martes, 30 de junio de 2020

ROLDAN - 4 -

A medida que a Roldan se le fue haciendo la vista a la penumbra de la mazmorra pudo ir definiendo los detalles. Los oficiantes estaban descalzos con las piernas desnudas y los brazos desde donde les cubría la especie de túnica que les vestía y llegaba hasta las rodillas. Era de un color blanco inmaculado. Daba la impresión de que no llevaban nada debajo.
Las dos plataformas con argollas que había delante del altar no eran planas más bien tenían una convexidad, como si fuera una silla de montar y en su mismo centro había algo que no acertaba a identificar. 
- Yo ya he estado sentado ahí - dijo Arturo - con preocupación.
- ¿Es como una silla de las de caballo? , pero tienen en el centro algo, que no veo bien, Arturo.
- Enseguida te enterarás. Al principio molesta un poco, aunque luego..., si lo piensas hasta puede ser divertido. 
- Pero, ¿que es, Arturo? 
- Aún te duele el culo por lo que hizo el animal de Celestino ¿a qué si? 
- Un poco, ya no me duele tanto, aunque a ver qué pasa cuando vaya a cagar mañana. 
- Pues cuando vayas a sentarte a horcajadas ahí procura apuntar y que te entre por el culo, porque de una forma u otra tiene que entrar y es mejor que lo vayas haciendo tú poco a poco a que Celestino lo haga otra vez a lo bruto. Y además ya sabes para que son estas cadenas, para atarnos a la silla y que no nos podamos escapar. 
- ¿Duele mucho, Arturo? 
- Que va, ya lo verás. Lo que me preocupa es lo que nos van a obligar a hacer con esos tres desnudos tapados por esa sabana. 
Mientras hablaban Bernardino, había estado trajínando en el sitial donde se había sentado después de remangarse la sotana. Celestino vestido con su sotana a una indicación del padre Bernardino se subió a la tarima del sitial y por uno de los laterales se tumbó en el suelo y reptó de espaldas hasta situar la cabeza debajo del asiento, entre las patas, los brazos colocados a ambos lados del cuerpo. Celestino abrió lo ojos y sonrió. El padre Bernardino le había elegido para una función extremadamente importante. Había escuchado rumores que el no había creído. Ahora sabía que eran algo más que rumores. El culo blanco del cura gravitaba desnudo sobre su cabeza, el asiento tenia un gran orificio para que el culo estuviese al aire. Hizo entonces una leve corrección de la posición de la cabeza para que su boca y el ano del padre Bernardino quedasen bien alineados. Sólo tenía que tener paciencia, esperar y en el momento justo abrir la boca todo lo posible. Volvió a sonreír, estaba orgulloso de haber sido el elegido. Ni pensó en lo que podía entrarle en la boca, estaba firmemente decidido a hacerlo, es más deseaba ya que se abriese el ano y le inundase la boca la mierda del padre Bernardino.
Agustín, el más alto de los teólogos se dirigió a los chicos. 
- Para empezar esta ceremonia tenéis que colocarlos en el centro. Ya sabéis como va. 
Eduardo y Santiago se pusieron delante de cada uno de los muchachos y entonces fue cuando Roldan vio con Asombro, que la túnica blanca que llevaban, estaba abierta por detrás, aunque por el vuelo de la tela parecía no existir apertura. Arturo y Roldan, completamente entregados dieron unos pasos tras los oficiantes hasta sus sitiales. Unos escalones facilitaban subir. Ya cerca, Roldan pudo comprobar que la estalagmita que surgía del asiento era de buen grosor y no excesivamente largo. 
- Arturo - gimoteo Roldan, un grito ahogado de ayuda. 
- Hazlo, por favor Roldan, date saliva en el culo y clavatelo despacio, pero no te niegues, no tengo idea de lo que podrían hacerte. 
A Roldan le sorprendió que Santiago que le precedía cuando subía a su potro de tortura, le agarró por las caderas, le separó bien los cachetes del culo y hundiendo la cabeza en su raja del culo le ensalivó a conciencia, metiendo hasta donde podía la lengua, luego le ayudó a insertarse el dildo, lo que ahorró a Roldan pasar un mal trago. 
- Yo pasé por esto a tu edad más o menos - le susurró Santiago, miéntras le ayudaba a empalarse - ¿que tienes siete años? Me ha gustado meterte un poco de lengua. Cuando salgamos de aquí, puedes preguntar por Santiago en el teologado.
