martes, 24 de noviembre de 2020

TIO IGNACIO (2)

 

El hombre que se apartaba para que pasasemos no traslucía ninguna emoción, serio, en su papel. Aspecto de acabar contigo con un solo gesto. Unicamente un "cuidado con los escalones". En efecto. La luz era mortecina y al fondo de la escalera que se perdía en las entrañas de la tierra se veian, se adivinaban mas bien destellos de color. A medida que descendiamos el ambiente se iba espesando. Humedad, tabaco y sudor agrio eran los olores predominantes. La impresión es que hacia niebla y la gente era ajena a la aglomeración. En una esquina nada más desembarcar de la escalera habia una pareja besandose de una manera feroz, pero lo sorprendente es que eran dos hombres y nadie parecía estar sorprendido. Se lo hice notar a mi tío y él con naturalidad me contestó aquello de Tiberio: "son precisos los dos para mantenerse sano" Luego me puso su mano sobre mi hombro y me llevó hasta un velador en una esquina, donde una mujer verdaderamente extraordinaria hacia señas a Ignacio para que fuesemos alli.
Nos sentamos y la mujer de hermosos pechos y caderas sugerentes me obsequió con un beso en la comisura de los labios dado con tanta sensualidad que hizo reaccionar a mi cuerpo como se podría esperar de mis dieciocho años. No fue ello ajeno a la mujer que casi acariciandome con sus pestañas me penetró los ojos con los suyos mientras con mucha suavidad me acariciaba la entrepierna. Luego levantó la vista hacia Ignacio y le preguntó quien era el petit choux de nata que le habia llevado.
- Es mi sobrino preferido Violeta y espero que le inicies en los misterios de Eros..., o Safo, tu verás.
- Muy bien, sinvergüenza. Despues de las presentaciones y de diez años sin dar señales de vida, quizá, un poquito de explicaciones...
- Violeta...
- ¿Violeta? Tu sabes el respingo que di cuando escuché tu voz al cabo de una vida y encima que estabas aquí.
- Te veo muy bien - mi tío se colgó esa media sonrisa que sabía que contra ella nadie tenía defensa - ¿te has puesto pecho. Te operaste?
- Si, me puse una 115 y no, no me operé. Me dió miedo, y al fin y al cabo los que me piden coño, lo tienen y los que no..., como siempre.
- Venga, vamos a sentarnos, Violeta, el chico tiene aún mucho que aprender..., y disfrutar de todo.
Me quedé mirando al tío interrogativo, confundido. Aquella mujer despampanante, enfada por lo que parece fue un abandono de novia. La conversación fue en si, rara.  Todo se estaba desarrollando de una forma inusual. Aquel local era un sotano, iluminado y decorado para lo que estaba pensado, pero no dejaba de ser un espacio muy irregular con muchos recovecos, y sin una barra donde poder consumir , por lo menos al alcance de mi vista no estaba. Después me dijo tío Ignacio que debajo del velador habia un pulsador para que una camarera se acercase a recoger la comanda. Efectivamente no habia barra donde poder apalancarse, habia que  sentarse para poder tomar algo y las mesas solian estar ocupadas por mujeres de quitar el aliento, a las que era preceptivo invitar.
Violeta me acariciaba mientras hablaba con Ignacio y éste me animaba a que comprobase la textura, lisura y firmeza de los pechos. Yo me estaba ya poniendo fuera de mi. Cuando  ella con una maestría digna de un prestidigitador consiguió sacar mi virilidad enhiesta y destilante de su guarida y perdí la cabeza, tanto que pregunté a mi tío si podríamos ir a otro sitio. Mi tío muy pausadamente me contestó que para los aperitivos en cualquier fiesta no hace falta moverse y esta era mi celebración de mayoria de edad.
- Anda Violeta dale un canapé a mi sobrino.
Violeta con gran agilidad se puso de rodillas bajo el velador y comenzó la felación. Intenté acceder a su sexo pero me sujetó la mano y mi tío me dijo que el plato principal después de los entrantes.
No tardó mucho en hacer que yo satisfaciese mis impulsos. En el momento culmen mi tío me cogió la mano, se acercó a mi oido y me susurro: "disfruta Ignacio, eres un hombre" y el orgasmo se precipitó en todo su esplendor. Cerré los ojos, me mareé pero la mano de mi tío me permitió mantener la calma. Ni una gota de semen se escapó de la boca de Violeta. Cuando se levantó y volvio a quedar sentada a mi lado se hizo lenguas del buen sabor que tenía mi esencia y me estampó un beso con el que además del sabor a carmín adiviné cual era ese otro sabor que con su lengua me trasmitia. Ni me repugnó ni me escandalizó, me excitó aún más. Intenté meter mi mano en su entrepierna y me la volvió a sujetar mirandome con una sonrisa que me pareció profesional. El tío Ignacio me instó a que fuera paciente y disfrutase de la lentitud del galanteo.
- Violeta, esta noche, es para ti. Y eso es toda la noche. Tenemos tiempo y tu por tu edad, aguante, ganas y fuerza. Queda lo mejor de la noche.
