sábado, 20 de junio de 2020

ROLDÁN


- ¿Que has hecho insensato? Te tendrás que casar con ella. Se la metes por el culo como hacemos todos, pero no, tu has tenido que comerte la tarta de boda antes de pasar por vicaria. Ahora todo a la bulla para que se note poco y lo que nazca, sietemesino. A Pradito habrá que mandarla al cigarral de su abuelo y a ti mandarte a Madrid para hacer como que haces. A ver si al menos aprendes a ayudar a parir una yegua ¿Tu sabes quien era para ti? La pequeña de la Marquesa viuda de la Torremocha, un capitalazo, ahora nos conformaremos con la insulsa de la Pradito, que mucho Señorío de Ocaña y Baronía de los Dos Barrios, pero ni un maravedi. ¡El braguetazo lo ha dado ella! Así estaba de exultante, con esos colores en misa de doce en la Ermita, que parecía que se iba a salir de la golilla.
Bueno, habrá que prepararlo todo. Yo hablaré con el medico y el alcalde, me deben algunos favores, y con Don Arsenio que de carpetazo ligero a las amonestaciones. ¡Serás mi hijo primogenito, pero eres un charran! Asi vociferaba Don Victorio el padre de José al enterarse de que su hijo viva la virgen, José había preñado a una señorita de muy buena reputación.
José volvió de Madrid para los esponsales donde parecia que algo había sentado la cabeza porque las noticias que le llegaban a su padre es de que asistia a clase y era miembro activo en practicas y examenes. Algo que Don Victorio, no se esperaba.
El fruto del parto resultó ser un varón de lo que su abuelo se mostró muy orgulloso y quiso que llevase un  nombre de leyenda por su afición a las gestas épicas: Roldán. Pradito lo parió en el cigarral donde se desplazó el partero de la corona, debido a los vínculos, via lecho de monarca de su tio abuelo, el general. De esta forma, las comadres no pudieron nunca echar cuentas de los meses de gestación ni dias transcurridos. Se esperó a que José,  ya Don José volviese de Madrid con su titulo y nombramiento de veterinario de la Plaza de toros, lo que iluminaría aun mas sus blasones, habida cuenta de los diestros que por aquella plaza pasaban cada año, dandole importancia mundial, sobre todo en America.
Volvió Pradito para el bautizo de Roldan, todo un acontecimiento. Jose, ya con el don ganado con su título de veterinario, titular de Plaza de Toros, todo eran parabienes. La finca que su padre le regaló cerca de la Plaza de toros constaba de una casa grande tipica de la zona vuelta hacia la vida domestica, pocas ventanas al exterior y todo volcado al patio, enorme patio al que se accedía a traves de un pasaje solado con grava de rio de diferentes colores formando el escudo de la familia, las tres moras y que conectaba un gran zaguan con la calle. Lo cerraba a la calle cada noche un porton claveteado de madera de la guinea traído por el abuelo de José.
La vida de Roldan transcurrió entre arrullos y besos tanto de su madre como de un ama de cría, Saturnina, que se contrató a tal fin por ser recién parida como Pradito y tener unos rotundos pechos que habrían dado de comer a cuatro como Roldan. Su prácticamente hermano, de leche, era Sandalio que su madre le puso en memoria de su padre, bandolero de la serranía de Toledo que tenía a Saturnina engatusada regalándole la oreja y manteniéndola bien regada a cada visita al pueblo, hasta que una pareja de la Guardia Civil lo encontró, de pura chiripa saliendo de madrugada de la choza de Saturnina y de un arcabuzazo lo dejó en el sitio, nueve meses después, Satur que así la requebraba él, parió a Sandalio.
De manera que sin comerlo ni beberlo Don José, sin saberlo, le había dado a su primogénito un hermano que con el tiempo iba a trazar su existencia. 
Los dos años que el ama de cría estuvo amamantando a los pequeños la vida transcurrió sin mas incidentes que los propios del diario domestico de una casa de familia.
Llegó el momento de finalizar la alimentacion materna. Ya Roldan comía todo tipo de alimento, además de la teta que tanto para él  como para Sandalio era ya un vicio. Saturnina volvió a su choza con su Sandalio y el sueldo conseguido en los dos años de permanencia en el domicilio de los Árdela.
Ya la primera noche no hubo forma de consolar a Roldan. Era un llanto que no sugería dolor alguno, solamente era lloro de pena de un bebe.
