viernes, 13 de agosto de 2021

TODO QUEDA EN FAMILIA (6)

 
Marta seguía a su padre, Ramiro, por la especie de chicane entre paredes para obviar una puerta y que olor a inmundicia y humanidad pérdida embargase al visitante que desnudándose entraba en situación. Luego los gemidos de los encadenados estimulaban otro sentido. Todo estaba pensado para saturar los cinco sentidos de sensaciones adormeciendo el sexto; el sentido común y poder entregarse a lo que se le antojase a cada uno. Con la vela en alto para iluminar más espacio irrumpieron en la sala. Ramiro le indicó a Marta que tuviese cuidado de pisar mierda, "aunque una vez pisada comprendes en qué consiste resistir al común borregueo que estipula que la mierda es intocable. Si prefieres, ve alumbrando, porque seguro que estos dos cabrones han lanzado mierda por este lado" Marta seguía de cerca a su padre que empezó a encender velones que había en unas hornacinas húmedas y cogió la manguera para lavar a los viejos. "¿Quieres darles el manguerazo tú? Marta estaba aún descolocada y prefirió que fuese su padre quien los duchase. Con la manguera a presión y el agua fría Ramiro empezó a baldear el suelo empujando con el chorro fuerte hasta el husillo que había en el centro de la habitación, y entonces Marta se fijó que al fondo de la mazmorra había un artefacto bien anclado al suelo con aspecto de pupitre antiguo. La chica se acercó con la vela y vio un especie de banca interrumpida a la mitad y lo que haría en un pupitre las funciones de escritorio era una tabla estrecha con múltiples argollas firmemente fijadas al conjunto. De la parte central colgaba una polea con una especie de muñequera y otra argolla fijada al suelo. Justo encima colgando del techo en forma de bóveda de cañón un arnés uncido también a otra polea como para sujetar la cabeza y que no se moviera. En la pared más ganchos y argollas a diferentes alturas y a la izquierda, perfectamente camufladas de negro unas estanterías llenas de instrumentos que ese momento Marta no sé molestó en dilucidar, que eran o para que servían. Mientras Ramiro enchufaba la manguera hacia los dos viejos para lavarlos y lavar el suelo en donde llevaban ya tres días vio como Marta examinaba esa zona de la mazmorra, "Es un potro de tortura, lo diseñe yo mismo, tiene todo lo preciso para tener inmovilizado a alguien para azotarle, cubrirle de cera hirviente o pinzarle la carne y los genitales hasta que se desmaye de dolor. El arnés de cabeza es para que no se debata y no pueda ni dolerse del castigo. Fíjate que lleva aparejado un lazo de horca, ya verás que utilidad se le da. Con la polea de abajo se le ajustan los huevos al suelo con la argolla para que no culee si es que no quiere arrancarse los huevos y las correas sujetan la piernas y el torso. Además si el torturado es muy bravo se utilizan las argollas de la pared para pasar unos anzuelos por los pezones y tensarlos. Si se sigue debatiendo intentando huir del castigo acabará por rasgarse los pezones, y él sabrá si eso le conviene. Ahí en los estantes está el resto de instrumentos necesarios para hacer entrar en un mundo de sensaciónes siempre inexplorado al que tenga curiosidad por conocerlo. Son precisas grandes dosis de arrojo y lujuria, sobre todo de esta última cariño. Y mientras le explicaba esto le tenía pasado el brazo por los hombres dejando caer la mano para como distraídamente pellizcar uno de los pezones. Marta gimió y buscó en un delirio de placer el pene de su padre "Ven, Martita, delante de los abuelos, vamos a darles de comer vista" Se pusieron delante de los ancianos empapados y Marta se agachó para chupármela a su padre, "vamos a acercarnos al alcance de tu abuela que pueda tocarte el coño, siempre me decía que lo que más deseaba era comerle el coño pelón a su nietecita" Marta se estremeció al escuchar esto y se puso al alcance de la abuela que con sus dedos huesudos exploró la entrepierna de su nieta hasta dar con su clítoris y entonces le cogió un pellizco y lo retorció hasta que Marta soltó la polla de su padre se puso en pie y le soltó un bofetón a la vieja, "Uff, para qué, Marta, lo que más guarra le pone, que la hostien, ahora voy a tener que follarla, porque se pone a llorar y no lo soporto" la vieja entonces se acomodó en una misericordia insertandose el dildo que tenía y abrió bien las piernas, miró a su hijo con ojos centelleantes y Ramiro se acercó y le insertó su polla, la abuela dio un grito y Ramiro se quejó de lo duro que era el dildo de la misericordia. En cuanto Ramiro arremetió dos veces contra su madre, la vieja dio un grito espasmódico y se desmayó. Ramiro se salió, "anda Marta, cariño, acaba tu con la boca, tu abuela si está muy salida, en cuanto se corre se desmaya" Marta se arrodilló delante de su padre y consiguió en poco tiempo que Ramiro se vacíase en la boca, "escúpeselo a tu abuelo en la cara, el pobre no sé el tiempo que no se lleva una polla a la boca y le gustará volver a gustarlo" Marta se acercó a su abuelo y le escupió el semen de su yerno a la cara. Al viejo se le iluminó la cara y abrió desmesuradamente la boca, "escupele un poco más en la boca, está el muy cabrón deseándolo y enseguida verás que empieza a mover las caderas sobre el asiento para que el dildo le estimule su punto dulce, tendrá como un estremecimiento y pondrá cara de haber llegado al cielo; es que se ha corrido, sin leche ni nada ya. Espera que le quito la castidad que lo veas, alumbra aquí, no te preocupes porque le caiga cera líquida, lo agradecerá" Ramiro cogió de una caja del estante inferior una cajita y de dentro extrajo una llave. Abrió el candado y retiró la tapa prácticamente sin espacio para acoger nada dentro. El pene del viejo hacia tiempo que había quedado reducido al capullo muy pequeño que parecía salir directamente del monte de venus sin tallo. Los huevos, grandes, colgaban en su sacó directamente del periné, ya no había cuerpo de pene del que colgar, "Acariciarle eso que es, o era, el capullo, verás como aún responde" Marta lo tocó, lo pellizcó y el abuelo lo acusó, "y si se lo chupo" "prueba hija, no se, puede que se mee, pero no creo que un lametón ahí le vaya a producir ningún efecto" Marta acercó su boca al botón de su abuelo y aplicando los labios a la piel hizo succión. De momento el viejo dio un grito de entre miedo y placer, y luego empezó a gemir y llorar. A Marta se le llenó la boca de una especie de pezón grande y se aplicó a prestarle las mismas atenciones que a la polla de su padre. De pronto el viejo dio un grito agudo, que tuvo la virtud de despertar a la vieja y Marta sin querer retirarse emitió un sonido como de sorpresa, pasado un rato, se retiró del abuelo, "¡Se ha corrido papi, el abuelo se ha corrido" Ramiro acercó su vela y comprobó con asombro que como por arte de magia a su suegro le había salido una polla pequeñita del cuerpo y goteaba aún algo.

