domingo, 3 de mayo de 2020

CHANO - V -


Con los ojos aún cerrados Chano, a tientas, buscaba en el sitio habitual su reloj para ver la hora, y en uno de los intentos lo que palpó estaba tibio, mullido y agradable al tacto.
- ¿Luisa? - preguntaba totalmente desorientado.
Abrió perezoso los ojos y lo que vio le sobresaltó; no estaba en su casa y dando un respingo se sentó en la cama. Al momento le torturó una punzada en la cabeza de tal intensidad que tuvo que sujetarsela con las manos y cerrar los ojos para que los puñales de luz no le perforasen atravesandole a la cabeza.
- Por todos los Santos, ¿que coño es esto? Joder, ¿donde estoy?
- En mi casa - respondió Vicente muy pausado.
- Por favor, por favor, espera, no grites que me va a estallar la cabeza. ¿Y quién eres tú? - y mirando con los ojos entrecerrados a su alrededor continuó - ¿y que hago en pelotas en tu cama?
- Vicente ¿no te acuerdas de anoche en el CHAT?
- ¿En el donde? espera. Dios que jaquecazo. ¿no tendrás por ahí una aspirina? El CHAT, si, si, algo recuerdo, una rubia muy..., simpatica, en la barra. Me hizo una mamada de antología, pero no lo recuerdo muy bien, lo tengo todo como brumoso. Que dolor de cabeza. Que hay de esa aspirina. ¿Pero que hago en pelotas en tu cama?
- Yo también estoy desnudo - dijo muy pausadamente Vicente mientras se quitaba las sabanas de encima y exponiendo su pene a media erección - hemos dormido desnudos, los dos, juntos.
- Pero, ¿por alguna razón? La rubia también ¿no?
- No. Nosotros dos solos. La unica rubia era la de la barra, anoche, que nos servía las copas. Y en lo que a nosotros respecta ninguna mamada.
- Entonces, ¿quien me hizo la mamada a mi? porque que hubo una mamada es seguro, eso lo recuerdo..., - fue perdiendo la voz a medida que hablando iba reconstruyendo en su memoria  lo sucedido - pero entonces...
- Fui yo, si, fui yo. Y cuando acabé compartimos la leche en un beso dulcisimo.
Chano se volvió del color del papiro. Ahora lo recordaba todo, la mamada, el posterior beso, que lo disfrutó de forma incomprensible, el sabor de su semen..., y su posterior penetración, estaba casi tan borroso que no lo recordaba.
- Y, y. Perdona, ¿cómo era tu nombre? ah, si, Vicente, recuerdo..., en fin, que, al final, ¿me sodomizaste?
- No. Esperaba hacerlo ahora. Estabas tan borracho que casi te traje en brazos a mi casa. Te desnudé y dado que más que dormido, estabas inconsciente, no me pareció ético aprovecharme. Yo te hice una real mamada y eso significa, tío, que tu culo ahora es mío.
- Mira, no se que te diría en medio de la borrachera...
- Que tu novia, o lo que fuera, te sodomizó con juguetitos y que con el mas gordo era con el que más disfrutabas. Y que hacia mas de dos meses que no teníais relaciones y que lamentablemente lo echabas de menos. Me ofrecí, me negociaste lo de la mamada y eso es todo.
- Eran los vapores del alcohol. Hace mas de dos meses que esa puerta se cerró y no te voy a negar que ese placer del punto P se recuerda, pero se puede vivir sin él.
- O sea - dijo Vicente con una media sonrisa - que hace mas de dos meses que casi ni te limpias el culo despues de cagar, por cierto, que me encantaría verte hacerlo, a ver que se nos ocurría.
- Eso - contestó ufano y cargado de razon Chano.
- Verás Chano, voy a ser muy sincero contigo - se sentó al lado de él en el borde de la cama y le echó el brazo por encima de los hombros - no te lo puedo ocultar.
