sábado, 20 de febrero de 2021

AMIGOS

 

- Hola, soy Mario, me han asignado esta habitación - abrió la puerta timidamente con su mochila medio colgada del hombro - he dejado la maleta abajo, dejo aquí la mochila y voy por ella. Tu serás Sebastian, me han dicho abajo - dijo atropelladamente mientras tendía la mano.

Sebastian estaba tendido en la cama con el movil puesto en la oreja y practicamente no reparó en Mario.

- ¿Cómo? Ah, si, perdona, ¿Cómo  has dicho, Mario, si? Es mi novia - se levantó de un salto mientras se despedía de ella - perdona, me dijeron que llegabas mañana.

- Disculpa si te he incomodado, perdona.

- No, no, tranquilo. Hablaba con ella, Isabel, mi novia para hacer tiempo hasta la hora de comer. Mira, te enseño esto, bueno, tiene poco que enseñar, esta puerta es el baño. Si quieres agua caliente en la ducha tienes que ir a las del fondo del pasillo. A las de las habitaciones le cortaron en agua caliente porque al parecer éramos unos inconscientes y se gastaba mucha energia, ya sabes el planeta y eso. Esa es tu cama y bueno, te dejan colgar una estantería encima de tu mesa, y claro, joder, que te he dejado con la mano colgando - se dieron la mano y se la soltaron como si quemara. 

- Voy a bajar por la maleta, que va a echar raices en coserjeria

- Si quieres te ayudo - Sebastian intentaba ser agradable.

- No, tío, que va. Ahora subo.

Volvió a sonar el telefono de Sebastian.

- Isabel, perdona, era mi nuevo compañero de cuarto que acaba de llegar. Bien, educadito el chaval, normal, ya sabes, tiene cara de ser de letras. No se, por la forma de comportarse, los ingenieros somos como mas directos. Éste, Mario se llama, no se, da aspecto de leer a Sartre - y soltó una carcajada por su propia ocurrencia.

- Ya estoy aquí. Voy a dejar la maleta y me voy a comer con un primo mayor que me ha traido en su coche. Hasta luego.

En realidad no se porqué tome esta determinación, pero después de varios meses, y con un  comportamiento hacia mi tan leal y considerado me parecía lo mas justo, para con él y para conmigo también; no me sentía nada bien compartir tantas cosas sabiendo que él tenia un concepto de mi tan alejado de la realidad. No pesó nada el calvario que tuve que pasar con mi primo, el que me trajo a la residencia aquel primer dia, cuando decidí que alguien cercano debería estar al tanto de quien era yo en realidad, aunque para decir verdad, ni yo mismo sabía quien era, aunque no pudiera negar que cuando veia una peli porno los ojos se me iban no detrás de las tetas de la tía si no de los abdominales del tío, porque había algo en mi que bloqueaba el que me fijase en los genitales de unas y otros, quiza para no tener que elegir y certificar ante mi que era gay. Nunca habia tenido sexo con nadie y lo mas cerca que estuve de tenerlo fue una vez que en el autobus, que iba de bote en bote, un tío al que no pude ver ni la cara me puso un rabo de categoria y sintiendolo mucho, me gustó y yo estallé en una erección soberana que terminó por confirmarme que si, que era gay, que yo nunca había hecho nada por confirmarlo, pero ¿para qué quería confirmaciones? estaba clarisima mi inclinación. Como por otra parte la masturbación nunca fue mi fuerte, salvo con doce o trece años que me dijeron como se hacía pero a mi no me llamó especialmente la atencion. Asi que tampoco sabía que tipo de imagenes evocaría en caso de ser un pajillero redomado. En cuanto llegase Sebastián aquella noche a la residencia tenia pensado explayarme, era, para mi, un buen amigo y no quería dejar pasar ya la ocasión. 

Y de repente, como si de un vendaval se tratase se abrió la puerta de la habitación y no se que fue primero si el portazo que retumbó en toda la planta o el toro de Miura que irrumpió en la habitacion bufando como un energumeno. Se que no debí elegir aquella noche para sincerarme, pero..., yo ya lo había decidido.

- ¡Será hija de puta! - gritaba sin importarle si escandalizaba o no - pues no que va la tía y después de dos horas, dos, de calentón en el coche..., ¡si hasta me la mamó! que yo fui gilipollas y se la saqué para no correrme en su boca, después de  no dejarme tocarle el chocho venga morderle los pezones, y que pezones Mario, hostias, estaba loco ya, conseguí llegar al chocho ¡y no era un  chocho, ¡joder! no lo era, tenía la tía un rabo mas grande que el mio.

- ¿Isabel? - pregunté todo extrañado

- Que no, hostia. Si me pasa por cabronazo. Isabel se tuvo que quedar con su abuela y yo caliente,  como siempre, me ligué un pivonazo en un bar. Yo no me lo creia, Mario, de verdad, que pedazo de tetas, de cuerpo y de morbo tenía la tía..., y me encoñé. Ya en el bar me mordisqueó la oreja y me tocó el culo de una forma que, de verdad, yo no sabia que yo tuviese esas zonas erogenas. Mario, me metía la mano por dentro del pantalón y llegaba con el dedo por la raja hasta el ano lo acariciaba y seguía hasta los huevos y me volvió loco. Una tía nunca me había  hecho eso y, ¡claro! es que no era una tía era un tio con pintaza de tía. Y lo peor, lo peor, es que me ha dejado un dolor de huevos de la hostia. Me la voy a tener que menear. Tu tapate los oidos o vete, pero.

- Espera, espera, porque el karma todo lo descoloca para volver a colocarlo. Te tengo que decir algo, y quizá cuando te lo diga tomes otra determinación.

