lunes, 25 de mayo de 2020

LUISA - VII -


Era imposible que una mujer como esa  pudiera existir, pero era absolutamente arrebatadora; imposible. Ojos tan intensamente tristes como turquesas enormes. Cabello rubio lacio escaso enmarcandole el rostro como un telón enmarca el escenario. Delgada, trasparente de piel. De un momento a otro podía troncharse. Llevaba un body amarillo que le hacía resaltar unas piernas de alambre muy separadas marcandole una vulva gruesa y sugestiva. Todo en ella era exquisito, sus ademanes, su sonrisa morbosa haciendo protagonistas unos labios carnosos y rabiosamente rojos y esas serpientes azules recorriendoles sus brazos.
Luis no pudo ya quitarse esa imagen. Desde ese momento toda pulsion sexual pasaba por la imagen de aquella diosa: Celia Luisa
Al parecer Celia Luisa tuvo el mismo flash con Luis. El flechazo fue tal que Luis olvidó cualquier otra opción que sexualmente pudiera presentarse.
Celia Luisa era una figurilla de porcelana. Daba la impresión de que sería imposible penetrarla, sería como atravesarla con un sable, y matarla y por supuesto albergar en ese cuerpecillo un ser humano, un hijo, sería una locura pensarlo siquiera.
Acababan de llegar a su casa y Luis había aparcado. Luisa sin hacer intento de bajar del coche, comenzó a esclarecer algunas dudas.
- ¿Tan endeble era mamá - preguntó extrañada Luisa.
- Era de otro mundo, hija, tu madre era un ser especial. Era huerfana. Hubo un derrumbe en un edificio que ocupaban diferentes tipos de gentes sin filiación y de vida un poco rara, alternativa dijeron después y esta niña fue rescatada. No hubo mas supervivientes y se crio en manos del estado. La adoptó una familia de buena posición y cuando tenia doce años volvió a sobrevivir a un accidente de coche en el que murieron sus padres adoptivos. Ella lo heredó todo.
Cuando tu abuela la conoció me dijo que ese nombre era muy complicado, que ella la llamaría Luisa. Tu madre era muy buena y no le importó por eso tu eres Luisa también.
- Pero tuve yo la culpa de que muriera. Siempre lo he pensado y me da mucha rabia que así fuese.
- Que va Luisa, recien parida la dejaron en una corriente y debió coger una pulmonía, tampoco quise yo saber demasiado. Me quedé destrozado y de no haber sido por ti, yo no habría podido continuar.
- Y entonces, ¿porqué te casaste con Belinda?
- Mientras pude, pidiendo reducción de jornada y favores, dias libres y meses sin sueldo pude sacarte adelante hasta que tuviste edad de guarderia y pude refugiarme más en el trabajo. Cuando cumpliste los cinco años me promocionaron a jefe, mucho dinero para despreciarlo. Necesitaba que alguien se hiciese cargo. Belinda me hacia ojitos hacia tiempo, y me dejé querer.
- Me alegro entonces de que todo haya terminado así.
- No ha terminado nada, hija. Ahora comienza todo. Sin secretos, cada uno como es y dejando al otro con sus neuras y aficiones. Podremos vivir libres y felices los dos.
- Entonces, ¿voy a poder llevar mis rollos a casa?
- Y yo los míos. ¿Y quien sabe?, mira como me estoy poniendo - y le señaló  a su hija la bragueta que se abultaba por momentos. Al fin y al cabo, incesto, no es más que una palabra.
- Es verdad, es solo una palabra - y diciendolo dejó caer su mano, sobre la entrepierna de su padre - no sabes, la cantidad de veces que he soñado con esto, papá.
- La de veces que he fantaseado que te daba a mamar mi leche, Luisa.
- Pues ahora vas a hacer esa fantasia realidad - y sin más empezó a hurgar en la bragueta del padre hasta sacarle la verga enhiesta, lanzandose sin pensarlo sobre ella haciendola llegar hasta la garganta. Y no se detuvo de masajear el capullo con lengua y garganta, aún haciendo arcadas, hasta que sintió el chorreón de semen en la boca. Se lo tragó y preguntó.
- ¿Lo he hecho bien, te ha gustado? A mi si me ha gustado - y diciendolo las lágrimas le rodaban por la cara abrazando la cintura de su padre.
Pasaron tres años más de una vida absolutamente satisfactoria para ambos. Luisa recuperó para si y para su padre el apoyo de Bruno y Rashid.  Vivian los cuatro una relación abierta. Rashid desarrolló una fijación con Luis al que consideraba como un padre. Belinda no volvió a aparecer por aquella casa. Luisa siguió fiel a su virginidad. Gozaba siendo sodomizada por Rashid mientras Bruno hacia lo propio con su padre. A Luis no le hacia falta travestirse para sentir placer, eso si, le excitaba que Bruno y Rashid le azotasen antes de follarle.
Con dieciocho años Luisa entró en Economicas y nada mas acabar, debido a su brillantez fue contratada en una empresa de ingenieria.
Su vida en el campus, algo movida, sería motivo de otra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario