martes, 12 de mayo de 2020

LUISA - III -


No hay nada tan elastico que pueda estirarse hasta el infinito. El limite a veces aparece cuando todo parece que es natural que suceda, y salpica y sorprende y destroza a todo el que se encuentra cerca.
En la vida no hay nada peor que sentirse, y más que eso, saberse omnipotente y comportarse como tal.
La madre de Bruno, Belinda, se creía capaz de conseguir todo lo que se le antojase.
Después de que Bruno se imaginase a si mismo sodomizando a Luisa delante de su padre, mientras a él le sodomizaba Rashid y ella lo inmortalizaba, se propuso alcanzar aquel imposible solo por el placer de conseguirlo.
Belinda sabía que Luis, su marido, era un extremo en obtención de placeres. Le habia sodomizado con diferentes artilugios, le habia hecho ball busting con delectacion, le habia azotado tanto con latigo como con vara y siempre obtenido su sumisión y orgasmo delicioso. Ella se gozaba de ver y fotografiar las marcas en bolsas como en trasero y muslos. Lo ultimo que le hizo probar fue la cera. A Luis le pareció extremo, lo maximo, pero estaba perfectamente amaestrado. Cuando le cayeron en el vientre las primeras gotas de parafina, se resistió pero ella le azotó los testiculos sin piedad para que supiera que era el dolor, asi le amonestaba ella. Cuando la cera alcanzó su pene, bolsas y capullo, él sin explicárselo comenzó a eyacular.
Belinda sabía que estaba preparado.
Paseando una tarde por el jardin Belinda inició el acoso.
- Cada vez tienes el ano más como mi coño, eso te gusta ¿verdad?
- Si - contestaba con cierta vergüenza - siempre que puedo me lo miro con un espejo y me da tanto placer que al hacer fuerza se me salga eso rojo sangre para afuera que busco algun consolador y me lo meto. Algún día - vacilaba antes de continuar - si tu quieres, solo si tu quieres te podias cortar las uñas y probar a meterme el puño. Quiero sentir en mis entrañas como se abre dentro de mi la mano y hace sentir cerca del final.
Belinda no se lo esperaba y el solito se habia puesto en suerte.
- La verdad Luis, yo cortarme mis uñas, imposible, son de porcelana, pero... - y dejó ese pero a proposito en el aire - quizá haya una solución.
- ¿Una solucion? Cual - se revelaba ansiedad en la pregunta, ansiedad por ser fisteado.
- Tu sabes que Bruno es bisexual, y si no lo sabías te lo digo yo ahora. Y tiene novio.
- ¿Novio?
- Novio, un chico marroquí que se llama Rashid. Hace un par de semanas oi ruido, de noche en el dormitorio de Bruno y fui a ver. Y vamos, lo que vi.
- ¿Que viste?
- Habia metido, sin mi permiso naturalmente, a su novio en el dormitorio y estaban los dos desnudos - empezaba la mentira - en el suelo, Bruno de rodillas, a cuatro patas y Rashid, por cierto que aparato mas impresionante tiene.
- Estaba porculeando a tu hijo. Joder Belinda, esto es preocupante, me estoy empalmando.
- Pues ahora viene lo mejor.
- Qué
- No le metia en el culo el rabo, le metia la mano y Bruno pedia mas, hasta que Rashid, se echó mas vaselina o lo que fuera ello en la mano y metió el pulgar, empujó mientras Bruno decia: "Siii" hasta que coló toda la mano y el antebrazo hasta la mitad.
- Uff,  Belinda, ¿habría alguna posibilidad...? Pienso en el novio de Bruno, le veo metiendome el puño y tu con tu coño puesto en mi boca mientras me riegas de cera la polla y los huevos. Y como siga hablando de esto, te juro que me corro.
- Pues no te corras y reservate para esta noche que voy a hablar con Bruno. Pero claro, no se si va a querer que Rashid lo haga sin estar él delante. A lo mejor le pone que el novio te meta un puño a ti y el otro a él. Espera, voy a ver si está en su cuarto.
Belinda entró en la habitacion de su hijo, exultante.
- Esta hecho, Bruno. Le he encandilado con que Rashid le meta el puño, pero le he dicho que a lo mejor tu no quieres que Rashid lo haga. Vamos a hablar con él,está en el jardín. Si no se está  pajeando va a ser raro, se ha puesto cardíaco ante la posibilidad de que le fisteen.
- Hola Luis - comenzó Bruno muy distendido - ya me ha dicho mi madre que te flipa poner el culete. ¿Nunca has estado con un tío?
- Nunca. Yo tendré mis extravagancias en la cama, pero de maricón no tengo nada de nada. Que tu novio, que yo nunca he tenido, pueda hacer uso de sus habilidades para, en presencia de mi mujer, que es lo que me excita, me estimule esa zona de mi cuerpo, solo quiere decir, que he aprendido a gozar de todos mis recursos.
- Si, claro - pero va a ser un tio el que te taladre, con el puño o con la polla, lo que mas te guste.
- Quería que fuese tu madre la que lo hiciese, pero con esas uñas... y me dió esta posibilidad. Bueno, ¿va a poder ser?
- Claro, Luis, claro. Aunque hay algo que debes saber.
- Eso se puede dejar para luego hijo - cortó muy apurada Belinda.
- No, no - Luis se mostró firme - si hay una condición, quiero saberla ahora.
- Déjame terminar lo que voy a decir y luego ya si eso, tu réplicas. Tienes una hija que es una ninfula...
- ¡Que coño! - se indignó Luis
- Admitiste que escucharias hasta el final. Además eres tan degenerado que te va a encantar. Luisita, decía, viene montandose en mi verga, por el culo, desde que la conozco, con nueve o diez años hasta hace una semana que fue la última vez. De hecho hace quince días Rashid y yo le hicimos una doble - para esta parte del discurso, Luis ya se habia parado en seco - mientras Rashid te hace gozar por el culo, yo le hago gozar a ella por el mismo sitio para que tu le veas la cara de gozo a tu hija.
- Mira, pedazo de cabrón - agarró con fuerza por la pechera a Bruno que se asustó de la reacción - ¡es una niña, y tu has abusado de las fantasías de una niña. Fuera de mi vista. Y tú - dirigiéndose a Belinda - tú, lo sabías, eres más degenerada aún, largo de mí casa, los dos. Me firmarás el divorcio sin más, si no quieres ver a este cerdo en la cárcel, lo firmaras. Fuera. En la calle encontraréis lo que haya aquí. Fuera.
- Luis - intentó Belinda apaciguar a su marido - recapacita, tampoco...
- Fuera de aquí - vociferó - y dar gracias que no os rebano el pescuezo.
- Desde el principio te dije que la niña no podía dormir en nuestra alcoba. La culpa es tuya, ¡maricón! Vámonos, Bruno. Esto no va a acabar aquí.
- No, va a acabar en la cárcel.
Una persona puede jugar peligrosamente con su cuerpo o sus parafilias, incluso llevarlas al umbral de la muerte, como en los estrangulamientos masturbatorios. Un hijo y más si es pequeño dispara en lo más profundo del cerebro primitivo un instinto atavico de protección que inhibe cualquier mecanismo de obtención de placer. Belinda y Bruno, no tenían la mínima posibilidad.
Luisa llegó a casa de la madre de su padre a las pocas horas. La abuela Teresa era una anciana encantadora. Misa de ocho, con velo a la cabeza, sin discusión. Luto riguroso, sin asomo de alivio y rosario a las cinco de la tarde. Esa era la vida que Luisa iba a tener que llevar.
- Mama, ya se que estás mayor, pero Luisa ya está hecha una mujer y te va a dar compañía y ayuda.
- Hijo, no te escucho bien. Decias que Luisa, la niña, ¿que le pasa, está mala? No me digas eso.
- Mama, escucha - ahogó un gemido de dolor por su madre y su hija.
- Hijo, ¿estás llorando?
- No mama, es que me emociona escucharte. Bueno, que llegamos esta tarde. Ya hablamos allí.
- Hijo, que alegría.
Tras un viaje de dos horas en coche, al final llegaron a casa de la abuela.
- Me van a trasladar, mama y la niña va a tener que quedarse contigo. Yo te mandaré dinero para su manutención y que ella tenga un poco, pero tu se lo administras.
- Hijo, deja esas cosas de los dineros, si mi niña es muy buena. Que mayor está, ¿que tiene ya trece o catorce?
- Practicamente catorce abuela - contestó de forma aburrida Luisa.
- Una niña todavia, Luisito, si es una cria. Asi me acompaña a misa. ¿Cuanto tiempo hace que no te confiesas? Ay, mi niña, si es muy inocentona, ¿que pecados va a tener la pobre?
- Mama - dijo Luis - me tengo que marchar. Te la encomiendo.
En cuanto su padre se fue Luisa preguntó por su dormitorio, su abuela Eduvigis le indicó y Luisa se percató enseguida que la puerta tenia llave. En cuanto salio su abuela, la niña se puso a deshacer la maleta. Lo primero que sacó fueron sus consoladores. Se puso frente a la luna del ropero, se desnudó y se insertó el consolador mas grueso. Mientras lo hacia entrar y salir del ano y se contoneaba sintiendo como el orgasmo se abría paso entre sus entrañas pensaba: "Será cabronazo, a ver de donde me saco yo un Bruno y un Rashid" Se sacó el consolador, lo tiró y gritó: "Necesito dos, y grandes, joder".
El sabado siguiente la abuela la levantó temprano.
- Venga, niña, aligera, que vamos a misa, pero primero te tienes que confesar. Ya verás Don Felipe que buen cura es y lo comprensivo. Tu le dices todos los pecados, ya verás como después te sientes mejor.
Al llegar al templo Doña Eduvigis la llevó al confesionario del cura que tenia su testigo luminoso encendido. Estaba libre.
Luisa se arrodilló delante del cura.
- Ave Maria Purisima
- Vale - contestó Luisa.
- Se responde, sin pecado concebida - muy calmado la reconvino Don Felipe - ¿Cuanto tiempo hace que no te confiesas?
- Pues creo que desde la ultima vez que me dio por el culo el maestro.
- ¿Como has dicho, niña?
- Que me follaba por el culo el maestro
- Pero ¿que edad tenias?
- Nueve años. Pero hace dos semanas me hicieron una doble. Me metieron dos pollas.
- Tenemos que hablar esto con mas detenimiento. Ve con tu abuela que ahora salgo yo.
El cura salió pesadamente y muy nervioso del confesionario con su abultada barriga y llegó donde estaban nieta y abuela
- Doña Eduvigis, con su nieta tengo que hablar largo y tendido. ¿Puede usted traerla a la rectoral esta tarde? Tengo que darle unos consejos espirituales. Esto no se puede solucionar con dos avemarias.
- Claro Don Felipe, faltaría más. Todo por el bien de mi nieta.
Luisa, se estremeció. Esa barriga tan oronda le excitaba. Ya deseaba que llegase la tarde.

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