, estuvo los tres últimos días antes de que llegase el patas, nadie más podía entrar o salir de la casa. Me trataba con mucho cariño y tenía que llamarle Papi o Daddy según yo quisiera, me cogía en brazos me achuchaba, me cubría de besos y poco a poco me iba desnudando. Yo le tenía que preguntar qué porqué me desnudaba y el me decía que quería ver lo bonita que era. Una vez que estaba desnuda me sentaba en sus faldas y me preguntaba si notaba lo contento que estaba, yo le decía que si y que quería verlo, se abría la bragueta y se sacaba una picha corta y gorda. Yo se la tenía que besar y poco a poco lamersela hasta que me la metía en la boca y mientras me la follaba me decía que era su niña pequeña, acariciándome todo el cuerpo. La verdad es que me hacía tiritar cuando pasaba sus dedos por mi culo o por delante y casi siempre al tocar suavemente el ano eyaculaba y luego me besaba en los labios. Siempre le decía a mi madre que porqué no algo más. Me enteré un par de años después, cuando lo del cura, que quería principalmente el ano y escucharme gemir de dolor. Le daba a mi madre mucho dinero, mucho. Así estuvimos tres días. Siempre cuando él se iba había más servicios que daban también dinero, pero no tanto como aquel hombre.
Cuando llegó el patas mi madre le dió lo que tenía, veintitrés mil y él le dijo que al día siguiente volvería por el resto que tenía que ser el doble de lo que faltaba. Al día siguiente en lugar del patas se presentó uno de los hombres que venía con aquel señor tan importante y le dijo a mi madre que el patas no iba a poder venir , se había ido al extranjero y le había encargado que le diese un sobre. Se lo entregó a mi madre y se fue. Era el mismo sobre y el mismo dinero que mi madre le había dado. Mi madre nunca supo que fue del patas. Ese mismo día mi madre metió cuatro ropas en una mochila y sin más salimos de casa. En la puerta uno de aquellos hombres preguntó y mi madre dijo que teníamos que ir a comprar. Nos dirigimos a la estación de autobuses y el primero que salía era el que venía a esta ciudad, y aquí llegamos. Estuvimos cambiando de habitación, realquilados siempre, hasta que mi madre comprendió que nadie nos había seguido. Yo tenía ya diez años y entonces fue cuando decidió vender mi virgo. Con esa pasta, después de tres reconstrucciones a cargo de una matrona experta y la venta por tres veces de mi inocencia pudimos reunir para comprar el piso en el que vivo ahora.
- Porqué precisamente en ese momento, si al cabo de dos años se tranquilizó de que nadie os seguía.
- Por dos ocasiones tuvimos que salir de la habitación que ocupábamos por registros de la poli. Y fue cuando mi madre me preguntó si recordaba lo de las mamadas. Pues entonces, me dijo, ahora que ya eres más mayorcita, tienes un poco de pechito y sigues con aspecto de niña es el  momento de tu precinto. No lo entendí hasta que me dijo que tenía que buscar un pene pequeño y que fuese un pervertido. Estábamos en una pensión con desayuno y almuerzo pero acabaríamos gastando lo que teníamos así que indagando con otras compañeras de profesión, poligoneras y pajilleras de manco todas estaban de acuerdo que el párroco de la iglesia del barrio de los alemanes era el indicado. Una parroquia de gente rica, buenos cepillos y donaciones salvaconciencias. Se hizo correr la voz y el cura tardó poco en picar. Cincuenta mil por un virgo nuevecito en una inocente niña. 
Aquel día no es para olvidarlo. Un fulano de cerca de sesenta años, gordo como un payaso triste de mejillas azuladas y macilentas y unos ojillos muy pequeños y azules, oliendo a una extraña mezcla de maderas de Oriente y Floyd, que invitaba al vomito. La carne blanca como la de un lechón y la enorme barriga colgandole como un tapiz sobre su sexo. Era nauseabundo. Mi madre me tenía dicho que me olvidase de todo que hacía falta el dinero.
- Esto no me lo habías contado nunca Laura.
- Tantas cosas no te he contado aún, Chano.
- Has tenido una infancia movidita - Leo lo decía con un tono de sorpresa y conmiseración.
- Al recordarlo ahora me doy cuenta de lo dura que fue, pero yo no tengo excesiva conciencia de una tener una infancia triste o dramática.
- ¿Y el cura fue con sotana? los gemelos se lo estaban pasando en grande.
