jueves, 16 de diciembre de 2021

RODAJE V

 

- Leo, por favor - Leo se dirigía a la puerta sin vestirse siquiera - espera - le siguió y le cogió del brazo - por favor, hablemos.
- Déjame Gary - acababan de salir del privado - ¿ya no nos oyen? - preguntó en voz baja.
- No, ya no nos oyen.
- Vamos al set de mazmorra, es más discreto - siguió susurrando Leo - y gracias. Me has guardado el secreto.
- Siempre Leo. Me lo tendrían que sacar con tenazas, tus más inconfesables secretos son mis más maravillosas experiencias. Después de tantos años, nunca lo hubiera sospechado.
- ¿Cuando fue la primera vez? - se preguntó cómo haciendo memoria, Leo.
- Yo tenía catorce y tú cumpliste ese día los once justos - Gary se quedó, la mirada perdida con una sonrisa dulce en los labios - estábamos con Marcos y Rita en el parque de abajo de tu casa. Marcos se fue porque tenía que salir con sus padres y nos quedamos Rita y yo, y tú claro. Rita se te sentó en las rodillas y te rodeó el cuello con sus brazos. Me mirabas con apuro y me hacias gestos de que estabas muy duro y yo veía que Rita no hacia más que restregarse contigo. Yo estaba más palote que tú solo de pensar lo cachondo que tú estabas. Y de repente, como si intuyese que ir más allá le iba a provocar problemas Rita descabalgó de tus piernas y se largó.
- Es verdad, ya me acuerdo, estaba fuera de mí, y no me atrevía, aún, a pajearme delante de ti, menos mal que me echaste un cable de los buenos. Cuando preguntaste si me había corrido me limité a resaltarme la polla a traves del pantalón y fue un alivio, de verdad, que me ofrecieses ayuda.
- Aún recuerdo el corazón palpitante en el pecho dejándome sin aliento al sentir tu carné dura a través de los pantalones. Yo mismo empecé a correrme y me mareé. Todavía no se cómo pude abrirme paso hasta tu polla, pero fueron segundos. Me daba igual que estuviéramos en el parque o que tuviéramos claqué, como que nos abucheasen o nos apedrearan. Aún me estaba corriendo cuando me calcé tu capullo en la boca y me sentí realizado.
- Yo mismo me sorprendí - dijo sonriendo Leo - cuando te eché mano a ti y comprobé que estabas húmedo.
- Si - Gary rompió en una carcajada que llegó a oídos de los gemelos - ¡te creías que me había meado y yo te pregunté si aún no echabas nada.
- De verdad que no entendía que por el rabo pudiera salir algo más que orina. Tu te llevaste la  mano, te la pringaste y me la llevaste a la nariz para que oliese. No me disgustó, era un olor raro y me picó la curiosidad a qué sabría. Te cogí la mano y te chupe los dedos. Entonces no te lo dije, me dió vergüenza, pero hubiera querido bajar hasta tu entrepierna y lamer lo que quedase aún de leche.
- Y yo me tuve que reprimir para no empujarte la cabeza hasta mi bragueta y que te metieses la polla en la boca, pero tú ya habías tenido tu orgasmo y pensé que no te haría gracia. 
- Jajaja, nos quedamos los dos con las ganas por cortados. Yo tenía once, era disculpable, pero tú con quince casi, Gary, eras ya un hombre de mundo - la sonora carcajada de Leo, resonó en todo el local.
- Bueno, Castor, al menos están contentos
- ¿Donde han ido? Polux - preguntó Castor, extrañado a su hermano.
- Seguramente en la mazmorra. Es lo más, digamos, discreto - levantó Polux su dedo índice e hizo una pausa dramática - peeeero..., si vamos al control y conectamos las cámaras y micros espías, nos vamos a enterar de todo y podremos intervenir si la cosa pasa a mayores.
- ¿Tu cómo sabes eso de cámaras espías?
- La mazmorra es de los sitios que produce más material que se vende caro, pero me dijo papá que la gente que filma BDSM duro es porque le gusta, aficionados y les gusta tener control sobre las tomas. Papá montó cámaras ocultas para filmar planos que ellos no quieren que salgan.
- Pero eso es ilegal Polux - se detuvo un momento, frunció el ceño y continuó - ¿porqué no me lo habías dicho, cabronazo.
- Porque sabía que eres muy tiquismiquis y lo mismo la lías. Pero ves - estaban entrando a la cabina de control - ahora nos va a servir.
