jueves, 3 de marzo de 2022

MI PADRE (y 5)

 

Alejandro se acostó con un sabor agridulce. Por un lado sabía que esa tenía que ser la reacción ortodoxa y por otra sentía que deseaba a su hijo carnalmente más que nada. Pedro era alto, le estaban ensanchando los hombros, los oblicuos dirigiéndose en diagonal al pubis, enmarcando unos rectos que sin ser exagerados en definición permitían adivinar sus vientres con un ombligo perfecto adornado por un aro gris, el primero que se puso. Y peleándose con él por ponerse perforaciones en los pezones y un frenum. Cerró los ojos y sintió una gozosa erección al evocar la imagen de Pedro desnudo. Imaginó que demoraba su lengua en el ano de su hijo, ese mismo que limpió tantas veces y ahora se volvería loco si lo hiciera con la lengua para luego penetrarle suavemente excitandose con sus quejidos y gemidos. Empezó a acariciarse el frenillo ya muy tenso con sus dedos insalivados e inmediatamente lubricarlo con su precum en lugar de la saliva.
Incluso llegó a sentir como los pezones eran estimulados cual si alguien le estuvieran pellizcando con delicadeza.
- Papá.
Alejandro dió un respingo. Quién le pellizcaba los pezones era Pedro. Se sentó de un salto en la cama y encendió la lámpara de la mesilla.
- Vaya susto que me has dado.
- Llevaba un rato observándote, tanto, que mira el empalme que tengo. Como te acariciabas el frenillo con los dedos lubricados y gemías de placer, muy débilmente. Supuse que estimularte los pezones te intensificaría el placer. No quería molestarte.
- ¿Y Neftalí?
- Durmiendo. Ha sido un día muy intenso para él. La primera vez que tiene sexo, es con un tío y tres veces a falta de una. Estaba roto. He intentado volver a hacer algo, pero me ha dicho que no podía y se ha quedado como un leño.
Papá. De verdad tan mal te ha sentado la broma de antes cuando te hemos chupado el rabo.
- Era mi obligación. El incesto es tabú y lo llevamos grabado a fuego en nuestra conciencia colectiva, supongo que para salvaguardar la salud del rebaño, de la tribu. Observarían que los embarazos de fecundaciónes paterno filiales producían descendencias de mala calidad y supongo que alguien más observador llegó a la conclusión que no era bueno para el grupo que basaba su supervivencia en el número y si muchos morían peligraba como tribu a merced de otras más nutridas. Y para hacer que se cumpliese la prohibición pusieron a los dioses como excusa. Los dioses no querían, pues no se hacía. No tenían más que esperar un aborto o un nacido deforme para esgrimir el castigo divino por tener relaciones familiares. Y así milenios, hasta que la sociedad se fue complicando y se olvidó la razón del tabú cuya esencia es no tener razón, se obedece sin rechistar. Luego, cuando empezamos a tener a propósito sexo no reproductivo pensamos que entre familia, sexo era sexo e igualmente afectado por el tabú.
- Vale. Entonces, si yo ahora, que somos racionales y sabemos que eso de los dioses no es más que una primitiva forma de ingeniería social, me lanzo sobre tu polla y me la como, ¿también me vas a rechazar?
- ¿Y si yo te como el culo y luego te follo te vas a molestar?
- Papá, soy activo. Me gusta que me coman el culo pero no me apetece que me follen. Preferiría follarte yo a ti.
- ¿Lo harías, después de comerme el culo?
- Estoy deseando.

