jueves, 20 de mayo de 2021

UNA FAMILIA AVENIDA (2)

 

- Estábamos en que como os pilló
- ¿Que te ha contado mi padre? que llegó de la calle y nos pilló en la ducha juntos, ¿A que sí?
- Más o menos. Pero ya, ya sé que tu padre es muy mentiroso. Es un juego para él, no intenta llevar mala intención. A ver, como fue.
- Cayetano me lo contó todo después. Fui yo el que los pillé a ellos en la ducha. Que no me explico que labia tiene mi padre. Caye es activo y yo pasivo, bueno, versátil según, aunque lo de pasivo habría que discutirlo que a veces todo el trabajo lo hago yo, pero bueno, que fue llegar a casa meandome y sin decir ya estoy aquí fui al baño y allí estaban en la ducha mi padre follandose a Caye.
Resulta que yo me entretuve con papeleo en secretaría del insti. Había quedado con Caye en casa, que íbamos a ir al cine. Caye, llamó a la puerta y le abrió mi padre con solo el albornoz, que se iba a duchar le dijo a mi amigo. Le invitó a pasar y le dijo que le acompañaba mientras llegaba yo. Caye se sentó en el sofá y papá en el sillón que hay enfrente y, según me dijo Caye se aflojó el cinturón del albornoz con disimulo. Luego al sentarse se abrió de piernas y puso un pie encima de su rodilla, el albornoz resbaló y se quedó con todo el paquete al aire. Caye me dijo que se levantó y dijo que se iba que ya volvería y que papá le cogió por el brazo, tiró de él hasta sentarlo en su regazo mientras decía que si nos creíamos que él era tonto estábamos equivocados. Le cogió una mano y se la llevó a su polla, y ahí me dijo Cayetano que se derrumbó. Le clavó la mirada en los ojos, como el cabrón sabe hacer y le besó. Cómo papá se iba a duchar le propuso ducharse juntos y ahí es donde les pillé. Caye con cara de susto contra los azulejos de la ducha y papá empujando. Claro, fue ver esa escena y como soy como soy.
- Si hijo, como tu padre y como tu abuelo, muy salidos siempre.
- Me faltó tiempo para desnudarme y meterme en la ducha. Lo cierto abuelo, que llevaba yo desde los doce, fantaseando que papá se metía por la noche en mi cama. ¡Menudos pajotes me he hecho yo con esa imagen! Y ahora lo tenía a huevo.
- ¡Estás empalmado, Víctor! Bueno, como yo - y se marcó con las dos manos el bulto - mira, trae la mano, toca, verás que dura se me ha puesto.
La sensación de tener entre las manos un pene duro y palpitante que sabes que es de tu abuelo te obliga a replantearte algunos tabús además de con los que estaba lidiando desde que me metí la polla de mi padre en la boca. No era lo mismo calentarse pensando en el rabo de tu padre que tenerlo en presencia física provocandote náuseas y queriendo saborear el mismo semen del que yo salí. Pero te entregas y escuchas los gemidos que provocas en tu padre. Son sonidos que nunca te habías ni siquiera planteado que tu padre pudiera hacer. Luego, cuando tu padre le está taladrando el culo a tu novio con la lengua todo tu esquema del mundo que ibas tejiendo poco a poco se te cae encima y solo te queda dejarte llevar por el instinto, tocarte el capullo babeante y escucharte diciendo "Papá, levanta el culo, quiero follarte" y aún más rompedor y escalofriante es escuchar que él te confiesa que quería tu polla en su culo desde hacía años "si hijo mío, follame y preñame. Te quiero como hijo y como hombre"
Primero pisoteas un ramillete de tabúes sociales; incesto, pedofilia, fidelidad y como eso resulta liviano ahora tienes entre tus manos la polla del abuelo, al que respetabas y admirabas, y eso no es lo peor, es que estás luchando con unas ganas intensas de asaltarle al abuelo la bragueta y comerte la polla entera con unos huevos seguramente grandes y colgones que ya no estás dispuesto a desperdiciar. Pero desleir todos estos prejuicios en el hirviente caldo de hormonas es tarea fácil. Se deja uno llevar. Solo se puede uno dejar llevar si no tiene una mochila cargada de compromisos que pesan y no dejan avanzar, al contrario, te hunden. No eres más que un carro vacío tirado de un caballo desbocado llamado testosterona. Si cometes el error de tirar de las riendas porque al borde del camino hay gente llamada prejuicio que quiere que la lleves, estarás perdido, porque habrás perdido lo más importante, la libertad de dejar correr el caballo o detenerlo porque te apetece a ti, no porque desde el borde del camino te griten que vas haciendo el loco y vas a matarte.
