miércoles, 19 de junio de 2024

BI

 
- Ni se te ocurra volver a hacerlo.
- Estaba en el guión John. A mí tampoco me hace una ilusión tremenda morrearte, pero vamos, es nuestro trabajo, tampoco debía sorprenderte, ¿o es que no te lees el guión? Ponía claramente que mientras Lena te hacía la mamada y yo la sodomizada, 3', nos morreabamos sin lengua 22"
- Lo hablé con el director, la maricona esa, y le dije que de morreo con tíos nada.
- Ah, que simpático, pero que te la mame el otro tío de puta madre, porque tú te limitas a tocar así como de pasada y alguna palmada en culo pero de mamar rabo, nada. Mucho bi y mucha leche, pero eres un cara.
- Joder, Carlos, luego ve mi novia la maqueta y me abronca porque me he morreado con un tío. 
- Claro hombre, porque en los cuartos oscuros del Leather no hay cámaras ni maquetas que visionar. Pero dime, John le has contado a tu novia lo que se cuece ahí. ¿Le has enseñado tu ano alguna vez? ¡Joder! que en este mundillo nos conocemos todos tío. No te quieres morrear, pero el puño no te importa.
- Eso a ti te trae sin cuidado. Y como se te ocurra ir con el cuento a mi chica, te arranco la cabeza.
En ese momento el script asomó la cabeza por la puerta del estar para anunciar que en un minuto en el set de rodaje para la escena dos.
- Mira tío, no soy ningún chismoso. Allá tú con tus líos de pareja, pero no me vengas más con estrecheces de morreos ni mierdas. Y por cierto, espero que te hayas leído el guión de la dos. Cuando me follas mientras Lena me la mama, me vuelvo y nos tenemos que morrear con lengua 15"
- Ni hablar.
- Ya lo sabía yo que no te leías el guión. Tío, es trabajo, no tengo interés en tu boca, pero me pagan por eso y por comerte el culo en la escena cuatro antes de que Lena te meta el dildo de perro. Y he de reconocer que tendré que hacer esfuerzos por no correrme cuando te sodomice. Porque si. En la escena cuatro después de lo del dildo, yo te lo saco, te como el culo y le la clavo mientras tú se la clavas a Lena, luego cambiamos y al revés, y siempre en el ano.
- Eso yo no lo hago. Ahora mismo voy a producción.
- Joder. Eres tonto. Tampoco lees los contratos. Los firmas después de ver la cantidad sin mirar nada más. Si tío 1500 eran tentadores por un día de rodaje y un par de corridas, pero no leíste la cláusula de rescisión unilateral. El que la provoque debe indemnizar con el doble. Tres mil te va a tocar soltar.
- Y la escena dos ¿de que va, Carlos? No, no he leído nada. Necesitaba pasta rápida y firmé. ¿De que vamos ahora?
- En esencia, me follas mientras como coño y luego yo follo coño mientras tú comes polla. Dura 14' así que hazte a la idea y no te rasgues las vestiduras. Vete pensando que estás en el Boy y se la chupas a un crío de quince que acaba de salir del instituto. Si hombre, si lo sabe todo el mundo te molan los adolescentes cabrones que hostian a los maricones, antes de follarselos mientras graban un only4fans.
Camino del set se le unió Lena, una bielorrusa traída para puta por una mafia y que liberada por la policía encontró en el porno su medio de vida.
- Y a vosotros ¿que os pasa? joder, yo preferiría comerle el coño a una tía pero me pagan por polla, por donde sea que pueda entrar. Se masca el rechazo. Si no os va el rollo gay dejarlo y buscaros algo hetero, aunque ya se que cada vez vende menos, pero que menos que profesionalidad.
- A mi no me mires Lena. John que le da mucho apuro que la gente sepa que le gusta un rabo y el tío que lo lleva. Tiene una especie de homofobia interiorizada que le hace reaccionar mal.
- No está mal, John, que muestres placer. A la gente le gusta y el placer se consigue con unos y otros si sabes entregarte en cada momento a lo que toque. Mira yo. De puta obligada tres años, hasta que la poli me libró y no se, si por agradecimiento o por deseo me enamoré como una tonta de la poli que me encontró encadenada desnuda y llena de moratones. Me trató bien y me prendé. Pero gozo de una polla como la tuya y me da igual que por delante o por detrás. Si está dura y sabe moverse me da placer. ¿Que la gente sepa que el gran John disfruta de un buen tío? Les trae al pairo, de verdad. Se tú, disfruta, y cuando en la escena cuatro, Carlos te la meta, gozalo.
