jueves, 30 de mayo de 2024

EL DIRECTOR (III)

 
- Vamos Clint.
La comida había sido animada como siempre, los muchachos alborotaban pugnando por hacerse oír por encima de los gritos de los demás y la algarabía tenía que ser sofocada de vez en cuando por unas palmas dadas desde el centro del comedor por alguno de los vigilantes. El director se había acercado por la mesa de Pedro y Clinton a citarlos a su despacho después de la cena.
- ¿Hemos hecho algo malo Don Jacinto? Clint y yo procuramos hacerlo todo según las reglas.
- Después de la cena hablaremos. Ahora sigan con su almuerzo.
- Peter, why?
- No sé Clint, no se. Siempre tengo la impresión de que nos espía. ¿Sabrá lo nuestro? Somos muy cuidadosos y siempre que vamos a los váteres del patio trasero lo hacemos con todas las garantías de seguridad.
Pedro se quedó callado mirando al vacío rememorando como fue esa primera vez. Siempre que lo recordaba se quedaba como en suspenso, el mundo alrededor anulado, solo existían él y sus recuerdos.
Había sucedido dos meses atrás. Clint aún no se expresaba bien y la comunicación era principalmente a base de gestos. Pedro continuaba con su fantasía de meterse en una cabina de váter, dejar la puerta abierta y bajarse pantalones y ropa interior simulando que orinaba a ver si sucedía otra vez. Prefería pensar que era el director el que le penetraba como aquella primera vez, sentir la tirantez del ano dilatándose y luego los violentos embites hasta culminar con unos últimos brutales que le provocaban náuseas y un placer indefinible. Luego el resbalar de fluidos por las piernas, cuando ya solo, se tocaba su ano y lo sentía abierto. Entonces se masturbaba con la misma intensidad que, quien fuese, le violaba.
Pedro aquel día le dijo a Clint que esperase en el cuarto mientras él iba a hacer algo, y ese algo era satisfacer su libido del deseo, de la fantasía, de ser penetrado de forma anónima. Al parecer los gestos de Pedro no fueron los adecuados y Clint concluyó que debió querer significar que esperase un poco y luego le siguiese.
Pedro salió de la habitación y al poco, poniendo cara de no comprender porqué su amigo se ausentaba solo y con la discreción de un gato lo hizo él, siguiendo a distancia a su compañero. Pedro llevado de la lujuria que precisaba alimentar con la fantasía de ofrecer su culo al que quisiera no reparó que Clint le seguía con mucha curiosidad.
Cuando el escocés llegó al servicio y fue mirando las cabinas se quedó frente a la que Pedro enseñaba se prieto culo redondo con una sonrisa pintada en los labios.
Se acercó y al rozarle con la mano por el pliegue de los cachetes sintió el estremecimiento de su amigo, que permaneció inmóvil esperando el castigo que debía merecer.
- Why did not you tell me? I had also been wanting it for a long time.
La frase trémula rozando la oreja de Pedro lanzó como por resorte, sin volverse, la mano hacia el paquete de Clint. Éste comenzó a mordisquear la oreja mientras que con destreza Pedro abría la bragueta de su amigo y le liberaba la verga.
- Amigo, wake-up, espabile. ¿Pasa otra cosa?
- No, no, Clint perdona. Me he quedado absorto recordando nuestra primera vez, ¿Te acuerdas?
- Fue very exciting. Metí solo punta pero mucho placer.
- Y lo de los pezones no me lo podía ni imaginar, cuando me metiste las manos por bajo la camisa y me los pellizcaste creí que me moría de gusto. Pero para gusto ahora que ya me la clavas entera y eso si que es un placer. Me tienes que dejar que te la meta yo.
- Ah! no, yo top, tú bottom, yo no mete nada, yo hago todo pero mi culo no. Duele mucho. Hermano de madre ya quiso y no pudo, mucho dolor. Chupar y eso, ok, pero culo no.
- Cuando podamos tener tranquilidad, con lub bastante y relajados lo intentaremos. A ver si vienes a mi casa en vacaciones que mis padres se largan al trabajo y tenemos la casa para nosotros. Entonces.