- Abuelo - le miré a los ojos con descaro - ¿se la has metido a mi padre tu tambien?
Esbozó una sonrisa inteligente, una que yo ya había visto en alguna ocasión, una sonrisa que te envuelve, te acuna y te susurra a tu cerebro "eres mío" y sin contestarme aún y sujetandome la mano para que no la retirara de su paquete se me acercó muy despacio hasta hacer contactar sus labios con los míos. Sentí el roce tosco de su bigote contra mi labio superior y el olor imperceptible casi de su sempiterno Old. Luego abrió un poco la boca y sentí como su saliva humedecía la mía. La tuve que abrir y sentir mi propia humedad mezclarse con la suya. La polla me iba a estallar en el pantalón. Yo tenía los ojos cerrados flotando en el éter de la experiencia. Yo quería mucho a mi abuelo y poder besarle con intención lubrica iba a conseguir que me corriera sin tocarme y en ese momento una suave caricia a través del pantalón sobre mi polla consiguió lo que deseaba intensamente. Abrí los ojos y Nelson estaba de rodillas a mi lado besándome a través del pantalón y en ese momento se me desencadenó un orgasmo insoportable. Tuve que tirarme hacia atrás en el sillón y Nelson con mucha destreza en milisegundos consiguió desabrocharme. La polla saltó fuera con fuerza, qué Nelson cogió al vuelo y empezó la eyaculación que el muchacho acogió en su boca tragando a medida que yo lo disparaba. El instante fue eterno, casi acabando, noté que abuelo me tenía sujeta la mano que acariciaba su polla y la cubría de besos. Cuando terminó todo y Nelson me secó los restos de semen y su saliva, me dio un beso cariñoso en el capullo y se levantó.
- Venía a avisar que ya está la comida en la mesa, pero al ver el espectáculo no podía pasar la ocasión de dar la bienvenida a su nieto como se merece.
- ¿La comida? - la abuela parecía estar al corriente de todo lo que sucedía sin perder su sempiterna sonrisa congelada en su gesto - ponga cubierto para estos señores.
- Si señora, como usted mandé - le pasó la mano por el pañal - pero antes hay que lavarse un poco.
- Vamos al cuarto de baño Víctor - dijo el abuelo - verás a tu abuela disfrutar más que cuando me conocía.
Con auténtica destreza Nelson colocó a la abuela en la grúa, le quitó el pañal y sobre la bañera procedió a lavarla. Luego la secó con delicadeza y se desnudó de cintura para abajo. Conservaba parte de la turgencia que le produjo chupar la polla de Victor. Se embarró las manos de  lubricante intimo y se puso al alcance de la anciana. Comenzó a estimular su sexo y la sonrisa acartonada de la abuela pasó a ser cara de éxtasis. Entonces ella buscó sin mirar el pene de Nelson que arrimandose le facilitaba la labor. Ella acariciaba el sexo de Nelson y Nelson estimulaba con maestría el clítoris y las ninfas de las mujer, hasta que al cabo de unos tres minutos la abuela cerró los ojos y empezó a gemir.
- ¿Quieres terminar de masturbarla tu? - Nelson hablaba con toda naturalidad - es una experiencia enriquecedora dar placer a tu abuela. Desde que lo venimos haciendo tu abuelo y yo parece que está más viva, más persona.
- Venga Víctor, anímate - le empujaba su abuelo.
Desde luego, no era lo mío ver sexo hetero, pero encima pajear a mi abuela era ya rizar el rizo.
- Bueno - apartó a su nieto el marido - ya veo que tienes algo de recelo. Lo haré yo, me encanta verla gozar.
Nelson se puso en pie a mi lado y el abuelo se inclinó delante del sling que es lo que era en lo que terminaba la grúa. Noté que al rozarse conmigo la verga de Nelson tomaba cuerpo, en largo y grosor y no pude resistirme. Mientras el abuelo se aplicaba a masturbar a su mujer yo me arrodille y comencé a chupar a Nelson. Solo el capullo ya me llenaba la boca. Estaba muy atareado disfrutando de Nelson cuando el abuelo se levantó
- Venga, dejar eso para luego que se enfría la comida. Vamos, Victor y tú Nelson termina con la abuela y dale de comer. Cuando se haya dormido, come tú y vente para el dormitorio, tenemos que poner el coño del niño a punto para cualquier disfrute. ¿Te habrá parecido - se dirigió a su nieto - que esa barra de carne es imposible que te entre. Pues te va a entrar, sin dolor y pedirás más. Y ahora a comer, sin haber comido se folla fatal.