- Vaya, Lena, tú si te has leído el guión. Dile lo de la escena seis.
- No, no me lo digas. Prefiero ir paso a paso. Una torpeza mía no leer el contrato ni el guión. Ayudarme un poco los dos. Intentaré estar a la altura.
- Tu hazte a la idea que estás con un lampiño grabando para el only4fans.

John nació y creció cerca de Topeka de Kansas. Su madre, Carmen, sevillana conoció a John Malcolm III destinado en Morón, piloto de B-52 y se enamoraron perdidamente. Se casaron en San Miguel Arcangel, la llamada catedral de la Sierra Sur, iglesia emblemática de Morón aunque John era presbiteriano y el cura hizo la vista gorda. A los quince días licenciaron a John Malcom III y se llevó a Carmen y su embarazo a Kansas a una finca que se extendía en una amplia hoz que hacía el arroyo de las seis millas, Six miles creek, una finca de su familia que explotaban de siempre y en la actualidad utilizaban como inmersión en cultura agraria de los turistas que quisieran volver a los origenes.  Cuando Johnny entró en la secundaria lo fichó rápidamente el entrenador del fútbol americano. Con catorce años medía casi 6 pies y medio y musculado.
Enseguida quiso dedicarle tiempo porque le veía tipo de quarter back. Por las tardes después de las clases se quedaba en las instalaciones haciendo pesas para muscular y ensayando tiros y recepciones. A las tres semanas de este régimen de trabajo cuando acabaron las rutinas el entrenador le pidió que fuese a su despacho para discutir un tema. La intuición de John le hizo sospechar algo inusual, pero a la vez la curiosidad por lo que de brumoso pudiera existir le empujaba. Le invitó el entrenador a sentarse en el sofá del despacho y él a su lado. Le pasó el brazo por detrás y le apretó el hombro atrayéndole hacia él, tanto que llegó a sentir su aliento en la mejilla.
- Tu y yo hemos conectado, chaval. De alguna forma eres como el hermano pequeño de Connor. Serías el perfecto quarter back. ¿Te gustaría?
- Me encantaría entrenador.
- Me recuerdas a mi hijo, a Connor. Parece que te tengo en brazos, de meses, bañándote, tan perfecto, tan precioso, y como se estremecía entre mis manos cuando le lavaba la entrepierna y el culito. A veces se le ponía dura la colita. ¿A tí se te pone dura la colita?
- Entrenador, esto, esto, me parece inadecuado.
John estaba muy nervioso. Efectivamente se le había puesto dura la verga al imaginar la colita de Connor dura y tiesa. Cuando llegó al instituto, de las primeras veces que entrenó y Connor sustituía a su padre se duchó con él y se fijó en su entrepierna, grande, morcillona, casi dura. Le impresionó tanto que ni pudo evitar tener que mirar ni que su propio rabo adquiriese consistencia de piedra. Se dió cuenta que Connor se había percatado, como le había mirado y sonreído. 
- Si John, le sorprende a mucha gente, lo grande que la tengo. Tú tampoco la tienes pequeña.
Se cortó muchísimo pero aunque no le gustaba reconocerlo hubiera deseado tenerla entre las manos y compararla con la suya. ¿Quizá rozarsela? Sabía que lo deseaba, pero no sé lo consentía, habría sido de gay y él no lo era, o eso deseaba que fuera. Ahora que el entrenador le preguntaba, muy a su pesar, sentía que estaba más duro que nunca, incluso más que cuando hablaba por videoconferencia de noche en la cama, con Gladys, ésta le enseñaba como se masturbaba metiéndose a la vez un dildo por el culo. Deseaba decirle que si que lo estaba pero prefirió intentar desactivar la situación diciendo que era inadecuado. Lo que no esperaba era lo que iba a suceder a continuación.
- ¿Inadecuado? Inadecuado sería que te quedases sin probar esto.
Con una destreza digna de alguien más joven, el entrenador se echó abajo el pantalón del chándal y dejó en libertad un soberbio pene de grueso capullo rematado por un príncipe Alberto y un frenum los dos de color negro acero.