- Well, y tú conoces mejor Don Jacinto. En seriedad, que crees tú que el quiere.
- Ni idea Clinton. Está noche nos enteraremos. Ahora hay que ver a Martín y a ver dónde está tu revista.
Fueron para su cuarto para demandar a Martín la revista pero solo estaban Nicolas y Rubén tumbados juntos en la cama de Rubén. Nada más abrir la puerta Rubén dió un respingo que le hizo ganar un golpe en la cabeza con la cama de Pedro. Nicolás al tiempo se recomponía la ropa.
- Venga Rubén que no pasa nada. Te va el rollete con Nicolás. Estaríais haciéndoos una gayola. Estupendo. O una mamada, ¿no Nico? porque no vas a creerte que nos tragamos lo de que la mamada a Martín fue una sola vez. Que bien, tíos. Mira, a mí Clint me folla hace un par de meses. Seguir con lo vuestro y ya está. Veníamos a ver a Martín, pero no está y la revista no aparece. Y además ¿donde están sus cosas?
- Martín se ha ido. Han venido a buscarle sus padres. Me lo ha dicho Nico que estaba aquí cuando vino Martín a llevárselo todo.
- Si. Y me dijo al irse, así con mucha mala leche "Como se te ocurra decir algo de que me mamas el rabo te rajo, maricón"
- Pero ¿cómo, se la has mamado mas veces?
- Casi todos los días y algunos días dos veces. Era difícil negarse, me ponía muy guarro cuando me obligaba y a veces me hostiaba. Un día hasta me corrí de gusto.
- Claro, claro, pero el maricón eres tú. ¡Que cerdo! Pero, ¿no dejó la revista de Clint?
- Que va. Yo me acordé pero como tenía esa mala leche no me atreví. Era capaz de matarme.
- Vale. Seguir follando vosotros. Nosotros vamos al servicio del patio trasero a follar también, a mí me da mucho morbo que éste me folle allí y a él también le gusta.
- Joder, Pedro, Nicolás es un genio, la mama de muerte y siempre se lo traga.
- Venga, os dejamos a lo vuestro. Hasta luego.
A medida que nos acercábamos a los servicios de la parte de atrás sentía como empezaba a destilar por delante y por detrás. Clint sabía cómo follarse a un tío. Desde la primera vez que se me corrió usando la raja sin metermela mientras hacía que el dolor de los pezones me descubriese una intensa forma de placer, ya solo utilizó mi ojal. Le rogué la segunda vez que me taladrase el culo y me destrozase los pezones, que dolieran más los pezones que el culo y lo hizo con una sabiduría que me dejó sorprendido. Aquella primera vez que me follaron y que yo estaba convencido de que fue el director, me dolió mucho, creía que me rajaba, luego fue decayendo el dolor y en mi alma fue abriéndose paso el deseo de ser solo un agujero estrecho por el que debería colarse cada polla del colegio. Luego de aquello nada hasta que Clint atendió mis deseos y me abrió la puerta trasera. Me gustaba, y temía y deseaba, que me lo hiciese con la puerta de la cabina abierta para que nos pudieran sorprender y viese, quien fuera, que era un objeto propiedad de Clint. Salvo él nadie más me había follado, pero estaba seguro que nadie podría hacerlo mejor. Primero se agachó y yo no pude saber que pretendía. Supuse que un blow job e intenté darme la vuelta, pero con firmeza, casi violencia, me lo impidió y luego me obligó a agacharme. Me puse a temblar, me embargó el miedo a que me hiciese algo malo y de repente sentí el impacto de su cara en mi ano. Fue el placer más dulce que se pudiera conocer. Identifiqué como su lengua intentaba horadarme una y otra vez y sentí correrme. Se lo dije y me estrujó los huevos para que no lo hiciera. Después de un buen rato chupándome el ojal e inyectandome saliva, se levantó y con exasperante lentitud me metió sus dieciocho centímetros sin hacerme sentir otra cosa que placer. No tuvo más que dar media docena de emboladas y susurrarme al oído que se corría y ese susurro permitió que yo me corriera también. Desde aquel día siempre me comía el culo. Alguna vez le decía que no estaba bien limpio y me decía que mejor que mejor "Better than better, my friend" cuando me besaba después el sabor levemente amargo de su boca me excitaba todavía más.