Cómo siempre, la comida estaba buenísima. Los fetuchini Alfredo para descubrirse. Estábamos terminando el flan de manzana cuando llegó Nelson a comer.
- Ya se ha dormido. Ha comido bien, con apetito, como siempre que se le masturba antes. Se le ve feliz.
- Pues venga - Nelson - come que nosotros nos vamos para el dormitorio y vamos empezando.
- Enseguida voy.
La verdad que hablarlo así, con esa naturalidad me dejaba un poco cortado. Imaginaba que Nelson me sodomizaba y se me encogía el culo y le exprese mis dudas al abuelo.
- Abuelo, a mi me la ha metido Cayetano que la tiene como yo más o menos, y porque le quiero, pero me duele muchísimo, por no decir - se detuvo y se sonrojó.
- Que tu amigo sacó la polla llena de mierda. Nos ha pasado a todos. Por eso, mientras llega Nelson nosotros vamos a prepararnos. Lo suyo es un enema. Hay que sacarse toda la mierda Víctor, para evitar situaciones embarazosas. Si no tienes pera de estas, con la manguera de la ducha y un poco de cuidado vale también. ¿Ves? Aquí cabe como un litro de agua templada y antes te lavas las manos dentro de ese agua con una pastilla de jabón; agua jabososa. Te tumbas del lado izquierdo y te metes el pitorro lo más profundo que puedas y vas vaciando, como yo te estoy haciendo yo ahora dentro de ti.
- Abuelo, que me cago.
- Aguanta todo lo que puedas, que ha entrado casi todo.
- Que me cago, joder. Que no me aguanto más.
- Pues venga de un salto al váter.
Solté todo lo que llevaba dentro. Me dió náuseas y muchos retortijones que se fueron calmando poco a poco. Y cuando creía que había terminado, salió otro chorro de líquido, y cuando acabé, ya estaba el abuelo con otro enema.
- El segundo termina de dejarte el intestino que nos interesa como una patena para tres o cuatro horas.
El segundo enema, salió limpio y ya casi sin molestias. Luego me duché a instancias de mi abuelo y me sorprendió cuando me puso boca abajo y empezó a lamerme y meterme la lengua. Era muy agradable y sabía hacerlo.
- Abuelo.
- ¿Que?
- ¿Voy a poder venir con Cayetano a que nos enseñéis?
- Pues claro, hijo. Esto es lo mejor de todo. Tener la mente abierta y no desdeñar el disfrute sano nunca. Y mírame a mi el culo, lo que hago.
Vi que el esfínter del abuelo se contraía y luego como que se salía. 
- Este ejercicio es fundamental. Aprietas el ano como cuando no quieres cagar y luego haces fuerza como para cagar. Y eso lo repites sin descanso hasta que llegue un momento en que aunque quieras el músculo está agotado y no responde y en ese momento te entra lo que sea. Venga hazlo. Yo estaré mirando y cuando vea que el esfínter se te relajó meteré los dedos y ni te enterarás.
Después de hacerlo muy seguido unas diez o doce veces, por mucho que quería el culo no me respondía. Entonces el abuelo se embadurnó bien de lubricante y sin darme cuenta me había metido todos los dedos menos el pulgar.
- Ahora voy a intentar meter el dedo gordo. Sentirás tirantez, presión, pero no es dolor. Solo relájate y déjate llevar.
No sentía ningún dolor, solo que me tocaban por el ano y a veces eso coincidía con una especie de calambre o gusto que partía como de dentro hasta la punta del rabo y me salía como semen muy claro. Era placentero.
- Mira Víctor, tócate el ano para que sepas cómo va esto.
Me llevé la mano detrás y toque la mano de mi abuelo que estaba con los nudillos a punto de entrar en mi cuerpo. Tenía dentro de mi todos los dedos y la mano entera a punto de entrar.
- ¡Esto es fist, abuelo!
- Quieres que entre del todo o lo dejamos para después de Nelson.
- ¿Alguien hablaba de mi? - Nelson acababa de entrar en el dormitorio únicamente con el bóxer puesto.

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