- Venga John. Te he observado como miras el paquete de Joe, te lo comerías y Connor me dijo lo que pasó  en la ducha, cómo le mirabas y como te pusiste. Ahora tienes esto aquí. Aprovecha, está dura y apostaría lo que fuera a que nunca habías visto un adorno así. ¿Has chupado polla, alguna vez? o, solo han sido pajitas entre colegas. Ah, no, no eso. Metetela en la boca y disfruta. Lo estás deseando. 
El entrenador colocó la mano en la nuca de John para inclinarle hacia su sexo. John giró la cabeza con gesto en los ojos de implorarle misericordia y al tiempo tensando su cuello para oponerse al deseo. Odiaba desear dejarse llevar y sentir una erección dolorosa y tan placentera. Sabía que su capullo estaba destilando precum de excitación y sentía que su voluntad iba disminuyendo y rapido, de seguir la presión de la mano caliente del entrenador en la nuca iba a entregarse. Deseaba que la polla del entrenador le taladrase la garganta pero no quería que sucediese. Empezó a llorar de rabia, momento en el que el entrenador cedió en su obligar a bajarse al sexo y le sujetó la cara con las dos manos y acercó sus labios a las mejillas para beber sus lágrimas.
- Mi niño. Estás sufriendo. Entrégate, acaba con la tortura. Esto no es malo, es solo placer entre hombres, sin compromiso.
Y poco a poco fue resbalando los labios por la mejilla de John hasta alcanzar los labios. John sabía lo que iba a pasar, pero ya no podía seguir luchando contra su naturaleza. El entrenador alcanzó los labios de John y éste como si de un automatismo se tratase los abrió, momento en el que el entrenador hizo lo mismo y sus lenguas se tocaron. Ya no hubo marcha atrás.
Suavemente, haciendo mínima fuerza, la mano del entrenador condujo la cabeza del chico hasta su sexo. John tenía los ojos cerrados pero al llegar cerca del sexo enhiesto destilando precum percibió el olor penetrate a excitación y pudo contemplar muy de cerca el capullo grande con su anillo y la gota de lubricación natural resbalando por el frenillo hasta empapar el frenum. Se detuvo un momento, pero la mano que le guiaba a su destino hizo presión. John se abandonó, abrió la boca y allí empezó su tortura y su paraíso.
Después de aquello, pasadas unas semanas, Connor invitó a una barbacoa a John y otros chicos del equipo, no estaban todos. El entrenador pidió permiso al padre del chico para pasar la noche con los demás en su casa. El entrenador era una vieja gloria de la NFL, no había de que temer.
La barbacoa tenía como protagonista a John y en realidad fue un bukkake en toda regla. Los otros tres jugadores del equipo ya habían sido trajinados por Connor y su padre.
- Esto, John, es tu bautismo de sexo. Eres el centro, el protagonista. Déjate llevar y disfrutaremos todos.
Connor fue el que introdujo al chico en la habitación. Estaban los tres compañeros de equipo, el entrenador y cuatro tíos más que nunca había visto. Connor siempre estuvo a su lado animándole y borrando miedos y derribando censuras culturales. Tragó leche por arriba y por abajo y ya al final, con el ano superdilatado Connor consiguió meterle el puño. John se volvió loco de lujuria. Connor era experto y sabía cómo estimular la próstata del chaval que empezó a correrse una y otra vez sin poder parar. Pedía a gritos que siguiese y que parase. Cuando exhausto se desmayó amaneció en una cama que no conocía y la sensación de tener un balón de fútbol en el culo. Se tocó y recordó todo lo ocurrido. Tenía el ano muy dilatado, pero tocarselo le provocaba más placer. Se asustó. Buscó su ropa, se vistió y se fue.
Se lo contó todo entre lágrimas a su madre que se lo trasladó a John Malcom III que no se creyó una palabra. Preguntaron a los otros tres que estaban allí y lo negaron todo. Pero Carmen sabía que su hijo decía la verdad. Expulsaron una semana del instituto a John por falso testimonio y a partir de ese momento fue el calvario. Tanto así que ni su padre ni nadie le dirigía la palabra y los insultos constantes que un día que su marido había ido a otro condado a jugar un partido, Carmen cogió cuatro cosas y a su hijo, se fueron a Topeka y volaron a Nueva York desde donde volvieron a España. El divorcio lo solventó Carmen a través de consulado.