- Al mes que viene los cumplo. A mi tambien me ha gustado que me lo hicieras
- Cómo yo. ¿Te duele mucho al entrar? 
- No mucho, antes el que está debajo de la silla del padre, me metió su rabo de golpe y me abrió, por eso no me dolerá. 
- Celestino es muy bruto, y mala persona, procura no acercarte a él. Y una última cosa, no digas a nada que no. Si el padre Bernardino se enfada, es terrible. Ahora te tengo que encadenar a la silla. Es para quitarte la tentación de saltar en algún momento de la ceremonia. Yo te daré de comulgar. Cierra los ojos y comulga de las dos especies y después solo quedará... prácticamente nada y Bernardino os dejará en paz. 
- Santiago, ¡ya está bien! - le dijo Eduardo urgiendole, Agustín ya estaba nervioso. 
Los tres celebrantes se colocaron de espaldas a los chicos y comenzó el acto. Cada vez que hacían una reverencia las dos partes de la tunica por detrás resbalaban a los lados dejando todo su culo al descubierto.
Por la posición que estaba Roldan pudo ver por delante de su sitial una especie de escalones que llegaban casi hasta donde el reposaba empalado. Miró a su lado y en el sitio de Arturo había el mismo escalón.
Y empezó la celebración 
Agustin, el mas alto elevó los brazos a lo alto y pidio a alguien eterno las bondades de un acto sincero, que estuviese cargado de signos de lo mas alto. 
- Te rogamos, oh altisimo señor que nos concedas los frutos de la santidad de nuestro director y padre para que podamos participar de la santidad que de su cuerpo emana. Permitenos señor que los frutos de nuestros pobres cuerpos se incorporen a esta liturgia para que participen de los frutos de la santidad del padre Bernardino - Agustin continuó con un cantico y Santiago tomó de una mesa auxiliar una especie de fuente dorada, luego fue Eduardo el que recogió de la misma mesa una copa grande, dorada así mismo y con mucha unción.
- Arturo - chistó muy bajito Roldán a su amigo
- Que quieres. Calla y no llames mas la atención.
- ¿Que es ese bulto que hay en aquella esquina? Parece que se mueve.
- No lo se Roldan. Calla y atiende ahora. ¿Cómo vas con lo del culo, te molesta?
- No, no. Estoy comodo, me gusta, a ver mas adelante - Roldan estaba ya metido en su papel.
Y en ese momento los tres celebrantes se bajaron del altar y en procesión se dirigieron a la tarima, donde Don Bernardino estaba sentado. Los tres a la vez iniciaron una oración de tono monotono implorando al cura que les diese el fruto de su amor.
- Oh, padre Bernardino por la misericordia con la que nos iluminas a diario te rogamos que en tu magnanimidad nos des el fruto de tu  vida, para que comulgando con ellos estos pecadores puedan eludir su entrada al infierno y alimentarse de la santidad que en ti rebosa por cada uno de tus poros. 
- Por la confianza y la fe con la que venis a mi os entrego parte de mi bondad en la esperanza de que podáis algún día trasmitir a otros hermanos discolos la felicidad de la comunión hasta en el mas minimo detalle - decía esto con sus ojos entornados y las manos con las palmas abiertas hacia sus oficiantes.
Los tres al oir estas palabras se inclinaron pudiendo enseñar así sus nalgas. Entonces el padre Bernardino empezó a congestionarse.
- Déjame padre que recoja el fruto santo de tu generosidad en mi boca y pueda ofrecerlo a estos hermanos para beneficios y salvación de estos pecadores.
Un zurullo largo y humeante avanzaba hacia la boca de Celestino que con la boca abierta lo esperaba ilusionado de haber sido el elegido para portar semejante ofrenda hasta el altar. A medida que el cilindro de mierda semisolida entraba en la boca del seminarista y éste intentaba contener las nauseas, Santiago y Eduardo no levantaban los ojos de la cara de Celestino que hacia improbos esfuerzos por no vomitar.
- No escupas la mierda sagrada, hermano Celestino, sabes cual es el castigo - le decía Santiago - hermano Eduardo - se dirigía ahora a su compañero oficiante - ayudalé a sobrellevar ese inmenso honor. 