- Siempre me ha gustado esta misericordia - dijo Leo mientras se penetraba con el dildo adosado al asiento de forma triangular e inclinado con respecto a la pared treinta grados - llega exactamente a la próstata y la comprime haciéndome chorrear el semen prostático con un placer..., es grueso, pero eso es un plus, sentirse tan dilatado el ano. 
- Joder, Leo, ¿ya no te gusta mi rabo?
- Me gusta más la manera en que me pellizcas los pezones y como me golpeas los huevos. Aunque follas de puta madre.
Los gemelos tenían los ojos muy abiertos no dando crédito a lo que veían y escuchaban. Eran incapaces de cerrar la boca impresionados.
- Polux, vamos a la mazmorra a pedirles, a los dos, explicaciones.
- No, espera, Castor, vamos a empaparnos bien y a grabarlo todo y luego con ventaja y cuando nos convenga tiramos el misil.
- ¡Que placer, Gary! - Leo culeaba con el dildo dentro para aumentar la estimulación prostática - aún recuerdo la primera vez que me follaste.
- Justo una semana después de lo de tu cumple. Siempre fuiste muy precoz. Pero que polvo, Leo. No sabes lo que disfrute viéndote gozar a ti de aquel desvirgue.
- Y tú por aquel entonces la tenías casi tan grande como ahora.
- Por eso gozaste, tenías poca edad y eras muy elástico aún y yo me reprimí mucho porque mi deseo era dar un golpe de cadera y ensartarte levantándote como un insecto clavado en un alfiler, pero no, fui lento para dilatarte despacio y que gozases.
- Y gocé. Yo creo que en ese momento me hice adicto al ano, sobre todo cuando con trece años, ¿te acuerdas? estaba follandome a Clarita, aquella niña que decía que quería ser monja y tú te lanzaste a mi culo metiéndome la lengua. Me corrí instantáneamente y después de eso no quería que dejases de meterme la lengua.
- Y terminé metiéndote el rabo. No se me olvidará nunca la cara de vicio de Clarita restregándose el clítoris con furia, gozando de como te follaba.
Los gemelos estaban hipnotizados mirando los monitores y escuchando por los auriculares las espontáneas conversaciones de los dos amigos.
- ¿Porqué dijo entonces papá que se ve ridículo follandose a un tipo? - se preguntaba retóricamente Polux.
- Muy sencillo hermanito, porque como se siente bien es con un rabo bien dentro de su culo, pero, calla, espera, espera, escucha que dice - Castor urgía a su hermano a prestar atención.
- Pero aquello se completó cuando cumplí los dieciocho. ¡Que tiempos! Mi primer puño. Y no fuiste tú. Te enteras ahora mismo.
- ¡Papá fisteado como un Axel cualquiera! Cástor
- Nunca me lo hubiera imaginado, Polux. Escucha, escucha, a Gary le va a dar algo.
- ¡Serás mariconazo! no me lo ibas a contar nunca. Y yo creyendo que fui yo el que te desvirgó el ojete con mi mano. ¿Quién fue? Ramón, Domingo, ¿Quién?
- Ni te lo vas a creer, ¡Clarita! la monja.
- ¡Esa niña! y parecía una mosquita muerta.
- Pero no es tan fácil. Verás - Leo jugaba con su pene que iba tomando consistencia a medida que se iba explicando.
- ¡Hostia, Polux, papá se está empalmando! Estos acaban follando.
- Recuerdas que por aquellos años estaban de moda las salas poligoneras. Había una que se llamaba "Eneagono" donde solía ir gente rara y a mi me excitaba eso, mucho punki, tías góticas y trans. Nada más entrar un tío con cresta rosa y perforaciones por todos lados me cogió el culo y me dijo que quería perforarme a mi acercándome la lengua con dos piercings a la oreja. He de confesarte que me cagué de miedo pero deseaba que aquella amenaza se materializase. Le aparté la cara y me pellizcó un pezón con fuerza y me derretí. Si no llega a ser porque un chaval, así macarrilla, típico chacal mejicano, se le enfrentó y le dió un empujón diciéndole que yo era su novio, seguro que acabo en un callejón follado por media peña.
- ¿Quién era? - preguntó intrigado Gary - ¿le conozco yo?
- Si. Espera.
- Coño con nuestro padre, Castor, !ojalá le hubiéramos conocido a esa edad!
