miércoles, 18 de marzo de 2020

RECUERDOS II - UN MAL TRAGO


El examen de Micro al final al Rodríguez (el catedrático) le dio por hacerlo tipo test con opción de oral quien quisiera optar a matricula.
En la anteaula donde se celebraba el examen oral volvi a ver a Raúl. Hacía tres días del episodio de la película del negro. Se hartó de llamarme y yo solo quería olvidarlo todo. Lucía me lo notó. Lo solventé echándole las culpas a la Micro, pero ella no era tonta:
- A ti los exámenes nunca te habían hecho tanta mella. Te estarás haciendo viejo. ¿Raúl está también así?
Y yo callaba sin saber qué contestar y sin querer meter la pata.
- Alex, joder, ¿no vas a volver a hablarme?
Lucía estaba como nosotros esperando para entrar al examen.
- Ahora, no Raúl - le contesté con contenida irritación, mascullando las palabras.
En ese momento el bedel llamó a Lucía. Me dio un beso le deseé suerte y se perdió tras la puerta del aula.
Y en cuanto se cerró la puerta Raúl me agarró del brazo no sin cierta violencia y se encaró conmigo.
- ¿Que pasa, que el único que se corrió fui yo? - estaba muy irritado - si no quieres volver a mirarme, me importa un carajo, pero no me des la callada por respuesta, me das una ostia me mandas a la mierda, pero, joder, Alex, que hemos pasado muy buenos ratos, tío y por..., por... - le rebosaron los ojos de lágrimas y se me encogió el corazón.
El examen fue bien, pero me equivoqué de coagulasa en el estafilococo, una chorrada, y me dejaron sin matricula. De todas formas el Rodriguez era un cabrón engreido y justiciero.
Fui el último en examinarme y para cuando salí ya Lucía y Raúl habían quedado con Ainara, su novia, para salir esa noche a celebrar.
Debí poner cara de sorpresa cuando Lucía me lo dijo, porque me frunció el entrecejo. Quedamos en un italiano para luego ir a tomar algo, Raúl se fue con Ainara y yo acompañé a Lucía a su casa.
- Oye Alex, a ti te ha pasado algo con Raúl ¿a que si? hijo has estado de frío con él, cuando sois uña y carne. Le he preguntado a él y me ha dicho que chorradas de tíos.
- Eso, gilipolleces, roces tontos. Estabamos ya muy cansados de Micro y perdimos los nervios. Nada que no se arregle con unos vinos y unas risas. De todas formas Lucía, hay que ver el chiste que te hace a ti la parejita de Raúl y Ainara.
- Ainara - me contestó con cierto tono molesto - en muy buena niña y nos llevamos bien, y está coladita por Raúl, y me llevo bien, ya está.
Quise dejarlo ahí y no seguir. El caso es que estaba molesto por tener que salir y tener cerca a Raúl, me incomodaba de alguna manera y no conseguía averiguar porqué.
(Yo no lo sabía aún, pero esa espina irritativa en mi alma que me hacia rechazar la presencia de mi amigo no era más que una forma de querer estar con él y no poder permitirmelo)
No sabía como iba yo a reacciónar por la noche, y para colmo el cabreo de la matricula perdida. Lo cierto es que no se me caía de la cabeza la noche aquella. ¿Como no supe revelarme, como no me di cuenta de lo que perseguía Raúl? Pero siendo sincero conmigo mismo no podía por menos que reconocer que fue el mejor y más intenso orgasmo que nunca hubiera tenido, pero por nada lo repetiría. ¿o si?, y esa duda me hacia sufrir de una forma insoportable.
A pesar de mi determinación no terminaba de sofocar aquel ardor que con tanta maestría supo meter a arder Raúl. Cuando recordaba aquel instante gamberro total para intentar desactivarlo no podía soslayar un deseo fugaz e intensisimo que me martilleaba cada vez que evocaba la imagen. Pensé cuando note que el orgasmo se apropiaba de mi voluntad en los labios de Raúl y eso me perturbaba y mucho. Intentaba reprimirlo y cuanto más interés ponia en el empeño más necesidad tenía de besarle. Y me odiaba. Cuando vi en la anteaula a Raúl lo primero en que se fijo mi vista fue en sus labios, rojo intenso, brillantes y carnosos. Me habría arrancado lo ojos de rabia.
Pasé la tarde imaginando mil formas, mil excusas para no ir a la cita y cuanto más plausible la encontraba mas rabia me daba por haber dado con ella. Finalmente me llamó Lucía a preguntarme si estaba ya listo (¿ready? me preguntaba y eso me deshacía, ese acento de Kensington de cuando vivió con su tía abuela, abatía cualquier defensa que yo pudiera oponer, y ella lo sabia).
- Vestirme, cariño. Te voy a buscar en quince minutos.
- Te espero.
Mientras me duchaba a toda prisa y me enjabonaba la entrepierna entró como un vendaval en mi imaginación la mano de Raúl acariciandome. Casi sin aclarar me salí de la ducha. Me vestí a toda prisa y fui en busca de Lucía.
Estaba ya en el portal de su casa esperando con cierta cara de impaciencia.
- Hemos quedado a tomar unas cañas en la cerveceria Alemana antes de ir a cenar. Deben estar esperandonos ya allí.
- ¿Ni un beso me das, descastada?
Un beso fugaz en los labios, su olor y la mantecosidad de su pintalabios hizo que mi sexo respingase.
- Esta noche -susurré en su oido - daré justa respuesta a este beso.  Te comería aquí mismo.
- Anda, salido, venga. Vamos.
Cuando llegamos a la cerveceria, nos estaban esperando en la barra muy animados, Ainara, Raúl y un chico al que no conocía.
- Mira Alex, Sebastian, mi primo francés, hablale despacio y entiende, mucho no habla aún, mi tía, la de Brest casi no le habla en español. Vino ayer de sorpresa. Nos llevamos muy bien, ¿verdad Sebas?
El chico sonrió cortado dejando enrojecer un poco las mejillas y se acercó a mi, yo le tendí la mano y el se acercó y me plantó un beso en la mejilla.
- No te cortes Alex, - me dijo Raúl ante mi frunce de ceño - es su costumbre, no quiere decir nada más que un saludo inocente.
El chico le preguntó a Raúl algo en un francés muy cerrado como sorprendido y él le contestó con una frase corta en francés tambien que si traducí y decía: "no ha entendido esa forma de saludo". Yo, cortado le dija atropelladamente que lo sentía, sin saber exactamente que sentía y Sebastian se relajó exhibiendo una sonrisa como de compromiso. El vocalizó perfectamente un "d'acord" poniendo su dedo pulgar con el puño cerrado hacia arriba y guiñandome el ojo. Ese gesto, tenía algo como de complice que me intrigaba y a la vez me incomodaba. Lo deje pasar y el camarero trajo otra ronda de jarras de cerveza.
Seguimos animadamente conversando principalmente sobre el examen de Micro mientras seguiamos bebiendo.
Sebastian no bebia mas que refresco, Raúl nos dijo que acababa de terminar el Bac. y le quedaban pocos meses para los 18 y el tenía muy interiorizado lo de no beber alcohol hasta cumplir la mayoria de edad.
- Bueno chicos - dijo Lucía al tiempo que daba una palmada - que en lugar de cenar vamos a desayunar, a levantar el campo.
- Una meadita, que van ya tres cervezas - dijo Raúl con cierto tono alcohólico y sonrisa bobalicona, al tiempo que se dirigía a Alex - venga, acompañame, que picha española no mea sola - y soltó una risotada.
Echó el brazo por el hombro de Alex y se dirigieron al vater.
Raúl se empezó a desabrochar el vaquero frente al urinario y Alex con cierta prevencion tuvo que colocarse en el único urinario que quedaba.
- Venga joder, tío que no te voy a violar, mea de una puta vez
Alex se puso a orinar y Raúl se le quedó mirando.
- Nunca te lo habrías imaginado, ¿a que no?
A Alex se le cortó el chorro.
- No quiero volver a hablar de eso - muy cortante.
- Pero te gustó ¿eh, cabrón? tengo buen coño. ¿Te acuerdas de aquel profe de historia del COU? como le llamabamos..., si hombre
- El verga - contestó Alex condescendiente - por el pedazo de paquete que tenía.
- Pues ese, y nunca te explicaste como conseguí aprobar la asignatura. Pues eso.
Alex se sacudió la última gota  y palideció. Se abrochó el pantalón  y se volvió a Raúl.
- Aquel aprobado providencial fue ¿a cambio de tu culo?
- Bueno..., el culo después de unos cuantas semanas de pajas y mamadas. Joder, que grande la tiene y se empeñaba en hacerme vomitar, hasta que una de las veces me dio la vuelta y me la clavó. Me partió el culo. No creo que nada en el mundo pueda doler tanto. A los sesenta segundos de dolor fue cediendo y noté que me empalmaba, entonces el muy cabron empezó a darme pellizquitos en los pezones y se corrió y sin sacarmela me dijo que me corriera yo. Cuando le dije que hacia rato que me habia corrido, me soltó: "ya estás hecho todo un profesional, podrias ganarte la vida con ese culo. La siguiente vez el dolor será ya solo un mal recuerdo. A partir de ahora no sabrás vivir sin dar de comer a tu culete" y el cabrón se hartó de reir.
- Mira, crei que te conocía y no es verdad. No me sigas contando, no me interesa - guardó un silencio y mientras salian del vater, comido por la curiosidad preguntó - ¿han habido más después?
- Menos mal - reprochó Lucía - ya creía que os habíais ido por el husillo.
Ainara se quedo mirado a los dos con una sonrisa intrigante
- Ya está bien - le dijo muy cortante a Raúl.
- Venga Ainara, no te cabrees, ha sido una larga y calida meada - y soltó una risotada.
- No tienes tu guasa, maricón - y le dio un beso en la boca apresurado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario