sábado, 21 de mayo de 2022

DURA REALIDAD (VI)

 

- ¿A qué hora llegaste anoche, Óscar?
- Tarde mamá, se me hizo tarde - se sentó como con cuidado, despacio y al hacerlo puso un gesto de incomodidad.
- ¿Te has caído o algo? Por cierto, ayer, tarde ya te llamaron Cristina y Javier en ese orden, que si estabas o sabíamos donde estabas. Al parecer habías quedado con Javier y no apareciste.
En ese momento Óscar se tocó la bragueta y notó la dureza de la jaula de acero que confinaba su pene. El saber que estaba prisionero de sexo hizo que su pene creciera y se estrellara contra los barrotes de la funda provocándole un dolor en el capullo que le llevaría al orgasmo cómo sucedió la pasada noche cuando Conrado delante de sus seis amigos le aprisionó el pene para luego excitarlo y ver como el capullo intentaba desbordar la cúpula de alambres duros que coronaba el dispositivo. Conrado siguió estimulando los segmentos de capullo que intentaban escapar de su prisión hasta que le hizo correrse ayudado por un tal José María que hábilmente le pellizcaba los pezones con suavidad. Volvía a tener ante la explicación de su madre las mismas sensaciones y se le hacía presente el tapón anal que sentado en esa silla le comprimía la próstata y le hacia gozar sintiendo el capullo aprisionado.
- Me dijo Cristina que la llamases. Que ya había hablado con Carolina y que quería verte. Llámala hijo. Es muy buena chica y te conviene.
Óscar salió de su ensoñación de placer y esclavitud y empezó a diseñar el relato de lo que diría a la chica para no quedar demasiado pringado. Debería ser algo que justificase de alguna manera su comportamiento y la aceptación de esas condiciones de sometimiento tan extremas. Finalmente llegó a la conclusión de que la mejor forma era abrirse en canal y contar a Cristina todo lo sucedido. Cómo le asustó la declaración de Javier, cómo se arrepintió inmediatamente de su espantada y como un tío de aspecto no muy conveniente le llegó hasta el hueco más lóbrego y oscuro de su alma y le encadenó quitándole cualquier atisbo de libertad de elección. Seguía sin explicarse que le había sucedido, pero tampoco quería que se lo explicasen no fuese a ser que se rompiese el encantamiento en el que estaba inmerso y cayese en el erial de su realidad en la que todo era gris y brutalmente real.
Cerró los ojos visualizando a Cristina con los ojos cerrados y cara de gozo infinito con su pene enorme rellenando toda su vagina y sabiendo que ya no podría volver a ser. El coño de Cristina llena de otras vergas mientras el suyo mendigaba alguna polla que quisiera despertar todo el placer que llevaba dormido en su ano desde siempre. Volvió a empalmarse viéndose follado por Conrado y Cristina masturbándose lentamente disfrutando de la vista.
- Cristina, soy Óscar, tengo que hablar contigo.
- Y yo contigo, Óscar. He hablado con Caro y quiero que sepas que tu no tienes nada que ver. Lo que sienta Javier y hacia quién lo siente no es responsabilidad tuya. ¿Quedamos esta tarde?
- Prefiero que sea ahora, Cris. Lo que tengo que decirte no tiene demora. Voy para tu casa.
- Iba a salir ahora para un seminario.
- Pues no salgas, esto es más importante, tan importante como nuestra vida.
A medida que Óscar avanzaba hacia casa de Cristina se le hacia más presente la cadena de acontecimientos que desembocaron en el mal trago por el que iba a tener que pasar. De no haber ido en busca de dinero con el que poder acompañar a las chicas a Niza nunca habría consentido que Javier le hiciese una mamada y él no habría abierto la caja de los truenos que le despertó de forma tan traumática al universo de placer más extremo y adictivo, que se le quisiera etiquetar de homosexual formaba parte del reduccionismo con el que la masa acostumbraba a dar explicaciones sencillas a problemas muy profundos. ¿Porqué ver a dos chicas de su edad más o menos sodomizadas por las mismas pollas que él tuvo y quiso chupar no le despertó más interés sexual que el que le produjo verle el culo desnudo al mayordomo bajo los rabos del chaqué?  No había vuelta atrás. Estaba como estaba porque quería estarlo, gozaba sintiendo el plug, las erecciones imposibles y gozaba pensando que llegaría el día que ya no tendría polla que meter en ningún lado y solo soñaría con que se las metiese a él bajó todos los focos posibles. Lo había intentado todo a su alcance, había puesto toda la voluntad en negar la evidencia pero al final se había tenido que rendir a un mundo que le ofrecía una panoplia de placeres exquisitos, y aún solamente atisbados que serían imposible de alcanzar con una relación de pareja convencional. Si la noche anterior hubiera querido rendirse a lo que su corazón le indicaba respecto a Javier, en la actualidad no llevaría puesto ningún adminículo de lujuria desenfrenada. 
Pensando en la noche anterior, la felación a Matías, el rasurado ceremonial y ritual antes de colocarle la castidad y el tapón anal que portaba también no pudo por menos que estremecerse de placer y sentir una violenta erección, la enésima,  férreamente contenida por la jaula. El dolor por el impedimento de la verga y el roce del tapón por la marcha contra la próstata hizo que según se acercaba a casa de Cristina, se afirmase en su decisión. Peor, imaginó, sería decírselo a Javier que no se explicaría como le había rechazado a él para elegir la opción más extrema y con un perfecto desconocido.
Cristina estaba esperándole en la puerta para ir a dar una vuelta mientras hablaban. Óscar insistió en quedarse en su habitación porque la explicación completa exigía cierta confidencialidad. Cristina no estaba muy conforme pero cedió.
- Bueno Óscar, ya me ha dicho Caro que Javier es gay. Que te hizo una mamada esperando para hacer una peli porno. ¿Cómo coño te dejaste? supongo que porque es tu amigo, pero, tío, ¿hasta ahí? Y otra cosa, en confianza, ¿la mama mejor que yo? 
- De verdad Cristina, esto no es para tomártelo a broma. Es serio. No estoy en disposición de volver a tener relaciones contigo. De hecho mi virilidad ya no lo es. Solamente es el órgano que tengo para orinar. Dentro de un año me han asegurado que solo me quedará un pequeño botón parecido a un clítoris pegado al cuerpo. El cuerpo del pene ya se habrá atrofiado. Y lo habrá hecho de no utilizarlo. En este momento y para siempre vivo en castidad.
- ¿Estas loco, Óscar? La mamada de un tío te ha vuelto loco. Y me imagino que ahora me dirás qué vas a ingresar a un convento de clausura.
Y diciendo esto acercó su mano a la entrepierna de Óscar. Empezó a tocar intentando coger entre los dedos el pene de su novio.
- ¿Que es esto, que llevas Óscar, que has tomado? Bajate el pantalón ahora mismo, enséñame la polla, cabrón, ¿Que has hecho?
Óscar con parsimonia, casi con orgullo empezó a desnudarse. Encontraba un placer inédito en quedarse desnudo y presumir de su imposibilidad. Se quitó primero la camiseta y lo primero que Cristina vio le hizo llevarse las manos a la boca. En cada pezón Óscar llevaba el instrumento que Conrado le colocó la noche pasada como signo de sumisión. Un cilindro con cuatro tornillos prisioneros que colocado en torno al pezón se apretaba más o menos con una herramienta dependiendo del dolor que el amo quisiera que sintiese su esclavo. Óscar los llevaba moderadamente apretados haciendo que los tuviera muy congestionados. Cristina llevó la mano a uno de los pezones y al roce su novio gimió, no supo Cristina si de dolor o de placer, pero Óscar no hizo intención de retirarse. Cerró los ojos y empezó a jadear rememorando la noche en que se los colocaron y las manos de seis personas, las de Conrado y cinco más le acariciaban, golpeaban o pellizcaban con intención de hacerle sentir que solo era un objeto para el disfrute de sus amos, Conrado sobre todo.
- Quítate eso. ¿Estás tonto? Te tiene que doler.
- No puedo, Cristina. Tengo amo. No es algo que se pueda racionalizar. Sencillamente es así. Soy su esclavo y eso me hace sentir feliz. He experimentado la felicidad por primera vez en mi vida, y esto que llevo - se desabrochó el pantalón y se bajó los calzoncillos - es mi premio, es el talismán que me recuerda donde está la felicidad. Mira este dispositivo de castidad, solo pensar que no puedo disfrutar sexualmente hace que lo intente sin querer. Mira como crece la polla dentro de la jaula, y me duele sentir el capullo así aprisionado pero me hace sentir feliz. Y mira por detrás. Tengo el culo ocupado por un plug de trescientos gramos, me presiona la próstata constantemente y la polla me destila semen constantemente produciéndose un placer dulce e inextinguible que me hace sonreír de felicidad. Se que en cualquier momento me llamará mi amo para usarme o darme a usar por otros y eso me hará sentir que soy algo, entregado a algo. En unas semanas me perforan los pezones y la lengua para poder dar placer a quien me manden. Tiemblo pensando cuando a mí amo se le ocurrirá azotarme para disfrutar con mi dolor o cuando me derramaran cera líquida sobre el escroto y los pezones. También he firmado que no rechistaré cuando me azoten las plantas de los pies o cuando a alguno del grupo se le ocurra que merezco ser un retrete sumiso. No sé cuándo pasará algo de eso pero me hace vivir cada segundo como el último feliz que de paso al dolor. Se que llegará el día que entre un puño en mi culo y hasta un pie. Bien lo temo, pero al tiempo deseo que suceda ya y saber cuál es el límite de la entrega al amo. No sé qué pasará si algún día aparece en el salón solemne un perro o un asno, no sé qué pasará, pero si sé que Conrado disfrutará con mi dolor o mi placer.
- ¿Quién es Conrado, Óscar? - Cristina estaba impactada por el discurso de su novio.
- Mi amo. El que de una forma magistral me sacó de mi absurda desesperación por negarme a hacer lo que mi cuerpo entero deseaba hacer. Me mostró un camino sin alternativas. Éste. Y en este camino, en el que llevo horas soy plenamente feliz y desearía que Conrado me exigiese permanecer confinado en la finca a la disposición de quien quisiera. Y ahora con la libertad que me da ser esclavo de mi amo y sabiendo que cuando se lo diga me va a castigar te tengo que decir que querría utilizar mi boca para darte placer. Además la polla sufrirá una erección explosiva imposible, me torturará y aprenderé a espigar el placer entre tanto dolor. 
- Óscar. Ni Caro ni yo hemos sido sinceras con vosotros. Esta confesión cruda y real me ha hecho ver lo cínicas que hemos sido las dos.
- ¿A qué te refieres? No te sigo.
- En el viaje que finalmente hicimos solas a Niza, nos lo pasamos muy bien. Si. Pero no exactamente como vosotros disteis por hecho.
- Os enrollasteis con alguien. Nos lo imaginamos. Pero, que fue ¿magreo, mamadas o polvos en toda regla?
- Te lo voy a contar desde el principio.
Nos sentimos las dos muy frustradas de que no vinierais. No entendíamos que vuestros padres no os hubiesen dejado el dinero, aunque llegó a nuestros oídos que os distanciasteis y ahora ya sabemos porqué. La mamada que te hizo Javier te removió todo tu fondo y seguramente te horrorizaste de tus sentimientos.
- Fue demasiado, Cristina. Quizá si hubiese sido menos dramático y hubiese aceptado lo que surgía de mí que era que la mamada de Javier fue algo más, en mi corazón no se hubieran desarrollado los acontecimientos de esta manera. Pero venga, sigue.
- Fuimos en tren hasta la frontera. Allí, pensamos que no sería difícil encontrar un transporte a Niza. Pero si, fue difícil, porque no había ni buses ni trenes, había que llegar casi a Lyon y luego allí enlazar otro tren. En la estación conocimos a una chica en nuestra misma situación, Beatriz. Nos tiramos toda la tarde en la entrada de la autopista haciendo dedo hasta que se hizo de noche y decidimos buscar una pensión o algo para pasar la noche. Al final lo único que encontramos fue una habitación en una casa con cama de matrimonio. A la mujer no le importó que durmieramos las tres. Imagínate, nos contamos nuestras vidas, hablamos de novios, de ropa, de sexo y ahí Beatriz preguntó si habíamos tenido algo entre nosotras o habíamos experimentado a ver.
- Les diríais que no. ¿O es que si?
- Y si las hubieramos tenido, ¿qué? Vosotros por la razón que sea, las tuvisteis y os hizo temblar la tierra. Pero no, no las túvimos. Hasta esa noche. Beatriz nos hizo ver que no hay diferencia entre una piel de chico y una de chica, "habéis cerrado los ojos y os habéis acariciado los pezones" nos dijo. Nos quedamos calladas sin saber que contestar. "Empezad por desnudaros del todo. Que sepáis las dos que estáis desnudas. Y entonces cerrad los ojos y acariciarlos los pezones la una a la otra como te habría gustado que te los acariciaran a ti" Con mucha prevención lo hicimos y te puedo hablar por mi, el placer fue inmenso. Y como estábamos en la cama y desnudas nos rozamos los muslos y se desató la tormenta. Tú sabes cómo me pongo yo cuando estoy caliente como una perra. Pues así. Pasamos de la caricia a los pellizcos, el magreo y finalmente nos dimos la boca y ya no supimos parar. Beatriz metió baza y se bajó al pilón de Carolina que empezó a correrse una y otra vez y en su frenesí ella me lo hizo a mi. Nos corrimos todas las veces que quisimos y no paramos de follar en toda la noche descubriendo el mundo nuevo. Algo dormiríamos porque a las diez de la mañana la mujer nos dijo que fuéramos aligerando que tenía clientes a las doce. La mujer nos dijo que su hijo iba para Niza y les preguntó si nos llevaría y el muy cabrón dijo que si sí le pagábamos la gasolina. Total que nos llevó. Cuando llegamos al camping del festival le dijimos a Beatriz si se quedaba con nosotras y como estaba sola dijo que si. Comentamos lo de la noche anterior y Carolina preguntó si ya éramos lesbianas. Beatriz dijo que si solo íbamos a tener sexo con chicas y no nos llamaban ya la atención los chicos, pues si. Pero que si los tíos seguían poniéndonos cachondas, como mucho, bisexuales como ella.
- Entonces, Cristina, ¿somos bisexuales?
- No lo sé Óscar. Es cierto que con Carolina y Beatriz me encontré muy bien, disfruté. Creo que no he tenido tiempo para poder fijarme en otra chica y desear besarla o tocarla o entrechocar nuestros cuerpos desnudos. No he tenido fantasías con mujeres, pero es cierto que si volviese a tener sexo con Carolina me encantaría. Tú, te negaste al parecer el digamos institucionalizar tu relación romántica y sexual con Javier y sin embargo sin buscarlo te has echado en brazos de otro tipo de relación lo más alejado de lo romántico pero sexualmente bizarra en la que consientes negarte el sexo habitual para sumergirte en sexo especial adoptando roles que te asignan tus parejas. No sé si eres bisexual o un degenerado - Cristina se dio cuenta de la perorata que le había colocado a Óscar y se echó a reír.
Su novio no dijo nada. Se le quedó mirando fijamente a los ojos y se movió en el asiento lo que estimuló su próstata con la pieza insertada en su recto y entornó sus ojos paladeando el placer obtenido.
- Levántate Óscar y tumbate en el suelo boca arriba. Pero quítate el pantalón y la ropa interior.
Óscar no rechistó, le obedeció y sintió un profundo placer en obedecer sin preguntar. Entonces Cristina se quitó las braguitas y se agachó con las rodillas a cada lado de la cabeza. Luego se dejó caer sobre el cuerpo de Óscar, buscando con su boca la jaula que encerraba su pene. Alargó las manos y comenzó a manipular el tapón anal lo que provocó que su pene pugnase por salir estrellándose contra los barrotes de la jaula y además hiciese que se sobreestimulase la próstata. Con su lengua acariciaba las partes de capullo sobre todo que intentaban escapar de su cárcel. A la vez la vulva de Cristina caía directamente sobre la boca de Óscar. Éste succionó, lamió, mordisqueó y masajeó con la lengua el clítoris de Cristina. La estimulación de la próstata, los lametones de la chica sobre los trozos de capullo que sobresalían y la sensación de tener el clítoris de Cristina en su boca consiguió el orgasmo que Óscar tenía severamente prohibido. El semen comenzó a efusionar de la jaula y la chica a recogerlo en su boca intentando que no se perdiese nada. Cuando ella creyó tener todo el semen en la boca se dio la vuelta y enfrentó la cara de Óscar mientras rozaba su sexo contra el pene prisionero de su novio. Enseñó lo que tenía en la boca y Óscar abrió la suya para recibir su semen directamente de su novia mientras ella se rozaba cada vez con más intensidad con la castidad de Óscar hasta que con una exhalación y un grito tuvo su tremendo orgasmo que selló con un beso en la boca llena de semen de Óscar.
- No me extraña que Javier se enamorara de tí. Siempre pensé que tú leche me haría vomitar, pero lo que ha hecho ha sido ponerme a cien - Cristina estaba eufórica cuando pudo recuperarse del éxtasis.

Volvían de la cabaña y Javier no tenía claro si iba a querer ser esclavo e hijo.
- Papá
- Dime hijo, que te pasa
- Cuando me coloquen la castidad y tenga el culo para que me lo folles, los demás de ese grupo que dices, ¿también me lo hará?
- Antes de eso, tienes que saber algo más.
- Que, papá. 
- Te van a perforar los pezones y la lengua. Te ordeñaremos cada dos meses y toda eyaculación será castigada con quince días de jaula y comida de perro, porque perros son los que violentaran tu culo. Lo siguiente será el aislamiento sensorial, con traje de látex, manoplas y antifaz con permanente arnés de bola y se te dejará de ordeñar. Te reventará la próstata e irás destilando semen a base de incómodos calambres. Y si, te follaremos todos y beberás nuestro semen.
- A tu amigo Carlos...
- Carlos no es mi amigo - Herman interrumpió brusco a su hijo - es mi sumiso. Que ibas a decir de mi sumiso.
- Que parecía que le tratases como a un hijo.
- Tu me viste follarle. ¿Como tenía tu padre el rabo? como una columna de mármol caliente ¿no?
- A tu hijo, o sea a mi, ¿me vas a follar igual?
- Tú como hijo no me la pones dura. Como sumiso te follaré una y otra vez. Y cuanto más entregado te vea, más dura se me pondrá.
- Cuando estabas clavando a Carlos, vi esas diez pulgadas de carne - y diciéndolo le echó mano a la bragueta del padre - y no entendí porqué no me follaba a mi que gracias a Carolina estoy bastante abierto.
- Todo a su tiempo, Javier. Y has conseguido ponerme duro. No te voy a follar hasta que no tengas tú castidad y el culo taponado, pero una felación ahora mismo si te voy a consentir. Pero tu no vas a enseñar ni un centímetro de piel. Voy a parar ahí delante que hay un apartadero y ahí será. De una vez y hasta el final. Nada de escupir.
- Papá, Germán te la ha mamado o le has follado?
- Tu hermano no tiene capacidad para entender lo que hacemos. Es mejor dejarle como una bestezuela con sus redes sociales y sus drogas que le hagan sentir que vuela.
- Sabes que siempre deseé saber cómo era su polla tiesa para saber cómo sería la mía cuando fuese mayor.
- ¿Se la viste, bueno o tocaste?
- Nunca. Le escuchaba de noche hacer ruidos que más adelante supe que se estaba masturbando pero me daba miedo que quisiera hacerme algo y me quedaba muy quieto, como para que se le olvidase que estaba allí.
- ¿Nunca te masturbarte con tu hermano cómo imagen?
- No. No me interesó nunca. Fue con Óscar la primera vez y hoy puedo decir sin miedo a ser etiquetado que cuando Carolina me metía la vela en el culo porque no terminaba de correrme pensaba que la vela era la polla de Óscar y me corría inmediatamente. Hasta que no estuve desnudo al lado de Óscar con aquel fulano mirando y sabiendo que para nada nos iba a juzgar fue cuando me admití a mi mismo que cada vez que estaba con Carolina y me metía la vela, aparecía Óscar y todo era plenitud.
- Pues verás en cuanto te rasuremos, te coloquemos la castidad y el plug anal y te acostumbres a humillar la mirada, no hablar y obedecer vas a querer que no acabe nunca y cada vez que te sodomicemos no comprenderás cómo has podido vivir sin eso tus años de vida. Te costará más acostumbrarte a la perforación de la lengua, porque la de los pezones será inmediatamente una fuente constante de placer.
- Lo estoy deseando papá. Mamá no sabe nada de esto, por supuesto.
- Tu madre con la novia que tiene, que ella cree que mantiene muy discretamente, tiene suficiente.
- ¿Mamá es lesbiana?
- No hijo, como tú, como yo y como cualquiera es una persona que busca la felicidad sin frustraciones, y el matrimonio y los hijos son una fábrica de felicidad..., frustrante, porque siempre tiene una cara desagradable que es difícil de aceptar. Vosotros los sumisos conseguís con entrenamiento aprender a transformar esa cara desagradable de la felicidad en más felicidad aún, por eso el sumiso aceptado nunca tendrá mala cara. Me encanta que pueda transformarte en alguien así, lamento no poder hacer lo mismo con Germán.
Pasada una curva había una especie de expansión de la carretera en lo que fue en su momento la antigua curva más cerrada. Herman puso la intermitencia, se apartó de la carretera y se detuvo. Paró el motor y se quedó esperando. Javier no sabía qué hacer pero estaba deseando tocar a su padre que solo permanecía serio a su lado. Pasado un rato y sin quitar la vista del frente empezó a hablar.
- Un sumiso esclavo de un amo severo como yo, tiene que saber cómo complacer a su dueño. He dicho antes que deseaba una felación y por eso he parado. Y tú no te has movido. No sé cómo voy a tener que decir las cosas. Sal del coche.
Javier no sabía a qué atenerse. Ese tono de voz nunca se lo había conocido. Salió del coche y cerró la puerta. 
- Vete desnudando, y deja la ropa dentro del coche.
Herman, mientras se desnudaba Javier abrió el maletero y extrajo algo. Javier estaba ya desnudo y no se atrevía a mirar. Su padre abrió las dos  ventanillas del lado del acompañante, hizo meter una mano por cada ventanilla y una vez dentro las sujetó con unos grilletes. Javier ya no podía huir, estaba a merced de su padre o de su amo, no lo sabía. Herman se desabrochó el cinturón de cuero y se lo sacó de las trabillas del pantalón, lo dobló y Javier supo en ese momento lo que le esperaba.
- Va a ser tu primera disciplina. Aprenderás a estar atento a los deseos de tu señor. Me apetecía que mi nuevo esclavo me hiciese una felación y él, tú, no lo has hecho. Cuando acabe con el castigo te aseguro que sentirte el culo hervir de dolor te animará a provocarme el mejor orgasmo. A cada azote tienes que darme las gracias o empezaré de nuevo. Van a ser diez azotes de dolor.
Cuando recibió el primer azote, el dolor, la sorpresa y el desconcierto hizo que olvidase dar las gracias.
- Volveré a empezar, perra. Tienes que estar agradecido a tu amo por hacer que progreses en tu camino a llegar a ser solo algo que me haga gozar.
Volvió a recibir el primer azote y contestó con un lastimero gracias. Después del quinto azote dado con furia el gracias era dicho entre lágrimas. Cuando Herman le quitó los grilletes y volvió a ponerselos con las manos a la espalda y se sacó un orgulloso pene largo y grueso, Javier se tiró sobre él a extraerle hasta la última gota de semen.
- Vas a tener arcadas, la tengo muy grande, y eso a mí me da igual, puedes tenerlas, y vomitar incluso, pero no quiero ver mi polla fuera de tu boca hasta que yo lo diga. No hay ni que decir que no me fío de ti y por eso te he vuelto a esposar. El único contacto que quiero en boca-polla, nada de manos a la defensiva.
Fueron los diez minutos más angustiosos en la vida de Javier. Su padre pugnaba por llegar lo más profundo posible y él iba de ahogo en ahogo, tosiendo, llorando pero sin consentir que la polla de su amo saliese de la boca. Finalmente, Herman, hiperextendió la cabeza pronunció entre dientes un "YA" y a Javier se le empezó a llenar la boca de la leche viril.
- ¡Tragalo todo perra! Si no, sabes lo que te espera.
Con el último espasmo y la última gota de semen, Herman se retiró y se guardó su pene. Le retiró las esposas a Javier y se sintió magnánimo.
- Ahora puedes pajearte, que yo te vea.
- Me he corrido mientras te tragaba, amo.
- ¡Perfecto! - su padre estaba sorprendido - a ver levantaté que te vea.
La polla de Javier aún goteaba semen.
- Bien, bien. Tienes gran futuro. Vamos, vístete que tenemos que llegar a casa. Por cierto, que bien tragas polla. A mis amigos les vas a encantar.

