viernes, 22 de enero de 2021

REPARTO 3

 

"Pues nada, acaba de correrte, apaga el aparatito, te lo sacas, lo lavas, te duchas y te espero en la salita a ver qué tienes que decir"

Volví a la salita abochornado con el vibrador y el mando a distancia, sin pilas en la mano. Le conté lo del primer paquete y lo que acababa de ocurrir con Raúl.

"Ah, mira, ya sabes hasta como se llama. Menudas confianzas. Y bueno, ¿que tal la mama el chico, mejor que yo?"

Le expliqué que Raúl se tragaba el polvo sin perder una gota, que, no me rozó con los dientes ni una vez y que inexplicablemente era capaz de tragarse mis 18 cm hasta dar con los labios en el escroto y sacar la lengua y lamerme los huevos mientras su garganta masajeaba el capullo hasta que hizo que me corriera. "Y ni tuvo una náusea ni se asfixió"

"Entonces, ¿Que, te vas a ir a vivir con él? Porque eso no pienso hacerlo yo. Para meterla profundamente tengo yo en el cuerpo una boca sin dientes por delante y cuando estoy fuera de mí por detrás otra, aunque no siempre detectas cuando necesito un asalto por retaguardia. Venga, no te enfades, que era todo broma y no te creas un bicho raro porque un friki te ha querido hacer una mamada"

Me abrazó y sentí como se estrechaba contra mí y aprovechaba para pellizcarme un pezón. Me empujó hasta hacerme sentar en un sillón y ella se sentó en el de enfrente.

"Confidencia por confidencia. Esto nunca te lo conté porque lo único que podía hacer era enturbiar nuestra relación y en cualquier caso no creo que nos aportase nada.
En el último año de insti una compañera se acercó a mí. Era simpática, buena estudiante, divertida, aunque con un no se que triste dentro que nunca llegué a poder entender. Estudiábamos juntas, unas veces se quedaba en casa a dormir y otras me quedaba yo en la suya. Los compañeros me advertían: 'ten cuidado con Lauri que es bollera' yo la verdad, salvo que era cariñosa y atenta nunca le noté ningún acercamiento libidinoso. Acabamos el insti, y desapareció. Yo, ya sabes, entré en la Escuela de Ingeniería y no volví a ver a Lauri. Cuando acabé empecé a trabajar en una consultora y a la semana empezó a trabajar un argentino, o a eso sonaba su acento y ademas se llamaba Lautaro, o sea, blanco y en botella. Era muy amable y zalamero y pronto me supo tocar la fibra. Me resultaba familiar su trato, como si nos conociéramos. Tenía unos ojos vivos, una medio barba rala y un tipazo de hombre que se cuida. Salimos, tomamos algunas copas y a la tercera cita acabamos en la cama. Besaba como nadie y sabía cómo acariciar para hacerme gozar. El problema vino cuando ya en el desvarío de la locura de la carne nos desnudamos. Lautaro de pubis hacia arriba era un tío hecho de bandera y de cintura para abajo era, ¿quién dirás? Lauri. Mi amiga del insti se fue a Argentina a transformarse y volvió a buscarme como hombre, aunque a falta de la cirugía. Pero sus manos, su boca y su voluptuosidad masculina me hicieron olvidar sus genitales, porque además cuando comprendió que necesitaba más se calzó un strap-on y me folló como ningún tío lo ha hecho, ni tu siquiera. Estuvimos así hasta que se fue al año siguiente a Tailandia a operarse. Luego te conocí a ti y el resto ya lo sabes. Por eso, que un chico te haya hecho una mamada no es que no me importe es que me pone. Si vuelve ese Raúl otra vez, espero que le hagas pasar. Quizá quiera sustituir el vibrador de próstata y entonces me voy a correr de gusto."


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