Estábamos al final de un pasillo que giraba a la derecha y daba a los servicios. Le detuve al girar la esquina.
- Follame aquí en el pasillo, Clint. No suele venir nadie, pero el peligro es emocionante.
- Mejor dentro, right?
Me bajé el pantalón del chándal que llevaba por la parte de atrás lo suficiente para dejar al descubierto el ano y le bajé el suyo para que saltase fuera su verga de acero, me di la vuelta, apunte su capullo a mi ano y de un golpe de cadera hacia atrás me la metí entera.
- Lo ves. Follame ahora aquí en medio de pasillo. Échame todo el polvo dentro, yo seguramente ni me correré. Quiero que goces de mi sin que yo lo haga, eso me dará más placer.
Se corrió en cuanto le dije eso, la sacó algo manchada y rápidamente me agaché y se la limpié con la boca. Luego le besé.
- Esto tu haces excita mucho. Otra vez quiere que mi dick sucia, tu limpia con boca y luego besar y seguir otra vez fuck.
En otras circunstancias pensar solo en acercarme a la mierda aunque fuese mía me habría devastado. Plantearme meterme en la boca mi caca que embadurnaba el miembro tieso de Clint me hacia desear comérmelo, mezclar en la boca el sabor acre de las heces con el sabor meloso y algo soso del semen me llevaba a un campo en el que se mezclaban, dolor, asco, placer, deseo, esclavitud y tortura. Y sabía que Clint sentía y deseaba exactamente lo mismo que yo. Gozaba mientras me provocaba dolor con sus pellizcos en mis sensibles pezones y yo sentía su deseo de hacerme suyo. Me habría encadenado a Clint sin dudarlo.

Después de la cena, a la salida del comedor, Don Jacinto se acercó a Pedro y le dijo que quería verlos a los dos a las once en su despacho. Antes no podía ser, tenía otros asuntos que atender.
- A ti que te parece Clint. Las once. Ya están apagadas las luces y silencio. ¿Nos acostamos, no quedamos levantados, que hacemos?
- Fuck and wait, right?
- ¿Váis a follar aquí en la habitación? Nicolás se va a despertar y va a querer, y ya puestos, por lo menos, ¿Me dejáis mirar?
- Rubén, si quieres, nos acompañas. Y así pruebas la polla de Clint, que esto si que es follar, y de paso de desvirga ese culo asqueroso que tienes.
- Yo folla Rubén, but, you eat ass, Pedro. Yo quiero ver culo Rubén, si sucio mejor morbo. Come tu, culo Rubén, Pedro y yo drill Rubén.
El culo de Rubén olía a no habérselo lavado en días y habérselo limpiado a la carrera cada vez. Clint, me empujaba la cabeza para que hundiese la boca en su ano. Preferí cerrar los ojos para no ver la mierda seca que le adornaba la raja y me rendí al deseo de Clint de que le chupase el culo a Rubén. No fue muy diferente a cuando le limpiaba el sable a Clint nada mas follarme. Es más, saber que ese sabor un poco dulzón y amargo no era él mío me enloqueció y me entregué haciendo de la lengua una broca que entrase lo más profundo posible en el ano de Rubén.
- Es hora, Péter, hoy no puede yo fuck you, Rubén, sorry, another time.
Cuando salían del cuarto, camino del despacho de D. Jacinto, Nicolás despertó preguntando a Rubén que pasaba.
- ¿Que qué pasa? Nada que tú puedas arreglar, no puedes ser ya más bottom y mira que yo me paso de pasivo. Anda, duérmete, mañana te cuento.
- Clint, joder, sigo hecho un palo, se me va a notar cuando entremos.
- Poner manos delante, aguanta regañina que sea y yo luego pajeo en váteres, en pasillo con más emoción. Llama ya, joder.
- Adelante. Pasen y cierren la puerta. Se preguntarán que horas son éstas pero el asunto es grave y había que tratarlo con mucha discreción. ¿Que es ésto?