- Peor - Laura reprimió una carcajada - en clergyman.
Aquello fue asqueroso. El viejo entre la barriga y la picha pequeña no pudo hacer nada, y lo intentó, vaya si lo intentó; sudaba del esfuerzo y yo reprimía las náuseas por el olor que despedía. Al final sucedió lo impensable. ¡Que asco! - Laura se quedó con la cara de asco y mirando al vacío, con la vista pérdida.
- ¿Y qué? - Castor se impacientaba.
- Muy nervioso el cura se tumbó en el suelo y supuse que lo que quería era que me sentase sobre su micropene y me dispuse a hacerlo pero me dijo que no, que me sentase sobre su cara. Empezó a chuparme el culo y el coño al tiempo que se masturbaba furiosamente sin que consiguiese nada. Y llegó un momento que me gritó con esa voz aflautada pero desgarrada algo que me dejó sin saber que hacer; se había vuelto loco - Laura se detuvo mirando a su audiencia sin terminar de concluir su relato.
- Bueno, ¿Qué? - Castor con cara de impaciencia y los ojos muy abiertos exigía solución a la interrogante.
- Congestionado me chilló que me cagase en su boca, que me cagase. Estaba fuera de sí y temí que me hiciese daño. Y le cagué en la boca y nada más llenarle la boca de mierda se corrió. Yo además de cargarle vomité en su pecho y se puso hecho una fiera porqué le había vomitado. Mi madre se puso hecha unas castañuelas, conservaba el virgo y podía volver a venderse. Yo le dije que no iba a volver a cagarme sobre nadie, que antes me iba a la calle a vivir. Luego me eché en los brazos de mi madre llorando y preguntándole porqué nos tenían que pasar esas cosas a nosotras.
Castor y Polux estaban muy serios sin reaccionar de una u otra forma muy tiesos, muy en tensión, como muy atentos a cualquier reacción de los otros. Se habían engatillado, de estar distendidos jugueteando con su genitales mientras Laura explicaba su aventura, a sentarse muy juntos uno al lado del otro con las rodillas contra su pecho y fuertemente abrazadas. Leo, como padre atento no se le escapó el detalle.
- Y a vosotros, par de gaznapiros, ¿que coño os ha pasado? Estáis ahí que parece que está la pasma en la puerta para una redada.
Leo se calló, mudó el gesto sin dejar de mirar a sus hijos y de un salto, haciendo gala de una elasticidad impensable en una persona de su edad se puso en pie.
- Esperar, esperar, un momento. Decirme que no es lo que yo pienso. Dejaros de bobadas que me va a dar algo. En mi negocio esa parafilia es la que más dinero da, no me vengáis ahora con que vosotros .., joder, que soy vuestro padre, que os he educado para no tener secretos y menos en el ámbito sexual. ¿Os dije algo cuando con doce años descubrí que pasabais las horas muertas buscando sin techo a los que poder hacer blowjobs a ver quién se hacía más cada finde? Solo os alerté de que no quería ladillas en mi casa y enseguida os hice el test por lo del AIDS. ¿Os dije algo, cuando con quince un actor mío os reconoció como centro en un bukkake y tragasteis más leche que la que os dió vuestra madre? Pues entonces, cabrones, ¿porqué no me dijisteis nunca que hacíais SCAT? Con vuestra edad habríamos hecho una fortuna.
Leo actuaba y vociferaba como no hubiera nadie más. Chano y Laura cogidos de la mano miraban incrédulos alternativamente a Leo y a sus hijos, que ahora, ya abrazados aguantaban el chaparrón. Y en eso entró Eulalia.
- He oído la palabra SCAT, eso Leo tiene tirón, aunque no lo parezca. Tengo un guión, en mi cajón naturalmente, que sería una bomba, pero claro, ¿y los actores? si los hubiera, con dos retoques para darles modernidad..., ¿Hay actores, Leo?
- Mis hijos Eulalia, mis hijos y me lo ocultaban. ¿Desde cuándo? eh cabrones ¿Desde cuándo?
