miércoles, 27 de abril de 2022

DURA REALIDAD (I)

 

Acabando el curso, un cartel en el tablón de anuncios de la Escuela de Música de Javier, trastornó a las dos parejas. Anunciaba un concierto de tres días en Agosto en Niza, del dúo,  Piramo y Tisbe. Carolina y Cristina, en cuanto se enteraron no pararon de hablar de ello. Sus padres con algún esfuerzo y una que otra renuncia de vacaciones podían financiarlo, pero para Óscar y Javier, era un muro infranqueable.
- Javier, tío, por cuánto nos puede salir llegar a Niza y quedarse los tres días. Y además ¿tú crees que teniendo Montecarlo a tiro de piedra, las niñas no van a querer al menos ir un día a curiosear?
- Óscar, joder, ¿que hacemos? A mi no me cabe duda que Caro y Cris se van sin nosotros y allí fijo que nos las levantan.
- No creo, tío. Aunque, el mogollón de gente guapa, hierba, birra y la música. No se, no se, monjas desde luego no son.
- Hay que ponerse las pilas y a ver dónde robamos. Porque ¿Como cuanto puede costar eso? Javi.
- Yo que se. ¿Mil por barba?
- Y eso, yendo justito. Porque a ver cómo está la María allí. Yo me iría por los mil quinientos para no ir de pringaos.
- ¿En qué esquina ponemos el culo? - y nada más hablar se dio cuenta de lo que acababa de decir y se sintió arder las mejillas.
Óscar no dijo nada, se limitó a mirarse los zapatos y echarle el brazo por los hombros en actitud de solidaridad. 
- Joder, Óscar. Esto me va a perseguir toda la vida. Y..., no sé cómo decírtelo, tío.
- El qué. Decirme qué. ¿Tiene que ver con lo de las velas?
- Estoy agobiado Óscar. La última vez que follé con Caro, este finde, que le comenté lo de Niza, ella me enseñó un dildo con forma en lugar de la vela. Tío me cabreé de verdad. Yo estaba hecho a la vela y ya no me importaba. Formaba parte del decorado, como la cama, el lubricante o los pezones. Buff, Óscar, como mordisquea los pezones Carolina, me vuelve loco. Bueno, a lo que iba. Va la tía y me dice muy contenta: "mira" y me pone delante de las narices un pedazo de nabo negro de silicona, y sigue: "con este vas a flipar más que con la vela" y va y se la mete en la boca y empieza a mamarla. ¡Que mosqueo, joder! porque siempre está que si chuparmela no le va mucho y que si me he lavado antes de chuparla y va y se pone a chupar una negra de goma. Yo estaba que echaba humo y ella rápidamente se metió debajo, me lamió el capullo y antes de que me diese cuenta se la tenía dentro del coño y sin mediar palabra me apunta el consolador al ojete y en cuanto lo noté no fue ella, yo hice la fuerza para que me entrara. Y me entró y tal como me sentí dilatado empecé a correrme y ella enseguida me acompañó. Fue un orgasmo tremendo, pero necesitaba más y ella siguió moviéndose y entonces le dije que me lo metiese más y Uff, Óscar, yo no quería que fuese así pero volví a correrme, Caro también y al final me dió un calambrazo que partía de dentro del culo y recorría toda la polla estallando en el capullo. Era como otro orgasmo pero vagamente doloroso y prolongado. Cuando terminó quedé desfallecido, sin fuerzas. Carolina, me acariciaba y besaba por todos lados. Me dijo que el dildo formaba ya parte de nuestra pareja y me dijo algo que me dió escalofríos.
- No sigas. Ya se lo que te propuso. Ten cuidado o te ves con el culo petao pero con un tío enganchado al dildo y éste de carne.
- Lo estoy temiendo, tío. Pero eso yo no lo quiero, y si tengo que cortar con Caro, lo tendré que hacer.
- Pero espera, tengo que hacerte una pregunta.
- No quiero escuchar esa pregunta, Óscar. Ya me la he hecho yo y no he tenido cojones de respondermela. No quiero.
