viernes, 7 de abril de 2023

MASTER (III)

 

Noel entró con unos documentos en la carpeta y a su lado con aspecto de estar ajeno a todo, su mastín. Un bicho enorme de unos ochenta kilos de peso. Una cabeza descomunal con belfos babeantes. Ramiro estaba sentado en el suelo. El perro se le acercó lentamente y Ramiro se engatilló preventivamente ante lo que consideraba el ataque inminente de una fiera. El perro puso una de sus manazas en el pecho de su víctima.
- Quiere que te tumbes boca arriba. Cero; cero es el nombre de mi amigo, mi primer esclavo sexual. Le has gustado, verás que bien lo hace.
Ramiro con mucho cuidado, despacio, fue tumbandose todo lo largo que era en el suelo.
Cero pasó las patas de uno de sus costado al otro lado del cuerpo de Ramiro y se quedó con su cabeza sobre la entrepierna de este y sus hijares sobre la cara del hombre. Ramiro tenía el sexo, enorme, del perro a escasos centímetros de su cara y de súbito vio aparecer el pene rojo brillante de entre el pelo de su pene. Aquel trozo de carne crecía y crecía mientras sin que repararse en ello Ramiro, cero lamía cada vez con más intensidad su sexo.
- Cero lo hace muy bien. Le enseñé desde cachorrito como hay que estimular el rabo de un hombre - Noel se sentía bien con la explicación - aunque claro, también le enseñé reciprocidad. A él también le gusta que se lo hagan, ¿Verdad perras? - dirigiéndose a las jaulas.
Los de las jaulas respondieron con gemidos y sacando la lengua. Cómo Ramiro no se atrevía a meterse en la boca el miembro del animal, Noel se lo facilitó.
- Verás, guarra, lo comprendo, pero te lo voy a facilitar. Tres, a ver, sal de tu jaula.
El chico de treinta años accionó una palanca desde dentro de la jaula, la puerta se abrió y salió a cuatro patas con la cabeza humillada dirigiéndose a donde estaba Ramiro. Llegó a su altura, metió la cabeza bajo el cuerpo de cero y materialmente se tragó el pene. En ese momento cero abrió las fauces y todo el sexo de Ramiro quedó dentro de la boca del perro. Sentía como su lengua le masajeaba escroto y pene provocándole un placer desconocido. Y se fijó entonces en qué tres llevaba puesto un artefacto de castidad que prácticamente dejaba reducido su pene a nada. Solo el escroto no se veía por estar estirado con un humillador que le impedía erguirse.
- Ahora, cuando le diga a tres que se quite, sustituyele inmediatamente. No hay cosa que irrite más a cero que le dejen una mamada a la mitad, ¿Verdad, uno? Casi le arranca la polla cuando empezaba a correrse y del tirón se retiró. ¿Tardó en cicatrizar, verdad uno?
En ese momento, tres se retiró de cero y Ramiro sintió como los dientes del perro le herían los genitales, e inmediatamente se metió la polla dura del perro en la boca. Cero aflojó la presa y continuó masajeando con fuerza. Ramiro sintió que se corría al tiempo que la boca se le llenaba de carne que crecía exageradamente. Por mucho que intentó abrir la boca tenía la verga del animal atascada. Respiraba con dificultad mientras echaba chorros de semen en la boca del perro. Terminó, cero se retiró y comenzó a gemir, babeando sobre el pene fláccido de Ramiro y de repente un chorro viscoso y soso le atragantó, se ahogaba y de pronto la boca se le vacío de la carne que le ocupaba la boca. El perro de un tirón se salió de la boca de Ramiro que comenzó a toser compulsivo.
- Vaya, siete, porque ya eres siete, ¿te habrás dado cuenta? has entrado por la puerta grande.

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