lunes, 23 de abril de 2018

BUDDIES

Una tarde de domigo más. Daba igual que se tuviesen ocho años y se languideciese de aburrimiento con el horizonte del colegio al dia siguiente o que se tuviesen treinta años y con tu novia de veinticuatro al lado.
Desde que la conocí, hacia ya dos años, no quise cometer el mismo error que cuando con veinte años tuve mi primera novia y me callé el pequeño detalle de que no me importaba, es más, agradecía, una sesión de bud-sex. No me pareció reseñable hablarle de ello ya que en esas sesiones, el sexo era sexo y punto. Cero implicación emocional. Era muy excitante averiguar el momento de la eyaculación en medio de una felación para evitar tener que tragarse el semen; ya se sabe que es una de las mentiras mas extendida: "sigue, sigue, que yo te aviso cuando me venga"
Igual de excitante que intentar engañar al que en ese momento te hace la mamada a ti. Parecía mentira pero al salir de uno de estos encuentros anonimos, tenía más ganas de hacerlo con mi novia, se alargaba más el encuentro.
El caso es que aquella primera novia, recién venido de uno de esos encuentros, no pudo evitar olerme en la polla un perfume a tabaco y madera irremediablemente masculino, que ella sabía que no era mío. Y allí se acabó.
Por eso cuando me arregle con Isabel tras el primer y maravilloso polvo acariciadola le dije que, de alguna forma, necesitaba de vez en cuando un encuentro "raw" que era un sexo físico, sin alma. Se me quedó  mirando fijamente y supe la respuesta..., pero me equivoqué. "Me gustaría ver como te folla un tío"
Me dejo mas sonado que un boxeador de tercera en un combate amañado.
Balbuceando, completamente descolocado, le dije (y encima avergonzandome de ello) que nunca nadie me había taladrado, ni mi polla había olido a mierda nunca. Yo mismo me sorprendí disculpandome por no haber sido dado por culo ni siquiera imaginármelo. No sabía si le mentía con la suficiente convincencia. No se porqué no le dije la verdad desde el primer momento.
Empezó a acariciarme las bolsas con mucha parsimonia y con delicadeza se fue acercando con sus dedos al ano. Me lo acarició insinuando levemente la yema del dedo y con voz mimosa me dijo: "Yo no quiero que te hagas novio del tio que te folle; bud-sex, cariño. ¿No vas a hacer eso por mí?"
Me dejo la mente en blanco con sensación de vacío en la boca del estomago y yo la dejé en la cama y me fui a la ducha mientras escuchaba a mi espalda "piensatelo, cariño, que más da que te la metan por la boca o por el culo y además me pondría a mil que me comieses mientras te sodomizan". Me empalmé solo de imaginarlo.
Salí de la ducha secandome la cabeza e Isabel se masturbaba voluptuosamente en la cama. Le dije que si no había tenido suficiente y me contestó levantando las piernas y acariciandose el ano.
"¿No quieres probar Juanito? Si yo lo aguanto, porque no tú"
He de confesar que sentí como si crestease por el K2, pero imaginar su ano perforado por mi verga hizo que tuviese una erección explosiva. Siempre estuvo entre mis fantasias mas prohibidas penetrar a una tía por el ojal, ahora se me presentaba la oportunidad. Ella al ver la respuesta casi automática a su petición me animó abriendo bien las piernas y separandose las nalgas. Tiré la toalla y me abalancé a la cama, ella se ensalivó el ano y me animó. Escuché su gemido de a medias dolor y placer y el rictus de dolor/placer de su cara hizo que la penetrase de un  golpe de cadera y me corriese instantáneamente.
Al tiempo lo hacía ella escuchando mi grito animal. Cuando detuvo el jadeo, apostilló "Cabrón, podías haber tenido más cuidado, me has destrozado el culo, o la tienes más grande de lo que yo creía o hacia ya tiempo que no me daban por detrás"
Si antes estaba descolocado, ahora ya no sabía que pensar. Con cara de carajote recién zumbado le interrogué con la mirada.
Soy gemela con Fernando, ya sabes, y los dos calentitos. Habría estado fatal que me hubiese preñado de mi hermano. A los catorce fue la primera vez. La verdad es que fue muy considerado, le echó tiempo y fue muy placentero. Nos queremos mucho. Desde hace un año que se echó novia no tenemos relacion carnal. No se si a su novia la sodomiza. Lo cierto es que yo ya lo echaba de menos.
"Yo no lo he echado de menos nunca y lo siento por ti, pero, no se si podré". Mentí una vez más.

Aquella aburrida tarde de domingo con Isabel en casa, tumbados cada uno en un sofá y viendo una soporifera pelicula, recordaba aquella toma de conciencia. Habían pasado dos años y podía estar tranquilo en cuanto a mi retaguardia; la tenía perfectamente preparada para cualquier contingencia.

