lunes, 27 de abril de 2020

CHANO - II -


- Venga, tío, no seas rata. Cuentame como fue y no ahorres detalles.
Estuvo dudando si acercarse al bar donde había quedado con Leonard o no, para finalmente decidirse, no porque le hiciese mucha gracia sino por la palabra dada; no habia interés por relatar nada más, que tuvieron sexo placentero y punto final.
- Ya te lo he dicho. Fue un polvo de entrada que mas que nada fue una mamada muy bien hecha, porque eso hay que reconocerselo.., ¡que boca tiene Luisa, ni un arcada! En pleno sesenta y nueve con la excitación de tener entre los labios un clitoris de regular tamaño, que no sabía yo que los hubiese tan grandes, y duro como el pedernal supo hacerlo tan bien que no pude evitar correrme. Me dejó hecho polvo, nunca mejor dicho, y luego sucedió algo que nunca hubiera imaginado. Despues de correrme, di por hecho que escupiria el lefote por eso cuando me besó, en cuanto terminé de correrme y me di cuenta que me hacia compartir el semen. Pero, en serio, no me importó. Me preguntó que qué me habia parecido - se quedó mirando interrogante a Leonard, como si la respuesta fuese obvia.
- ¿Y?
- Pues la verdad, es un sabor raro, pero no desagradable y menos aún besando como besa Luisa, que no es por nada, pero la tía se lo curra muy bien.
- ¿Y ahí se acabó todo? Tragándote tu cum. Por cierto, ¿te has masturbado alguna vez, cabeza abajo para  correrte en tu propia boca?
- ¿Queeee? Tu estás loco. Nunca se me habría ocurrido, aunque, espera, a ver, a ver. Cabeza abajo..., ¡ah, claro! ya, ya, ya se cómo. No, pero la proxima vez pruebo.
- A ver si te partes el cuello - le dijo riendo Leonard - si tu quieres probar leche recién ordeñada, yo te puedo ayudar.
- Vete al carajo, Leonard, yo  no soy tan degenerado como tu.
- No soy degenerado, lo que no soy es prejuicioso. ¿Sabes que os pasa los heteros, bueno, supuestos heteros? Que estáis condicionados a relacionaros fisicamente con mujeres. Desnudos, delante de un tío como  no tiene donde acomodar el pene, no sabéis como comportaros y eso os agobia, os descoloca y en lugar de plantearse como podría ser ese tipo de relación, explorar, buscar, experimentar a ver, pues negais y execrais. Vaís a tener sexo y lo haceis como un automata, no cambiáis, y la mayoría "el misionero", para eso una buena paja con un aparatito de esos que simulan un coño.   Pero a los gays les pasa igual, no saben que hacer con su cuerpo ante un cuerpo diferente y lo repulsan, perdiendose una magnifica forma de disfrutar del cuerpo, la mente y de la diferencia. ¿Que diferencia hay entre una polla y un coño? Hay micropenes mas pequeños que algunos magnificos clitoris, de esos que te llenan la boca, de los que sientes en tu verga según vas metiendola. Sentir la lisura de las ninfas excitadas y esponjosas en tu lengua viene a ser como lamer el clitoris del hombre.
- ¿Clitoris de hombre, que es eso? Tu estas loco. Con tal de justiticarte...
- Se le llama a esa parte que va desde el agujero hasta el frenillo. Una zona muy pequeña pero terriblemente sensible, tanto, como el clitoris.
Tu acabas de decir que has tragado tu semen. ¿cual habría sido la diferencia si ese semen hubiese salido de otro pene?
- ¿Que no hay diferencia? La diferencia es que yo nunca voy a tener una polla delante de mi boca.
- Tu nunca te habrás planteado un beso negro ¿a que no?
- ¡Joder! Anda que no estoy yo aprendiendo hoy. ¿Que es eso?