Asi transcurrió una semana entera hasta que el padre, ante la desesperación de todas las personas que vivian en la casa decidió hacer venir a la Satur con su hijo Sandalio.
Satur venía muy enfadada porque desde que salió de la casa grande su niño Sandalio no dejaba de gimotear, no queria comer y estaba muy rabioso; daba ya sus primeros pasos y se negaba a caminar otra vez.
En cuanto Sandalio y Roldan se volvieron a ver estallaron en risas. Sandalio se retorció como una serpiente en brazos de su madre hasta que pudo dejarle en el suelo. Corrió vacilante hasta encontrar a su hermano de leche y abrazarse con el intercambiando mas babas que besos como tal.
Don José y Pradito a regañadientes, consintió en que los dos niños continuasen juntos.
Y asi fue. Los dos siguieron juntos creciendo sanos y alegres. Eran como gemelos, lo que le pasaba a uno lo sufría el otro. Nunca dejaron de dormir juntos, ni comer ni llorar.
Satur apareció llorando un día delante de la señora Prado.
- ¡Hay señora, que disgusto de niños!
- ¿Que pasa Satur? No ve que con Garparillo, ya tengo bastante. Venga, habla que les sucede a los niños.
- Estaban en la camita, los dos muy abrazaditos, pero desnuditos.
- Tendrían calor, Satur, ¿que alarma esa?
- No señora, no es porque estuviesen desnudos. 
- Habla, por Dios.
- Es que mi Sandalio tenia la cabecita donde la pichurina su Roldan y su niño su cabecita donde la de mi niño y cada uno la tenía metida en la boca del otro. No me pareció esa postura muy normal y por eso vine corriendo a decirselo.
- ¿Está segura, Satur de haber visto lo que dices.
- Si señora. Si los he separado yo y a mi Sandalio le he dado un azotazo, y no vea como se me ha revuelto Roldan.
- Bueno Saturnina, ya se lo diré yo a mi marido, ahora vaya usted a ver que hacen ahora.
Los niños, se habían refugiado detras de una comoda, seguian desnudos, sentados en el suelo y abrazados.
¿Te han dolido los azotes de su madre, Sandi?
- No me han dolido Roldan, me gustaba hacer eso que me dijiste. Otro día nos vamos a la vaguada, donde la chopera y allí no nos va a ver nadie.
- Eso Sandi. Quiero estar haciendolo contigo todo el dia.
- ¿Donde estáis sinvergüenzas? - Satur, entró en la habitación como un vendaval, y en un par de ojeadas los encontró. Estaban acurrucados cogiendose cada uno sus partes, como para esconderse. Al encontrarlos agarró a cada uno de una oreja y los levantó en peso.
- Vamos, guarrones, a vestirse. ¿Quien me iba a decir a mi que iba a tener un niño pervertido?
Prado lo habló con su marido.
- Déjamelo a mí - dijo el veterinario a su mujer - verás como arreglo yo esto en un pis pas.
Después de comer, que venga a verme a mi despacho. Solo y que no nos molesten. 
Acabaron de comer y Roldan saltó de la silla para irse a la cocina en busca de Sandalio. Su madre le detuvo.
- Roldan, tienes que ir al despacho de tu padre.
Roldan, asi como Sandalio estaban proximos a su primera comunión a los siete años.
Entró en el despacho de su padre que le aguardaba sentado tras de su mesa de escritorio.
- Ven hacia aquí, Roldan, mi primogénito. Quiero que sepas que esto no es un juego de niños. Desnudate por completo y acercate.
Roldan, temblando y temiendose una azotaina con el cinto, se despojo de sus ropas y desnudo rodeó la imponente mesa castellana hasta situarse al lado del sillón de su padre. Lo que vio le dejó estupefacto. Jamás hubiera pensado ver a su padre así. Estaba desnudo de cintura para abajo y una verga enorme a ojos de Roldan emergia entre sus piernas.
- Ven, y hazme a mi lo que le hacias a Sandalio. Anda ven y coge este trozo de carne con tus manos, es como el de tu amigo, solo que ha crecido más.
Roldan se acercó a su padre, entre sus piernas y en cuanto sintió el tacto liso y calido del miembro del padre en sus manos, él experimentó una instantanea erección.
