jueves, 30 de abril de 2020

CHANO - III -


Chano, según pasaban los meses se iba afianzando en su puesto. Los jefes le tenían en la mejor estima, pero su vida sentimental, emocional y sexual no tenía el mismo exito. Con Leonard quería mantener distancia, su presencia, siempre tan lúdica y desenfadafa le producía ansiedad. Sentía que su actitud era como si le obligase a tomar postura de acuerdo a aquella maldita conversación preñada de alcohol y equivoco. Le ponía nervioso pero le agradaba su presencia, era todo contradictorio con Leonard. Algun día tendría que cerrar aquel capitulo abierto sin su consentimiento.
Luisa era otra cosa. Los fines de semana en su casa menudeaban. El sexo con ella era cada vez más satisfactorio. Habia hecho ya natural aquella actividad de pasearle a Luisa su lengua del sexo al ano, y de hecho, demorarse en el ano era lo más gratificante de todo, y sobre todo que ese sitio de la anatomía no le parecia en absoluto repulsivo; le gustaba olerlo y restregar su cara por él, demorar la lengua y succionar besando con sus labios los labios que conformaban aquel orificio, que en Luisa, por mor de las muchas sodomizaciones muy repetitivas se veian como unos pliegues gruesos y carnosos. En ocasiones, Chano se aventuraba con dos o tres dedos dentro y especulaba con la idea de poder llegar a meter la mano. Para Luisa era tambien muy placentero porque la lengua de Chano se volvía cada vez más experta. Cerraba los ojos y se imaginaba que el ano de Luisa se abría y no solo metia el puño como un pene gigante, también le cabía la cabeza y eso le mareaba de placer. Cuando llegaba a semejante ensoñación sucedía necesitaba sodomizar a Luisa que cuando sabía que eso iba a pasar le animaba a follarla por el culo y a que la penetrase con dolor. Lo peor es que las ultimas veces, cuando Luisa le instaba a ser penetrada, tenía un plus de placer si ella chillaba de dolor. Pero el ano cada vez más relajado impedía que los gritos de dolor fuesen muy estimulantes. Y ultimamente cuando podia penetrar en el culo de Luisa con tanta facilidad solo podia pensar en un ano nuevo que fuese tan estrecho como el de Luisa al principio.
Todo cambió un día. Fue un día que parecía que iba a transcurrir rutinario y fue esclarecedor.
Había quedado en casa de Luisa el viernes por la tarde para pasar todo el fin de semana. Eso equivalía a pasar todo el finde en la cama. Luisa cada vez estaba mas quedada con Chano y no veía el momento de vestirse si tenía a Chano a su lado pidiendo protagonismo con el pene que le iba ha estallar de excitación.
Ese día estaban calentandose los dos. Desnudos en el sofá, él dándole a Luisa pequeñas y rapidas palmaditas en las ninfas, color carmesi y esponjosas, que se mantenian muy separadas, de par en par, no solo por el castigo de la mano de Chano, sino por su creciente locura de placer, dejando ver su tono rosado fuerte señalando el camino hacia dentro de su cuerpo.
Ella pellizcaba sin miedo los pezones de Chano, que cuanto mas dolor percibia mas intenso tenía el deseo de penetrar a Luisa.
(Lo de los pezones fue otro descubrimiento que nunca podría agradecer del todo a Luisa. El nunca había reparado en ellos, los tenia planos como una marca en el centro de la areola. Nunca habría imaginado que cuando Luisa comenzó a acariciarselos, éstos empezasen a separarse, como un pequeño habón, de la areola y el roce se volvía lo mas excitante que había experimentado nunca. Con los roces, pequeños pellizcos al principio, y pellizcos rudos por último sus pezones habian tomado cuerpo y eran fuente inagotable de placer para él)
Empezaron un sesentaynueve y de pronto Chano sintió un estimulo diferente y dulce. Sentía la lengua de Luisa en su ano. Nada le había excitado tanto nunca, al punto de decir susurrando a Luisa que le metiese la lengua, que necesitaba más. Siguieron asi un rato estimulandose sus anos el uno al otro, hasta que Luisa se movió y le dijo que esperara un instante que enseguida volvía. Con los ojos cerrados y sus dedos lubricados Chano se aplicaba a estimularse el frenillo chorreandole precum el glande, con la piernas elevadas y bien separadas, dejando el ano bien expuesto.
Sintió otra vez que la lengua de Luisa, aunque con otra textura, volvia a estimularle y de pronto empezó a vibrarle la lengua. Se levantó a mirar que pasaba y Luisa tenía en la mano un dildo vibrador.
- ¿Que vas a hacer con eso? preguntaba angustiado
- Tranquilo cariño. No te lo voy a meter si tu no me lo pides - y siguió estimulando.
Chano se dejo hacer y no comprendió la razón ultima de aquel cambio.
Luisa lubricó el ano de Chano con una vaselina especial muy filante.
- Espera, espera, espera - dijo alarmado Chano - ¿que vas a hacer, tu te has creido que soy maricón?
- Yo se muy bien que no lo eres. Pero ¿Cuantas veces me has dado por el culo tu a mi? Cuarenta, cincuenta, no, más a buen seguro. Quiero que aprendas a gozar del punto P, y yo te lo voy a enseñar. Confía en mi - y con estas palabras le selló los labios con los suyos.
Despues de lubricar a conciencia comenzó a insinuar el dildo vibrando lentamente.
- ¿Sientes dolor, cariño?
- No, no, no duele, es raro, es una especie de placer-tensión que nunca había experimentado. No me disgusta. Sigue, a ver.
- Está todo el dildo dentro - Chano enarcó las cejas de sorpresa, porque no se había daso cuenta que le había penetrado -  voy a hacerlo vibrar a toda potencia a ver que sientes.
- Si pero vibración nada más,  no siento como entra y si empujases yo creo que me podrías meter el puño.
- ¿Quieres que lo intente?
- Nooo, joder, que tu eres capaz y me veo en el hospital.
- Pero ¿no notas una especie de placer como de que viene el orgasmo?
- No
- Entonces voy a cambiar el dildo. Voy a utilizar uno mas grande y rugoso. No te molestará y el placer te va a resultar adictivo. Verás.
- ¿De qué tienes tu tanto consolador?
- Chano, he pasaso muchos meses sola - le dijo como resignada.
Luisa desinsertó el vibrador y enseñó a Chano un consolador de silicona mas grueso que su propio pene.
- ¿Eso me vas a meter? Tía, me vas a matar.
- Que va. Este finde me lo vas a pedir de rodillas. Y mas gordo; pero descuida, este es el más gordo.
Luisa lubricó el consolador con la misma vaselina y comenzó a introducirlo.
- Mmmm, que sensación mas agradable.
- Tienes ya el ano domado y bien abierto. Ahora lo voy a meter del todo y me dirás.
La mujer terminó de meter el dildo completamente y empezó a girarlo a derecha e izquierda.
- ¡Ahí, ahí, que placer! Sigue manejandolo, mete y saca, mete y saca, que placer me sale semen pero no es orgasmo, no se acaba el placer, joder, me agota tanto placer, sigue, sigue.
Luisa dejó el consolador firmemente insertado y se inclinó sobre el pene de Chano y con su boca de seda terminó de provocar el orgasmo. Luego, como otras veces compartió el cum con su novio a traves de un torrido beso.
No fue la ultima vez que lo hicieron. Si, era adictivo. Chano deseaba que le volviese a insertar el dildo grande.
- ¿Y hay cacharros de esos, pero mas grandes? - preguntó en una de las pausas en la que no estaban sexualmente activos - es curioso, Luisa, tengo la sensación de que necesito tener el ano dilatado y la prostata excitada desde dentro.
- A vosotros los tios, os es mas placentera la sodomización que a nosotras, por la prostata. Yo no me explico como no lo habeis descubierto antes. Tenéis fijación con culearnos, perdiendoos la oportunidad de gozar mucho mas prolongadamente aunque de menor intensidad. El placer que gustáis por el culo es mas parecido al nuestro del clitoris. Prolongado y que deja sin aliento. Es un placer dulce y sereno, hasta que provocais el orgasmo con la puta impaciencia, en que todo se acaba.
- ¿Ahora, no se me caerá la mierda? A ver si se me sale.
- Tranquilo, a mi no se me sale y mira que me la clavas en el culo.
Chano se habia apuntado al club de la retaguardia. No quería pensar en eso, pero el sabía que a partir de entonces iba a tener que bregar con el deseo de ser penetrado, iba a echar de menos el placer de la estimulación prostatica.
El sabado transcurrió serenamemte tocadose el ano para comprobar su estado de dilatación. Cuando Luisa estaba en otra cosa se intentaba mirar con un espejo. Tenia narcisismo de ano, se dijo. Estaba feliz, gozaba del ano y no era maricón, algo que le preocupaba antes cuando tocandose en los momentos de molicie le agradaba sentirlo.
El domingo a la hora del aperitivo llamó Leonard.
- Claro, veniros a comer Gala y tu - dijo muy festiva Luisa.
- ¿Va a venir Leonard?
- Si, y así conocerás al fin a Gala.
- Pues yo no tengo ganas de conocer a nadie y menos con Leonard por medio.
- Ya verás, Gala es una chica muy competente, muy simpatica, Leonard está que se muere por ella. Y yo no se la manía que le tienes a Leonard. ¿Tu no habrás tenido algún asuntillo raro con él?
Chano negó muy lentamente con la cabeza, más como signo de incredulidad ante lo que estaba escuchando que como negación culposa de lo que ya habia sucedido. Tenia la sensación de encerrona. Por alguna razón Luisa le queria en el mismo sitio a Leonard y a él, no queria saber porqué, pero no le gustaba y después del sábado que habían tenido, temía que Luisa jugase a ver como le metían un dildo de carne y sangre.
- Me voy Luisa. No me apetece socializar ahora. Yo pensaba pasar un domingo en el paraíso los dos juntos, explorandonos y alumbrando posibilidades de hacernos cada vez más cercanos compartiendo hechos inconfesables para los demás, complices de nuestras parafilias que estrechas en nuestros vínculos. Me voy a casa. Además así adelanto algo de trabajo; mañana hay una modificación en la cadena de montaje.
- Tu no me irás a hacer esa pautada Chano, dejarme tirada.
- No es dejarte tirada, tu tienes tus compromisos y a mi no me apetecen esos compromisos. Nada más. Te lo pasarás bien con Leonard y Gala.
- Está bien. Vete. Como tú quieras, pero no esperes que nuestra relación se mantenga como hasta hoy. Trabajamos en el mismo sitio y esa será nuestra relación a partir de ahora.
Chano se vistió, recogió sus cosas y antes de salir quiso dar un beso a Luisa. Ella le retiró la cara.
- Estaba ilusionada. No pudo ser. Lo siento. Mañana nos veremos en la oficina.
Chano no quiso replicar, humilló la vista y cerró la puerta tras él.

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