domingo, 10 de abril de 2022

RODAJE (VI)

 

Los dos chicos entraron en la mazmorra cuando Gary mordía los pezones de Leo con unas pinzas de las llamadas aligators, con dientes que se hundían en la delicada piel de las mamilas carnosas y congestionadas por los artilugios de vacío con los que su padre se los hacia crecer.
- Papá, macho, te babea el rabo una exageración - Cástor decía esto mientras se acercaba a recoger con la lengua una gota que se desprendía lentamente del capullo de su padre.
- No seas abusón Castor y déjame algo a mi - Polux se agachaba buscando el abundante precum del padre que su hermano intentaba monopolizar.
- Levantale las patas y cómele el ojal - Gary además de pinzar los pezones los retorcía provocando el Leo jadeos de placer y dolor.
- Los huevos, Gary o Castor o quien sea, los huevos, castiga sin piedad - Leo estaba fuera de sí, necesitaba castigo. 
Polux abandonó el ano que chupaba con fruición y se dirigió a una alacena que había en la mazmorra de la que sacó una maza de madera forrada de fieltro.
- Aparta hermano - Polux agarró las bolsas de su padre por el pedículo que las anclaba a la polla y apretó hasta confinarlas en el menor espacio de piel - ahora, vas a gozar papi, y tú Castor a saborear la leche de papá, espero que me dejes algo.
Con una cadencia lenta y golpes suaves, Polux empezó a golpear los testículos de su padre, grandes y de piel perfectamente depilada surcada por venas azules que a cada golpe se ingurgitaban más.
- ¡Síii! gracias, por favor, más fuerte - Leo estaba completamente desaforado, gritando por mayor dolor. Cástor ya no solo lamía su precum sino que acariciaba todo el capullo con la lengua y los labios - Gary, follate a Polux miéntras me tortura, ¡Follatelo!
Sin dejar de golpear ya con fuerza los testículos a su padre, Polux adoptó una posición cómoda para que Gary pudiera penetrarle. Gary aplicó algo de lubricante al ano de Polux, apuntó su capullo y de un único y perverso golpe de cadera le clavó todo el miembro a su ahijado. Polux emitió un grito ahogado.
- ¿Ha dolido, eh, hermanito? Que Gary tiene un pollón considerable.
- ¡Joder, Cástor! ha sido placer. Lo tienes que probar. ¡Que arte tiene este vejestorio! - dijo ésto sin dejar de torturar los huevos del padre.
- No aguanto más Gary, cariño, me voy a correr. Preña a Polux. Polux cuando acabe Gary quiero ver cómo preñas a Cástor - y en ese momento el capullo de Leo fue una fuente que se derramó en la boca de su hijo Cástor. Gary al verlo en dos emboladas tremendas terminó de correrse dentro de Polux. 
En cuánto Gary se retiró, Cástor se lanzó al ano de su hermano a recoger el premio que el padrino le había dejado dentro del cuerpo de Polux. En cuanto lo recogió busco la boca del hermano para compartirlo y a continuación le ofreció su culo como deseaba su padre. Polux folló a su hermano mientras Gary le acariciaba a Leo los pezones castigados por los dientes metálicos. Finalmente Polux avisó a su hermano que se corría y él inició la masturbación para correrse al tiempo. Gary no perdió la ocasión y se agachó a recoger el semen de Cástor.
Pasados unos minutos de recuperación general, Cástor empezó a reírse 
- ¿De que te ríes? - Leo frunció el entrecejo al preguntar temiéndose una broma típica de los gemelos.
- A ver si editas los que acaba de suceder o lo complementas, eso ya verás tú, todo lo que acaba de suceder. Cuando vinimos del control, dejamos todas las cámaras de la mazmorra encendidas. Va a salir una peli de lujo.
- ¡No, joder! ¿Que habéis hecho?
- Ni se te ocurra borrarlo papá - Polux con cara burlona esgrimía el mazo que aún tenía en la mano.
- Uff, hijo, ¡que bien manejas eso! Espero que ésta no sea la última vez. Me has dejado los huevos doloridos, pero qué gusto.
Salieron los cuatro del plato de mazmorra los cuatro desnudos alegres de haber tenido esa relación tan intensa y agradable.
- Papá, Bastian ¿te dejo el teléfono o la dirección? - Polux miró a su hermano guiñándole el ojo sin que Gary o su padre lo advirtieran - mientras Gary me follaba, por cierto Gary, tienes una polla prodigiosa y sobre todo ¡joder! que bien la manejas. A lo que iba, mientras gozaba por el culo de esa manera pensé en que me habría corrido antes si llega a entrar en acción Laura. ¡Me cago en la mar! que cuerpecito y que pezones tenía. Cástor y yo lo estábamos comentando. Bastian y Laura follando y cada uno de nosotros un ojal. ¡para morirse de gusto! Queremos ir a su casa.
- Estamos seguros - apostilló Cástor - que con los antecedentes de los dos se van a prestar a eso y mucho más - miró a Polux como poniendo los puntos sobre las ies - y al culo, me apunto, pero me muero por comerme ese coñito y luego follarmelo y para finalizar ver cómo Bastian le come el coño y se relame de mi polvo.
- ¿No habéis tenido suficiente que ya estáis pensando en la siguiente? - Leo, miró a sus hijos con cara de sorna - pues claro que dejó el teléfono, en el privado lo tengo, venga correr no vaya a ser que se escape.
Los hermanos salieron corriendo mientras reían felices de estar vivos, celebrando su vitalidad y fuerzas casi inextinguibles.

- ¿Bastian?
- Si. ¿Quién eres? Bueno, llamándome así tienes que ser alguien de la productora.
- Si. Pero directamente de la productora no. Hombre nuestro padre es Leonardo
- Ah, ya, ya. ¿quién eres, el que me la chupó o el otro?
- Ja,ja,ja. Si soy yo, Cástor. Mi hermano se quedó con las ganas. Te llamábamos por algo así. ¿Que tal una performance entre los tres y Laura?
- Joder, Cástor, ¿a quien amarga un dulce? Cuando me probaste, porque Laura se enceló y fue por mi, si no, tío, nos lo montamos allí mismo. Yo creo que sí cuando venga, que se fue a trabajar, nos ve a los tres tranquilitos y yo empiezo con ella, en cuanto se caliente, va a ser ella la que quiera un doble en mi culo. La pone cachondísima ver cómo me follan.
- Entonces, ¿podemos ir ahora?
- Venga, os espero. Mando la ubicación a este número.
Abrió la puerta Chano con una túnica blanca de hilo hasta los pies con una abertura desde el cuello hasta pubis que se cerraba con tres presillas de pasamanería. En cuanto abrió la puerta y vio a los dos pelirrojos idénticos vestidos con unas mallas moradas que les marcaban unos paquetes impresionantes. Unas lícras muy ajustadas lilas sin mangas para resaltar los hombros y muy cortas, para dejar al aire el ombligo. Llevaban una schetcher de calzado blancas con algo de plataforma. En cuanto Chano les puso la vista encima la tunica se le levantó a la altura genital. Polux con mucha naturalidad llevó su mano a la entrepierna de Chano y Cástor acercó su boca a la boca del chico. Pasado un par de segundos Chano se retiró del beso y apartó con delicadeza la mano a Polux.
- Chicos, pasar. Vamos a tranquilizarnos un poco. Como venga Laura y nos vea aunque solo sea un poco equívocos se iba a mosquear mucho. Dejar, como os dije, que llegue, salude y le toqué el coño delante de vosotros. Es muy exhibicionista y se va a derretir. Después de eso, lo que queráis.
¿Queréis tomar algo? Unos tequilas para ir entrando en calor y unas tostadas de alta graduación. Nos va a poner pero calentitos.
Mientras Chano iba por las copas Cástor le dio un codazo a su hermano.
- Te has empalmado mariconazo. Está buenísimo el cabrón, y con esa túnica moruna para follarsele sin desvestirle.
- Anda, que a ti te ha dejado frío - y al tiempo le agarraba con fuerza el paquete a través de la malla.
- Vaya, ya veo que habéis empezado a calentar motores - Chano guiñó un ojo a los gemelos mientras dejaba en la mesa las copas.
En ese momento sonó el timbre de la puerta
- Mira, ya está ahí Laura. Aunque, qué raro, ella siempre lleva sus llaves. Bueno se las habrá dejado - diciendo esto se dirigió a la puerta y justo al llegar volvió a sonar el timbre - ya voy, ya voy, impaciente - y abrió la puerta produciéndose un largo silencio.
Desde la sala en la que estaban los pelirrojos se escuchaban voces urgentes cuchicheadas. Los chicos se miraban interrogativos y escamados, preguntándose por lo que pasaba. Y de pronto aparecieron en la puerta Sebastián y un chico algo más mayor, de espaldas anchas, el pelo iniciando la retirada con unas entradas muy interesantes y la mirada turbia como una cienaga. 
- Hola, soy Ramiro - al tiempo que sin mover un músculo de la cara extendía la mano a los gemelos.
- Hola, yo soy Cástor y éste mi hermano pequeño, Polux. Y no nos digas lo de Climenestra, ya lo sabemos - dijo esto último acompañado de una sonora carcajada y luego se dirigió a Chano pero interrumpió Polux.
- Soy el pequeño por tres minutos y aunque te lo parezca no nos parecemos en nada - y siguió con otra carcajada.
- Éste Ramiro, ¿es el mismo Ramiro que nosotros conocemos? el que te partió el culete cuando eras un enano.
- Si, es éste - Chano estaba visiblemente apurado, como si le hubiesen pillado en falta - y no debería estar aquí - y dirigiéndose a Ramiro - porque le tengo dicho que a Laura le juré y perjuré que no tenía ya nada con él.
- Entonces, pedazo de maricón, estás con Laura pero tienes un querendón. ¡Que sinvergüenza! - Cástor se había levantado tras decir esto y le dió un abrazo viril, sin ninguna connotación sexual.