- Con que era verdad lo que suponía, que tengo un primogenito con polla inservible y coño en lugar de culo - apartandole de un manotazo sus manos de su cuerpo - pero te vas a enmendar, eres aún pequeño. Mañana temprano vamos a ver a Don Arsenio, el cura, el te quitará ese vicio que el diablo, sin duda, te ha metido en el cuerpo. ¡Ah! Y ese niño sale hoy mismo de esta casa. Nunca mas volverás a verle, o te mataré. Ese ha traído la ruina a mi familia.
Esa misma noche Saturnina con su hijo, llorando como Roldan, salia de la casa grande para no volver.
Esa noche Roldan la paso llorando, dormitando y despertandose cada poco buscando a su hermano y encontrando solamente sabanas frías. Muy temprano la doncella le saco de la cama para vestirle de domingo que tenía que ir con su padre a ver a Don Arsenio.
Bajo a desayunar a la cocina su tazón de leche con pan migado y miel y casi sin poderlo comer del disgusto de la noche en soledad su padre se lo llevó.
Don José llevaba un landó de una bestia. Alli se montaron para llegar a la Ermita.
En la contaduria, un Arsenio, cura casi recien ordenado y serio como un ajo les recibió tras de la mesa.
- ¿Que les trae por aquí Don José? 
- Su consejo y orientación, padre Arsenio. Este niño, mi primogenito ha salido torcido.
Don Arsenio miraba serio e intenso a Roldan lo que le obligaba a humillar la mirada. Temblaba, pero no hacia frío. No tenía idea de la gravedad que su padre imprimia a ser feliz y disfrutar de hacer feliz a otro, y mas si ese otro era Sandalio. En ese momento recordó la sentencia de su padre : nunca jamás volverás a verle.
- Cuenteme Don José, ¿es un pecado grave?
- El peor, padre, el peor. Pecado nefando.
Roldan estaba mirando a hurtadillas al cura y cuando escuchó de boca de su padre lo de pecado nefando, el cura desencajó la mandibula, se llevó las manos a la cabeza y se interesó.
- Cuentemelo con todo lujo de detalles.
Don José relató lo que su mujer le refirió que a su vez explicó la madre de Sandalio. La version final diferia de la realidad.
- Este discipulo de la concupiscencia estaba manteniendo relaciones con su hermano de leche, con la mano, con la boca y no está  muy claro si con el ano.
- ¡Valgame Dios! Y tan pequeños. Estan poseidos - y Don Arsenio se santiguaba una y otra ve.
- Yo Don Arsenio, quise comprobar si Roldan era victima o victimario y le hice prueba de fuego. Le puse como dios lo trajo al mundo frente a mis partes - el cura se movía incomodo en su asiento mientras asentía con la cabeza y se secaba la saliva que le rebosaba por las comisuras - le dije que me sujetase mi miembro
- ¿La verga, flaccida, o bien dura? - preguntó el cura muy interesado
- ¡Flaccida, Don Arsenio, que es mi hijo! Para mi fue un sacrificio.
- ¿Tiene la conciencia clara de que no hubo algo de disfrute en el tocamiento? - preguntó severo Don Arserio.
- Hombre, padre, ahora ya me pone usted en medio de la duda.
- Bueno, sigamos. Cuando este niño pecador le sujetó el miembro ¿que sucedió?
- El niño enseguida se empalmó y me acercó  su sexo a mi pierna. Hizo intención de llevarse mi pene a la boca...
- ¿Y, Don José, y?...
- Si, tengo que confesarlo. Me quedé como hipnotizado y creo que llegó  a rozar sus labios con el capullo.
- Papá, si me la meti entera hasta que me diste el empujón y me puse a llorar - dijo inocentemente Roldan.
- ¿Estuvo mucho tiempo, Roldan? - preguntó melifluo el cura.
- No mucho, me habría gustado más,  mi padre enseguida me empujó.
- Muy bien Don José. Usted y yo ya hablaremos en confesión.
- Como usted diga Don Arsenio. ¿Y el niño?
- El niño, hace la comunión este año. Hay esperanza. El niño se queda aquí, tendré que investigar bien y discernir hasta donde ha llegado el demonio en su destrozo. Vaya usted a casa y que el servicio le acerque después muda para pasar siete dias. Mañana lo llevare al seminario a la capital para prepararle para la comunión, hará unos ejercicios expirituales penitenciales, que le arranque el pecado de raiz de su alma. Transcurrida esa semana podrán enviar a alguien, o venir usted a recogerlo.

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