- Pues besar o lamer el ano - y se le quedó mirando a Chano esperando la respuesta de asco o indignación - ¿no dices nada, no te sorprende. No me digas que tu...? Vaya, vaya..., ¿Con quien?
- Con Luisa - dijo bajando la voz, como disculpandose.
-¿También? Tu no me lo has contado todo. Te has dejado lo mas excitante.
Leonard pidió otra ronda al camarero pero no se le pasó por alto que Chano se acomodaba el pene que en virtud de rememorar como le lamía el ano a Luisa habia sufrido un cambio de volumen.
- Venga deja de darme envidia con tu paquete y dime como fue.
Chano explicaba como ocurrió y a medida que daba detalles el bulto del pantalón se hacia mas patente. De forma comsciente se daba cuenta de hasta que punto aquel descubtimiento suyo con Luisa le excitaba y le habría nuevos campos de placer a explorar. De pronto, sintió vertigo porque comprendio que nada le importaría que Leonard le acariciase su enorme bulto, a ver que pasaba, si todo lo que le habia dicho de la incapacidad para la relación era cierta. Y al mismo tiempo se percató de que se había producido un silencio espeso, incomodo entre los dos. Cada uno tenía su copa en la mano, Leonard mirando a los ojos a Chano con expresión divertida y él intentando desviar la mirada como si tuviese algo de lo que arrepentirse.
- ¿Que te pasa Chano, estás incomodo contandolo o es que estas empezando a comprender algo? Se cae de su peso. Una polla se diferencia de un coño, se acuerdo, pero ¿un culo, en las distancias cortas, se diferencia de otro culo? Si gozaste paseando tu lengua y tus carnosos labios por el ano de Luisa, que diferencia habría en hacerlo, por ejemplo con el mio, que además  te aseguro que está más entrenado en esas lides.
- ¡Bueno! déjate de pamplinas, que no es lo mismo - Chano se estaba irritando, se sentía cada vez mas acorralado.
- ¿Ah, no? Primero lo lubricas y luego entras a saco hasta correrte. Te aseguro que el orgasmo es el mismo y no vas a estar obligado a tocarme los huevos.
El alcohol de las copas comenzaba a cumplir su función y en la cabeza de Chano en medio de la bruma, empezaba a abrirse paso una malevola idea ¿porqué no?
- No estás obligado a nada, Chano - Leonard intuía que las defensas de Chano, ayudadas por los vapores del alcohol y las horas de la noche estaban empezando a ceder - si tu ves que no te centras o que estás muy incómodo, te vas y punto.
Chano iba a decir que si dejándose llevar de la situación pero de repente se le hizo una imagen de Leonard haciendo el sesenta y nueve con él y su boca acercándose al ano, y cambió radicalmente. Se despejó incluso.
- Mira, Leonard, deja las tonterías para otro día. Quédate con tu culo y déjame a mi con mi imposibilidad de relación porque la  unica que quiero es con una tía, y mira, con Luisa no me ha ido mal. Y yo ya me voy a mi casa.
Para Leonard tocó la corneta de retirada de forma contundente.
- Claro, claro, faltaría más. Eran todo hipótesis. Venga tío hasta el Lunes.
Para Chano el sábado  fue un ir y venir de una habitación a otra sin saber porqué con el martilleo en su memoria de la imagen del periné de Luisa yendo de ano a genitales, salvo que en lugar de lamer ninfas o clitoris en su imaginación el clitoris era enorme y él rehusaba meterselo en la boca, aunque Luisa gimiendo le impulsaba a hacerlo, sabiendo que era en realidad un pene, pero no por eso su erección disminuía. Cuanto mas quería quitarselo de la cabeza, mas nervioso se ponía.
Tomó la determinación de llamar a Luisa.
- ¿Quien es? - una voz familiar aunque desconcertante le preguntaba.
- Perdón, he debido equivocarme, - contestó muy corrido - preguntaba por Luisa, perdone, perdone.
- ¿Chano, no me has conocido? soy Leonard. ¡Que estuvimos tomando copas anoche!