- Creo que desde siempre, papá. Y mamá lo sabía, ella nos lavaba y nos cambiaba. Cuando ella se fué, fue cuando empezamos a hacerlo de forma clandestina y ahí le encontramos, en la ocultación, el morbo, la libido que nos estrujaba y nos acercaba cada vez más. Nos la metíamos en el culo, como veíamos en tus pelis, pero entonces cagabamos. Primero la metía yo a Polux y luego él a mí para sacar las pollas rebozadas de mierda, luego hacíamos 69 y limpiandonos mutuamente el culo y la polla con la boca terminábamos por corrernos. Luego nos duchabamos. Un día a Polux se le ocurrió que quizá podíamos cagarnos directamente en la boca haciendo 69. Fue lo que más nos gustó, ¿Verdad, Polux?
- Es una cosa que engancha, papá - Polux hablaba compungido - fíjate, que me acuerdo de cagones como nos metíamos las manos por dentro del pañal y nos embadurnabamos y nos reíamos y disfrutábamos mucho haciéndolo juntos. Nunca lo hemos hecho con nadie más. No sé si podría. Con Castor es otra cosa, ¿Verdad? - buscando la complicidad del hermano.
Castor miró a su hermano con semblante serio, apartó la mirada de su padre y meneó la cabeza a derecha e izquierda.

                          CASTOR Y POLUX

Cuando Leonardo se enteró que su mujer iba a tener gemelos, sonrió meneando la cabeza. Su mujer se llamaba Leda, sus hijos solo podían llamarse Castor y Polux, esperaría a ver el sexo de los fetos. De ser hembras habrían sido Helena y Climenestra, y Zeus seguro que no había visitado a su mujer, eran suyos. Leda se enfadó muchísimo porque no le gustaban nada esos nombres pero Leo se mantuvo firme y nacieron dos preciosos niños pelirrojos. Serían Castor y Polux. 
Hasta que comprendieron que el llanto ininterrumpido de los bebés se debía a que los acostaban en cunas separadas, los niños vomitaban la leche y pataleaban sin medida. El pediatra les dijo que a veces los gemelos permanecen de por vida firmemente unidos por un vínculo emocional inquebrantable. En efecto en alguna ecografía se podía ver ambos fetos abrazados y en una de ellas especialmente era imposible apreciarlos el sexo porque ambos tenían dentro de la boca el del contrario en un sesenta y nueve gestacional digno del film más porno.
Los niños iban cogiendo peso a la par y cada vez de una manera más inseparable. Necesitaban estar en contacto físico, era la única manera de mantenerlos de buen humor. Si por la circunstancia que fuera se les separaba sus protestas eran épicas y cuando volvían a reunirse se enlazaban en un abrazo y un llanto más aplicable a amantes que a hermanos. En la guardería fue imposible sentarlos en pupitres separados, siempre juntos y entonces no cesaban de reír. Con cuatro años y jugando juntos como siempre en el jardín, Castor en un momento de pelea lúdica lanzó un grito agudo de dolor que no había forma humana de aliviarle. Polux no sabía que hacer y lloraba y gritaba también pero de pena y de impotencia. Se llevó a Castor al médico y diagnosticó torsión de pedículo testicular. Había que intervenir de urgencia. Cuando Polux vio que se llevaban a su hermano y él no podía acompañarle tuvo un acceso de ira, como si estuviera poseído y no hubo más remedio que sedarlo. Cuando Castor salió de quirófano y de la anestesia y no vio a su hermano quería quitarse todos los cables y bajarse de la cama y no se tranquilizó hasta que Polux apareció en la habitación y le consintieron que se acostara con su hermano, y entonces las carcajadas y los besos que se dispensaba tenían maravillados a todos los profesionales.
- A veces pasa, Don Leonardo en gemelos univitelinos. Cada uno es un trozo del otro y cuando te lo quitan crees morir de angustia. Son fotocopia exacta el uno del otro y lo que piensa o siente uno lo piensa y siente el otro sincrónicamente. Se ha llegado a dar el caso de casarse con hermanas gemelas y vivir las dos parejas bajo el mismo techo o a veces, las más, permanecen juntos toda la vida, es como si casaran con ellos mismos. Podrían mantener relaciones íntimas y no tener porqué ser gays. Tenerse el uno al otro es esencial para su supervivencia.