John con ayuda fue superándolo aunque, a su pesar, no olvidando aquella noche de bukkake. De hecho no conseguía correrse cuando tenía sexo con una chica si no traía a su mente el episodio del puño. Deseaba una mujer, pero el orgasmo venía de la mano de un hombre que le taladraba el culo con su puño. Pero era mejor meter la cabeza en un boquete, como avestruz y no enfrentar el problema. Pero él sufrimiento iba en aumento. Su novia se lo aclaró.
- Johnny, cariño, no pasa nada, eres bisexual, te gustan los dos sexos, como a mí. Otra cosa es el amor, como el que yo te tengo y el que tú me tienes a mi. ¿Te gusta el fisting? perfecto, yo puedo ayudarte, como si te pone usar mi culo. Yo me acostumbraré, te quiero y terminaré por encontrar placer en ello. De vez en cuando seré mujer para ti y a veces, tío y te doy mi culo. Y no llores más.
El alivio de John fue inimaginable. De ahí en adelante no volvería a tener problemas, hasta que llegó la noche. Fueron a una disco. En un reservado a brazo partido con su novia y llegó otro tip.
- ¿Éste es tu tronco, Claudia? A veces flor, a veces cardo. No está mal.
- ¿Quién es éste Claudia?
Joaquín era un sinvergüenza de los que sin escrúpulos, por un billete hacen una pirueta. Tenía veintiséis años y una vida en la calle. Padre en la cárcel por pederasta y madre prostituta por vocación. Follado por padre y madre desde su más tierna pubertad, nada le espantaba. Por eso, cuando Cláudia, vecina de bloque, le ofreció un buen polvo a tres con su novio, no se lo pensó.
- Un amigo, cariño. Lo mismo se come un coño que morrea un tío, te pone el culo que preña una tía. Otro bi, como tú. Si te parece, vamos a su casa y nos lo montamos de puta madre. Me va a gustar ver cómo te parte el culo. Ahora, eso sí. Un poquito de vez en cuando vale. Morreos de entrega a pareja esos son míos. Con los tíos se morrea otro tío, que es gay y se acabó. Que se la chupas o te atraganta de lefa la garganta y te parte el culo, eso es sexo libre, pero nada de emociones desatadas con el tío, esas son para mí.
Y John después de mucho tiempo volvió a tener entre sus manos un rabo y a entusiasmarse con sentir la nausea que provoca la colisión de un capullo duro con la garganta, esa arcadas que tiene la habilidad de relajar el culo y permitir disfrutar de una entrada brava a saco por la retaguardia.
Los tríos con Claudia y Joaquín menudearon hasta que un día el tal Joaquín le habló a John de un dinero fácil haciendo lo que le gustaba y dejándose grabar.

- Escena 2, cuadro 1, toma 1
- Acción.
John, no paraba de pensar en que iba a tener que morrear con lengua y entrega a Carlos. Se contrajo y la polla se le vino abajo. Lena ya estaba con la mamada y Carlos tuvo que improvisar, coger la cabeza a Lena, darle un beso profundo para después volverse a John y hacerle una garganta profunda que le revitalizarse.
- No sé a qué viene este cambio de guion pero no va mal. Seguir a ver qué tal.
El director dejó seguir la intuición de Carlos a ver en qué paraba.
Cuando John recuperó consistencia, rápidamente Carlos se volvió y el mismo se la metió. John se envalentonó con la sodomización y olvidó tabúes. Carlos se volvió entonces y reclamó la boca de su compañero. John se entregó y disfrutó del beso. No duró quince segundos. Iba por un minuto de beso, Lena miró de reojo al director para preguntar si seguía felando a Carlos y de repente, John se estremeció y empezó a eyacular dentro de la pareja. Al sentir Carlos que le preñaba John empezó a correrse también, Lena se retiró porque no tenia en contrato derrames en boca.
- Corten, joder, corten. ¿Que coño ha pasado? Se puede saber si ya sois novios, es lo único que se me ocurre. Venga largaos media horita a recuperarse y volvemos a ajustarnos a guión. ¡Y quiero leche en la corridas, joder!

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