lunes, 2 de agosto de 2021

TODO QUEDA EN FAMILIA (1)

 

"Cuando Martita tenía cinco años no había cosa que más le gustase que cuando su padre estaba sentado con las piernas cruzadas, empernacarse sobre el pie de su padre y decirle que caballito, caballito. Su padre movía el pie arriba y abajo y la niña cómo que se desmayaba. Consultamos al médico y nos dijo que su niña tenía orgasmos y eran de tal intensidad que la niña se desmadejaba. Ya sabiendo de que se trataba a su padre le gustaba proporcionar placer a Martita. Así hasta los once años. A mi me excitaba ver cómo Martita se corría ¿Verdad Martita? hasta que llegó un momento en que Marta con doce años se metía en la cama con nosotros y mientras su padre me follaba estimulaba el clítoris de Marta con la lengua y nos corríamos los tres. Un día, con catorce años Martita se plantó y quiso la verga de su padre para ella. Fue cuando yo le dije que si quería perder la virginidad con su padre adelante y entonces ella dijo 'y por el culo no se puede' y a base de lubricante y paciencia su padre la sodomizó. Tanta era la excitación de todos al hacerlo que le presente mi sexo a Martita y succionó mi clítoris de una forma tan delicada que me corrí como nunca y su padre hizo lo propio en su culo. Luego el padre le comió a ella mientras yo le estimulaba los pezones y se corrió. Después de aquello ya no pudimos parar. Por aquel entonces, se nos estropeó el sistema de aspersores del jardín y nos recomendaron al Rubio, un chico despierto que poco a poco nos fue siendo imprescindible. Un día, manejando el limpiafondos que Marta estaba a horcajadas sobre su padre los dos se pasaron de rosca y el pobre Rubio sin querer y sin poder quitar la vista del espectáculo cayó al agua. No sabía nadar el pobre y mi marido se tiró a sacarlo. El empalme de mi marido no había cesado y al tocar el culo con su rabo el chico tocó y le preguntó. Mi marido le dijo que con un culo tan duro y una piel tan morena y tan tersa se había excitado. Cuando salió el chico empapado, se secó y le llevé a la ducha en mi dormitorio para que se cambiase. Me lo dijo a la cara 'Su marido es maricón, me ha puesto el rabo, y lo tenía duro' Le contesté que no era maricón, estaba excitado porque su hija le estaba estimulando y me contestó que a él no le importaría follarse a quien fuera" Y en ese momento entró de la calle el padre de Marta. Saludó a todos y preguntó que hacíamos allí todos. Su mujer le dijo que yo llevaba un estimulador prostático porque había visto a Martita follada por el perro y estaba masturbándome muy excitado con  mi dedo en el ano. El marido preguntó por el mando a distancia y le afeó a su mujer que no le dejase el mando al chico "Dáselo, cariño, y que el se controle. Pero quiero verlo. ¿Que hacemos vestidos? Venga, a desnudarse" Yo no sabía qué hacer, estaba arrasado y con un empalme como nunca había tenido. Deseaba todo. No sabía que pasaba pero deseaba tanto follarme a Marta cómo que me follase a mi su padre. Tenía todos los nervios de mi cuerpo a flor de piel. Toda mi piel era sexualmente activa. Me desnudé con fruición, disfrutando de enseñar mi cuerpo excitado. Canela apareció en escena y lo primero que hizo fue venir a conocerme. "Déjale que te huela y te lama la polla" la madre esperó un rato a que el perro me lamiese mis partes bien y luego le dijo a Marta que lo encerrase. El padre de Marta me dio el mando del estimulador: "Controla tú el orgasmo, chico, verás qué bien. Es otro mundo. Deberías sodomizar a Marta, o a mi, con el estimulador a tope, vas a flotar. Después de eso vas a querer una polla de carne. Espera. ¿Llamamos al Rubio?" No había terminado de lanzar la pregunta y la madre de Marta ya tenía el teléfono en la mano. "Dice que hoy imposible, que mañana tiene todo el día" el padre de Marta, le dijo que los chicos estábamos de vacaciones que si "Si, ¿verdad Alex? te va a encantar. Además no vas a tener muchas oportunidades de ver una verga como la del Rubio, luego si te decides, te la mete, es increíble, pero si no te decides, tienes el estimulador, que ya es tuyo, te lo regalo, por lo competente que eres" Yo estaba sobrepasado, no sabía cómo actuar y como tenía el mando del estimulador empecé a apretar el botón. Empecé a destilar abundantemente y el padre de Marta se abalanzó sobre mi polla "Es pecado mortal desperdiciar esa ambrosía" dijo después de sorber todo lo que echaba. Seguí apretando el botón y sentí un placer mareante. Entonces Marta se acomodó sobre mí y con facilidad pasmosa mi pene entró profundamente en su culo. La madre de Marta le dijo a su esposo que hiciese lo mismo con ella. El padre se sentó en una silla y la madre le cabalgó por el culo. Se pellizcaba los pezones y gemía como su hija. Marta se movía y yo no quitaba el dedo del botón, el orgasmo iba y venía y yo sentía el llenarse mi uretra de semen aborbotonada pugnando por salir. Era un placer intenso pero que no solo sentía en el capullo, era el ano, los pezones la boca, el culo, era mi cuerpo entero hecho orgasmo. Cuando se agotó el placer, mi respiración era trabajosa y todo mi deseo era dormir. Tenía muchas manos encima tocándome todo el cuerpo. Se que la polla del padre entró en mi boca por el sabor que tenía y porque me rebosaba las comisuras el semen. Olía, y ahora sabía a qué sabía, pero yo no era consciente de haberlo hecho. Mi yo completo fue sexo y todo placentero. Sabía que ya no sabría vivir sin eso.