- Cuando salí de la casa de Ramiro y me fui al piso compartido, no sabía que me pasaba, estaba triste. Una tarde agobiado de todo fui a ver a Ramiro. Estaba en la casa con su padre, que me abrió la puerta. Se alegró mucho de verme y me dió un abrazo muy fuerte, estrechándose mucho contra mi, tanto, que le noté perfectamente su paquete. Me condujo hasta la habitación de Ramiro, que estaba estudiando, con una camiseta de basket y unos pantalones cortos amplios. Me senté en la cama y Ramiro se colocó delante de mí en su silla de estudio con las piernas exageradamente abiertas. No llevaba ropa interior y le veía los huevos peludos. 
- A él se le ha olvidado decir, que cuando salí de mi cuarto donde estaba estudiando, a mi padre se le había abierto el albornoz, que se acababa de duchar y el abrazo era ya algo más que una bienvenida. Salí del cuarto porque había escuchado la puerta y no sabía si mi padre podría haber salido, me había avisado que se iba a duchar y que estuviera pendiente. Estaba Chano abrazado a mi padre y mi padre a Chano y cuando deshicieron el abrazo la polla de mi padre estaba dura. Por cierto, Chano, nunca te lo pregunté, ¿Se la llegaste a coger con la mano?
- Bueno, bueno, bueno - los gemelos estaban emocionados y sus bultos eran ya una exageración - ¿Hubo tema, Chano?
Chano se les quedó mirando a los tres con semblante serio.
- Las cartas sobre la mesa. Mira Ramiro, me gustabas porque te veía como yo que tenía casi once y tú quince y me apetecía hacerlo con alguien así, joven.
Al segundo día de estar de acogida en tu casa, tu madre había salido a trabajar y tú estabas en el instituto. Tu padre me dijo que me duchase porque el día que llegué era por la tarde y no dio lugar. Me metí en la ducha y empecé y al poco entró tu padre a ver qué me frotase bien los sobacos, las orejas, rodillas, codos y todas esas partes. Yo tenía diez años y en otras casas nadie se había ocupado de mi con tanta solicitud. Abrió la mampara y me dijo que me frotaría por la espalda que yo no llegaba. Pero se salpicaba todo y se estaba mojando entero, así que me dijo que se iba a desnudar para meterse conmigo a ayudarme. Y así lo hizo. Primero la espalda, luego el culo, la raja del culo y ahí se entretuvo porque decía que ahí precisamente había que tener mucha higiene. Me masajeaba el ano hasta que me metió un dedo. Me quejé pero él me sujetó y me dijo que sólo había metido un dedo pequeño, que era normal que me molestase algo. Cuando me dio la vuelta para enjabonarme por delante, me quedé hipnotizado por el enorme trozo de carne dura que tenía entre las piernas. Me preguntó si me gustaba, que podía tocar para ver lo dura que estaba. Al principio con prevención y luego con mucha desenvoltura comencé a tocar. Me dijo que resbalase la mano arriba y abajo y cada vez se le ponía más dura.
- Entonces - Ramiro estaba asombrado - mi padre te trasteo, antes de hacerlo yo.
- Tu padre cada vez que nos quedábamos solos nos metíamos en la ducha al principio, porque luego ya directamente íbamos a su dormitorio. ¿Porqué crees que no te fue difícil clavarmela la primera vez y no me quejé?
Pero aquella primera vez la recuerdo como muy excitante. Fue la primera vez que vi salir semen proyectado contra mi pecho. Me encantó, de verdad.
- ¿Has seguido teniendo relaciones con mi padre? - Ramiro estaba indignado y apretaba las mandíbulas, cerrando los puños.
- ¿Celos? - Chano adoptó una postura sarcástica - me lo contó todo tu padre. Cuando empezó, ¿como lo consiguió? Al parecer la técnica de la limpieza corporal no solo le dió resultados conmigo. Solo que a ti, además, te volvía loco ir de pesca con tu padre y los amigos los fines de semana. 
- Eso es mentira - saltó como una pulga levantando la voz y los ojos rasos de lágrimas, mientras máscullaba - será cabrón, contarselo todo.
Cástor y Polux estában emocionados escuchando a los dos amigos pelearse por la lujuria del padre de uno.
- Bueno, venga. Tu Ramiro - Polux estaba en ascuas - mi hermano y yo no podemos quedarnos así. Que pasaba esos fines de semana - y continuó volviéndose a Cástor - al parecer no somos los únicos a los que un amigo de papá emociona con el desvelo de los misterios del sexo. Venga, Ramiro, no seas cabrón, explicate.
El chico se relajó, dejó caer los hombros, abatido y se dejó caer sobre una silla.
- Está bien. Os lo contaré.

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