- Pero Javichi, antes o después te vas a estrellar contra ese interrogante. Los deseos y más en esa esfera no se pueden sumergir en un lago de conveniencia social. Cuanto más los hundes más empujan pugnando para salir a flote. Y siempre salen a flote en el momento más inoportuno.
- Ya lo sé pero cuando ocurra ese accidente veré cómo salgo o me recupero de él. Ahora importa saber de dónde sacamos pasta para lo de Niza.

- Javier, ¿puedes venir a casa ahora? - Óscar estaba muy excitado, muy urgente.
- ¿Que pasa, Óscar? - Javier estaba preocupado.
- Creo que se han acabado nuestros problemas, vamos a poder ir a Niza y a lo grande con las niñas. Vente para mi casa, rápido.
Por el camino Javier pensó en las cosas más disparatadas, ¿de donde podrían ellos sacar esa cantidad de pasta? No creía que le fuese a proponer algo de camelleo, porque con lo de su hermano mayor tenía ya de sobra, y de otra manera, de forma legal serían necesarios meses. Esperaría a ver.
Cuando Javier llegó a casa de Óscar, éste estaba emocionado. 
- Ya está Javi, ya lo tenemos - Óscar tomó por la muñeca a Javier y le condujo casi arrastras hasta su cuarto y una vez allí, cerró la puerta señalándole el ordenador.
- Mira
- ¿Que tengo que mirar? Una peli guarra, ya lo veo ¿y que?
Óscar pulsó la tecla ENTER y la pantalla cobró vida. Dos chicas impresionantes, desnudas, se acariciaban y besaban ante la mirada de un tipo con barba muy cuidada y perfectamente vestido con un smoking.
- Vale, qué
- Espera un momento
Y al instante apareció en pantalla, sobreimpreso un mensaje y en tipo aún mayor un número de teléfono.
- ¿Lo has leído? eh, ¿lo has leído?
- Espera que termine, tengo que traducirlo bien. Vale, ya. ¿Y qué pretendes? que nos presentemos a follar con una tía desconocida delante de unos tíos que graban. 
- Tío, te he visto el rabo duro y no tienes menos de 20 y yo tengo casi 20. Como herramienta de trabajo no vamos mal. Llamamos, concertamos la entrevista y si no damos la talla nos largamos. ¿Que podemos perder, media hora? Venga, joder Javichi, no seas rancio, a poco que se pague entre 300 y 500 y según se nos de podemos hacer varias sesiones de aquí a Agosto. Además, tú tienes una ventaja, que nadie tiene porqué saber. Tienes aguante, porque sin vela no te corres, así que, como llaman los comerciales, es tu ventaja competitiva. Nadie te va a ganar a no ser que te den por culo - Óscar se llevó la mano a la boca deseando que esas palabras no hubieran salido nunca de allí - perdona Javier, sabes que lo he dicho sin mala intención, perdona.
- Ya lo sé - se le ensombreció la cara - eres un buen amigo. Yo también he llegado a plantearme cuánto tiempo ha de pasar antes de que picado por la curiosidad ponga el culo en cualquier esquina. Y si sucede, te juro que tú serás el primer candidato, más que nada para que me lo afees y me hagas cambiar de opinión. Bueno, ¿vas a llamar?
- No, además es un email y piden foto y edad. ¿Le mando una foto de las nuestras, en la que salimos los dos?
- A ver - Javier se inclinó por detrás de Óscar que se afanaba sobre el teclado buscando la foto adecuada. Al fin dió con una, en la que estaban los dos, de las vacaciones pasadas, al borde de la piscina en cuclillas y Óscar le echaba el brazo a Javier por el hombro. Los dos sonrientes, muy favorecidos por el guiñó de ojos al que les obligaba la intensa luz de un mes de Julio al mediodía.
- Ésta te parece bien Javichi - Óscar utilizaba el diminutivo cuando se sentía optimista y cercano a su amigo. Javier ya se había dado cuenta que cuando le llamaba así es que estaba feliz.
- Me parece perfecta. Hombre, yo estoy más guapo que tú, que quieres que te diga.
- Eres un cabrón y un mentiroso - y con esa frase sobre todo cariñosa, Óscar pulsaba la tecla SEND de su teclado.
- Bueno, tío, me tengo que ir, tenemos los finales y me tengo que estudiar a Cui para historia de la Música, que seguro que algo sale.