Eduardo se sentó al lado de Celestino al que la mierda le cubría ya la cara una vez rebosada la boca. Le levantó la sotana le agarró la raiz de los huevos con fuerza de manera que éstos se vieron confinados a presión en las bolsas, entonces empezó a darle suaves golpes con la palma de la mano incrementando la fuerza del golpeo cada poco. Su verga fue adquiriendo tamaño y consistencia y el dolor placentero causado hizo que olvidase sus nauseas. Eduardo siguió golpeando y golpeando hasta que Celestino comenzó a eyacular de una forma mansa, como por rebosamiento. 
- Celestino, ya puedes llevar el presente de nuestro santo padre Bernardino al altar. Y no olvides que tienes que regresar a lavar con tu lengua el ano del padre - recordó Santiago.
Celestino se levantó, recogiendo en sus manos las heces de Bernardino y tragando la que llevaba en la boca. Al llegar al altar depositó su carga en la bandeja dorada y uno a uno de los oficiantes lamío la cara de Celestino hasta limpiarsela. Celestino hizo lo mismo con sus manos hasta dejarlas limpias.
- Damos gracias por la generosidad del santo padre que nos permite la comunión con el fruto de su sagrado cuerpo - elevó los brazos a lo alto Agustín como principal oficiante.
A continuación tomó el cáliz dorado y lo llevó en procesión flanqueado a derecha e izquierda por Santiago y Eduardo. Al llegar donde el padre Bernardino los tres se arrodillaron ante él y Agustín recitó la oración.
- Amadísimo padre, después de regalarnos en su inmensa caridad el fruto de su cuerpo para alimento de nuestra vida, le rogamos nos de, en un extremo rasgo de generosidad, el beneficio del liquido ardiente como anticipo de lo que será una eterna vida sin sed.
Agustín tendió la copa dorada al padre Bernardino que levantándose la sotana y rebuscando un mínimo trozo de miserable carne consiguió rellenar con su orina la mitad del cáliz. Ya otra vez en el altar Agustín ofreció al altísimo los presentes entregados por Bernandino pidiendo que los bendijese para beneficio de sus hijos. 
- Arturo, ¿que está pasando?
- Preparate, Roldan, ahora van a darnos la comunión y luego nos van a dar la paz.
Efectivamente Santiago tomó la bandeja con la mierda y se acercó a Roldan.
- Come Roldan y te prometo que al darte la paz no seré muy duro. Come.
- No, por favor, no - lloraba implorante Roldan.
- Cierra los ojos y abre la boca, yo te ayudaré.
Cogió con los tres dedos centrales de la mano una cantidad de heces y lo llevó a la boca del niño, que a duras penas abrió algo la boca. Santiago metió los dedos con la mierda.
- Traga, hijo, traga rápido sin cogerle el gusto. 
Intentando  cohibir las arcadas, Roldan tragó y cuando estaba hecho, Santiago volvió a meter los dedos en la boca del niño para que consumiese los restos.
- Dame más - en el tono, el timbre y la determinación de Roldan en la petición se notaba que el niño ya no estaba, en su lugar había un hombre con aspecto de niño - y después ¿que? 
Santiago volvió a Arturo y le ofreció lo mismo que el chico aceptó sin rechistar mirando a su compañero y amigo.
A continuación Eduardo ofreció el cáliz a los chicos y esta vez no hubo incidentes ni repulsas, los dos bebieron.
- Alimentados del fruto de la santidad y en perfecta comunión por el banquete en el que hemos participado solo queda visibilizar la paz que produce esta ceremonia haciéndonos una sola carne. 
Santiago se dirigió al enclave de Roldan, le quitó las cadenas, le saco el dildo del culo y con un movimiento como de giro y contragiro lo sacó del asiento, luego se quitó su tunica y se sentó como estaba sentado Roldan, al que encaró he hizo sentar sobre su pene erecto ya sin molestia alguna. Roldan, sin duda en agradecimiento por los detalles que tuvo con él Santiago, le abrazó estrechamente y le besó en la boca como Don Arsenio habla hecho con él. Luego dejándose llevar, nada mas que de instinto empezó a mover las caderas para estimular a Santiago.
- Espera, precioso, espera - Santiago susurraba a Roldan al oido - No te muevas o me correré. Tenemos que esperar a Eduardo, luego cuando Agustin nos bendiga en el amor a la paz podremos hacerlo. 
Eduardo estaba también en posición, aunque Arturo, no demostraba cariño, ni Eduardo la ternura de Santiago con Roldan. Y entonces el padre Bernardino levantó su mano derecha y se puso en pie.