Cuando llegaron a la casa, antes de cualquier otra cosa, la madre de Javier muy excitada le comunicó que Carolina quería hablar urgentemente con él.
- Me ha dicho Caro que por favor la llames, que es muy importante, que no hagas nada sin hablar con ella.
- ¿Y eso? No sé que supone ella que podría hacer yo que me pudiera perjudicar.
La cara de su madre era de absoluta felicidad diciéndoselo. La miró Javier sonriendo porque la imaginó lamiéndole el clítoris a otra mujer y no comprendía como pudo reaccionar de una forma tan virulenta cuándo él quiso salir del armario.
- Bueno, niño, llámala ya ¿no? Ah, y que tal en la cabaña con tu padre.
- Maravilloso mamá me ha abierto los ojos a la realidad. Papá es un tío increíble, de verdad.
- Ay hijo, que bien, no sabes lo que me alegro.
- Voy a mi cuarto a llamar a Carolina.

miércoles, 18 de mayo de 2022

DURA REALIDAD (V)

 

Cuando vieron las luces parpadeantes en azul se quedaron los dos quietos.
- Venga, documentación y las manitas donde se puedan ver - el agente era de edad indefinida, algo de barriga y aspecto de no ser la primera vez que se enfrentaba a algo así - Óscar, vaya, menor de edad y al lado de un sitio de esos, y tú Conrado. ¿Te estaba agrediendo este tipo, chico?
- No, no. Me estaba ayudando - Óscar estaba asustado y sabía que estaba en un lío. Era menor y comprendía que al final le llevarían a su casa y explicarían a sus padres donde le encontraron.
- Miré usted agente - Conrado adoptó otra postura muy profesional, al tiempo que le tendía una tarjeta - iba con la moto y he visto a este chico en este callejón. He supuesto que necesitaba ayuda y me he prestado a dársela. Como ve usted trabajo en fiscalía de Menores y soy sensible a estos casos. Nada más. Si quiere yo puedo llevarle a su casa y así no entorpezco su ronda, y aquí no ha pasado nada. De todas formas mañana a las ocho estaré en mi despacho por si quiere usted interesarse.
- Quédense aquí y no se muevan - el agente fue al coche a comprobar que Conrado era quien decía que era y regreso - bien don Conrado, nos haría un favor si llevase usted al chico a su casa. Y tú, Óscar, que no vuelva yo a verte por estos sitios. Hoy has tenido suerte que un fiscal de menores pasaba cerca, pero por aquí lo normal hubiera sido que te encontrases con un degenerado y quién sabe que podría sucederte.
- Buenas noches agente. Buena ronda.
- Gracias don Conrado.
El coche de la policía salió despacio con sus luces de servicio apagadas y Conrado y Óscar le siguieron con la vista hasta que desapareció. Entonces Conrado volvió a pellizcar con brutalidad los pezones de Óscar que gimió de dolor, pero no pudo reprimir la erección.
- Eres un cabrón, Conrado o como coño te llames, me haces daño.
- Y te mueres de deseo además, mariconcito - y al tiempo le cogía la verga dura a través del pantalón - o este palo que significa, entonces. Ahora te voy a presentar a mis amigos y a colocarte la castidad, luego te llevaré a tu casa y estarás a nuestra disposición las veinticuatro horas del día los trescientos sesenta y cinco días del año. Eres nuestro, mariconcito. Vete olvidando de novio, novia o lo que puedas tener, solo tienes un dueño y somos nosotros. Ya irás conociendo al resto de perras de la cuadra. Piénsalo y te correrás de gusto.

