jueves, 27 de mayo de 2021

MI HERMANA (2)

 

No quería ir. Sencillamente me negaba a ir a ese aquelarre de fiestorro falto de todo gusto y categoría. Me negaba y mi hermana y mi madre (mi padre parecía estar por encima del bien y del mal) me rogaban, me suplicaban, lloraban a veces, suspiraban a otras, hasta que llegó el día y se presentó en casa Jorge. Estaba en mi cuarto viendo el porno que más me gustaba, CBT. Entró como un vendaval en la habitación. Me dio el tiempo justo para bajar la tapa del portátil.
- ¡Y un carajo no vas a venir tú a mí despedida de soltero! Con las ganas que le tengo yo a tu culo y tú a mí polla; me consta, maricón, que se con los ojos que me miras el bulto.
Se sacó su polla medio tiesa y me la restregó por los labios. Esa forma de polla, sin llegar a estar dura del todo, pero gorda y consistente y destilando como ésta me perdía. Abrí tímidamente los labios y aquel capullo reluciente encontró rápidamente el camino. La sensación de tener la boca llena, el olor a polla limpia pero ya sudada y los susurros de Jorge al oído para que le ordeñase consiguió derribar todas mis defensas y rebatir mis argumentos. Mientras sentía con mi lengua como el trozo de carne consistente mutaba a hierro candente y su mordisqueó de mi oreja me derretía saqué la polla de la boca y le dije que me iba con él.
- Anda que no tiene ascendente sobre ti tu cuñado, hijo - me dijo mi madre mientras bajaba la escalera con Jorge cogiéndome del hombro.
- Es muy razonable, señora - contestó Jorge - solo que hay que saber que botón apretar.
Con un "serás cabrón" mascullado sin perder la sonrisa terminamos de bajar las escaleras y salimos por la puerta.
- Todos mis amigos - me dijo mientras arrancaba el coche - salvo algún hetero, que espero se suavice en esta orgia - son bisexuales, como nosotros, porque yo sé que tu no eres maricón, maricón, solo que te quitaron la oportunidad de crecer por ese lado. Intentaremos arreglarlo en este fiestorro.
Le dije que no tenía ganas ni de follar, ni de beber ni de fiesta alguna y me respondió que me entrarían las ganas cuando viese a algunos de sus amigos
- Que te conocen de la sauna Centro, donde sueles y suelen ir.
Me dejó sin palabras. Me defendí alegando que como mucho habría ido un par de veces a ese local.
- Por semana, cuñado y ha habido semanas que todos los días. Te han follado hasta los trabajadores. Sixto, el que suele estar en la barra y que hizo una doble con Germán el de mantenimiento hace dos semanas. Pitu, el encargado te la ha metido por todos lados. Y fue épico el día que te ataron al lado de la piscina para ser usado. ¿Cuantos fueron ese día? Veinte, treinta. ¿Te queda algo parecido a un ano o es ya un coño en toda regla? Por favor, vamos a ser sinceros, no te agobies, lo sé todo de ti, en la Dehesilla, el Campo rosa, la rosaleda de madrugada. Eres muy conocido y yo conozco a mucha gente. Vas a hacer furor. Mucha gente de esta despedida de soltero tiene muchas ganas de ti. Un buen amigo, al que conocerás hoy, Chaba, dice que follar contigo es lo más excitante que ha hecho en su vida, y mira que Natalia, su mujer es una tía superexperta y no le hace ascos a nada.
Me dejó helado. Se sabía mi vida, vicios y devaneos mejor que yo.