- Ha ocurrido un hecho desagrable que me obliga a imponer un castigo a uno de vosotros - Roldan estrechó a Santiago un poco más, Arturo comenzó a transpirar - el hermano Celestino no estuvo a la altura de la importancia de esta celebracion penitencial y por eso tendra que ser corregido. Celestino - se dirigió al filosofo - has tenido que ser engañado con el señuelo de los sentidos para no cometer sacrilegio, por eso has de ser corregido. ¡Liberen al Amo del Infierno!
Agustin, se despojó de su tunica y quedó desnudo como sus compañeros. Tomó una vela y se acercó a la esquina donde antes Roldan creyó ver algo. Poco a poco Agustin exhibiendo una portentosa erección iluminó  el rincón. Apareció una cabeza enorme enfrentada a la verga dura de Agustin, comenzando a lamerle hasta que Agustin efusionó una gran cantidad de semen que el perro, Amo, rebañó hasta consumirla toda lamiendo suelo y piernas de Agustin.
- No te muevas, por lo que mas quieras Roldanito, precioso - susurraba al oido Santiago - si me corro me tocará la misma suerte que a Celestino.
- ¿Y que le va a pasar a Celestino?
- Ahora lo veras y cuando lo veamos podremos ya cumplir con la liturgia de la paz y corrernos.
Agustin enganchó una correa al collar de Amo del Infierno y lo saco de la oscuridad. Era un mastin impresionante de no menos de ochenta kilos. A una indicacion del padre Bernardino, el filosofo Celestino se colgó de la parte delantera del plinto donde estuvo ensartado Roldan. Agustin de inmediato inmovilizó sus piernas muy abiertas y los brazos mediante cadenas que se enganchaban a argollas bien recibidas al suelo.
- Por favor santisimo Padre Bernardino libereme de este castigo, seré su albañal mientras viva, seré su esclavo para todo, pero no me haga pasar por el caliz de Amo.
- Disfruta de tu pecado. Y sufre el que de ahora en adelante tendrás que vigilar que no abones por donde pasas. ¡Hagase!
Agustin llevó al perrazo hasta las inmediaciones de donde estaba inmovilizado Celestino y le ordenó.
- Castiga al pecador, Amo del infierno.
Amo primero olisqueo el ano, luego lo lamío durante un buen rato hasta que de un pesado salto pudo colocar sus manos casi de león a ambos lados del torax de Celestino que ya gritaba por los arañazos que infringía el perro en sus costados. Agustin actuó de mamporrero y dirigio el vergon duro como el hueso con que estaba armado, hacia el ano del filosofo. En cuanto el goteante y puntiagudo glande de Amo notó la suavidad pacifica del ano, Celestino emitió un gemido ahogado y despues un desgarrador grito, cuando el animal empezó sus arremetidas, no muchas y se detuvo con su miembro dentro de Celestino, que rogaba que le sacasen ese rabo duro. Amo hizo en ese momento un movimiento de rotación dejando que su pene apuntase en direccion contraria a su cabeza. El culo de Celestino y el de Amo quedaron asi enfrentados. El perro gemia de placer y Celestino, su perra, gritaba de dolor mendigando perdón. Pasaron no más de cinco minutos y Amo soltó una especie de aullido y se salió del seminarista, al que le resbalaban por los muslos sangre mezclada con la semilla del perro.
Fue entonces cuando Agustin dio el permiso jerarquico para trasmitirse la paz.
Santiago estrechó aún mas al niño, hizo dos movimientos lentos de cadera para acariciar las entrañas del niño con su pene y finalmente se corrió. Eduardo hizo lo propio con Arturo, que sabiendo de lo que se trataba disfrutó mas que Roldan de esa ceremonia de la paz.
Tras unos minutos de impasse, el padre Bernardino se levantó de su sitial y ordenó a Celestino, Arturo y Roldan que le acompañasen de regreso a la estancia del cura.
Por las escalera de caracol volvieron al dormitorio, donde Bernardino volvió a girar sobre su eje la imagen de la virgen y la puerta excusada se clausuró.
- Después de la ceremonia santa de comunión con nosotros y vuestro comportamiento ejemplar, solo queda deciros que tapeis vuestras verguenzas y os incorporeis a la rutinaria vida de este seminario. A partir de hoy sois mis preferidos.
Celestino, Arturo y Roldan se vistieron aprisa.
- ¿Te ha dolido mucho lo de Amo? preguntó con prevención Arturo.
- Es el placer mas intenso que he sentido nunca. Intentare repetirlo.

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