jueves, 21 de enero de 2021

REPARTO 2

 

¿Y ahora qué hago?

El repartidor a través de la mirilla ojo de pez se veía cabezón, con unas piernas muy pequeñas. Mientras esperaba se colocaba los huevos con la mano libre y acomodaba la polla. En la otra mano sostenía el paquete que traía. Yo mientras con el estimulador en la mano que me acaba de sacar - aún me temblaban las piernas - y el mando a distancia. Estaba desnudo con la bata de estar en casa y tenia que abrir. Me metí el estimulador en el bolsillo del batín y dejé el mando a distancia sobre la consola del recibidor. Y abrí la puerta. Era el mismo. Sabía que acababa de enrojecer me las mejillas al tiempo que no podía dominar el temblor de los labios. El muchacho esbozó una sonrisa, se humedeció los labios sacando ostensiblemente la lengua, amplió la sonrisa de una forma adorable y me preguntó:

"Soy el del otro día, ¿me recuerda? Aquí le traigo otro paquete, bueno, o el mismo, según se mire" y se marcó el suyo con la mano libre al tiempo que me alargaba el paquete que me traía. "Bueno, tengo prisa, tiene que firmar esto" Me entregó un papel que apoyé justo en la consola donde estaba el mando a distancia, y al apretar para firmar se puso en marcha el vibrador de próstata que empezó a vibrar en mi bolsillo y llamó la atención del repartidor.

"¿Que es eso?" preguntó con una sonrisa cínica. Yo con la sorpresa no atiné a apagar el aparato sino que debí darle a la tecla + y el aparato dando tumbos sin saber cómo se salió del bolsillo. El muchacho lo recogió del suelo con cara de sorpresa y diversión al tiempo.

"¿Y esto, puedo probarlo" y al tiempo se lo llevó a la nariz y lo olió profundamente. "Está recién usado, lo acabas de sacar del culo" y ocurrió, sencillamente ocurrió. El chico pasó de oler aquel artilugio a primero lamerlo y luego metérselo en la boca simulando una felación. Me impactó de tal manera que olvidé que mi mujer estaba en la casa. Y ella venía pasillo adelante preguntando quién era.

"Un paquete, cariño, ya se va el repartidor" el muchacho se sacó de la boca el vibrador y susurró su nombre, Raúl, al tiempo que me entregaba el cacharrito con disimulo.

"Hasta otro día, señor, que tenga un buen día" y me guiñó un ojo de forma complice. Me di cuenta que el corazón me galopaba en el pecho. En la memoria me deslumbraba la imagen de Raúl guiñándole el ojo. Con el vibrador en la mano solo se me ocurrió volver a insertarmelo. Tome el mando a distancia y lo puse en marcha. Inmediatamente tuve una erección explosiva, otra vez, y solo quería intensificar el estímulo. Puse la vibración al máximo y empecé a eyacular en medio de espasmos. Mi mujer me vio apoyándome en la puerta con la cara desencajada y la mancha del semen en el batín. En principio se alarmó, pero inmediatamente se percató de lo que pasaba.

"Vaya, se suponía que el aparatito, ¿porque lo llevas puesto y a tope? era para que lo disfrutamos juntos.

"Tengo que contarte algo"

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