martes, 23 de febrero de 2021

AMIGOS..., cont.

 

Empezaba a colarse la primera luz del alba por la ventana y Sebastian abrió primero un ojo y luego el otro. Se hizo cargo de donde estaba, miró a Mario durmiendo a su lado y de un salto, desnudo como estaba salió de la cama. Mario se desperezó en ese momento y miró a Sebastian con cara de extrañeza.

- Ni se te ocurra abrir la boca, ni ahora ni nunca - se detuvo mirando a Mario que tenía cara de absoluta sorpresa, con el dedo indice levantado muy tieso en actitud tanto admonitoria como intimidatoria - el maricón eres tú, no yo, estás advertido.

- Bien, no tenía yo intención de nada, pero vamos - Mario contestaba muy relajado - que el que ha pasado por la piedra de dos tios en un solo día has sido tú, no yo, que eres el unico, y creo que el ultimo, que se ha encamado conmigo. Ah, y te recuerdo que hemos dormido juntos. Quizá algún día te des cuenta de todo lo hombre que eres y le digas a Isabel que pasó aquí anoche.

- A mi novia ni la nombres - dio un paso hacia la cama de Mario de forma amenazante - esto no ha pasado.

Mario no perdió la compostura. Dibujo una sonrisa sarcastica y muy intencionadamente clavo su mirada en los genitales de su compañero, enarcando las cejas y haciendo un mohin de agrado con los labios.

- Asi, no tan tiesa, esta también muy bonita. ¿Sabes? me duele el culo, que no se como voy a poder cagar hoy, pero me da igual, es un dolor que ojala sientas algun día, es de lo mas estimulante. Hago intención de  contraer el esfinter y la sensación es  como si aun la tuviese dentro, realmente adictivo. Aunque ya sabes que te dije anoche que si me dabas tus labios, mi culo sería tuyo. Y no sufras, nadie va a saber nada si tu no se lo dices.

Y sonó el movil de Sebastian. Se quedó como una imagen congelada, sin saber que hacer. Instintivamente se llevó las manos a sus partes mirando el telefono.

- ¡Hostias! es Isabel - estaba bloqueado. La mala conciencia no le dejaba decidir como hablar con su novia.

- Pero, tío, reacciona - le increpó Mario - ¿es un videochat? no, ¿verdad? pues descuelga joder que pareces tonto.

- Hola cariño - puso una voz absurdamente almibarada, tanto que su novia se dio cuenta - no, no, nada, es que me acababa de levantar y me ha pillado en el baño, ¿eh?  Nooo, ¿que dices, aqui, quien va a haber? que no joder, Isabel, mira, habla con Mario, el te lo dirá - Mario puso cara de incredulidad señalandose a si mismo con el dedo - de verdad, luego si quieres se lo preguntas - claro, claro, en diez minutos estoy abajo y desayunamos juntos. Hasta ahora. Espera que Mario quiere hablar contigo - miró a Mario frunciendo la cejas como preguntandole.

- Isabel, tu novio ha estado aqui toda la noche, como tu estabas con tu abuela, el se quedó aquí, estuvimos hablando hasta tarde - Mario guiñaba un ojo y hacia el signo del ok a su amigo - si, tu sabes hablando de cosas de tios. Si se está vistiendo, ya baja. Venga Isabel un beso, hasta otro día.

- ¿Se lo vas a decir? - Mario estaba envalentonado, hasta él mismo se sorprendía de su atrevimiento y de la sonrisa de satisfacción que se daba cuenta que tenía en su cara.

- Callate, maricón. No tengo tiempo de zurrarte, pero verás luego. Muchas gracias por el cable, eh tío.

Mario no pudo por menos que soltar una carcajada siendole imposible cohibir la risa  contagiosa que le invadió - ¿Me das un besito? - Sebastian lo intentó pero no pudo deshacer la sonrisa franca que le apareció mientras daba media vuelta y salía. Si, esta versión de Mario era nueva y le hacía gracia, pero no quería que se la hiciese.

Mario se tumbó todo lo largo que era en su cama sin dejar de sonreir. Se llevo la mano a sus huevos, que estaban relajados y se los acaricio y luego avanzó hasta tocarse el ano. Suponía que se lo encontraría abierto pero se llevó la decepción al encontrarselo cerrado hermeticamente, como siempre.

- ¿Y para esto he pasado yo el quinario? - se escuchó a si mismo decir en voz alta e inmediatamente intentó contraer el ano y el dolor se restableció, entrecerró los ojos y emitió una onomatopeya de satisfacción - veremos si hay una segunda o una tercera vez - volvió a decir en voz baja al tiempo que se dirigía al baño por una ducha fría. 

- ¡Espabila! Sebastian, estas ido. ¿Estás aqui? - le dijo mientras le chascaba los dedos delante de las narices - se te va a enfriar el café y el pan no has hecho mas que mosdisquearlo. De verdad, ¿donde estuviste ayer por la noche? 

- Llegan los finales, estoy agobiado, si apruebo tengo el proyecto por delante y todo se me amontona. Perdona de verdad. A ver si me centro. Precisamente de eso estuvimos hablando anoche con Mario. El tio con eso de que está con la filosofia lo templa todo y tranquiliza. ¿Lo de tu abuela va a ser para largo?

- No, yo no puedo siempre y mis padres con el trabajo. Ya hay contratada una residencia, creo que a primero de mes ingresa. ¿Quedamos esta noche, verdad? Necesito sentirte cerca, tu calor, tu fuerza.

- No sigas que se me sale de la bragueta.

- Vamos al hostal de siempre, ¿no? - le preguntó ansiosa Isabel.