El director echó sobre la mesa del despacho la revista que Clint había echado en falta con la pagina central abierta en la que se veía una penetración doble por parte de dos musculosos ejemplares a un adolescente que mirando hacia atrás a la cámara tenía cara de dolor y lujuria desmedida. Clint dio un paso al frente para coger lo que consideraba suyo y el director con una fusta que llevaba en la mano le cerró el paso.
- Sabrán que un alumno se ha ido del colegio escandalizado de estas porquerías, y su padre exige una reparación.
- Martín. Ya lo sabemos director, él fue el que le quitó la revista a Clint que tenía guardada entre sus cosas para darse gusto y en eso implicó a Nicolás que tuvo que hacerle una mamada. Pregunté a Nico, verá como no mentimos. Clint es gay y le gusta ver y excitarse con cosas así, pero fue Martín el que lo hizo mal.
- Pero esto ha ido demasiado lejos y hay que darle carpetazo. El padre de Martín quiere presenciar el castigo y me ha parecido justo, pero también me lo ha parecido que estén presentes vuestros padres. Clint el tuyo está de viaje y no puede venir, pero el tuyo Pedro, está aquí también. Vamos al sótano, a la habitación de sanciones.
El director abrió el armario del material de oficina metió la mano bajo una de las estanterías y sonó un ruido seco, como de resorte y el armario entero crujió. Después de eso Don Jacinto empujó hacia un lado el mueble dejando al descubierto un hueco oscuro por el que se accedía a una escalera de caracol de madera que se quejaba a cada peldaño que se pisaba. Pedro miró a Clint y éste a su amigo como interrogándose y cierta jocosidad en la mirada.
- Bajad ya por las escaleras. Abajo os esperan los padres. A partir de ahora se han acabado las bromas. Todo esto es serio.
Con cuidado los dos amigos fueron descendiendo por aquella vetusta escalera. En las paredes, una vez que se entraba se veían titular unas velas que daban suficiente luz para poder bajar. La vista se les fue acomodando a esa oscuridad y pudieron ver las paredes de piedra y una tenue luz al final del trayecto. A mitad de escalera escucharon otro chasquido a sus espaldas y se estuvieron.
- Seguid bajando, es solo el armario que ha vuelto a su posición.
Pedro se volvió al escuchar la voz del Director y le pareció ver que vestía entre los hombros desnudos y el pecho una especie de correaje. Tocó el hombro a Clint que se volvió y miró detrás de ellos.
- Pedro, esto muy serio. El director lleva un arnés. Tú prepara culo y boca. I have been in orgies like these. Tú y yo toys.
- ¿Orgía? Verás mi padre cuando se entere.
- Seguid, no tenemos toda la noche.
El director golpeó mientras les conminaba a seguir con una especie de palmeta en el trasero a Pedro que se quejó. Clint se volvió hacía su amigo y le hizo la señal de que callase.
Al desembarcar al fin en la estancia debilmente iluminada vieron tres sombras refugiadas en la misma sombra. El director tras ellos les tomó con sus manazas por la nuca y le obligó a arrodillarse. Luego se puso delante de ellos y pudieron ver si figura. Efectivamente llevaba un arnés en la parte superior del pecho y bajo la barriga peluda un suspensorio que a duras penas contenía su sexo. Calzaba unas botas de militar. En la mano derecha llevaba una especie de palmeta de cuero con la que golpeó a Pedro mientras bajaban la escalera.
- Aquí están el padre de Martín, tu padre Pedro y alguien más que ya se presentará. De momento deberíais tener miedo de lo que aquí va a suceder, aunque tú ano, Pedro, ya sabe lo que es el dolor de alguien como Clint. Un dolor que has deseado una y otra vez. Aquí te vamos a satisfacer. Y tú Clint, deberías cagarte de miedo porque ésta noche vas a poder decir que tú ano es visitable. Miedo deberíais tener, así que venga, mearos de miedo. Cagaros de miedo ya.
Los chicos empezaron a desnudarse y Don Jacinto los detuvo.
- Yo no he hablado de desnudarse. He dicho que os meeis y cagueis ya, como estáis.
En ese momento se encendieron dos focos intensos que iluminaron a los chicos.
