jueves, 12 de mayo de 2022

DURA REALIDAD (III)

 

Una semana después del incidente del MERAH, la escuela, Conservatorio, de Javier recibía para la inauguración del curso a Anna Sostainikova una solista de piano que debutó con un concierto de Bethoven a los nueve años. Era una concertista de las que se dan una cada milenio. Les deleitó con el concierto n°2 para piano y orquesta op. 18 de Rachmaninoff. Ese concierto fue la causa de que Javier decidiera elegir piano como instrumento para graduarse. Fue atacar Anna con el primer acorde intenso, solemne y doloroso para que Javier sintiera un nudo en la garganta y durante toda la ejecución no pudiera dejar de llorar. Cerraba los ojos y fundía en su cabeza el llanto cohibido de Óscar una semana antes al verlo por última vez en su vida y el sonido quejumbroso y desgarrado del concierto conducido por el director de la escuela, renombrado director de orquesta, Iván Merk van Mallinois, de origen luxemburgués.
Aquella partitura quedaría grabada en sus meninges de por vida. Solo la tocaba cuando la tristeza mordía con intención de hacer daño en su corazón, y en momentos estelares en que cerraba los ojos desde la clave de inicio hasta el punto final. En muchas reseñas de conciertos algún crítico se hizo eco de que Javier, un auténtico maestro, solamente al interpretar ese concierto lo hacía sin despegar los párpados una sola vez. Se fundía con el instrumento, aunque él mientras interpretaba la pieza acariciando el marfil y el ébano en realidad acariciaba cada centímetro de piel de Óscar. Solo algún director se percató de cómo Javier lloraba mansamente mientras tocaba sin que pareciese que otra razón del llanto no fuera más que la música. Cada concierto era una danza eterna con su amor.

- ¿Pero es que el carajote ese es incapaz de hablar, que tiene que irse llorando? - Isidro estaba escandalizado de la actitud de Óscar.
- Es solo un cobarde, renunciando a la felicidad únicamente porque se encuentra al otro lado del abismo y no se cree que tiene alas para volar suavemente hasta la otra orilla, donde el nirvana le espera. Ahora, ya - Javier dijo esto entristecido - dedicará su vida a irse arrancando las alas de su libertad para eliminar toda posibilidad de alcanzar el paraíso. Pero le quiero Isidro. Y sé que seré incapaz de olvidarle.
- Todo lo cura el tiempo y mientras tanto entrégate a tu otro amor, la música y no desesperes. Sabes que siempre estaré aquí para tí, y no creas que soy desinteresado, disfrutaría realmente de un buen polvo contigo - sonrió abiertamente mientras hacía el signo de ok con los pulgares - pero que conste que no renunció a un polvo. Nunca seré Óscar pero también tengo mi arte.
- Muchas gracias Isidro. Me voy ya. A ver si reúno fuerzas para seguir. No creas que estoy destrozado por mí, que también. Me duele infinitamente más saber que Óscar está ahora mismo pasando un calvario. Y no hay forma de que yo pueda ayudarle. Además tengo que hablar con Carolina. En fin...
Dando un paseo cansino hasta su casa Javier iba pensando en la mejor manera de decirle a su novia que debían despedirse, acabar la relación porque estaba enamorado de su mejor amigo aunque Óscar no correspondiese. Precisamente esa reunión le había despejado cualquier duda o salvaguarda. Lo había sentido muy claro, amaba a su amigo y en ese amor se incluía el sexo, porque era incapaz de expresar todo el amor que sentía por él si no era mediante contacto íntimo y gestos acompañantes. Hablando en plata, lo único que le apetecía y deseaba era follar con Óscar, ser follado por él más exactamente. ¿Como se lo tomaría? muy mal y a Javier le dolía el daño que iba a infringirle pero no podía seguir con la pantomima de tener sexo con ella, cuando el que habitaba su cabeza era él.
- Carolina, tenemos que hablar. Ya.
- Es tarde, Javier. ¿has mirado la hora? - la chica intentaba quitarle las ganas a Javier sin mucha convicción - bueno, venga, va, dime.
- No me gustaría que fuese por teléfono. Preferiría que quedásemos mañana.
- Para decirme ¿qué? que has dejado de tener novia para tener novio. No me pilla de sorpresa no creo que a Cristina le cause un sofocón.
- Te equivocas. Óscar no tiene nada que ver. De hecho estoy coladisimo con él, pero él conmigo nada de nada. Hemos suspendido nuestra amistad, porque si, yo le querría como novio, pero Óscar tiene una novia a la que adora. El problema es mío y solo mío. ¿Que tener a Óscar cerca me ha aclarado ideas? completamente. Lo hemos dejado todo bien claro. Bueno, vamos a quedar mañana para hablarlo.
- ¡Ah! que hay más cosas. Porqué lo de que eres gay ya lo has dejado claro y otro tema, ya, entre tu y yo...
- Pero, Carolina, yo quiero que quedemos como amigos. Ha sido mucho tiempo juntos y entre nosotros quiero creer que ha habido algo más que sexo.
- Al menos me queda la satisfacción de haberte ayudado a salir del armario porque lo de la vela siempre me dio miedo que pudiera llevarte por otro camino. Como así ha sido.
- Entonces, ¿quedamos?
- Más adelante. Ahora, no sé qué haría si te tuviera delante. Tengo que tragarme este sapo. Adiós Javier.
No le dejó ni rechistar. Colgó y cuando quiso repetir la llamada, Carolina ya comunicaba. Le inundó una tristeza enorme y se sintió desgraciado y solo. Y así sin poder dejar de llorar se quedó dormido.
A las dos de la madrugada sonó su teléfono.
- Javier, soy Isi. Estaba preocupando, ¿como estás? Vente a tomar algo aquí al MERAH. ¿hablaste con tu novia?
- Si, Isidro, he hablado, se lo he contado todo y me he quedado dormido llorando.
- Salgo ahora del curro. Vente y nos corremos una juerga. Venga tío, inaugura tu nuevo estado. ¿Te espero?
- Ya estoy allí.
Isidro estaba en la puerta del local.
- Vamos al ERESO, es rompedor. Imagino que no lo conocerás, pero es el local ideal para alguien que tiene que arrancarse del alma algún que otro parásito.
- ¿ERESO? no lo había oído en mi vida. ¿Y que significa?
- Es la localidad de Lesbos donde nació Safo. ¿Te imaginas de que va? 
Está en una callejuela del centro. Un sitio magnifico de vicio y libertad encadenada al sexo. Putas, chaperos, camellos y gente de mal vivir, con el naufragio pintado en la pupilas y ruinas de lo que fueron palacios de carne. A mí me excita. En una de esas calles me desvirgaron un par de borrachos cuando tenía trece años, que me escapé de casa cuando mi madre me pilló una foto de Austin Young, con esa pinta de crío que tenía, follado por un oso tremendo. Me dijo que castigado y que decidiría mi padre cuando volviera (mi padre era camionero TIR)
- ¿TIR?
- Si, transportes internacionales. Bueno me escapé de casa, puse el dedo y un tipo me llevó allí y no me dejó ir sin chuparle primero el rabo. Luego me echó. Estaba en realidad asustado. Llevaba un pantalón de pijama y una sudadera, lo que llevaba puesto cuando me escapé, y un par de tíos borrachos de verdad me vieron y sin mediar palabra me partieron el culo. Me dolió, pero me excitó esa sordidez. Me follaron al lado del ERESO. La gente que entraba y salía nos veía y pasaba de nosotros. Cuando acabaron me dejaron allí medio tirado contra la pared. Salieron del ERESO un par de tías que me vieron, me levantaron me ayudaron y me llevaron a su casa. Allí les conté lo sucedido y me lavaron, me montaron en su coche y me devolvieron a mi casa. Abroncaron con dos cojones a mi madre por reñirme por ser maricón y así fue como salí del armario y por eso conozco el local. Tengo buenos amigos y amigas allí. Verás como te gusta.

El local era pequeño, con una barra a la derecha, de madera, alta con taburetes tapizados en cuero. Estaba todo débilmente iluminado y como empolvado. Como si nadie se hubiera tomado nunca la limpieza en serio. Las paredes estaban tapizadas de pósters de temática motera, ajados por el paso del tiempo, pero ese aspecto decadente debía obrar como afrodisíaco a los parroquianos, mucha Harley y mucha Chopper y casi imperceptible un luminoso pequeño en neón en forma de flecha cubierto de polvo así mismo y la leyenda REST ROOM que señalaba una escalera. Isidro condujo a Javier sin mirar siquiera la barra a la escalera.
- No te fíes de que lo veas tan vacío, Javi, no es lo que parece.
La gente estaba toda abajo. Lo que parecían los servicios del local era otro mundo.
Al fondo de la escalera una pesada cortina de terciopelo negro hacia que la primera vez que entrases sintieses sensación de vértigo, por no saber exactamente dónde te metías.
Entrabas a otro espacio-tiempo donde pululaban personas espectrales, gente estrafalaria, de impecable traje unos y medio desnudos el resto. Allí parecía detenerse el tiempo o correr desbocado; no había límites espaciales porque ninguna pared perimetral se adivinaba. Casi toda la luz del local laberíntico la prestaban un neón al entrar con la palabra LEATHER que ya te ponía en situación de cuál era el ambiente en el que te metías. En otros puntos, otros neones tenían las palabras CUM, ASS, CREAMPIE, FUCK y otras por el estilo, siempre en tonos de violeta y rosa. Todo el local estaba cruzado por tabiques, medios tabiques y algunas cabinas con puerta o sin ellas. En algunos puntos merecía la pena cerrar los ojos, la vista dejaba pasó como principal sentido al tacto que daba la impresión de estar sobredimensionado. Sentías que a medida que te acercabas a la barra que parecía flotar sobre el suelo, manos te tocaban, manos que no sabrías decir a quién pertenecian pero que no tenían inconveniente en explorar tus escondrijos más íntimos y hacerte sentir halagado por ello. El ambiente era tal que te sorprendías que no te importase. Al llegar a la barra te dabas cuenta que la atendían un chico y una chica absolutamente desnudos, con un minúsculo taparrabos en el que guardaban abridores de botellas. Los dos llevaban anillados los pezones, uno de los cuales era un pequeño candado.
- ¿Te gusta? - Isidro apalancado en la barra preguntaba con media sonrisa a Javier.
- Estoy alucinando, Isidro. Encantado.
Y en ese momento Isidro se acercó a Javier le tomó la cara con una mano para sujetarle la cabeza y le besó en los labios taladrandole la boca irrumpiendo con la lengua. Javier no se opuso sino que sintió que tenía una erección explosiva. Cuando Isidro terminó de besar a su antojo se separó un poco de la cara de Javier y le dió una bofetada, que dejó a Javier desconcertado.
- Yo sabía que eras una perra que le iba el rollo leather - y tal como lo dijo se lanzó otra vez a su boca mordiéndome el labio inferior al tiempo que con la mano libre le pellizcaba el pezón derecho que se percibía a través de su camiseta.
- Me duele, cabrón - dijo Javier cuando Isidro le soltó el labio - me duele mucho - y en su voz había temblor de excitación.
Javier se daba cuenta que el que le humillasen y sometiesen le iban a hacer correrse, tenía el pene a punto de explotar. Y entonces Isidro sin soltar su presa tiró del pezón violentamente hacia abajo obligando a Javier a arrodillarse y a soltar un quejido de deseado sometimiento. Isidro ya sabía cuál era el rol aceptado, el placer ilimitado estaba servido.
- Cómeme el rabo, maricón - al tiempo que se desabrochaba el pantalón dejándolo caer y permitir que la polla saltase libre. 
Javier estaba ya loco de lujuria. No se podía imaginar que se pudiera experimentar un placer tan intenso y brutal.
Llegó entonces un conocido de Isidro, se saludaron con dos besos protocolarios mientras Javier intentaba que el miembro de su amigo le entrase por completo en la boca.
- ¿Ésta perra es nueva? - le preguntó el amigo.
- Le acaba de dejar el chulo y necesitaba recuperar su entrega.
- ¿Puedo? - preguntó sabiendo cual sería la respuesta.
- Naturalmente, las putas y los cerdos están para esto.
Javier escuchaba mientras chupaba y deseaba con todas sus fuerzas que Isidro le atragantase de semen, pero no sabía a qué se refería el nuevo cuando pedía permiso, imaginaba que cuando Isidro se corriese se la tendría que mamar a él, pero enseguida supo de que iba cuando el extraño le agarró por los bolsillos traseros del vaquero para levantarle de su posición arrodillada.
- Levanta el culo, guarra, que te voy a dar lo tuyo.
Sin dejar de chupar, el corazón se le aceleró y agradeció que el último dildo realistico que Carolina le metió fuese tan grande. Miéntras le levantaba el nuevo, Javier se desabrochó el pantalón y el tío aquel le ayudaba a bajarse el pantalón, le sacaba las deportivas y le quitaba pantalón y calzoncillo, dejándole desnudo.
- Ábrete bien, maricón, que vas a saber lo que es bueno.
El chico aquel, el amigo de Isidro, se agachó y metió la boca en su raja del culo para lubricar bien el ano con la lengua. Javier creyó entrar en un Olimpo de placer. No se imaginaba que el ano pudiera proporcionar semejante goce. Después de un rato chupándole el culo le apuntó el capullo y de un golpe de cadera le enterró la polla entera en su cuerpo.
- Está perra no es virgen Isi, éste está más follao que una poligonera.
- No me extraña. Yo creo que su chulo, muchos remilgos pero le follaba a todas horas.
Javier quiso dejar de chupar para explicarse pero Isidro le empujó la cabeza.
- Mama, Javi, maricón que es tu obligación. Esta noche te va a preñar más de uno, me parece a mí.
Javier no sé daba cuenta ya de nada. Alguien que no supo quien podría ser le acercó un frasco pequeño a la nariz y le tapó un agujero.
- Aspira fuerte chaval y luego te lo pongo por el otro y vuelves a aspirar. Para la cola que tienes aquí te va a hacer falta.
El olor como a disolvente fuerte es como si le hubiesen dado una patada en la cabeza, pero le multiplicó por diez las sensaciones, tanto que quería desesperadamente pollas en el culo más grandes y tragaba la polla de Isidro hasta besarle los huevos y llegó el momento. Isidro le sujetó la cabeza y fue él quien controló las emboladas empezando a eyacular una cantidad considerable de leche. Casi al tiempo el del culo sintió que le preñaba, se retiraba y casi sin intervalo sentía otra polla follandole y una más llegándole a la garganta.
Alguien volvió a ponerle el frasquito en la nariz y ya perdió la noción de tiempo y espacio. Javier tuvo solo conciencia de ser agujero, dos agujeros inmensos uno enfrente del otro que recogían semen y le nutrían. Aquello era la eternidad y la inmortalidad. 
Lo siguiente que recordaba era estar sostenido por Isidro delante de su casa. Y lo siguiente, Isidro desnudándole y metiéndole en la ducha.
- Joder, tío, te has portado. No sé cómo te la has apañado para que te haya follado tanta gente sin rajarte el culo. Parecía que estabas dilatado. ¿Óscar te ha follado mucho? la gente me decía: "de dónde has sacado este mirlo, con lo chico que es que coño tiene"
- Óscar no me ha follado nunca - Javier estaba sin fuerzas - solo quiero dormir. Estoy muerto.
- Venga, te seco y a dormir. Mañana llamas a tu casa que no se preocupen y me cuentas. Has entrado al juego de muerte. No pensaba yo que ibas a responder así. ¿Cuántas veces te has corrido?
Pero Javier ya no escuchaba estaba casi en coma. Isidro lo encamó desnudo y antes de arroparlo le acarició los genitales.
- Vales mucho, amigo, vales mucho. A ver si no te malean - le dijo en susurró y le besó con dulzura en la mejilla.

Sonaba la campana de la iglesia cercana anunciando las doce del mediodía.
- Venga, vago, levanta y llama a tu casa que tienen que haber llamado ya a la policía. 
- ¿Que hago aquí? - Javier estaba desorientado - ¿que pasó anoche? Isidro, me duele el culo - se llevó la mano al ano - ¡hostias, joder! Isidro, joder, ¿Que qué pasó anoche? te repito - Javier levantó la voz.
- Tranquilízate Javier. ¿Recuerdas que estuvimos en ERESO?
- Si, espera. Recuerdo una escalera oscura y un luminoso así como violeta que ponía, espera, leather, si leather y luego muy poca luz y - se llevó la mano a los pezones poniendo cara de dolor - ¡me pellizcaste muy fuerte los pezones, cabronazo! ahora me acuerdo.
- ¿Y luego?
- Un olor fuerte, no sé qué.
- Popper. Un vasodilatador muy fuerte. Te lo dió Terry, un buen tipo. Le dió pena ver la forma que tenían de follarte creyendo que eras primerizo, pero al parecer tenías el culo de todo un profesional. Cumpliste como sumiso como un jabato. Además te gusta una barbaridad ese rol.
- ¿Cuantos? - preguntó con precaución Javier
- Llegó un momento, en la segunda mamada que perdí la cuenta. Unos doce debieron ser. Disfrutaste por detrás y por delante. Te lo tragaste todo. Me sorprendiste gratamente.
- ¿Que pasa, que allí se puede follar en cualquier sitio?
- Así es. Mucho más excitante. Tú te desnudaste por completo. Te folló hasta el camarero y le comiste el coño a la camarera, resulta que son pareja.
- Es decir, que fue una orgía en toda regla.
- La gente hizo corro. Es que eras una máquina de sexo, querías más y más hasta que caíste rendido. Y te saqué de allí. Mi amigo me ayudó a vestirte y nos trajo hasta aquí. Y ahora, por favor, llama a tu madre, que no quiero líos.

- Si, mamá, estoy bien. He roto con Carolina y no estoy en mi mejor momento. Si, mamá, ya te explico cómo ha sido. Bueno..., que si voy a comer, que si. A la hora de siempre. Un beso.
Mi madre estaba hecha un manojo de nervios y una Magdalena. Parece que se ha tranquilizado. ¿Tú cómo te las arreglaste para salir del armario en tu casa? Porque yo no voy a llevar una doble vida, no sabría cómo hacerlo. Más antes que después tendré que cantar La Traviata.
- Yo salí a empujones. Mi madre me pilló una foto de Austin Young tragándose una monstruosidad por el culo y la foto era de cuando aparentaba doce o trece años. No veas mi madre. Bueno, aquello fue la típica tragedia. Y la bronca de las bolleras después. Mi padre estuvo tres meses sin mirarme, mi madre muy seria conmigo hasta que un día mis padres se metieron en mi cuarto y me suplicaron que les pusiera al día de que en que consistía ser maricón, porque solo tenían una retahíla de prejuicios y lugares comunes. Les llegué a presentar un novio que tuve y lo aceptaron bien. Ahora, para ellos que yo sea gay no tiene más importancia que el que sea moreno o de ojos azules. Es que es así, ni es vicio ni defecto. Les llevó un añito hacerse,  y a mi soportarles, pero bueno, ahora nuestra relación es magnífica. Mi madre me da mucho la vara con las enfermedades y en mi santo siempre cae una cajita de condones. A mí me parece muy tierno. Mi consejo es que lo sueltes por la cara y que no intentes aliviarlo con alguna duda, con un no se o un a ver si. Eres gay y lo eres y como no es una enfermedad no hay cura que valga. Se llevarán un tiempo tirantes contigo pero pasará rápido, pero tú en tus trece.
- Joder, tío, que bien. Se me había olvidado lo de Carolina. ¡Que liberación!
- ¿Te tomas un café conmigo, te duchas y te llevo a tu casa?
- Perfecto. Adelante.

- Va a ser ahora mismo, Isidro. En cuanto entre por la puerta. Deseame suerte. 
Javier salió elástico del coche de Isidro y se dirigió a la carrera a su casa. Cuando llegó a su casa, estaba ya la mesa puesta.
- Anda, Javi, lávate las manos y siéntate a comer.
Javier pensó en un instante si soltar la bomba antes o después. No quiso amargarles la comida y prefirió esperar.
- Hijo. Que ha pasado con Carolina, después de tantos años. ¿Hay otra chica? o ella se ha buscado otro.
- Cuando acabemos de comer os lo explico.

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