Cuando me recuperé, me vestí a duras penas. "¿No te vas a extraer el estimulador?" Yo ya no le acordaba que tenía ese cacharro en el culo. El padre de Marta me metió la mano en la entrepierna y con delicadeza sentí como me salía algo parecido a un zurullo grande. Luego con una toallita húmeda me limpió y me dijo que hiciese contracciones para cerrar el esfínter. "Estás dilatado, Alex, ya no tendrás problemas para sodomizarte, por muy gruesa que sea la polla. El primer intento parecerá imposible y a los quince segundos y al segundo intento ni te lo podrás creer" Se llevó el aparato y me lo trajo en una bolsa "Está limpio. El mando va dentro también, que lo disfrutes. Procura que tus padres no lo vean, no todos los padres somos tan abiertos"

Cuando me iba, estaba tan abrumado que intenté salir por una puerta aledaña a la puerta de la casa. "Esa puerta está condenada, no se puede abrir, cariño" la madre se apresuró a llevarme hasta la puerta principal. Le dije a modo de disculpa que en mi torpeza había intentado meterme en el sótano. Me abrieron la puerta y la madre dijo como de pasada "Mañana te esperamos, recuerda, conocerás al Rubio" Yo contesté que al día siguiente era Nochebuena y me dijo, que eso era por la noche, que ellos tenían una fiesta, pero era para mayores, "Vente sobre las once, dará tiempo de sobra".

Caminando a casa sentía el ano grande entre las cachas del culo y la sensación era agradable y empezaba a tomar conciencia de lo que acababa de suceder en casa de Marta. Llevaba en la mano la bolsa con el estimulador. No se porqué, la abrí y olí su contenido, esperaba que oliese a mierda, mi mierda y de una forma lejana olía a mi mismo entremezclada con el perfume del jabón que empleó el padre de Marta la lavarlo. Era curioso pensar en que ese cacharro estuvo manchado de mi propia mierda me excitaba. Lo saqué de la bolsa y lo pude observar con detenimiento. Tenía un tacto agradable, como aterciopelado terso y las curvas que dibujaba eran suaves y atrayentes. No se cómo se me ocurrió pero me vi oprimiendo el mando a distancia y sintiendo la vibración de alta frecuencia tanto de la punta como del anillo que rodeaba y oprimía la bolsa de los testículos, no era de extrañar la sensación que provocaba trasmitiendo a la punta del capullo y permitiendo la emisión de semen abundantemente. Mi intención fue volver a metérmelo y probarlo yo a solas, pero en la calle, no era el sitio más adecuado. En lugar de volverlo a meterlo en la bolsa lo abarqué con mi mano y se adaptaba bastante bien, era anatómico, si era cómodo dentro del cuerpo también lo era fuera. Volví a meter el la bolsa el mando y entonces me percaté que había algo más, unas especie de cápsulas, habría diez o doce con un pitorro como para vaciar las y en cada una unas letras: LUB. El padre de Marta sabía que yo iba a querer volver a probarlo y sabía también que no iba a tener lubricante, por eso me entrego de esa forma tan discreta el producto. Pensé en qué tamaño tendría el Rubio y sentí que mi ano empezaba a destilar. ¡Me estaba volviendo maricón, deseaba que me follase el Rubio! Me asusté. Pero no, joder, Marta me volvía loco el que me intrigase que ese Rubio pudiera o no metermela en el culo nada tenía que ver con qué me llamase la atención un tío, que nunca me lo había llamado. No sabía ya como manejar tantas emociones. Me llevé la mano al ano por dentro de los pantalones y estaba húmedo, era agradable tocárselo, luego me llevé la mano a la nariz y olía a mi, me reconocía en ese extraño olor, ni bueno ni malo. Deseé poder lamermelo. Estaba descendiendo una pendiente de la que me parecía que no iba a poder frenar. A pesar de todo chupé mis dedos y volví a recoger más del ano para volver a saborearlo. Era el colmo del egotismo, pero no me importaba. Estaba muy duro y deseaba volver a correrme. Estaba ya completamente pillado. Sin pensármelo saqué el teléfono y marqué el número de Carmelo. 
Carmelo se extrañó de que yo le llamase sobre todo después de lo que pasó en los vestuarios. "No me digas que te he tocado el corazón, que lo que yo quiero es comerte la polla" y se reía sin poder parar. Yo intentaba explicarle "no te entiendo nada Alex. Vente esta tarde a mi casa que estoy solo y me cuentas" y en ese 'estoy solo' quise ver una encerrona, pero necesitaba hablar de ese deseo y placer anal que acababa de descubrir con alguien que no se escandalizase.
Casi no comí ese mediodía, me fui a mi cuarto esperando que diese la hora de ir a casa de Carmelo. Me senté frente al ordenador con la bolsa de estimulador delante. Busqué en la red próstata y estimuladores, lo vi todo. Los estimuladores los usan tanto gays como heteros, lo que no encontré por ningún lado es si los heteros daban el salto al estimulador sin pilas, de carne caliente y dura. Pero me llamaba mucho la atención ver si era capaz de acoger un trozo grande. De repente me desnudé de cintura para abajo, rompí un par de ampollas de lubricante, me las apliqué en el culo y me senté sobre el estimulador, controlando la entrada del aparato y antes de darme cuenta lo tenía dentro, sin ningún tipo de molestia, es más, me vi ajustándome la anilla al escroto con cierta soltura. Luego tomé el mando y le puse a tope, empecé a sentir un orgasmo irrefrenable, la polla se me puso a tope y la mente se me fue a la supuesta polla del Rubio. Apagué el estimulador y me lo dejé dentro. Me vestí y me dirigí a casa de Carmelo. Era agradable caminar con el estimulador dentro, a cada paso de forma mecanica el aparato masajeaba la prostata de forma suave y yo sentía  una punzada suave en el capullo. No me hacia estar totalmente empalmado pero vaharadas de placer me inundaban y sentía  un orgasmo inminente que nunca terminaba de llegar. Estaba disfrutando del paseo

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