- Papá, ¿esto qué es? da la impresión de que tú y Carlos...
- Si, Javier, Carlitos es mi sissy. Venga perra - se dirigió a Carlos y acompañó su orden de una bofetada - desnudate ya y enséñale a mi hijo la ropa interior que tanto me gusta.
Javier estaba helado. Esa actitud mandona no era de su padre. Nunca le había visto tratar a nadie así, y el tal Carlitos parecía haber aceptado con gusto el bofetón. El chico empezó a desnudarse y para Javier fue sorprendente ver que llevaba puesto un sujetador rosa de encaje y al quitarse el pantalón una braguita también de encaje rosa, pero no parecía que tras la ropa interior hubiese un paquete de hombre. Si se apreciaba un bulto pequeño pero para nada parecido a un pene.
- Venga, perra, quítate la braguita y enséñale a mi hijo la ruina de picha que tienes. Para perder los huevos ya queda poco ¿eh, sissy?
- No veo el momento de que me arranquen esas bolas asquerosas - y al decirlo se deshizo de las braguitas.
- Ya prácticamente tienes solo un clítoris que te vale para mear. Cuando no puedas ni empalmar por mucho que te usen el coño entonces adorarás el elastrator y en una ceremonia especial las perderás definitivamente, como siempre has querido. Mirale el culo Javier, lo que lleva te tiene que gustar.
Cuando Javier pasó los dedos por la raja del culo de Carlos y se detuvo a nivel del ano poniendo cara de sorpresa.
- Si hijo, si, un tapón anal. Te vendría bien. Sácaselo e intenta ponértelo, es un poco grande para ti pero te gustará. Te dilatará y podré metertela yo - y tal como lo decía le guiñó un ojo al tiempo que levantaba sus pulgares.
- ¿Me follarías de verdad, papá?
- ¿Que si te follaría tu papi? no se lo digas dos veces, tu papi se folla a todo lo que se menea.
- Anda Javier, sácale el tapón a Carlos.
Carlos se agachó para exponer el ano y Javier pudo ver una piedra facetada en azul ultramar que remataba el plug que llevaba puesto. Metió los dedos entre la carne y el metal e hizo tracción.
- Despacito cariño, que no está en la pared y este es de dos y media. Tú verás como se dilata mi coño hasta que salga.
Javier empezó a aplicar fuerza y el ano de Carlos comenzó a abrirse hasta que el cono que era el plug pasó su diámetro más ancho y en ese momento lo expulsó. El ano quedó abierto un momento hasta que Carlos hizo fuerza y lo cerró.
- ¿Quieres que te lo ponga? - mientras lo decía miraba a Herman como pidiendo permiso.
- Lo está deseando, Carlos, le meten cosas desde hace tiempo - se acercó a un aparador y sacó un bote grande - toma el lub y trabajaselo tú.
- Venga cariño - Carlos era dueño de la situación pero en todo momento pedía permiso tácito a su amo - en pelotas y boca arriba las patas por alto. Y relajado. Herman, que bien dotadito está tu niño.
En cuanto Javier se puso en posición delante de la chimenea empezó a empalmarse sin poderlo remediar. Su padre se arrodilló a su lado y le acarició con suavidad. El pene empezó a destilar precum y su padre lo utilizó para acariciar suavemente el capullo de su hijo. Carlos empezó a lubricar con el contenido del bote y a medida que le iba metiendo los dedos Javier empezó a jadear. Con el jadeo su padre ralentizó las caricias para que no se corriese.
- Ahora, respira hondo, concentrate en tú ojete y relajalo.
Carlos empezó a empujar el plug haciendo giros a derecha e izquierda y a medida que el músculo orbicular se iba dilatando la cara de Javier iba reflejando miedo y deseo a la vez. Con sus manos intentaba que Carlos se detuviese, pero en ese momento su padre se inclinó sobre la  entrepierna de su hijo y abarcó su verga en la boca acariciándole el capullo suavemente con la lengua. Eso fue suficiente para distraerle un momento, el necesario para que Carlos de un último empujón consiguiese que el plug entrase del todo y presionandole la próstata hacerle eyacular en la boca de su padre. Fue glorioso, Javier no creía que se pudiera gozar más. El culo perfectamente ocupado y su padre haciéndole una felación dulcísima. Pero aún no habia visto lo mejor. Su padre, reteniendo el semen de su hijo en la boca se inclinó sobre su cara y no hizo falta que le dijese que abriese la boca, el sabía que tenía que hacerlo. La abrió  y Herman dejó caer toda su corrida en la boca de su hijo. Javier tragó su propio semen como tragó el de Óscar. Se acordó de él por ello y pensó que si estuviese allí no podría negar su naturaleza.
- Después de este aperitivo, nos vendrá bien una birritas, ¿eh, chaval? - el padre de Javier estaba de muy buen humor.
Cuando el chico se levantó con su plug puesto se sintió cómodo con él y se volvió a Carlitos y entonces vio lo que llevaba puesto.
- A ver, a ver, Carlos. ¿Que es eso? - Javier se intrigó por una chapa metálica ligeramente convexa que ocultaba el pene de Carlos. No se había percatado con tanta sensación nueva que túvo que manejar - joder, ¿dónde has metido la polla, Carlos?
- Está ahí hijo. Lleva un año con castidad y ya lo que le queda es un capullo pequeñito pegadito al cuerpo. Hay clítoris más grandes. Los huevos que le cuelgan sirven para sujetar el aparato que atrofia el pene, que como buena sissy, no le vale de nada - sacó su llavero y de él una llavecita dirigiéndose a Carlos. Abrió un candadito que llevaba sobre la chapa y la retiró - mira Javier ven. Ésta es la ruina de pene de Carlos. Él está muy orgulloso de que sea así. Presume de coño. Miraselo bien, Javier, lo cierto es que me gusta, bueno, nos gusta a todo el grupo follarselo. Tocaselo, y besaselo, mete lengua si te apetece y luego te lo follaras. ¿Contento, Carlos?
- Me encantaría una doble de papi y el nene. 
- ¿Doble? - preguntó extrañado Javier
- Que me la claváis los dos a la vez. Yo lo disfruto mucho.
- Papá, Carlos y yo  estamos en pelotas y tú...
- Ahora cuando me desnude no te sorprendas, tengo algunos adornos propios de nuestro grupo, grupo al que pertenece Carlos cómo nuestra guarra sissy. 
Cuando Herman se quedó desnudo Javier se quedó sin palabras. Tenía en la punta un grueso anillo. Cuando Javier se acercó a su padre con el pene congestionado, pero colgante por el peso del anillo y lo levantó vio otro anillo que perforaba el frenillo y luego una serie de ocho anillos más, uno tras otro como formando una escalera por todo el vientre del pene.
- Papá y así le metes el rabo a Carlos, si pareces una ferretería - y entonces se fue a Carlos a mirarle el ano - agachate Carlos que te vea ese coño.
Javier se puso de rodillas detrás de Carlos y le separó las cachas del culo dejando a la vista una raja de bordes engrosados de unos tres centímetros de largo. Paso los dedos con delicadeza por los bordes y luego con suavidad los insinuó dentro de su cuerpo. Carlos emitió un gemido de placer y se contoneó y entonces Javier hizo lo que su padre le había insinuado. Con lentitud hundió la cara en el ano de Carlos, sacó la lengua y la introdujo todo lo que pudo dentro de su cuerpo.
- ¿Te gusta el beso negro, verdad niño? - el tono de Herman era diferente, era otra persona la que hablaba y a Javier eso le excitaba sobremanera, era la voz de un chulo controlando a su puta, de un amo dando cuerda a su esclavo - Pues no hay nada que más me guste que me limpien bien el ano. ¿Te gustaría hacermelo, hijo?
- Si luego me follas con toda esa chatarra, si, papá - y al escucharse a sí mismo decirlo se estremeció de deseo y lujuria. Y ahora era algo más que su hijo, era para lo que él quisiera su esclavo.
Javier al sentir esa emoción tan intensa de sometimiento y pertenencia miró fijamente a los ojos a su padre rindiéndose como si fuera otro Carlos. Le deseaba. Se fue hasta él, se arrodilló delante y se agachó hasta poder lamerle los pies. Y lo que parecía que era una reunión de tres amigos que están de juerga se convirtió en algo más serio. El silencio se hizo como el que atrona antes de una catástrofe. Carlos miró muy serio a Herman y éste hizo una imperceptible seña a Carlos que se dirigió a una alacena al lado de la chimenea y extrajo un pequeño zurriago de varias cintas gruesas de cuero. Se lo tendió a Herman y entonces de un empujón con el pié hizo rodar a su hijo por el suelo. Luego se agachó le agarró por los pelos y le llevó hasta el sofá donde le dejó caer sobre el brazo.
- Ya veo que te gusta ser otro Carlos, guarra. Pues vas a saber lo que necesitas. Primero soportar mis caprichos y el que tengo ahora es el de verte el culo morado del castigo.
Empezó a azotarle el culo sin ninguna piedad. Javier desde el primer azote gritaba de dolor, pero no sé retiraba. Carlos fue a sentarse al sofá, a su lado para animarle y consolarle del castigo.
- Papá, te quiero - Javier decía entre sollozos - te quiero, y me merezco el castigo.
- Yo ya no soy tu padre, puta, soy tu amo y como a un amo te ditigirás a mí.
- Si, amo. Te quiero, pegame, soy tuyo, me honra tu castigo. 
Cuando tenía el culo sangrando en algunos puntos, Herman dejó de sacudirle tomó un poco de lubricante del bote y se lo untó en el capullo y sin más preámbulo le extrajo el tapón que Carlos le había colocado y se la metió en el culo. La cantidad de metal que llevaba con el movimiento de pistón rozaba con violencia la próstata de Javier que acusó el placer.
- Me estoy corriendo, vaciate en mi.
- Me voy a vaciar en tu boca. Ya he visto lo que te gusta.
Javier con mucha habilidad se volteó y abrió todo lo que pudo la boca. Tres chorros de semen impactaron en su cara y algo entró en la boca. Cuando su padre terminó, el chico le terminó de lamer el capullo y al pasar la lengua por el frenillo se detuvo.
- ¿Que te pasa, perra? sabe a mierda, ya lo sé, te he follado sin prepararte y al fin y al cabo es tu mierda. Límpiame bien la polla y no te detengas.
Javier siguió pensando que vomitaria pero el sabor amargo mezclado con el del semen le excitó aún más y la limpieza la hizo exhaustiva.
- Carlitos, este te va a quitar el sitio. Quiere más. Venga, perra, date la vuelta otra vez voy a volver a metertela, para que disfrutes luego.
- Está bien - dijo relajadamente Herman - hacía tiempo, Javier, que no disfrutaba tanto. El próximo finde te voy a llevar al grupo y te vamos a colocar una castidad. De esa forma quedarás vinculado como esclavo sexual a nosotros. Nuestra vida continuará como siempre, pero además de mi hijo, ese aparatito como el que lleva Carlos te recordará que me perteneces y por extensión al grupo. Una vez al mes te ordeñaremos sin que tú participes. No volverás ni a masturbarte ni a follar sin nuestro consentimiento. Carlos, dile a Javier qué tal se vive de esclavo.
- Yo Javier - Carlos hablaba completamente en serio - nunca he sido más feliz. La polla dejó de preocuparme y el ano empezó a tomar protagonismo. Ahora es mi órgano sexual y lo tengo siempre a disposición de tu padre y su grupo. Ahora hace un año me colocaron la castidad y cada dos meses me cambiaban el dispositivo por uno más pequeño, hasta este último que prácticamente plano, con sus cinco centímetros de sonda para orinar. Me medía hace un año en reposo unos doce centímetros, ahora llega escasamente a uno. Como dice tu padre en realidad un clítoris, lo que yo necesito y merezco. Espero que no dentro de mucho me quiten ya estás bolas asquerosas y pueda ser quien me siento, un tío al servicio de los demás tíos.

- Vamos mariconcito, sube a la moto. Vas a conocer al grupo.
Óscar se estremeció de lujuria. No sabía que había sucedido dentro de él, pero la actitud de Conrado, soberana sobre su persona le hacía perder todo principio moral. Se sentía con la libertad del esclavo que se ajusta a sí mismo los grilletes. Era increíble pero deseaba ser sodomizado en presencia de espectadores. Que le azotasen y le viesen llorar pidiendo merced. Abominaba de cualquier dignidad que no viniese de su relación con Javier, deseaba a Javier, que le poseyera como Conrado iba a poseerlo en pocos minutos. Estaba tan duro que sentado detrás de Conrado era imposible que no le sintiese. Sentía vértigo por incapacidad de imaginar las procacidades a las que sería sometido. Y lo deseaba. Pensaba en Cristina y le daba absolutamente igual. Hace pocas horas era nada más que su guía y futuro y en ese momento no significaba nada.
En ese momento quiso sacramentar su entrega a aquel hombre y le rodeó la cintura con sus brazos reposando su cara sobre la espalda estrechándose, dándose a él y comunicandoselo con ese gesto
- Eres mío - dijo Conrado para si, sabiendo que Óscar no sé enteraría. Una obra maestra. Cuando le vio en el callejón llorando y gritando supo que aquel adolescente tenía que ser suyo. Pasaban por sus manos tantos niños desesperados, desgraciados, apaleados, violados que le hacían tragar saliva y en alguna ocasión salir del despacho a masturbarse. Ver a ese chico menesteroso y desamparado le despertó toda la lujuria que llevaba reprimiendo años. Óscar podría ser su hijo dentro de unos años y deseaba con ganas que alguien como él, le iniciase en el sexo más abierto y liberador. Al menos su hijo ya tenía en su memoria, aunque no fuera consciente de ello, el sabor del semen, el suyo, cuando con pocos meses pudo mamar de donde era impensable. Y no se arrepentía, sabía que llegado el momento aquella experiencia le serviría para abrir horizontes, ensanchar la mente y beberse la libertad.
Óscar no sabía que pensamientos bullían muy dentro del cuerpo que abrazaba mientras el viento le alborotaba el cabello con la marcha. No lo sabía pero estaba seguro de que él ya representaba algo para ese hombre, algo querido y que ya no se iba a desenganchar.
El viento se volvía cada vez más frío y las luces cada vez eran más escasas hasta que llegaron a una puerta completamente ciega que franqueaba una valla de unos cuatro metros de alto. Tras unos segundos delante de la puerta y sin más señal, se encendió un foco que iluminaba el umbral Y se abrió. Conrado recorrió un camino serpenteante hasta un caserón vetusto y algo tétrico débilmente iluminado. Dejaron la moto y Conrado le ordenó a Óscar que se esperase. Él entró por la puerta principal y Óscar se quedó allí sin saber que hacer hasta que pasados unos minutos, de detrás de la casa salió un hombre muy delgado de edad indefinida que le ordenó que le siguiese. Óscar se sintió bien allí y siguió al hombre sin miedo.
Una vez dentro de la casa el hombre se presentó.
- Soy Matías el mayordomo. Nunca rechistes ni preguntes, haz todo lo que se te ordene y no mires a los ojos a ninguno de los señores. Solo hablarás cuando se te pregunté. En el momento que quieras que este juego acabe solo puedes decirme "me voy" se te devolverá la ropa que traías y se te dejará por fuera de la puerta.
Matías era curioso. Vestido de chaqué impecable cuando se agachó una vez las colas del chaqué cayeron a lado y lado dejando el culo al aire. El pantalón era tipo zahonas y se abrochaba por delante.
- Desnúdate y deja la ropa en una de esas taquillas. Desnudo por completo. Descalzo. En la sala los señores te afeitaran y te colocarán la castidad. El plug te lo pongo yo ahora.
- ¿Que?
- Te lo vuelvo a repetir. No hables o serás castigado. El primer plug es de pulgada y lo llevarás todo el día, estés donde estés y cada día al acostarte te lo quitarás. Por la mañana cuando evacues el vientre te lo volverás a colocar. Recuerda que eres propiedad de don Conrado y el tapón garantiza que tu coño es suyo. Has dejado de tener ano, a partir de ahora mismo tienes coño. Cuídalo.
Óscar se desnudó delante de Matías sin ningún pudor, es más, se sentía bien quedándose desnudo, exhibiéndose.
- Una buena elección la de don Conrado, tienes un cuerpo precioso. Tienes un bonito pene, en un año solo quedará de él un capullo pequeñito pegado a tu piel. Agachate, te voy a lubricar y a insertarte el plug. Lleva una colita porque eres su perra.
Mientras le lubricaba el ano, Matías le acariciaba la verga y el escroto. Óscar se empalmó rápidamente y empezó a suspirar y a gemir.
- No es casualidad esto, mariconcito, te tengo que ordeñar, son las normas. Cuando te coloquen la castidad no deberías empalmarte.
Óscar estaba muy excitado y eyaculó enseguida. Matías le llevó su mano embadurnada de su propio semen a la boca.
- Venga chupa, tienes que irte acostumbrando, mariconcito.
Óscar chupó los dedos de Matías y le miró suplicante mientras le acariciaba el culo y le buscaba la entrepierna. Matías estaba acostumbrado ya.
- ¿Necesitas más verdad?
Volvió a masturbarle otra vez, está vez con dedicación, alejado de la profesionalidad de la primera paja.
- ¿Quieres chuparme el rabo a mi? Va a ser muy poco tiempo y te entrenará.
Óscar asintió con la cabeza y se arrodilló. Matías se sacó su pene y Óscar le chupó como lo había hecho horas antes con Conrado. No hizo falta que le sujetase la cabeza. Recogió el semen en la boca según lo eyaculaba Matías y se lo tragó. Después el mayordomo le masturbó por segunda vez. Le volvió a dar a chupar los restos del semen y luego le colocó un collar de perro con su cadena. Después le puso unas manoplas de cuero parecidas a los guantes de boxeo para que no pudiera tocar, o acariciar o agarrar y Matías lo llevó a la sala.

lunes, 16 de mayo de 2022

DURA REALIDAD (IV)

 

Óscar salió del ERESO prácticamente a la carrera. Al sentir el frescor de la noche en la cara, con ella desencajada miró a derecha e izquierda sin saber donde huir. Intentar contener las lágrimas le escocía en los ojos. Echó a caminar a su derecha encogido, queriendo pasar desapercibido, llegó a una esquina que daba a un callejón y entró para dejarse caer en la pared hundido en las sombras de la noche, hiperventilando hasta no poder más y gritar hasta quedarse afónico creyendo que ahí se acababa el mundo para él.  No conseguía quitarse de la memoria la cara de sorpresa de Javier cuando optó por negarse sus sentimientos y preferir huir de él mismo.
Con las manos ocultándose la cara no se percató de que un tipo con gorra de cuero negro, gafas de aviador oscuras y chupa de cuero también con una enorme cabeza de cheetah rugiente en la espalda, en rojo, se le acercaba pintándosele en la cara una sonrisa de suficiencia.

- Venga hijo, Javier, estamos en ascuas. ¿Que te ha pasado con Carolina?
- Nada, mamá. Papá, mamá, me he enamorado de otra..., persona - hizo una pausa reuniendo fuerzas para soltar la bomba - y esa persona es un chico.
- ¡Óscar! lo sabía - la madre estaba contrariada, el padre permanecía serio en silencio - se lo tenía dicho a tu padre: a mi esa amistad, no se, ojalá me equivoque.
- Calla un momento, cariño
- Pero como coño me voy a callar, mi niño ahora resulta que es maricón, y no me lo creo. Esto es vicio y nada más que un vicio asqueroso.
- Te he dicho que te calles. Déjame hablar a mi - el padre de Javier era analítico hasta la frialdad pero ecuánime - A ver, Javier. Estabas enamorado de Caro, de una forma que todo hacia presagiar que la boda era cuestión de tiempo, y en días te enamoras de un chico. No es una cosa que me haga saltar de alegría, pero lo respetaría y te aseguro que haré entrar en razón a tu madre si me convences de tu decisión.
- Si mamá, es Óscar, pero él no está por la labor. Pero no porque no le guste yo, que estoy convencido que si, pero le aterra que le señalen y prefiere vivir infeliz pero que le reconozcan como "normal".
- ¿Habéis mantenido relaciones?
- No exactamente, papá.
- Esto si que no lo soporto - la madre de Javier se levantó irritada y tiró la silla con estruendo - ahora querrás que te ponga al día de sus cochinadas.
- ¿Que pasa? - el hermano mayor de Javier, Germán, bajaba alarmado la escalera antes el ruido y las voces.
- Tu hermano, que ahora resulta que es maricón - la madre escupía esa frase indignada mientras tomaba escaleras arriba a encerrarse en su dormitorio.
- No hagas caso, hijo. Tu madre ya sabes lo sanguina que es. Javier que nos ha contado que ha roto con Carolina porque cree que se ha enamorado de un chico. Y nos iba a contar ahora como fue eso, y tu madre parece que le han mentado a la suya y ha salido como tú la has visto.
- ¡Ah, venga Javi! cuenta. Con Óscar ¿no? estaba cantado, pero me parece bien, es buen chaval y papá, el chico si os gustaría.
- Déjale que se explique Germán. Anda Javier, cuenta.
Javier fue desgranando su historia obligándose a relatar todos los detalles, desde que conoció a Óscar en el instituto y se pelearon hasta que forjaron su sólida amistad que como un Mr. Hide se transformó en algo más que una camaradería. El como los estimuladores de próstata le abrieron un nuevo horizonte.
El episodio de la productora sin ahorrarse detalles y como la relación se rompió por el miedo de Óscar a verse rechazado.
- Pero yo sé que le quiero y tendré que vivir con su rechazo, hasta que conozca a otra persona o no se.
- Javi, de verdad, ¿te ha petao el culo tu novia?
- Germán, por favor, no seas truculento, ya ha explicado el chico lo de la vela y eso. Pero, nada de sodomizarle nadie - el padre mantuvo un silencio para dar ocasión a su hijo de decir algo y en vista del silencio, se dirigió a Javier - anda hijo, vamos tú y yo a charlar tranquilamente, que tu hermano solo quiere porno.

Cuando Óscar sintió el aliento de alguien cerca de las manos con las que se cubría la cara, se las retiró y abrió los ojos. Javier había debido encontrarle y le insistía. Pero, esa gorra de visera tipo lobo de mar, de cuero, las gafas tipo aviador. No, este no es Javier.
- Te ha puesto los cuernos tu novio, ¿no? Te he visto salir del ERESO como alma que lleva el diablo, y refugiarte aquí, cariño. Eres un modelazo, preciosidad.
Óscar intentó zafarse, pero dos poderosos brazos uno a cada lado de su cabeza con las manos contra la pared lo impedían. El extraño se le acercó aún más. Olía a tabaco y sudor fresco. Inexplicablemente se excitó, no solo el olor, el sentirse de alguna forma preso. Se asustó del deseo que se le presentaba pujante y con los puños cerrados intentó apartarle de si, pero el oso vestido de cuero le placó con su voluminosa barriga haciéndole sentir la dureza de la verga. Óscar se sorprendió que no reaccionase violentamente ante aquella puesta de rabo tan descarada, y en su lugar se mareó de deseo y se odió por no haberse consentido ese sentimiento para con Javier, una pulsión que ya sabía que no iba a poder domesticar. El oso acercó su boca a Óscar y éste se dejó llevar. Allí mismo en aquel callejón, sin saber porqué se arrodilló y le hizo la misma felación que Javier le hizo a él, salvo que en esta ocasión, el oso no avisó de nada, al contrario le sujetó por la nuca para obligarle a tragar lo suyo. Cuando lo hubo hecho y el de la chupa le dejó, Óscar vomitó y vomitó, pero no sentía coraje contra él, solamente vacío por sentir que aquello había quedado cojo, el deseaba más y lo que era peor le importaba muy poco Cristina, sus padres y la gente. Y lo único que si le importaba era Javier. Pero había algo más que le excitaba su curiosidad. Algo metálico le impactaba con los dientes al chuparle el rabo al oso lo que le hacía evitarlo y le rozaba la campanilla y le producía arcadas. Cuando terminó de vomitar cogió el pene al oso y lo miró con curiosidad.
- Vaya, vaya, el mariconcito quiere más jaleo. No es más que un príncipe, chico, da morbo, ¿verdad? y el de más abajo, en el frenillo, un frenum y luego, la escalera del diablo, ¿le ha gustado al mariconcito la verga de papá con tanto adorno? pues claro, niñito, ¿a que mariconcito no le gusta?
Venga, vamos a la moto. Vas a conocer unos amigos muy salados. Y te vas a ganar una jaulita de castidad. ¡Cómo vamos a gozar! tendrás preparado tu coñito de sissy, y si no, entre todos lo prepararemos.
Óscar se sentía mareado. En cuestión de minutos se había dejado despeñar por el abismo que Javier le mostraba y al que querían sobrevolar de la mano juntos y él se había negado por temor a lo desconocido. Y de pronto un extraño de los que te hacen cambiar de acera, te asedia y te abre no un mundo nuevo, una galaxia entera. No tenía idea que era una jaula de castidad o porqué le llamaba sissy. Imaginaba que al referirse al coñito hablaba de su ano. Le estremecía que pudieran meterle algo, pero Javier gozaba con una vela dentro, tan malo no podía ser. Lo temía tanto como lo deseaba. Por otra parte si los amigos de aquel motero eran de su estilo no sabía si podría soportar la excitación. ¿que le harían, a que humillaciones le someterian? Fue verse imaginándose en medio de aquella tribu como un pajarillo en manos de niños de patio de colegio y sentir que un orgasmo le inundaba. El oso se dio cuenta que Óscar se corría, seguramente por la excitación y le echó mano a los pezones pellizcandolos sin piedad. Óscar sintió un dolor agudo pero que reduplicaba el placer que ya estaba sintiendo. Sin poderlo explicar se entregó al motero. En lugar de encogerse para ponerse a salvo de los dolorosos pellizcos echó los hombros atrás para exponer mejor su pecho.
- Sii, cabrón, si.
- Esto no es nada mariconcito. Te va a gustar lo que va a pasar esta noche.
- Estoy empapado de corrida, tío y por otra parte me llamo Óscar, no mariconcito.
El motero cogió a Óscar por el pelo y tiró sin miramientos hacia atrás y cuando el chico abrió la boca para protestar el oso le escupió dentro y luego le soltó.
- Tu eres mi mariconcito. Para siempre. No vuelvas a rechistarme.
Óscar hizo intención de contestar pero se reprimió. Le gustó reprimirse por obediencia al motero al que seguía. Se acababa de correr y sintió como volvía a empalmarse con ganas de otro orgasmo al sentirse esclavizado de alguna manera. Si, estaba disfrutando y pensó que si Javier estuviera a su lado disfrutaría aún más. Le habría gustado que Javier viese como aquel oso le escupía en la boca. El asco que le provocó en un primer momento y el desprecio con el que le trató el hombre le provocó un placer muy profundo. En ese momento deseó que se lo volviese a hacer. Y se le vino a la cabeza que si encontraban placer en escupirle en la boca quizá otras guarradas podían suceder. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y le estalló en la punta del capullo.
- Tócate mariconcito, tócate. Ahora que puedes. Cuando pierdas la colita por la permanente castidad y no te quede más que un despreciable clítoris, de puta sissy, solo te quedará la boca y el ojete para disfrutar.
Óscar pensó inmediatamente en Javier y quiso volver al local a buscarle, pero el motero le dió una sonora bofetada y le cogió por un brazo obligándole a montar en la moto.
En ese momento un destello azulado intermitente iluminó la noche en el callejón.

- ¿Te parece que vayamos a la cabaña del lago a charlar con tranquilidad? 
El padre de Javier le tenía la mano echada por el hombro para después hacerle la caricia a la que le tenía acostumbrado, acariciarle la nuca ahí justo donde moría el nacimiento del pelo. A Javier, como siempre que su padre le acariciaba la nuca de esa manera un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y le hizo pasar su brazo por la cintura de su padre y apoyar la cabeza en su hombro como signo de gratitud y cercanía.
- Me encantaría papá.
- Espera que le digamos a tu madre que nos vamos. Que no vaya a estar con cuidado.
El padre volvió sobre sus pasos, volvió a entrar en la casa y desde el vestíbulo levantó la voz.
- Cariño, me voy con Javier a la cabaña del lago. Pasaremos la noche allí. Hasta mañana.
- Si, llévatelo, a ver si le sacas esas ideas de la cabeza - la madre lo gritó desde lo alto de la escalera.
En el camino Javier mantuvo la boca cerrada y solamente contestaba con monosilabos a las preguntas de su padre. Solo podía pensar en lo que podía estar pasando Óscar. No se explicaba que podía haberle pasado para pasar de besarle con tanta dulzura y a las horas negarse a ver lo evidente.
- ¿Cuando te diste cuenta de lo de Óscar, en lo de la productora o antes ya tenías tus dudas?
- Yo creo papá, que desde que le vi en el instituto la primera vez, y casi me atrevería a jurar que a él le pasó lo mismo.
- Estás cosas suelen ser así Javier - y diciéndolo puso su mano derecha sobre el muslo izquierdo de su hijo masajeandolo y acariciándole suavemente a través del pantalón, una muestra de cariño - la conexión es mutua casi siempre, aunque como no solemos hacer caso de nuestras pulsiones viscerales,  preferimos ignorarlas. A mí me pasó más o menos con tu edad - la mano del padre de Javier se acercaba peligrosamente a la ingle de su hijo sin dejar de masajear, al punto que Javier empezó a sentirse incómodo porque su erección empezaba a ser evidente.
- ¿Que te pasó? - preguntó al tiempo que colocaba su mano sobre la de su padre.
- No fue nada especial, pero gracias a ello conocí a tu madre. Ya te lo contaré. Ahora eres tú el que me tiene que contar lo que pasó con ese amigo tuyo, Isidro. Te petaron unos cuantos. ¿Te gustó? Esas orgias son tan excitantes.
- ¿? - Javier se sintió sorprendido de la respuesta de su padre, pero prefirió ir por partes - Yo no podría asegurarte de ser consciente porqué enseguida me suministraron popper y ahí se acabó mi capacidad de discernir lo que deseaba de lo que sucedía. Pero si, esta mañana al despertar me dolía el ano pero era placentero. Me toqué y lo tenía gordito y como salido para afuera y eso me hizo desear más y empalmarme, como ahora que solo de contártelo y con tu mano en el muslo me empalma. Y no sabría decirte si me empalmo por contártelo o porque me tocas el muslo tan cerca de una zona sensible - terminada su explicación hizo la pregunta del millón -y tu, has estado en alguna de estas orgias,  papá? ¿Tú? antes de casarte sería, no veo yo a mamá...
- Un poco más mayor que tú, fui a un retiro espiritual que nos recomendó el pastor. Éramos adolescentes y según nos dijo debíamos aclararnos las ideas en cuanto a utilidad del sexo que no debería ser solo por placer - levantó la mano del muslo de su hijo - Ya estamos llegando, vamos a parar a comprar algo para pasar la noche, no creo que haya nada en la cabaña.
Herman José, padre de Javier se detuvo en el supermercado del cruce de donde salía el camino que les conduciría a la cabaña. Saludó efusivamente al empleado, algo más mayor que su hijo Germán.
- A pasar unos días, Herman, ¿no?
- Solo está noche, vengo a charlar con tranquilidad con mi hijo pequeño, Javier. Mira Javier, este es Carlitos, bueno ya casi don Carlos, es mayor que tú hermano. Cuando compramos la cabaña sería algo más chico que tú y ahora está hecho un hombretón.
- Hola - Javier levantó la mano al tiempo que saludaba sin mucha convicción.
- Ya me acuerdo. Este es el chaval enredador que abría a escondidas los paquetes de chucherías - y soltó una carcajada lo que hizo enrojecer a Javier.
- ¿Nos vamos ya, papá? - acababa de acordarse de aquel adolescente con una cara rubicunda plagada de acné, algo gordinflón, y cabeza de fuego que en una ocasión le amenazó con cortarle los huevos si volvía a robar. El gordinflón no era el mismo, estaba más definido y el acné había desaparecido, pero la mirada y el pelo rojo, los mismos.
- Si. Vámonos, creo que llevamos de todo. ¡Ah! las cervezas, el chavalito, ya bebé cerveza. Es todo un hombre, hecho y según que ocasiones, tieso más que derecho.
- ¡Papá, joder! déjalo ya, vámonos - Javier miraba a Carlos y le vio pasarse la lengua por los labios cuando su padre dijo el borderío y se puso rojo como un pavo 
- Carlos, pasate luego cuando cierres, por la cabaña. Y lleva cervezas - rematando la ocurrencia con una carcajada.
- ¿Con éste también has tenido tú algo, verdad, papá? - Javier estaba muy enfadado - se supone que hemos venido para aclararme, y a ver si resulta que eres tú el que tiene que aclararse.
- Javier, coño, no sabes encajar una broma. Hijo, relájate. Disfrutemos y olvídate del tendero.
- Estabas con que el pastor os llevó de retiro.
- Exacto. Eramos diez chicos de dieciséis y diecisiete años. Algunos nos conocíamos, otros no. Aquello consistía en charlas sobre espiritualidad, lectura y comentario de textos bíblicos y conversaciones a solas con el pastor, el padre Salazar. Las charlas, por lo menos, las que yo tuve eran como los ríos que van a morir a la mar. Siempre derivaban en sexo. Yo le comenté que alguna vez tenía pensamientos eróticos con algún compañero y a veces sueños en los que tenía sexo con un tío mío.
- ¿Con tío Ricky, con él? no podías haber buscado nadie un poco más repulsivo, con Ricky, joder, que asco. Bueno y qué, ¿te mandaría directamente al infierno?
- ¡Que va! me dijo que eran etapas pero me insistió en que le aclarase si los pensamientos eróticos eran masturbandonos juntos o por separado. La verdad es que me dio vergüenza decirle que en una ocasión nos masturbamos mutuamente. A él, el compañero, tú no le conoces, además murió en un accidente de esquí, le dió un asco tremendo cuando se manchó de semen la mano, a mi sin embargo no me lo dio el suyo. Es más, lo olí e incluso probé a ver a que sabía. No me pareció que supiese a nada y lo olvidé.
- A mi el de Óscar me encantó, y me gustó más aún que se diese cuenta que me lo había tragado.
- Bueno - continuó Herman - ahí no acabó la cosa. Cuando acabó el retiro, el pastor Martín nos llamó a otros tres y a mi en privado y nos dijo que necesitábamos otro retiro pero más intenso, porque nos caracterizaba nuestra debilidad ante las tentaciones del mundo y que necesitábamos más meditación. Así que el siguiente finde volvimos. Nos dijo que los cuatro habíamos tenido veleidades homosexuales y había que determinar si era algo ocasional o es que éramos homosexuales de verdad. 
- ¿Y que hizo el fulano? papá, ese pastor solo quería rollo con chavales. Allí el único maricón era él.
- Llegamos, Javier. Venga, vamos a entrar, y dentro seguimos.
Padre e hijo cogieron sus bártulos y provisiones y entraron a la cabaña. Limpiaron un poco el polvo de semanas y prepararon algo para cenar. Encendieron la chimenea y se sentaron delante del fuego a continuar la conversación.
- Estabas, cuando llegamos que os llevó el pastor para follaros a los cuatro tontos que le dijisteis la verdad. ¿Me equivoco?
- No fue exactamente así, Javier. Para saber quién tenía y quien no pulsiones homosexuales nos dijo que sin perder de vista que estábamos en un retiro de oración y meditación espiritual nos desnudasemos, así nuestro cuerpo nos delataría ante nosotros mismos y ante los demás.
- Papá, hombre, a esa edad uno se empalma con el vuelo de una mosca. Se empalma uno de aburrimiento y en un sitio de esos eso no falta nunca.
- Espera. Éramos cuatro, así que hizo un sorteo y nos emparejó. Luego, primero una pareja y luego la otra delante de los demás se dedicaba a acariciarse durante un minuto. Luego las parejas se cruzaban para que todos se tocasen con todos durante un minuto.
- ¿Tú te empalmaste?
- Como todos. Menos uno que en lugar de empalmarse se meo, el resto nos empalmamos y no se nos bajaba. Y entonces como prueba definitiva el pastor, a los que quedábamos nos masturbó uno a uno. Si nos corríamos es que éramos homosexuales y deberiamos actuar en consecuencia. Si teníamos novia o similar deberíamos dejarla. Nos corrimos todos. El que se meó nos contó después que le daba tanto miedo empalmarse que se meó de miedo, pero nos confesó que no tenía novia, tenía novio. Nos hartamos de reír, y esa noche los cuatro nos montamos una orgía divertidísima, e hicimos tanto ruido que se nos terminó uniendo el pastor. El muy cabrón tenía de todo, popper, dildos, correas. No veas que noche pasamos. Al día siguiente antes de irnos, salvo el chico que tenía novio quedamos que lo mejor era nada más llegar echar le un polvo a la novia, porque lo que pasaba es que éramos bisexuales y que cada cual negociase su capacidad de tener sexo como quisiera.
- Entonces, papá, tú crees que yo soy bisexual.
- Naturalmente, como Germán. El no sabe que yo lo sé, pero le tengo en una red social de ligoteo y es tan simple que tiene puesta una foto suya y en su perfil pone que es bisexual.
Y en ese momento sonó un toc toc en la puerta. El padre de Javier se levantó de un salto.
- Me juego lo que quieras a que es Carlitos. Ese niño está siempre salido y le va la gente de mi edad. Javier, hijo, la noche va a ser épica. Y yo no tengo ningún inconveniente en que te sumes - se fue hacia la puerta - Carlitos, pasa, pasa. Aunque no te lo creas te estaba esperando, ¿traerás algo?
- Sabía que no me ibas a dejar entrar sin esto - y levantó los brazos para enseñar dos retráctiles de seis latas de medio litro de cerveza rubia.
- ¿Y el culete? lo traerás preparadito.
- Compruébalo tu mismo - se volvió sacando el culo para que Herman metiese la mano por dentro.
- ¡Perfecto! ¿Cuál llevas, el de dos o el de dos pulgadas y media?
- El de dos y media. Tienes una mano grande.
Mantenían esta conversación tan descarada mientras llegaban al lado de Javier.
- ¡Papá! hostia, hostia y hostia. ¿Eres tú? - se levantaba mientras alucinaba con el diálogo de Carlos con si padre - ¡Papá! te quiero, te quiero. Claro que me sumo. Me lo tienes que enseñar todo.




jueves, 12 de mayo de 2022

DURA REALIDAD (III)

 

Una semana después del incidente del MERAH, la escuela, Conservatorio, de Javier recibía para la inauguración del curso a Anna Sostainikova una solista de piano que debutó con un concierto de Bethoven a los nueve años. Era una concertista de las que se dan una cada milenio. Les deleitó con el concierto n°2 para piano y orquesta op. 18 de Rachmaninoff. Ese concierto fue la causa de que Javier decidiera elegir piano como instrumento para graduarse. Fue atacar Anna con el primer acorde intenso, solemne y doloroso para que Javier sintiera un nudo en la garganta y durante toda la ejecución no pudiera dejar de llorar. Cerraba los ojos y fundía en su cabeza el llanto cohibido de Óscar una semana antes al verlo por última vez en su vida y el sonido quejumbroso y desgarrado del concierto conducido por el director de la escuela, renombrado director de orquesta, Iván Merk van Mallinois, de origen luxemburgués.
Aquella partitura quedaría grabada en sus meninges de por vida. Solo la tocaba cuando la tristeza mordía con intención de hacer daño en su corazón, y en momentos estelares en que cerraba los ojos desde la clave de inicio hasta el punto final. En muchas reseñas de conciertos algún crítico se hizo eco de que Javier, un auténtico maestro, solamente al interpretar ese concierto lo hacía sin despegar los párpados una sola vez. Se fundía con el instrumento, aunque él mientras interpretaba la pieza acariciando el marfil y el ébano en realidad acariciaba cada centímetro de piel de Óscar. Solo algún director se percató de cómo Javier lloraba mansamente mientras tocaba sin que pareciese que otra razón del llanto no fuera más que la música. Cada concierto era una danza eterna con su amor.

- ¿Pero es que el carajote ese es incapaz de hablar, que tiene que irse llorando? - Isidro estaba escandalizado de la actitud de Óscar.
- Es solo un cobarde, renunciando a la felicidad únicamente porque se encuentra al otro lado del abismo y no se cree que tiene alas para volar suavemente hasta la otra orilla, donde el nirvana le espera. Ahora, ya - Javier dijo esto entristecido - dedicará su vida a irse arrancando las alas de su libertad para eliminar toda posibilidad de alcanzar el paraíso. Pero le quiero Isidro. Y sé que seré incapaz de olvidarle.
- Todo lo cura el tiempo y mientras tanto entrégate a tu otro amor, la música y no desesperes. Sabes que siempre estaré aquí para tí, y no creas que soy desinteresado, disfrutaría realmente de un buen polvo contigo - sonrió abiertamente mientras hacía el signo de ok con los pulgares - pero que conste que no renunció a un polvo. Nunca seré Óscar pero también tengo mi arte.
- Muchas gracias Isidro. Me voy ya. A ver si reúno fuerzas para seguir. No creas que estoy destrozado por mí, que también. Me duele infinitamente más saber que Óscar está ahora mismo pasando un calvario. Y no hay forma de que yo pueda ayudarle. Además tengo que hablar con Carolina. En fin...
Dando un paseo cansino hasta su casa Javier iba pensando en la mejor manera de decirle a su novia que debían despedirse, acabar la relación porque estaba enamorado de su mejor amigo aunque Óscar no correspondiese. Precisamente esa reunión le había despejado cualquier duda o salvaguarda. Lo había sentido muy claro, amaba a su amigo y en ese amor se incluía el sexo, porque era incapaz de expresar todo el amor que sentía por él si no era mediante contacto íntimo y gestos acompañantes. Hablando en plata, lo único que le apetecía y deseaba era follar con Óscar, ser follado por él más exactamente. ¿Como se lo tomaría? muy mal y a Javier le dolía el daño que iba a infringirle pero no podía seguir con la pantomima de tener sexo con ella, cuando el que habitaba su cabeza era él.
- Carolina, tenemos que hablar. Ya.
- Es tarde, Javier. ¿has mirado la hora? - la chica intentaba quitarle las ganas a Javier sin mucha convicción - bueno, venga, va, dime.
- No me gustaría que fuese por teléfono. Preferiría que quedásemos mañana.
- Para decirme ¿qué? que has dejado de tener novia para tener novio. No me pilla de sorpresa no creo que a Cristina le cause un sofocón.
- Te equivocas. Óscar no tiene nada que ver. De hecho estoy coladisimo con él, pero él conmigo nada de nada. Hemos suspendido nuestra amistad, porque si, yo le querría como novio, pero Óscar tiene una novia a la que adora. El problema es mío y solo mío. ¿Que tener a Óscar cerca me ha aclarado ideas? completamente. Lo hemos dejado todo bien claro. Bueno, vamos a quedar mañana para hablarlo.
- ¡Ah! que hay más cosas. Porqué lo de que eres gay ya lo has dejado claro y otro tema, ya, entre tu y yo...
- Pero, Carolina, yo quiero que quedemos como amigos. Ha sido mucho tiempo juntos y entre nosotros quiero creer que ha habido algo más que sexo.
- Al menos me queda la satisfacción de haberte ayudado a salir del armario porque lo de la vela siempre me dio miedo que pudiera llevarte por otro camino. Como así ha sido.
- Entonces, ¿quedamos?
- Más adelante. Ahora, no sé qué haría si te tuviera delante. Tengo que tragarme este sapo. Adiós Javier.
No le dejó ni rechistar. Colgó y cuando quiso repetir la llamada, Carolina ya comunicaba. Le inundó una tristeza enorme y se sintió desgraciado y solo. Y así sin poder dejar de llorar se quedó dormido.
A las dos de la madrugada sonó su teléfono.
- Javier, soy Isi. Estaba preocupando, ¿como estás? Vente a tomar algo aquí al MERAH. ¿hablaste con tu novia?
- Si, Isidro, he hablado, se lo he contado todo y me he quedado dormido llorando.
- Salgo ahora del curro. Vente y nos corremos una juerga. Venga tío, inaugura tu nuevo estado. ¿Te espero?
- Ya estoy allí.
Isidro estaba en la puerta del local.
- Vamos al ERESO, es rompedor. Imagino que no lo conocerás, pero es el local ideal para alguien que tiene que arrancarse del alma algún que otro parásito.
- ¿ERESO? no lo había oído en mi vida. ¿Y que significa?
- Es la localidad de Lesbos donde nació Safo. ¿Te imaginas de que va? 
Está en una callejuela del centro. Un sitio magnifico de vicio y libertad encadenada al sexo. Putas, chaperos, camellos y gente de mal vivir, con el naufragio pintado en la pupilas y ruinas de lo que fueron palacios de carne. A mí me excita. En una de esas calles me desvirgaron un par de borrachos cuando tenía trece años, que me escapé de casa cuando mi madre me pilló una foto de Austin Young, con esa pinta de crío que tenía, follado por un oso tremendo. Me dijo que castigado y que decidiría mi padre cuando volviera (mi padre era camionero TIR)
- ¿TIR?
- Si, transportes internacionales. Bueno me escapé de casa, puse el dedo y un tipo me llevó allí y no me dejó ir sin chuparle primero el rabo. Luego me echó. Estaba en realidad asustado. Llevaba un pantalón de pijama y una sudadera, lo que llevaba puesto cuando me escapé, y un par de tíos borrachos de verdad me vieron y sin mediar palabra me partieron el culo. Me dolió, pero me excitó esa sordidez. Me follaron al lado del ERESO. La gente que entraba y salía nos veía y pasaba de nosotros. Cuando acabaron me dejaron allí medio tirado contra la pared. Salieron del ERESO un par de tías que me vieron, me levantaron me ayudaron y me llevaron a su casa. Allí les conté lo sucedido y me lavaron, me montaron en su coche y me devolvieron a mi casa. Abroncaron con dos cojones a mi madre por reñirme por ser maricón y así fue como salí del armario y por eso conozco el local. Tengo buenos amigos y amigas allí. Verás como te gusta.

