domingo, 24 de septiembre de 2023

EL CONFESIONARIO (VI)

 
- ¡Con tu padre, con tu abuelo y para rematar con tu madre! Vaya familia Pedro. Tienes que estar abrumado. Lo de tu madre, tiene un pase, porque me voy a creer que no eras consciente que la confesión es una cosa muy seria y no creo que te atrevieras a mentir. Pero tu padre y tu abuelo y en presencia de extraños, sumas al incesto el exhibicionismo. Mucha penitencia vas a tener que hacer. Pero recapitulemos - el cura Felipe dentro del confesionario no podía contener su tremenda erección y la saliva le desbordaba las comisuras. Se desabrochó la sotana y dejó salir su capullo - con tu padre y ese amigo suyo, ¿cuántas veces y que es lo que hicieron. Hubo derramamiento en vaso impropio?
- Eso del vaso, Don Felipe, no lo entiendo. No se derramó nada mientras lo hacíamos.
- Entiende Pedro, que en moral no se debe, ni se pueden emplear palabras soeces muchas de las cuales además son pecaminosas. Pero para que lo entiendas la vagina es un vaso, un recipiente propio el que es adecuado para recoger la semilla. Ya te puedes imaginar cuales son los recipientes impropios.
- Ah, ya. El culo o la boca, eso - vaciló un poco al seguir y asimismo sintió una tirantez gustosa en su entrepierna al sentir como su abuelo primero y su asistente después utilizaban su vaso impropio para correrse - si, en el culo y la boca, si, eso fue así.
- Y entonces - al cura le temblaba la voz, sabía que en ese momento no había nadie más que él y Pedro en el templo y su pene pugnaba por salirse completo de la sotana - disfrutaste con la penetración anal y la felación. ¿No te dolió la violación del ano, que te sodomizasen, tu abuelo, tu padre... - y no pudo continuar hablando, se sacó su verga dura como un bastón de olivo y empezó a masturbarse - te gustó?
- Yo ya estaba preparado. En el convento, durante las largas sesiones de meditación me aburría mucho y me metía una especie de dildo que me agencié y estaba bien dilatado.
- Entonces el miembro de tu abuelo y su asistente, ¿Como eran de gruesos? - Felipe estaba a punto de reventar.
- No sabría decirle, han sido los primeros que he visto - y en ese momento Pedro escuchó como el cura se levantaba de su sitial e inmediatamente se descorría la cortina de donde él se encontraba y aparecía el buen cura con la sotana abierta y su miembro tieso.
- ¿Como ésta o más gorda? Estoy a punto de estallar, con la boca chico, hazmelo con la boca. Venga chaval - y con sus manos dirigía la cabeza de Pedro a su regazo - Pedro vio una verga muy blanca con un capullo escarlata y brillante y no pudo reprimirse. Si a su padre le gustó tanto como se lo hizo una a lucirse con el cura, le haría una mamada de medalla. En menos de cinco segundos el cura estalló en su boca. Mucho más abundante que su padre. El cura le mantenía la cabeza apretada contra su verga que eyaculando y llegando tan dentro le provocaba náuseas. Sin poder reprimirse empezó a vomitar. Le salía por la nariz y desbordaba la boca por las comisuras. Pedro asfixiándose con su propio vómito empujó con todas sus fuerzas a Don Felipe y a renglón seguido un caño de vómito le impactó en la sotana.
- ¡Joder, niñato! mira lo que has hecho.
Pedro pugnaba por achicar vómito de sus vías respiratorias tosiendo de forma convulsa y acopiar todo el aire posible para poder respirar. Tras unos segundos de angustia por fin pudo tomar aire profundamente e ir espaciando las toses completamente agotado.
- ¿Te ha gustado la mamada, cabronazo? Por poco no me matas. Ya te estabas corriendo, joder, ¿que más querías?
- Que te lo tragases todo, pero si, perdona, he sido muy máster inasequible y quería verte como esclavo entregado. Vamos, sube a mi casa, tu también te has puesto perdido de vómito. Te lavas y adecentas. Así no puedes ir a tu casa.
- Tengo que ir a comer a casa de mi abuelo, se lo prometí.
- A follar otra vez ¿no? O con ese, como era, Rogelio. ¿Buen rabo? Bueno otra vez no. Tu no te has corrido. Masturbate delante de mi, ahí dentro del confesionario, donde me siento yo, que yo te vea gozar.
Pedro se excitó solo de pensar hacerlo y su pene pasó en un instante de grande fláccido a enorme diamante de duro.
- ¿Te ha gustado la idea, eh niño? Vamos, desnúdate y siéntate ahí dentro y déjamelo todo manchado de ti - la verga del cura volvió a tomar dureza - y mientras te corres yo te meo encima. Te va a gustar.
Pedro se levantó de un respingo.
- Te meas tu si quieres, a mi no me meas tu encima, guarro, cerdo.
- Ahora te parece una guarrada, niño, pero cuando estés a punto de lefar y sientas el chorro salado y caliente en tu cara abrirás la boca y lo querrás todo. Nunca habrás sentido un placer tan intenso. Pruébalo, maricón y hazme caso. Te va a enganchar - le dió un empujoncito a Pedro que se sentó en el sitial del cura - desnúdate ahora, que yo te vea cómo lo haces.
- Pero, ¿me vas a mear de verdad? - la voz le temblaba de excitación esperando con asco y deseo que sucediese lo que el cura le anunciaba.
- En cuanto te desnudes y te destroce esos pequeños pezones que tienes a pellizcos. Me vas a rogar que te mee cada vez que me veas.
- Y el chorro ¿Va a entrar en la boca? - cada vez más excitado y ya desnudo del todo empezó a masturbarse y en ese momento el cura empezó a mearle la cara. Sentía que el semen le ascendía entre espasmos de placer por su polla y sin saber porqué abrió la boca. El líquido caliente, amargo y salado le entró y en ese momento eyaculó a mucha altura un chorro nacarado y otro y otro, hasta siete chorros tatuando las paredes del confesionario. El chorro de orina que se iba agotando impactaba ahora en su pecho y Pedro no intentaba evitarlo. Estaba chorreando de orina del cura y en ese momento empezó a orinar él mojándose aún más.
- Anda, viciosillo. Has aprendido pronto placeres que se empiezan a degustar con más edad. Vas a ser una buena pieza. Ponte algo por encima - le dijo mientras se abrochaba la sotana - y vamos a subir a ducharnos.

- Pasa chico, tu abuelo te está esperando - tal como entraba Rogelio le daba una palmada en el culo prieto de Pedro luego le retuvo por el cuello y le metió la lengua en la boca hasta donde pudo - pasa - dijo susurrando - le tienes cachondo perdido.
- Hola abuelo - hizo intención de besar en la mejilla al abuelo pero volvió la cabeza y se encontró con su boca. Sintió su saliva en los labios y abrió la boca para dejarle entrar.
- Ya te has confesado con el degenerado ese, ¿no?
- Degenerado ¿porqué? - Pedro quiso meter los dedos.
- No me digas que no ha derivado la confesión por el sexto y detalles del mismo. Y me extrañaría que no hubiese llegado a más. Rogelio, por favor, vamos a comer ya.
- A más ¿como qué? - Pedro disfrutaba con esa conversación de aspecto inocente y poco a poco notaba su miembro recuperar alegría y empezar a destilar humedad.
- Joder, hijo, ¿que va a ser? A ese cura le gustan los críos como tú y me extrañaría que no te hubiera trasteado ya.
- Está bien abuelo, solo decirte por ahora que me duché en la casa parroquial - puso cara sonriente de suficiencia y brillantez del que tiene mundo a sus espaldas.
- Ya está. Lo ha hecho. ¿Y te ha gustado que te meara?
- Me ha puesto guarrisima abuelo - y se acomodó ya su verga porque volvía a tenerla a tope.
- Su nieto es un puto vicioso, Alex. A lo mejor podíamos ...
- Espera Rogelio, que nos cuente bien como fue. A ver Pedro. Empieza, desde el principio. Todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario