martes, 23 de enero de 2024

AMISTADES

 

- ¿Me acompañas a ver a un amigo? - José echó la mano al hombro de Jimmy, su nieto.
- Claro. Un compañero de trabajo o qué.
- Un chaval al que quiero mucho.
- ¿De qué le conoces?
- Es largo de contar. Venga, vamos.

Hacía ya dos largos meses que había fallecido Laura, la esposa de José. Toda la familia le había arropado aunque él, hierático, no paraba de repetir: "No pasa nada, joder, solo que no la veo, pero ella está aquí cuando hace falta y está tranquila porque por fin me ha entendido, algo que vosotros no terminábais de comprender. Decíais, 'abuelo, después de treinta y siete años tiene que estar al cabo de la calle' pues no señor.

- La abuela no parece que estuviese muy entusiasmada con tus amigos - y remató la frase con un codazo de complicidad Jimmy.
- Aquella vez que estuve fuera de casa cuatro días, porque ella me echó, que conste, lo pasé con otro buen amigo, Domingo, que ella finalmente conoció y no dejaba pasar la ocasión de juzgarlo. Pero, no, éste es Juan. Tú abuela nunca lo conoció porque yo nunca quise que le conociera. Yo quise a tu abuela mucho, Jimmy, pero ella nunca entendió mi forma de amar.
- ¿Te echó? ¡Abuelo! ¿que hiciste, le pusiste los cuernos?
- Ya te he dicho que ella nunca entendió mi forma de amarla. Siempre le fui fiel en mi corazón. Solo fue sexo. Siempre fui muy caliente. Mi abuelo no podía vivir sin ir de putas, mi padre tuvo amantes allá por donde iba, pero nunca renunciaron a sus mujeres. Sencillamente necesitaban más sexo del que sus mujeres les daban y entonces sexo constante era sinónimo de hijos abundantes. Mi abuela tuvo solo tres y diecisiete abortos, porque mi abuelo era sifilítico y la preñaba y la sífilis le hacía abortar. Mi padre tuvo amantes y no sé si hijos por ahí. Mi madre, tu abuela, no tuvo abortos, quizá...
- ¿Quizá, qué?
- Quizá mi padre tuvo amantes que no podían darle hijos.
- Que casualidad que todas las mujeres con las que follasen fuesen estériles. Y en su época no había métodos.
- Yo no he dicho en ningún momento que fuesen mujeres sus amantes. Eso lo has deducido tú, pero, vuelvo a repetir, quizá...
- Que tu padre era maricón, estás queriendo decir.
- Que estrechez de miras. Que necesidad de etiquetarlo todo. Mi padre tuvo diez hijos, que yo sepa. Si tuvo amantes masculinos, ¿era maricón cuando estaba con ellos únicamente o incluso cuando hacía hijos a tu abuela?
- Si se acostaba con tíos, abuelo, es que era maricón.
- Y, ¿entonces como se las apañaba para tener sexo con tu abuela? Porque comprendo que una vez, o dos estuviese tan salido que empalmase con su mujer, pero ¿tantas veces como para tener diez hijos?
- No sé, tomaría algo...
Jimmy seguía a José con la cabeza gacha, cariacontecido por como se había producido hablando del bisabuelo. Se le vino a la memoria la imagen de Carmen, su compañera de siempre enardecida con él y cómo cada vez que intentaba ponerse el condón se le bajaba y no podía penetrarla. Ella se le restregaba enfurecida pero su cuerpo no pasaba de una erección blanda, no cómo cuando Tomás, su hermano mayor, se peleaba en broma con él, los dos en calzoncillos y él en alguna ocasión se corrió sin querer con su contacto. Lo ocurrido con trece años en los váteres del instituto no contaba, estaban de fiesta y habían bebido y fumado y cuando Rubén le dijo que le acompañase no se imaginaba que fuese a suceder aquello, que dolió pero no fue para tanto. Se había planteado en alguna ocasión si el sería un raro de esos y lo había desechado diciendo: "¿Con mi hermano, o borracho? que va, con un hermano ni pensarlo y estando sobrio desde luego que no. Y no me ha pasado con nadie más" Por eso le daban rabia los maricones, de alguna forma temía ser uno de ellos.
- Venga, chaval, no te cabrees, ahora cuando conozcas a Juan, vamos a pasar un rato agradable. ¿Tú sabes que antes de casarme con tu abuela, me follé a la novia de un amigo y creo que la preñé?
- Vaya, muy amigo no sería, abuelo cuando te beneficiaste a su novia. Y, ¿la preñaste o no?
- Nunca lo supe, solo se que un día vinieron a buscarme a mi casa su novio y un hermano y mi madre los despachó con que me había ido a estudiar al extranjero. Después no supe nada más. Lo de la preñez fue un comentario que escuché a otra gente al mes o así: "Oye sabes que a la Emilia la han preñao y no ha sido el novio" por eso digo que creo.
- ¡No estás hecho tú un sinvergüenza!
- No lo sabes muy bien - señaló a mitad de calle un coche - mira, está su coche, lo que quiere decir que él está.
Llegaron a la cancela del número dieciocho de la calle. Una puerta de reja tupida que daba paso a un mínimo jardincillo de entrada. Muy pulcro, muy limpio. José abrió la puerta e invitó a su nieto a entrar. Volvió a cerrar y en ese momento se abrió la puerta de la casa y apareció Juan con un hombretón grande con barba negra con un casco de moto en la mano despidiendose de Juan.
- Ah, José, mira este es Ricardo - se tendieron la mano y Ricardo se despidió de Juan sin más con un "nos hablamos" ya se iba. Pasar, me iba a preparar para ir al gimnasio.
- Juan, mi nieto Jimmy. Jimmy, este es mi buen amigo Juan - y sin más José estampó un beso en los labios a Juan.
Juan se separó de José con su franca sonrisa de siempre, miró con su azul intenso a José, luego a Jimmy y otra vez a José. Entonces sin perder la sonrisa nunca, pellizco un pezón de José, luego el otro e inmediatamente bajó con la mano libre a la bragueta para comprobar la solidez de su dotación. Jimmy tenía la boca abierta, la cara conmocionada de sorpresa, quería hablar pero no le salía nada. Los miraba alternativamente a uno y a otro en actitud interrogativa sin saber bien si caerse de culo o salir corriendo. Finalmente su abuelo muy coloquial y libre le habló.
- Te dije hijo que era MUY amigo.
- Nos conocemos y... - carraspeó y miró a José antes de continuar como pidiendo permiso, que José dió con un leve movimiento de cabeza - follamos de hace, ¿más de tres décadas?
- Veintiocho años para ser exactos Juan. Acuérdate que estuve rondandote tres veranos antes de que me trajeras aquí y me echases el polvo que me conquistó. Si computas esos tres años en los que nos comíamos, yo más que tú, con la mirada cada verano, si, serían treinta y uno.
- Entonces, abuelo, ¿a ti te han partido el culo?
- Como a tí, Jimmy, como a ti. A ti te lo partieron en los váteres del instituto con trece años, a mí en mi colegio con nueve.
- Pero, pero - el chico estaba en shock - ¿tú cómo lo sabes? Entonces, ¿eres maricón? Perdón, me estoy cagando, esto es todo muy raro ¿donde está el cuarto de baño?
- Si quieres llamarlo así - miró a Juan con gesto de inconveniencia - si, como tú, como nosotros. El váter, al fondo del pasillo a la izquierda, no tiene pérdida. ¡Ah! - soltó una carcajada - no te pajees.
Al poco, regresó abrochándose el jean, muy desconcertado.
- Pero tú ¿cómo sabes lo del váter?
- Fue Rubén, ¿no? Mira Jimmy, siempre me han gustado los twinks y a Rubén le va la gente más madura. Hemos follado con ese chaval muchas veces, ¿verdad Juan? lo hemos usado de todas formas posibles y él ha disfrutado como una perra 
- Como lo que es - apostilló Juan.
- Hace días, mientras le hacíamos una doble nos dijo que teníamos que follarnos a un chaval que fue al insti con él que se llamaba Jimmy. Yo le dije que sería Jaime y nos dijo que era Jimmy para todo el mundo, familia incluida. Supe que eras tú. ¿Porqué crees que te he traído? Además Rubén tiene que estar a punto de caer. Juan, ya había quedado con él.
- Pero..., ¿como le conocisteis? Rubén siempre estaba rodeado de chicas. Todos le envidiabamos por su desparpajo y jeta para abordar a cualquiera y llevársela al huerto, es imposible que sea maricón.
- Tú mismo lo vas a ver. En cuanto llegue, como es nuestro puppy le vamos a decir que te coma el culo y verás porqué eso de que se lleva a cualquiera al huerto no es verdad. Él hará el paripé y luego engañará pero de que se beneficia a toda la que quiere nada. Se lo benefician a él - tocó el timbre - ahí está - Juan abrió la puerta.