El local era pequeño, con una barra a la derecha, de madera, alta con taburetes tapizados en cuero. Estaba todo débilmente iluminado y como empolvado. Como si nadie se hubiera tomado nunca la limpieza en serio. Las paredes estaban tapizadas de pósters de temática motera, ajados por el paso del tiempo, pero ese aspecto decadente debía obrar como afrodisíaco a los parroquianos, mucha Harley y mucha Chopper y casi imperceptible un luminoso pequeño en neón en forma de flecha cubierto de polvo así mismo y la leyenda REST ROOM que señalaba una escalera. Isidro condujo a Javier sin mirar siquiera la barra a la escalera.
- No te fíes de que lo veas tan vacío, Javi, no es lo que parece.
La gente estaba toda abajo. Lo que parecían los servicios del local era otro mundo.
Al fondo de la escalera una pesada cortina de terciopelo negro hacia que la primera vez que entrases sintieses sensación de vértigo, por no saber exactamente dónde te metías.
Entrabas a otro espacio-tiempo donde pululaban personas espectrales, gente estrafalaria, de impecable traje unos y medio desnudos el resto. Allí parecía detenerse el tiempo o correr desbocado; no había límites espaciales porque ninguna pared perimetral se adivinaba. Casi toda la luz del local laberíntico la prestaban un neón al entrar con la palabra LEATHER que ya te ponía en situación de cuál era el ambiente en el que te metías. En otros puntos, otros neones tenían las palabras CUM, ASS, CREAMPIE, FUCK y otras por el estilo, siempre en tonos de violeta y rosa. Todo el local estaba cruzado por tabiques, medios tabiques y algunas cabinas con puerta o sin ellas. En algunos puntos merecía la pena cerrar los ojos, la vista dejaba pasó como principal sentido al tacto que daba la impresión de estar sobredimensionado. Sentías que a medida que te acercabas a la barra que parecía flotar sobre el suelo, manos te tocaban, manos que no sabrías decir a quién pertenecian pero que no tenían inconveniente en explorar tus escondrijos más íntimos y hacerte sentir halagado por ello. El ambiente era tal que te sorprendías que no te importase. Al llegar a la barra te dabas cuenta que la atendían un chico y una chica absolutamente desnudos, con un minúsculo taparrabos en el que guardaban abridores de botellas. Los dos llevaban anillados los pezones, uno de los cuales era un pequeño candado.
- ¿Te gusta? - Isidro apalancado en la barra preguntaba con media sonrisa a Javier.
- Estoy alucinando, Isidro. Encantado.
Y en ese momento Isidro se acercó a Javier le tomó la cara con una mano para sujetarle la cabeza y le besó en los labios taladrandole la boca irrumpiendo con la lengua. Javier no se opuso sino que sintió que tenía una erección explosiva. Cuando Isidro terminó de besar a su antojo se separó un poco de la cara de Javier y le dió una bofetada, que dejó a Javier desconcertado.
- Yo sabía que eras una perra que le iba el rollo leather - y tal como lo dijo se lanzó otra vez a su boca mordiéndome el labio inferior al tiempo que con la mano libre le pellizcaba el pezón derecho que se percibía a través de su camiseta.
- Me duele, cabrón - dijo Javier cuando Isidro le soltó el labio - me duele mucho - y en su voz había temblor de excitación.
Javier se daba cuenta que el que le humillasen y sometiesen le iban a hacer correrse, tenía el pene a punto de explotar. Y entonces Isidro sin soltar su presa tiró del pezón violentamente hacia abajo obligando a Javier a arrodillarse y a soltar un quejido de deseado sometimiento. Isidro ya sabía cuál era el rol aceptado, el placer ilimitado estaba servido.
- Cómeme el rabo, maricón - al tiempo que se desabrochaba el pantalón dejándolo caer y permitir que la polla saltase libre. 
Javier estaba ya loco de lujuria. No se podía imaginar que se pudiera experimentar un placer tan intenso y brutal.
Llegó entonces un conocido de Isidro, se saludaron con dos besos protocolarios mientras Javier intentaba que el miembro de su amigo le entrase por completo en la boca.
- ¿Ésta perra es nueva? - le preguntó el amigo.
- Le acaba de dejar el chulo y necesitaba recuperar su entrega.
- ¿Puedo? - preguntó sabiendo cual sería la respuesta.
- Naturalmente, las putas y los cerdos están para esto.
Javier escuchaba mientras chupaba y deseaba con todas sus fuerzas que Isidro le atragantase de semen, pero no sabía a qué se refería el nuevo cuando pedía permiso, imaginaba que cuando Isidro se corriese se la tendría que mamar a él, pero enseguida supo de que iba cuando el extraño le agarró por los bolsillos traseros del vaquero para levantarle de su posición arrodillada.
- Levanta el culo, guarra, que te voy a dar lo tuyo.
Sin dejar de chupar, el corazón se le aceleró y agradeció que el último dildo realistico que Carolina le metió fuese tan grande. Miéntras le levantaba el nuevo, Javier se desabrochó el pantalón y el tío aquel le ayudaba a bajarse el pantalón, le sacaba las deportivas y le quitaba pantalón y calzoncillo, dejándole desnudo.
- Ábrete bien, maricón, que vas a saber lo que es bueno.
El chico aquel, el amigo de Isidro, se agachó y metió la boca en su raja del culo para lubricar bien el ano con la lengua. Javier creyó entrar en un Olimpo de placer. No se imaginaba que el ano pudiera proporcionar semejante goce. Después de un rato chupándole el culo le apuntó el capullo y de un golpe de cadera le enterró la polla entera en su cuerpo.
- Está perra no es virgen Isi, éste está más follao que una poligonera.
- No me extraña. Yo creo que su chulo, muchos remilgos pero le follaba a todas horas.
Javier quiso dejar de chupar para explicarse pero Isidro le empujó la cabeza.
- Mama, Javi, maricón que es tu obligación. Esta noche te va a preñar más de uno, me parece a mí.
Javier no sé daba cuenta ya de nada. Alguien que no supo quien podría ser le acercó un frasco pequeño a la nariz y le tapó un agujero.
- Aspira fuerte chaval y luego te lo pongo por el otro y vuelves a aspirar. Para la cola que tienes aquí te va a hacer falta.
El olor como a disolvente fuerte es como si le hubiesen dado una patada en la cabeza, pero le multiplicó por diez las sensaciones, tanto que quería desesperadamente pollas en el culo más grandes y tragaba la polla de Isidro hasta besarle los huevos y llegó el momento. Isidro le sujetó la cabeza y fue él quien controló las emboladas empezando a eyacular una cantidad considerable de leche. Casi al tiempo el del culo sintió que le preñaba, se retiraba y casi sin intervalo sentía otra polla follandole y una más llegándole a la garganta.
Alguien volvió a ponerle el frasquito en la nariz y ya perdió la noción de tiempo y espacio. Javier tuvo solo conciencia de ser agujero, dos agujeros inmensos uno enfrente del otro que recogían semen y le nutrían. Aquello era la eternidad y la inmortalidad. 
Lo siguiente que recordaba era estar sostenido por Isidro delante de su casa. Y lo siguiente, Isidro desnudándole y metiéndole en la ducha.
- Joder, tío, te has portado. No sé cómo te la has apañado para que te haya follado tanta gente sin rajarte el culo. Parecía que estabas dilatado. ¿Óscar te ha follado mucho? la gente me decía: "de dónde has sacado este mirlo, con lo chico que es que coño tiene"
- Óscar no me ha follado nunca - Javier estaba sin fuerzas - solo quiero dormir. Estoy muerto.
- Venga, te seco y a dormir. Mañana llamas a tu casa que no se preocupen y me cuentas. Has entrado al juego de muerte. No pensaba yo que ibas a responder así. ¿Cuántas veces te has corrido?
Pero Javier ya no escuchaba estaba casi en coma. Isidro lo encamó desnudo y antes de arroparlo le acarició los genitales.
- Vales mucho, amigo, vales mucho. A ver si no te malean - le dijo en susurró y le besó con dulzura en la mejilla.

Sonaba la campana de la iglesia cercana anunciando las doce del mediodía.
- Venga, vago, levanta y llama a tu casa que tienen que haber llamado ya a la policía. 
- ¿Que hago aquí? - Javier estaba desorientado - ¿que pasó anoche? Isidro, me duele el culo - se llevó la mano al ano - ¡hostias, joder! Isidro, joder, ¿Que qué pasó anoche? te repito - Javier levantó la voz.
- Tranquilízate Javier. ¿Recuerdas que estuvimos en ERESO?
- Si, espera. Recuerdo una escalera oscura y un luminoso así como violeta que ponía, espera, leather, si leather y luego muy poca luz y - se llevó la mano a los pezones poniendo cara de dolor - ¡me pellizcaste muy fuerte los pezones, cabronazo! ahora me acuerdo.
- ¿Y luego?
- Un olor fuerte, no sé qué.
- Popper. Un vasodilatador muy fuerte. Te lo dió Terry, un buen tipo. Le dió pena ver la forma que tenían de follarte creyendo que eras primerizo, pero al parecer tenías el culo de todo un profesional. Cumpliste como sumiso como un jabato. Además te gusta una barbaridad ese rol.
- ¿Cuantos? - preguntó con precaución Javier
- Llegó un momento, en la segunda mamada que perdí la cuenta. Unos doce debieron ser. Disfrutaste por detrás y por delante. Te lo tragaste todo. Me sorprendiste gratamente.
- ¿Que pasa, que allí se puede follar en cualquier sitio?
- Así es. Mucho más excitante. Tú te desnudaste por completo. Te folló hasta el camarero y le comiste el coño a la camarera, resulta que son pareja.
- Es decir, que fue una orgía en toda regla.
- La gente hizo corro. Es que eras una máquina de sexo, querías más y más hasta que caíste rendido. Y te saqué de allí. Mi amigo me ayudó a vestirte y nos trajo hasta aquí. Y ahora, por favor, llama a tu madre, que no quiero líos.

- Si, mamá, estoy bien. He roto con Carolina y no estoy en mi mejor momento. Si, mamá, ya te explico cómo ha sido. Bueno..., que si voy a comer, que si. A la hora de siempre. Un beso.
Mi madre estaba hecha un manojo de nervios y una Magdalena. Parece que se ha tranquilizado. ¿Tú cómo te las arreglaste para salir del armario en tu casa? Porque yo no voy a llevar una doble vida, no sabría cómo hacerlo. Más antes que después tendré que cantar La Traviata.
- Yo salí a empujones. Mi madre me pilló una foto de Austin Young tragándose una monstruosidad por el culo y la foto era de cuando aparentaba doce o trece años. No veas mi madre. Bueno, aquello fue la típica tragedia. Y la bronca de las bolleras después. Mi padre estuvo tres meses sin mirarme, mi madre muy seria conmigo hasta que un día mis padres se metieron en mi cuarto y me suplicaron que les pusiera al día de que en que consistía ser maricón, porque solo tenían una retahíla de prejuicios y lugares comunes. Les llegué a presentar un novio que tuve y lo aceptaron bien. Ahora, para ellos que yo sea gay no tiene más importancia que el que sea moreno o de ojos azules. Es que es así, ni es vicio ni defecto. Les llevó un añito hacerse,  y a mi soportarles, pero bueno, ahora nuestra relación es magnífica. Mi madre me da mucho la vara con las enfermedades y en mi santo siempre cae una cajita de condones. A mí me parece muy tierno. Mi consejo es que lo sueltes por la cara y que no intentes aliviarlo con alguna duda, con un no se o un a ver si. Eres gay y lo eres y como no es una enfermedad no hay cura que valga. Se llevarán un tiempo tirantes contigo pero pasará rápido, pero tú en tus trece.
- Joder, tío, que bien. Se me había olvidado lo de Carolina. ¡Que liberación!
- ¿Te tomas un café conmigo, te duchas y te llevo a tu casa?
- Perfecto. Adelante.

- Va a ser ahora mismo, Isidro. En cuanto entre por la puerta. Deseame suerte. 
Javier salió elástico del coche de Isidro y se dirigió a la carrera a su casa. Cuando llegó a su casa, estaba ya la mesa puesta.
- Anda, Javi, lávate las manos y siéntate a comer.
Javier pensó en un instante si soltar la bomba antes o después. No quiso amargarles la comida y prefirió esperar.
- Hijo. Que ha pasado con Carolina, después de tantos años. ¿Hay otra chica? o ella se ha buscado otro.
- Cuando acabemos de comer os lo explico.