Mientras volvía paseando lentamente para su casa Javier pensando en que cantidad de verdad tendría lo que le dijo a su amigo. ¿Realmente lo que dijo tenía algo de cierto? Visualizó la imagen de Óscar montado sobre su espalda y quiso sentir la puñalada del cuerpo de su amigo, contra él parecida a la que le causaba Carolina cuando le sodomizaba en pleno polvo con vela, dildo o dedos. Y queriendo visualizarlo se asustó; estaba teniendo una erección brutal y que no conseguía cohibir. Intentó quitárselo de la cabeza y cuanto más esfuerzo ponía era peor hasta que el teléfono vino en su ayuda. 
- Javier, Javi, tío, vente para mi casa, ya. Que nos han contestado al mail que acabamos de poner. Que nos citan esta tarde a las cinco en un dirección que dan. Es un polígono de las afueras, una nave.
- Será un estudio de grabación.
- Solo pone que es imprescindible el carné.
- Claro, claro, no querrán líos de menores.
- ¿Que te pasa, Javi? te noto muy apagado. ¿No te hace ilu?
- Si tío, pero tenía la cabeza en otro lado; el examen de historia y eso y me ha pillado de sopetón.
- Pero, ¿Vas a venir, no?
- Claro, Óscar, en cuanto acabe de comer y me adecente un poco salgo para tu casa.
- Venga, te espero. ¡Joder, tío, que suerte! Hasta luego.

Esperando el bus que les llevara al polígono de la dirección que les dieron Javier se mostraba nervioso, como huidizo y Óscar se dió cuenta. Óscar le dió un codazo cariñoso intentando sacarle de su ensoñación disgustada.
- Venga tío, joder, espabila, que vamos a hacernos ricos y encima a pasarlo de puta madre. ¡Vamos a follar tío, y encima a cobrar!
- Óscar, hay algo que me preocupa y te lo tengo que contar. Todo se desarrolla muy deprisa. Mientras caminaba tuve un empalme brutal y eso no sería malo, lo malo es porqué tuve el empalme.
- Espera, ahí viene el bus. Vamos.
Javier calló al montar en el autobús y Óscar lo dejó pasar. No quería ni escuchar ni aventurar siquiera como mínima posibilidad lo que suponía aquello. Solo poder escucharlo de la boca de su amigo le provocaba vértigo. Temía que Javier quisiera continuar contándole lo que él ya suponía que le iba a decir. Javier por su parte, sentado a su lado quería continuar, soltar esa presión que le atormentaba. No se podía quitar de la cabeza esa imagen que le producía miedo, dolor y asco de alguna forma, pero también un placer oscuro e intenso como si un inmenso imán le atrayese. Pero no tuvo valor para abrirse a su amigo con esa confesión que le atormentaba y avergonzaba. De manera que se calló la boca y prefirió dejarlo para otro momento. Quizá fornicando delante de las cámaras pudiera librarse de ese peso que le atormentaba. 
El autobús se detuvo de pronto en una zona de naves industriales y el conductor anunció fin de trayecto.
Óscar se orientó con celeridad y en menos de cinco minutos llegaron a una nave con una puerta pequeña con un timbre y una cámara en el dintel. El resto de la fachada era una puerta de las de nave industrial que ocupaba toda la fachada como si por ella tuviera que salir o entrar un trasatlántico. Antes de llegar a poder pulsar el timbre la puerta se abrió, entraron a una habitación vacía con cámaras en los cuatro puntos cardinales y otra puerta cerrada. Había unas perchas en una de las paredes. Óscar y Javier se quedaron descolocados durante un buen momento porque la puerta por la que habían entrado se cerró, pero no había tirador o pestillo para poder volver a abrirla.
- Javier, me estoy acojonando. ¿Donde coño nos hemos metido?
Y antes de que Javier pudiera abonar lo que Óscar decía, una voz en off les medio tranquilizó.
# ¿Sois Javier y Óscar? Por la hora más que nada. Perdonad el punto chungo de dejaros encerrados en la esclusa. Seguridad, como comprenderéis. Os abro ya. Dejad en las perchas lo que os estorbe, si queréis. Hasta las seis no viene nadie más. Aquí dentro es que hace calor; se trabaja ligero de ropa. Comprendéis. Luego aquí dentro hay taquillas para cuando os desnudeis si llegamos a ese punto #
La puerta de la habitación se abrió con un chasquido y entraron a un despacho amplio con un sofá un par de sillones, mesa y sillón de mesa de despacho. Había una mesita auxiliar con bebidas y una pequeña nevera. Del sillón de la mesa se levantó un hombre regordete de múltiples anillos en las manos, ni alto ni bajo, sonriente y acogedor.
- Venga, pasad. Yo soy Ramón - les tendió la mano muy empatico y la estrechó.
A Javier que le apretase la mano al saludar le desvaneció muchas dudas. Solía ser gente que iba por derecho.
- Bueno, muchachos, lo primero es lo primero. Los carnés. No quiero líos, aunque me encanten, todo hay que decirlo.
Óscar y Javier entregaron los carnés, Ramón los comprobó y se los devolvió.
- Bien, todo correcto. Venga, sentaros en el sofá y empecemos. Casados, hijos, delitos, enfermedades. Venga.
- Solteros y nada de nada de lo demás. Los dos tenemos novia, la mía es Cristina.
- Y la mía Carolina. Yo estudio Música, estudios superiores.
- Y yo, ingeniería eléctrica - dijo riendo Óscar - si dentro de tres años necesita algo y no doy la talla como follador - y terminó con una sonora carcajada.
- Pues venga. ¿Necesitáis alguna película para animaros? Necesito ver la herramienta, como comprenderéis. Empezar a desnudarse y os voy poniendo algo. ¿Straigh, bi o gay?
- Hetero, claro - contestó Óscar, cargado de razón.
- Un trío en la peli ¿Va bien?
- Claro, claro - dijo Javier como ausente, pensativo, como si se sintiese obligado a contestar así.
Comenzaron a desnudarse con cierto pudor. Javier se mostraba remiso a despojarse de la ropa interior. Óscar antes de sacarse el slip miró a Javier como justificándose por quedarse desnudo. Javier seguía amasandose el paquete con las manos metidas por dentro del elástico hasta que Ramón le urgió a terminar.
- ¡Javier! ¿tu eres Javier? muchacho, ¿que tienes ahí dentro que tanto te cuesta enseñar?
- Javi, mira, no pasa nada. Enséñanos el mandao, que lo tienes muy bonito.
- ¡Ah! tenéis un rollete los dos - Ramón parecía estar encantado.
- ¡Que no, joder! - Javier protestó mientras se quitaba con celeridad el calzoncillo dejando a la vista el pene de buen tamaño, sin estar erecto pero con cuerpo.
- Lo ves chaval, no era tan difícil. Venga, ahora sentaros en el sofá, mirar la pantalla, calentaros y a machacarse el rabo. Hasta correrse. Alguna vez os habréis pajeado juntos, ¿no?
- Si - Óscar recordó el finde que las niñas les dejaron solos.
- Pero..., - Ramón puso cara de complicidad.
- ¡De eso nada! - Javier pegó un bote como impulsado por un resorte - ningún tío me ha tocado el rabo.
- Vale, vale, hombre, no te sulfures - Ramón se levantó del sillón con las manos por delante intentando calmar a Javier.
- Venga, tío, siéntate - Óscar estaba conciliador - hazte el pajote y listo.
Javier miró a su amigo y abrió los ojos apretando exageradamente los labios. Óscar se dió cuenta enseguida del problema de Javier. Dio un par de palmadas en el asiento del sofá instando a su amigo a sentarse.
# Ramón, por favor, puedes bajar al set de grabación uno - la voz en off reclamaba arreglo para un problema de rodaje #
- Perdonarme un momento. Hay que apagar un fuego. Enseguida vuelvo. No vayáis a correros sin que yo vea la eyaculación. Es importante que podáis ser lecheros.
- Me voy a ir, Óscar - Javier empezó a recoger su ropa - no voy a poder correrme sin algo en el culo.
- Joder, Javier. Tenemos que ser los dos. Mira, haz esto. Cogete los huevos cuando te la estés currando y extiende los dedos hasta el ojete e intenta metertelos a ver si estimulando algo llegas a correrte.
