lunes, 19 de julio de 2021

INCESTO

 

No sé muy bien si debería, pero creo que debo contarlo.
Somos dos hermanos. El mayor viva imagen de mi madre tiene el carácter bronco, tosco, punta de lanza de mi padre. Típico carácter testosteronico. Deportes de choque (el tenis ese deporte que debería jugarlo todo dios con la faldita de Steffi) "los hombres debes chocar y olerse la violencia que irradian en el cuerpo a cuerpo. El frontón a mano era, según mi padre y mi hermano un deporte de hombres y de choque. Sangre vasca en sus venas, no entendía, nunca lo entendió, simuló que se hacía cargo, pero en otro siglo me habría arrancado los huevos con sus propias manos y me habría ahogado con ellos. No entendía como decía, que con diez años me diese por hacer trenes de palabras que yo llamaba versos, ripios de barracón de feria. Para él, escribir era necesario para poder redactar contratos con los que joder al prójimo. Era abogado y un bestia. Cómo mi hermano.
Cumplí los once y un día me llevó a un club de lucha grecorromana. Que le fuese perdiendo el miedo al contacto físico, me dijo. Yo pensaba, con estos cuerpazos vengan a mi contactos. Me dieron tres nociones de agarre y defensa y tres llaves y mi padre dijo "a luchar" Y vino a luchar conmigo José María un tipo de doce años que me sacaba la cabeza y yo le sacaría la polla si me fuese a dejar. Empezamos el forcejeo y con toda intención le agarré por la pernera metiendo bien arriba los dedos. Toque piel sensible y dejé que cayera sobre mi permitiendo que mis hombros tocaran tatami, pero con su sexo sobre el mío lycras mediante. Notó mi dureza contra la suya y dio un bote. Mi padre que hacía de árbitro reprochó a José María que no dejase pasar el tiempo reglamentario para ganar la competencia.
José María de malos modos dijo que conmigo no volvía a luchar. Conocía a Rubén un chico de dieciséis, bastante brusco y eliminado de competiciones por juego sucio que cada vez que en el colegio coincidiamos meando juntos me decía que yo no tenía picha, tenía clitoris, que para polla la de él y se la agitaba y se agrandaba. Me hipnotizada ese pollón tremendo y me decía que los maricones como yo, solo la probaban en el culo. Mi padre ordenó: Rubén ven a luchar con Pedro. Rubén me miró con rictus de revancha y yo que me importaba un carajo la lucha vi mi oportunidad. De hecho en cuanto nos enzarzamos le cogí por los huevos de forma suave y sentí crecer su pene. Fue un segundo porqué enseguida me trabó, me puso los hombros sobre el tatami y se terminó la lucha pero fue suficiente para poder abarcarle el pene ya duro y decirle muy bajito. "Te cogí el rabo, y está duro" Me soltó enseguida y mi padre me dio una patada en el culo diciéndome que no valía para nada.
Yo le había tocado los huevos a José María y él ya sabía cómo se me ponía de dura, y a Rubén, pedazo de rabo se la había cogido.
Mi hermano mayor de quince años practicaba lucha desde los ocho. Mi padre ordenó: Joaquín, que te presten una malla y enséñale algún truco a Pedrito, que es de mantequilla.
