jueves, 28 de diciembre de 2023

CONFIDENCIAS AL FINAL (II)

 

- Te estás empalmando Riqui. ¿Porqué? por recordar cómo te metió Raquel el cacharro aquel o por verle a tu abuelo el pedazo de rabo que se gasta.
- ¡Abuelo, joder! Cómo me voy a empalmar por verte la polla - se puso visiblemente nervioso sin parar de rozarse la bragueta - no se porqué me estoy poniendo tan duro.
- Bueno, sigue. Raquel te mete el dildo ese raro y que pasa, ¿te corres?
- Mira. Me puso boca arriba, bien arriba las piernas, me dió un poco de saliva y me la introdujo, poco a poco. Al principio parecía que dolía y yo me contraía no dejándola meterlo. Entonces se puso como para hacer un sesentaynueve y me metió el coño en la boca para encandilarme, que me despistase y entonces me lo metió hasta dentro. Primero fue una sensación como de que me cagaba pero luego no se cómo una especie de calambre, como si fuese...
- Se cómo es perfectamente, Riqui, todos los que hemos querido prescindir de prejuicios y aventurarnos por ese territorio terrorífico y lleno de misterio que se llama ano hemos pasado por ahí. Bueno, ¿te corriste con eso dentro?
- ¿Que si me corrí? Dos veces sin sacarla. Tener eso dentro engancha, eh abuelo.
- Pues cuando descubras que si en lugar de goma lo que te metes es de carne y lo tiene pegado a su cuerpo un tío ya te cagas y no puedes desengancharte de ello.
- A eso quería ir. Ya sin dildo de ese, nada de nada, empalmaba, pero sin empuje, el deseo ese de romper que es tan excitante, perdido, notaba que me faltaba algo y era en el culo, me faltaba esa sensación de estar ocupado. Y la zorrona de Raquel, me dice hace una semana: "Tengo un amigo que le gusta un poco de todo y no le importaría, la verdad, he hablado con él, hacer un trío, solo si tú te atreves, pero claro como últimamente solo empalmas y te corres con el dildo, si puede ser un rabo que se mueva bien dentro de tu culo, seguro que te gusta y de paso a mí me va a dar morbo ver cómo te lo parte un tío"
- ¿Y qué, aceptaste? Fíjate como me estás poniendo el rabo - con la mano en la base del miembro y apretando para que se pusiera mas duro lo agitaba a un lado y otro - ¿Hicisteis trío?
- Al día siguiente, abuelo, al día siguiente. El amigo de Raquel tiene veintiséis años, más tiros daos que los patitos de la feria. Sebastián. Llegué a casa de Raquel y estaban los dos en el sofá y ella haciéndole una mamada. Bueno, desde el principio. Me abrió la puerta Raúl y nada más entrar me dijo: "Hoy te estrenas por lo que veo. Ahí están en el sofá los dos, calentando motores" él se fue a su cuarto y yo me dirigí al salón. Raquel estaba desnuda de medio cuerpo para abajo haciéndole la mamada al tío que estaba vestido solo con la bragueta abierta. Al entrar yo, empujó a Raquel sin miramiento ninguno y sin pudor se levantó con la polla fuera y me tendió la mano. Me dijo su nombre y me siguió:"Ven siéntate aquí conmigo, sácatela  que la guarra ésta nos la mame" Hice intención de indignarme pero ella me guiño un ojo sonriendo y se abalanzó sobre el rabo de Sebastián.
- Riqui, hijo, esto se pone muy caldeadito, desnudate que te van a saltar las costuras del vaquero.
- ¡Abuelo!
- Déjate de vergüenzas que yo estoy ya con tu historia que me salgo y quiero ver cómo te pones tú - todo esto dicho sin parar de pellizcarse los pezones.
- ¡Abuelo, joder! lo de los pezones, ¿tanto te gusta? me da grima.
- Me gusta más todavía. Ya aprenderás cuando llegue el momento los placeres del dolor posible.
- No lo entiendo.
- Ni falta que hace. Vamos, desnudate de una puta vez que me muero de verte en pelotas y empalmado y sigue contandomelo. Acabaremos pajeando.
- Me abrí la bragueta como el otro y Sebastián me dijo que si me iba a follar me desnudase. Di un salto del sofá abrochandome el pantalón. Raquel sin levantarse de donde estaba me dijo que no fuera estrecha, que bien que me gustaba el dildo, pues la polla de Sebastián mejor. "Venga Riqui no seas más tonto, desnudate, tómatelo con naturalidad, además querrás follarme el culo como siempre mientras me agarras las tetas" Me desnudé, me senté al lado del tío y enseguida me agarró el rabo y empezó a sacudirlo suavito y yo empecé a destilar precum que él usaba para lubricarme el capullo. Abuelo, de verdad, que gustazo, que bien lo hacía el cabrón. Cuando estaba bien caliente, Raquel me invitó a sentarme sobre el pollón de Sebastián. "Siéntate de espaldas a él y yo me meto tu polla mirando a los dos así puedo morrear a los dos"
- Y te folló el tío así el plan sillón. Pero, ¿gozaste o solo dolió?