- Anoche me desperté y no estabas. Pásame el jarabe de arce.
- Estaba en la habitación de mi padre. Toma el jarabe. Te dormiste, yo estaba desvelado, escuché la respiración agitada de mi padre y me acerqué a ver.
- ¿Que le pasaba?
- Se estaba pajeando muy despacio rozandose con un dedo el frenillo. Tenía los ojos cerrados y gemía muy despacio. Me puse cachondísima.
- ¿Follaste con tu padre? Pero, pero, ¿estás loco?
- Más. ¡Cachondísima! Me lo follé, Nefta, me lo follé. Le dije que qué tal un trio y se volvió loco.
- Cuenta, cuenta.
- ¡Cómo come el culo! Luego se lo comí yo y finalmente nos los comimos en sesentaynueve. Mientras se lo comía solo pensar que era mi padre me llevaba al borde del orgasmo. Cuando ya no podía más se lo dije  "Papá, quiero clavartela ya, si no, me voy a correr de excitación" Fue dirigirme a quien iba a follar como "papá" hizo que empezase a correrme sin remedio. Mi padre con mucho arte se apoderó de mí polla, se la metió en la boca y ahí me vacíe por completo. Me quedé derrengado pero mi padre continuó. Me inyectó mi lefa en el ano y siguió estimulando con la lengua. Luego me dijo que me sentara en su rabo. Nunca pensé que nadie me fuera a follar. Nefta, ¡que placer! Frente a frente a mi padre, abrazandonos y besandonos, sintiendole dentro de mi. Que locura. Me la tenía metida, yo le rodeaba la cintura con las piernas y el me abrazaba. Me decía: "Pedro, hijo, te quiero. He soñado mucho tiempo con esto, porque no solo te quiero como padre, además como amante. Me encanta saber que eres tan maricón como tu padre" Como duró bastante me dio tiempo a recuperarme y para cuándo el se corrió yo ya tenía ganas y se lo dije. Me contestó que lo estaba deseando: "Follame como la perra que soy" Se me puso a cuatro patas y me rogó que se la metiese sin contemplaciones. Le apunté el capullo al ojal y de un golpe de cadera lo más fuerte que pude se la clave. Noté que le dolió pero no sé evadió, empujó para facilitarme la actuación. En seguida noté que me corría y se lo dije, me corro papá y me contestó: "preñame" Fue una locura.
- Pedro, me he puesto muy guarro, mira.
Neftalí se puso de pie y enseñó a Pedro cómo se le salía la polla por la pernera del pantalón corto del pijama, muy tiesa e ingurgitada.
- Pedro, por favor...
Pedro dejó la tostada en el plato y se metió debajo de la mesa alcanzando a su amigo.
- Siéntate maricón.
Neftalí se bajó el pantalón del pijama y se sentó abriendo las piernas. Pedro metió la cabeza abriendo la boca y tragándose el miembro de Neftalí. No hizo falta mucho más. Rápidamente Pedro gustó el sabor del semen de su amigo y con la lengua frotó la zona del frenillo al tiempo que tragaba poco a poco el semen que le iba entrando.
- Pedro, muchas gracias. Tengo que ir al instituto y luego ir a casa a recoger mis cosas y decirle a mi madre que voy a estar aquí. Tu, ¿que vas a hacer?
- Nada. Si puedo, volver a follar con papá. Me encanta. Me iré ahora a su cama. Me apetece tumbarme a su lado, acariciarle, acurrucarme con él y sentir que le quiero y me quiere.
- Vete preparando el escenario. Me apetece que me folle tu padre y probar con ese lubricante maravilloso intentar una doble. Me vuelve loco que me follen.
Neftalí se marchó al instituto pletórico de optimismo. Ya se imaginaba encima del padre de su amigo bien follado mientras Pedro intentaba colarse donde ya estaba bien metido su padre. Le faltaba tiempo para que terminase la mañana, ir a casa de sus padres, recoger sus cosas volar al Eliseo donde el gozo y el placer no iban a tener límite.
Durante el recreo alguno con muy mala intención le preguntaba por Pedro y le decía que qué tal iban las corridas, "perdón, las carreras. Ya sabes que con vosotros es difícil diferenciar" Neftalí hacía caso omiso, miraba despreciativamente y no respondía ante el regocijo general de los demás.
La última clase era historia y le hacía bostezar mientras el profesor explicaba la guerra de los Balcanes. De repente se abrió la puerta de la clase y un bedel pidió perdón al profesor y dijo que reclamaban a Neftalí Cohen en dirección. Neftalí se levantó para ir pero el bedel se acercó al profesor y le dijo algo al oído.
- Neftalí, no, no, recoge todas tus cosas. Probablemente cuando yo acabé la clase tu aún estarás en dirección, así que llévatelo todo.
El chico tuvo una mala impresión. No le gustaba aquello, pero recogió sus libros, su mochila y salió del aula camino de dirección.
En la puerta estaba la secretaria de la dirección.
- Está aquí tu padre. Ha venido a buscarte.
Del despacho salió el padre de Neftalí con cara sería.
- Vámonos de aquí.
- Ah, ahora ya quieres que vuelva a casa. Pues estoy viviendo en casa de mi amigo Pedro. Su padre me ha acogido.
- ¿En casa de ese maricón? Ya me he informado, el padre es tan maricón como el hijo. Esa casa, al menos si yo estoy a tu cargo, no la vas a volver a pisar. Venga, tu madre ya tiene que tener tus cosas preparadas. El avión sale en dos horas, te vas a Tel Aviv con tu tía Raquel. Allí en una escuela Chinuch Atzmai aprenderás la recta justicia y a ser un hombre temeroso de Yavhé. Se te quitarán de la cabeza esa ideas desviadas de la rectitud. Te volverán a crecer tus peyes, te casarás cuando llegue tu momento con la mujer que te diga tu rabino y hemos terminado de hablar. De no ser así te prefiero muerto, y sabes que lo digo en serio.
Neftalí tuvo dificultad para respirar. Se le agolparon en la cabeza las imágenes de lo sucedido en las veinticuatro horas precedentes y lo feliz que se había sentido con ímpetu para arrollar a cualquiera, padre incluido. En ese momento era el mundo entero el que se caía sobre su cabeza. Se sentía mareado y era incapaz de sujetar las lágrimas que rodaban pacíficas por sus mejillas. La secretaria se conmovió y le ánimo.
- Ánimo, Neftalí, ya verás como todo sale bien. No te apures.
Neftalí intentó esbozar una sonrisa de agradecimiento pero solo pudo desbordar el mar que se agolpaba en sus ojos y abrazar a la chica.
- Déjate de tocar a las mujeres. ¿Lo ves? necesitas una guía, te comportas como un cananeo, en nuestra patria encontrarás tu camino, el camino.
El chico hundió la cabeza entre los hombros y siguió pacíficamente a su padre.