- Pasa Rubén, maricón - Juan le dió una bofetada no muy fuerte - has tardado mucho, que sea la ultima vez. Mira, aquí hay una perra que tú conoces muy bien.
Rubén en cuanto Juan le abofeteó al entrar adoptó una postura sumisa poniéndose a cuatro patas y lamiendole los pies. Alzó la cabeza y en cuanto reconoció a Jimmy de un salto se puso en pie.
- ¿Y este que hace aquí, Máster? - preguntó a Juan entre extrañado y alarmado.
- Venga, perra, desnudate ya y deja de preguntar. Es el nieto de mi amigo José. Creo que le conocías ya, ¿no es eso?
- Del instituto, si - hablaba mientras se desnudaba - un chaval muy calladito.
- Al que te follaste hace cinco años en los váteres del instituto - terció José - y hoy ya no podrías hacerlo - tomó del aparador unas manoplas rígidas a modo de zarpas sin uñas y las fijó a sus muñecas - como ya no podrás tocar ni acariciar nada.
Rubén se llevó la manopla a la jaula de castidad absoluta que le había reducido ya el pene al tamaño de un clítoris mediano. Luego se la llevó detrás para notarse el plug.
- Supongo que llevará un plug de profesional - preguntó José a Juan.
- El que yo le mando que lleve cuando viene a verme, con su rabito de perrita pequinesa - y diciéndolo Juan le hizo girarse y quitar la mano para enseñar el rabito escueto que llevaba puesto y que los vaqueros ocultaban a la vista - una auténtica perra.
Jimmy de acercó a Rubén que volvió a adoptar la postura a cuatro patas con la cabeza humillada. Jimmy palpó el rabo de plug, le dió un par de tirones lo que hizo que el chico gimiese. Luego le acarició los testículos dándole un par de palmadas suaves.
- No te cortes chaval - dijo festivo Juan - dale fuerte, le pone cachondisimo, y a mí también - Juan se alejó hasta el aparador del que sacó algo - y más cuando le ponga en los pezones estás pinzas de castigo de verdad. Ves - con una en cada mano y delante de los ojos de Jimmy las accionó para que viese como los dientes afilados de las pinzas engranaban perfectamente - cuando las coloque clavarán los dientes en la delicada piel de sus pezones y se correrá de gusto - clampó una pinza en cada pezón y Rubén se arqueó y gimió una vez más - en unos segundos verás como empieza a babearle lo que sea que le quede ahí dentro de su jaula. Ya está salido a tope. Necesita algo fuerte. Desnudate Jimmy.
Jimmy, desconcertado miro a su abuelo que estaba ya, de forma pausada desnudándose también, como pidiendo permiso.
- Adelante, chico, desnudate. ¿nunca te han comido el culo? pues está perrita de mi amigo Juan te lo va a comer.
- Pero, abuelo - muy cortado - acabo de cagar y no me he lavado y no había toallitas húmedas.
- Mejor que mejor - Juan rascó la cabeza de Rubén como se hace con los perros - ¿verdad guarra? te gustan bien sucios.
Jimmy se desnudó frente a su abuelo que ya exhibía una soberbia erección y se quedó como hipnotizado mirando.
- ¿Te sorprende que empalme así, nieto?
- Me sorprende que parece que estoy viendo mi polla y me sorprende que parece que me va a estallar la mía con todo esto - terminó de desnudarse y se colocó a cuatro patas delante de Rubén que comenzó a chupar con ahínco el ano de Jimmy. Éste cerró los ojos para saborear todo el placer que Rubén le proporcionaba y los abrió de golpe cuando sintió que le estaban comiendo además su polla.
- ¡Abuelo, abuelo! Tú, tú, joder, abuelo me voy a correr.
José se había colocado bajo el cuerpo de su nieto y se había materialmente tragado su verga hasta poder besarle el escroto. Con su garganta masajeaba el capullo sin mostrar indicios de náuseas. Cuando el nieto avisó que se corría se retiró unos centímetros para que eyaculase en la boca y pudiera retener la corrida. Cuando entre gritos Jimmy se corrió José retuvo su leche en la boca.
- ¡Que gusto, joder, que gusto!, esto no está bien, ¡Que gustazo! joder esto es incesto, abuelo, sigue, sigue, tragatelo todo, tragatelo.
- No me lo tragó Jimmy - José se levantó y con un beso largo y tórrido compartió el semen de su nieto con su amigo Juan. Luego Juan se agachó detrás de Rubén le sacó el plug y con la boca le inyectó el semen de Jimmy.