- Venga, dispara - en su cara se pintaba la angustia mientras no hacia mas que sobarse su polla a traves del pantalon, que hacia un bulto considerable.

- Sebastian, después de conocernos de tantos meses no puedo seguir sin confesarte que debo ser gay.

Se le cambió la expresión de la cara, dejó de sobarse y tras un interminable espeso silencio, puso cara de no entender nada y empezó a abrir y cerrar la boca intentando articular palabra, para al final preguntar gritando 

- ¿Que coño es eso de que debo ser gay? Es una obligación, una promesa, o ¿que coño estás diciendo? O eres maricón o no lo eres, o te han follado el culo o no te lo han follado. No me toques los cojones con la que tengo yo encima. Y si eres maricón de verdad, ¡mamamela ya de una puta vez! 

- Espera, espera. Nunca he estado con un tío, bueno, ni con una tía tampoco. Lo mas cerca que he estado de un tío - bajé la cabeza y clavé la vista en el suelo, de alguna manera me avergonzaba de decirle eso - es que uno me puso un rabo gordo en el autobus y lejos de molestarme, me empalmé. Después de eso nada. Como las tías no me llaman la atención he deducido que me deben gustar los tios, por eso. - y levanté la cabeza.

Sebastian se había sacado el pene por la bragueta, enhiesto y segregando un fluido por la punta. Me miraba con descaro y esbozaba una imperceptible sonrisa en su boca. La crispación que tenía se le habia borrado. Ahora aparentaba aplomo y seguridad en su mirada.

- Bueno, Mario, ahora tienes oportunidad de confirmar o no tus sospechas. Mira que pedazo de rabo tengo. Esta noche ya me ha hecho una mamada un tio, no me va a pasar nada porque otro termine lo que la boca del primero inició. Aunque a lo peor prefieres que lo intente con tu culo, después de todo, yo ya estoy dispuesto. La tia esa solo tenia coño en el culo y podría haberme manchado de mierda la polla, prefiero que la mierda al menos sea de mi roommate.

Me quedé helado con la seguridad y el cinismo con las que hablaba Sebastian. Estaba hipnotizado con su polla tiesa y contemplaba ahora como empezaba a desabrocharse el pantalón. Comprendí que yo mismo estaba muy empalmado y me vi perdido. Algo muy dentro me impelía a lanzarme sobre su polla y tragarmela entera pero otra parte me avisaba que ese era un paso del que no podría regresar nunca.

- Pareces un poco cortado, y a lo mejor te tengo que dar un empujoncito - decía esto mientras se terminaba de sacar los pantalones y se acercaba a la cama donde estaba sentado Mario con la polla triunfante dejando un hilillo de secreción filante colgando - no puedes apartar la vista ¿eh? te gusta, no paras de tragar saliva. Acuerdate de Wilde; cae en la tentación y así la venceras. ¿Cuantos años hace que deseas que esto suceda? Al menos yo no soy un anonimo - se acercaba tanto que Mario podia oler su sexo - si quieres, sacate la polla que veamos si reacciona o no - y tal como lo decía acercó su mano a la bragueta de Mario y palpó - la tienes tan dura como la mía. Por favor, Mario, metetela en la boca - rogaba - sabes que vas a disfrutar y me vas a hacer disfrutar a mi, estoy ya desesperado.

- Sabía en lo mas profundo de mi, desde el dia que aparecí en esta habitacion que te deseaba, pero no era consciente - como un automata, sin decidirlo conscientemente, pasó de la posición de sentado en la cama a arrodillado delante de Sebastian. Tenía su polla a escasos centimetros de su cara y él miraba a su compañero a la cara desde su posicion de rodillas. Sebastian se acercó hasta rozar los labios de Mario con su capullo. Este sacó la punta de la lengua y contactó con el capullo y un hilo trasparente unió las dos partes. Mario volvió a mirar a su compañero - te la voy a chupar, hasta el final si quieres, pero antes te tengo que besar.

- De eso nada - Sebastián se apartó con brusquedad, le dio la espalda y se agachó a recoger los calzoncillos.

- Dame tus labios y yo te doy mi culo virgen. Quiero que seas tu el que me parta el culo, no otro. Echame el polvo dentro y mi culo ya será tuyo para siempre - se sorprendió del aplomo con el que hablaba y la seguridad que tenía de que Sebastian iba a aceptar. De alguna manera "sabía" que Sebastian le deseaba. Y entonces el calzonzillo se cayó de la mano de Sebastián y se dio la vuelta. Mario estaba ya de pie detrás de él.

Primero fue un roce minimo de labios en el que Sebastián tenía los ojos cerrados y Mario muy abiertos clavando su mirada en los ojos cerrados de su compañero. Mario se humedeció sus labios y al tiempo humedeció los de su amigo que fuese por reflejo o por deseo los separó e hizo aparecer la punta de su lengua. Tocarse las dos lenguas y comenzar un beso torrido chorreante de saliva y como por resorte los brazos de cada uno quiso poseer el cuerpo de otro. Sin dejar de besarse se fueron desnudando atropelladamente hasta caer sobre la cama de Mario disfrutando de cada centimetro de piel, se lamieron,se chuparon y perdieron todo prejuicio en lo que parecia el hecho ultimo de cada una de sus vidas. Hubo felación mutua sin empacho alguno hasta que Mario quiso ser penetrado. Sebastián tenia un buen calzo, Mario no emitió ni un quejido a pesar del dolor insoportable y cuando la respiración de Sebastian se aceleró, jadeó y emitió un quejido de intenso placer, Mario sintió que su cuerpo se veía atravesado por una especie de calambre y su pene empezó a despedir semen, volvió la cabeza todo lo que pudo buscando la boca de Sebastian, que la entregó en un ultimo estertor final. Luego fue silencio.

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