Me froté las manos. Me encantaba Joaquín. Me metía el rabo tanto en el culo como en la boca (que sorpreson el día que traía regalo) desde que yo tenía siete para ocho y el de once para doce. Mi hermano era muy caliente y estaba yo casi para cumplir los ocho cuando una noche de estas tórridas de Agosto desnudos sobre la cama me dijo si yo podía dormir por el calor. A mi me daba igual el calor, me jodía no verle bien la polla con la poca luz de la luna que entraba por la ventana. "Vente a mi cama Pedro, que entra más fresquito" y me faltó tiempo. Tan cerca si le veía el rabo duro y sin encomendarme ni a Dios ni al diablo le agarré la polla tiesa, que se puso más tiesa aún. Él me dijo que le diese para arriba y para abajo suavito y que cuando el dijese me la metiese en la boca. Y así fue. A mi se me puso dura, dura también y se lo dije a ver si me la cogía, pero me dijo que otro día. Cuando me avisó me la metí en la boca, el me sujetó la cabeza y me atragantó hasta que se quedó lacio y me dijo que a mí cama, que daba mucho calor. Eso ya eran todas las noches, directamente me metía en su cama y en una de esa le salió el líquido espeso y blanco que me tragué. Al día siguiente me dijo que el culo. Me lubricó con su saliva y me la metió. Me dolió mucho al principio, pero luego me encantó saltar sobre su polla hasta que el tomó el mando y me echó toda la leche dentro. Y así fue ya todas las noches. Una noche le perdí el respeto a la mierda. Después de follarme la sacó manchada de mierda y me dijo que los maricones como yo limpiaban el sable a los machos y no me dió opción. Estaba amargo, pero no me importó y además hizo que me excita se tanto que empecé a masturbarme y tuve un orgasmo como nunca. Después de aquello rezaba porque le saliese la polla sucia pero eso pasaba en pocas ocasiones.
Así que ahora, luchar con Joaquín delante de mi padre me daba mucho morbo. Nos demoramos en la lucha a propósito para poder rozarnos bien. 
Joaquín dijo que no, para mí fue que si. Que mi padre se dio cuenta de que trataba aquel simulacro de lucha. De hecho yo hacía denodados esfuerzos, y Joaquín simulaba que contrarrestan, por tener mi boca cerca de su periné, oler su raja y poder evocar el sabor de su ano bien sudado cuando en alguna ocasión, pillandome de sorpresa levantaba las piernas en una "V" bien abierta y me decía que le follase el ojete con lengua, cosa que a mí en alguna ocasión que él me tenía los pezones bien currados, consiguió que me corriera antes de que me la metiese, y metiéndomela y castigandome los pezones sin piedad volviese a correrme. Ese olor a culo con el recuerdo del olor me enardecía y creo que eso fue lo que mi padre detectó porque de repente gritó: "a la ducha"
Ya en vestuarios y yo desnudo para entrar a ducharme mi padre me pellizcó con intención de joderme un pezón: "mira niño mariconcito, como vuelvas a estimular de esa manera a tu hermano, tan macho, te voy a cortar los huevos" y con la otra mano me tomo los huevos y sintió la polla dura. Apretó más la presa del pezón y retorció y en ese momento, empecé a gemir de placer y mi pene a palpitar aunque sin echar aún nada. "Lo que yo pensé siempre, un degenerado. "Te prometo que mañana hablaremos tú y yo de esto, a ver si también te corres. De momento, prohibido salir de la habitación hasta que tú y yo tengamos una plática".
Me dejó el pezón dolorido pero peor fue comprobar que el otro se sentía huérfano de castigo y también lo merecía.
Joaquín, cuando salió de la ducha me dijo que lo había escuchado todo y que conocía a nuestro padre y sabía que al día siguiente le iba a arrancar los huevos si no le decía si había algo entre ellos. "Y como se te ocurra decir algo, o menos aún que una vez te la mamé, te arranco la cabeza"
Yo esperaba un broncazo, alguna hostia bien dada, como las que me daba mi hermano cuando consideraba que no me la tragaba todo lo dentro que debía, quizá el cinto y eso me hacía ponerme duro, pero no podía imaginar lo que se venía encima. Ni él tampoco si no fijo que no hubiera llegado a mi habitación con intención de enmendar mi conducta.