- Bueno chicos ya estoy aquí - Ramón venía de buen humor - una chica que firmó swalow y ahora viene con que le da arcadas. Pues que se joda y actúe. Venga a lo nuestro. A pajearse. A ver. Al tajo. No os quedéis tan separados. Juntaros más.
Óscar y Javier se miraron y sin mucha convicción se acercaron hasta que sus rodillas se tocaron. Volvieron a mirarse a los ojos y empezaron a masturbarse. Javier se cogió los huevos y se tocó el ano. Ramón llevaba tiempo en el negocio y sabía latín y no se le pasó por alto la maniobra de Javier. Abrió un cajón, sacó un estimulador de próstata y lo tiró al sofá.
- Anda chaval, colócate esto. No eres el primero, ni serás el último. No pasa nada. La próstata en los hombres es fuente de placer, pero no es de fácil acceso. Intentar darse gusto no es malo. No te tortures. Y tú, Óscar, quieres otro.
- No, no. A mí no me ha hecho falta nunca.
- ¿Y nunca le has echado una mano a tu amigo? Un estimulador es algo frío. Cuanto mejor no sería sentir a un amigo, ¿no crees?
- Pero, pero, yo no soy maricón, ni Javier tampoco, tiene una novia a la que adora y tienen sexo cada vez que pueden.
- Y te mete, ¿Qué? una vela, las profesionales lo usan a menudo, un dildo realistico, un vibrador. ¿Te lo mete, no?
Javier avergonzado sin dejar de mirar al suelo asentía con la cabeza. Óscar se acercó aún más a su amigo y le rodeó el cuello atrayendole a su pecho. Javier empezó a llorar.
- Cual es la diferencia entre un trozo de silicona y otro de carne. Os queréis, se ve a legua. Estáis desnudos, aprovechad ahora. Si lo podéis hacer la remuneración sería mucho mayor. Los tríos bi se venden muy, muy bien. ¿Os habéis chupado la polla alguna vez?
Se miraron a la cara los dos con extrañeza y al unísono dijeron que no.
- Pues este es tan buen momento como cualquier otro para comportarse como adultos no como niños pequeños llenos de prejuicios. Ah, y esto es solo un trabajo un negocio para mí, para ganar pasta, y no es fácil, no siempre se tienen ganas de follar. Probar chicos. Nadie se va a enterar. Si es imposible, no pasa nada y nadie se va a enterar.
Javier estaba inclinado sobre el pecho de Óscar que le consolaba y se dejó caer sobre su regazo. El capullo de Óscar tocó los labios de Javier que los abrió casi sin proponérselo y acogió el pene de Óscar en su boca. La reacción de Óscar fue intentar minimizar el roce con su amigo, que se restringiese a polla en boca. Levantó los brazos por encima de su cabeza, que echó hacia atrás como intentando alejarse de lo que estaba sucediendo, quería ser ajeno a aquel accidente. Tenía los ojos cerrados y gesto en la cara de recibir inminentemente un duro y desagradable golpe. Javier inició la felación reprimiendo el asco que le producía y la especie de afrenta que suponía hacerlo a un amigo. Cuando entró en su boca el capullo de Óscar, Javier instintivamente hizo descender la lengua hasta confinarla en el suelo de la boca. La producción de saliva de forma refleja como ante cualquier cosa que entra en la boca hizo que al tragarla la lengua rozase el frenillo de su amigo. La realidad se impuso. No sabía a nada, no era un tacto repulsivo y al ajustarse la forma del capullo a la bóveda palatina daba la impresión de que su forma estuviese hecha para que se acomodase en una boca. Una vez acunado el trozo de pene dentro de la boca sin ninguna salvaguarda en cuanto a degustación, Javier se sorprendió haciendo entrar y salir de su boca la verga de Óscar como si se tratase de una biela que entra y sale del cilindro. La continuación fue natural. A medida que el calor, dureza elástica y la humedad se combinaban Javier intentó que llegase más profundo hasta rozar la campanilla provocando la náusea. Lejos de retirarse Javier sin saber porqué vericuetos reinterpretó esa náusea como algo erótico y se lo provocó otra vez, reprimiendo el reflejo una vez más. Unido a esa náusea se empezó a producir una saliva espesa o mucosidad clara muy lubricante en gran cantidad que desbordaba la boca de Javier. Ninguno de los que presenciaban fue ajeno a ello. Óscar se sintió muy excitado y empezó unos movimientos suaves de coito y Ramón aplaudió como si se encontrase en una performance.
- Bien, bien chicos, seguir así. Bien.
Óscar sintió que aparecía el orgasmo e intentó apartar la cabeza de Javier que estaba aferrado a una actividad que mantenía su pene a punto de estallar y destilando flujo por la punta.
- Javier, Javier, Javier, joder que me voy a correr en tu boca.
Javier sin soltar su bocado afirmó con la cabeza y Óscar se relajó y empezó a eyacular. El semen mezclado con la saliva lubricante se salía por las comisuras de la boca de Javier, pero él seguía acariciando el frenillo de Óscar con la lengua sin consentir que se la sacase de la boca.
Finalmente, cuando la verga de Óscar se fue desinflando, Javier la dejó salir de la boca y con el semen resbalandole por los labios se quedó mirando fijamente a su amigo que le miraba a él con una mezcla de extrañeza, agradecimiento y compasión. Y entonces sin saber a qué obedecía aquello, Óscar se inclinó sobre su amigo y le besó los labios rebosantes de su propio semen.
Ramón aplaudía dando pequeños saltos de alegría desbordada.
- Bien, bien y bien. Ha sido increíble. La primera vez en mi vida de porno que veo algo así en gente hetero. Aunque claro, ahora deberíais plantearos vuestros gustos. Tú, niño, no te has corrido. Métete el estimulador y pajeate que yo te vea también y tu amigo, claro.
- Yo me voy ya - Óscar estaba serio, como cariacontecido - me he corrido y solo tengo ganas de irme. Que se quede él, a ver.
- Yo no necesito correrme - Javier estaba muy serio también. Se limpió el semen de la cara y la boca y escupió en una toalla varias veces - y además tengo cosas que hacer. Me voy también.
- Bueno chicos que os parece el trío bi la semana que viene con una actriz de nuestro elenco. Está muy bien y tiene un culo muy generoso y muy simpática.
- Te llamaremos - dijo Óscar sin dejar de vestirse y sin mirarle - estamos en finales y hay mucho que estudiar. Y encima, como podrás entender, tenemos que digerir alguna que otra cosa que ha sucedido aquí ésta tarde.
- Venga, vale chicos. Pero no os comáis mucho la breva que os haga tomar malas decisiones. Sois una pareja como un diamante en bruto. Hay mucha pasta a ganar. Yo también, no voy a negarlo, es mi negocio, pero vosotros, tal como os he visto actuar, con un par de retoques en actitud, al estrellato porno, y quién sabe si más allá. Sois muy guapos los dos y cuerpos diez.
- Bien, gracias Ramón. Me voy - Óscar no quería incluir a Javier
- Y yo con él. Nos vamos los dos. Ya te llamaremos.
- Tomar, chicos un billete de cien para cada uno, os lo habéis ganado. Tomarlo como un adelanto de lo que ganareis la semana que viene con el trío.
Óscar y Javier tomaron sus billetes, dieron las gracias y se fueron. Llegaron a la parada del bus y allí estaba esperando a que diese la hora para salir. Se subieron y se sentaron uno junto al otro. Sin hablar. Fue Javier el que inició la conversa cuando el vehículo se puso en marcha.
- Óscar. Esto hay que hablarlo.
- Ahora no puedo. Lo siento.
A la siguiente parada, Óscar se levantó para bajarse.
- Faltan dos paradas para la tuya, Óscar.
- Ya, pero tengo ganas de caminar.
- Te acompaño.
- No Javier, por favor, necesito estar solo. Tengo un lío demasiado grande en la cabeza y no sé cómo le vamos a decir esto a las chicas. Solo pensar que Cris pueda dejarme me dan ganas de tirarme a las ruedas de este autobús. No me llames. Yo te llamaré. Necesito aire.
El autobús se detuvo y Óscar se perdió en la acera caminando en sentido contrario.




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