Llegamos a un local al que nunca había entrado, "Shy" era pequeño, oscuro y con camareras de tetas al aire y una faldita tableada de la anchura de un cinturón, con unas medias de red negras y zapatos de aguja. Llevaban el pelo en un recogido a la altura de la nuca y un maquillaje espectacular. Jorge había cerrado el local para celebrar su despedida de soltero, barra libre. Temí por lo que pudiera pasar. A medida que mi cuñado me iba presentando a sus amigos iba haciendo memoria. Asociaba cada cara con una polla y en algún caso la asociación era con un culo. Alguno me saludaban con cara de asco de los que después Jorge me soplaba que eran heteros a los que solamente había que salvaguardarles su honor de machotes y lo primero que hacían era darte la espalda. Son de esos que con tal de que haya un coño y dos tetas le puedes meter hasta el código civil por el culo, que ellos estaban comiéndose un coño y es de lo único que se acuerdan con la cantidad de margaritas que tomaron.
- ¿Me vas a dejar que te folle, cuñadito? - me había echado el brazo sobre los hombros y nos dirigíamos a un velador de esos que tienen un asiento corrido en media luna junto a la pared.
Le mandé al carajo directamente, él se rió a carcajadas hasta llegar a la mesa. 
- Dos socios del despacho. Podías ser complaciente con tu cuñado y dejar que te hiciéramos aquí mismo unas dobles. Mira este es Raúl y este Sebastián. 
Les tendí la mano y Raúl me cogió por la muñeca me atrajo hacia él y me besó en los labios.
- ¡Joder tío! con mariconadas de manitas te vas a descolgar conmigo. Soy el que tiene que dejar de fumar para que no me sepa mal la lefa. ¿No te acuerdas? Venga ya. La última mamada me la hiciste en el asador argentino de la Gran Vía la semana pasada que dejé a mi novia en la mesa para ir a mear y me llevé el servicio completo.
¡Era verdad! Ya ni me acordaba. Había un tío de muerte haciéndose carantoñas con su lo que fuera y yo estaba con mi madre y mi hermana comiendo un churrasco. Le cacé al tío una clavada de ojos y con un gesto le dije que al servicio. El me siguió y era un speedy González, no me dejó disfrutar del rabo, se corrió enseguida y me recordó a un tipo al que muchas noches de cruising le mamaba el rabo cerca de un polígono en las afueras. Le dije que le sabía la leche como a otro y me contestó "Claro, maricón, soy yo"
Sebastián me dio la mano y me preguntó si ya no recordaba la paja del ascensor de edificio ALTURA.
- Mira Sebastián, ¿Sebastián, verdad? si tuviera que acordarme de cada polla que tocó necesitaría la memoria del Blue Deep.
- Y ¿Qué cuñadito  nos lo vamos a montar aquí mismo? Estamos casi en familia.
En eso llegó una de las camareras despampanantes.
- ¿Que les traigo?
Les pregunté, que ya que el único maricón allí era yo, porque no se follaba a la camarera y me dejaban a mi en paz.
Estallaron en una carcajada que parecía ensayada. Me dejó la cara fría, por la rictus de vergüenza. ¿Que era lo que había dicho tan gracioso? 
- Tocale el coño a esta. Ven para acá cariño, que mi amigo te palpe.
Me entró el habitual ataque de pánico. Una mujer cerca de mi con intención sexual y ya estaba Ale hiperventilando, transpirando y al borde del llanto. Jorge se dió cuenta de mi estado, Sebastián y Raúl empezaron a burlarse y mi cuñado despidió a la chica. Le cambió la cara, se puso serio, más que serio, grave y me dijo que me levantase.
- Ahora venimos, es solo un momento - les dijo a sus amigos - y tú vente conmigo.
Fuimos a los servicios y allí me sentó en una silla.
- Quédate aquí sentado y respira despacio, ahora vengo.
Estaba harto de esa fobia mía con las mujeres en un entorno de sexo. Vale que no me atrajeran pero que mi cuerpo tomase el mando sin mi concurso se me hacía ya insoportable.
Al poco llegó Jorge con otra camarera y me desesperé, no me iba a curar y era absurdo que Jorge intentase lo imposible. Me puse en pie para marcharme y Jorge llego justo a tiempo para empujarme por los hombros y volverme a sentar.
- ¿Te das cuenta que ésta es otra? He querido que fuese ella porque es la mejor preparada.