Quedamos tendidos los dos, desnudos en la cama. Isabel encendió un cigarrillo. Se lo recriminé y por toda respuesta me preguntó: "Y como fue esa primera vez de bud-sex". Me quedé pensando. Me vino a la memoria el cuerpo desnudo de Isaac en la ducha de los vestuarios del campo de rugby.
Cuanto entré en Arquitectura me preguntaron si quería probar en el rugby. Me pareció bien y comencé.
Hice amigos y empezamos a salir los fines de semana. Copas, jugar al penultimo, tablones de campeonato y un día amanecí en la cama de Isaac. Me iba a reventar la cabeza y a tientas me fui a la ducha. Me dejé llevar por la molicie del agua caliente acariciandome el cuerpo. Al frotarme el pubis noté con sorpresa que tenia semen seco entre los enmarañados vellos. Me salí de la ducha sin secarme como un miura recién bandirelleado. "¿Que pasó anoche, Isaac?, estoy lleno de lefa seca en los huevos"
Isaac muy tranquilo me contestó que nada, que me había hecho un pajote solo que la mano era la suya, de la misma forma que mi mano le había hecho una paja en su polla. Me dejó sin palabras. A duras penas, más que sorprendido en un hilo de voz, sintiendo que el mundo se me hundía bajo mis pies pude afirmar que yo no era maricón y que se había aprovechado de mi borrachera para que le hiciese una paja. No me importaba que él fuese gay, pero conmigo que no jugase. "Fuiste tú, Juan, es más, te empeñaste en chuparmela y no te dejé porque sabía que esto iba a pasar"
Quiso quitarle hierro al asunto, se acercó a mi, me echó el brazo al hombro y me dijo que no me agobiase, que una gayola era una gayola con tu mano o con otra y que lo olvidase, aunque si es cierto, dijo, que con otra mano es diferente, y si no me lo creía, que me la pelase con la izquierda. "Y venga vistete, que nos perdemos resistencia de materiales" zanjó así el incidente y no volvió a hablar de ello hasta dos meses después que en la ducha de los vestuarios, se acercó a mi cabina super empalmado y me pidió una mano amiga, y lo hice. Acabó rapido  me preguntó si yo necesitaba una mano, le negué con la cabeza, balbuceando: "ya sabes que no soy maricón" a lo que con un gesto de la boca me dijo: "ni yo, tu mismo". Se fue a terminar de duchar, yo terminé también, me vestí al tiempo que lo hacía él  y me dijo que si le acompañaba con los colegas a tomar unas birras. Me disculpé y pase el resto de la tarde rumiando en mi cuarto lo que acababa de suceder en las duchas.
Al día siguiente dispuesto a despejar todas las dudas que se me amontonaban me planté en el cuarto de la residencia de Isaac y sin mas preambulos y muy nervioso
casi que le grité: "vengo a, a, a que me hagas una paja". Se hartó de reir por mi apuro y despues me dijo sin ningún corte que me la sacase. Ante su naturalidad no supe como reaccionar; nunca barajé esa posibilidad, imaginé que me echaría de su habitación con cajas destempladas y ahí habría acabado todo. "Venga, tío echate en la cama y sacatela, que tengo mucho que estudiar" Se levantó muy resuelto, me empujó sobre la cama, me hurgó en la bragueta y me la sacó. "Joder, Juan, que clase de ayuda necesitas ¿y el empalme, tío? Le dije que estaba nervioso y soltandomela se levantó sonriendo: "querías probar, ¿no?" Me recompuse la ropa, me disculpé disponiendome a marchar y me agarró del brazo. Se me acercó a la cara más de lo que sería recomendable y temí que fuese a besarme. Fue todo rapido: "mira, tío, ni voy a besarte ni soy maricón ni tu lo eres, pero esto tampoco es un juego. Si necesitas una mano, en mi la tendrás. Como si la cosa se pone cruda y necesitas mi culo o la boca, pero nada más que eso. Sexo por sexo. Placer mutuo o no, orgasmo y fuera, los besos y las caricias son para mi novia. Te repito no soy marica y ya se ahora que tú tampoco. Y anda, largate, que tengo que estudiar".
Ese fin de curso, celebrabamos las notas, alguna matricula, sobres, notas y algún aprobado y a partir la pana esa noche. Isaac iba con una novieta medio formalizada, cada uno del equipo con una chica y yo con una compañera de curso, que hacía que fuese envidiado por muchos compañeros. Era una autentico modelo, bellisima y un cuerpazo de vertigo.
Estuvimos en diferentes sitios, nos calentamos más de lo que hubieramos deseado y a eso de las seis de la mañana las niñas dijeron basta. Isaac y yo las llevamos en su coche a sus casas y después cuando estaba llevandome a casa de repente aparcó el coche; me encaró con ojillos chispeantes: "Ahora entiendes lo que es de verdad un buddy. Yo necesito por lo menos una mano, ¿y tú? supongo que una mano también se te queda corta. ¿Vamos a mi cuarto?"
Yo hacía una hora que la erección me resultaba ya molesta, toda la noche rozandome con Sandra, pensando en que al final rematariamos, aunque fuese en los servicios, o el coche y el jarro de agua fría final. Necesitaba desahogarme, me dolían los huevos y la garganta se me acababa de secar definitivamente. Sin poder articular palabra le clavé los ojos en los suyos y con el corazón a doscientos pude balbucear: "que sea lo que tenga que ser; vamos". Isaac me dió una palmada en el muslo con fuerza: "Si, joder, sabía que podía contar contigo"
Arrancó y pisó el acelerador rumbo a la residencia.

                                                                       ... to be continued

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