"Que no tío, que vergüenza, no nos han invitado, te han invitado a ti, y además que no es a tomar el té. Es un sitio muy secreto para ellos y yo no voy" Andrés estaba decidido a no presentarse en casa de Marta a curiosear en secretos de familia a los que habían dado acceso a mi nada más. Yo quería que ellos vieran, como yo intuía ya que el sexo era multifacetario, que no sólo tenía un abordaje por la cara o por el culo, que era algo más interesante y con más registros que los meramente de pareja. En el sexo que me iban a mostrar en casa de Marta, me daba la impresión que el sexo no era lo que se veía en el cuadro, era lo que sostenía la pintura del cuadro. El sexo es omnipresente pero se manifiesta de maneras diversas y al final si no hay sexo no hay nada. Decidí que llamaría a Marta para exponerle la situación y si ella estaba de acuerdo iríamos los tres. 
"Marta está ahora mismo con su padre preparando creo para tu visita de mañana. Si quieres ahora cuando termine que te llame" Marisa tan amable como siempre, dejaba las cosas en suspenso, "Ya sabes, en la mazmorra, limpiando y eso. No traigas ropa muy complicada, en la mazmorra se entra desnudo y se desnuda uno allí mismo, pero como la única luz será la de la vela que lleves cuando te la quites que sepas dónde la dejas y no te confundas al salir. Bueno, Alex, ya le digo a Marta que te llame, hasta mañana, cariño"
Andrés y Carmelo quedaron expectantes ante la cara de misterio que se me puso. "¿Que hay que entrar desnudo? que vergüenza joder Alex, pero que vais a hacer, para tener que estar desnudo" A Carmelo se le iluminó la cara "¡Desnudos, que guay! seguro que es para follar a lo bestia, porque quienes seríamos, a ver, Marta, tu, sus abuelos y sus padres y si vamos nosotros nueve, guay, ¡que orgia, dios! Por favor dile a Marta por favor, yo quiero" Carmelo estaba algo más que ilusionado, "mira Alex, me he empalmado y todo, el culo quiere jugar" Andrés no estaba mucho por la labor, "Se te ha olvidado el perro, porque si se folla a la niña, como te pille el culo te lo revienta" Carmelo estaba dispuesto a todo, "con tal de no perdermelo soy capaz de comerle el culo al perro, jajaja y la polla, claro, jajaja", Andrés le puso la mano en el paquete a Carmelo, "joder, Carmelo, es verdad, estás como un rucho" A mi, imaginar a Carmelo levantándole el rabo a Canela y comiéndole el culo hizo que me empalmase aún más de lo que estaba él. No hacía cuarenta y ocho horas yo era un imberbe inexperto, que cuando se hacía una paja sopesaba la posibilidad de irse a confesar y ahora me ponía burro pensar en follar con un animal. ¿Que me estaba pasando?
"Alex, por lo que he podido ver hace nada, esto no es para gente con el estómago débil. Mantengo tu invitación porque te he visto clavarte el mastil del Rubio por dos veces y has disfrutado y has visto a Canela conmigo y te pajeabas. Creo que tú vas a disfrutar. Tu hermano, no se y Carmelo..., de verdad..." Carmelo estaba con los pantalones desabrochados, con la polla fuera, arrodillado y no paraba de santiguarse y juntar las manos en actitud orante, suplicante. Le prometí a Marta que Carmelo era el más degenerado de todos y de mi hermano respondía yo personalmente, "voy a hablar con mi padre y te llamo" Carmelo se acariciaba su capullo con la cara desencajada preguntando por la sentencia, "¿Qué?" Les estaba explicando que Marta me tenía que llamar y en ese momento sonó el teléfono. Carmelo daba saltos de alegría con el rabo dando latigazos arriba y abajo con cada salto celebrando que Marta había dicho que si. Andrés por contra tenía cara de preocupación, "no se Alex. Veremos"
Me acerqué a él, le rocé sus labios con los míos y le dije que sabía que disfrutaría.

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