- Mucho mejor haz say them. Mea y caga.
- No voy a poder Clint. No se cómo hacerlo.
En ese momento dos de las figuras en la sombra se adelantaron. El padre de Pedro y el de Martín. La tercera sombra permaneció velada.
Los dos padres iban vestidos como el director, con una correa ancha en la mano para azotar.
- Pedrito, cariño, deberías hacer caso a Jacinto, deberías tener miedo.
- Pero papá.
- Aquí no soy solo papá, soy además tú amo y te exijo que te mees encima y te cagues.
El pantalón de Clint empezó a empaparse de su orina. Tomó la mano de Pedro y la llevó a su pantalón para que viese que el había empezado. A la vez Pedro empezó a oler a mierda que venía de su amigo. Pedro agachó la cabeza y pudo abrir su grifo. Sintió un placer dulce y extraño al sentir la humedad cálida en su entrepierna y se le pasaron las objeciones a abrir el ano. Empezó a cagar y a relajarse. No estaba tan mal. Y en ese momento sintieron tanto él como Clint que les llovía algo. Cuando levantaron la vista su padre y el de Martín le estaban meando encima y empapandoles en orina. Intentaron levantarse pero el director con sus manazas de acero le obligó a permanecer arrodillados y recibiendo la lluvia dorada.
- Ahora sí. Ahora podéis desnudaros y ayudarse el uno al otro a quitarse la mierda. Ahí tenéis papel para lo gordo, para el resto solo tenéis la boca. Queremos veros como os acercáis, os oleis y poco a poco váis quebrando tabúes. Los mismos que quebrasteis para dejarse horadar el culo tu Pedro o meter tu verga Clint en un culo. Lo hicisteis por morbo, por placer. A llevaros la mierda a la boca también le encontraréis su punto de placer. 
Vuestros padres os azotaran con sus cintos hasta que os decidáis a hacerlo. El que se salta una linde está obligado a saltarse cualquier linde. Y no os creáis que los padres no van a encontrar placer en azotaros. Si no lo creéis no tenéis más que mirar los bultos que tienen sus suspensorios.
- Siempre he deseado hacer ésto hijo, desde que vi como sombreabas tu sexo con vello. Azotarte porque te pajeabas a todas horas y no podía beberme tú lefa ni yo podía darte la mía cuando te espiaba y te veía desnudo.
- Siempre deseé hacer lo mismo con mi hijo Martín, hasta que le pillé masturbándose, se lo reproché pero iba en calzoncillos y no pude reprimir el empalme instantáneo. Siempre fue un descarado y tras la regañina en lugar de achicarse me apuntó con el rabo tieso y me ordenó que se lo mamase. Después de eso fue el culo una y otra vez. Tenía Martín doce. Soy su puta ahora y es él quien me azota a mí. Yo deseo hacérselo a él pero al no poder me encantaría azotarte a tí Clinton. Y te azotaré pero antes queremos ver cómo os quitáis la mierda el uno al otro y cómo disfrutáis comiéndonos el culo.
- Si hijo, Pedro. Espero no correrme de gusto viéndote comerle el culo sucio a Clint, y cuanto con más intensidad se lo comas más flojos serán los latigazos y lo mismo vale para Clint. Disfrutar de vuestros cuerpos.
Yo no sabía cómo iba a acabar aquello. Ver a mi padre delante de nosotros medio desnudo con una tira de cuero fuerte, amenazante y su suspensorio muy abultado me excitaba. El primer recuerdo del sexo de mi padre lo tengo de los siete años. Mi padre acostumbraba a bañarse de noche en la piscina de casa completamente desnudo. Era un Julio infernal. Oí el chapoteo del agua y salí de la cama y fui a ver. Me quedé en el borde observando a mi padre al otro extremo que se quejaba como si le doliera algo al tiempo que en torno a su cuerpo el agua se agitaba. Le llamé, se volvió y nadó hacia mí. Se puso de pie y me dijo que le acompañara desnudo como él. Me quité el pijama y él me tomó en brazos y me estrechó contra su pecho. Fui resbalando por su cuerpo hasta quedar apoyado entre las piernas en algo duro. Quise indagar con la mano a ver qué era ello y toqué su carne dura. De súbito la mía también tomó consistencia. Yo no sabía porqué pero me gustaba tocar aquella dureza elástica de mi padre y entonces me dijo: "Es mejor que me dejes de tocar eso. Eres aún pequeño. Si cuando seas mayor encarta, ya veremos. Y esto Pedrito, olvidalo. Ahora venga, a secarnos y a la cama". Siempre el 'cuando seas mayor encarta' me golpeaba y no sabía interpretarlo. Ahora, de pronto, todo se hizo meridiano. Acababa de encargar, con algo más de barriga mi padre, pero el mismo de la noche de la piscina.