El pediatra psiquiatra fue muy claro y así lo tuvieron que aceptar Leo y Leda 
Con siete años Leo los llevó a su despacho porque tenía una entrevista con una pornostar que le podría reportar muchos beneficios a su productora. Les dejó en un despacho adyacente con una película de dibujos y fuese por mala fe de alguien o mala fortuna los niños acabaron viendo una película porno de la productora de su padre en la que dos hermanos acaban enamorándose y teniendo sexo sin proponérselo. Los niños, como niños, la vieron y no dijeron nada hasta que se plantaron delante de su madre otro día anunciando que eran novios y se iban a casar. La madre les reconvino y ellos se defendieron diciéndole lo que habían visto en la oficina de su padre. Leda sabía que el dinero, abundante, que se manejaba en su casa venía de una productora de cine, lo que no sabía es que el producto era pornografía. A raíz de ello Leda se marchó con sus hijos por la ley de aguas, o sea por las malas, Leonardo la denunció y finalmente la guarda y custodia de los niños se la dieron a Leonardo y él y la madre pactaron una buena cantidad más un fijo mensual y se divorciaron haciendo ella expresa renuncia a la custodia con unas fechas de visita. 
A partir de ahí los hermanos pasaron a ser cuidados por una mujer contratada al efecto por Leonardo.

Cuando cumplieron dieciocho meses y su caminar era aún vacilante caminaban apoyándose el uno en el otro. Si se caía uno se caían los dos y si lloraba uno, lloraban los dos. En una de esas caídas de culo, Castor que estaba cagado exprimió las heces que rebosaron por la cinturilla del pañal. Polux se mostró sorprendido por el material ocre que rebosaba y tuvo que saber que era, echó su mano, tomó ese material blando y lo metió en su máquina de análisis químico: la boca. Hizo una mueca de desagrado y Castor se rió de la cara de asco de su hermano por lo que su hermano quiso que supiera de que se trataba y llevó su mano embadurnada de mierda a la boca de Castor, que al probarla soltó una carcajada que fue seguida de otra de su hermano. Finalmente Castor metió la mano en el pañal de Polux tocó mierda, la sacó y se la dio a su hermano. Empezaron a jugar con sus respectivas heces gritando y riendo y acabando hechos un asco. Llegó Leda alertada por los gritos y les riñó. Ambos niños no entendían de que se trataba y empezaron a llorar abrazándose complicando aún más su situación de suciedad. Leda llamó a la mujer que le ayudaba y cada una se llevó a lavar a uno, con lo que los gritos y llanto de los dos se convirtieron en una tragedia hasta que no les quedó otro remedio que meterlos juntos en la misma bañera. En décimas cambiaron, como solían, el llanto por risas y abrazos. De ahí en adelante los niños entraron en una especie de complicidad culposa. El comerse su mierda era la primera ilegalidad que cometían y eso le llenaba de emoción y placer por la adopción de lo prohibido. Eso no significaba que no les volvieran a sorprender, muchas veces. Su madre Leda les reprende una y otra vez, con amor, los gemelos ponen carita inocente pero vibran con la cagada siguiente. Y llega a convertirse en su vicio infantil. Cuando Leda se entera de a lo que se dedica Leo, los niños ya han visto en que consiste un sesenta y nueve y se les enciende la bombilla. Les apremia el tiempo para hacer realidad  su descubrimiento, pero su madre se los lleva de casa de su padre y no les deja ni a sol ni a sombra. Pasan unos meses hasta que su padre consigue arreglarlo y los gemelos se van por fin con su padre y en cuanto salgan del colegio, podrán entregarse a su secreta ambición.
El primer día que Leo tiene rodaje de tarde los dos chicos ya de casi ocho años se miraban en clase, cómplices y cuchicheanban en el recreo sobre cómo lo iban a hacer. Polux fantaseaba y le decía a Castor que debería cagar despacio, para que él pudiera ver cómo salía el zurullo y poder abrir la boca bien grande para que el cilindro humeante de mierda le entrase hasta la garganta al tiempo que él controlaría también su cagada para que su hermano también disfrutará de sus heces. A cada poco se reían pensando en como cagaría tal o cual compañero.
- Castor, ¿a ti no te pasa que cada vez que hablamos de esto se te pone dura?
- Si, se me pone muy dura y me dan ganas de que me cague en la cara los otros niños y que se ríen después de mi llamándome cerdo y me dan patadas.
- A mi me da mucho gusto que Martín me da patadas en los huevos mientras tú me cagas en la boca y luego te sientas en mi cara con todo el culo lleno de mierda.
- Uff, Castor eso también me la pone dura a mi. Mira como la tengo - y Polux se la remarcaba para que Castor pudiera ver bien el bulto - vamos al váter, que quiero que me la veas.