- Me cogió el chico por el brazo con fuerza y me empujó a la barra. Tenía un aire que me resultaba familiar. Pidió dos calimochos y se me quedó mirando muy fijamente, "que, ¿aún no me conoces?" no tenía ni idea, aunque me resultaba conocido, hasta que me preguntó por ti y entonces se me encendió la bombilla. ¡Era Clarita, vestida de macarrilla poligonero! La pregunté por las tetas, lo primero que me sorprendió. Se levantó la camiseta negra de asas de canalé que se le ajustaba al cuerpo y pude ver las dos cicatrices por donde le habían hecho la mastectomia. "Hace un año de esto y al mes que viene el plástico me quita las cicatrices, y ya no soy Clarita, soy Lenny"
- Pero, Leo, ¿Se había puesto polla o seguía con coño? - Gary estaba muy intrigado.
- Tenía coño. Y no creía que se metiese en cirugías, que conocía gente que se había tirado por un puente porque al final ni coño ni polla, solo el culo. ¿Tu sabes la gozada que es follarte un tío con coño. Tu estás follando, sintiendo el placer de una vagina pero lo que ves es la cara de un tío con su barba, su pecho musculado y su mirada dura, nada almibarada que ponen habitualmente las mujeres cuando te saben pillado por la polla. Y no dejó que me corriera.
- ¿Y donde estabais, allí en los vateres de la sala?
- No, que va. Me llevó a casa de unos amigos que vivían cómo en comuna. Estabamos follando delante de todos, unos fumandoselo todo, otros pinchandose y otros deseando. Yo me estaba follando a Lenny cuando una tía me pasó la mano por la raja del culo, se detuvo en el ano y me lo masajeó. Me gustó tanto que sólo dije "si" y la tía le dijo a Lenny que si quería hacerme gozar, el puño. Me gustó la forma de decirlo, el desorden general de vicio que había y dije que habría que probar. Y a base de lubricante que tenían en cantidades industriales y algo de paciencia, a las dos horas estaba en un sling probando el puño, no solo de Lenny, sino de todo el que pasaba por allí y le apetecía.
- ¡Claro! Así cuando te lo propuse aceptaste con tanta facilidad y fue tan sencillo dilatarte. Te habías comido ya una docena de puños.
- Una docena, no. Varias docenas. Yo tenía entonces dieciocho y tú me lo insinuante con veintitrés. Siempre que podía me dejaba caer por aquel piso y siempre había alguien dispuesto a taladrarme. Por eso disfruté como lo hice cuando me lo metiste tú.
- Lo que no termino de entender es porqué me lo ocultaste - Gary estaba realmente dolido.
- Hermano, ¿tendría algo que ver el que mamá se largase así de repente con todo esto que ahora nos estamos enterando?
- ¡Joder, Castor! no sería de extrañar que se relaja se y mamá lo pillase. Tu sabes lo que engancha el ano. Nosotros no podemos pasar una semana sin currarnos la puerta de servicio. 
- No me hables, Polux, que me empalmo y solo quiero puño y pinzas de pezón. Joder, Polux, por favor castigame un poco los pezones, que me deshago, con todo los que estamos escuchando. De verdad, no se tú, pero yo le metía el puño a papá ahora mismo y me iba a correr solo de escucharle gemir. Si te parece cuando acabe esto nos despistamos y nos montamos en casa una de SCAT. ¿Quieres?
- Estaba deseando que me lo pidieras. A mí también me ha puesto cachondo pensar en cómo un FTM le follaba a saco el culo a papá todavía virgen por ahí. Pero mira, Polux, Gary está acariciando a papá.
- Y papá se deja y le acaricia a él. ¡Gary le va a atar al bastidor! menudo empalme tienen los dos y Gary ha cogido el zurriago - Polux estaba excitado y entusiasmado - ¡le va a azotar!
- Dame fuerte Gary y castigame bien los pezones con las pinzas fuertes. Nada me excitaría más que los chicos pudieran ver esto.
- Y a mi Leo. He gozado follandolos y con su leche. Su afición al SCAT nunca me ha hecho gracia, pero ellos lo disfrutan. Me gustaría también que estuvieran aquí.
- Estamos aquí, y nos hemos enterado de todo - Castor había pulsado el botón del speaker y su voz resonó en la mazmorra - ahora mismo nos sumamos a la fiesta.
- Solo lamentamos - Polux se acercó al micro - que no te pongan nuestras cerdadas, Gary. Algún día, ya verás.



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