domingo, 5 de abril de 2020

UNA VIDA DE NOVELA


Mientras Ambrosio iba girando la base a la que me había encaramado pude irme fijando en quien me observaba, algunos con mas interes que otros.
Me llamaba la atención la pareja de jovenes desnudos. Estaban desnudos con la misma naturalidad que si estuviesen vestidos. Es como si fuese su vestimenta habitual. Ella era algo mas baja que él y eso que él no era muy alto, al uno setenta y cínco no llegaría. El la tenia agarrada con su brazo izquierdo por el hombro y reposaba su cabeza sobre la de ella. Con la mano derecha acariciaba el sexo de la chica sin torpeza, y ella con su mano en el pecho jugueteaba con el pezón izqdo. Los dos esbozaban una sonrisa suave y reposada que trasmitía paz. Lo que si me llamó la atención era el extraordinario parecido que tenían. Ambrosio me dijo que se llamaban Dafnis y Cloe. Unos años mas tarde tuve la oportunidad de leer la obra de Longo y comprendí el porque de ese aura de inocencia que les nimbaba a ambos.
Los cuatro caballeros charlaban animadamente aparentemente ajenos a mi exhibicion y las dos señoras hablaban en petit comité en voz baja mientras reían contenidamente. En un momento dado, que me sorprendió por lo distante, un caballero se acercó a mi, rebuscó a traves de la pernera del calzoncillo y me extrajo el sexo completo, pene y bolsas. El pene estaba ingurgitado, sin necesaria dureza, pero apreciable consistencia. Lo sopesó en la palma de la mano y deteniendo el girar de la mesilla lo mostró a los otros tres señores que mediante gestos y muecas de aceptación aprobaron lo que estaban viendo. Uno de ellos levantó la voz 'Carlos, y como está de acceso' El tal Carlos, marido de una de las mujeres, Paloma, con soltura me bajo la ropa interior, me indicó que me inclinase para exponer el ano. Introdujo un dedo, inmediatamente otro y un tercero sin dificultad. 'Listo para fist, muchachos, con la debida lubricacion'
Ambrosio, se dio cuenta que la temperatura se elevaba y cortó.
"De eso nada, que os conozco y en el dia de la presentación no. Una demo con Dafnis y Cloe a ver su sensibilidad y ya veremos otro día"
No sabia que significaba aquello, pero sin tener que decir palabra Fermin se acercó, me ayudó a bajar de la mesita, me recogió los calzoncillos que el tal Carlos me había dejado en los tobillos. No se si con intención o no al retirarlos me rozó el miembro y me pareció sentir un pequeño temblor. Me miró muy profundo a los ojos un instante y procedió a dejar espacio en el centro de la habitación.
Lo que sucedió después aún no he podido calificarlo.
Me vi como protagonista de una coreografia que era como un coro de Vivaldi; elegancia, mesura, continencia, determinación sin torpeza y decoro y todo perfectamente encajado en una escena de sexo sin trabas ni cortapisas. Todo era natural, evidente y consecuente. El sexo era arte y placer, dolor y renuncia, entrega e inocencia. Por vez primera en mi vida penetré a una mujer y lo hice con la naturalidad y alegría que el niño da sus primeros pasos; sabiamente auxiliado por Dafnis, sin querer tomar ningún protagonismo. La sonrisa angelical de Cloe aceptandome en su cuerpo y la delicadeza de Dafnis encauzandome y modulando el ímpetu y la urgencia que mi naturaleza exigía. El roce humedo de sus labios en los mios me reconciliaba con el sexo que yo conocía, el único que hasta ese momento habia degustado y que me pareció por comparacion, zafio, torpe y prescindible. Finalmente a instancias de Ambrosio: 'Dale ahora, Dafnis, del placer que conoce y que atisbe el mundo, que si quiere se abre ante él'
En tanto yo disfrutaba de la calidez profunda del sexo de Cloe y ella de la intensidad de mi cuerpo, casi como si fuese un ceremonial religioso, Dafnis comenzó a besarme desde la nuca, lamiendo con morosidad la espalda y provocandome un placer que se expresaba en la profundidad de la vagina de Cloe. Dije en un susurro que no iba a poder resistir tanto placer y fue cuando Dafnis, a mi oido me pidió perdón y a renglón seguido sentí un dolor urente en el ano como la primera vez que en el vater del colegio, aquel de ultimo curso me sodomizó sin ninguna preparación. Estuve sangrando un par de dias y el dolor al evacuar duró una semana. Dafnis habia entrado así para cortarme el orgasmo. Cuando paso el dolor, Ambrosio se acercó a nosotros y como un abuelo reconviene a su nieto me dijo: 'Se permite de todo, Raúl' miró a Sergio que asintió 'menos correrse. Con el orgasmo se acaba el juego. Se quema toda la polvora, se hace la oscuridad y los angeles dejan de cantar. El orgasmo es la trampa que pone la naturaleza para que dejemos de soñar, de volar y en ultima instancia de gozar. Lo entenderás cuando tengas nuestra edad y cada orgasmo sea un paso irrevocable hacia la desesperanza. Recuerdo cuando padre me llamaba al corral, y lo hacia dos veces al dia en muchas ocasiones, en el trayecto hasta el corral ya me corría de gusto esperando ese enorme tranco. Luego miéntras el acababa me corría otra vez y si le daba por hacermelo por la boca, al tragarme su polvo me corría dos veces seguidas, eso de tragarme la leche de mi padre me parecía el colmo del morbo. Después de salir del corral si me buscaba alguien más, y ese alguien solía ser Fermin, lo hacia otra vez, ¿eh, Fermin?' Fermin desde la puerta muy serio esbozaba una indefinida mueca, que podría ser una sonrisa y afirmaba con la cabeza.