Salvo que no me dejaba acceder a su  clitoris, que yo ya soñaba con poder mordisquear, Violeta continuó dandonos placer a mi tío y a mi. A mi tío le hizo otra felación solo que finalmemte compartieron su semen en un beso final. Me quede sorprendidisimo y le pregunté al tío si había sucedido lo que yo creía que había sucedido y me contestó sacando la lengua y relamiendose como un gato.
- Disfruta, sobrino. De sexo, sabes, que se goza con él, pero hay diferentes maneras. Ya iremos enseñandotelas y tu irás aprendiendo a disfrutarlas. Violeta también te besó a ti después, que hubiese tragado, antes o después es algo que solo va en la necesidad un goce mas elaborado o mas intenso o mas cerebral. Yo supuse que ella habia tragado para que el choque de prejuicios no te sacudiese, pero ¿y si no hubiese tragado, te habría arruinado la noche y tu goce, o lo habia prolongado? Disfruta del sexo. Es solo sexo y es muy placentero, recuerdalo. 
Volvimos a pedir bebidas, ibamos por la cuarta consumición y yo empezaba a perder la verguenza. Sin ningún recato eché mano al sexo de Violeta, pero fue mi tío quien me sujetó con bastante violencia diciendome que era su turno, y ni corto ni perezoso se metió debajo de la mesa y sumergió la cabeza en la entrepierna de Violeta que inmediatamente empezó a navegar por el cosmos. De pronto tío Ignacio dejó de serlo. En mi mente se difuminó el ser entrañable, inmaculado, divertido e inocente como un angel en el que la vida era lúdica en si y nada tenía importancia suficiente para perder un minuto de vida gozando y emergió en su lugar un extraño de carne y hueso para el que disfrutar lo era a cualquier precio. Se me presentó a modo de un Jano diferente su cara egoista, individualista y diablesca. No era tan ángel desprovisto de defectos. Me escandalizó que se bajase al pilón de Violeta. 
Cuando ésta terminó de experimentar todo su placer, Ignacio salió de debajo de la mesa, limpiandose la boca y haciendose lenguas de las texturas del sexo de Violeta.
En ese momento Violeta le dijo a mi tio que bien podriamos acabar la fiesta en su casa, así, un poquito mas distendidos y ligeritos de ropa. Me preguntó que qué me parecía poder jugar sin tanto encorsetamiento y ya me vi penetrando profundamente a Violeta y curiosamente, no se como, en la imagen se coló tío Ignacio empalando por detrás a la chica. El tío se puso en pie y con un "Vamos" al tiempo que pulsaba el botón de la mesa nos dispusimos a salir.
El piso de Violeta no estaba lejos y no podía ser mas que el piso de alguien como Violeta, amiga de mi tío, pero puta de profesión.
Violeta se puso cómoda, o sea, se quedó medio desnuda, con un body escarlata que dejaba sus pechos artificiales fuera con unos pezones rematados por unos anillos de metal muy oscuro y luego se ajustaba a su cuerpo como una guante de latex, nalgas al aire; en suma, yo sentí  una erección explosiva que se que me puso cara de salido gilipollas y además babeando por la boca medio abierta. Estaría agradecido a mi tío de por vida por aquella celebración de mayoría de edad.
Yo estaba paralizado ante semejante exhibición miéntras tío Ignacio se desnudaba al tiempo que me invitaba a mi a hacerlo.
Violeta sirvió tres vasos generosos de vodka con hielo y mi tío se vino hasta mi para sacarme de mi impasse. El mismo, ya desnudo y exhibiendo unos genitales de los que sentirse orgulloso, comenzó a desnudarme a mi. Yo no podía apartar la vista de Violeta y el tío Ignacio estaba desabrochandome los pantalones hasta que cayeron al suelo dejando a la vista un orgulloso bulto que velaba mi slip.
- Mira Violeta, lo que tiene mi sobrino entre las piernas.
No sabía donde meterme y no podía inhibir la tremenda erección y en ese momento mi tío echó abajo los calzoncillos haciendo saltar mi verga furibunda buscando donde entrar. Intenté taparme de forma instintiva pero Violeta me apartó las manos y se hizo cargo de mi miembro. Estaba a punto de llegar al precipicio, cuando ella me soltó se colocó de espaldas y se introdujo en su cuerpo mi pene con la facilidad que un puño entra en un bloque de mantequilla.
Y luego, entre mi percepción distorsionada de la realidad por la extraña situación y el borde del abismo ante el que me encontraba no me dejó comprender porqué tío Ignacio se colocaba de espaldas a Violeta y le decía con voz desfallecida y al tiempo imperativa "Metemela".
En ese momento hizo acto de presencia mi orgasmo y me vacié dentro de Violeta y justo instantes después era ella la que decía "Me corro, cabrón, te voy a preñar" y en ese momento se hizo la luz y lo comprendí todo.
- ¡Pero  tío Ignacio, que es esto!

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