- Me follaste anoche, ¿es eso?
- No, bueno no del todo. Yo soy gay, pero gay del todo. Soy un depredador de heterosexuales.
- ¿Depredador de qué?
- Calla y escucha. Me gustan los tios que no sean gais, heteros puros, bueno, puros no hay ni uno, pero tu me entiendes. Mi zona de caza es locales como el CHAT. Veo un tío solo, bebiendo mas de la cuenta y me lanzo. A ti te cazé a la primera y ya cuando me contaste lo de los dildos, eras mío. Luego la impresionante tajada que te marcaste sin tener costumbre te dejó ko y no quise violarte..., con la polla, claro. Te desnudé y no pude evitar, ¿explorarte? si, puede llamarsele así. ¿Por qué me mentiste? no es que me importe, tu te engañas solo.
- ¿Mentirte yo? no había razón y no se porqué...
- Te das asco Chano. No se si con dildos o rabos de carne, pero a ti te han taladrado el culo hace menos de cuarenta y ocho horas. ¿a que no me equivoco?
Chano empezó a balbucear, a temblar y a sollozar dejando caer su cabeza en el hombro de Vicente que le acariciaba la cabeza mientras le besaba el cabello. Sin dejar la posición empezó a hablar.
- No debí, lo se, pero la tentación fue insuperable. Desnudo, boca abajo, con ese culo tan perfecto, esa convexidad que muere en un pliegue infinito me llamaba. No tuve más que separar los cachetes del gluteo y al fondo la puerta del paraiso. Empece a salivar y no quise resistirme. Hundí la cabeza en tu culo y mi lengua se disparó a tu ojal, y cual no sería mi gran sorpresa cuando con maravillosa facilidad, la punta de la lengua venció la resistencia del esfinter, y seguí intentando profundizar degustando el amargor propio de la zona que exploraba. Alcance el lubricante, lo derramé en el pliegue e insinué un dedo dandome la impresión de que me lo succionaban, metí un segundo e inmediatamente tres dedos que sin problema entraron hasta donde era materialmente imposible. Me dije muy sorprendido: 'este está recién follado', pero no me pareció muy digamos profesional, usar tu culo para hacerme una paja. Me dije, que si te la metía tenía que ser viéndote disfrutar de la cogida. Y bueno, ¿me vas a decir cómo, dildo o nabo? Venga, ya, no llores más. Quizá no eres gay, eres bisexual y no lo has descubierto. Quiza lo descubras hoy conmigo.
- Joder, asi, desnudos y empalmado ahora, después de escucharte como me comias el culo, no puedo más que seguir desnudandome.
Al poco de dejar a Luisa, una semana quizá o semana y media, ella estaba muy cabreada conmigo, la llamé y me colgó varias veces. Leonard, de viaje y yo desesperado, me habian inoculado el virus del culo. No conseguía excitarme de ninguna manera. Fui a un sex shop a comprar un dildo y me encontré a un obrero de linea de mi empresa, que me conoce y me guiñó un ojo complice. Salí por patas. Me fui entonces al ultimo cine porno que quedaba en la ciudad y allí sucedió. Lo que menos hacía la gente era ver cine. Una autentica orgia Vicente. Yo no se la cantidad de veces que me follaron. Tu no sabes lo que disfruté. Solo que echo de menos el sexo con Luisa, pero necesito también el ojal abrochado con un buen botón, y todo esto me confunde. Y si, quiero que me folles. Desde que te acercaste ayer a mi a la barra, deseé que me cogieses allí mismo. Puestos a ser sinceros, si he dormido desnudo contigo, ¿porqué ocultar nimiedades?