- Ahora podemos hacerle la doble a mi perra José.
Jimmy estaba exhausto tirado en el suelo, pero ver cómo preparaban a Rubén para hacerle la doble le hizo volver a empalmar. No se explicaba cómo se había podido recuperar tan deprisa. Pero ver a los dos carrozas con dos twinks tan jóvenes y gozando además era inaudito. ¡Y con su abuelo! El abuelo era algo así como blandito, mullido, asexuado, existiendo para hacer la vida la cómoda a los nietos y liberarlos un poco de la disciplina paterna. Ver al abuelo, desnudo y comiéndole el rabo con tal maestría, importándole una mierda el incesto, es más con la impresión de que incestuando se añadía un plus de emoción y placer le acababa de abrir a Jimmy todo un mundo de posibilidades que no tenía idea de que pudieran existir. Para rematar Juan en el suelo cabalgandole Rubén que no paraba de decir "Si, follarme los dos" y el abuelo, por detrás del chico, metiéndola por donde ya estaba entrando y saliendo Juan le hizo verlo claro a Jimmy. Se acercó abriendo las piernas y dejando a Juan debajo, hasta donde su abuelo embatía el culo de Rubén y le ofreció, una vez más su rabo, que el abuelo aceptó con placer y obsequió con la segunda colosal corrida a su nieto mientras él mismo se corría dentro del otro chaval. Lo que sucedió después no lo previó. El abuelo enganchó el cuello de su nieto, le atrajo hacia él y le besó profundamente devolviéndole el semen que antes le había sacado. Jimmy intentó rechazarlo pero la presa hecha era demasiado fuerte, y ante su sorpresa notó que volvía a empalmar y entoces en una especie de furia irracional fue él, el que no quiso deshacer el beso de su abuelo.
- Vaya, vaya - sostuvo Juan - que manera de entenderse abuelo y nietecito. ¿Quién entonces va a lamerme la porquería que ha echado la perra por su resto enjaulado mientras le follábamos.
- Yo. Yo lo voy a hacer. Necesito más - Jimmy estaba fuera de si. 
Mientras se afanaba en limpiar el semen escurrido de Rubén sobre la barriga de Juan, sintió que le volvían a comer el culo y se volvió loco del todo.
- ¡Quiero que me folle alguien!
- Yo mismo - Juan le apartó de un empujón - le tomó en brazos como si fuera un muñeco le colocó el ano apuntando a su capullo y lo insertó de golpe.
Jimmy dió un aullido de dolor e intentó desembarazarse, pero el abrazo de Juan era de acero. La tenía bien dentro y el dolor le mareaba. Recordó el dolor que le produjo Rubén la primera vez y esto no tenía comparación.
- Querías que te follase alguien - Juan hablaba en susurró al oído de Jimmy - y ese alguien te ha follado. En un par de minutos cesará el dolor y empezará el placer - lo decía sin parar de bombear despacio el culo del chico que ya lloraba de dolor. Pedía auxilio a su abuelo, pero éste susurraba al otro oído que era todo por su bien.
- Ya estás desvirgado, hijo, verás que bueno cuando yo te folle en casa. Vamos a disfrutar los dos. Tú mi perrita cómo Rubén lo es de Juan. El placer será total cuando lleves castidad siempre y te preste a otros amigos para que te follen. Vas a tener un culo glorioso.
El dolor fue cediendo y Jimmy entregándose a lo inevitable. Notaba que el entrar y salir de Juan en su cuerpo se reflejaba en su capullo y le hacía gozar. De rogar que aquello acabase pasó a pedir que le follase de forma más violenta. Y de repente sintió que se corría por tercera vez pero de una forma lenta, prolongada y muy, muy placentera. Lo dijo y Juan le contestó.
- Y ahora, yo me corro contigo - tal como se lo decía al oído con la voz ronca de lujuria dió dos golpes fuertes de cadera y se vació dentro del chico.
Se quedaron unos segundos los dos unidos, abrazados hasta que la verga de Juan se salió y el culo de Jimmy comenzó a gotear semen teñido, algo oscuro. Rubén que lo observaba todo a cuatro patas acercó su boca al año de Jimmy y consumió con delectación lo que destilaba.
- Buena perra - dijo Juan mientras acariciaba la cabeza de Rubén.

- ¿Que te ha parecido?
