viernes, 13 de noviembre de 2015

ADICCIÓN


Tras las sombras alargadas del peligro
Emboscado en la locura de encontrar,
Escoltado por impasibles gigantes mudos,
Cobijado en la vergüenza de la noche,
Aventando los olores que te embriaguen,
Los sabores que mareen de imaginar.
Chorreando de los labios pegajosos,
Bajo el embrujo de una luna descastada
Que ilumina los senderos del horror,
Acuchillado de plata entre espinos,
Torpe tropiezas, ciego, palpando el deseo,
Frustrado como una gata mallando en Febrero,
Estremecido en la noche heladora,
Ansiando un fantasma sin alma, enloquecido,
Un espectro, verdugo de tus anhelos.

Viento afilado como sables que te hienden
Buscas puñales ardientes que te desgarren,
Sueñas con ser piel sin alma, cuerpo vil;
Y despiertas mancillado, enfebrecido.
Pesadillas de vacío, infinito, sin fondo, estéril,
Monstruos de carne podrida por alma,
Pero solo codicias el alba que traiga oscuridad,
Cada noche robas un trozo al cuerpo
Lo inmolas en el ara salaz del placer,
Despiertas cada día muerto,
La boca amarga
El gesto yerto…
…, Y vuelves cada noche.
Otros duendes, visiones viscosas frías,
Que ya no saben llorar, solo imploran piel,
Otra amarga piel desventurada y alegre,
Roce que de calor, que incendie la conciencia
Saberse vivo, convencerse de no estar muerto
Esplendorosos cadáveres desnudos de bien
Despavoridos hombres con mascara,
Ufanos trozos de historia mintiéndole al sol
Tristes amanecidas de soledad
Otro día, otra condena.