- A lo primero entró bien, luego quiso entrar como si fuese un palo, ¡que dura la tenía! pero Raquel empezó a acariciarme los pezones hasta que poco a poco fue entrando y de pronto noté que mi culo tocaba el pantalón del tío, ¡me la había clavado entera y no me había dado cuenta. Raquel entonces me balanceó para adelante y atrás y la polla de Sebastián me tocó por dentro de tal manera que con un placer suave, nada explosivo y prolongado empecé a manar semen. Yo entré como en éxtasis y decía más por favor, más. Raquel recogía el semen con sus manos y me lo llevaba a la boca y luego me besaba para compartirlo. Yo inicié un movimiento enérgico de vaivén para provocarme más placer hasta que Sebastián dijo que se iba a correr, me sujetó por las caderas se giró y me volcó sobre el sofá sin sacármela y ahí desde detrás empezó a follarme con dureza. Yo estaba en el cielo. Lo que antes era un placer sereno se fue convirtiendo en un orgasmo intensísimo y cuando él se vació dentro de mi yo me corrí extrañandome la cantidad de chorros que eché. En cuanto Sebastián me la sacó sentí algo en el culo.
- Tú Raquelita haciendo rimming, como si lo estuviera viendo.
- Yo no sabía que era esa porquería hasta que Raquel me lo hizo, pero me terminó de rematar el placer y por si fuera poco..., joder, joder...
- No me digas más, el tío ese te la metió en la boca para que se la limpiases.
- ¿Como lo has sabido?
- Porque lo he hecho multitud de veces y me lo han hecho. La primera vez cuesta pero una vez que la tienes en la boca ves que no se hunde el mundo ni tu te deshaces en la mierda. Sencillamente es agradable hacerlo. Lo mismo que el rimming, da reparo la primera vez, pero el lefote es el mismo saliendo del rabo que saliendo del culo. En este mundillo te pasas la vida derribando prejuicios. Bueno y como acabó todo.
- El tal Sebastián éste va y dice, "Bueno, y ahora que ya nos conocemos, ¿follamos?, porque yo no he tenido tiempo ni de desnudarme. Se agachó hasta la posición a cuatro patas en la que me había quedado, me agarró la cara con la mano, con fuerza y nos dimos un morreo que aún me sorprende, "Raquel, tu novio besa de lujo, a ver qué más sabe hacer, porque el ojal desde luego lo tiene generoso"
- Cuando antes me enseñaste como estabas rasurado hasta el ano - dijo el abuelo en tono admonitorio - me pareció así a bote pronto que tenías esa puerta muy usada, así alargada, demasiado me pareció y con los bordes como labios gruesos. Ahora ya se porqué, pero desde luego lo que he visto no es de un desvirgue ocasional. A ti te han follado más veces.
- Si abuelo, me he enviciado de una manera que no sé cómo voy a acabar. Ese día que te he dicho, nos volvimos a enredar, apareció Raúl, se nos unió, entre Sebastián y yo le hicimos una doble a Raquel y yo que era el que estaba tumbado le hice una mamada muy profunda a Raúl. Al final, Sebastián quería más y yo también y mientras los hermanos se duchaban me volvió a follar, me dijo que llevaba la lujuria dentro porque para ser la primera vez me comportaba como un veterano y me dijo si quería ir al día siguiente a casa de unos amigos, que me iban a follar todos y a dejarme el coño, así dijo, y me encantó, el coño bien preparado. Le dije que si y está semana entera he estado enganchado al culo. ¡Que peligro tiene! es más adictivo que la coca. Estoy nervioso esperando el momento que me follen.
¡Ea! ya está, ya te lo he contado. Era o no era para avergonzar.
- Has tenido huevos para contarlo, no es fácil, pero ahora seguro que te encuentras mucho mejor.
- Me encuentro eufórico, abuelo.
- Yo te voy a hacer ahora una pregunta.
- A ver.
- ¿Que te parece el incesto?
- No sé, no me lo he planteado nunca
- Y si te digo que te sientes sobre mi rabo y me cabalgues como a ese Sebastián¿que dirías?
- No sé, me da como cosa, joder eres mi abuelo.
- Pero te atrae mi rabo o no.
- Uff, abuelo, no sé si tú has hecho esto alguna vez con alguien de la familia, a mí se me hace cuesta arriba.
- Recuerda lo de Óscar Wilde, la mejor forma de vencer una tentación es caer en ella. Lo estás deseando Riqui, piensa en cómo mi capullo te va a dilatar y te va estimular por dentro, va a ser goce, nada más solo que con alguien a quien ya quieres. ¿Porque tú me quieres?
- Eso ni se pregunta - y cabalgando el cuerpo del abuelo se colocó sobre su verga con una mano la dirigió a su ano y se dejó caer - joder, abuelo, que buen rabo tienes, como entra, que profundo la siento.
- No te muevas. Déjala ahí dentro y solo estate pendiente de tus sensaciones. Échate sobre mi y abrázame. Vamos a quedarnos así, como si fuéramos un solo organismo y disfrutemos el uno del otro. Puede ser que me corra solo de la emoción de estar follando a mi nieto preferido.