La casa familiar, era un caserón grande de dos plantas. Desde la habitación de Joaquín y mía se veía quien subía las escaleras. Eran más de las doce del mediodía y por la rendija de la puerta escuché a mi madre rogar a su marido que lo dejase correr, pero yo escuché los pasos subiendo la escalera. Miré. Mi padre con un pantalón de camping de pernera ancha que el usaba sin ropa interior era su única indumentaria y en la mano llevaba un vergajo que era de su padre cuando tenía la finca de ganado, y ahí ya supe que iba a ser muy duro. Me quité de detrás de la puerta y la abrió de una patada. "Aquí está el mariconcito de mi niño" me tomó de un brazo, me quito el calzoncillo y me dejó desnudo "como todas las putas, desnudas" y sin dejarme el brazo empezó a zurrarme en el culo con el vergajo de toro. El primero me dio entre los los carrillos y la punta del zurriago me besó las bolas. Mi gritó de dolor se preñó de la angustia del placer que se teme por el dolor que acompaña. Fue instantáneo el que mi pene que ya se adornaba con algo de vello se disparase y se endureciese tanto. No sé si mi padre lo vio o no, pero me preguntó, retórico, claro, si le había salido un sádico que disfruta del dolor. Naturalmente con mi otro brazo intentaba protegerme del castigo y mi padre intentaba sujetarme de un solo brazo en uno de los lances mi cabeza quedó a la altura de sus muslos y por una de las perneras vi asomar su capullo, tenso y reluciente, y mientras me pegaba en el culo y gritaba de dolor, que era real, pero pensé en que  aprovechando la situación en uno de los movimientos me agarré al elástico del pantalón y se lo bajé. Su polla, de la misma forma que la mía pero mucho más grande, saltó hacia adelante con unos enormes huevos que colgaban bamboleantes. Se detuvo por un instante y se desembarazó del pantalón del todo. Estábamos los dos desnudos y los dos empalmados. Se sentó entonces en la cama, me puso sobre sus rodillas y empezó a golpearme el culo. Yo abrí las piernas y obtuve el resultado deseado. Vio mis huevos y los cogió por su inserción en la polla y apretó tirando hacia arriba. Al mismo tiempo con la otra mano empezó a golpearme los huevos. Sentí que iba a correrme y procurando que no se escuchase dije: "Papá, me voy a correr" me tiró sobre la cama y se lanzó sobre mi, se comió materialmente la polla y mientras me corría y experimentaba un placer poco común el hacía movimientos afirmativos con la cabeza y musitaba como afirmando. Cuando acabó, me miró sonriendo y abrió la boca, pude ver mi primer semen y luego se lo tragó y me dijo que eso no me libraba de su polla. "Tu hermano ya me ha contado que te folla, ahora te voy a follar yo. ¿Quieres que suba Joaquín?" Le dije entusiasta que sí y al tiempo que Papá llamaba a mi hermano para que subiese yo levanté las piernas bien abiertas exponiendo el ano y separandome los cachetes del culo. Le decía, follame ya Papá, lo tengo bien abierto. Joaquín me folla hace años y me gusta. En ese momento entró Joaquín y nada más vernos, se desnudó, le besó en los labios a Papá luego le chupó un poco y me dijo: "Cabroncete, creía que no iba a suceder nunca" cogió el vergajo de mi padre me sujetó una pierna mientras le decía a Papá que esperase un poco antes de follarme y sujetase la otra pierna. Y empezó a azotarme. Yo volví a empalmarme y en un momento dado soltó el látigo se subió en la cama y empezó a Patearme los huevos. Yo estaba muy dolorido pero cada vez más excitado. Mi padre entonces se acercó a mí me dijo que abriese la boca y me escupió dentro. Me iba a volver a correr y así lo avisé. Entonces mi padre me metió los cuatro dedos de la mano, menos el pulgar en la boca intentando llegar lo más dentro posible. Sentí que vomitaba y eso me cortó el orgasmo. Entonces Joaquín se acercó y cuando mi padre sacaba la mano el empezó a escupirme, volví a avisar que me corría y Joaquín se lanzó sobre mi polla al tiempo que mi padre me la metia en el culo. Me corría yo y se corría mi padre. Creía estar en el cielo y cuando mi padre me terminó de preñar solo dijo: "Joaquín" y este se avanzó de cómo me chupaba hasta el ano y empezó a chupar el polvo de nuestro padre al tiempo que Papá hacia correrse a Joaquín. Finalmente se intercambiaron sus semen y me preguntaron si quería. Me levanté de un salto y me tiré por sus bocas. Lo compartimos.
Tengo treinta, Joaquín treinta y cuatro, estamos casados y cada uno tiene tres hijos y Papá vive ya solo. No falta ni una semana que vayamos a su casa y disfrutemos y nos contemos cómo vamos con nuestros chicos. El abuelo siempre nos dice que no le gustaría morirse sin perderse el sabor del semen de sus nietos. De momento se conforma, nos conformamos con los nuestros.

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