- Y diselo a Luisa - con un abrazo de despedida Vicente le daba su ultimo consejo a Chano - si te quiere, no le importará. A las mujeres las relaciones sexuales entre tíos les parecen rarezas propias de los hombres, no las entienden y las minusvaloran. Si fuese con otra mujer sería intolerable, pero con otro tío un vicio como beber o el futbol. Hay que aguantarnoslo.
Chano se le quedó mirando fijamente a los ojos y le besó apasionadamente. Se sonrió luego con la familiaridad que se haría con un hermano, mientras le decía mirandole: 'Que bien follas, maricón'

- Luisa, a mí despacho - le sonó demasiado duro, muy contundente y remató la frase tras una mínima vacilación - por favor.
Luisa obedeció como empleada que obedece a su jefe. No estaba dispuesta a permitir incursiones en su vida privada con el señuelo de la categoría laboral.
- Cierra la puerta y siéntate.
- Dígame Don Sebastián - dicho en tono duro sin apartar la mirada de la suya.
Chano se quedó sin palabras. Nunca se había dirigido a él de esa manera. Hacha de guerra desenterrada, no, blandida a punto de descargar el golpe. Se la quedó mirando con el rostro de palo, manteniendose las miradas.
- ¿Alguna instrucción don..., - y Chano no la dejó continuar.
- Nada, nada, no era nada - se puede usted retirar - y remarcó con rabia el usted.
La siguiente semana Chano, fue todos los días a que Vicente le lamiera sus heridas sentimentales con la polla. A Luisa evitó dirigirle la palabra utilizando otros empleados para comunicarse. Cuanto más le follaba Vicente más echaba de menos a Luisa. Hasta...
- Mira, Chano, esto se está convirtiendo en una relacion seria. Tu cada vez tienes el ojal mas entrenado y de paso el corazón más roto. Esta noche vamos a quedar en el CHAT, pero no llegues antes de las diez.
- ¿Porqué?
- Ya te enterarás. Hazme caso, de verdad.
Chano estuvo en vilo todo el día, esperando la hora y a las diez con puntualidad britanica entraba en el CHAT. Se dirigió a la barra con los ojos saliendosele de las orbitas sin reconocer una sola cara. Se sentó en una banqueta hasta que llegó la rubia.
- Estás esperando a Vicente, ¿verdad?
- Si - contestó urgente.
- Pues que vayas a su casa. ¿sabes donde?
- Gracias - respondió mientras se alejaba de la barra, camino del estudio de Vicente.
El corazón le botaba en la caja toracica cuando toco el timbre del telefonillo.
- ¿Chano? sube.
Dio un empujón a la puerta y subió los escalones de tres en tres. Vicente estaba con la puerta abierta, en albornoz.
- Venga, pasa - dijo apartandose.
Entró chorreando ansiedad y se quedó petrificado. Empezó a transpirar y sin poder controlarse cayó de rodillas y rompió a llorar compulsivamente sin palabras para expresarse.
- Vamos, Chano,  controlate y saluda a tu Luisa.
Con todas las cartas sobre la mesa sin omitir una coma y con Vicente de notario se sinceraron, reprocharon, lloraron y perdonaron.
A los tres meses estaban en el ayuntamiento dandose el si, quiero. Ese mismo día gozandose mutuamente de sus cuerpos, con Vicente como maestro de ceremonias en tálamo nupcial, Chano entró por donde debía y Luisa afirmaba que en aquel momento se quedó embarazada, no que lo creyera, lo había sentido intimamente, decia. Vicente antes de retirarse de sus vidas (tres, sentimentalmente, son multitud, solía decir, sexo ocasional, cuando queráis, pero la pareja son dos, nada más)  contó como fue un día a buscar a Luisa a la salida del trabajo y le cantó las cuarenta, haciendola reflexionar. Lo que sucedió después ya se sabia.
Efectivamente, a los nueve meses nació Sebastián y a los cuatro años Nuria. Después de eso Luisa solo queria ano o que Chano le practicase cunilinguis. Se negó a entregar mas su sexo a un hombre, aunque ese hombre fuera su marido. El matrimonio se fue rutinizando y tanto Chano, como Luisa buscaron sus alicientes sin tener que romper. Los niños no tenían la culpa de sus neuras, temores y carencias.

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