Riqui sentía el calor del pecho de su abuelo en su pecho, sus manos ardientes en su espalda y el olor a su masaje de afeitar antiguo en su cuello, cuando sin darse cuenta casi empezó a besarle en el cuello a la altura de la oreja, como solía hacerle a Raquel cuando la porculeaba de esa manera solo que ahora era él el follado y saberlo le excitaba aún más. Fue besando, luego mordisqueando la oreja del abuelo, la mejilla hasta alcanzar la comisura de los labios. El abuelo los entreabrió a ver qué hacía el nieto y éste no se lo pensó, metió la lengua y entrelazando la con la de su abuelo y sin proponérselo comenzó la danza de caderas que culminó con la corrida en su culo.
- Nieto, me voy a correr, te voy a preñar - el abuelo se separó de la boca del nieto, y se lo dijo mirándole a los ojos en voz muy queda.
- Preñame abuelo, lo deseo y además - se detuvo, emitió un gemido y continuó entrecortadamente - me voy a correr yo también.
- Me has dejado helado, abuelo. Yo que estaba acojonado porque no quería ni imaginar cómo te ibas a tomar lo que quería contarte y resulta que yo soy un principiante a tu lado. Y supongo que esto viene de antiguo. Otra cosa. ¿Sabes? Me alegro de haberlo hecho. Estamos aquí los dos desnudos, sin complejos, sin culpa. Estoy encantado. Pero, ¿desde cuándo?
- Desde que era novio de tu abuela. ¡Que guapa era de joven! menudilla, vivaracha, con un carácter de sargento de la legión, pero dulce y tímida a la vez. Estaba muy enamorado. Pero, nieto mío, la polla parece que tiene vida propia y verás como empezó todo.
Tú abuela tenía un hermano pequeño, y tiene, no me consta que haya fallecido, Sergio se llama y vive en Australia. Le gustaban los deportes y cuando descubrió el surf se volvió loco por las olas enormes y se largó allí y allí se quedó.
Bueno, pues antes de eso. Cuando Sergio tenía quince años, yo tenía tu edad ahora, tu abuela vivía en una urbanización con club de tenis. Sergio siempre se quejaba que no tenía, a la hora que venía el autobús de su instituto, nadie con quien jugar. Yo siempre he jugado tenis así que me ofrecí a pasar bolas con él. Las pistas eran de esas que encienden focos echando monedas, de manera que muchos días, de noche ya bajábamos Sergio y yo a jugar. "Pero os ducháis abajo que los tíos lo dejáis todo perdido" nos decía la abuela. Fue el primer día que bajamos. Terminamos de jugar, Sergio era muy competitivo, y sudamos la gota gorda. Las duchas a esas horas estaban vacías y se accedía con código. Entramos y cada uno nos metimos en una cabina, de esas que no tienen puerta. Yo, como ves, no estoy mal dotado, y con diecinueve, sin esta grasa asquerosa que se acumula aquí en pubis, pues tres centímetros más larga. Con el relax y el agua caliente se me puso morcillona y en eso que Sergio se asomó para pedirme champú.
Sergio era un chaval simpatiquísimo, encantado de vivir y disfrutar de su vitalidad. Tenía unos ojos verdes que sonreian de forma permanente y esa sonrisa en su boca dejaba ver una hilera de dientes blancos ligeramente montados que le daban aspecto de travesura permanente.
Cuando asomó la cabeza en la cabina, como siempre sonriente, se fijó en mi verga y dijo "pedazo de rabo cuñado" y con el mayor desparpajo sacó la mano y le dio un manotazo. Me quedé mirándole como interrogandole algo que él interpretaría como permiso dado y me la cogió. Era agradable la forma en que lo hizo. Me empezó a crecer y endurecerse y él a masajear al principio lentamente y luego más rápido. Se metió definitivamente en la cabina y se agachó, levantó la vista, encontró la mía, me guiñó un ojo y me dijo "¿Un mamazo ya puestos, no?" y sin esperar más se la metió en la boca. Fue una mamada increíble. Parecía mentira que un chaval tan pequeño tuviese tanta destreza. Y lo que ya terminó de sorprenderme fue que me iba a correr, le avisé para que se apartase y me agarró por las cachas del culo y apretó. Me corrí en su boca y se lo tragó todo. Se levantó sin dejar de sonreír ni mirarme a los ojos y me dijo "sabes muy bien, que dulce" y sin mediar más palabra me beso como un profesional, de tal manera que lo que empezó como un roce de labios acabó como un beso tórrido, abrazándonos bajo la ducha caliente. Me volví a empalmar y me susurró al oído "Follame ahora" pero pudo mi responsabilidad y le contesté que otro día, que su hermana sospecharía si no me mostraba intenso con ella.
- Entonces - estalló en una risotada - te follabas a los hermanos. Eres un fenómeno abuelo. Y ahora te follas a tu nieto - se abalanzó sobre mi y me besó - ¡Te quiero, abuelo!

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