- ¿Donde he llamado yo? Perdona Leonard.
- No, no cuelgues. Es que he venido con mi pareja a casa de Luisa. Espera, ahora se pone, que está con Gala. Bueno, Gala es mi pareja.
- ¡Pero...!
- Si una chica guapisima, no te sorprendas, recuerda, soy bi.
- ¿Chano? soy Luisa. Dime, que querias, comentar lo del otro día. Anda, vente a casa, está aqui Leonard y su novia Gala. Venga, vente.
- No se, demasiada gente. Bueno, ya veré, si llego llegaré. Hasta luego Luisa.
Colgó el telefono. Se sentía mal. Era como si una nube espesa le nublase el interior. Queria gritar, queria llorar. En otras ocasiones ante situaciones así el llorar amargamente sin consuelo obraba el milagro del perdón. No sabía de que era culpable, pero se sentía peor que si hubiese asesinado a un niño con sus propias manos. Necesitaba purgar esa pena que le devastaba el alma. Casi de forma automatica buscó en su ordenador Tchaikovsky intentando alcanzar ese tristisimo tercer movimiento de la sexta, pero se le vino al cursor el concierto numero 35 para violin y orquesta. Conectó los buffles y picó con el ratón la selección.  Fue empezar a escuchar los primeros compases del violin expresando en sonidos armonicos todo lo que a él se le amontonaba en el alma y sentirse reflejado como en un espejo en tres dimensiones. Empezó a llorar sin consuelo, tampoco quería ninguno. Sentia que estaba expiando una culpa, no sabia que culpa, pero las lagrimas manando sin fin de sus ojos y el dificultoso respirar debido a la compulsión del llanto le hacían ser el más feliz del mundo. Empezó a rememorar sin proponerselo los acontecimientos de las ultimas horas con Luisa, con Leonard y nada tenía ningún valor. El universo entero se concentraba en aquellas notas musicales que le infiltraban su cuerpo todo y le elevaban a categoria angelical. No necesitaría ni alas. Empezó a sentir como amaba a todos pero desprovistos de cuerpo. Sentía amor incluso por su padre que le negó el conservatorio, y era gratuito, con aquella frase que le desgarró el corazón: " Otra mariconada de las de tu madre " pues hasta eso era disculpable.  Tenia ganas de salir corriendo y decirles a todos lo feliz que era, lo que les quería, que nada debia hacernos apartar de nuestra felicidad. Con los ultimos acordes del violen la musica calló y el silencio como un velo tejido por angeles le cubrió. Chano sin proponerselo entró en un reparador sueño.

- Al final no viniste - dijo Luisa en cuanto entró en el despacho - Gala se quedó con las ganas de conocerte, y Leonard estaba ilusionado por que cenasemos juntos.
- Pues verás - contestó muy pausado - estaba muy flojo, me senté, puse música y me quedé frito. Me desperté cerca de las diez, pedí una pizza, me la comí como si me acabasen de rescatar de una isla desierta, estaba tan relajado y...
- ¿Cómo después de..?, tu ya sabes
- Después de qué decías - entro en ese momento Leonard - hombre, Chano, nos quedamos esperando.
- Ya le he dicho a Luisa.
- Pues nos lo pasamos muy bien, sin follar, no te creas..
- Leonard - levantó la voz Luisa - no seas más guarro
- Que manía tenéis los españoles con asociar sexo y porquería - dijo muy cargado de razón Leonard - cuando practicar sexo es la cosa más  limpia y bonita que hay. Está todo el mundo desnudo y no hay forma de engañar en las emociones. Es lo más inocente y bonito que hay. Yo lo siento así.
- Bueno, ya está  bien, a trabajar que tenemos una semana cargadita - zanjó la conversación Chano, que además de sentir que estaban perdiendo un tiempo que era de la empresa le planteaba demasiadas interrogantes que le ponía muy nervioso en ese momento resolver.

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