- Donde si no, ya nos conocen. Ahora llamo.

Mario no podía quitarse de la cabeza el sexo con Sebastian. De vez en cuando tenía que apretar el culo para provocarse el dolor y convencerse de que no fue un sueño. El no se habia propuesto nada, ni tan siquiera estaba muy seguro de que le gustasen los hombres y no las mujeres y de pronto se rodean las cosas y la primera experiencia homoerotica que tiene es con un straight, un hetero. Porque Sebastian tenía novia, follaba con ella y cuando no la tenía a mano buscaba otra mujer rapidamente donde calzarla. Si no hubiese tocado carne donde el pensaba que tendría que haber humedad habría acabado sodomizando a la shemale que le encandiló, él se habría follado a un tío aunque en su cabeza sería mujer y nada de esto hubiera sucedido. Todo esta en la cabeza y en la negociación. ¡Joder! Sebastian se había metido su polla en la boca y no tuvo ningún acceso de asco o locura, y con su culo disfrutó como parecía que nunca había disfrutado, y anda que no metió lengua intentando anudar una y otra. ¡Hostia! disfrutó por lo menos lo mismo que él y sin embargo le insultaba llamadole Maricón. ¿Porque no se lo aplicaba a él, que disculpa se adjudicaría? Se lo tendría que preguntar.

En estas meditaciones estaba y se sorprendió con los ojos cerrados rememorando los abrazos y los besos con los que se premiaron los dos y al tiempo se acariciaba su pene duro como el pedernal

- ¡Ay, dios! Quiero repetirlo.

Sebastian miraba a Isabel con esa mirada interrogativa del culpable que se pregunta ¿dejo que me descubran o acabo con la incertidumbre y confieso? No podía tomar nada, si acaso algún sorbo de café, pero el vacio que tenía en la boca del estomago no le dejaba tragar nada solido. A pesar de todo intentaba mantener el tipo y lo fiaba todo a que un buen polvo esa noche en el hostal, como él sabía hacerlo lo solucionaría todo, Isabel se quedaría satisfecha como cada vez y él se olvidaría del incidente de Mario. Él creía que lo olvidaría, mientras que no le confesase que aquel primer apretón de manos electrico fue en realidad el origen de sus problemas. ¿Que mierdas tenía ese crio, cuatro o cinco años menor que él para haberle provocado tal seismo?
Con Isabel habia dejado de visitar, de vez en cuando, paginas de "heteros curiosos" y después de dos años aquello suponía que estaba mas que olvidado, pero desde que Mario llegó a su cuarto había hecho dos o tres incursiones  y alguna no para ver paginas ftm sino páginas de heteros curiosos sodomizando otros supuestos heteros curiosos. Con las paginas ftm se sentia a salvo, si, cara de tío, cuerpo de tio, sin tetas, una objeción soslayable, pero con coño y eso desactivaba cualquier espoleta de comportamiento gay, él veía y deseaba meterla en un coño como aquellos, no era un culo, que su aspecto fuera de tío era problema de ellas. Metersela en el culo a Mario le destrozó todos los esquemas, era un tío, era además la primera vez y era un culo. Aquel polvo tan increible seguro que le iba a dar dolores de cabeza.

- Voy a salir Marco, con Isabel. No vendré a dormir, he reservado habitación en un hostal. Esta noche voy a echar un polvo de verdad.

- Ah, es que lo de anoche fue de mentira. Yo me imaginé que me la chupabas y que luego me desvirgabas y después nos quedabamos dormidos los dos abrazados en mi cama. Todo eso es de mentira. Despierta, Sebastian, ¿que fuese ocasional y fruto de una serie de consecuencias? Vale, pero no te confundas. Sucedió. Quieras o no te olerá la polla a culo de tío decadas.

- Quiero decir... - intentó contemporizar

- Se lo que quieres decir, aprobé lógica - cortó muy serio Mario, al que ya le estaba molestando que le ningunease - y díselo a Isabel cuanto antes si no quieres que te explote el petardo en la cara cuando menos lo necesites.

- Bueno, venga, hasta mañana, coñazo.

Miéntras iba a recoger a Isabel y pensaba en otros encuentros similares se empalmó y le entraron ganas de aliviarse en ese momento. Sabía que no lo iba a hacer y se frotaba las manos con el polvo que iba a echar con su novia.

Recogió a Isabel y lo primero que hizo fue cogerle la mano y llevarsela a la bragueta.

- Dura como el diamante. Vamos a estar follando sin parar toda la noche y si quieres por el culo también.

- Ah, ¿ya la has metido por ahí alguna vez? Hasta ahora nunca me lo habias propuesto y mira que a mi se me ha ocurrido, pero me daba apuro pedirtelo. Repito, ¿tu has dado por el culo a alguien?

- No, no, era solo una ocurrencia fruto de lo caliente que estoy - y automaticamente sintió con terror que perdía la erección. Se le coló la imagen en su memoria de él corriendose dentro de Mario y él casi descoyuntandose el cuello para hacer coincidir orgasmo con beso pasional. Se le instaló el vertigo en la boca del estomago como por la mañana en el desayuno y constató que el pene se le perdia entre los pliegues del escroto.

- ¿Que te ha pasado, que he dicho? Te has puesto palido y has perdido el habla.

- A mi nada - intentaba aparentar aplomo pero a Isabel no se le pasó el apenas perceptible temblor que no podía contener en su aparente tranquilidad. No quiso hurgar mas la herida, que la había, a una mujer no se le pasa una cosa así por lo alto, y al fin llegaron al hostal.

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