- Pero yo...
- Cállate, coñazo. Y tú - dirigiéndose a la camarera  - a ver que tenemos.
La chica se levantó la falda, se deshizo el nudo de un cordón que llevaba atado al muslo y saltó de entre las piernas un PA en el extremo de la polla más grande que había visto nunca. Gorda, lacia y larga. Jorge la cogió para sopesar su tamaño y la chica le dió un manotazo.
- ¿Que quieres, gilipollas? Que me empalme y ya no pueda seguir trabajando. Empalmada son 26 centímetros y dura. A ver cómo me la sujetó yo entonces.
- Y el PA entonces - le pregunté ingenuo.
- Para podérmela sujetar y no dar el cante con este par de domingas que llevo. No voy a ir como una reina con un rabo que me lo piso. Ahora para trabajar de waitress, no, pero cuando voy a correr el tacón me pongo la jaula de castidad para no empalmar y ahuyentar a los clientes, que lo que van buscando es el coño.
- Muchas gracias corazón. Te voy a dar una buena propina al final.
- No te creas que no te lo voy a recordar, mariquita.
Le dió un azotillo a la chica que le guiñó un ojo.
- Mira Ale, tú y yo tenemos que encamarnos con un coño, que le pierdas el respeto. Una polla está rica, ya lo sabes, pero a veces un coñito es para desengrasar de pollazos. Además las tías tienen su punto. Las tías solo tienen un defecto: se enganchan y dependen, les encanta que seamos galantes y caballerosos donde reposar sus debilidades, aunque nunca te fíes, una sola de sus fortalezas compensa todas sus debilidades. ¿Has hablado de lo que pasó con tu hermana, con ella misma?
- Nunca. ¡Que vergüenza!
- Ni sabes lo que ocurrió cuando a ti te deportaron a aquella semiprisión dónde estuviste hasta los dieciséis. Que te lo cuente tu hermana. Cuando para destriparte el día que nos conocimos te pregunté si te habías follado por detroit a tu hermana, yo sabía que tú no.
- O sea, que a mi hermana la sodomizó alguien. ¿Quién, Jorge, quién?
Un fuego irreprimible de ira me recorrió el cuerpo y me estalló en la cabeza. Sentía el golpeteo de la sangre en las sienes. Tenía ganas de matar.
- Y no hace falta que me digas quién. Yo se quién. Aún tengo grabada en la memoria el audio de la paliza "¿A mi niña? Es mia, las mujeres de esta casa son mías, cabrón y te mato si las tocas. La niña es solo mía" y a cada MIA asestaba el golpe más fuerte en las costillas. Yo no había hecho nada, pero ahora comprendo que aquella fue una paliza por celos. El muy cabrón. Se va a enterar.
De manera que la paliza más que por querer tener un conato de sexo era porque le robe una hembra. Tuve mucho tiempo para meditar en como mi hermana se quitó la braguita y se abrió de piernas permitiendo que le viese el sexo, recuerdo perfectamente como se separaron las ninfas como dos cortinas que salen de un solo punto. Se podia apreciar el clítoris y eso me sacó de mis casillas. Verle el sexo así dispuesto y su sonrisa, aquella sonrisa de mi hermana niña inocente..., o quizá no era tan inocente.
- Mi hermana ¿te ha dicho especificamente que mi padre abusaba de ella?
- No, Ale, no, pero si te puedo decir que he partido muchos culos de tíos y tías y el culo de tu hermana estaba harto de que se lo paseasen. Si era tu padre o no, de verdad que nunca me lo dijo, aunque tampoco reconoció que la hubiera follado alguien. Pensé en los tapones, dildos, bolas chinas anales, lo que fuera que mantuviese el precinto intacto.
- Me voy a casa. Así no puedo seguir, lo tengo que aclarar con ese cabrón y con la hideputa de mi madre que tenía que saberlo y lo cubría. No los voy a matar, los voy a humillar.

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