Caminaban despacio disfrutando de la temperatura primaveral predictora de un cálido verano. Jimmy paseaba con la cabeza baja y las manos en los bolsillos. Su abuelo le llevaba por donde siempre le gustó, por la nuca abarcandole el cuello con su manaza, dándole un calor agradable. De vez en cuando le soltaba la presa y con la flexura del brazo le abrazaba el cuello, le atraía hacia él y le besaba la cabeza.
- Abuelo.
- Dime nieto.
- ¿De verdad me vas a colocar una jaula en el rabo como la que llevaba Rubén?
- Te he preguntado por tu opinión por lo sucedido en casa de Juan.
- Alucinante abuelo. Nunca se me hubiera ocurrido que pudieras mamarmela y que lo hicieras tan bien. Pero, ¿no te entran arcadas cuando te entra tan profundo?
- Ya no. Al principio, vomitaba mucho, babas sobre todo. Me salían hasta por la nariz, pero un tipo me dijo que cuando me lavara los dientes me llegará hasta dentro hasta que me acostumbrara y anulará ese reflejo del vómito. Todos los días, durante casi dos meses hasta que desapareció. Ahora me entra lo que sea y solo hay disfrute. Tienes que empezar a hacerlo. Te tengo que meter por esa boquita, la polla hasta los huevos. Vamos a disfrutar mucho los dos. Y ahora, dime, ¿que te ha parecido la pequeña orgía? Otro día si te sientes con fuerza podemos organizarla con más gente.
- Ya te he dicho, Alucinante. He visto porno, no te voy a engañar, pero esto juega en otra liga.
- La patraña esa del incesto, ¿que tal con el tabú?
- Parece mentira que haya estado reprimiendome todo estos años.
- ¿Ya habías deseado algo sexual con alguien de la familia? conmigo, no creo.
- Con Tomás, abuelo. Cada vez que nos peleamos, en broma o en serio, si hay contacto piel a piel durante un rato, me empalmo. A veces provocó yo la pelea solo por estar tan cerca y sentir la tirantez en la entrepierna. Alguna vez, con mucha culpa me he pajeado después pensando en el lance y el placer experimentado era parecido al que he sentido con Juan cuando me la ha metido por el culo. Un gustazo. Una vez  también me  corri solo con su contacto, me dió la impresión de que él se daba cuenta. Me dijo que si me había meado de miedo cuando notó la humedad del calzoncillo. Es tres años mayor que yo y sabrá distinguir una meada de una corrida. Además me dijo sin cabreó ni nada que me quitase el calzoncillo y lo echara a lavar disimulado con otra ropa para que la muchacha  no lo viera. Le pregunté que porqué y se limitó a decirme, a ordenarme que lo hiciera. La verdad es que desde aquel día procuraba evitar las peleas y si teníamos alguna intentaba que fuesen escaramuzas muy cortas.
- Mmm, voy a tener que echarle un tiento a tu hermano. Si se da cuenta que te corres al contactar cuerpo a cuerpo lo lógico es que se encrespe.
- ¿Que edad tenías cuando te corriste con él?
- Quince. Hacía dos años de lo de Rubén y cuando me corrí pensé que Rubén me debió meter algo más que el rabo.
- Él dieciocho, edad más que suficiente para darse cuenta perfecta de qué te gustaba su roce. ¿Tomás tiene novia, no? Ahora tiene que tener de veintiuno a veintidós.
- Ya ha cumplido los veintidós. Está en tercero de carrera.
- Rubén te metió el rabo, nada más y te abrió un mundo entero de posibilidades que solo tenías que explorar, si tenías arrojo. Por lo que ha sucedido en casa de Juan, veo que lo tenías. Ya no tienes que tener miedo al dolor. Tienes el culo preparado para lo que quieras, por ejemplo para que te folle Tomás - le echó mano a la bragueta sin disimulo - y pensar en ello te pone duro, maricón. En lo que respecta a eso  enseguida vamos a saber algo más de tu hermano. Déjamelo a mi. O mucho me equivoco o en menos de una semana Tomás te ha preñado y yo le he comido el rabo. Al tiempo.
- Uff, abuelo, quien quiera que sea que te oiga, ya se me hace el culo agua. Aunque de momento lo aprieto y me duele, pero es un dolor muy excitante.
Abuelo y nieto rieron con ganas. Jimmy ya quería a su abuelo, por serlo, ahora lo quería con conocimiento de causa. José quería mucho a su nieto Jimmy y ahora además les respetaba por su coraje en aceptar y manejar lo que la vida le deparaba.

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