Por suerte no Clint ni yo teníamos problemas digestivos y los dos, al desnudarnos delante de aquella gente lo que sacamos fue dos zurullos grandes que casi ni manchaban. El director trajo una especie de tatami para que nos tumbasemos.
- No me cabe duda que sabéis lo que es un sesentaynueve, pero en esta ocasión de culo. Empezad.
Clint miro a Pedro y se encogió de hombros.
- Tu sabes taste mierda. Tú chupa mi dick, pero yo first time this way.
- Pues sabe así como amargo, como el hígado que ponen a veces de comida, pero nada especial. Empieza despacito. Tú a veces me has comido el culo antes de follarme, tío. Pues lo mismo un poco más intenso.
Los padres dieron un primer azote para señalarles que debían empezar. Se tumbaron como el director había dicho y el primero en hundir la cara en el culo del otro fue Pedro. Clint se resistía y el padre de Martín empezó a azotar con fuerza lo que quitó las dudas a Clint. Tras una primera vacilación se aplicó a chupar culo con deseo. Cuando consideraron todos que estaba bien el director dijo alto.
- Estáis preparados. Cada uno ha puesto en suerte al otro.
Se encendió una luz en un ángulo de la estancia y se iluminó una especie de potro de gimnasio. Colocaron a cada uno por un lado con las piernas abiertas encadenadas a las patas del potro y los brazos lo mismo por el otro lado de manera que quedaban flexionados hacia delante con la barriga pegada al potro con sus cabezas enfrentadas.
- Cuando salgáis de aquí los dos podréis presumir de tener un culo por el que entra cualquier cosa. Quizá un puño. Os vamos a sodomizar todos, los cuatro.
De entre las sombras y ataviado con un arnés rojo salió Martín.
- Mi hijo, será el primero. Así se resarcirá del follón que habéis montado en torno a él con la mierda de revista.
Martín tomó el cuero de su padre.
- Me gusta follarme un culo bien caliente.
Y empezó a azotar sin piedad los culos de Clint y Pedro. El padre de Pedro acercó un escabel hasta el potro y se subió a él dejando su verga al alcance de la boca de su hijo.
- Metela en la boca y chupa, hijo, te aliviará el placer del castigo de los azotes.
- Así me gusta, pedazo de maricona chupase la a tu padre, que es más maricón que tú mientras te azoto.
Martín golpeaba con saña y Pedro chupaba con ansia la polla de su padre que ya sentía que se corría y agarró fuerte por los pelos a su hijo para evitar que rechazase cuando empezase la eyaculación. Pedro no tuvo otro remedio que tragar lo que pudo y toser y atragantarse.
- Mi hijo la chupa de miedo Jacinto. Ven y clavasela en la garganta, que tragué lefa y vaya aprendiendo a que va a tener que darnos juego. Y tú Martín, deja de zurrarlos ya y follatelos, que luego vamos nosotros.

Serían las cuatro de la madrugada cuando Don Jacinto dio por terminada la sesión.
- Espero que hayáis aprendido la lección. Habéis bebido meaos, comido mierda y tragado mucha lefa por arriba y por abajo. Tenéis el culo bien abierto. Disfrutarlo. Y dejarnoslo disfrutar a nosotros cuando nos apetezca. Sois dos buenas putitas. Ahora, coger vuestra ropa mojada de meaos y mierda y largaros. Despacito y sin hacer ruido a vuestro cuarto. Que mañana a las siete hay que levantarse.


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