Llegaron al servicio del patio y allí en los urinarios, haciendo como que meaban se la sacaron.
- ¡Que grande se nos pone! Castor
- Pues imagínate esta tarde cuando, desnudos, nos caguemos el uno en el otro, se nos va a poner de piedra.
- Ya lo estoy deseando.
- ¿Que estás deseando, enano?
Ismael, un chico de casi trece años, espigado, con la cara parcheada de acné, llevaba un rato en la puerta escuchando la conversación de los gemelos.
- ¿Es cierto lo que yo he escuchado? O son faroles de niñatos como vosotros. ¿Queréis ver una polla grande? - se la sacó de la bragueta completamente descapullada y tiesa como un poste de la luz - ¿sabéis que me la ha puesto así? eso que decíais de que os ibais a cagar cada uno en la boca del otro. Si necesitáis zurullos gordos y duros, podéis contar conmigo. Molaría ver a un par de mocosos como vosotros comerse mi mierda, luego os partiría el culo que ibais a chillar de gusto - rematando con una risotada al tiempo que se guardaba la chorra - venga, chavales, salir ya de aquí que se va a mosquear el maestro y ya casi va a tocar la campana.
Saliendo de los vateres sonaba la campana para volver a clase.
- Tu crees que lo de Ismael iba en serio - Polux preguntaba con intriga a su hermano Castor.
- Pues no sé si iba en serio, pero me ha puesto aún más duro de lo que estaba cuando nos lo ha dicho. ¿A ti no te molaría otro culo y otra mierda?
- Yo he flipao con la polla de Ismael, que grande y que capullazo más brillante. Me gustaría metérmelo en la boca, Castor.
- Bueno, si él vuelve con la misma de que quiere darnos culo le decimos que palante. Tu Polux no te apures que yo creo que lo que Ismael quiere es sobarnos y que le sobemos a él. Va a ser divertido.
Cuando salían del colegio vieron a Ismael que iba en dirección contraria con gente de su curso y pensaron que no era más que un farol.
- Mirale ahí cómo va roneando con los mayores - le dijo Castor a Polux - ese lo que quería era cachondeo con nosotros.
- Pero tenía un rabo duro y respetable, Castor. A lo mejor es que no quería dar el cante con lo de su edad viniendose con nosotros. Bueno, da igual, él se lo va a perder.
A una manzana de su casa escucharon como pronunciaban su nombre.
- ¡Eh, las fotocopias! esperarse un momento - Ismael ya corría para alcanzar a los hermanos -
¿que creíais que se me iba a olvidar, que era un farol? no me perdería por nada del mundo ver cómo os cagais el uno al otro y el pajote que me voy a trajinar viéndolo.
- Tío - dijo apurado Castor - ahora está mi padre, él se va a trabajar a las cuatro, vente a esa hora.
- ¿Que tal el cole, chavales?
- Bien papá - respondieron al unísono.
- Pues, a comer.
Castor y Polux se mostraron inquietos e inapetentes durante la comida. Leo se extrañaba con lo ávidos de comida que tenían siempre.
- ¿Queréis veniros conmigo a la oficina? Ya sabéis que los platós de rodaje ni olerlos.
Los críos aducían mucha tarea y estudio y finalmente se quedaron en casa.

- Te acuerdas Castor aquel día que Ismael...
- Calla, calla, Polux. Fue increíble. No me explico aún como Ismael acabó cómo acabó. Hombre, tú y yo, veníamos de lejos, haciéndolo y de alguna manera..., pero Ismael, es que parecía que había perdido la cabeza.
- Es verdad, tío, cuando de repente sentí como otra boca se empleaba a fondo y del culo pasó a los huevos y luego a la polla. Pero es que Ismael nunca parecía haber tenido esas inclinaciones. 
Habían pasado diez años y Castor y Polux esperaban la sorpresa que su padre les había preparado para su mayoría de edad. Después de tantas ansias de ser mayores, estaban a un paso de celebrar su decimoctavo cumpleaños.
- Y que conste que yo cumplo tres minutos antes que tú - mientras lo decía, Castor cogía a su hermano con su brazo por el cuello y con la otra mano le hacía cosquillas. Polux reía y pedía tregua hasta que Castor le soltó le aferró firmemente por los hombros y a pocos centímetros de su cara le dijo que le quería.
- Yo también te quiero, Castor - y Polux se fundió en un emotivo abrazo con su hermano.