Después de la perorata de Ambrosio, se deshizo la composición, Dafnis se salió de mí y yo de Cloe. Estaba tan a punto que el roce al sacar mi pene fue suficiente para que comenzase a eyacular. Ambrosio me gritó 'Niegate, no consientas que siga saliendo, controlate o vete' hice un esfuerzo como de cortar el chorro cuando ya se ha empezado a orinar. Sentí una especie de presion o dolor o tensión placentera tambien de alguna forma y el semen que salia mansamente por el meato resbalando por el fuste hasta llegar a los huevos dejó de manar lentamente. 'Dafnis' dijo Ambrosio, y el chico muy delicadamente recogió con la punta de la lengua el semen que había empezado a dejar de salir y se lo entregó en la boca a Ambrosio, que lo paladeó y haciendo un guiño a Raúl y levantando el dedo gordo le dio su aprobación 'Se nota que no fumas, chaval, eso es bueno' y ahí es donde yo comprendí porque la leche de mi padre tenía ese sabor acre a veces tan desagradable.
Poco a poco el pene se fue relajando y se alejó el peligro de eyaculación explosiva. Sergio a modo de recompensa me dio un cálido beso. Los espectadores aplaudieron.
'Bueno, ya conoces a los hermanos, ¿que te han parecido?, Raúl' ¿hermanos? 'Si, gemelos, los adopté con dos años y con nueve les encontre teniendo sexo, se asustaron muchisimo, pero les quité sus dudas, cuando me desnudé alli mismo y les dije que porque no me enseñaban como practicar sexo. Fue al principio dificil, pero cuando convenci a Dafnis de que probase a sodomizarme como lo hacia Fermin, la innata curiosidad de los adolescentes hizo el resto. El que estén desnudos en casa siempre es elección suya, y a mi encanta que tengan sexo donde se les ocurra y como se les antoje. Fermin a veces si ellos se lo pide participa'
Timidamente pregunté si podia vestirme, porque me sentía incomodo desnudo. Yo no estaba acostumbrado a estarlo sin razón sexual mediante y no sabía donde meterme.
Ambrosio le dijo a Fermin que trajese unos aperitivos y unos refrescos para los chicos mientras  me vestía.
Aprovechando la relajación del momento pregunte a Ambrosio que como acabó aquello de su padre. Me intrigaba saber hasta que edad estuvo de incesto.
Fermin pidió permiso a Ambrosio para contarlo porque él lo vivió en primera persona y segun dijo le supuso tener que dejar el pueblo.
"Vaya por delante Raúl - comenzó Fermin - que el Celedonio, padre de Ambrosio, era bruto, hasta dejarle de sobra. Segun me dijo mi padre a mi, desde chico el Celedonio fue un salido y allá donde hubiera un agujero allí la metía el Cele. Y lo mismo que me cogió a mi con nueve, lo hacia con las cabras y con lo que se le pusiera por delante. Cuando su mujer, la señora Carmen, que era de buena familia y la preñó con dieciseis, por eso la casó. Pues decía, cuando la señora Carmen vio que la hermana pequeña de Ambrosio, Carmencita, con doce años empezaba a crecerle la barriga se temió lo peor. Interrogó a la niña hasta hacerla confesar que desde que sorprendió a su padre haciendoselo con su hermano, decidió hacerselo a ella, por el culo también, para evitar lo que había sucedido, pero una de las veces, con la furia que le ponía se le escapó y la metió por delante. Con la extrechez virgen el Celedonio se corrió dentro sin voluntad para onanismo alguno y derramarse fuera. La señora Carmen con el jipío puesto por la pena de tener que ir a denunciar a su marido, cogió a su hija fue a denunciar y luego a casa de su madre, de la que ya no saldría.
La guardia fue en busca del Celedonio y lo encontró en la caseta de aperos de mi padre, dandome por el culo a mi, que ya con veinticuatro iba en su busca cuando estaba falto. Nos detuvieron a los dos. A mi, después de la manga de hostias de mi padre por maricón y usar su propiedad sin permiso el cabo de guardia le dijo a mi padre 'anda llevatelo, ya es mayorcito y bastante pena va a tener con que todo dios sepa de que pata cojea. Al fin y al cabo es mayor de edad, pero el hijoputa éste ya era hora que lo empapelen'
Al Cele lo llevaron a la Provincial y como las noticias corren como la polvora, allí por degenerado, le follaron el culo hasta desangrarlo. Nadie le echó en falta. Se enterró en terreno sin bendecir y la viuda pagó a regañadientes una caja de madera sin desbastar. No hubo lápida ni señal. Dificilmente sabría alguien donde reposan sus huesos"

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