A las tres y media de la tarde con la comida en la mesa y esperando a Neftalí, Pedro y su padre empezaban a ponerse nerviosos.
- Es raro. Salimos a las dos y media, un cuarto de hora para llegar a su casa, recoger y tal y como mucho a y cuarto debería haber estado aquí.
- Vamos a esperar un cuarto de hora más y llamas a su casa.
A las cuatro Pedro llamó a casa de su amigo. 
- Señora Cohen, ¿Neftalí ha estado ahí?
Y por toda respuesta escuchó un sollozo y colgar.
Pedro volvió a llamar.
- Deja de llamar. Tu has sido el culpable de lo que le ha pasado a mi niño. No llames más.
Durante un rato, a pesar de las preguntas la mujer solo hacía llorar sin terminar de colgar.
- Papá, la madre solo llora y dice que a Neftalí le ha pasado algo. Papá, tiene que ser algo malo.
- Vamos, vístete Pedro, a casa de tu amigo.
Cuando llegaron a pesar de insistir no abrían la puerta. Desde fuera Pedro preguntaba por su amigo y después de aporrear la puerta un buen rato la señora Cohen abrió con la cadena de seguridad puesta 
- Marchense. Mi hijo no está y ya no va a estar nunca.
Alejandro le dijo a la mujer que cuando salió de su casa para el instituto estaba alegre y bien.
- Pero, que ha sido ¿un accidente, está en algún hospital?
La mujer dejó de llorar, abrió la puerta del todo y con semblante muy duro terminó la conversación. Miró su reloj y con cierto aire de revancha.
- A estás horas ya está volando con su padre a Israel. Allí una cuñada mía, Rachel, muy observante enderezará a mi pobre hijo. Nunca más volverás a verle y tú te quemarás con ácido por toda la eternidad.
Fulminó con la mirada a Pedro y cerró de un portazo.
 

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